Fuera Del Juego

Fuera Del Juego
Authors
Padilla, Heberto
Publisher
Ediciones Universal
Tags
prose_contemporary
ISBN
9780897298810
Date
1982-01-01T00:00:00+00:00
Size
0.19 MB
Lang
es
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El mismo a�o de su regreso, se convirti� en centro de una pol�mica cultural en las p�ginas de Juventud Rebelde. Sus cr�ticas afloraron en Fuera del juego, que, pese a todo, obtuvo en 1968 el Premio Juli�n del Casal, de la Uni�n de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), dado por un jurado compuesto por los cubanos Manuel D�az Mart�nez, Jos� Lezama Lima y Jos� Z. Tallet, el peruano C�sar Calvo y el ingl�s J. M. Cohen.1 El comit� director de esta instituci�n, sin embargo, no estuvo de acuerdo con el galard�n otorgado a Padilla en poes�a y a Ant�n Arrufat en teatro, por lo que el 28 de octubre de ese a�o se reuni� con los miembros del jurado para discutir las obras premiadas de los citados escritores. "Luego de un ampl�simo debate, que dur� varias horas", se acord� publicar ambas obras, pero acompa�adas de una nota en la que el comit� director de la UNEAC expresaba su desacuerdo por considerar que "son ideol�gicamente contrarios" a la revoluci�n cubana.2 El comit� director se�alaba, entre otras cosas, que Padilla, amapar�ndose en "una ambig�edad mediante la cual pretende situar, en ocasiones, su discurso en otra la-titud", se lanza "a atacar la revoluci�n cubana". El poeta "man-tiene dos actitudes b�sicas: una criticista y otra antihist�rica. Su criticismo se ejerce desde un distanciamiento que no es el compromiso activo que caracteriza a los revolucionarios. Este criticismo se ejerce adem�s prescindiendo de todo juicio de valor sobre los objetivos finales de la Revoluci�n y efec-tuando transposiciones de problemas que no encajan dentro de nuestra realidad. Su antihistoricismo se expresa por me-dio de la exaltaci�n del individualismo frente a las demandas colectivas del pueblo en desarrollo hist�rico y manifestando su idea del tiempo como un c�rculo que se repite y no como una l�nea ascendente. Ambas actitudes han sido siempre t�-picas del pensamiento de derecha, y han servido tradicional-mente de instrumento de la contrarrevoluci�n", dice la declaraci�n de la UNEAC, que tambi�n recrimina a Padilla "la de-fensa p�blica que el autor hizo del tr�nsfuga Guillermo Cabrera Infante, quien se declar� p�blicamente traidor a la Re-voluci�n".2