PARA LA EDICIÓN DEFINITIVA
Crear, es el deber de todo Artista;
el Poeta, es aquel que crea, dijo el griego;
y, quien dice Poeta, dice Artista;
no hay Poeta verdadero, fuera del Arte;
y, no hay Artista verdadero fuera de la Poesía;
crear normas de Belleza, eternas y vivaces, hechas para resistir el embate de sombras de los siglos;
evocar formas de Belleza, inertes, dormidas en el corazón, sin fuego de la Vida;
revelar la Belleza intangible, esparcida por el mundo espiritual en átomos de esplendor;
fijar esa Belleza en modelos imperecederos, que fuercen el asombro, la admiración y, la gratitud de los siglos por venir;
ser un Constructor de Inmortalidad;
es, ser Artista...
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Toda Obra de Arte, es un Poema;
es una Palabra de Belleza dicha al oído de los siglos, y, que no morirá jamás;
con el cincel, con el pincel, con la pluma maravillosa, es que han trazado los hombres, los únicos signos de Inmortalidad conocidos en ese Alfabeto del Misterio, que es la lengua de la Eternidad...
lo demás, todo es precario y miserable, polvo frágil y, perecedero, que el huracán de la Vida lleva hacia las playas inmisericordes del Olvido...;
la Vida no vale sino por la cantidad de Belleza, que hay esparcida en ella;
y, el Artista, es el Mago prodigioso encargado de revelar al Mundo esa Belleza, y fijarla en formas inmortales;
y, tal vez la forma más augusta de la Belleza, es, el Dolor;
el Dolor, es el alma de la Vida;
y, la Vida misma;
porque el Amor, que tanto amamos, ¿qué otra cosa es que una forma del Dolor?...
la Vida es un Poema escrito por los dioses: un Poema de Dolor;
toda alma humana es una parte integrante de ese Poema; un átomo del Dolor Universal;
lleva la Tragedia en sí; porque vivir, es ya la más despiadada de todas las tragedias;
en el fondo de todo corazón, aun en el corazón de un niño, duerme la crisálida de un drama;
extraerla de allí, y, revelarla al Mundo, en una flor de Belleza y de Piedad, es la misión de ciertas formas de Arte, como el Teatro y la Novela;
el Arte del Novelador...
Arte de Creación.
Arte de Revelación.
Arte de Evocación;
crear tipos de Alma, e infundirles una Vida Inmortal, como el alma misma;
revclar el secreto de las almas, que yace larvado e inarticulado en el corazón inerme del Silencio...;
evocar los seres y las cosas pretéritas, y, hacerlas vivir una Nueva Vida, bajo los cielos plácidos cantantes y, luminosos del Recuerdo;
ser un Creador, un Revelador y un Evocador de almas;
eso es ser un Novelista;
el Novelista, crea, según el Arte...
pero ¡ay! también según la Vida;
y, la Vida es fea;
la Vida, es mala;
la Vida es cruel;
los gestos animales de la Vida, son informes, grotescos y deformes;
¿cómo reproducirlos sin envilecer el Arte?...
ése es el secreto de los grandes novelistas;
ellos no salen nunca del Arte;
y fuerzan sus creaciones, todas, a entrar en él;
espiritualizan, idealizan, sinfonizan todo...: hasta el Horror;
ésa es su Fuerza;
dominan la Vida y la Verdad;
y, las fuerzan a entrar en el Dominio del Arte;
sometidas, y vencidas.
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¿Se puede conservar los fuertes lineamientos, y, cl alma esencial de ese Arte ciclópeo, al aplicarlo a la estructura frágil, delicada, y mievre, de la Nouvelle?( 1 );
sí;
si aquel que lo maneja es un Artista, hecho a dar vida con su soplo a toda forma de creación;
la nouvelle es un producto esencial y, refinado de sensibilidad exquisita, de observación aguda, de emoción pasional y, de sutileza estética, que requiere más pureza de líneas, más diafanidad de horizontes, más gracia en el colorido y, una mayor delicadeza en el fondo del paisaje psíquico, que los que son necesarios a la amplia construcción de un roman;
difícil género es éste, tal como el Arte verdadero lo concibe, y, el verdadero artista ha de ejecutarlo;
trabajo de orfebrería, de siderurgia mental y ornamental, que sólo los Benvenutos y della Robbia de las letras pueden ejecutar con maestría;
dejar el bloque de mármol, que es la carne de los dioses, y, hacerse el ceramista del espíritu para dar a sus creaciones la fragilidad exquisita de una flor;
dejar el cincel de Buonaroti, semejante al martillo de Encélado y no hacer temblar ya el granito bajo el golpe que lo modela, para hacerse el orfebre delicado, capaz de grabar un Poema como Maso Finiguena, en el motivo de una ánfora;
ser el miniaturista de las almas complicado y sutil como un pintor de medallones de aquellos cincocentistas y septecentistas, que tan bien tradujeron y esculpieron en el metal, las almas hoscas y taciturnas y sin embargo tan divinamente ardidas de amor que reflejaron la trágica belleza de su vida en el espejo verde del Arno;
difícil tarea para los que han sido pintores de grandes frescos murales a lo Ghirlandaio, reducir su arte hasta decorar con paisajes maravillosos los vidrios de una capilla gótica o hacer miniaturas de un preciosismo tal, que pudieran figurar sin desdoro en aquellos prodigiosos antifonarios del siglo xv, que guarda la Biblioteca del convento de San Marcos, en Florencia;
bien es cierto que aquel titanesco Andrea de Cione, apellidado Orcagna, dió el ejemplo, cuando después de haber agotado el trágico-grandioso decorando los muros del Campo Santo de Pisa, hizo los bajos relieves del tabernáculo gótico del «Or San Michel», en los cuales hay figuras de tan delicada ingenuidad y tal belleza de expresión, risueña y cándida que podrían compararse sin mengua con aquellos niños encantadores, que danzan y cantan en los frescos de Luca della Robbia en la Cantoria del Museo del Duomo;
y, eso, porque para el Genio, nada es imposible, por más que digan lo contrario, aquellos a los cuales les ha sido imposible tener Genio...
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Un Museo de almas;
eso han side, y eso son, mis treinta grandes novelas, de « Flor del Fango », a « Cachorro de León »;
y, ¿estas pequeñas novelas?
un Museo de almas también;
una colección de miniaturas psicológicas, ricas de Arfe, de Verdad y colorido, como ciertos frescos de la Villa Pandolfini de Legnaia, que a la lejanía son apenas visibles y, tiemblan como un reflejo de miraje;
reales...; sí que lo son; reales como la vida que reproduzco en esas acuarelas diminutas donde no falta el prestigio de un vago horizonte psicológico;
paisajes de almas, en algunos de los cuales el brillo de las lágrimas, finge aquellos cintillos de cristal, que la lluvia ciñe al ramaje de los rosales moribundos... cuando el otoño viene...
almas octubrales... es verdad... almas de Melancolía... algunas de ellas;
almas de Violencia otras;
pero, almas reales todas; almas verdaderas, almas humanas; diademadas de angustia, y con su aureola de Dolor Insuperable;
en el fondo de esos paisajes ideológicos y, pasionales, ellas viven una vida real, que yo les doy.
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Y, nada más he de decir, sobre el espíritu y, el arte de este libro;
no he de ensayar ahora la didascalia de la novela;
réstame decir su origen y relatar su historia, como he prometido a mis lectores hacerlo con cada uno de mis libros;
tal es el fin de estos Prefacios;
y, así lo cumplo;
este libro no tiene historia;
todas las nouvelles, que lo forman, escritas fueron en diversas épocas, y al azar de la vida;
hoy las colecciono en este volumen que entra a formar parte de mis Obras Completas;
esta como ronda de horas, aladas y ligeras, va a zaga de mis treinta grandes novelas, recientemente editadas por la Casa Editorial Sopena, para la EdiciónDefinitiva, que ha de formar mi Opera Omnia;
y, en cierto modo, las completa y las embellece, como una cauda de filigranas donde temblarán pequeños ópalos votivos;
vaya este libro de Horas románticas y apasionadas, hacia las nobles manos de las almas devotas que me leen;
entrego al Tiempo este bouquet de rosas psicológicas, prontas a desflorarse a la trémula caricia de sus dedos;
sus pétalos guardarán siempre un temblor y un fulgor de Eternidad;
el Arte, es eterno, porque es divino.
1920.