Cualquier explicación en relación con los argumentos y lecturas que he propuesto sería, a esta altura del partido, una unidad de discurso equivalente al “vayamos redondeando” de las mesas examinadoras y los programas de televisión, dos formas de la exposición a las que cada vez me enfrento con más miedo. No querría, sin embargo, despedirme provisoriamente del lector sin algunas precisiones necesarias para que se comprendan mejor los protocolos de trabajo respecto de los cuales Fantasmas. Imaginación y sociedad se coloca.
Este libro comenzó a ser imaginado aun antes de que Clases. Literatura y disidencia fuera publicado en 2005. La lógica académica quiere que los investigadores universitarios inscribamos nuestro pensamiento y nuestras lecturas en proyectos trianuales de investigación. Fantasmas es el resultado de las investigaciones grupales que dirigí entre 2004 y 2007 con el título de “Gramática de la imaginación. La noción de ‘imaginario’ en las estéticas del siglo XX” y entre 2008 y 2010 con el título de “Imaginarios de viaje, viajes imaginarios”[465], ambos en el marco de la programación científica y técnica de la Universidad de Buenos Aires. El primer agradacimiento es, pues, para quienes compartieron conmigo esas aventuras (Diego Bentivegna, Paula Croci, Valentín Díaz, Germán Garrido, Max Gurian, Laura Isola, Claudia Kozak, Juan José Mendoza, Miguel Rosetti). Todos ellos, más de una vez, suministraron pistas (o señuelos) que me obligaron a reformular mis hipótesis o a aclarar aquello que no no tenía todavía una formulación adecuada. Muchas veces lo hicieron de forma tan casual (y, en consecuencia, de manera tan decisiva) como puede serlo una observación en una fiesta sobre un tópico cualquiera. En algunas notas al pie he dejado un pobre registro de esos intercambios a los que uno debe siempre más de lo que cree.
Naturalmente, ninguno de nosotros sería capaz de concebir la investigación sin la docencia y es por eso que las lecciones pronunciadas en cursos de grado y seminarios de posgrado son herramientas invalorables de confrontación de nuestro pensamiento. A los alumnos con los cuales compartimos programas de trabajo, entonces, corresponde eterna gratitud por su atención.
Muchos de los textos que integran este libro han tenido, además, una escucha previa (en la forma que aquí aparecen o en versiones muy distintas) en reuniones de trabajo, congresos y simposios. A los organizadores de esos eventos y a los editores de las publicaciones donde se fueron publicando los resultados parciales, los avances y retrocesos de un hilo de discurso más bien digresivo, un agradecimiento especial por haber considerado que mis contribuciones tenían algún viso de originalidad o de interés. La nómina casi completa puede leerse más abajo.
Pero es, en particular, a Leonora Djament a quien debo agradecerle, una vez más, por su persistencia en apoyar este proyecto. Lo hizo cuando todavía trabajaba en el grupo editorial Norma. Luego siguió con ironía las idas y vueltas del primer manuscrito, que parecía replicar la movilidad intensa de los editores durante 2007, y finalmente quiso incorporarlo al catálogo de Eterna Cadencia al que estaba dando forma con su habitual perspicacia. Fue la primera lectora de este libro, y algunas de sus observaciones fueron atendidas en el proceso de edición de Fantasmas. Otras no, y el lector, que identificará con facilidad esos momentos de terquedad infantil (la repetición de una frase, algún párrafo que se deshace como un montículo de arena ante el menor suspiro, la senil inclinación hacia los latinazgos), debe saber que fue Leonora la primera en detectar (y en censurar) esos caprichos.
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Algunos de los fragmentos que se leen en “Cartas” (en la primera parte) fueron enviados como respuestas a los alumnos que cursaban un seminario de posgrado online en 17, Instituto de Estudios Críticos (con sede en México), que coordiné durante dos semestres de 2008. Otros fueron escritos de acuerdo con el mismo modelo genérico, porque me interesaba restituir la carta (que ya no cultivamos) a un lugar en el que alguna vez cumplió un papel decisivo. A aquellos alumnos, vaya mi reconocimiento por sus muchas veces impensadas contribuciones a un proceso de razonamiento que, por la índole de la pedagogía experimental de la que se trataba, no podía presentarse sino como fragmentario y laberíntico.
“Testigo” fue leído con el título “Qué sé yo. Experiencia, testimonio y subjetividad” en el Ciclo “El relato testimonial, entre la verdad y la representación” organizado por el Centro Cultural Parque de España (Rosario, 29 de marzo de 2006). “Verdad” fue leído con el título “De verdad” en las Jornadas “Ficción y memoria histórica”, coordinadas por María Moreno en el Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti (Buenos Aires, 9 y 16 de agosto de 2008) y en aquella lectura resumía algunos párrafos del texto anterior, por razones evidentes.
Los fragmentos de la sección que lleva por título “2007” integran, junto con otros y con el título “La vida futura”, mi libro La mafia rusa (Buenos Aires, Emecé, 2008). Si me he empeñado en conservarlos aquí es para subrayar la evidente continuidad entre ambos libros. “1856” es un desprendimiento (o, por el contrario, un pre-texto) del relato “Kirchner, una vida” incluido en la antología Vagón fumador que Mariano Blatt y Damián Ríos organizaron para Eterna Cadencia (Buenos Aires, 2008).
“Paranoia” fue leído con el título “Raúl Antelo” en el marco de la presentación de Crítica acéfala organizada por editorial Grumo y Centro Cultural Caras y Caretas (Buenos Aires, 7 de julio de 2008) y, antes que un merecido homenaje, es un agradecimiento sostenido en el tiempo por una amistad intelectual decisiva.
“Niños” conserva lo esencial de los argumentos que, con el título “Discurso sobre la infancia”, expuse como presentación al libro Niños que nacieron peinados (Buenos Aires, ArteBA, 21 de mayo de 2007) y no sé si indican de forma suficiente la dicha que me provocan las obras de Carrera y de Prior. “1920” se publicó como “Olor a hombre” en Soy, suplemento de Página/12 (Buenos Aires, 14 de marzo de 2008). “Hombres” y “1906” (que no lleva como título “Mujeres” solo para evitar toda simetría especular) fueron publicados en dos números sucesivos de la revista Brando en el año 2005. Esos textos-bisagra indican hasta qué punto Fantasmas es el ritornello de Clases, donde no hubieran desentonado.
“Familia” fue publicado como “Heredarás el viento” en Otra parte, 7 (Buenos Aires: primavera-verano 2005). “Locuela” apareció como “Lorca Queer”, en Jeny Haase, Janett Reinstädler y Susanne Schündler (eds.), El andar tierras, deseos y memorias. Homenaje a Dieter Ingenschay, Madrid, Iberoamericana-Vervuert, 2008, pp. 511-520.
“2001” fue publicado con el título “El sueño de los héroes. Un diario de rodaje”, en Grumo. Literatura e imagen, 4 (Buenos Aires-Río de Janeiro, octubre 2005) y reimpreso luego en Melo Adrián (comp.). Otras historias de amor. Gays, lesbianas y travestis en el cine argentino, Buenos Aires, Ediciones Lea, 2008. Es solo uno de los tantos textos que interrogan la seducción de las imágenes (y sobre su valor de verdad). En un libro llamado Fantasmas, su aparición no debería sorprender.
“América” fue leído con el título “La imaginación novomundana” en el marco de la VII Bienal de Literatura “Mariano Picón-Salas” organizada por la Fundación “Casa de las Letras Mariano Picón-Salas” y la Universidad de Los Andes (Mérida, Venezuela, 19 de septiembre de 2007). “Bruja” fue publicado con el título “Explicação de Clarice “en Crítica cultural, 2: 1 (Palhoça, SC, unisul, julio-dezembro 2007). “Ciudades” fue leído con el título “Ciudades imaginadas, de los universales abstractos a los particulares concretos” en el Simposio “Nuevos pasajes; nuevos paseantes: narrativas de la ciudad en el mundo contemporáneo” organizado por el Centro Cultural España en Buenos Aires y coordinado por Eduardo Becerra (Buenos Aires, 10 al 13 de septiembre de 2007) y allí retomo algunas antiguas obsesiones expuestas en La chancha con cadenas (Buenos Aires, Ediciones del Eclipse, 1994) y en Cómo se lee y otras intervenciones críticas (Buenos Aires, Norma, 2003). “Provincia” apareció como “Posfacio” a la traducción castellana de Stella Manhattan de Silviano Santiago (Buenos Aires, Corregidor, 2004). “Desastre” fue leído con el título “La imaginación de la catástrofe” en el simposio “The State of Fiction: Cultures of Contemporary Argentina”, organizado por las universidades ucla y usc (Los Ángeles, usa, 17 y 18 de abril de 2008) al que hace antes referencia “1519”. Junto con los demás textos incluidos en la sección “Nuevo Mundo” responden, dentro de la lógica de Fantasmas, a la pregunta sobre las formas de imaginar el campo de batalla en el que actuamos, la guerra en la que han sido escritos nuestros nombres.
Un párrafo aparte merece “Herencia”. Su primera versión es de marzo de 1982 y fue escrito como monografía académica. Su título era, entonces, “Patrones nominales en Pedro Páramo”. Luego fue ampliado a libro y, luego, perdido (las consecuencias de esa pérdida pueden leerse con más detalle en la “Introducción” de Leyenda. Literatura argentina: cuatro cortes, Buenos Aires, Entropía, 2006). He conservado lo central de aquella monografía escolar, he eliminado algunas redundancias y obviedades. El cambio fundamental es el pasaje del registro de la mitografía (en el cual era leído Pedro Páramo por entonces) al de la fantasmología. Aunque la dedicatoria ahora parece fuera de lugar (“In memoriam R. B.”), brinda testimonio de un amor que no ha mermado con el tiempo aunque hoy ya no necesite de ser pronunciado.
Una versión previa de “1988” fue publicada como “Santa Copi” en Soy, suplemento de Página/12 (Buenos Aires, 6 de junio de 2008), y junto con “Fuera de Serie: Eva Perón” (leído por primera vez en el Seminário Internacional “Poéticas do Inventàrio: coleções, listas, séries e arquivos” organizado por la Casa de Rui Barbosa, la Universidade Federal de Minas Gerais y la Stanford University, Río de Janeiro, 29 de mayo al 2 de junio de 2006) son parte de un libro futuro (La lógica de Copi), cuya investigación financió la Fundación Guggenheim. Si los presento aquí, es para que cumplan un papel secreto.