Contraes la extraña fiebre. Uno a uno, los demás miembros de la tripulación también se infectan. Los que se creía que eran inmunes no lo son. El comandante de la nave pierde la razón, afectado por el dolor que le causa la enfermedad, y trata de escapar a otro planeta.
—¡Debemos huir! ¡Hay que irse a otro lugar! —grita mientras la nave acelera,chirriante, alejándose de Axle.
La enfermedad, no obstante, os acompañará allí donde vayáis. Tras varias semanas errando sin rumbo, el Organismo Gobernante del Universo manda varias naves caza para capturaros. Podríais acabar encarcelados o aislados durante el resto de vuestra larga vida.