2. Sobre el Idealismo cuántico

«—Si hay una cosa que me indigne intelectualmente es la constante alusión de los jóvenes eruditos a la mecánica cuántica y al principio de Heisenberg como prueba de la monstruosidad filosófica que es el idealismo.

»Dale se retrepó en el suelo y sonrió.

»—Culpe de esto a los propios físicos. No dejan de hablar de ello. Einstein odiaba la teoría de los quanta. Decía que era “fantástica”. Trató de refutarla en varias ocasiones; pero los experimentos demostraron que estaba equivocado. Y, más recientemente, los experimentos de París de 1982 con polarizadores oblicuos. Pero el antiguo experimento de Young con dos agujeros, realizado nada menos que en 1800, demuestra una rareza fundamental: una sucesión de fotones aislados creará una onda de interferencia, como si cada partícula pasara por ambos agujeros a la vez.»

Diálogo entre Dale Kohler y Roger Lambert,

La versión de Roger, John Updike, 1986-1988

Plaza & Janés, p. 148

Dale Kohler se refiere aquí a lo que llama anteriormente Lambert la «monstruosidad filosófica» del idealismo. Habla Dale de dos experimentos, el primero, si bien no es muy clara la alusión, sería el realizado por Alain Aspect en su tesis doctoral entre 1981 y 1983 en la Universidad de Orsay, donde se realizaron dos revisiones de los llamados «Experimentos de Bell» (enunciados por John Stewart Bell en 1964, éstos intentan comprobar la realidad, en términos de efecto en el mundo físico que nos rodea, de ciertas consecuencias del fenómeno del entrelazamiento entre dos partículas, y responden a un documento previo, de 1934, que pretendía declarar la mecánica cuántica como incompleta, firmado por Einstein, Podolsky y Rosen y conocido como «Paradoja EPR»). Aspect experimentó con la acción a distancia entre dos partículas entrelazadas mediante la medida de la polarización de una de ellas, que afecta a la polarización de la otra. Este experimento demostró que un evento cuántico en un lugar puede afectar a otro evento cuántico en otro sin que exista, aparentemente, un mecanismo de comunicación entre ellas. Así es el entrelazamiento. Dos partículas hacen lo mismo separadas por una distancia determinada sin que exista comunicación alguna entre ellas. Es un campo de investigación de gran interés, actualmente, en nuestro equipo.

El experimento de Young, por otro lado, es una de esas obras maestras de la experimentación. Realizado a principios del siglo XIX por el físico Thomas Young, y también conocido como el «experimento de la doble rejilla», demuestra que la luz muestra al mismo tiempo características de una onda (interferencia) y de una partícula (absorción). Este experimento llevaría a principios del siglo XX al enunciado de la dualidad onda-corpúsculo, la hipótesis de De Broglie (1924) y a la mecánica cuántica y al Principio de incertidumbre.

El idealismo, por su parte, es una corriente filosófica que establece que la realidad no es otra cosa que un reflejo de la mente humana, un constructo. Los idealistas son escépticos respecto a la posibilidad de un conocimiento del Universo más allá de la mente del hombre. De forma extrema, la doctrina idealista expresa que las ideas humanas son las que dan forma a lo que nos rodea. Todo esto lleva a una situación de solipsismo en la que nada existe más allá de la mente. Bernard d’Espagnat es un conocido físico teórico que lleva este idealismo en la mente cuando afirma que:

«The doctrine that the world is made up of objects whose existence is independent of human consciousness turns out to be in conflict with quantum mechanics and with facts established by experiment»,4-5 o...

«What quantum mechanics tells us, I believe, is surprising to say the least. It tells us that the basic components of objects — the particles, electrons, quarks etc. — cannot be thought of as “self-existent”. The reality that they, and hence all objects, are components of is merely “empirical reality” (...) The outcome confirmed my anticipations. Entanglement-ata-distance does physically exist, in the sense that it has physically verifiable (and verified) consequences. Which proves beyond a shadow of a doubt that some of our most engrained notions about space and causality should be reconsidered.»6-7

D’Espagnat es lo que nuestro imaginario Roger Lambert podría llamar un cultivador de la monstruosidad del idealismo, dando la razón a Kohler al acusar a los físicos de hablar constantemente de ello. Pero es una excepción; generalmente el físico no entra en interpretaciones que pueden llevarlo a callejones sin salida.

Recordemos el Principio de incertidumbre de Heisenberg, una de las bases de la mecánica cuántica, que establece que (Wikipedia) «no se puede determinar, en términos de la física cuántica, simultáneamente y con precisión arbitraria, ciertos pares de variables físicas, como son, por ejemplo, la posición y el momento lineal». En realidad la mecánica cuántica lo que establece son los límites de la mecánica clásica y su precisión en la medida. El determinismo de la mecánica clásica no existe en la cuántica, y por tanto, observarla desde ese prisma puede generar ideas distorsionadas. D’Espagnat podría ser víctima de ellas. Y también muchos profesores universitarios y escritores que parecen inmunes a la diferencia de paradigmas. El momento lineal y la posición son aproximaciones clásicas razonables en el dominio cuántico, pero no existen per se en él, de la misma manera que no existe el concepto de trayectoria. El intentar adecuar los conceptos clásicos de momento y posición tiene entonces unos límites.

El entrelazamiento sigue un camino parecido, es un fenómeno cuántico y como tal debe ser descrito. Cuando se recurre a herramientas intelectuales clásicas, se hace como aproximación, y la lente clásica debe ser usada con prudencia, o generará monstruos como el idealismo al que se refieren los interlocutores en su conversación. Kohler, he de añadir, yerra cuando acusa a los físicos de ello. En realidad, son otros intelectuales los que crean esas ideas que pueden llevar a error. Como digo más arriba, D’Espagnat es una excepción.

El origen está en la Paradoja EPR, en la que se insiste en introducir en el mundo cuántico un concepto clásico, el del «realismo local» o de «variables ocultas» al que se ha renunciado por parte de la física a medida que los experimentos han desmentido las asunciones de Bell. De nuevo el problema está en la aplicación de paradigmas clásicos a paradigmas cuánticos, superponer axiomas de un reino, el clásico, a otro diferente, el cuántico. Un viejo problema que se repite constantemente.

Ese problema tiene un nombre, y puede llegar desde los errores de la Paradoja EPR a la visión de D’Espagnat. Y puede denominarse como «sesgo cognitivo». Volveremos también a él más adelante.