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. El documento cinematográfico más impactante sobre este periodo histórico es
Roma, città aperta
(1945), dirigida por Roberto Rossellini. En este film se describen los abusos cometidos por los alemanes durante la ocupación de la ciudad. El rodaje, recién acabada la guerra, no pudo ser más improvisado; los actores fueron contratados en las calles a cambio de una comida y la cámara utilizada fue requisada a los alemanes durante su huida.
En la capital italiana quedan aún vestigios de la ocupación germana, como el cuartel de las SS en la Vía Tasso, que ofrece el inocente aspecto de un bloque de viviendas. Pero el testimonio más terrible es el mausoleo de las Fosas Ardeatinas, lugar en el que los alemanes masacraron a trescientos treinta y cinco civiles el 24 de marzo de 1944. Esa había sido la venganza por un atentado de los partisanos en la Via Rasella en el que murieron treinta y dos soldados germanos (todavía es posible ver los agujeros de bala en las paredes). Hitler ordenó fusilar en veinticuatro horas a diez italianos por cada alemán muerto; la orden se cumplió sacando de las prisiones a detenidos y sospechosos que nada tenían que ver con la acción; se añadieron quince más de los rehenes necesarios. Los civiles fueron ametrallados en la cantera de la Via Ardeatina y después se voló la bóveda para que los cuerpos quedasen enterrados.