[Gutenberg 45183] • Diario de un viage a Salinas Grandes, en los campos del sud de Buenos Aires
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- Authors
- García, Pedro Andrés
- Publisher
- Transcript
- Tags
- buenos aires (argentina : province) -- description and travel
- Date
- 2014-07-17T00:00:00+00:00
- Size
- 0.12 MB
- Lang
- es
Diario de un viage a Salinas Grandes, en los campos del sud de Buenos Aires by Pedro Andrés García
Las pampas de Buenos Aires tuvieron en otros tiempos sus caravanas y romerias: no para visitar mosqueas, ni para hacer expiaciones, sino para empresas lucrativas, que llenaban las arcas del erario y suplian las necesidades públicas. Su objeto era proveer de sal á la poblacion, extrayéndola de una gran laguna que yace al sud, en un parage que estaba entonces en poder de los indios. Los vireyes, que dirigian estas operaciones, tenian que solicitar de los caciques el permiso de introducirse en su territorio, ofreciéndoles algun regalo para amansarlos.
Estas negociaciones, que se renovaban cada año, eran una de las tareas mas ingratas del gobierno de Buenos Aires; cuya autoridad desconocian y ajaban esos indómitos moradores del desierto. Pero el Cabildo, que contaba entre sus recursos el producto de la venta exclusiva de la sal, se empeñaba en que no se desistiese de esta faena, à lo que condescendia el gobierno por la oportunidad que le procuraba de observar à los indios y de explorar su territorio.
Cuando se acercaba la época de estos viages, que solian emprenderse al principiar el verano, se avisaba por bando el dia de la salida y el punto de reunion para los que querian acompañarla. Este anuncio ponia en movimiento à la campaña, cuyos habitantes concurrian gustosos con sus carros y peones, no solo por su utilidad sino para procurarse una diversion. Estas expediciones ofrecian un espectàculo imponente, por el òrden con que un numeroso convoy de carruages y ginetes desfilaba en aquellas vastas soledades, que se animaban con su presencia.
La que se efectuò en 1778, en tiempo del virey Vertiz, constaba de 600 carretas, aperadas con 12,000 bueyes y 2,600 caballos, y asistidas por cerca de 1,000 hombres, bajo la escolta de 400 soldados al mando de un Maestre de Campo. Este aparato de fuerza era el mejor arbitrio para contener á los indios, naturalmente inclinados à los acometimientos y al robo: y la falta de medios de represion expuso al autor del presente diario à grandes peligros, de que solo pudo librarle su entereza.
La perplexidad que debia inspirarle lo azaroso de su posicion, y la especie de sitio en que lo tenian los indios, no le impidieron de someter à una diligente investigacion sus costumbres salvages, y el hermoso pais que habitaban: de todo habla con acierto, y estos detalles amenizan la narracion y hacen sumamente interesante su lectura. Las mas pequeñas incidentes de la ruta, todos los pormenores de sus entrevistas con los caciques, estàn relatados con un noble y apreciable candor. La exageracion y la mentira, que comunmente forman el principal caudal de un viagero, no han manchado sus páginas, que à falta de otro mérito, se recomendarian por la verdad con que estàn escritas.