43 . Los soldados japoneses en el Ejército estadounidense sufrieron una injusta discriminación. Un ejemplo fue el del soldado Yukio Okutsu, nacido en Hawái en 1922, de padres japoneses. En 1944, se alistó voluntario para combatir en el frente europeo. Fue destinado a Italia y encuadrado en el 100.° Batallón de Infantería, donde llevó a cabo acciones de gran valor. El 7 de abril de 1945, Okutsu y sus compañeros se encontraban bajo un intenso fuego enemigo, sin poder avanzar. Armado con su rifle y algunas granadas de mano, tomó él solo un nido de ametralladoras alemán (mató a sus dos servidores), e inmediatamente atacó un segundo puesto: logró herir a dos soldados y e hizo huir a los otros dos. Se apoderó de esta segunda ametralladora y conquistó una tercera posición, en la que capturó a cuatro alemanes, perplejos ante tan osado ataque. Esta increíble heroicidad fue premiada con una humilde Cruz al Servicio, mientras que algunos de sus compañeros del 100.° Batallón de Infantería recibían por acciones mucho menos arriesgadas la Medalla al Honor, el máximo galardón militar en Estados Unidos. Consciente de que no había logrado esa codiciada condecoración debido a su origen japonés, Okutsu se retiró del Ejército una vez acabada la guerra y trabajó en varios puestos municipales en su isla natal.
La historia estaba en deuda con él, pero tuvo la gran satisfacción de ver recompensado su valor, aunque fuera tardíamente; en el año 2000, el presidente Bill Clinton le entregó personalmente la Medalla al Honor que, sin duda, merecía. En su discurso de aceptación, Okutsu restó importancia a su acción: «No tuve tiempo de pensar lo que sucedía. En esos días cumplía con las órdenes e hice lo que tenía que hacer y salí vivo». Solo pudo disfrutar tres años de su nueva condición de héroe nacional. Falleció en 2003.