Estamos en la época de la información, todos quieren saber lo más reciente de los temas que cada quien prefiere y todos la tenemos cuando queramos con solo oprimir una tecla en nuestra computadora. Se puede buscar desde cómo hacer un bizcocho de zanahorias hasta las instrucciones horribles de cómo suicidarse. Las avenidas de la Internet están pavimentadas con lo que producen mentes sanas para beneficiar a otros, hasta las perversiones más espantosas de mentes que solo acumularon odio y destrucción y desean también compartir su amargura con el mundo entero.
Recientemente, vi un programa en el que se presentaban crímenes ya esclarecidos y todo el proceso que siguieron para lograrlo. El investigador logró demostrar que el asesino había sido el propio esposo de la víctima. Una de las pistas que le llevó a esa conclusión fue haber visto el historial del uso de su computadora. El asesino había tenido acceso a una información que enseñaba cómo dispararse a uno mismo sin tocar órganos vitales y además de la colección de canciones que tenía guardada había eliminado una canción que decía «te amo aunque tuve que matarte».
La Internet puede llegar a ser el instrumento más útil para quienes la usamos con responsabilidad hasta lo más destructivo cuando el usuario carece de una buena conciencia. Actualmente están anunciando en la televisión, un nuevo servicio que se está ofreciendo a los usuarios de las redes de información con el propósito de conseguirle amantes a hombres y mujeres casadas, hombres y mujeres comprometidas y hasta para los solteros. Quien estaba anunciando el producto decía que en esta «chillería por Internet», como él mismo la llamó, los hombres pagan por entrar, pero las mujeres no. ¿Crees que con estas prácticas que se promocionan con grandes sumas de dinero, las vidas serán felices y las familias crecerán sanas y fuertes? De ninguna manera formaremos una sociedad sana si el pequeño mundo que es la familia, en el que nos preparamos para ingresar al mundo grande que es la sociedad, está enfermo.
Es muy cierto que las nuevas tecnologías han facilitado nuestra búsqueda de información acerca de cualquier tema, pero involucran un sinnúmero de riegos que generan tanto dolor y destrucción que a veces hasta he llegado a pensar, ¿Cómo es posible que tantas personas se interesen tanto por la información externa mientras sus hijos, sus cónyuges y su familia en general a quienes están viendo diariamente, se les mueren de inanición de amor, ternura y atención?
Así como la tecnología ha arropado el mundo, el problema que ha generado también ha traspasado las barreras de sexo, nacionalidad, razas, religión y se ha convertido en una amenaza para quienes la usan sin estar conscientes de que la vida es muy corta para pasarla solo acumulando datos y viviendo mecanizados. Debo aclarar que no estoy en contra de las computadoras, teléfonos, juegos electrónicos, pero sí de su uso indiscriminado, solo porque «todo el mundo lo hace», «qué de malo tiene», «en algo hay que divertirse». El problema no reside en la tecnología, sino en el uso que hacemos las personas de ella.
Son pocos los que están conscientes de la atracción fatal que tienen todos estos adelantos en la vida de sus usuarios y cómo degeneran en una adicción que la mayoría de las veces ellos mismos no reconocen, pero sí lo identifican los familiares que le rodean: cónyuges, padres e hijos. La mayoría de los expertos coinciden en señalar que dichas tecnologías no generan, por sí mismas, la adicción. Una persona sana emocionalmente tiene la tecnología a su servicio, no está esclavizada ni al servicio de ella.
Te preguntarás quiénes están más expuestos a estas nuevas adicciones como los teléfonos, los videojuegos, la Internet, el Facebook, los chats y todo lo que surja de aquí en adelante. Aquellas personas que han vivido en un hogar en el que no han edificado una vida espiritual y emocional saludable, las que tienen una baja autoestima y carecen de destrezas para desenvolverse en los diferentes escenarios que se le presentan en la vida, las que se sientes solas y las que no saben comunicarse y viven encerradas en su mundo. Todas ellas son presa fácil de las adicciones y de esta en particular, porque no saben cómo comunicarse efectivamente, por tanto, tienden a aislarse y a refugiarse en un mundo irreal en el que solo se escribe, no se mira a los ojos ni hay ternura ni conflictos porque todo se queda en lo ideal que producen otras personas que están huyendo también de su realidad inmediata y de la pasada. Así es como todos ellos crean su propio mundo virtual porque aquí la inseguridad queda cubierta con el barniz de palabras que no son respaldadas por hechos porque se vive y se ve solo una fantasía. En estos diálogos de chats y de Facebook, el verdadero yo se esconde detrás de cada texto protegiéndose así del rechazo, la crítica, la burla, los problemas y los conflictos que cada uno de ellos ha acumulado de su diario vivir y no han sabido cómo resolverlo o enfrentarlo. La persona permanece en la soledad de un mundo irreal que para ella es un mundo real y feliz. Por eso han aumentado vertiginosamente las relaciones de infidelidad tanto en los hombres como en las mujeres y dejan su hogar, su matrimonio y hasta sus hijos por una relación hueca basada en palabras bonitas que se quedan en la Internet y nunca las verán concretarse en la realidad. Hombres y mujeres que se han convertido en adictos a la pornografía y han sustituido la demostración de amor tierna basada en establecer un vínculo emocional, por una exacerbación de todas las bajas pasiones para alcanzar solo el mero placer.
María Ángeles Barja en su artículo «El uso de la tecnología puede convertirse en una adicción» comenta que John O’Neill, director del servicio de adicciones de la Clínica Menninger de Houston en Texas, considera que «la adicción comienza a verse cuando la persona no es capaz de abandonar el uso compulsivo de los medios tecnológicos».1 Como consecuencia, sus lazos sociales se van deteriorando y destruyendo porque para un adicto lo más importante es satisfacer su vicio, su necesidad de recibir un alivio a su dolor emocional que él o ella alcanzan con el placer que reciben momentáneamente y una vez pasa, necesitan la próxima dosis. O’Neill afirma que «cuando el envío de correos electrónicos, mensajes de texto o chat sustituyen los encuentros personales o cuando la persona limita el tiempo que pasa con su familia y amigos para dedicarse a la web u otros medios virtuales», ya está iniciándose en la adicción. Las otras señales de adicción que él menciona son: «la imposibilidad de salir de la casa sin el teléfono celular y el no permanecer tranquilos sin cotejar los e-mails a cada momento o sin entrar en internet». A juzgar por estas características que hemos señalado, son innumerables los adictos a la tecnología. ¿Has estado conversando con alguien que mientras tú le hablas está revisando los textos o los correos? ¿Has observado las familias en un restaurante? Mientras cenan los padres están cada uno con sus teléfonos y los hijos con sus juegos electrónicos o con sus teléfonos. Estamos viviendo la época del silencio y del desamor, porque lo que es mecánico no transmite amor ni vida.
En mi práctica como consejera de familia he visto cómo los hogares están siendo afectados por esta fiebre del siglo XXI que está destruyendo a su paso todo lo que toca, precisamente porque la adicción rompe con los lazos sociales y de afecto de las personas y coloca en primer lugar la tecnología. Recibí a una pareja que tenía múltiples problemas en su matrimonio, pero todos se derivaban de sus pobres destrezas de comunicación. El esposo argumentaba que era muy difícil la convivencia porque ella vivía pegada al celular viendo los mensajes de texto y de la Internet. Posiblemente al leer estas líneas muchos digan: «¿Cómo es posible que haya incluido mi caso?». Sin embargo, este no es tu caso, es el de muchísimas parejas que están viviendo esta misma situación. Finalmente, le hablé a la esposa y le expliqué que ella tenía un problema serio de adicción a la tecnología y que yo estaba dispuesta a ayudarla. Luego intercambiamos números telefónicos, pero me hizo la salvedad de que me comunicara con ella por mensajes de texto porque a ella no le gustaba hablar. ¿Te imaginas cómo podrá florecer de esa manera su relación de matrimonio? ¿Puedes describir cómo será la relación con sus hijos? ¿Cómo será el ambiente familiar? Nada sustituye el poder de la palabra, la mirada, el tono de voz, la emoción en la que está envuelta cada palabra que pronunciamos y el tocarse con amor mientras se habla.
Otra pareja llegó a consejería con problemas muy serios de infidelidad. Él había conocido a una mujer a través del Facebook y se involucró sentimentalmente a tal punto que se generó un romance cibernético que casi termina con el matrimonio. Aunque finalmente se salvó la relación, se les ha hecho muy difícil superar las heridas que dejó la infidelidad. Muchos no se han dado cuenta que la sociedad ha seguido dando por bueno lo que es una fuente de tentación que lleva a la infidelidad porque lo que cada quien no habla con su cónyuge, lo habla con amigas y amigos por horas. Es una imprudencia mantener una relación de amistad con desconocidos y menos con desconocidos del sexo contrario: hombre-mujer o viceversa. Pero uno de los casos más tristes es el de la mujer casada y con tres hijas de esa relación, que llegó quejándose a mi oficina porque su esposo no era cariñoso ni la atendía como ella anhelaba y que ya estaba cansada de estar en esa relación. Continuó explicándome que su esposo la había descubierto y que ella ya había decidido divorciarse porque el hombre que había conocido por el Facebook, ese si era un hombre espectacular. Se le olvidó que tiene tres hijos, se le olvidó que les está dando muy mal ejemplo de lo que significa fidelidad, ejemplo y amor de madre y no tuvo en cuenta que la familia es un tesoro valioso que hay que salvar. El amor es una decisión y no podemos decir tan livianamente «ya no lo amo» y seguir con otra persona nuestra historia de amor como si nuestra vida fuera una novela y este fuera otro capítulo. No podemos seguir aceptando las ideas «modernas» que están produciendo tantos desastres en los hogares y en los que se están criando los futuros y las futuras maltratantes y delincuentes porque no han visto un padre y una madre maduros que les enseñen valores y principios. Lo que sí han conocido es a unos padres que viven inmersos en las redes sociales y hasta se han enamorado de otra persona por Internet. Es imprescindible que podamos vivir conscientes de que las personas tienen vida y sienten la necesidad de amor, atención y aceptación. ¿Te imaginas cómo sería este mundo si las personas les dedicaran a sus cónyuges e hijos, el tiempo que le dedican a sus computadoras?
El otro día mientras hablaba con un padre acerca de su hijo de ocho años y me comentaba que su hijo era un niño muy tranquilo. Llegaba de la escuela hacía sus asignaciones y luego se iba a su cuarto de juegos electrónicos y permanecía jugando hasta que llegaba la hora de dormir. ¡Solo dejaba los juegos para dormir y hacer las tareas escolares! Muchos padres no tienen la más mínima idea del grave daño que están sufriendo sus hijos con esa actividad aparentemente inofensiva, pero mortal para el desarrollo emocional, espiritual y físico de los niños, cuando no se supervisan el tiempo ni el contenido al que ellos están expuestos. Se han hecho muchísimos estudios en los que se demuestran los efectos negativos y positivos que producen estos juegos en su desarrollo y me atrevo a decir que son más los negativos que los positivos cuando los padres no supervisan el contenido de los videojuegos ni el tiempo que sus hijos le dedican a esta práctica. Aunque se dice que la difusión de estos es mayor entre los niños que entre las niñas también han ido en aumento los que están saliendo para niñas. Lo importante es que sea para niños o para niñas, debemos ser cuidadosos en la administración del tiempo y de los temas que vamos a permitir que nuestros hijos vean, porque a fin de cuentas, todo lo que captan nuestros sentidos afectan de una u otra forma el desarrollo emocional, espiritual y físico de cualquier individuo. Veamos algunos los efectos negativos de la tecnología que señalan los expertos en la vida de nuestros hijos.
• El estar un tiempo prolongado con la vista fija en la pantalla de la computadora irrita los ojos porque estos no pueden realizar los movimientos de parpadeo que lubrifican la córnea, debido a la atención que se presta al juego. Los dolores de cabeza pueden llegar a ser frecuentes principalmente cuando los niños no tienen corregidos defectos en la agudeza visual.
• Pueden aparecer dolores musculares o desviaciones en la postura, muy perjudiciales para un niño que está en crecimiento por las posturas que se adoptan durante el juego. Además, profesionales de la salud han observado con frecuencia en muchos niños «la aparición de molestias en la mano y muñeca por el desarrollo de tendinitis o inflamación en los tendones».2
• Si la adicción a los videojuegos se apodera de los niños pueden acabar convirtiéndose según algunos autores en una persona que padece adicción patológica al juego. La vida de un jugador con una adicción patológica gira en torno al videojuego, lo que quiere decir que todo su pensamiento se centra en él y llega hasta mentir para poder seguir jugando. La adicción llega a tal extremo, que tenemos hombres y mujeres chateando, viendo Facebook, practicando los juegos electrónicos o cualquier asunto tecnológico, hasta en horas de trabajo. Esta nueva tecnomanía atrapa a adultos y niños.
• Ya el niño no quiere más actividades que el juego, así que su vida social se afecta porque ya no interactúa con otros ni habla ni disfruta de otras actividades. Es como si nosotros comiéramos solo un mismo alimento todos los días, obviando que necesitamos variedad de nutrientes que llenen las distintas necesidades del organismo.
• La emoción fuerte que provocan estos juegos genera en ellos tanta ansiedad que provoca cansancio en el sistema nervioso y hasta degenera en depresión y ansiedad. Como resultado se afecta el rendimiento académico y se pueden apreciar defectos en la capacidad de atención y un marcado desinterés por las actividades escolares. Hoy precisamente estaba en un lugar público esperando que me atendieran, pero me llamó la atención un niño de ocho años que repentinamente comenzó a llorar y cuando miré a su papá lo noté que ni se había inmutado ante las lágrimas. No me pude quedar callada y le pregunté qué le pasaba, a lo que su padre contestó al instante: «No se preocupe, es que él llora porque perdió en el videojuego». ¿Será esto saludable para los hijos? ¿Deben los padres considerar esta conducta como algo normal sin ninguna importancia?
• Por último, estos niños pierden el control sobre sí mismos, porque el juego les domina. Cuando se les priva de sus juegos padecen los síntomas de abstinencia como los de cualquier otra adicción y presentan un comportamiento impulsivo y violento.
• El uso excesivo de los videojuegos por los niños y adultos les dirige a una vida sedentaria que perjudica su salud. Estamos en la época en la cual se está haciendo muchísimo hincapié en la importancia del ejercicio para la salud de toda la población para evitar el sobrepeso.
En cuanto a los efectos positivos algunos expertos señalan:
• El intercambio de los juegos puede favorecer el contacto social y la participación en actividades comunes.
• El jugar hasta lograr conseguir un premio o terminar un juego, les estimula a ser perseverantes.
• El perder muchas veces puede aumentar la tolerancia frente al fracaso y le estimula a poner empeño en lo que hace.
• La necesidad de rapidez en la toma de decisiones le ayuda a aprender a actuar con rapidez y a superar la duda.
• Le favorecen la coordinación visual y manual, la memoria y la capacidad para retener conceptos numéricos e identificación de colores.
Como podemos ver, el uso de todos estos adelantos tecnológicos tiene ventajas y desventajas, pero las desventajas son mayores. Lo que significa que el problema no está en la tecnología sino en lo que decidimos hacer con ella: si la usamos responsablemente sin dejarnos dominar por ella o nos convertimos en sus esclavos. Es imprescindible orientar y supervisar su práctica tanto en lo relacionado con el tiempo como con los temas. Pero para enseñar a nuestros hijos a ser selectivos, los padres tenemos que aprender a ser también selectivos con lo que vemos, escuchamos, practicamos y con el tiempo que le dedicamos, porque el ejemplo es la única forma de enseñar efectivamente. ¿Cómo demostrarles que somos prudentes en el uso de la tecnología si nunca podemos hablar con ellos por estar conectados a ella? No podemos dejar que los juegos de video sean las niñeras de nuestros hijos. Nuestro hogar debe ser un lugar de sana convivencia en el que los hijos se sientan amados, aceptados, escuchados, en donde se pueda diferir con respeto, en donde se pueda sacar tiempo para pasear, jugar y conversar juntos.
Estos son unos errores cometidos por las parejas y por hombres y mujeres que están criando solos:
• No proveer ni prestarle atención a edificar una vida espiritual sólida.
• Creer que la tecnología es más importante que las relaciones de familia y las interpersonales.
• Dedicarle poco tiempo a sus hijos por pasar conectados a la tecnología.
• Dejar que los hijos usen indiscriminadamente la computadora y los videojuegos sin tener en cuenta el tiempo y el contenido.
• No enseñar a los hijos que las cosas no son buenas «porque todo el mundo lo hace».
• No enseñarle a los hijos el valor del tiempo y de las relaciones de familia.
• No proveer a los hijos diversidad de actividades en las que todos como familia participen y estimulen la unidad.
• Ser incapaz de reconocer que ellos y sus hijos han caído en una adicción y han dejado de comunicarse entre ellos.
Las siguientes medidas te ayudarán a ti y a tus hijos a hacer buen uso de la tecnología porque los adultos también necesitamos estructuras y límites en nuestras prácticas. Lo que pervierte a un niño, llega a pervertir a un adulto porque actuamos de acuerdo a la información que le suministramos a la computadora más grande del mundo, nuestro cerebro.
Estas son unas estrategias para que tanto nuestros hijos como los adultos podamos hacer uso de la tecnología con prudencia:
• Controla el tiempo que le dedicas a la Internet o a los juegos. Toda actividad que se ejecuta sin límites puede convertirse en una adicción.
• Vigila el contenido de los videojuegos. Es muy importante un control adecuado de los contenidos de los juegos. No te dejes llevar por la clasificación que ellos traen. Los criterios de evaluación de las compañías con mucha frecuencia no son los de los padres conscientes y responsables. A la hora de adquirirlos debemos asegurarnos, de que sean los adecuados para la edad del niño. La primera vez que los vean, quédate con ellos para que estés seguro de que no contengan nada que los perjudique. No permitas que nadie escriba en su corazón cosas que les dañen emocionalmente, pero esta misma estrategia, aplícala a tu vida porque son muchísimos los adultos que han quedado atrapados en la violencia y el sexo. Lo que no edifica, ¿para qué verlo?
• Haz de la vida familiar un disfrute y no un calvario. La experiencia me dice que hay hijos que se sienten como una carga para sus padres porque les escuchan quejándose todo el tiempo de cuánto tienen que trabajar por ellos, cuánta responsabilidad implica tener un hijo y cuán mal agradecidos son los hijos después que ellos se sacrifican tanto por ellos.
Por lo general un niño o un adolescente que tiene sus necesidades espirituales, emocionales y físicas cubiertas, puede hacer uso de la tecnología para su beneficio y no llegar a ser esclavo de ella porque su vida disfruta de una buena relación familiar. Cuando el hogar está entretejido con lazos de amor, demostraciones de afecto, buen ejemplo y palabras de afirmación, los padres se convierten en una influencia poderosa en la vida de sus hijos. Este es el mejor antídoto contra las adicciones. ¡Cuántas veces hay padres que dejan a sus hijos todo el tiempo a cargo de los videojuegos o de la Internet! De ninguna manera podemos permitir que la violencia y el sexo cuiden a nuestros valiosos hijos.
El abuso de los videojuegos puede ser un escape de nuestros niños y adolescentes que se refugian en ellos para llenar su vacío emocional, así como el Facebook y los «chats» también son apetecibles para personas que se sienten muy solas y buscan migajas de amor y aceptación en personas que ni conocen. Por eso es necesario promover el diálogo y la comunicación en la familia de tal manera que se satisfagan las necesidades emocionales los unos a los otros. El tiempo que dediquemos a estar con nuestros hijos nunca será una pérdida sino todo lo contrario será una gran inversión para toda la vida. Por otro lado, nunca debemos considerar los videojuegos como un sustituto de la educación familiar y menos emplearlos a modo de niñera.
• Los padres siempre deben siempre observar los estados de ánimo de sus hijos y deben interesarse por ellos. Cualquier actitud o conducta fuera de lo acostumbrado es necesario atender. ¿Qué señales deben alertar a los padres?
El uso compulsivo de la computadora como por ejemplo, prenderla inmediatamente al levantarse. Estar pendiente de cualquier momento libre para correr a la computadora. Cambios en el comportamiento y en el aprovechamiento académico. Pérdida de interés por cualesquiera otras actividades, por estar en la computadora. Ante estas señales es necesario hablar con el niño o el adolescente para mostrar nuestro inte rés por él y ofrecerle nuestra ayuda. Si se encierra en sí mismo, es necesario buscar ayuda profesional.
¿Cuántas madres y padres están horas frente a la computadora mientras sus hijos están esperando esa atención y cuidado que les dice: «Eres importante para mí, te amo, tú eres primero que cualquier otra cosa en el mundo»? ¿Cuántos hijos mal alimentados porque el padre o la madre que está a cargo de ellos no puede detener su adicción a la tecnología y sigue horas de horas embelesado en su actividad sin percatarse de que sus hijos se están muriendo de inanición de alimento, amor y atención? Estos padres algún día morirán llenos de conocimiento, pero sus hijos morirán vacíos de amor y atención. ¡Esta es la tragedia que veo diariamente! Niños que tienen sus rostros en blanco, que no reflejan otra cosa sino soledad física y emocional.
Papá y mamá, esposo y esposa, ¿te has fijado cómo se tratan los tesoros? Se guardan en un lugar muy seguro para que nadie se los robe, se tratan con un cuidado extraordinario para que no se dañen ni se rompan y continuamente se revisan para saber que están en el lugar que se guardaron y que se mantienen en óptimas condiciones. La familia es más valiosa que un tesoro, ¿por qué no se cuida de la misma manera y se permite que cualquier agente extraño la destruya?
La Biblia nos dice en 1 Corintios 10.23: «Todo me es lícito, pero no todo conviene; todo me es lícito, pero no todo edifica». Es lícito tener acceso a la tecnología, pero no te dejes gobernar por ella. Todo lo que no puedes dejar de hacer y te lleva a repetir una y otra vez el acto a pesar de que está afectando a tu familia, a ti mismo y hasta tu desempeño laboral, se ha convertido en una adicción. Las adicciones son muy silenciosas. Comienzan despacito, pero continúan en un progreso constante hasta que te convierten en su esclavo. Aparentemente alivian el dolor emocional porque te entretienen causándote placer, pero cuando llegas a darte cuenta, ya le perteneces y no te permiten apartarte de ellas aunque veas las amargas consecuencias. Todo ese mal ejemplo se lo dejas a tus hijos, quienes te imitarán y a su vez lo harán con sus propios hijos. Así es como las malas costumbres se van pasando de generación en generación, pero así también es como las buenas costumbres llegan a convertirse en un buen legado. Tú y solamente tú eres quien vas a decidir si le dejas una copia de malas costumbres o un legado de amor y buenos hábitos que llevarán a tu familia a disfrutar a plenitud cada instante de su vida.
• La decisión de lo que vamos a hacer con la tecnología está a nuestro alcance. Cada uno de nosotros debe escoger entre cuidar nuestro tesoro o abandonarlo a su «suerte». Mi esposo y yo decidimos hace treinta y ocho años atrás construir nuestra familia bajo la dirección de quien nos creó y conforme a su diseño. Hoy día estamos disfrutando lo que edificamos con esfuerzo, dedicación, ejemplo y entrega a Dios.
• Si al terminar de leer este capítulo, te das cuenta que en tu hogar hay adicción a la tecnología, toma en cuenta las siguientes recomendaciones:
Reconoce el problema y admite que estás preso en la tecnología y adopta una buena actitud hacia el cambio. No te quedes solo en el reconocer que estás atrapado en una adicción. Es imperativo reconocer el problema y actuar. Si es tu hijo, propicia una conversación con él en la que le expliques lo que has aprendido del uso correcto de estos adelantos y los daños que ocasiona cuando no hay controles. Pregúntale a él y a ti mismo cómo está la relación familiar y cómo pueden mejorarla. Este diálogo íntimo con tu hijo o con tus hijos fomentará vínculo emocional y lo estimulará a querer conversar sus inquietudes más profundas contigo. Lo importante en este caso es no comenzar a regañar y a imponer fuertes disciplinas, sino que de esa conversación sincera se desprenda un plan de acción que les dirija a distribuir bien las veinticuatro horas que tiene cada día, de tal manera que se establezca un balance en la asignación del tiempo que se dedique a las diferentes actividades incluyendo la tecnológica. Una salud mental requiere balance entre tiempo de meditación, tiempo de diversión, tiempo de tareas del hogar, de la escuela, del trabajo. Cualquiera de esa áreas que se convierta en la que predomine y no permita más ninguna, se constituye en algo nocivo para el individuo y la familia.
EJERCICIOS
1. Todos los integrantes del núcleo familiar, deben analizar la relación de familia y enumerar qué posibles factores propiciaron la adicción, sin señalar culpabilidad sino pensando cómo cada uno puede aportar para mejorar las relaciones en el núcleo familiar de tal manera que se satisfagan las necesidades emocionales de todos.
2. Deben considerar si el invertir tiempo excesivo en los juegos electrónicos, en la computadora o en otras distracciones, ha sido un escape a la realidad diaria.
3. Mencionen qué actividades podrían llevar a cabo que podrían estrechar los lazos de amor y unidad entre la familia.
4. Hagan juntos una oración, perdónense los malos entendidos y abrácense después de terminada esa reunión de amor.
SEMILLAS DE AMOR
Así como estás largas horas frente a la computadora y texteando en el teléfono, decídete a dedicar tiempo de cantidad y calidad para tocar el corazón de tu familia con acciones y palabras de amor y afirmación. Ellos nunca olvidarán ni un solo detalle de amor.