A LA ROSA SECRETA1

Remota, secretísima e inviolada Rosa,

abrázame en mi hora de las horas; allí donde habitan

cuantos te buscaron en el Santo Sepulcro,

o en el tonel de vino, más allá de la agitación

y tumulto de derrotados sueños; donde, cerrados casi

sus pálidos párpados, vencidos por el sueño, los hombres

han dado nombre a la belleza. Tus grandes hojas ocultan

las antiguas barbas, los yelmos de oro y rubíes

de los Magos coronados; y a aquel rey cuyos ojos

vieron las Taladradas Manos y el añoso Leño alzarse

en las brumas Druidas, haciendo palidecer las antorchas;

hasta que un vano frenesí le arrebató y murió; y a aquel

otro que encontró a Fand caminando sobre llameante rocío

en una costa gris que nunca azotó el viento,

y perdió el mundo y a Emer por un beso;

y a aquel que expulsó a los dioses de sus lares,

y cien veces estalló roja la aurora mientras lo

festejaba, llorando sobre los túmulos de sus muertos;

y al rey orgulloso y soñador que desechó corona

y desventura, y seguido de su bardo y su bufón

marchó a vivir entre ebrios vagabundos al corazón del bosque;

y a aquel que vendió aperos, casa y bienes,

e innumerables años buscó por tierras y por islas,

hasta encontrar, entre risas y lágrimas,

una mujer de tan resplandeciente belleza

que los hombres trillaban el grano a medianoche

por un mechón de sus cabellos, un pequeño mechón robado.

También yo espero la hora de tu gran vendaval de amor y odio.

¿Cuándo se extinguirán en el cielo las estrellas,

como chispas que brotan del yunque y que se apagan?

¿Acaso no ha sonado ya tu hora?, ¿no sopla ya tu huracanado viento,

remota, secretísima e inviolada Rosa?

[TO THE SECRET ROSE: Far-off, most secret, and inviolate Rose, | Enfold me in my hour of hours; where those | Who sought thee in the Holy Sepulchre, | Or in the wine-vat, dwell beyond the stir | And tumult of defeated dreams; and deep | Among pale eyelids, heavy with the sleep | Men have named beauty. Thy great leaves enfold | The ancient beards, the helms of ruby and gold | Of the crowned Magi; and the king whose eyes | Saw the Pierced Hands and Rood of elder rise | In Druid vapour and make the torches dim; | Till vain frenzy awoke and he died; and him | Who met Fand walking among flaming dew | By a grey shore where the wind never blew, | And lost the world and Emer for a kiss; | And him who drove the gods out of their liss, | And till a hundred morns had flowered red | Feasted, and wept the barrows of his dead; | And the proud dreaming king who flung the crown | And sorrow away, and calling bard and clown | Dwelt among wine-stained wanderers in deep woods; | And him who sold tillage, and house, and goods, | And sought through lands and islands numberless years, | Until he found, with laughter and with tears, | A woman of so shining loveliness | That men threshed corn at midnight by a tress, | A little stolen tress. I, too, await | The hour of thy great wind of love and hate. | When shall the stars be blown about the sky, | Like the sparks blown out of a smithy, and die? | Surely thine hour has come, thy great wind blows, | Far-off, most secret, and inviolate Rose?].