47 . El mérito de ser el primer avión aliado que consiguió bombardear Berlín le corresponde al cuatrimotor francés Jules Verne , en una misión ideada como respuesta al primer ataque aéreo que sufrió la capital francesa. El 3 de junio de 1940, la aviación germana bombardeó los alrededores de París: hubo doscientos cincuenta y cuatro muertos, y se ocasionaron grandes daños en aeródromos e instalaciones defensivas. Los franceses, que estaban sufriendo grandes reveses militares, no estaban en condiciones de efectuar una actuación de tal calibre sobre suelo alemán, pero, aun así, se decidió dar una respuesta para restituir a la nación gala el orgullo herido. Para ello se recurrió a un aparato de reconocimiento que podía cumplir también funciones de bombardeo, procedente de la flota de Air France que efectuaba el servicio postal a través del Atlántico Sur.
Con ansias de revancha, cuatro días más tarde, el Jules Verne despegó rumbo a Berlín; dio un rodeo a través de Dinamarca y el mar Báltico. Sus tripulantes demostraron ser excelentes navegantes aéreos; aunque era de noche, lograron situarse sobre Berlín (hay que tener en cuenta que la ciudad se encontraba totalmente oscurecida para evitar un ataque desde el aire). Las defensas aéreas de la capital no se tomaron muy en serio la incursión, ya que al comprobar que se trataba de un único aparato pensaron que se limitaría a lanzar octavillas, así que ni siquiera dispararon los cañones antiaéreos.
Aprovechando esta falta de oposición, el Jules Verne dejó caer su modesto cargamento de bombas sin ser importunado. Los daños causados fueron de escasa consideración, pero el objetivo de castigar, aunque fuera de modo simbólico, a la capital alemana ya se había conseguido. Una vez cumplida la misión, pusieron rumbo a casa atravesando el país enemigo, amparados en la oscuridad de la noche, y llegaron a París a las cinco de la madrugada. Los recibieron como auténticos héroes.