1. ESTUDIO Y ANÁLISIS

 

1.1. GÉNERO, RELACIONES E INFLUENCIAS

El criterio con que hemos preparado esta selección ha sido elegir textos de Jovellanos en que éste abordara temas de carácter literario, dejando a un lado otros asuntos, e incluso obras de creación, que también escribió. Sus opiniones en materia literaria las expresó Jovellanos con mucha frecuencia en sus cartas dirigidas a sus amigos, a los que aconsejaba, como los poetas salmantinos, o a los que respondía cuando le pedían opinión sobre sus obras, como Meléndez Valdés, Ramón de Posada, Trigueros, González de Posada, Caveda o Vargas Ponce. El epistolario de Jovellanos es quizá, junto con su Diario, de lo más interesante que salió de su pluma, para conocer la riqueza interior del autor y multitud de aspectos del mundo y de la época en que vivió.

El género epistolar fue ampliamente cultivado por los intelectuales en distintos períodos históricos y, como señala Caso González, “Jovellanos fue toda su vida un excepcional escritor de cartas”. Por eso, el epistolario de Jovellanos es uno de los más vastos del siglo XVIII. Su correspondencia, editada por Caso, ocupa cuatro gruesos volúmenes e incluye además, cuando es posible, las cartas de sus corresponsales, que van desde los miembros de su propia familia hasta altas personalidades de la época, aunque las más numerosas son las que intercambió con sus amigos. En una época en que no existían todavía los actuales medios de comunicación, las cartas eran un vehículo privilegiado para el intercambio de ideas y noticias y para mantener una amistad amenazada a veces por la distancia. La correspondencia de Jovellanos aborda todo tipo de cuestiones, del ámbito privado y del público, con el interés añadido de que, al no haber sido escritas para su publicación, las opiniones y juicios de sus autores se vierten con mayor sinceridad, permitiéndonos conocer mejor al personaje.

En el caso de Jovellanos, también es posible hallar la expresión directa de sus opiniones sobre asuntos literarios, aunque vertida en un molde más formal, en los informes, memorias o tratados que redactó y en los discursos que pronunció, como la Memoria sobre los espectáculos públicos, a la que pertenece el fragmento Sobre la reforma del teatro, la Oración sobre la necesidad de unir el estudio de la Literatura al de las Ciencias, o la Memoria sobre Educación pública o Tratado teórico-práctico de enseñanza, de la que hemos seleccionado las páginas Sobre Poética.

 

1.2. EL AUTOR EN EL TEXTO

En todos los textos seleccionados el autor está presente a través de la primera persona narrativa, ya porque la literatura epistolar forma parte de la literatura autobiográfica, ya porque se trate de fragmentos de discursos o informes en los que el autor vierte desde la primera persona sus propias opiniones. Nos encontramos, por lo tanto, ante unos textos que a pesar de su diversidad genérica y de su diferente intencionalidad tienen en común su vinculación, por su contenido, con la crítica y la historia literarias. En todos se advierte la formación ilustrada de Jovellanos, que acude con frecuencia a la mención de autores clásicos, a citas de sus obras o a referencias mitológicas.

 

1.3. CARACTERÍSTICAS GENERALES (PERSONAJES, ARGUMENTO, ESTRUCTURA, TEMAS, IDEAS)

Al no tratarse de literatura de ficción, los personajes que encontramos en esta Prosa selecta son, en primer lugar, los destinatarios de las cartas y de los tratados y discursos de Jovellanos, personajes reales e históricos, muchos de ellos importantes en la España de la Ilustración. Otros personajes históricos, contemporáneos de los corresponsales, aparecen mencionados en las cartas. En distinto plano hallamos a otros personajes, muy numerosos, pertenecientes al ámbito literario, filosófico o mitológico, que poblaban el mundo intelectual de un ilustrado, y cuyos nombres resultaban familiares y eran de uso común en la conversación de quienes tenían un buen bagaje cultural.

Los textos recogidos giran en torno a asuntos de carácter literario, aunque los argumentos sean diversos, y vayan desde los consejos sobre la creación poética a los amigos salmantinos, hasta la formación humanística y literaria necesaria a los jóvenes, pasando por cuestiones que preocupaban a los ilustrados desde tiempo atrás, como la necesaria reforma del teatro y los espectáculos públicos.

Es significativo que la primera de las cartas, la Epístola de Jovino a sus amigos salmantinos, que reproducimos, esté escrita en verso. Pertenece a la modalidad poética de la epístola, y, como tal, está escrita en tercetos, la forma métrica preferida para este tipo de composiciones. Esta epístola tiene importancia no sólo por su contenido, ya que Jovellanos se permite aconsejar a tres poetas contemporáneos la línea que, a su parecer, deben seguir en su creación poética, sino también como composición poética en sí misma.

En la Carta de Jovellanos a don Juan Meléndez Valdés y en la Carta a don Francisco de Paula Caveda, Jovellanos analiza desde un punto de vista neoclásico las obras de dos amigos, estudiando la invención, sentencia, dicción y versificación, que equivalen a lo que en la actualidad llamamos contenido y forma: el contenido o significado sería la invención, y la forma o significante abarcaría el lenguaje, el estilo y la métrica. Con respecto a esta última, Jovellanos trata el tema de la cesura a propósito del verso blanco. A pesar de la distancia de diecinueve años que existe entre las dos cartas, mantiene ideas semejantes, que coinciden además con las expuestas en la Carta a Carlos González de Posada, escrita en 1792.

Aunque Jovellanos no tuvo como oficio la literatura, en medio de sus muchas obligaciones profesionales dedicó buenos ratos a la creación poética. Así lo comprobamos a través de la Carta a su hermano don Francisco de Paula Jovellanos, al remitirle sus poesías juveniles en 1779. El texto que reproducimos incluye, como parte de la misma epístola, el poema final, que otros autores han editado por separado. El contenido de la carta a su hermano es semejante al de la Carta a don Ramón de Posada Soto, del mismo año. En ambas alude a la necesidad de ocultar a la opinión pública, como una debilidad, la afición a la creación poética, sobre todo de asunto amoroso, por considerarla “tarea impropia de un hombre serio”, pero no proscribe a los poetas jóvenes que la cultivan. En las dos cartas expone su pensamiento sobre las causas de la decadencia de la poesía española en el siglo XVIII. El número de autores clásicos latinos y griegos, españoles y extranjeros citados testimonian su amplísima cultura.

La afirmación de que el oído es el mejor juez de la musicalidad del verso blanco, de la Carta a don Ramón de Posada Soto, volveremos a encontrarla en la Carta a Carlos González de Posada, escrita en 1792. Se trata, una vez más, de enjuiciar la obra de un amigo, a petición de éste. Los versos a los que se refiere se han perdido, pero la crítica de Jovellanos deja entrever que González de Posada tenía más afición que aptitudes para la poesía. El interés de esta carta estriba en que en ella expone Jovellanos su teoría sobre el verso blanco. Opina Caso que “quizá el conjunto de sus cánones sea discutible, y en algún caso no manifiesta más que un gusto muy particular; pero merece bastante consideración la idea de enlazar musicalidad con cesuras y pausas. Su Sátira II a Arnesto es un buen ejemplo de los efectos estilísticos que se pueden conseguir al hacer múltiples combinaciones de encabalgamientos, rupturas inusitadas de ritmo y efectos sonoros de acentos fundamentales que recaen sobre palabras agudas”.

La Carta a fray Juan Fernández de Rojas se refiere a varios hechos interesantes para la historia literaria y para conocer el talante de Jovellanos. Es la carta de agradecimiento por el ejemplar que fray Juan le ha enviado de las poesías de fray Diego González. Delio había fallecido en 1794, y la carta es una muestra más de las opiniones de Jovellanos sobre una obra literaria y de su papel de guía y consejero para los poetas salmantinos. Pueden confrontarse las ideas expuestas en su último párrafo con las de la Carta a su hermano don Francisco de Paula Jovellanos en 1779.

En cuanto a las Cartas a Cándido María Trigueros, diremos que en la primera aparecen muchas de las ideas que hemos señalado como características del siglo XVIII: la figura del hombre ilustrado que aborda en sus obras los más variados temas; la inquietud de Jovellanos ante los nuevos vocablos; y, sobre todo, su juicio sobre Los Menestrales. Esta obra mediana de Trigueros no parece actualmente merecedora de los elogios que le tributó su amigo Jovellanos.

En la segunda vemos al erudito interesado por un asunto tan dieciochesco como la redacción por parte de Trigueros de una obra útil y enciclopédica.

La tercera abunda en detalles sobre las Memorias y pone de manifiesto los vastos intereses y conocimientos de Jovellanos en cualquier materia. Importa también por la personal crónica teatral que hace sobre Los Menestrales, de Trigueros, y Las bodas de Camacho, de Meléndez, y por los breves comentarios finales sobre García de la Huerta.

La Carta a José Vargas Ponce recoge una severa crítica a la actuación y a la obra de un amigo. Critica el tono oratorio del Discurso de Vargas, no sólo porque ese tono no está de acuerdo con el contenido, sino porque lo considera un vicio de la época. Y en cuanto al estilo quedan de manifiesto las ideas de Jovellanos, coincidentes con las de Buffon. Vargas Ponce, en opinión de Jovellanos, se ha traicionado a sí mismo al traicionar su propio estilo. Sobre las opiniones de Jovellanos advierte Caso que “equivalen a una negación del universalismo clasicista, en cuanto que éste queda reducido a una pura técnica, que naturalmente se aprende. Pero además la naturaleza misma no consiente que nadie intente modificarla”.

El fragmento de la primera de las Cartas a Ponz lo hemos seleccionado porque ilustra un momento de nuestra historia de la literatura y de los literatos, y concretamente las influencias de la amistad que existió entre Jovellanos y Meléndez.

En cuanto al fragmento de la Memoria sobre espectáculos relativo a la reforma del teatro, nos parece de una importancia grande para la historia del arte dramático en España. Jovellanos escribió de esta Memoria en su Diario: “Me parece que tiene algún mérito, aunque hallo mi estilo redundante, como en casi todo cuanto escribo”.

La Oración [discurso] sobre la necesidad de unir el estudio de la Literatura al de las Ciencias es en sí misma una pieza representativa del estilo de Jovellanos, y las ideas que contiene reflejan lo avanzado y reformista de su pensamiento en materia educativa. El término literatura no se puede tomar aquí en el mismo y exacto sentido con que se emplea actualmente. Viene a significar ese interés por las humanidades, por la formación integral de la persona que propugnaba la mentalidad ilustrada.

Sólo nos queda añadir que el breve fragmento de tipo didáctico del Tratado teórico-práctico de enseñanza es una síntesis del pensamiento de Jovellanos sobre la enseñanza de la Poética en la juventud.

 

1.4. FORMA Y ESTILO

Cada texto de esta Selección es independiente y algunos, como Sobre la reforma del Teatro o Sobre Poética forman parte de un conjunto más amplio. También hay que tener en cuenta que algunas cartas no están completas, no porque las hayamos abreviado, sino porque sólo se conserva del original el fragmento transcrito. En cualquier caso, en todos los textos es patente el conocimiento que tenía Jovellanos de las reglas clásicas de composición, que cimentan sus escritos sobre una estructura lógica y ordenada, en donde las ideas se van concatenando de modo que resulta fácil seguir el hilo de su argumentación.

El estilo de la prosa de Jovellanos es natural y claro, si bien con un léxico rico y abundantes referencias cultas, propias de un ilustrado. El tono coloquial utilizado en la mayor parte de las cartas seleccionadas avala esa naturalidad del estilo epistolar de Jovellanos, que dialoga con un interlocutor que, aunque ausente, está implícito en el texto.

Los textos seleccionados permiten comparar los diferentes registros de la prosa de Jovellanos cuando se dirige a amigos tan queridos (o con los que tiene tanta confianza) como Ramón de Posada, José Vargas Ponce, Carlos González de Posada, o su hermano mayor, Francisco de Paula (Pachín en muchas de sus cartas), o cuando escribe a personajes con los que mantiene un trato más formal, aunque siempre amistoso, como Francisco de Paula Caveda o Cándido María Trigueros.

También es muy distinto el tono oficial de la Memoria para el arreglo de la policía de espectáculos y diversiones públicas, al que pertenece el fragmento Sobre la reforma del Teatro, y el del fragmento Sobre Poética, perteneciente a la Memoria sobre educación pública, del afectivo y cordial que emplea en la Oración sobre la necesidad de unir el estudio de la Literatura al de las Ciencias, pronunciada ante un público tan querido como los alumnos del Instituto Asturiano y sus familiares.

 

1.5. COMUNICACIÓN Y SOCIEDAD

Si en alguna modalidad literaria puede decirse que el receptor está presente en el texto es en el género epistolar, en el que el destinatario se encuentra de algún modo implícito en el mensaje. Esto es muy evidente en las cartas de Jovellanos, en las que, sin abandonar nunca su preocupación por el estilo, el autor supedita el arte literario a los contenidos que desea transmitir. No obstante, la calidad de su prosa y la riqueza de su contenido hacen que las cartas de Jovellanos sean dignas de ser publicadas y conocidas, ya que en ellas se encierra abundante información a todos los niveles, sobre un período tan importante de la vida española como es el paso del siglo XVIII al XIX, además de ser modelo del género epistolar.

Los discursos y tratados, escritos para ser pronunciados y editados, tienen en común con las cartas, además de su valor literario, su pertenencia a la literatura no ficcional y, en sí misma, eminentemente comunicativa.

 

 

2. TRABAJOS PARA LA EXPOSICIÓN ORAL Y ESCRITA

 

2.1. CUESTIONES FUNDAMENTALES SOBRE LA OBRA[260]
2.2. TEMAS PARA EXPOSICIÓN Y DEBATE

 

—Después de haber leído estos textos de Jovellanos, ¿qué rasgos propios de la Ilustración señalarías en ellos? ¿En qué se advierte que son obra de un ilustrado? (En los temas que trata, en el modo de tratarlos, en ciertos rasgos de la prosa, en las frecuentes menciones de autores clásicos, en el sentido de observación, en la precisión científica...).

—De la lectura de estas cartas, que son sólo una pequeña muestra, se deduce que Jovellanos tuvo muchos amigos y que mantuvo con ellos una abundante correspondencia. ¿Qué opinas de la decadencia del género epistolar en la actualidad, debida a los nuevos medios de comunicación y a los avances tecnológicos?

 

—La literatura epistolar es una de las modalidades de la escritura autobiográfica: ¿Qué facetas de la personalidad de Jovellanos se advierten en las cartas que se incluyen en esta Selección?

 

—¿Qué diferencias encuentras entre el Jovellanos que escribe cartas a sus amigos y el autor de informes y discursos? Pon ejemplos de los textos incluidos en esta Selección.

 

—En las cartas que incluimos puede advertirse que Jovellanos tiene más confianza con unos destinatarios que con otros. ¿Quiénes se nota que eran más amigos suyos? ¿Con quiénes mantiene una relación más formal? ¿Cómo se refleja esto en el estilo?

 

—En la época de Jovellanos tener sensibilidad y manifestarla se consideraba algo muy positivo. Señala en qué momentos Jovellanos da muestras de ella en los textos de esta Selección.

 

—¿Por qué quiere Jovellanos que sus amigos salmantinos se dediquen a otro tipo de poesía distinto del que vienen cultivando?

 

—¿Por qué crees que Jovellanos escribe en verso la Epístola a sus amigos salmantinos? ¿Qué características tiene la epístola como género?

—En la época de Jovellanos era frecuente que los magistrados y las personas con cargos públicos ocultaran su afición a la poesía, porque les parecía una ocupación poco seria, indigna de su categoría. Jovellanos habla de esto en dos de las cartas que hemos recogido. ¿En qué se basaba para pensar así? ¿Qué opinas tú de esto? ¿Qué le dirías?

 

—Comenta, con ayuda de las notas a pie de página, el siguiente párrafo de Jovellanos en la primera Carta a Antonio Ponz: “Anacreonte y Catulo son las delicias de un joven; Homero y Virgilio de un hombre hecho; y Eurípides y Horacio de un anciano”.

 

—¿Cuáles son, según Jovellanos en el texto Sobre la reforma del Teatro, las principales causas del estado lamentable en que se encuentra el teatro de su tiempo?

 

—¿Por qué criticaban a Jovellanos los detractores del Instituto Asturiano? ¿Qué dice de esto el propio Jovellanos en la Oración sobre la necesidad de unir el estudio de la Literatura al de las Ciencias?

 

—¿Qué opina Jovellanos de la especialización de los conocimientos humanos?

 

—Enumera y comenta los argumentos que emplea Jovellanos para defender el estudio de las Humanidades.

 

—Resume en varios puntos las principales ideas de Jovellanos sobre la Educación expuestas en su Oración sobre la necesidad de unir el estudio de la Literatura al de las Ciencias. ¿Cuál es, para él, el objeto principal del estudio? Señala el párrafo en que Jovellanos destaca la vertiente social del estudio, de la adquisición de conocimientos.

 

—¿Qué opina Jovellanos del estudio de los autores clásicos en la Oración sobre la necesidad de unir el estudio de la Literatura al de las Ciencias?

 

—Comenta la respuesta que da Jovellanos a la pregunta que él mismo formula: “¿Por qué en las obras de los modernos, con más sabiduría, se halla menos genio que en las de los antiguos, y por qué brillan más los que supieron menos?” ¿Aconseja Jovellanos la imitación de los clásicos o la imitación de la naturaleza? ¿En qué argumentos se apoya?

 

—En la Carta a José Vargas Ponce, Jovellanos enjuicia un discurso de éste. ¿Qué defectos encuentra en él, en cuanto a su contenido y en cuanto al modo de desarrollarlo?

 

—A partir de los textos incluidos en esta Selección, trata de sintetizar en cinco o seis puntos las ideas de Jovellanos sobre la creación literaria y sobre los distintos géneros.

 

2.3. MOTIVOS PARA REDACCIONES ESCRITAS

 

—Después de leer las propuestas de Jovellanos sobre la reforma del teatro, escribe un ensayo comparativo, en el que analices los cambios que ha habido desde entonces en el teatro español, en todos los campos que Jovellanos menciona: la selección de obras que se representan, la preparación y arte de los actores, la escenografía y la puesta en escena, los locales y el comportamiento del público, etc.

 

—Tomando como puntos de partida los dos retratos que de Jovellanos pintó Goya y las semblanzas que de él incluimos en esta Selección (de Quintana, del conde de Toreno, de Azorín) describe a Jovellanos, tanto en el aspecto físico como en el moral. ¿Qué rasgos de su personalidad destacarías? ¿Cuáles fueron sus virtudes más notables?

—Escribe un artículo en el que expongas tus propias opiniones sobre la necesidad de una formación humanística en la actualidad.

 

2.4. SUGERENCIAS PARA TRABAJOS EN GRUPO

 

—Intercambiar las redacciones realizadas según las sugerencias del apartado anterior, y juzgarlas por carta, tal como hacía Jovellanos con los escritos de sus amigos, teniendo en cuenta que Jovellanos en sus críticas no sólo señala lo negativo, sino que alaba los aspectos positivos y sugiere, con tacto, lo que se debe mejorar.

 

—Organizar una mesa redonda sobre el teatro en la España de hoy: autores, compañías, actores, locales, obras, géneros, público, atención que se le dedica desde las instancias oficiales, crítica, etc.

 

—A la luz del texto de Jovellanos Sobre la necesidad de unir el estudio de la Literatura al de las Ciencias, establecer un debate sobre esta cuestión y el lugar de las Humanidades en los actuales planes de estudios. ¿Son válidos los mismos argumentos que emplea Jovellanos? ¿Cuáles se pueden aportar hoy día?

 

—Con ayuda del fragmento del conde de Toreno, y de algún otro libro de historia, recrear el momento en que José Bonaparte propone a Jovellanos que sea ministro de su gobierno, y la negativa de éste, haciendo hincapié en sus argumentos. Recrear asimismo el momento en que Jovellanos accede a ser miembro de la Junta Suprema Central del gobierno de España, ante la invasión francesa de 1808.

 

—Reconstruir la relación de obras dramáticas que se estrenaron en España en vida de Jovellanos, ayudándose con libros y con los nuevos medios electrónicos.

—¿Qué materias se estudiaban a vuestra edad en tiempos de Jovellanos?

 

—Visita a los lugares en que vivió y sobre los que escribió Jovellanos.

 

2.5. TRABAJOS INTERDISCIPLINARES

 

—Bastantes de los personajes con los que Jovellanos intercambió correspondencia o con los que trató durante su vida fueron retratados por Francisco de Goya. Localiza esos cuadros y completa la información que tienes sobre cada uno de esos amigos de Jovellanos.

 

—Amplía tus conocimientos sobre los lugares en que vivió Jovellanos, a través de la red: su casa natal en Gijón, Salamanca, Madrid, Sevilla, Mallorca (la cartuja de Valldemosa, el castillo de Bellver), etc. Reconstruye su itinerario vital con imágenes de los lugares que recorrió a lo largo de su vida.

 

—Haz una relación de películas que se desarrollen en época de Jovellanos, y después de ver alguna de ellas, redacta una crítica.

 

—Suponiendo que fueras periodista y tuvieras oportunidad de entrevistar a Jovellanos, prepara unas ocho o diez preguntas que te gustaría hacerle.

 

2.6. BÚSQUEDA BIBLIOGRÁFICA EN INTERNET Y OTROS RECURSOS ELECTRÓNICOS

 

—Existen en la red muchos enlaces relativos al siglo XVIII: completar los conocimientos sobre la época histórica en que vivió Jovellanos. Pueden repartirse las búsquedas sobre distintos aspectos: personajes de la política, de la literatura, de las artes, etc.; conceptos de época: absolutismo, centralismo, Ilustración, despotismo ilustrado, etc.; historia: Guerra de la Independencia...

 

—En 1994 se creó el Premio Internacional de Ensayo Jovellanos. Acceder a sus bases y, de acuerdo con ellas, simular una convocatoria en la que participen todos los integrantes de la clase. Después, un jurado premiará el trabajo más destacado.

 

—Busca en la red bibliografía sobre Jovellanos y la España de su tiempo en bibliotecas españolas y extranjeras.

 

—Diseña una página web sobre Jovellanos, con enlaces que remitan a su obra, a su época histórica, a sus contemporáneos, etc.

 

3. COMENTARIO DE TEXTOS

 

Memoria del castillo de Bellver

[Fragmento]

 

Las laderas y pendientes que caen a estos valles se ven cortadas en anchos bancales desde el pie hasta la cresta. En ellos halla ya libre paso la reja y anchos espacios el cultivo. La tierra, que fue arrebañada de entre las cortaduras de las rocas o porteada de largas distancias para rellenar el nuevo suelo, se ve cubierta de árboles y sembrados, y es forzada a sustentar en su seno plantas y semillas que nunca conociera. Las rocas han desaparecido enteramente, y como por encanto fueron transformadas en hermosos márgenes y robustos estribos para sostener el dominio que les fuera robado; y levantados sobre precipicios estos anfiteatros pensiles, la magia de la industria se ocupa continuamente en decorarlos y enriquecerlos con toda la pompa del reino vegetal y preciosos dones del cultivo.

El cielo, amigo mío, trayéndome a estos lugares me ha dado que pueda observar en ellos tantos prodigios de la industria humana, y gozar con frecuencia de un espectáculo, a que mi situación añade cada día nuevos encantos. Alguna vez, contemplándolos absorto, los miro y admiro como un vivo emblema del hombre inocente, colocado en la adversidad. Porque también él, a fuerza de luchar con la aspereza de su suerte, logra vencer los precipicios y derrumbaderos en que le despeñó la fortuna. También él descubre y conquista en su alma nuevos espacios para el ejercicio de sus fuerzas, y también él coge sazonados frutos de instrucción y desengaño en el árido y estéril suelo del infortunio. ¡Oh lugares de silencio y reposo! ¡Oh taciturnas y escondidas cañadas de Puigdorfila, abiertas siempre a la meditación y a la luz de la santa y consoladora filosofía! ¡Oh, y cómo vuestra opaca soledad y sombras agradables armonizan con la suave melancolía de mi alma, cuando en las ardientes tardes del estío me acogen en su seno y refrigeran mis miembros fatigados, mientras que el sol, cayendo hacia la cumbre del alto Galatzó, lanza sus postreros rayos sobre la inflamada llanura! ¡Oh, y cuán lleno del placer que me inspiran penetro por el frondoso valle de los lirios, en cuyas umbrías se complacen de hacer su morada las lastimeras tórtolas, y subo y salgo tranquilo a la abierta vallada de Son Berga, para solazarme entre los antiguos olivos y algarrobos que enriquecen su campo!

 

Partiendo de que para comentar un texto no existen reglas fijas, nos parece sin embargo que para que el comentario sea completo es necesario abordarlo desde distintos puntos de vista. Como se trata de un fragmento, procuraremos en primer lugar situar el texto en su contexto, y brevemente (no es necesario extenderse) haremos referencia a la obra a la que pertenece, al autor y al resto de su obra (en lo que tenga que ver con el fragmento), a la época histórica, cultural, literaria, en que este fragmento se encuadra.

A continuación analizaremos la estructura del fragmento y la distribución de la materia temática, de acuerdo con las partes de la estructura. Hemos de señalar que los apartados en que se puede dividir un texto no siempre coinciden con la división que puede a veces apreciarse a primera vista: estrofas en los textos en verso, o puntos y aparte u otra división semejante cuando nos hallamos ante textos en prosa, por ejemplo.

Veremos a continuación el ritmo del fragmento. Este punto, cuando los textos son en verso, debe dedicarse al análisis de la métrica en su totalidad. Aquí nos detendremos a comentar el ritmo, porque es algo que destaca en este fragmento concreto, y en todo comentario debe hacerse hincapié en aquellos aspectos que se aprecian como peculiares del texto.

Finalmente abordaremos el análisis estilístico, que consiste en señalar los recursos de que se ha valido el autor para lograr un texto con calidad literaria.

 

3.1. EL TEXTO EN SU CONTEXTO. EL TEMA

 

Nos encontramos ante un fragmento de la Descripción del castillo de Bellver, escrita por Jovellanos hacia 1805-1806, durante su prisión en Mallorca. Esta obra es una de las más interesantes de Jovellanos desde el punto de vista literario, por la belleza de su prosa, en la que se aprecian aspectos que años más tarde caracterizarán al movimiento romántico. Uno de ellos es el modo peculiar de tratar el tema de la naturaleza y el paisaje, de que tenemos buen ejemplo en este fragmento. Es, de todos modos, un paisaje visto con los ojos de un ilustrado, que aprecia la utilidad del terreno, al mismo tiempo que la belleza, y que medita y reflexiona, a la vez que goza, ante el espectáculo que se ofrece a su vista, relacionándolo con sus propios pensamientos y sentimientos. El pasaje tiene sabor autobiográfico. Jovellanos no crea un paisaje literario a partir de su estado de ánimo, sino que un paisaje real y concreto despierta en él esas emociones.

 

3.2. ESTRUCTURA DEL CONTENIDO

Podemos diferenciar en el texto tres partes:

 

I. Desde Las laderas y pendientes... hasta preciosos dones del cultivo. Se trata de una descripción, más o menos objetiva, del paisaje que el autor contempla. El propio autor no aparece en el texto. La descripción, ajena a él, está en tercera persona.

 

II. Es la comprendida entre El cielo... y suelo del infortunio. Supone un cambio con respecto a la anterior, porque aparece la primera persona, el yo del autor y sus propios pensamientos en relación con el paisaje anteriormente descrito, y el interlocutor o destinatario (amigo mío). Consta esta parte de una breve introducción (hasta nuevos encantos) y de un símil o alegoría en donde el autor, en tercera persona (el hombre inocente) habla de su propia situación.

 

III. Abarca desde ¡Oh lugares...! hasta el final del fragmento. Forman esta parte cuatro oraciones exclamativas, en gradación creciente, que alargan sus períodos desde la primera hasta la última. Supone esta parte el punto culminante del clímax que se da entre las tres partes del texto que estamos analizando.

 

En efecto, a lo largo de él vamos pasando desde lo más externo (el paisaje) hasta lo íntimo (la reflexión personal), para desembocar en la expresión vehemente del sentimiento.

En cada una de las tres partes existen, además del planteamiento general, algunos términos que nos confirman que nos hallamos en la época de la Ilustración. La magia de la industria, en I, los prodigios de la industria humana, en II, y la luz de la santa y consoladora filosofía, en III, apuntan directamente hacia el siglo XVIII, con su preocupación por el progreso material y cultural de los pueblos y de los individuos, y su interés por la filosofía y por la felicidad del ser humano.

La alegoría del apartado II (exactamente en el medio de él) trasluce la injusta prisión de que fue objeto el autor/narrador, sin juicio público, su traslado a la cartuja de Valldemosa en calidad de desterrado, y su posterior prisión en el castillo de Bellver. Y algo todavía más íntimo: su temple moral, que le ayuda a erguirse ante las dificultades hasta exclamar que “el cielo […] trayéndome a estos lugares me ha dado que pueda observar en ellos tantos prodigios de la industria humana, y gozar con frecuencia de un espectáculo, a que mi situación añade cada día nuevos encantos.” El apartado III nos da a conocer, además, el modo de vida que llevó Jovellanos en Mallorca, a partir del momento en que se le permitió, por motivos de salud, pasear por los alrededores del castillo y escribir sobre la historia y los monumentos de la isla: sus paseos por las cañadas de Puigdorfila, las subidas hasta la vallada de Son Berga.

 

3.3. EL RITMO

Habremos comprobado, al leer el texto, que no hemos podido hacerlo de prisa. La constitución misma de la prosa nos obliga a una lectura reposada. Se debe esto al propio asunto y a una serie de recursos literarios o figuras retóricas —las analizaremos después—, que aportan al texto un ritmo sereno.

El hecho mismo de tratarse de la descripción de un paisaje comporta estatismo. La reflexión interior del segundo apartado se realiza contemplándolos absorto, lo cual tampoco conlleva dinamismo. Incluso la vehemencia de las expresiones del último párrafo consigue esa quietud por medios gramaticales, que veremos.

Los recursos que dan lugar a un ritmo lento son los siguientes:

 

a) abundancia de verbos en presente de indicativo, con duplicación en muchos casos: miro y admiro, descubre y conquista; en infinitivo: observar, gozar, luchar; o en gerundio: trayéndome, contemplándolos, que aporta una sensación durativa;

 

b) en el apartado III aparecen frases sin verbo: ¡Oh lugares de silencio y reposo! ¡Oh taciturnas y escondidas cañadas de Puigdorfila, abiertas siempre a la meditación y a la luz de la santa y consoladora filosofía!;

 

c) los incisos, que retardan el curso de la prosa: el cielo, amigo mío, trayéndome…; alguna vez, contemplándolos absorto, los miro…;

 

d) el uso de anáforas o giros anafóricos, que nos retrotraen en la lectura a un período anterior: Porque también él, a fuerza de luchar… También él descubre y conquista… y también él coge sazonados frutos… ¡Oh lugares… ¡Oh taciturnas… ¡Oh, y cómo… ¡Oh, y cuán…;

 

e) duplicaciones de sustantivos, adjetivos, formas verbales e incluso frases, en algunos casos con valor sinonímico:

 

—en el apartado I: laderas y pendientes; libre paso la reja y anchos espacios el cultivo; árboles y sembrados; plantas y semillas; hermosos márgenes y robustos estribos; decorarlos y enriquecerlos; toda la pompa del reino vegetal y preciosos dones del cultivo.

 

—en el II: miro y admiro; precipicios y derrumbaderos; descubre y conquista; instrucción y desengaño; árido y estéril.

 

—en el apartado III: silencio y reposo; taciturnas y escondidas; a la meditación y a la luz; santa y consoladora; opaca soledad y sombras agradables; subo y salgo; olivos y algarrobos.

 

3.4. ANÁLISIS ESTILÍSTICO

Lo primero que advertimos al analizar el estilo es la evidente intención literaria del texto, y la subjetividad del enfoque. Estos dos hechos determinarán el empleo de determinados recursos estilísticos que analizaremos.

 

1) El léxico que hallamos es rico y preciso, e inclina a pensar en la amplia cultura de su autor. En la parte I, los términos son descriptivos, aunque se busca la belleza y exactitud del lenguaje. El tono poético aumenta en el apartado II con esa gradación que señalábamos. El apartado III, sin embargo, contiene mayor cantidad de léxico propio del lenguaje poético o literario, como estío, seno (de las sombras), cuán, umbrías, morada, solazarme…, que culmina en el clímax mencionado.

 

2) En el plano sintáctico destaca la abundante utilización de adjetivos, pospuestos (con matiz descriptivo) pocas veces, y sobre todo antepuestos, con toda la carga subjetiva que implica esta colocación. En cuanto a los primeros: anfiteatros pensiles, hombre inocente, sombras agradables, miembros fatigados.

 

Los segundos abundan:

 

I. anchos bancales, anchos espacios, largas distancias, hermosos márgenes, robustos estribos, preciosos dones.

 

II. nuevos encantos, vivo emblema, nuevos espacios, sazonados frutos, árido y estéril suelo.

 

III. taciturnas y escondidas cañadas, santa y consoladora filosofía, opaca soledad, suave melancolía, ardientes tardes, postreros rayos, inflamada llanura, frondoso valle, lastimeras tórtolas, abierta vallada, antiguos olivos y algarrobos.

 

Resulta evidente la intensificación al final del fragmento. En esta misma línea se encuentran las anáforas, que hemos mencionado al hablar del ritmo, por el papel que desempeñan en él, pero que desde el punto de vista estilístico interesan como figura retórica con intención estética.

Aunque sólo se utiliza una vez en el fragmento, importa destacar también la derivación como recurso de estilo, que hallamos en miro y admiro.

Podemos señalar además varios hipérbatos (recurso propio de la lengua culta) desde el comienzo del texto (halla ya libre paso la reja y anchos espacios el cultivo) y la presencia de un quiasmo, que evita la monotonía de la construcción: vuestra opaca soledad y sombras agradables.

 

3) En el plano fónico destaca la aliteración de /r/ en el párrafo que abarca desde La tierra… hasta que les fuera robado, que intensifica la sensación de esfuerzo y trabajo que el autor quiere transmitir. Una más leve aliteración del mismo sonido encontramos en el párrafo que va desde también él, a fuerza de luchar, hasta le despeñó la fortuna.

 

4) En cuanto a las figuras de pensamiento, hallamos a lo largo del texto el recurso a la prosopopeya como cauce para la presentación de un paisaje contemplado subjetivamente por el autor. Así encontramos que las laderas y pendientes se ven cortadas, la tierra se ve cubierta y es forzada a sustentar en su seno plantas y semillas que nunca conociera.

 

Constituye también una personificación de lo inanimado la invocación y el apóstrofe a los lugares y cañadas, dirigiéndose directamente a ellas. Esta personificación se advierte también en expresiones como vuestra opaca soledad (obsérvese la sinestesia) y sombras agradables me acogen en su seno, el sol lanza sus postreros rayos sobre la inflamada llanura, las tórtolas se complacen en hacer su morada.

En el segundo apartado destaca el símil alegórico del alma del hombre inocente con la tierra, dominada por la industria, que Jovellanos tiene ante sus ojos. El punto de arranque de este párrafo es una metonimia (el cielo…) muy utilizada en la literatura dieciochesca.

En conclusión, se trata de un texto en prosa intencionadamente poética, totalmente dieciochesca, en la que la naturaleza real es percibida subjetivamente con gran sensibilidad, dando pie a una meditación de carácter filosófico.

Quintana, en la dedicatoria de sus Poesías selectas castellanas desde el tiempo de Juan de Mena hasta nuestros días, dirigida a Meléndez, decía del tipo del hombre nuevo, prerromántico (valga la inexactitud del término): “Sabe contemplar el espectáculo sublime que la naturaleza le presenta en su soledad, y sacar de esta contemplación pensamientos grandes y profundos, sentimientos sublimes y generosos”. Estas palabras se adecuan de modo particular al fragmento de Jovellanos que hemos comentado.