Prosigue en este primer estado y pone avisos para
algunas tentaciones que el demonio suele poner algunas
veces; da avisos para ellas; es muy provechoso.
1. Hame parecido decir algunas tentaciones que he visto que se tienen a los principios (y algunas tenido yo) y dar algunos avisos de cosas que me parecen necesarias.
Pues procúrese a los principios andar con alegría y libertad; que hay algunas personas que parece se les ha de ir la devoción si se descuidan un poco. Bien es andar con temor de sí para no se fiar poco ni mucho de ponerse en ocasión donde suele ofender a Dios, que esto es muy necesario hasta estar ya muy enteros en la virtud, y no hay muchos que lo puedan estar tanto que en ocasiones aparejadas a su natural se pueden descuidar, que siempre, mientra vivimos, a por humildad, es bien conocer nuestra miserable naturaleza. Mas hay muchas cosas adonde se sufre (como he dicho) tomar recreación, an para tornar a la oración más fuertes. En todo es menester discreción.
2. Tener gran confianza, porque conviene mucho no apocar los deseos, sino creer de Dios que, si nos esforzamos poco a poco, aunque no sea luego1 podremos llegar a lo que muchos santos con su favor; que si ellos nunca se determinaran a desearlo y poco a poco a ponerlo por obra, no subieran a tan alto estado. Quiere Su Majestad, y es amigo de ánimas animosas, como vayan con humildad y ninguna confianza de sí; y no he visto a ninguna de éstas que quede baja en este camino ni ninguna alma cobarde, con amparo2 de humildad, que en muchos años ande lo que estotros en muy pocos. Espántame lo mucho que hace en este camino animarse a grandes cosas; anque luego no tenga fuerzas el alma, da un vuelo y llega a mucho, anque —como avecita que tiene pelo malo— cansa y queda.
3. Otro tiempo traía yo delante muchas veces lo que dice San Pablo, que «todo se puede en Dios»;3 en mí bien entendía no podía nada. Esto me aprovechó mucho, y lo que dice San Agustín: «Dame, Señor, lo que me mandas y manda lo que quisieres».4 Pensaba muchas veces que no había perdido nada San Pedro en arrojarse en la mar, anque después temió.5 Estas primeras determinaciones son gran cosa, aunque en este primer estado es menester irse más detiniendo,° y atados a la discreción y parecer de maestro: mas han de mirar que sea tal que no los enseñe a ser sapos,6 ni que se contente con que se enseñe el alma a sólo cazar lagartijas.7 ¡Siempre la humildad delante para entender que no han de venir estas fuerzas de las nuestras!
4. Mas es menester entendamos cómo ha de ser esta humildad; porque creo el demonio hace mucho daño para no ir muy adelante gente que tiene oración, con hacerlos8 entender mal de la humildad, haciendo que nos parezca soberbia tener grandes deseos y querer imitar a los santos y desear ser mártires. Luego nos dice u hace entender que las cosas de los santos son para admirar, mas no para hacerlas los que somos pecadores. Esto también lo digo yo, mas hemos de mirar cuál es de espantar y cuál de imitar, porque no sería bien, si una persona flaca y enferma se pusiese en muchos ayunos y penitencias ásperas, yéndose a un desierto, adonde ni pudiese dormir, ni tubiese que comer, u cosas semejantes.
Mas pensar que nos podemos esforzar, con el favor de Dios, a tener un gran desprecio de mundo, un no estimar honra, un no estar atado a la hacienda; que tenemos unos corazones tan apretados que parece nos ha de faltar la tierra en queriéndonos descuidar un poco de el cuerpo y dar a el espíritu. Luego parece ayuda al recogimiento tener muy bien lo que es menester, porque los cuidados inquietan a la oración. De esto me pesa a mí, que tengamos tan poca confianza de Dios y tanto amor propio que nos inquiete ese cuidado. Y es ansí, que adonde está tan poco medrado9 el espíritu como esto, unas naderías nos dan tran gran trabajo como a otros cosas grandes y de mucho tomo. Y en nuestro seso presumimos de espirituales.
5. Paréceme ahora a mí esta manera de caminar un querer concertar cuerpo y alma para no perder acá el descanso y gozar allá de Dios y ansí será ello si se anda en justicia y vamos asidos a virtud, mas es paso de gallina:10 nunca con él se llegará a la libertad de espíritu. Manera de proceder muy buena me parece para estado de casados, que han de ir conforme a su llamamiento; mas para otro estado, en ninguna manera deseo tal manera de aprovechar, ni me harán creer es buena, porque la he probado. Y siempre me estuviera ansí si el Señor por su bondad no me enseñara otro atajo.
6. Anque en esto de deseos siempre los tuve grandes, mas procuraba esto que he dicho: tener oración, mas vivir a mi placer. Creo si hubiera quien me sacara a volar, más me hubiera puesto en que estos deseos fueran con obra: mas hay —por nuestros pecados— tan pocos,11 tan contados, que no tengan discreción demasiada en este caso, que creo es harta causa para que los que comienzan no vayan más presto a gran perfeción; porque el Señor nunca falta ni queda por Él; nosotros somos los faltos y miserables.
7. También se pueden imitar los santos en procurar soledad y silencio y otras muchas virtudes, que no nos matarán estos negros cuerpos que tan concertadamente se quieren llevar para desconcertar el alma, y el demonio ayuda mucho a hacerlos inhábiles. Cuando ve un poco de temor, no quiere él más para hacernos entender que todo nos ha de matar y quitar la salud: hasta tener lágrimas nos hace temer de cegar. He pasado por esto y por eso lo sé; y no sé yo qué mijor vista ni salud podemos desear que perderla por tal causa.
Como soy tan enferma, hasta que me determiné en no hacer caso del cuerpo ni de la salud, siempre estuve atada sin valer nada; y ahora hago bien poco. Mas como quiso Dios entendiese este ardid de el demonio, y como me ponía delante el perder la salud, decía yo: «poco va en que me muera»; si el descanso:12 «no he ya menester descanso, sino cruz»; ansí otras cosas. Vi claro que en muy muchas anque yo de hecho soy harto enferma, que era tentación de el demonio u flojedad mía; qué después que no estoy tan mirada y regalada, tengo mucha más salud.
Ansí que va mucho a los principios de comenzar oración a no amilanar13 los pensamientos: y créanme esto, porque lo tengo por espiriencia. Y para que escarmienten en mí, an podría aprovechar decir estas mis faltas.
8. Otra tentación es luego muy ordinaria, que es desear que todos sean muy espirituales, como14 comienzan a gustar del sosiego y ganancia que es. El desearlo no es malo; el procurarlo podría ser no bueno, si no hay mucha discreción y disimulación en hacerse de manera que no parezca enseñan, porque quien hubiere de hacer algún provecho en este caso, es menester que tenga las virtudes muy fuertes para que no dé tentación a los otros.
Acaecióme a mí —y por eso lo entiendo— cuando (como he dicho) procuraba que otras tuviesen oración que, como por una parte me vían hablar grandes cosas de el gran bien que era tener oración, y por otra parte me vían con gran pobreza de virtudes, tenerla yo traílas tentadas y desatinadas; y con harta razón, que después me lo han venido a decir; porque no sabían cómo se podía compadecer15 lo uno con lo otro: y era causa de no tener por malo lo que de suyo lo era por ver que lo hacía yo algunas veces, cuando les parecía algo bien de mí.
9. Y esto hace el demonio, que parece se ayuda de las virtudes que tenemos buenas para autorizar en lo que puede el mal que pretende, que, por poco que sea, cuando es en una comunidad, debe ganar mucho, cuantimás que lo que yo hacía malo era muy mucho. Y ansí, en muchos años, solas tres16 se aprovecharon de lo que les decía; y después que ya el Señor me había dado más fuerzas en la virtud, se aprovecharon en dos u tres años muchas, como después diré.
Y, sin esto, hay otro gran inconveniente, que es perder el alma, porque lo más que hemos de procurar al principio es sólo tener cuidado de sí sola, y hacer cuenta que no hay en la tierra sino Dios y ella; y esto es lo que conviene mucho.
10. Da otra tentación (y todas van con un celo de virtud que es menester entenderse y andar con cuidado) de pena de los pecados y faltas que ven en los otros. Pone el demonio que es solo la pena de querer que no ofendan a Dios y pesarle por su honra, y luego querrían remediarlo. Inquieta esto tanto que impide la oración, y el mayor daño es pensar que es virtud y perfeción y gran celo de Dios. Dejo las penas que dan pecados públicos —si los hubiese en costumbre— de una Congregación, u daños de la Ilesia de estas herejías, adonde vemos perder tantas almas; que ésta es muy buena, y como lo es buena, no inquieta. Pues lo siguro será del alma que tuviere oración descuidarse de todo y de todos y tener cuenta consigo y con contentar a Dios. Este conviene muy mucho, porque si hubiese de decir los yerros que he visto suceder fiando en la buena intención, nunca acabaría. Pues procuremos siempre mirar las virtudes y cosas buenas que viéremos en los otros, y atapar sus defetos con nuestros grandes pecados. Es una manera de obrar que, anque luego no se haga con perfeción, se viene a ganar una gran virtud, que es tener a todos por mijores que nosotros, y comiénzase a ganar por aquí con el favor de Dios, que es menester en todo y, cuando falta, escusadas son las diligencias y suplicarle nos dé esta virtud, que con que las hagamos no falta a nadie.
11. Miren también este aviso los que discurren mucho con el entendimiento, sacando muchas cosas de una cosa y muchos concetos; que de los que no pueden obrar con él, como yo hacía, no hay que avisar, sino que tengan paciencia hasta que el Señor les dé en qué se ocupen y luz, pues ellos pueden tan poco por sí que antes los embaraza su entendimiento que los ayuda.
Pues tornando a los que discurren, digo que no se les vaya todo el tiempo en esto; porque anque es muy meritorio, no les parece, como es oración sabrosa, que ha de haber día de domingo17 ni rato que no sea trabajar. Luego les parece es perdido el tiempo, y tengo yo por muy ganada esta pérdida: sino que, como he dicho, se representen delante de Cristo y, sin cansancio del entendimiento, se estén hablando y regalando con Él, sin cansarse en componer razones, sino presentar necesidades, y la razón que tiene para no nos sufrir allí. Lo uno un tiempo y lo otro otro, porque no se canse el alma de comer siempre un manjar. Éstos son muy gustosos y provechosos, si el gusto se usa a comer de ellos; train° consigo gran sustentamiento para dar vida a el alma, y muchas ganancias.
12. Quiérome declarar más, porque estas cosas de oración todas son dificultosas y, si no se halla maestro, muy malas de entender; y esto hace que, anque quisiera abreviar y bastaba para el entendimiento bueno de quien me mandó escribir estas cosas de oración sólo tocarlas, mi torpeza no da lugar a decir y dar a entender en pocas palabras cosa que tanto importa declararla bien. Que, como yo pasé tanto, he lástima a los que comienzan con solos libros,18 que es cosa estraña cuán diferentemente se entiende de lo que después de espirimentado se ve.
Pues tornando a lo que decía, ponémonos a pensar un paso de la Pasión (digamos el de cuando estaba el Señor a la coluna), anda el entendimiento buscando las causas que allí dan a entender los dolores grandes y pena que Su Majestad ternía° en aquella soledad y otras muchas cosas, que si el entendimiento es obrador19 podrá sacar de aquí, ¡u que si es letrado! ... Es el modo de oración en que han de comenzar y demediar20 y acabar todos, y muy ecelente y siguro camino hasta que el Señor los lleve a otras cosas sobrenaturales.
13. Digo «todos», porque hay muchas almas que aprovechan más en otras meditaciones que en la de la sagrada Pasión. Que ansí como hay muchas moradas21 en el cielo, hay muchos caminos. Algunas personas aprovechan considerándose en el infierno, y otras en el cielo, y se afligen en pensar en el infierno; otras en la muerte; algunas, si son tiernas de corazón, se fatigan mucho de pensar siempre en la Pasión, y se regalan y aprovechan en mirar el poder y grandeza de Dios en las criaturas, y el amor que nos tuvo, que en todas las cosas se representa; y es admirable manera de proceder, no dejando muchas veces la Pasión y vida de Cristo, que es de donde nos ha venido y viene todo el bien.
14. Ha menester aviso el que comienza, para mirar en lo que aprovecha más. Para esto es muy necesario el maestro, sí es espirimentado; que si no, mucho puede errar y traer un alma sin entenderla ni dejarla a sí mesma entender; porque, como sabe que es un gran mérito estar, estar sujeta a maestro, no osa salir de lo que le manda. Yo he topado almas acorraladas y afligidas por no tener espiriencia quien las enseñaba, que me hacían lástima, y alguna que no sabía ya qué hacer de sí; porque, no entendiendo el espíritu, afligen22 alma y cuerpo y estorban el aprovechamiento. Una trató conmigo, que la tenía el maestro atada ocho años había a que no la dejaba salir de propio conocimiento, y teníala ya el Señor en oración de quietud, y ansí pasaba mucho trabajo.
15. Y anque esto del conocimiento propio jamás se ha de dejar, ni hay alma en este camino tan gigante que no haya menester muchas veces tornar a ser niño y a mamar (y esto jamás se olvide, quizá lo diré más veces, porque importa mucho), porque no hay estado de oración tan subido que muchas veces no sea necesario tornar a el principio. Y en esto de los pecados y conocimiento propio es el pan con que todos los manjares se han de comer, por delicados que sean en este camino de oración, y sin este pan no se podrían sustentar; mas hase de comer con tasa, que después que un alma se ve ya rendida y entiende claro no tiene cosa buena de sí, y se ve avergonzada delante de tan gran Rey, y ve lo poco que le paga para lo mucho que le debe, ¿qué necesidad hay de gastar el tiempo aquí, sino irnos a otras cosas que el Señor pone delante, y no es razón las dejemos?; que Su Majestad sabe mijor que nosotros de lo que nos conviene comer.
16. Ansí que importa mucho ser el maestro avisado, digo de buen entendimiento, y que tenga espiriencia: si con esto tiene letras, es grandísimo negocio. Mas si no se pueden hallar estas tres cosas juntas, las dos primeras importan más, porque letrados pueden procurar para comunicarse con ellos cuando tuvieren necesidad. Digo que a los principios, si no tienen oración, aprovechan poco letras. No digo que no traten con letrados, porque espíritu que no vaya comenzado en verdad, yo más le querría sin oración; y es gran cosa letras, porque éstas nos enseñan a los que poco sabemos y nos dan luz; y llegados a verdades de la Sagrada Escritura, hacemos lo que debemos: de devociones a bobas23 nos libre Dios.
17. Quiérome declarar más, que creo que me meto en muchas cosas. Siempre tuve esta falta de no me saber dar a entender, como he dicho, sino a costa de muchas palabras. Comienza una monja a tener oración; si un simple la gobierna y se le antoja, harála entender que es mijor que le obedezca a él que a su superior, y sin malicia suya, sino pensando acierta. Porque si no es de relisión, parecerle ha es ansí, y si es mujer casada dirála que es mijor, cuando ha de entender en su casa, estarse en oración, anque descontente a su marido; ansí que no sabe ordenar el tiempo ni las cosas para que vayan conforme a verdad. Por faltarle a él la luz, no la da a los otros anque quiere. Y aunque para esto parece no son menester letras, mi opinión ha sido siempre y será que cualquier cristiano procure tratar con quien las tenga buenas, si puede, y mientra más, mijor; y los que van por camino de oración tienen de esto mayor necesidad, y mientra más espirituales, más.
18. Y no se engañe con decir que letrados sin oración no son para quien la tiene: yo he tratado hartos, porque de unos años acá lo he más procurado con la mayor necesidad, y siempre fui amiga de ellos, que anque algunos no tienen espiriencia, no aborrecen el espíritu ni le inoran; porque en la Sagrada Escritura que tratan, siempre hallan la verdad de el buen espíritu. Tengo para mí que persona de oración, que trate con letrados, si ella no se quiere engañar, no la engañará el demonio con ilusiones, porque creo temen en gran manera las letras humildes y virtuosas, y saben serán descubiertos y saldrán con pérdida.
19. He dicho esto, porque hay opiniones de que no son letrados para gente de oración, si no tienen espíritu. Ya dije es menester espiritual maestro, mas si éste no es letrado, gran inconveniente es. Y será mucha ayuda tratar con ellos, como sean24 virtuosos: anque no tengan espíritu, me aprovechará y Dios le dará a entender lo que ha de enseñar, y an le hará espiritual para que nos aproveche: y esto no lo digo sin haberlo probado y acaecídome a mí con más de dos. Digo que para rendirse un alma del todo a estar sujeta a solo un maestro, que yerra mucho en no procurar que sea tal, si es relisioso, pues ha de estar sujeto a su perlado,° que por ventura le faltarán todas tres cosas —que no será pequeña cruz— sin que él de su voluntad sujete su entendimiento a quien no le tenga bueno. Al menos esto no lo he yo podido acabar conmigo ni me parece conviene. Pues si es seglar, alabe a Dios que puede escoger a quien ha de estar sujeto, y no pierda esta tan virtuosa libertad; antes éste sin ninguno hasta hallarle, que el Señor se le dará como vaya fundado todo en humildad y con deseo de acertar. Yo le alabo mucho, y las mujeres y los que no saben letras le habíamos siempre de dar infinitas gracias, porque haya quien con tantos trabajos haya alcanzado la verdad que los inorantes° inoramos.
20. Espántame muchas veces letrados (relisiosos en especial) con el trabajo que han ganado lo que sin ninguno, más de preguntarlo, me aproveche a mí. ¡Y que haya personas que no quieran aprovecharse de esto! No plega a Dios. Véolos sujetos a los trabajos de la relisión, que son grandes, con penitencias y mal comer, sujetos a la obediencia, que algunas veces me es gran confusión, cierto; con esto, mal dormir, todo trabajo, todo cruz. Paréceme sería gran mal que tanto bien ninguno por su culpa lo pierda.Y podrá ser que pensemos algunos que estamos libres de estos trabajos y nos lo dan guisado, como dicen, y viviendo a nuestro placer; que por tener un poco más de oración nos hemos de aventajar a tantos trabajos.
21. ¡Bendito seáis Vos, Señor, que tan inhábil y sin provecho me hecistes! Mas alábaoos muy mucho, porque despertáis a tantos que nos despierten. Había de ser muy contina nuestra oración por estos que nos dan luz. ¿Qué seríamos sin ellos, entre tan grandes tempestades como ahora tiene la Iglesia? Y si algunos ha habido ruines,25 más resplandecerán los buenos. Plega el Señor los tenga de su mano y los ayude para que nos ayuden, amén.
22. Mucho he salido de propósito de lo que comencé a decir; mas todo es propósito para los que comienzan, que comiencen camino tan alto, de manera que vayan puestos en verdadero camino. Pues, tornando a lo que decía, de pensar a Cristo a la coluna, es bueno discurrir un rato y pensar las penas que allí tuvo y por qué las tuvo y quién es el que las tuvo y el amor con que las pasó; mas que no se canse siempre en andar a buscar esto, sino que se esté allí con él, acallado el entendimiento. Si pudiere, ocuparle en que mire que le mira, y le acompañe y hable y pida; y humíllese regale con él y acuerde que no merecía estar allí. Cuando pudiere hacer esto, anque sea al principio de comenzar oración, hallará grande provecho, y hace muchos provechos esta manera de oración. Al menos hallóle mi alma.
No sé si acierto a decirlo. Vuesa merced lo verá. Plega el Señor acierte a contentarle siempre. Amén.