EL DIABLO

Mi vieja de Mayo* me contó un día que algo muy malo había bajado por la carretera y se había metido en la casa de enfrente, y aunque no quiso decirme qué era, yo lo supe perfectamente.

Otro día me habló de dos amigas suyas a las que había galanteado uno que creían que era el Diablo.

Una de ellas estaba de pie al borde de la carretera cuando él pasó por allí a caballo, y la invitó a montar en la grupa y dar una vuelta. Al ella negarse, se desvaneció. La otra estaba esperando a su novio una noche ya tarde en la carretera cuando algo que venía revoloteando y rodando por ésta le dio en los pies. Parecía un periódico, y un momento después le dio en la cara, y ella se dio cuenta por el tamaño de que era el Irish Times. De pronto el periódico se transformó en un joven, que le propuso ir a dar un paseo con él. Ella no quiso, y él se desvaneció.

También sé de un viejo, en las laderas del Ben Bulben, que se encontró al Diablo debajo de la cama tocando una campana. Él se fue, robó la campana de la capilla y a campanadas lo echó de allí.

1893