1. Véase un panorama histórico universal en la monumental obra de Hansen, City-State Cultures (2000).

2. Con la excepción de la guerra rusa en el Cáucaso, que se ajusta(ba) a antiguas líneas de conflicto imperiales.

3. Langewiesche, Fortschrittsmotor Krieg (2008).

4. Blanning, French Revolutionary Wars (1996), pp. 100 y ss.; para el texto, Grab, Die Französische Revolution (1973), pp. 171-173.

5. Duroselle, Tout empire périra (1992), pp. 67 y ss. (una teoría de las relaciones internacionales especialmente próxima a la historia).

6. Hay un buen esbozo en Girault, Diplomatie européenne (1979), pp. 13-19.

7. D. Geyer, Der russische Imperialismus (1977), pp. 47 y ss.

8. Joseph Smith, Spanish-American War (1994), pp. 32 y ss., 198.

9. Sobre la evolución de las comunicaciones en la gestión de las guerras, véase Kaufmann, Kommunikationstechnik (1996); sobre la transformación de la guerra en general (no solo desde el punto de vista tecnológico): Hew Strachan, «Military Modernization, 1789-1918», en: Blanning, Oxford Illustrated History (1996), pp. 69-93.

10. Cifras en P. M. Kennedy, Aufstieg und Fall (1989), p. 313 (tabla 19).

11. Es brillante el compendio de Paul W. Schroeder, «International Politics, Peace, and War, 1815-1914», en: Blanning, Nineteenth Century (2000), pp. 158-209; y es similar en principio Doering-Manteuffel, Internationale Geschichte (2000), pp. 94-105. Schroeder y Doering-Manteuffel defienden tesis muy personales. El mejor manual «neutral» es Rich, Great Power Diplomacy (1992); uno muy breve: Bridge/Bullen, Great Powers (1980); y excelente para la época que llega hasta 1815 Scott, Birth (2006).

12. Sobre los que mejoraron y los que empeoraron su situación: Duchhardt, Balance of Power (1997), pp. 95-234.

13. M. S. Anderson, Eastern Question (1966), sigue siendo uno de los libros más notables sobre la historia internacional del siglo XIX.

14. Stadler, Cavour (2001); Gall, Bismarck (1980).

15. Para la política exterior alemana en el contexto europeo: Mommsen, Großmachtstellung (1993); Hildebrand, Das vergangene Reich (1995).

16. Mommsen, Großmachtstellung (1993), p. 107.

17. Girault, Diplomatie européenne (1979), pp. 151-169.

18. En una perspectiva a largo plazo: Gillard, Struggle for Asia (1977). Sin embargo, a partir de 1907 las tensiones entre rusos y británicos perduraron bajo otras formas.

19. Entre una bibliografía muy extensa, la mejor introducción sigue siendo: Joll, Ursprünge (1988).

20. Los cambios vividos en el Asia oriental entre aproximadamente 1895 y 1907 tuvieron una repercusión en el sistema internacional que es difícil sobrestimar. Cfr. Nish, Origins (1985).

21. Yapp, Strategies (1980), pp. 419-460; M. C. Meyer/Sherman, Mexican History (19914), pp. 385-401. Sobre las guerras coloniales, véase más adelante, capítulo IX.

22. Labanca, Oltremare (2002), pp. 108-122.

23. La narración de referencia es Wesseling, Teile und herrsche (1999). Para nuevos enfoques de la investigación, Pétré-Grenouilleau, From Slave Trade to Empire (2004).

24. Incluso el mejor de todos: Gildea, Barricades (1996), pp. 326 y ss.

25. Especialmente claro en J.-C. Caron/Vernus, L’Europe au XIXe siècle (1996).

26. Koebner/Schmidt, Imperialism (1964), p. 50.

27. Un motivo destacado en Winkler, Weg nach Westen (2000), ya desde el principio: vol. 1. p. 5.

28. Otto Dann, Zur Theorie (1996), p. 69. Esta clase de definición aún faltaba entre los «conceptos fundamentales» de Dann, Nation (19942), pp. 11-21.

29. J. Voigt, Geschichte Australiens (1988), p. 114; M. King, Penguin History of New Zealand (2003), pp. 266 y ss.

30. La bibliografía sobre el nacionalismo es ya inabarcable. Para Europa, objeto principal de las investigaciones, cabe destacar entre las obras recientes: Von Hirschhausen/Leonhard, Nationalismen (2001), en esp. la ambiciosa introducción de los editores (pp. 11-45); también Leerssen, National Thought (2006); Baycroft/Hewitson, What is a Nation? (2006); para un estado de la cuestión, Weichlein, Nationalismus (2006).

31. H. Schulze, Staat und Nation (1994).

32. W. Reinhard, Staatsgewalt (1999), p. 443.

33. Sobre la cuestión de la «modernidad» y la formación de las naciones, así como del cambio de época de hacia 1800, véase Langewiesche, Nation (2000), pp. 14-34, que resume el tema y argumenta a favor de la tesis de la continuidad.

34. Idealmente se lo ha intentado comprender en el contexto de una oposición entre su «carácter perenne» (el concepto romántico de las naciones como entidades originales) y el «carácter moderno» (las naciones como fruto de una construcción): A. D. Smith, Nationalism and Modernism (1998), pp. 22 y ss.

35. Cfr. Guibernau, Nationalisms (1996), p. 48. Al hacer hincapié en la formación «interior» de la nación y en los factores «objetivos» (no adscritos), me diferencio de (Ethnonationalism, 1994), aunque tengo otros puntos de contacto con su concepto restrictivo del «Estado nacional».

36. W. Reinhard, Staatsgewalt (1999), p. 443.

37. Véase el mapa original en Buzan/Little, International Systems (2000), p. 261.

38. Schölch, Ägypten den Ägyptern! (1972); J. R. Cole, Colonialism (1993); Marr, Vietnamese Anticolonialism (1971), pp. 166 y ss.

39. E. Weber, Peasants into Frenchmen (1977).

40. Es similar, aunque no idéntica, la tipología de Schieder, Nationalismus (1991), pp. 110 y ss. (su libro sigue siendo el mejor sobre el tema del nacionalismo). No se confunda con las tipologías de la formación de las naciones, cfr. Hroch, Europa der Nationen (2005), pp. 41-45.

41. Breuilly, Nationalism (1993), caps. 4-7.

42. El concepto del ciclo de la revolución lo introdujo el historiador Manfred Kossok, de Leipzig. Véase también, más adelante, el capítulo X.

43. Como primera orientación: Wood, American Revolution (2002), pp. 17-30; Rodríguez O., Independence of Spanish America (1998), pp. 19-35; H. J. König, Geschichte Lateinamerikas (2006), pp. 103-203; para la comparación más general: Elliott, Empires (2006).

44. Dubois, Avengers (2004). Véase también, más adelante, el capítulo X.

45. El estudio clásico es el de J. Lynch, Spanish American Revolutions (19862), obra maestra de la narración historiográfica.

46. Seton-Watson, Nations and States (1977), p. 114.

47. Bitsch, Histoire de la Belgique (2004), pp. 79-86; Rich, Great Power Diplomacy (1992), pp. 59-61.

48. Jelavich, Balkans, vol. 1 (1983), pp. 196 y ss.

49. Sundhaussen, Geschichte Serbiens (2007), p. 130.

50. Jelavich/Jelavich, Establishment (1977), p. 195.

51. Bernecker, Geschichte Haitis (1996), p. 106.

52. Clogg, Greece (1992), p. 73. Véase también, más adelante, el capítulo XVII.

53. Bitsch, Histoire de la Belgique (2004), pp. 119 y ss.

54. El concepto de la «federación policéfala» se halla en Rokkan, Staat (2000), p. 219.

55. Blom/Lamberts, Low Countries (1999), p. 404; J. Fisch, Europa (2002), p. 171.

56. Para otro estilo de análisis, sin el concepto de hegemonía: Ronald Speirs/John Breuilly, «The Concept of National Unification», en: Speirs/ Breuilly, Germany’s Two Unifications (2005), pp. 1-25.

57. Seibt, Rom (2001).

58. Para un resumen sobre Italia: Gall, Europa (19973), pp. 46-56; Beales/ Biagini, Risorgimento (20022); un estado de la cuestión en: Banti, Il Risorgimento italiano (2004), pp. 133-55; y una síntesis de la investigación más reciente (con gran peso de la historia de la cultura): Banti/Ginsborg, Il Risorgimento (2007). Sobre Alemania, la bibliografía es muy numerosa; recientemente, Lenger, Industrielle Revolution (2003), pp. 315-381.

59. Ibíd., p. 348.

60. Blackbourn, History of Germany (20032), p. 184.

61. Nipperdey, Deutsche Geschichte 1866-1918, vol. 2 (1992), p. 85.

62. Francesco Leoni, «Il brigantaccio postunitario», en: Viglione, La Rivoluzione Italiana (2001), pp. 365-385.

63. N. G. Owen et al., Emergence (2005), p. 115.

64. Kirby, Baltic World (1985), pp. 185-189.

65. Bumsted, History (1998), pp. 132-142.

66. Selección de textos en Keith, Selected Speeches, vol. 1 (1961), pp. 113-172.

67. Mansergh, Commonwealth Experience (19822), pp. 34-46.

68. Véase al respecto los capítulos VII y XVII.

69. Es excelente, por ejemplo, el análisis de J. Voigt, Geschichte Australiens (1988), en esp. pp. 170-184.

70. La historia más dramática de la resistencia la narra Ravina, Last Samurai (2004), en esp. caps. 5-6.

71. M. B. Jansen, Modern Japan (2000), pp. 343-347.

72. El análisis que más me ha convencido es el de Potter, Impending Crisis (1976).

73. H. Jones, Union in Peril (1992); R. W. Fogel, Without Consent or Contract (1989), pp. 411-417, conjetura sobre una posible victoria de los Estados del sur.

74. Cfr. Dülffer et al., Vermiedene Kriege (1997), pp. 513-525.

75. Carr, Spain (1982), pp. 347 y ss.; Balfour, End of the Spanish Empire (1997), pp. 44-46; A. Roberts, Salisbury (1999), p. 692.

76. Engerman/Neves, Bricks (1997), p. 479.

77. Clarence-Smith, Third Portuguese Empire (1985).

78. R. Oliver/Atmore, Africa Since 1800 (2005), p. 118.

79. C. Marx, Geschichte Afrikas (2004), p. 70.

80. Ricklefs, Modern Indonesia (20013), pp. 155-170.

81. C. J. Baker/Phongpaichit, Thailand (2005), p. 105.

82. Expongo detalladamente las razones en Osterhammel, Geschichtswissenschaft (2001), pp. 322-341.

83. Véanse por ejemplo los casos de decadencia imperial estudiados en Lorenz, Verdämmern (2000).

84. En lo siguiente, me ajusto a las sugerencias de clásicos de la teoría del nacionalismo como Benedict Anderson y Ernest Gellner, además de Calhoun, Nationalism (1997), pp. 4 y ss.; amplío lo contenido en Osterhammel, Expansion (2002).

85. Sobre las fronteras cfr. Münkler, Imperien (2005), pp. 16-18; también Osterhammel, Geschichtswissenschaft (2000) pp. 210-213, así como el capítulo III, más arriba.

86. Charles Tilly, «How Empires End», en: Barkey/von Hagen, After Empire (1997), p. 7.

87. M. W. Doyle, Empires (1986), p. 36.

88. Langewiesche, Nation (2000), pp. 32 y ss.

89. Thom, Republics (1995).

90. Langewiesche, Nation (2000), p. 23.

91. Dunn, Africa (1997), pp. 29, 33.

92. Como nueva visión de conjunto, que otorga un gran valor al papel de las empresas privadas: Winseck/Pike, Communication and Empire (2007).

93. Se ha destacado a menudo; por última vez en Motyl, Revolutions (1999), pp. 120-122. También se produjeron situaciones parecidas en Estados nacionales como España e incluso Francia.

94. Esta definición estructural se basa, con algún cambio, en las ideas de Motyl, Imperial Ends (2001), pp. 4, 15-27, y M. W. Doyle, Empires (1986), p. 19, 36, 45, 81. Véase también el breve y excelente S. Howe, Empire (2002), en esp. pp. 13-22.

95. Hacia 1900, estos tres países habían tenido una red similarmente extensa. Cfr. Woodruff, Impact of Western Man (1966), p. 253, tabla VI/1.

96. Véase Offer, First World War (1989).

97. Véase Osterhammel, Kolonialismus (20065), pp. 16-22, y compárese con Von Trotha, Was war der Kolonialismus? (2004).

98. Kirby, Baltic World (1985), pp. 52, 79 y ss.; Brower, Turkestan (2003), pp. 26 y ss.

99. Cfr. Cain, Hobson (2002).

100. Sigue siendo de referencia Mommsen, Imperialismustheorien (19873); para las teorías «clásicas» hasta 1919, véase Semmel, Liberal Ideal (1993); un buen panorama sobre las nuevas interpretaciones historiográficas en Porter, European Imperialism (1994), caps. 1-5.

101. Schumpeter, Aufsätze zur Soziologie (1953), en esp. pp. 123-139. El concepto central es aquí «exportación monopolista».

102. Cfr. W. Reinhard, Expansion (1983-1990); Adas, Islamic and European Expansion (1993).

103. Bayly, First Age (1998). Véase también, más arriba, el capítulo II.

104. Wesseling, Teile und herrsche (1999), pp. 113-118.

105. J. R. Ward, Industrial Revolution (1994), p. 62.

106. Hay muchos ejemplos descritos con exactitud en Brötel, Frankreich im Fernen Osten (1996).

107. Abernethy, Global Dominance (2000), p. 101.

108. J. Black, War and the World (1998), p. 152.

109. Headrick, Tools (1981), pp. 20 y ss., 43-54.

110. Ibíd., p. 117.

111. La mejor síntesis para lo que sigue, hoy, es: Okey, Habsburg Monarchy (2001).

112. Para un breve esbozo de la posición de los Habsburgo en Europa: P. M. Kennedy, Aufstieg und Fall (1989), pp. 256-261.

113. Bérenger, Geschichte des Habsburgerreiches (1995), p. 565.

114. Sobre las desastrosas consecuencias: Bridge, Habsburg Monarchy (1990), pp. 288 y ss.

115. En la bibliografía reciente se constata una tendencia a diferenciar el «imperio» anterior a 1867, de la «monarquía» posterior a esa fecha, menos cohesionada; por ejemplo en Ingrao, Habsburg Monarchy (20002); Okey, Habsburg Monarchy (2001).

116. Véase también la valoración de Hoensch, Geschichte Ungarns (1984), pp. 26-28.

117. Para un estudio especialmente atento a las diferencias del nacionalismo en el imperio de los Habsburgo, Okey, Habsburg Monarchy (2001), pp. 283-309.

118. Bérenger, Geschichte des Habsburgerreiches (1995), p. 665.

119. İnalcık/Quataert, Ottoman Empire (1994), vol. 2, p. 782; Kappeler, Rußland (1992), p. 234.

120. También D. Lieven, Empire (2000), pp. 184 y ss.

121. Bawden, Mongolia (1989), pp. 187 y ss.

122. Breves descripciones del imperio napoleónico: Boudon, Histoire du consulat et de l’Empire (2000), pp. 283-303; Wunder, Europäische Geschichte (2001), pp. 148-184.

123. Un brillante retrato de esta nueva clase gobernante en Woloch, Napoleon and his Collaborators (2001), en esp. pp. 156 y ss.

124. Broers, Europe (1996), en esp. pp. 125-138, 202-230.

125. Mapa, ibíd., p. 181.

126. Citado por Jourdan, L’Empire de Napoléon (2000), p. 120.

127. Paso aquí por alto el aspecto adicional de la integración económica; al respecto véase Woolf, Napoleon’s Integration of Europe (1991), pp. 133-156.

128. Sobre el imperio colonial francés en general, Bouche, Histoire de la colonisation française (1991); J. Meyer et al., Histoire de la France coloniale (1991); Aldrich, Greater France (1996); Liauzu et al., Colonisation (2004); para la época posterior a 1880, siguen siendo útiles los capítulos sobre los diversos países en Von Albertini, Europäische Kolonialherrschaft (19873), así como en general las obras de Wesseling, que conoce muy bien Francia (Europa’s koloniale eeuw, 2003).

129. Etemad, La possession (2000), pp. 231, 236 (tablas 21, 22). Véase también, más arriba, el capítulo IV.

130. Ruedy, Modern Algeria (1992), pp. 60, 62, 66; Danziger, Abd al-Qadir (1977), pp. 180-205 (pero Abd al-Qadir no fue occidentalizante: p. 200).

131. Ruedy, Modern Algeria (1992), p. 69 (tabla 3.1).

132. La consulta de referencia sobre la política adoptada con respecto a los musulmanes es Ageron, Histoire de l’Algérie contemporaine (1979), pp. 137-223.

133. Cfr. Rivet, Le Maroc (1999).

134. Es muy interesante la comparación de Lustick, State-Building Failure (1985).

135. Para un balance de la investigación: Brötel, Frankreichs indochinesisches Empire (2001).

136. Brocheux/Hémery, Indochine (1995), pp. 135 y ss. (Es la obra de referencia sobre la historia de Indochina).

137. Ibíd., pp. 164-175.

138. Wesseling, Europa’s koloniale eeuw (2003), p. 190; sobre la ideología colonial francesa es útil: Aldrich, Greater France (1996), pp. 89-111.

139. Wesseling, Teile und herrsche (1999), pp. 90-94.

140. Actualmente, la historia de referencia del Congo es la de Vanthemsche, La Belgique et le Congo (2007). Además, sobre los crímenes cometidos en el país: Ewans, European Atrocity (2002).

141. H. L. Wesseling, «The Strange Case of Dutch Imperialism», en: Wesseling, Imperialism and Colonialism (1997), pp. 73-86, aquí 77.

142. Ricklefs, Modern Indonesia (20013), pp. 186-188.

143. Todo lo que cabe calificar de imperialista en los Países Bajos se incluye en: Kuitenbrouwer, The Netherlands (1991).

144. Wesseling, Europa’s koloniale eeuw (2003), p. 198.

145. Cfr. Gründer, Geschichte der deutschen Kolonien (20045), pp. 163-166.

146. Gouda, Dutch Culture Overseas (1995), p. 45.

147. Booth, Indonesian Economy (1998), pp. 149-54, 160; Doel, Het Rijk van Insulinde (1996), pp. 157-166.

148. Booth, Indonesian Economy (1998), p. 328.

149. Kent, Soul of the North (2000), pp. 368 y ss.

150. Cfr. Parsons, King Khama (1998), pp. 201 y ss.; Rotberg, The Founder (1988), pp. 486 y ss.

151. Tarling, Imperialism (2001), pp. 55-62; Kaur, Economic Change (1998).

152. Citado por Rotberg, The Founder (1988), p. 290.

153. Véase Shula Marks, «Southern and Central Africa, 1886-1910», en: Fage/Oliver, Cambridge History of Africa, vol. 6 (1985), pp. 422-492, aquí 444-454; Rotberg, The Founder (1988), caps. 12-13.

154. Cfr. Breman, Taming the Coolie Beast (1989).

155. Matsusaka, Japanese Manchuria (2001), pp. 126-139.

156. C. Marx, Geschichte Afrikas (2004), p. 60.

157. Ibíd., pp. 72 y ss.

158. R. Reid, Ganda (1998), p. 362.

159. M. Last, «The Sokoto Caliphate and Borno», en: Ajayi, General History of Africa (1989), pp. 555-599, aquí 568 y ss.

160. Para lo siguiente, me baso en: Hassan Amed Ibrahim: «The Egyptian Empire, 1805-1885», en: Daly/Petry, Cambridge History of Egypt, vol. 2 (1998), pp. 198-216; Fahmy, All the Pasha’s Men (1997), pp. 38-75.

161. Rich, Great Power Diplomacy (1992), pp. 69-74.

162. F. Robinson, Muslim Societies (2004), p. 170; y las pp. 169-181 para una descripción útil y concisa del Estado Mahdi.

163. Grewal, Sikhs (1990), pp. 99-128, que habla de un «imperio sij».

164. Para lo siguiente, Meinig, Shaping of America, vol. 2 (1993), pp. 4-23.

165. J. Meyer et al., Histoire de la France coloniale (1991), pp. 209-213.

166. Meinig, Shaping of America, vol. 2 (1993), p. 17.

167. Ibíd., p. 23.

168. Véanse las posiciones contrarias de Klaus Schwabe y Tony Smith en Mommsen/Osterhammel, Imperialism and After (1986).

169. Meinig, Shaping of America, vol. 2 (1993), p. 170.

170. Véase por ejemplo Jacobson, Whiteness of a Different Color (1998).

171. La obra de referencia es Louis, Oxford History of the British Empire, vol. 3 (1999), vol. 5 (también 1999, con un estado de la cuestión hasta la fecha); la mejor introducción sigue siendo la de Hyam, Britain’s Imperial Century (19932). Para datos y mapas, A. Porter, Atlas (1991); con ellos, todavía: Mommsen, Das Britische Empire (1981); y ahora también Wende, Das britische Empire (2008).

172. Al respecto Fry, Scottish Empire (2001); S. Howe, Ireland (2000), que además analiza las repercusiones hasta nuestros días.

173. Como tesis lo expuso primero Colley, Britons (1992).

174. John Stuart Mill, «A Few Words on Non-Intervention» [1859], en: Mill, Collected Works, vol. 21 (1984), pp. 109-124.

175. Schumpeter, Aufsätze zur Soziologie (1953), en esp. p. 128.

176. H. V. Bowen, British Conceptions (1998), p. 1.

177. Marshall, Making (2005), p. 228; también H. V. Bowen, Business of Empire (2006).

178. Un caso bien estudiado, de una de las «comunidades de expatriados» pequeñas, que en 1911 comprendía unas 3.500 personas: Butcher, The British in Malaya (1979), cifra p. 30; para Kenia: D. Kennedy, Islands of White (1987).

179. Una amplia perspectiva desde el punto de vista neozelandés: Pocock, Discovery (2005), en esp. pp. 181-198.

180. N. A. M. Rodger, Command of the Sea (2004), p. 579; Daunton, Progress (1995), pp. 518-520.

181. Véase el mapa en P. M. Kennedy, British Naval Mastery (1983), p. 207, también A. Porter, Atlas (1991), pp. 146 y ss. (con las estaciones de toma de carbón).

182. P. M. Kennedy, British Naval Mastery (1983), p. 151.

183. Kolff, Naukar (1990), sobre la formación del ejército indio; Metcalf, Imperial Connections (2007), pp. 68-101, sobre su despliegue fuera de la India.

184. Todo el espectro de las posibilidades con el ejemplo del sudeste asiático: Webster, Gentlemen Capitalists (1998).

185. Para los motivos de fondo, en materia de política interior: Hilton, A Mad, Bad, and Dangerous People? (2006), pp. 543-558; A. Howe, Free Trade (1997), destaca como aportación reciente al estudio del libre comercio.

186. Darwin, Imperialism (1997), pp. 627 y ss. El punto culminante fue el discurso de Palmerston del 25 de junio de 1850.

187. Gallagher/Robinson [1953], en: Louis, Imperialism (1976), pp. 53-72.

188. Frank Trentmann, «Civil Society, Commerce, and the “Citizen-Consumer”: Popular Meanings of Free Trade in Modern Britain», en: Trentmann, Paradoxes (2000), pp. 306-331; más completo, Trentmann, Free Trade Nation (2008).

189. Patrick K. O’Brien, «The Pax Britannica and American Hegemony: Precedent, Antecedent or Just Another History?», en: O’Brien/Clesse, Two Hegemonies (2002), pp. 3-64, en esp. 13 y ss., 16 y ss., 21.

190. L. E. Davis/Huttenback, Mammon (1988).

191. Offer, British Empire (1993), p. 228. cfr. asimismo P. M. Kennedy, Costs and Benefits (1989).

192. Cannadine, Orientalism (2001).

193. Offer, First World War (1989), pp. 368 y ss.

194. Gilmour, Curzon (1995), pp. 274-276, 287-290; Verrier, Younghusband (1991), pp. 179 y ss.

195. Friedberg, Weary Titan (1988).

196. Cain/Hopkins, British Imperialism (20012), caps. 3-4; sobre la City y sus trabajadores: Kynaston, City (1994).

197. Lo indica Neff, War (2005), p. 217, que desarrolla toda una topología de la intervención internacional en el siglo XIX (pp. 215-249).

198. Perkins, Modern Tunisia (2004), p. 19; Hsü, Modern China (20006), pp. 205-212; Wyatt, Thailand (1984), pp. 184 y ss.

199. Es básico Fisher, Indirect Rule in India (1991); sobre Egipto: Owen, Lord Cromer (2004), caps. 10-16.

200. Es la tesis de Cannadine, Orientalism (2001).

201. La obra de referencia sigue siendo Semmel, Jamaican Blood (1962); además véase C. Hall, Civilising Subjects (2002), pp. 23-27 y passim.

202. Como recopilación de material (de una cualidad muy diversa según las zonas): Ferro, Le livre noir (2003).

203. Véanse también las reflexiones de Hildebrand, No Intervention (1997), pp. 27 y ss.

204. Desde las obras de Ronald Robinson y John Gallagher, se lo ha designado también como «imperio informal». Para la definición, Jürgen Osterhammel, «Britain and China 1842-1914», en: Louis, Oxford History of the British Empire, vol. 3 (1999), pp. 146-169, en esp. 148 y ss.

205. Georges Balandier, Albert Memmi y otros. Sobre estas interpretaciones clásicas: Young, Postcolonialism (2001).

206. Von Trotha, Koloniale Herrschaft (1997), pp. 37 y ss.

207. Véase también el capítulo XVI.

208. Zastoupil/Moir, Great Indian Education Debate (1999).

209. T. R. Metcalf, Ideologies of the Raj (1994), pp. 66 y ss.; Forsyth, Peoples of Siberia (1992), pp. 156 y ss.

210. Lorcin, Imperial Identities (1995).

211. Una buena narración breve de la historia de resistencia en Abernethy, Global Dominance (2000), pp. 254 y ss.

212. Aldrich, Greater France (1996), p. 212.

213. Maurice Duverger, «Le concept d’empire», en: Duverger, Le concept d’empire (1980), pp. 5-24, aquí 11.

214. Véase el estudio de historia legal: Chanock, Law (1985), p. 219.

215. Cfr. Manela, Wilsonian Moment (2007).

216. Es exhaustivo al respecto Bayly, Geburt der modernen Welt (2006), cap. 6.

217. Fue otro de los «dilemas del imperio» que descubrió D. Lieven, Empire (2000).

218. Se estudian acertadamente varios casos del imperio otomano en Hanssen et al., Empire in the City (2002).

1. H. M. Scott, Birth (2006), defiende convincentemente que el sistema europeo empezó en la década de 1760 (pp. 121, 143 y ss.).

2. Las diferenciaciones clásicas proceden de Bull, Anarchical Society (1977), pp. 8 y ss.; son más complejas, y con una concreción histórica más sólida, las reflexiones de Buzan/Little, International Systems (2000), pp. 90 y ss. y passim.

3. Dülffer, Regeln (1981), p. 300.

4. Baumgart, Europäisches Konzert (1999), p. 343.

5. Para los detalles, Wawro, Warfare (2000), pp. 55-57.

6. Un panorama general en M. Geyer/Bright, Global Violence (1996).

7. Schroeder, Transformation (1994). Sobre la época anterior a 1815, Schroeder ha sido objeto de críticas más intensas. Cfr. Krüger/Schroeder, The Transformation (2002), y sobre todo la respuesta de Schroeder a sus críticos (pp. 323-332). Además es fundamental Dülffer et al., Vermiedene Kriege (1997), uno de los libros más destacados sobre las relaciones internacionales en el siglo XIX.

8. Lo hace convincentemente F. R. Bridge, «Transformations of the European States System, 1856-1914», en: Krüger/Schroeder, The Transformation (2002), pp. 255-272.

9. C. I. Hamilton, Anglo-French Naval Rivalry (1993), pp. 273-274.

10. Mommsen, Bürgerstolz (1995), p. 305.

11. El famoso libro de Mahan (1890) lleva por título The Influence of Seapower upon History 1660-1783.

12. Una obra comparativa sobre la dinámica del armamento entre 1840 y 1914 (que va más allá de lo que promete su título): R. Hobson, Maritimer Imperialismus (2004).

13. Eberhard Kolb, «Stabilisierung ohne Konsolidierung? Zur Konfiguration des europäischen Mächtesystems 1871-1914», en: Krüger, Das europäische Staatensystem (1996), pp. 188-195, aquí 192.

14. I. Clark, Hierarchy of States (1989), p. 133.

15. D. Lieven, Russia (1983), pp. 40 y ss.

16. Mommsen, Großmachtstellung (1993), p. 69.

17. Schroeder, International System (1986), pp. 12-14.

18. James Monroe, discurso ante el Congreso, 2 de diciembre de 1823, citado según D. B. Davis/Mintz, Boisterous Sea (1998), p. 350.

19. Heinhard Steiger, «Peace Treaties from Paris to Versailles», en: Lesaffer, Peace Treaties (2004), pp. 59-99, aquí 66 y ss.

20. Para otro significado cfr. Kleinschmidt, Geschichte der internationalen Beziehungen (1998), pp. 312-317.

21. Véanse los casos estudiados por Dülffer et al., Vermiedene Kriege (1997).

22. Schieder, Staatensystem (1977).

23. En fechas aún recientes, Baumgart, Europäisches Konzert (1999).

24. Xiang Lanxin, Origins of the Boxer War (2002).

25. Birmingham, Portugal (1993), pp. 133, 135.

26. D. A. G. Waddell, «International Politics and Latin American Independence», en: Bethell, Cambridge History of Latin America, vol. 3 (1985), pp. 197-228, aquí 199, 216-218; Alan Knight, Britain and Latin America, en: Louis, Oxford History of the British Empire, vol. 3 (1999), pp. 122-145; Cain/ Hopkins, British Imperialism (20012), pp. 243-274.

27. D. Gregory, Brute New World (1992).

28. Sondhaus, Naval Warfare (2001), p. 15.

29. Landes, Wohlstand und Armut (1999), p. 342.

30. Kraay/Whigham: I Die with My Country (2004), p. 1. Para las fechas alemanas, Wehler, Gesellschaftsgeschichte, vol. 4 (2003), p. 944.

31. Hans Vogel, «Argentinien, Uruguay, Paraguay, 1830/1852-1904/1910», en: Bernecker et al., Handbuch, vol. 2 (1992), pp. 694-698.

32. Collier/Sater, Chile (1996), p. 139; Riekenberg, Ethnische Kriege (1997), pp. 101-109.

33. H.-J. König, Geschichte Lateinamerikas (2006), p. 392.

34. LaFeber, American Age (1989), p. 110.

35. Ibíd., p. 164.

36. J. Major, Prize Possession (1993), pp. 34 y ss., 78 y ss. (cifras p. 83)

37. LaFeber, American Age (1989), p. 234.

38. Topik, Trade (1996), p. 209.

39. Fisher, Indirect Rule in India (1991), pp. 255-257.

40. Lieberman, Strange Parallels (2003), p. 302.

41. Véase un libro de la mayor importancia para la historia internacional de la Edad Moderna: M. B. Jansen, China in the Tokugawa World (1998), cap. 1.

42. Texto en: Lu, Japan (1997), vol. 2, pp. 288-292.

43. Auslin, Negotiating with Imperialism (2004). Aquí se puede ver una lista del total de 16 acuerdos de comercio y amistad. La obra occidental más importante sobre la soberanía limitada de Japón es la de Hoare, Japan’s Treaty Ports (1994), en esp. caps. 4 y 8.

44. Para lo siguiente, Osterhammel, China (1989), caps. 9-10; Dabringhaus, Geschichte Chinas (2006), pp. 56-59, 145-157; de la bibliografía anterior sobre todo Kim Key-hiuk, Last Phase (1980).

45. S. C. M. Paine, Sino-Japanese War (2003).

46. Hamashita Takeshi, «Tribute and Treaties: Maritime Asia and Treaty Port Networks in the Era of Negotiations, 1800-1900», en: Arrighi et al., Resurgence of East Asia (2003), pp. 17-50.

47. Schmid, Korea (2002), pp. 56 y ss.

48. Klaus Hildebrand, «“Eine neue Ära der Weltgeschichte”. Der historische Ort des Russisch-Japanischen Krieges», en: Kreiner, Der Russisch-Japanische Krieg (2005), pp. 27-51, aquí 43.

49. Howard, War in European History (1976), pp. 100 y ss.

50. Connelly, Wars of the French Revolution (2006), p. 115.

51. Wawro, Warfare (2000), p. 33.

52. Pröve, Militär (2006), p. 4.

53. Dieter Storz, «Modernes Infanteriegewehr und taktische Reform in Deutschland in der Mitte des 19. Jahrhunderts», en: Epkenhans/Gross, Militär (2003), pp. 209-230, aquí 217.

54. Agoston, Guns for the Sultan (2005), en su mayoría sobre los siglos XVII y XVIII; sobre el siglo XIX, Ralston, Importing the European Army (1990), pp. 4378, y sobre todo Grant, Rulers (2007).

55. Vandervort, Wars of Imperial Conquest (1998), pp. 158-166; para el bando etíope: Pankhurst, Ethiopians (1998), pp. 188-193.

56. Wawro, Warfare (2000), p. 127.

57. Sobre el efecto mundial de la guerra ruso-japonesa, cfr. Aydin, Politics of Anti-Westernism (2007), pp. 71-92; Kowner, Russo-Japanese War (2007).

58. S. C. M. Paine, Sino-Japanese War (2003), p. 182; Sondhaus, Naval Warfare (2001), pp. 133 y ss., 152.

59. Véanse las reflexiones de Dierk Walter, «Warum Kolonialkrieg?», en: Klein/Schumacher, Kolonialkriege (2006), pp. 14-43, en esp. 17-26, así como los casos estudiados tanto en ese libro como en Moor/Wesseling, Imperialism and War (1989). Es importante Wesseling, Les guerres coloniales (1992).

60. Belich, New Zealand Wars (1986), pp. 323 y ss.

61. Tone, War and Genocide (2006), p. 193 (y en pp. 153-177, un retrato de Weyler); cfr. asimismo Everdell, The First Moderns (1997), pp. 116-126; Gott, Cuba (2004), pp. 93-97.

62. Nasson, South African War (1999), pp. 220-224.

63. Cfr. S. C. Miller, «Benevolent Assimilation» (1982), pp. 164, 208-210.

64. Laband, Kingdom in Crisis (1992), p. 14.

65. M. Lieven, Butchering (1999), p. 616.

66. Spiers, Late Victorian Army (1992), p. 335, y también pp. 272-300 para un buen análisis de esta forma de guerra. Wesseling ha contado, entre 1871 y 1914, 23 guerras coloniales británicas, 40 francesas y 32 neerlandesas (Les guerres coloniales, 1992, p. 108). Véase también C. Marx, Geschichte Afrikas (2004), pp. 133 y ss.

67. Vandervort, Wars of Imperial Conquest (1998), pp. 174-177.

68. Ibíd., p. 49.

69. Lee Ki-baik, Korea (1984), p. 212.

70. Esdaile, Fighting Napoleon (2004), p. 176.

71. Hobsbawm, Sozialrebellen (1962), en esp. cap. 2.

72. Teng Ssu-yü, Nien Army (1961).

73. Showalter, Wars of German Unification (2004), pp. 315-327.

74. Blanning, French Revolutionary Wars (1996), p. 101; más dramático y reciente, Bell, First Total War (2007).

75. Broers, Europe (1996), pp. 70-77; otra perspectiva en Connelly, Wars of the French Revolution (2006), p. 117.

76. Stig Förster/Jörg Nagler, «Introduction», en: Förster/Nagler, On the Road (1997), pp. 1-25, aquí 6 y ss.

77. Wawro, Warfare (2000), pp. 19. 89, 155 y ss.; Wawro, Franco-Prussian War (2003), pp. 75, 84; Nasson, South African War (1999), p. 75; Elleman, Modern Chinese Warfare (2001), p. 41.

78. McPherson, Battle Cry (1988), p. 664; Wawro, Warfare (2000), p. 155; Urlanis, Bilanz (1965), p. 99.

79. Sobre esta «primera guerra mundial» es muy completo J. W. Steinberg et al., Russo-Japanese War (2005).

80. Moorehead, Dunant’s Dream (1998), pp. 1-7.

81. Steinbach, Abgrund Metz (2002), p. 45.

82. Langewiesche, Kriegsgewalt (2006), p. 27.

83. E. Grove, Royal Navy (2005), pp. 39-68.

84. Deng Gang, Maritime Sector (1999), p. 195 (tabla 4.3).

85. Véanse las pruebas en M. C. Wright, Last Stand (1957), p. 220.

86. Sondhaus, Naval Warfare (2001), pp. 3, 52, 73, 103, 133 y ss., 150-152.

87. M. B. Jansen, Modern Japan (2000), p. 277.

88. Simon Ville, «Shipping Industry Technologies», en: Jeremy, International Technology Transfer (1991), pp. 74-94, aquí 83 (tabla 5.2). Sobre la formación de la Marina de Guerra es básico: D. C. Evans/Peattie, Kaigun (1997), pp. 1-31.

89. Josef Kreiner, «Der Ort des Russisch-Japanischen Krieges in der japanischen Geschichte», en: Kreiner, Der Russisch-Japanische Krieg (2005), pp. 53-76, aquí 57.

90. D. C. Evans/Peattie, Kaigun (1997), p. 124.

91. La mejor biografía de uno de los políticos sin cartera más influyentes del siglo XIX es Edsall, Richard Cobden (1986).

92. Lee Ki-baik, Korea (1984), pp. 268 y ss.; W. G. Beasley, «The Foreign Threat and the Opening of the Ports», en: J. W. Hall, Cambridge History of Japan, vol. 5 (1989), pp. 259-307, aquí 307.

93. Para un resumen magistral, Gollwitzer, Geschichte des weltpolitischen Denkens, vol. 2 (1982), pp. 23-82; véase también la descripción del estado de ánimo en la preguerra en Joll, Ursprünge (1988), pp. 265-307; Cassels, Ideology (1996), caps. 3-6. Los motivos se combinaron de forma especialmente completa en un geopolítico sueco poco conocido, Rudolf Kjellen (1864-1922).

94. Cfr. D. P. Crook, Darwinism (1994), p. 63.

95. Gollwitzer, Die gelbe Gefahr (1962).

96. A falta de bibliografía reciente de calidad, véase aún: Koch, Sozialdarwinismus (1973).

97. Gluck, Japan’s Modern Myths (1985), p. 206.

98. Chang Hao, «Intellectual Change and the Reform Movement, 18908», en: Fairbank/Twitchett, Cambridge History of China, vol. 11 (1980), pp. 274-338, aquí 296-298; cfr. asimismo Pusey, China and Charles Darwin (1983), pp. 236-316 (crítico con Liang).

99. A. Black, Islamic Political Thought (2001), p. 304.

100. Visión de conjunto en Windler, La diplomatie (2002).

101. Sobre la misión de Macartney: Hevia, Cherishing Men from Afar (1995).

102. H. M. Scott, Birth (2006), p. 278.

103. Vandervort, Wars of Imperial Conquest (1998), p. 85.

104. H. M. Scott, Birth (2006), pp. 275 y ss.

105. Gong, Standard of «Civilization» (1984); Bull/Watson, Expansion (1984), caps. 8-12; Frey/Frey, Diplomatic Immunity (2002), pp. 384-421; Jörg Fisch, «Internationalizing Civilization by Dissolving International Society: The Status of Non-European Territories in Nineteenth-Century International Law», en: M. H. Geyer/Paulmann, Mechanics (2001), pp. 235-257; para Japón: Henning, Outposts of Civilization (2002).

106. Muy completo: Farah, Politics of Interventionism (2000).

107. R. Owen, Middle East (1981), pp. 122-135; Osterhammel, China (1989), pp. 211-218. Sobre el imperialismo financiero no se ha superado: Mommsen, Der europäische Imperialismus (1979), pp. 85-148. Un estudio modélico sobre Alemania: B. Barth, Die deutsche Hochfinanz (1995).

108. Excelente: Lipson, Standing Guard (1985), pp. 37-57.

109. M. S. Anderson, Rise of Modern Diplomacy (1993), pp. 103-111; Girault, Diplomatie européenne (1979), pp. 13-19.

110. Headrick, Invisible Weapon (1991), p. 17.

111. Con más detalles en M. King, Penguin History of New Zealand (2003), pp. 156-167; Belich, Making Peoples (1996), pp. 193-197.

112. Kinji Akashi, «Japanese “Acceptance” of the European Law of Nations: A Brief History of International Law inJapan, c. 1853-1900», en: Stolleis/Yanagihara, Perspectives (2004), pp. 1-21, aquí 9.

113. Paulmann, Pomp und Politik (2000), pp. 295 y ss.

114. Keene, Emperor of Japan (2002), p. 632.

115. Georgeon, Abdulhamid II (2003), pp. 31-35.

116. Un buen estudio sobre la diplomacia intercultural: D. Wright, The Persians amongst the English (1985); véanse las pp. 121-140 sobre las dos visitas del sah, en 1873 y 1889.

117. Keene, Emperor of Japan (2002), p. 308.

118. D. G. E. Hall, South-East Asia (19814), pp. 629 y ss.

119. Mawer, Ahab’s Trade (1999), pp. 97 y ss.

120. Grewe, Epochen (19882), p. 554.

121. Jelavich, Russia’s Balkan Entanglements (1991), p. 172.

122. Este estado de ánimo se refleja bien en un libro periodístico: Traxler, 1898 (1998).

123. Dülffer et al., Vermiedene Kriege (1997), pp. 615-639; Mommsen, Großmachtstellung (1993), pp. 213-227.

124. Nikki R. Keddie, «Iran under the Later Qajars, 1848-1922», en: H. Bailey, Cambridge History of Iran, vol. 7 (1991), pp. 174-212, aquí 195 y ss.; Keddie, Qajar Iran (1999), pp. 37-39.

125. Citado en Osterhammel, China (1989), p. 222. Sobre el boicot cfr. Wang Guanhua, In Search of Justice (2001).

126. Quataert, Social Desintegration (1983), pp. 121-145.

127. Lauren, Power and Prejudice (1988), pp. 57, 76-101; véase también el excelente estudio de Shimazu, Japan, Race and Equality (1998).

128. John Boli/George M. Thomas, «INGOs and the Organization of World Culture», en: Boli/Thomas, Constructing World Culture (1999), pp. 13-49, aquí 23 (diagrama 1.1).

129. Moorehead, Dunant’s Dream (1998), p. 125; cfr. asimismo Riesenberger, Für Humanität (1992), pp. 35 y ss.

130. Chi Zihua, Hongshizi yu jindai Zhongguo (2004), pp. 52 y ss.

131. Así se formula en F. S. L. Lyons, Internationalism (1963), p. 263, una obra de referencia que no ha sido superada.

132. Véase sobre todo la bibliografía de hace unos años: Braunthal, Geschichte der Internationale (1961-1971); Joll, Second International (1974).

133. M. B. Jansen, Making (2000), p. 491.

134. Bock, Frauen (2005), p. 179.

135. McClain, Japan (2002), pp. 381 y ss.

136. El caso de Egipto: Badran, Feminists (1995), pp. 47-51.

137. Rupp, Worlds of Women (1997), pp. 15-21. Karen Offen considera que los años de 1878 a 1890 fueron la primera gran fase de internacionalización del feminismo: European Feminisms (2000), pp. 150 y ss.

138. B. S. Anderson, Joyous Greetings (2000), pp. 24 y ss., 204 y ss.

139. Cfr. McFadden, Golden Cables (1999), sobre todo apéndices A-F.

140. Sobre la India: Burton, Burdens of History (1994), caps. 4-5.

141. A veces no podía evitar tomar partido «nacional» frente a los agresores: Grossi, Le pacifisme européen (1994), pp. 219 y ss. (es la mejor obra general al respecto).

142. Ceadel, Origins of War Prevention (1996).

143. S. E. Cooper, Patriotic Pacifism (1991), p. 219 y ss.

144. K’ang Yu-wei, Ta T’ung Shu (1974), en esp. pp. 77 y ss.; al respecto es fundamental Hsiao Kung-chuan, A Modern China (1975), pp. 456 y ss.

145. Sobre la conferencia de La Haya Dülffer, Regeln (1981), sigue siendo el mejor estudio. Para una interpretación más optimista, como avance simbólico, véase I. Clark, International Legitimacy (2007), pp. 61-82.

146. Véase la importante recopilación de M. H. Geyer/Paulmann, Mechanics (2001).

147. Vec, Recht und Normierung (2006), p. 379.

148. Véase más arriba, capítulo II.

149. Se ocupa de algunos de estos procesos Martin H. Geyer, «One Language for the World», en: M. H. Geyer/Paulmann, Mechanics (2001), pp. 5592. Pero la mejor visión de conjunto es la de Murphy, International Organization (1994), pp. 46-118.

150. Forster, Esperanto Movement (1982), p. 22 (tabla 3).

151. D. C. Young, Modern Olympics (1996), pp. 68-70, 85.

152. Sobre el fútbol: Goldblatt, The Ball is Round (2006), pp. 85-170.

153. Citado por Herren, Hintertüren zur Macht (2000), p. 1.

154. Ibíd., en esp. la parte II, sobre Bélgica.

155. La lista en Murphy, International Organization (1994), pp. 47 y ss.

156. Cfr. ibíd., pp. 57-59.

1. Arendt, Über die Revolution (1968), p. 10.

2. T. Paine, Common Sense (1976), p. 63.

3. Arendt, Über die Revolution (1968), p. 41.

4. Las «grandes» revoluciones son las que (a) llevaron a la consolidación de un poder estatal revolucionario y (b) su programa recibió atención global, al menos temporalmente.

5. E. Zimmermann, Krisen (1981), p. 142, un poco simplificado.

6. Law, Oyo Empire (1977), pp. 245 y ss.

7. C. Tilly, Revolutionen (1993), p. 346, tabla 14 (extrañamente, sin Alemania).

8. Kimmel, Revolution (1990), p. 6.

9. Una reelaboración teórica especialmente destacada es la de Moore, Soziale Ursprünge (1969), pp. 497-519; y pp. 270 y ss. para el caso de Japón.

10. Beasley, Meiji Restoration (1973); Zöllner, Geschichte Japans (2006), pp. 181 y ss.; para las fuentes, Tsunoda Ryusaku, Sources of Japanese Tradition, vol. 2 (1958), pp. 131-210. Para la renovación de la era Meiji como revolución o «restauración revolucionaria», con su interpretación personal, Eisenstadt, Vielfalt (2000), pp. 154-165.

11. Véase más adelante, capítulo XI.

12. Dutton, Tây Son Uprising (2006).

13. Aún hubo una segunda guerra carlista (1846-1849), y una tercera (1870-1875).

14. Carr, Spain (1982), pp. 184-195; P. Schmidt et al., Kleine Geschichte Spaniens (2002), p. 335.

15. Labourdette, Portugal (2000), pp. 522-527.

16. Farah, Interventionism (2000), pp. 695 y ss.

17. Tutino, Revolution in Mexican Independence (1998).

18. McClain, Japan (2002), pp. 123 y ss., 193 y ss.

19. Lo afirma Edmund Burke III, «Changing Patterns of Peasant Protest in the Middle East, 1750-1950», en: Kazemi/Waterbury, Peasants and Politics (1991), pp. 24-37, aquí 30.

20. Véase también, más arriba, el capítulo VIII.

21. Schölch, Ägypten den Ägyptern! (1972); J. A. Cole, Colonialism (1993).

22. Jacob Burckhardt, «Die geschichtlichen Krisen», en: Burckhardt, Werke, vol. 10 (2000), p. 463.

23. Goldstone, Revolution and Rebellion (1991).

24. Véase también, más arriba, el capítulo II.

25. Una primera contra esta perspectiva tan interior vino de la sociología: Skocpol, States (1979), una de las obras clásicas de la historia comparada de las revoluciones.

26. Schulin, Französische Revolution (20044), p. 37.

27. Sobre Sorel: Pelzer, Revolution und Klio (2004), pp. 120-141: en su conjunto, esta obra recopilatoria es muy útil para la historiografía de la Revolución Francesa.

28. Adams, USA vor 1900 (1999), p. 166; más teórico Bender, Rethinking American History (2002).

29. Aquí los pioneros fueron Eugen Rosenstock-Huessy, Die europäischen Revolutionen (Jena, 1931) y Crane Brinton, The Anatomy of Revolution (Nueva York, 1938).

30. Godechot, France (1965); Palmer, Zeitalter (1970).

31. Bailyn, Atlantic History (2005), pp. 21-40.

32. Middell, Weltgeschichtsschreibung (2005), en esp. vol. 3, pp. 999-1054.

33. Kossok, Ausgewählte Schriften (2000), en esp. vol. 2.

34. Como introducción sigue siendo válido H.-C. Schröder, Amerikanische Revolution (1982); sobre los estudios más recientes, Countryman, American Revolution (20032) y uno de los autores más influyentes sobre el tema: Wood, American Revolution (2002); de carácter distinto, enciclopédico: Greene/Pole, Companion (2000); Wellenreuther, Von Chaos und Krieg (2006).

35. Que la cuestión de los impuestos no fue solo un error táctico de Londres, sino que también se vio afectada por conceptos distintos del imperio, lo mostró ya Gould, Persistence of Empire (2000), pp. 110-136.

36. Wood, Radicalism (1992), p. 109.

37. Langford, A Polite and Commercial People (1992), pp. 550 y ss.

38. Foster, Modern Ireland (1988), p. 280.

39. Ibíd., p. 281.

40. Textos en Hampsher-Monk, Impact (2005).

41. Mark Philp, «Revolution», en: McCalman, Romantic Age (1999), pp. 17-26.

42. Godechot, France (1965), pp. 54 y ss.

43. Schama, Patriots (1977), pp. 120-131.

44. Para un buen análisis de las interpretaciones recientes según su fuerza explicativa, Spang, Paradigms (2003); cfr. además P. R. Campbell, Origins (2006).

45. Es fundamental Skocpol, States (1979).

46. Wellenreuther, Von Chaos und Krieg (2006), p. 603.

47. Véase en especial Whiteman, Reform (2003); y antes la visión de conjunto basada en la bibliografía ajena y no tan bien «enfocada», de B. Stone, Reinterpreting the French Revolution (2002).

48. W. Doyle, French Revolution (20022), p. 66; para los detalles Whiteman, Reform (2003), p. 43 y ss.

49. Entre la inmensa cantidad de bibliografía sobre la Revolución Francesa: Reichardt, Blut der Freiheit (1998); Schulin, Französische Revolution (20044); W. Doyle, French Revolution (20022); sobre la unidad de la época de 1789-1815 (en la que también este libro hace hincapié) Jessenne, Révolution (2002), y con más ambición, Sutherland, French Revolution and Empire (2003).

50. Con brevedad en F. W. Knight, Haitian Revolution (2002); muy conciso: Oliver Gliech, «Die Sklavenrevolution von Saint-Domingue/Haiti und ihre internationalen Auswirkungen (1789/91-1804/25)», en: Hausberger/Pfeisinger, Karibik (2005), pp. 85-99. La obra de referencia es Dubois, Avengers (2004).

51. Cifras de Dubois, ibíd., p. 30.

52. Para la «revolución del mercado» cfr. Sean Wilentz, «Society, Politics and the Market Revolution, 1815-1848», en: Foner, New American History (1997), pp. 61-64, en esp. 62-70.

53. Dubois, Avengers (2004), p. 78,

54. Ibíd., p. 125.

55. Cfr. Geggus, Slavery (1982), muy completo sobre este importante episodio de la guerra mundial atlántica.

56. Fox-Genovese/Genovese, Mind of the Masterclass (2005), p. 38.

57. Especialmente impresionante en Dubois, Colony of Citizens (2004), que se centra sobre todo en Guadalupe.

58. Citado en Davis, Problem of Slavery (1966), p. 3.

59. Dubois, Colony of Citizens (2004), pp. 7, 171 y ss.

60. Véanse los casos estudiados en Klaits/Haltzel, Global Ramifications (1994).

61. Sobre la Revolución Francesa como «catalizador de las culturas políticas en Europa»: Reichardt, Blut der Freiheit (1998), pp. 257-334.

62. Förster, Die mächtigen Diener (1992).

63. Cfr. Keddie, Iran (1995), pp. 233-249; Shaw, Between Old and New (1971); Laurens, L’Expédition d’Égypte (1989), en esp. pp. 467-473.

64. Visión de conjunto sobre las interpretaciones principales: Uribe-Uran, Enigma (1997).

65. La obra de referencia sigue siendo J. Lynch, Spanish-American Revolutions (19862); sobre las distintas regiones véanse Bernecker et al., Handbuch, vol. 2 (1992); para una nueva interpretación en el contexto atlántico, Adelman, Sovereignty (2006), en esp. caps. 5 y 7.

66. Elliott, Empires (2006), p. 360.

67. Ibíd., p. 374.

68. Wood, Benjamin Franklin (2004).

69. Rodríguez O., Independence of Spanish America (1998), p. 82.

70. Graham, Independence (19942), pp. 107 y ss.

71. J. Lynch, Simón Bolívar (2006), es una obra maestra.

72. Lo pone de manifiesto la monumental obra de Van Young, Other Rebellion (2001).

73. J. Lynch, Simón Bolívar (2006), p. 122.

74. Graham, Independence (19942), pp. 142 y ss.

75. J. Lynch, Simón Bolívar (2006), p. 105.

76. Ibíd., p. 147.

77. Sobre la militarización (pos)revolucionaria de Latinoamérica, véase Halperin-Donghi, Aftermath (1973), pp. 17-24.

78. Colin Lewis, «The Economics of the Latin American State: Ideology, Policy and Performance, c. 1820-1945», en: A. A. Smith et al., States (1999), pp. 99-119, aquí 106.

79. Finzsch, Konsolidierung (2005), pp. 25 y ss.

80. Ibíd., pp. 596 y ss.; D. B. Davis, Inhuman Bondage (2006), p. 262.

81. Kossok/Loch, Die französische Julirevolution (1985), en esp. pp. 5372; Axel Körner, «Die Julirevolution von 1830: Frankreich und Europa», en: Wende, Große Revolutionen (2000), pp. 138-157; Pilbeam, 1830 Revolution (1991), en esp. p. 149.

82. Así ocurrió en un caso en los Pirineos franceses, 1829-1831: P. Sahlins, Forest Rites (1994).

83. Desde luego, en Francia se ha estudiado especialmente bien esta cuestión del «abandono» de la revolución; lo resume Jourdan, La révolution (2004), pp. 71-83.

84. Woloch, New Regime (1994), pp. 380-426.

85. Dominguez, Insurrection (1980), pp. 227 y ss.

86. Breen, Marketplace (2004), en esp. pp. 235 y ss.

87. Véase la fenomenal (aunque apenas citada) R. G. Kennedy, Orders from France (1989); también Roach, Cities of the Dead (1996).

88. «Life of Napoleon Buonaparte», en: The Complete Works of William Hazlitt, vol. 13, ed. P. P. Howe, Londres, 1931, p. 38.

89. Brading, First America (1991), pp. 583-602.

90. Para un resumen, Gould, A World Transformed? (2003); muchas contribuciones en Gould/Onuf, Empire and Nation (2005).

91. Sobre la recepción de la Ilustración europea cfr. May, Enlightenment in America (1976), aunque la periodización es algo esquemática.

92. J. Lynch, Simón Bolívar (2006), p. 28.

93. J. Lynch, Spanish American Revolutions (19862), p. 27.

94. Es el tema principal de Liss, Atlantic Empires (1983), que pese al título es en lo esencial un estudio sobre las ideas de la economía política en América.

95. W. Schulze, Zahl der Opfer (2008), pp. 140-152, en esp. 149.

96. John Lynch afirma que los diez años de guerra en Venezuela fueron «una guerra total de violencia incontrolada»: Spanish American Revolutions (19862), p. 220.

97. Conway, British Isles (2000), pp. 43 y ss.; Heideking, Geschichte der USA (20033), p. 56.

98. Langley, The Americas (1996), p. 61.

99. Royle, Revolutionary Britannia? (2000), pp. 67 y ss.

100. Hilton, A Mad, Bad, and Dangerous People? (2006), p. 421.

101. Panorama conjunto: Hochschild, Bury the Chains (2005).

102. Nos ocuparemos del tema con más amplitud en el capítulo XVII.

103. L. S. Kramer, Lafayette (1996), pp. 113 y ss.

104. Jourdan, La révolution (2004), p. 357.

105. Beck, Alexander von Humboldt, vol. 1 (1959), pp. 223 y ss.; ibíd., vol. 2 (1961), pp. 2 y ss., 194-200 (Humboldt, 1848).

106. En esa misma época también hubo otros movimientos de protesta a los que, para un análisis más completo, se debe prestar atención; por ejemplo el levantamiento mahdista de Bu Ziyan en 1849, en el Atlas argelino. Véase al respecto Clancy-Smith, Rebel and Saint (1994), pp. 92-124.

107. Para una perspectiva paneuropea, Hachtmann, Epochenschwelle (2002); Mommsen, 1848 (1998); Sperber, European Revolutions (20052), que es la mejor obra general; véanse también las diversas aportaciones recogidas en Dowe et al., Europa 1848 (1998).

108. John Breuilly, «1848: Connected or Comparable Revolutions?», en: Körner, 1848 (2000), pp. 31-49, aquí 34 y ss.

109. Dieter Langewiesche, «Kommunikationsraum Europa. Revolution und Gegenrevolution», en: Langewiesche, Demokratiebewegung (1998), pp. 11-35, aquí 32.

110. Lo muestra con brillantez Ginsborg, Daniele Manin (1979), una de las obras clásicas sobre 1848-1849.

111. Mommsen, 1848 (1998), p. 300.

112. Sperber, European Revolutions (20052), p. 62.

113. Ibíd., p. 124.

114. Blum, End of the Old Order (1978), p. 371.

115. Balance en Hachtmann, Epochenschwelle (2002), pp. 178-181.

116. Tombs, France (1996), p. 395.

117. Deák, Lawful Revolution (1979), pp. 321-337 (cifras en p. 329).

118. Langewiesche, Europa (19933), p. 112.

119. Un currículo paradigmático: rebelión, exilio, rehabilitación. Cfr. Gregor-Dellin, Richard Wagner (1983), pp. 279 y ss.

120. Hachtmann, Epochenschwelle (2002), pp. 181-185; Brancaforte, German Forty-Eighters (1989); Levine, Spirit of 1848 (1992); Wolfram Siemann, «Asyl, Exil und Emigration», en: Langewiesche, Demokratiebewegung (1998), pp. 70-91.

121. Para lo siguiente me baso en M. Taylor, 1848 Revolution (2000).

122. Documentación excelente en Clarke/Gregory, Western Reports (1982).

123. La mejor presentación y análisis, sobre todo de los inicios, es la de J. Spence, God’s Chinese Son (1996); y véase todavía Michael, Taiping Rebellion, vol. 1 (1966); Jen Yu-wen, Taiping (1973); Shih, Taiping Ideology (1967).

124. Spence, God’s Chinese Son (1996), p. 171; Michael, Taiping Rebellion, vol. 1 (1966), p. 174.

125. Cao Shuji, Zhongguo yimin shi (1997), p. 469.

126. Michael, Taiping Rebellion, vol. 1 (1966), pp. 135-168. Las fuentes, ibíd., vol. 3 (1971), pp. 729-1.378, en esp. 754 y ss.

127. Stampp, America in 1857 (1990), p.viii.

128. W. B. Lincoln, Great Reforms (1990), pp. 68 y ss.

129. P. J. O. Taylor, Companion (1996), p. 75.

130. Los acontecimientos se describen en toda historia general reciente, por ejemplo en M. Mann, Geschichte Indiens (2005), pp. 100-104; Markovits et al., Modern India (2002), pp. 283-293. Una narración completa y bien investigada, aunque con parte de Romanticismo imperial: David, Indian Mutiny (2002). Para las fuentes, Harlow/Carter, Archives of Empire (2003), vol. 1, pp. 391-551; un estudio interesante de historia psicológica y de las mentalidades es Herbert, War of No Pity (2008).

131. Omissi, k(1994), p. 133. Tras el «motín», la relación pasó a ser de 2:1 (antes era de 5:1).

132. Los reportajes de Russell, asombrosamente imparciales y amistosos con los indios, se pueden ver parcialmente en Russell, Meine sieben Kriege (2000), pp. 149-188.

133. Cook, Understanding Jihad (2005), pp. 80 y ss.; Bose/Jalal, Modern South Asia (20042), p. 74.

134. Para los hechos valdrá cualquier manual, por ejemplo Heideking, Geschichte der USA (20033), pp. 157-175, o Norton et al., People (20016), pp. 387-424; completo y muy actualizado: Finzsch, Konsolidierung (2005), pp. 561-741.

135. McPherson, Abraham Lincoln (1990), en esp. pp. 6 y ss.

136. El sociólogo Barrington Moore, en su estudio comparativo de las vías de acceso a la modernidad, afirmó que la guerra civil estadounidense fue la «última revolución capitalista»: Moore, Soziale Ursprünge (1969), pp. 140 y ss., en esp. 193-190. El principal representante de la tesis revolucionaria es el gran historiador de la guerra civil McPherson: Abraham Lincoln (1990), en esp. pp. 3-22.

137. Pero una gran autoridad que no es marxista también ha empleado el concepto de la revolución: Jen Yu-wen, Taiping (1973).

138. A. Lincoln, Speeches and Writings, vol. 2 (1989), p. 218.

139. Moore, Soziale Ursprünge (1969), p. 188.

140. Foner, American Freedom (1998), p. 58.

141. Brevemente, véase John Ashworth, «The Sectionalization of Politics, 1845-1860», en: Barney, Companion (2001), pp. 33-46. La obra de referencia es Freehling, Road to Disunion (1990-2007).

142. Potter, Impending Crisis (1976); Levine, Half Slave (2005).

143. Sobre el transcurso de la guerra: McPherson, Battlecry (1988).

144. W. J. Cooper/Terrill, American South, vol. 2 (19962), p. 373.

145. R. W. Fogel, Slavery Debates (2003), p. 63.

146. Es clásico Litwack, Been in the Storm so Long (1979).

147. Boles, Companion (2002), caps. 16-18.

148. Así en Eric Foner, que ha escrito el estudio general más respetado y completo de este episodio: Reconstruction (1988).

149. O incluso de 1848 a 1877, como en la obra de referencia de Barney, Battleground (1990), que emplea «1848» como fecha de inicio formal (midcentury).

150. Atwill, Chinese Sultanate (2005), p. 185: no fue un conflicto religioso puro y se produjo en buena medida por la provocación de chinos han.

151. Cifra de M. C. Meyer/Sherman, Mexican History (19914), p. 552; las obras de referencia son Tobler, Die mexikanische Revolution (1984) y la más narrativa de A. Knight, Mexican Revolution (1986).

152. Sin embargo, Mardin, Genesis of Young Ottoman Thought (1962), pp. 169-71, hace hincapié en que la Revolución Francesa tardó varias décadas en tener efectos en el imperio otomano.

153. D. C. Price, Russia (1974).

154. Para China es fundamental Reynolds, China (1993).

155. Gasster, Chinese Intellectuals (1969), en esp. pp. 106 y ss.

156. Sohrabi, Global Waves (2002), p. 58.

157. Gelvin, Modern Middle East (2005), p. 145.

158. Yoshitake, Five Political Leaders (1986), pp. 180, 193, 222.

159. Ascher, Revolution of 1905 (2004), p. 28. Es la reelaboración abreviada de una obra anterior en dos volúmenes (1988-1992).

160. Kreiser/Neumann, Türkei (2003), pp. 341 y ss.; Georgeon, Abdulhamid II (2003), pp. 87-89.

161. Cfr. D. Lieven, Nicholas II (1993).

162. La biografía estándar, que atiende en particular a los primeros años de gobierno: Amanat, Pivot (1997).

163. Es fundamental Arjomand, Constitutions (1992), pp. 49-57; Sohrabi, Historicizing Revolutions (1995).

164. Texto en Gosewinkel/Masing, Verfassungen (2006), pp. 1307-1322.

165. Ascher, Revolution of 1905 (2004), pp. 16 y ss.

166. Janet M. Hartley, «Provinvial and Local Government», en: D. Lieven, Cambridge History of Russia, vol. 2 (2006), pp. 449-467, aquí 461-465; Philippot, Les zemstvos (1991), pp. 76-80.

167. Para más detalles sobre las reformas del período Qing tardío: Chuzo Ichiko, «Political and Institutional Reform, 1901-11», en: Fairbank/Twitchett, Cambridge History of China, vol. 11 (1980), pp. 375-415; también Reynolds, China (1993).

168. Sdvižkov, Zeitalter der Intelligenz (2006), p. 150.

169. Es un clásico Venturi, Roots of Revolution (1960), caps. 21-22; con más concisión, Sdvižkov, Zeitalter der Intelligenz (2006), pp. 139-183.

170. Cfr. Vanessa Martin, Islam and Modernism (1989), pp. 18 y ss.

171. P. A. Cohen, Between Tradition and Modernity (1974), estudia un caso.

172. Breve esbozo de historia social en Jürgen Osterhammel, «Die erste chinesische Kulturrevolution. Intellektuelle in der Neuorientierung (1915-1924)», en: Osterhammel, Asien (1994), pp. 125-142, aquí 127-130.

173. Sobre el ascenso de un ejército politizado en el movimiento antihamidí véase el análisis (algo confuso) de Turfan, Rise of the Young Turks (2000); pero sobre todo la obra de referencia típica en lengua inglesa sobre la revolución de los Jóvenes Turcos: Hanioğlu, Preparation (2001).

174. Ascher, Revolution of 1905 (2004), pp. 57 y ss.

175. Keddie, Qajar Iran (1999), p. 59.

176. Zürcher, Turkey (1998), pp. 93 y ss.

177. Fung, Military Dimension (1980); pero sobre todo McCord, Power of the Gun (1993), pp. 46-79.

178. Para la historia de los hechos, cfr. J. Spence, Chinas Weg (1995), pp. 305-337.

179. Zu Yuan, figura fascinante de la transición del siglo XIX al XX: véase E. P. Young, Presidency of Yuan Shih-k’ai (1977).

180. Sobre este parlamentarismo temprano véase Abrahamian, Iran (1982), pp. 81-92.

181. Afary, Iranian Constitutional Revolution (1996), pp. 337-340.

182. Kreiser/Neumann, Türkei (2003), p. 361.

183. Sobre el régimen pahlaví hasta 1941 cfr. Gavin R. G. Hambly, «The Pahlavi Autocracy: Rixa Shah, 1921-1941», en: H. Bailey, Cambridge History of Iran, vol. 7 (1991), pp. 213-243.

184. Entre las investigaciones recientes se constata una tendencia a considerar la revolución como una variante (extrema) de (macro)violencia colectiva; véase por ejemplo C. Tilly, Collective Violence (2003).

185. Al respecto es magnífico Vanessa Martin, Qajar Pact (2005), sobre todo en la descripción de la acción de las mujeres (pp. 95-112).

186. Hsiao Kung-chuan, Rural China (1960), pp. 502 y ss.

187. Excelente: Gelvin, Modern Middle East (2005), pp. 139-146.

1. Sobre la novedad de los «imperios de la pólvora» asiáticos, Finer, History of Government (1997), vol. 3, caps. 1-4; para lo demás Lieberman, Beyond Binary Histories (1999).

2. Ernest Gellner, «Tribalism and the State in the Middle East», en: Khoury/Kostiner, Tribes (1991), pp. 109-126, aquí 109.

3. Carl A. Trocki, «Political Structures in the Nineteenth and Early Twentieth Centuries», en: Tarling, Cambridge History of Southeast Asia, vol. 2 (1992), pp. 79-130, aquí 81.

4. O’Rourke, Warriors (2000), p. 43.

5. Earle, Pirate Wars (2003), pp. 231 y ss.

6. M. Mann, Sources (1993), p. 6.

7. Birmingham, Portugal (1993), p. 125.

8. Cfr. J. Lynch, Argentine Dictator (1981), y las pp. 201-246 sobre Rosas y su gobierno del terror.

9. Una buena caracterización en A. Knight, Peculiarities (1992), pp. 102 y ss.; también M. C. Meyer/Sherman, Course of Mexican History (19914), pp. 453-457. Sobre el caudillismo clásico, anterior a 1850 aproximadamente, cfr. J. Lynch, Caudillos (1992), en esp. pp. 183-237 y 402-437. Sobre la violencia y la rudimentaria organización del Estado en la Hispanoamérica del siglo XIX véase ante todo Riekenberg, Gewaltsegmente (2003), pp. 35-79, y en particular 59-63 sobre los caudillos; sobre Centroamérica en concreto: Holden, Armies (2004), en esp. pp. 25-50.

10. R. M. Schneider, Latin American Political History (2007), p. 139. A diferencia de en el Uruguay vecino, en Argentina, después de Rosas, los caudillos quedaron sometidos a la oligarquía terrateniente.

11. Visión de conjunto en Herzfeld, Anthropology (2001), pp. 118-132.

12. Es básico Newbury, Patrons (2003), en esp. la recapitulación (pp. 256-284).

13. C. M. Clark, Kaiser Wilhelm II. (2000), p. 162. La biografía de referencia es J. C. G. Röhl, Wilhelm II. (1993-2008).

14. Schudson, Good Citizen (1998), p. 132.

15. H. C. G. Matthew, Gladstone (1997), pp. 293-312, en esp. 310 y ss.

16. J. Lynch, Argentine Dictator (1981), p. 112, también Bernand, Buenos Aires (1997), pp. 149 y ss., 155-157.

17. P. Brandt et al., Handbuch (2006), p. 42.

18. Rickard, Australia (19962), p. 113.

19. Wortman, Scenarios of Power (2006), p. 347.

20. El panorama de las formas monárquicas se describe en: D. J. Steinberg et al., Southeast Asia (1987), pp. 57-91.

21. Pennell, Morocco (2000), pp. 158-163.

22. Para la India cfr. Fisher, Indirect Rule in India (1991).

23. Thant, Modern Burma (2001), pp. 209 y ss.; Kershaw, Monarchy in South-East Asia (2001), p. 25.

24. De los numerosos estudios sobre los Estados principescos de la India destaca el siguiente, del sudeste del país: P. G. Price, Kingship (1996).

25. Kershaw, Monarchy in South-East Asia (2001), p. 26.

26. Ibíd., pp. 28 y ss.

27. M. D. Sahlins, Anahulu (1992), pp. 76 y ss.

28. Por ejemplo Geertz, Negara (1988); se trata de un libro influyente, cuya parcialidad ha sido corregida por Schulte Nordholt en Spell of Power (1996), que sobre todo sitúa la propia imagen estática de Geertz en el contexto histórico (en esp. pp. 5-11).

29. Kroen, Politics and Theatre (2000).

30. A partir del ejemplo de Birmania es muy válido Koenig, Burmese Polity (1990), pp. 16-84.

31. Morris, Washing of the Spears (1965), pp. 79 y ss., 91, 98 y ss. Sobre Shaka y su demonización cfr. C. Hamilton, Terrific Majesty (1998).

32. Laband, Kingdom in Crisis (1992), pp. 22 y ss.; Cope, Characters of Blood (1995), pp. 266 y ss.; como obra clásica sobre las formas de la monarquía en África: Fortes/Evans-Pritchard, African Political Systems (1967), en especial Fortes sobre los zulúes (pp. 25-55).

33. David K. Wyatt, «The Eighteenth Century in Southeast Asia», en: Blussé/Gaastra, Eighteenth Century (1998), pp. 39-55, aquí 47.

34. Sobre la taxonomía de las formas constitucionales: Kirsch, Monarch (1999), pp. 412 y ss. (Schaubild); cfr. asimismo P. Brandt et al., Handbuch (2006), pp. 41-51.

35. E. N. Anderson/Anderson, Political Institutions (1967), p. 35; una obra clásica.

36. C. M. Clark, Kaiser Wilhelm II. (2000), pp. 259 y ss.

37. Kohlrausch, Monarch im Skandal (2005), pp. 45 y ss.; sobre el interés de Guillermo por la técnica en general cfr. W. König, Wilhelm II. (2007), en esp. pp. 195-233 sobre el «emperador viajero» técnicamente mejor preparado.

38. Daniel, Hoftheater (1995), p. 369.

39. Rathenau, Der Kaiser (1919), p. 34.

40. Otro caso de esta serie, en el que aquí no podemos entrar, sería el del emperador Pedro II de Brasil (1825-1891, r. 1840-1889); véase al respecto la biografía de Barman, Citizen Emperor (1999).

41. Bagehot, English Constitution (1964), pp. 61, 82 y ss.

42. Entre la abundancia de bibliografía reciente sobresale: D. Thompson, Queen Victoria (2001); también Homans, Royal Representations (1998).

43. D. Thompson, Queen Victoria (2001), pp. 144 y ss.

44. Keene, Emperor of Japan (2002), pp. 632-635.

45. Amanat, Pivot (1997), p. 431.

46. Según la biografía de su sobrino, que le sucedió en el trono: Georgeon, Abdulhamid II. (2003), p. 33.

47. Fujitani, Splendid Monarchy (1996), p. 49.

48. Ibíd., p. 229: uno de los mejores libros en general sobre la monarquía del siglo XIX.

49. Deringil, Well-Protected Domains (1998), p. 18.

50. Según el joven sah de Persia: Amanat, Pivot (1997), p. 352.

51. Paulmann, Pomp und Politik (2000), p. 325, aquí pp. 301-331, para un análisis perspicaz de la visita.

52. Sobre la cuestión véase Kirsch, Monarch (1999), pp. 210 y ss. Un planteamiento original en Rosanvallon, La démocratie inachevée (2000), pp. 199 y ss., que considera a Luis Napoleón como un teórico del «cesarismo».

53. R. Price, French Second Empire (2001), p. 95; sobre la permanente fête imperiale véase Baguley, Napoleon III. (2000).

54. R. Price, French Second Empire (2001), p. 211.

55. Beller, Franz Joseph (1997), p. 52.

56. Price, People (2004), pp. 67-120, sobre las diversas orientaciones de la oposición.

57. A este respecto sigo a Rosanvallon, La démocratie inachevée (2000), pp. 199 y ss., en esp. 237 y ss.

58. Toledano, State and Society (1990), pp. 50 y ss.

59. Bernier, The World in 1800 (2000), pp. 76, 78.

60. Ibíd., p. 150.

61. Fujitani, Splendid Monarchy (1996), pp. 182-185.

62. Para un buen análisis de los problemas metódicos, también con base histórica, véase C. Tilly, Democracy (2007), pp. 59-66.

63. Caramani, Elections in Western Europe (2000), p. 53, tabla 2.3.; Fenske, Verfassungsstaat (2001), p. 516.

64. Algo más brevemente, sigo a Raphael, Recht und Ordnung (2000), p. 28.

65. Rosanvallon, Staat in Frankreich (2000), p. 51.

66. Fehrenbacher, Slavery (1981).

67. Pero con muy distintas variedades nacionales de participación política. Véase la comparación de las diversas vías en B. Turner, Theory of Citizenship (1990).

68. Ikegami, Citizenship (1995), que hace hincapié en la importancia de la oposición y los movimientos de protesta.

69. Algunas investigaciones bien fundamentadas han adelantado el surgimiento de una «esfera pública» al estilo de Habermas; en el caso de Inglaterra, hasta la década de 1640: McKeon, Secret History (2005), p. 56 y passim.

70. Habermas, Strukturwandel (1962), pp. 157 y ss.

71. H. Barker/Borrows, Press (2002); Uribe-Uran, Birth of a Public Sphere (2000).

72. Para ello es fundamental: A. Milner, Invention of Politics (1995).

73. Junto a muchos estudios específicos de historia de las ciudades, más en general para Estados Unidos, véase por ejemplo M. P. Ryan, Civic Wars (1997); para China: Ranking, Elite Activism (1986).

74. P. G. Price, Acting in Public (1991), pp. 92 y ss.

75. Ibíd., p. 113. Para la diversidad de voces que se expresaron en (el sur de) la India, y que el poder colonial no podía controlar de ningún modo, es ejemplar Irschick, Dialogue and History (1994).

76. De la démocratie en Amérique, I/ii/4, citado según Tocqueville, Demokratie (1976), pp. 216-224.

77. Finer, History of Government (1997), vol. 3, pp. 1567 y ss.; para los textos constitucionales más notables, véase Gosewinkel/Masing, Verfassungen (2006).

78. Lista en Navarro García, Historia de las Américas (1991), vol. 4, pp. 164-173.

79. Para las revoluciones del cambio de siglo véase más arriba, capítulo X.

80. Cfr. Fenske, Verfassungsstaat (2001); concisamente: W. Reinhard, Staatsgewalt (1999), pp. 410-426; el panorama general de Europa, en el momento de mayor interés por las constituciones, lo narran Kirsch/Schiera, Verfassungswandel (2001).

81. Fenske, Verfassungsstaat (2001), pp. 525 y ss. Ahora bien, Fenske destaca por no incluir a Gran Bretaña entre las democracias, alegando que su clase política seguía estando dominada, de un modo sin parangón, por la aristocracia.

82. J. Fisch, Geschichte Südafrikas (1990), pp. 203 y ss.

83. Hoppen, Mid-Victorian Generation (1998), p. 253.

84. Caramani, Elections in Western Europe (2000), p. 60.

85. Ibíd., p. 65.

86. Ibíd., p. 952; Searle, A New England? (2004), p. 133.

87. Rosanvallon, La démocracie inachevée (2000), pp. 299-302.

88. Destaca Rosanvallon, Le sacre du citoyen (1972).

89. La historia la cuenta Keyssar, Right to Vote (2000), pp. 105 y ss.

90. Sobre este último episodio cfr. Mark Elvin, «The Gentry Democracy in Chinese Shanghai, 1905-1914», en: Elvin, Another History (1996), pp. 140-165.

91. Ahora la obra de referencia es Wilentz, Rise of American Democracy (2005), caps. 9-14.

92. Fehrenbacher, Slaveholding Republic (2001), pp. 24 y ss., 76 y ss., 236 y ss.

93. Wahrman, Imagining the Middle Class (1995), caps. 9-11.

94. Fechas según Bock, Frauen (2005), p. 199.

95. Para la historia del sufragio femenino, ibíd., pp. 201-215.

96. T. C. Smith, Agrarian Origins (1959), p. 197.

97. M. W. Steele, «From Custom to Right: The Politicization of the Village in Early Meiji Japan», en: Kornicki, Meiji Japan, vol. 2 (1998), pp. 11-27, aquí 24 y ss.

98. Mason, Japan’s First General Election (1969), p. 197.

99. Según Welskopp, Banner der Brüderlichkeit (2000).

100. Sobre el socialismo utópico y el anarquismo: P. Weber, Sozialismus als Kulturbewegung (1989).

101. Grebing, Geschichte der sozialen Ideen (2000), pp. 160-168.

102. Como diagnóstico de época, pero aún interesante: Sombart, Warum gibt es in den Vereinigten Staaten keinen Sozialismus? (1906).

103. Véanse aquí también las cuatro «figuras» del Estado en Rosanvallon, Staat in Frankreich (2000), p. 14.

104. Rodgers, Contested Truths (1987), pp. 146, 169.

105. Para diversas interpretaciones de estos caminos véase por ejemplo P. Anderson, Lineages (1974), que incluye también el imperio otomano, y Ertman, Birth of the Leviathan (1997).

106. W. C. Jones, Great Qing Code (1994).

107. H. G. Brown, War (1995), p. 9 y passim.

108. G. E. Aylmer, «Bureaucracy», en: Burke, Companion Volume (1979), pp. 164-200, sigue siendo un panorama excelente.

109. Krauss, Herrschaftspraxis (1997), p. 240 y passim.

110. Berend, History Derailed (2003), pp. 188 y ss., 259. No por casualidad, la monarquía de los Habsburgo, al menos hasta 1859, era conocida como «la China de Europa» entre los contemporáneos. Cita de Langewiesche, Liberalismus in Deutschland (1988), p. 72.

111. Para una buena caracterización de las formas europeas de «racionalización» estatal, Breuer, Der Staat (1998), pp. 175-189.

112. La legitimidad tributaria es un punto crucial, que también contribuye a la eficiencia del Estado, aunque a menudo se pasa por alto. Cfr. Daunton, Trusting Leviathan (2001).

113. Sobre China: Watt, District Magistrate (1972); la India: Gilmour, Ruling Caste (2005), pp. 89-104.

114. Ibíd., p. 43.

115. Misra, Bureaucracy in India (1977), pp. 299-308.

116. Buenas descripciones en R. J. Smith, China’s Cultural Heritage (19942), pp. 55-67; Hucker, Dictionary (1985), pp. 83-96. Para el margen de acción del Estado chino a principios del siglo XIX, con el buen ejemplo de la prohibición del opio: Bello, Opium (2005).

117. Una crítica de muchos tópicos sobre la «corrupción china»: Reed, Talons and Teeth (2000), pp. 18-25.

118. Elman, Civil Examinations (2000), pp. 569 y ss.

119. Osterhammel, China (1989), pp. 163 y ss.; revisa la bibliografía más reciente Eberhard-Bréard, Robert Hart (2006).

120. Hwang, Beyond Birth (2005), p. 334.

121. Woodside, Lost Modernities (2006), p. 3: su intepretación es de lo más estimulante.

122. Findley, Ottoman Civil Officialdom (1989), p. 292 y passim.

123. Findley, Turks (2005), p. 161.

124. Silberman, Cages of Reason (1993), p. 180.

125. Constitución del Imperio Japonés (1889), Preámbulo, capítulo 1 (artículo 3).

126. Wakabayashi, Anti-Foreignism (1991), y las pp. 147-277 para una traducción de las «nuevas tesis» de Aizawa.

127. Wolfgang Schwentker, «Staatliche Ordnungen und Staatstheorien im neuzeitlichen Japan», en: W. Reinhard, Verstaatlichung der Welt? (1999), pp. 113-131, aquí 126 y ss.

128. Al respecto véase el fundamental: Lutz Raphael, «L’État dans les villages: Administration et politique dans les sociétés rurales allemandes, françaises et italiennes de l’époque napoléonienne à la Seconde Guerre Mondiale», en: Mayaud/Raphael, Histoire de l’Europe rurale contemporaine (2006), pp. 249-281.

129. Un caso bien estudiado del Japón de la década de 1870: Baxter, Meiji Unification (1994). La presión de la protesta «desde abajo», y la precariedad de la política exterior japonesa, distinguieron el caso japonés del alemán. Cfr. Yoda, Foundations of Japan’s Modernization (1996), pp. 72 y ss.

130. Baxter, Meiji Unification (1994), pp. 53-92.

131. Cfr. Breuer, Der Staat (1998); también M. Mann, Sources of Social Power (1993), pp. 444-475.

132. Bensel, Yankee Leviathan (1990), p. 367.

133. M. Mann, Sources of Social Power (1993), p. 472.

134. Wunder, Bürokratie (1988), pp. 72 y ss.

135. Ullmann, Steuerstaat (2005), pp. 56 y ss.

136. M. Mann, Sources of Social Power (1993), p. 366 (tabla 11.3).

137. Raphael, Recht und Ordnung (2000), p. 123.

138. Daunton, Progress (1995), p. 519.

139. Ali, Punjab (1988), pp. 109 y ss.; Heathcote, Military in British India (1995), pp. 126 y ss. Sobre el estado indio como guarnición militar, cfr. Peers, Mars (1995).

140. Véanse los casos estudiados en Frevert, Militär und Gesellschaft (1997); Foerster, Wehrpflicht (1994).

141. Frevert, Die kasernierte Nation (2001), pp. 193 y ss.

142. Dietrich Beyrau, «Das Russische Imperium und seine Armee», en: Frevert, Militär und Gesellschaft (1997), pp. 119-142, aquí 130-133.

143. Fahmy, All the Pasha’s Men (1997), en esp. pp. 76 y ss.

144. Eric J. Zürcher, «The Ottoman Conscription System in Theory and Practice», en: Zürcher, Arming the State (1999), pp. 79-94, en esp. 86, 91.

145. McClain, Japan (2002), p. 161.

146. R. J. Evans, Rituale der Vergeltung (2001), pp. 379-400. Aun así en Francia todavía hubo, hasta 1939, ejecuciones públicas aisladas.

147. Schrader, Languages of the Lash (2002), pp. 49, 144 y ss.

148. Como visión de conjunto cfr. David Bayley, «The Police and Political Development in Europe», en: C. Tilly, Formation of National States (1975), pp. 328-379, en esp. 340-360; como sociología comparada del poder: Knöbl, Polizei (1998).

149. Emsley, Gendarmes and the State (1999).

150. Westney, Imitation (1987), pp. 40-44, 72 y ss.

151. Ibíd., pp. 94 y ss.

152. Con el ejemplo del sur de la India: Arnold, Police Power (1986), pp. 99, 147.

153. Clive, Macaulay (1973), pp. 435-466.

154. Townshend, Making the Peace (1993), pp. 23-29.

155. J. A. Hobson, Imperialism (19883), p. 124.

156. Monkkonen, Police (1981), pp. 42, 46.

157. Excelente planteamiento en Eric H. Monkkonen, «Police Forces», en: Foner/Garraty, Reader’s Companion (1991), pp. 847-850.

158. Es el tema de Petrow, Policing Morals (1994).

159. Las contribuciones de Kraus a este tema aparecieron entre 1902 y 1907 en Die Fackel y se han recopilado en Schriften, vol. 1, Frankfurt a. M. 1987.

160. A. J. Major, State and Criminal Tribes (1999), pp. 657 y ss., 663; véase también T. R. Metcalf, Ideologies of the Raj (1994), pp. 122-125 y los caps. 3 y 4, completos sobre la categorización étnica.

161. Según M. E. Curtin, Black Prisoners (2000), pp. 1 y ss.

162. Karl-Friedrich Lenz, «Penal Law», en: W. Röhl, History of Law in Japan (2005), pp. 607-626, aquí 609 y ss.

163. Umemori Naoyuki, «Spatial Configuration and Subject Formation: The Establishment of the Modern Penitentiary System in Meiji Japan», en: Hardacre/Kern, New Directions (1997), pp. 734-767, en esp. pp. 744-746, 754, 759 y ss.

164. Dikötter, Crime (2002), pp. 56-58; pero los planes no se implantaron a gran escala hasta la república.

165. Lindert, Growing Public (2004), pp. 46 y ss.

166. Rosanvallon, Staat in Frankreich (2000), p. 104; Raphael, Recht und Ordnung (2000), p. 102; Lindert, Poor Relief (1998).

167. Al respecto es fundamental una obra de referencia como Lindert, Growing Public (2004), pp. 171 y ss.; véase también W. Reinhard, Staatsgewalt (1999), pp. 460-467.

168. Eichenhofer, Geschichte des Sozialstaats (2007), p. 54.

169. Las fechas, en una comparativa internacional, en: M. G. Schmidt, Sozialpolitik (1998), p. 180 (tabla 5).

170. Es el tema de Rodgers, Atlantic Crossings (1998), en esp. pp. 209 y ss. (sobre la seguridad social).

171. Esping-Andersen, Three Worlds (1990).

172. Sobre toda esta sección cfr.: P. D. Curtin, World (2000), pp. 128-191.

173. Al respecto Faroqhi, Kultur und Alltag (1995), p. 30.

174. Se resume en todas las historias del imperio otomano, con especial precisión en Davison/Dodd, Turkey (19983), pp. 91-104; Kreiser/Neumann, Türkei (2003), pp. 330-338; Hanioğlu, Brief History (2008), pp. 72-108. Aunque más modestos, en Irán también hubo impulsos reformistas influidos por el modelo otomano: Bakhash, Iran (1978).

175. Cfr. Anastassiadou, Salonique (1997); Hanssen, Beirut (2005).

176. Rich, Age of Nationalism (19772), pp. 145 y ss., establece paralelos interesantes entre las reformas contemporáneas, más o menos «liberales», de Gran Bretaña y Rusia.

177. W. B. Lincoln, Great Reforms (1990); Eklof et al., Russia’s Great Reforms (1994); Beyrau et al., Reformen (1996).

178. Incluso Corea, el último país del Asia oriental que aún seguía en gran medida cerrado a Occidente, inició una política de reformas para «consolidarse». Cfr. Palais, Politics and Policy (1991).

179. W. Reinhard, Verstaatlichung (1999).

180. Se estudia un caso en Roussillon, Identité et modernité (2005).

181. Paul Wanderwood, «Betterment for Whom? The Reform Period, 1855-1875», en: M. C. Meyer/Beezley, Oxford History of Mexico (2000), pp. 371-396.

182. Polunov, Russia (2005), pp. 123 y ss., 174-189.

183. Maurus Reinkowski, «The State’s Security and the Subjects’ Prosperity: Notions of Order in Ottoman Bureaucratic Correspondence», en: Karateke/Reinkowski, Legitimizing the Order (2005), pp. 195-212, aquí 206; Reinkowski, Dinge der Ordnung (2005), pp. 284, 287.

184. Perkins, Modern Tunisia (2004), pp. 14 y ss.

185. Cfr. Mock, Imperiale Herrschaft (1982).

186. Véase Torp, Herausforderung (2005).

187. Trocki, Opium and Empire (1991).