La violencia crea más problemas sociales que los que resuelve.
MARTIN LUTHER KING
Impulsada por sus cabecillas, podría existir una estrategia para dar publicidad a las noticias referentes a grupos “ultra” con objeto de dar a conocer su existencia. Entre estos dirigentes destaca Sáenz de Ynestrillas, líder de la coalición AUN que, tratando de conseguir un avance electoral, contará con el asesoramiento del siniestro Jean Marie Le Pen.
EN 1987 LA ALTA INSTANCIA DEL TRIBUNAL FRANCÉS condena a Jean Marie Le Pen a una multa de 1,2 millones de francos por trivializar los genocidios cometidos por los nazis durante la II Guerra Mundial. En 1998, un fiscal de Munich (Alemania) solicitará la retirada de su inmunidad como parlamentario europeo imputándole delitos de incitación al odio racial y negación del holocausto.
Por si fuera poco, en febrero de ese mismo año, el Tribunal de Versalles ya había condenado a Le Pen al pago de una multa de 20.000 francos y dos años de inhabilitación para desempeñar cargo público –pena posteriormente reducida a la mitad– después de que, el 30 de mayo de 1997, una cámara de video registrase la brutal paliza a la que fue sometida Annette Peulvast-Bergeal, alcaldesa y candidata socialista quien, arrinconada en el suelo, se retorcía de dolor tratando inútilmente de protegerse de los golpes y las patadas que le propinaban éste y sus secuaces184…
Ésa es la trayectoria política de uno de los mejores amigos de Sáenz de Ynestrillas, el controvertido Jean Marie Le Pen, aficionado a la música wagneriana y fundador del Frente Nacional. Nacido en 1928 en el seno de una familia de estrato humilde, la militancia de Le Pen en la ultraderecha comienza desde muy joven. Ya en su época como estudiante de Derecho, trató de movilizar a determinados sectores universitarios en defensa de una amnistía para los presos condenados por su colaboración con el nazismo.
Posteriormente, se alistaría como voluntario en el ejército para ser destinado en la guerra del Vietnam. Poco después, comenzaría su carrera política integrándose dentro del movimiento populista surgido en Francia en mayo del 68 que, prometiendo una rebaja de impuestos y el coto a las grandes empresas en beneficio del pequeño comercio, consiguió atraer a las urnas el apoyo de dos millones y medio de votos.
En octubre de 1972, y reagrupando las plataformas Ordre Nouveau y Defense d’Occident, Le Pen funda el Frente Nacional, grupo inicialmente minoritario, integrado por colaboracionistas del régimen nazi, y sin apenas relevancia política. Después de atravesar un largo paréntesis de decadencia, el discurso neofascista de Le Pen lograría gradualmente reflotar en la escena política a principios de los ochenta, debido en buena medida a sus dotes como orador y a su capacidad para elaborar un discurso demagógico, estrategia habitual dentro de las opciones políticas del neofascismo.
Así lo demuestra la invitación al voto que Le Pen hizo a los franceses en las elecciones de 1995: “Si tenéis miedo de perder vuestro empleo o que vuestros hijos no lo encuentren, si sois víctimas de la inmigración masiva, de la inseguridad, de la fiscalidad aplastante, del empobrecimiento, si tenéis miedo por vuestra jubilación y estáis cansados de ser considerados como extranjeros en vuestro propio país, en este caso, os lo digo encarecidamente, no tenéis otra salida que votarme. Porque yo soy, como la inmensa mayoría de vosotros, una persona salida del pueblo, de un padre patrón de pesca y de una madre campesina, soy el único candidato que ha conocido las rudezas del trabajo manual, la penuria e incluso la pobreza…”185.
El tema de la inmigración, que las peroratas neofascistas traducen como un problema social –cuando de los análisis económicos se desprende que es necesario aceptar una bolsa de trabajadores inmigrantes para mantener la estabilidad monetaria de un país–, es uno de los argumentos abanderados por el Frente Nacional para reclamar el voto de los ciudadanos. La receptividad de cinco millones y medio de votantes y su ascenso como tercera fuerza política en las elecciones francesas del 2002 son los resultados obtenidos mediante este rastrero discurso demagógico.
Los temas recurrentes del neonazismo. Sólo persuasión emocional sin contenido objetivo. Pura demagogia, en definitiva.
Este ascenso electoral de la ultraderecha en Francia coincide con un incremento de los actos violentos de carácter racista o xenófobo186. Se sabe, también, que en la comisión de muchos de estos actos terroristas podrían haber estado implicados militantes del partido lepenista presumiblemente influidos por el discurso racista de su líder187.
A pesar de ello, Le Pen aspira a superar sus resultados en las urnas y mejorar la imagen siniestra de su partido situando a su joven hija al frente de la candidatura cuando él ya no esté para esos trotes188. Y aunque, tras la muerte de Le Pen, la ausencia de un líder carismático termine frenando su avance electoral, la amenaza del neofascismo en Francia y en el resto del Europa se incrementa dada su capacidad de infiltración en las distintas esferas políticas y sociales. En palabras del estudioso Ferrán Gallego autor de Neofascistas, “la capacidad de contaminación que tiene la extrema derecha, no sólo de las instituciones, sino de los mismos valores, es el principal riesgo de la democracia… El Frente Nacional de Le Pen se ha estancado en quince puntos. Pero el problema es que crezca su capacidad de contaminación y manipulación sobre otras fuerzas políticas”189.
Esa capacidad de “contaminación” de otras fuerzas políticas que se atribuye a Le Pen también se extiende a los partidos españoles de ideología ultra. Dispuestos a imitar, aceptando por osmosis ideas foráneas, la trayectoria de la extrema derecha francesa y su éxito electoral instrumentalizando el problema de la inmigración, los “ultras” españoles deciden recoger su discurso y utilizarlo para granjearse los votos de un sector de la ciudadanía frustrada por sus condiciones laborales190. Con objeto de encauzar la formación y el desarrollo de estas formaciones políticas, el propio Le Pen enviaría a sus lugartenientes para asesorar a sus mandos.
En su “programa para gobernar” presentado para las elecciones legislativas francesas de 1997, el Frente Nacional propone, sin tapujos, la deportación de la población inmigrante de territorio francés: “los inmigrantes parados deben volver a su país de origen; igualmente los inmigrantes que ocupan un empleo y cuya partida pudiera liberar puestos de trabajo susceptibles de ser ofrecidos a parados franceses”191. Por si hubiera algún “lepenista” en España, habría que recordarle que, el cierre de fronteras al acuerdo Schengen propuesto por Le Pen, implicaría la expulsión de cualquier español que estuviera trabajando en territorio francés. ¿Es eso lo que quieren los neofascistas españoles para sus compatriotas en el extranjero?
Pero los ultraderechistas están condenados a no entenderse ni entre ellos –salvo en materia de anticomunismo–, por lo que la alianza entre la plataforma de AUN y el partido de Le Pen no tardaría mucho en disolverse. Y, aparte de su incapacidad de diálogo, es muy probable que la excesiva afición a las drogas por parte de Ynestrillas no acabase de agradar del todo a sus correligionarios. O que realmente él estuviese preocupado en contestar a la siguiente pregunta: ¿cuántos gramos de coca se necesitan para dibujar una svástica?
Emblema de un grupo neonazi. Como el lobo, el skinhead siempre actúa en manada.
184 Cfr. Redacción (1998, 3 de abril). “Le Pen, castigado con dos años de privación de sus derechos cívicos”. El Mundo, pág. 15. Agencias (1997, 27 de diciembre).
185 Cfr. Carta de Le Pen enviada al electorado francés durante la campaña de las elecciones presidenciales de 1995, citada en Rodríguez Jiménez, J. L. (2004). La extrema derecha europea. Alianza Editorial: Madrid, pág. 116.
186 Según datos del comité interministerial de lucha contra el racismo y el antisemitismo auspiciado por el ministerio del interior francés, durante los doce meses del año 2003 se registraron en Francia 127 actos de violencia contra población inmigrante. Tan sólo en el primer semestre el 2004 la cifra superaba la de todo el año anterior con un total de 135 actos terroristas cometidos por neonazis. Cfr. Prieto, J. (2004, 13 de julio). “Francia lucha contra el antisemitismo”, El País, pág. 11.
187 Así, por ejemplo, en el atentado terrorista con cocktailes molotov contra la vivienda del rector de una mezquita en Valdergour (Nimes) estuvieron implicados dos militantes del Frente Nacional. Cfr. Fernández, L. J. (2002, junio). “Le Monde advierte contra el veneno de la islamofobia”, Amanecer del nuevo siglo, n.º 132, pág. 9.
188 Cfr. González Cabezas, J. R. (2003, 22 de abril). “La ultraderecha francesa sigue al acecho”, La Vanguardia, pág. 11.
189 Cfr. Nespolo, M. (2004, 12 de marzo). “Gallego alerta de la contaminación de la extrema derecha”. El Mundo, pág. 49.
190 Castro, C. (2002, 29 de abril). “Los ultras españoles se proponen explotar el problema de la inmigración en las municipales”. La Vanguardia, pág. 17.
191 Cfr. Programa de la campaña presidencial del Frente Nacional en 1997, citado en Rodríguez Jiménez, J. L. (2004) .Op. cit. pág. 134.