En los últimos quince años no he escrito nunca un diario. Entretanto, han sucedido hechos de relevancia histórica que han caído en el olvido. Hoy nos encontramos inmersos en una nueva evolución que será decisiva para el futuro y en la que me siento especialmente involucrado en dos cuestiones: la lucha por Inglaterra y la imposición de nuestra concepción del mundo frente a todos nuestros enemigos. A mis observaciones sobre el presente tendré que añadir muchos datos del año 1933.
El 4 de mayo estuve una hora y media con el Führer y le expuse el trabajo concéntrico que se está realizando en Moscú y en el Min.[isterio] de Ext.[teriores]. V. Hassel se prodiga por Roma. Gömbös le ha dicho que Habicht y yo somos incapaces de ejecutar la política exterior y que hay que sustituirnos por «especialistas».2 (Algo que seguramente es mentira, pero, desde luego, está en la línea del «trabajo» de v. Papen, quien, en su visita a Budapest, declaró que R.[osenberg] es ya alguien insignificante y acabado.)3 Además, el Min. de Ext. ha reproducido y enviado al News Chronicle una crítica negativa sobre mí. (Como tengo un funcionario en la embajada de Roma, recibo permanentemente toda la información necesaria. Dice mucho del carácter de Hassell, el «c.[ompañero] de p.[artido]» recién llegado, que enviara por correo al «respetable Sr. Goebbels» una carta en la que se quejaba de mí, pero ¡que la sacara del paquete postal en cuanto se enteró de que el Führer me había confiado una nueva misión! Así, el Min. de Ext. se ha conservado sorprendentemente limpio, como le escribió el cónsul Jaeger a Poensgen.)4
El Führer me preguntó que por qué creo que podríamos tener en jaque a los franceses en otoño, qué podemos ofrecer a Polonia como unión, si no deberíamos mostrarnos más a favor de los japoneses... Expuso sus ideas —provisionales—. Manifesté entonces que, aun cuando los ingleses se muestren indecisos, un acercamiento abierto a Japón, país más que incómodo para ellos, podría incitarlos a ponerse del lado de Francia. Inglaterra considera que, para ella, Tokio es más peligroso que Moscú. Esta es una opinión que varios oficiales británicos me han trasladado, muy seriamente, en más de una ocasión. Además, la confianza de los ingleses se ha visto muy mermada por asuntos como el que se dio entre el coronel Hutchinson y el conde de Bernstorff. H.[utchison] se reunió en Berlín con B.[ernstorff] y, a preguntas de este, le respondió que le impresionaba enormemente el trabajo de renovación que está emprendiendo el Tercer Reich.5 B. le contestó: se va a producir un cataclismo espantoso.
El Führer declaró que, si se demuestra que esa frase se pronunció realmente, impondrá a B. el castigo más severo. Sigue creyendo en la buena voluntad de Neurath, pero considera que el Min. de Ext. es una «asociación de conspiradores».6 Ha tardado un año entero en conseguir enviar a Kuehl a Shanghái (caso Michelson), pero lamenta tener que formar su gobierno en función de los compromisos adquiridos y que sea el presidente del Reich quien decida sobre el ejército y el Min. de Ext.7 El primero está bien, gracias a Blomberg, pero el segundo no.8 Además, parece que el viejo no sobrevivirá a este año. (Eso mismo es lo que me dijo Rust un par de días después.)9 Habría que encerrar a un par de docenas de esos «conspiradores».
En materia de política colonial, estuvo bastante de acuerdo con mi opinión: conmemoraciones dignas, pero no en una medida que pueda llevar a pensar que se trata del «principio de una nueva política colonial».
Finalmente, el Führer me agradeció mi trabajo estrechándome varias veces la mano.
El capitán Barlett, de la fábrica de motores de aviones Bristol de Londres, estaba allí, con una carta de presentación del Ministerio del Aire, el comandante de escuadra Winterbotham.10 Quiere introducir aquí el nuevo motor, que aún constituye un secreto. Destacó que era la primera vez que el Ministerio le daba una carta de acompañamiento. A través de Obermüller, voy a organizar un desayuno para él, en el que participarán el jefe de construcción del ejército, el de la marina y el del Ministerio de Aviación.11 Además, el trabajo realizado durante un año y medio ha dado sus frutos, porque el Estado Mayor General de la Aviación del Reino Unido ha comunicado oficialmente su autorización para que se constituya una defensa aérea alemana.
Del 27 de febrero al 6 de marzo, el comandante W.[interbotham] estuvo por aquí «de vacaciones». Se lo presenté a Reichenau, Loerzer, Hess y dos comodoros. Después, lo acompañé a ver al Führer.12 El comandante W. le transmitió saludos de parte de los aviadores británicos. El Führer dijo que la verdadera arma de los caballeros de la guerra mundial fue la aviación. Añadió que los británicos habían sido un peligroso enemigo, ya que Alemania se había visto obligada a concentrar dos tercios de sus aviones en el frente inglés. Después se habló de cuestiones de actualidad y el Führer aseguró que la flota aérea francesa es muy superior en número a la británica, pero, si se considera el valor de ambas, la segunda le parece más sólida. Además, se mostró claramente a favor de seguir reforzando la aviación inglesa por lo siguiente: él tiene que solicitar un porcentaje para la defensa de Alemania que se determinará en función de las flotas de las que disponen nuestros estados vecinos. Es posible que ahora esta cifra imprescindible equivalga a la de los británicos, algo que no considera adecuado, dado que de ello se derivarían indicaciones diferentes. Inglaterra podría tener el doble y más, y eso sería algo positivo.
La conversación se desarrolló de forma muy sa[tis]factoria y W. entregó en Londres un brillante informe (ver nota N...).13 Después, me dirigí a Weimar junto con W. y Ropp para que viesen cómo son nuestras asambleas.14 También visitamos la Casa de Goethe y el Archivo de Nietzsche, desayunamos con la señora Foerster-Nietzsche —que, a sus ochenta y ocho años, tiene una mente sorprendentemente despierta— y fuimos a nuestra escuela de Egendorf, lugar de convivencia para los alcaldes de Turingia, juristas, etc.15 Hubo una breve exposición sobre la necesidad de implantar una educación que permita adquirir una determinada concepción del mundo. Todo aquello, el ambiente de la zona, tan alejado de la propaganda, provocó una profunda impresión en W.
Acaba de llegar una carta de agradecimiento del cap.[itán] Bartlett por el recibimiento que le brindamos. Este miércoles, Loerzer volverá de Londres.
Nos ha visitado el ministro plenipotenciario persa. Después de unos comentarios preliminares, ha presentado una queja sobre un artículo publicado en el periódico Bay[e]r.[ische] Staatszeitung, en el que se metía a Reza Khan en el mismo saco que a Trebitsch-Lincoln.16 Se recomendará en Múnich que se presenten excusas.
La agenda de los últimos días ha estado repleta de negociaciones con Rust (a quien he recomendado varios profesores y con el que he abordado el tema de la creación de una universidad para mujeres) y con el Frente Alemán del Trabajo.17 También ha habido conversaciones sobre las necesidades culturales que han ido surgiendo como consecuencia de la ausencia de una dirección clara que seguir.
Acaba de llegar la traducción del Times del 9 de mayo, en el que vuelvo a [recibir] ataques. Ropp asegura que esto se ha producido después de una conversación del Foreign Office con nuestra Embajada en Londres. Es lo que le han dicho nuestros bien informados amigos ingleses. Todo resulta más que probable.
Exposición sobre política exterior en el despacho del Führer. Le hago entrega de mi breve memorándum sobre una ordenación angloalemana del futuro, memorándum que valida tras leerlo. Después, mi extenso memorándum acerca de la política de expansión de Japón. Le pide a Brückner que deje el informe en su mesilla, ya que todo este conjunto de cuestiones le interesa ahora particularmente.18 A continuación, le presento la carta de Hutchinson relativa al comportamiento de Bernstorff. La lee y dice: «¿Qué hacemos con este cerdo?». Le respondo: «Es evidente que si interrogamos a B.[ernstorff], lo va a negar todo. Además, Rodd, el representante inglés en el BPI [el Banco de Pagos Internacionales], le dedicó muchos elogios en mi presencia, pero resulta que él era, precisamente, nuestro peor enemigo».19 H.[itler]: «No quiero peleas con el viejo,20 no le amarguemos sus últimos días. Pero después tendremos que acabar de una vez por todas con la camaradería. Hay que detener inmediatamente a B. Por favor, reúna toda la información sobre nuestras representaciones. Koester es el que plantea más dificultades. Antes pregonaba que Hitler era sinónimo de guerra, así que ahora no puede representarnos...».21
El Führer está constantemente indignado por todo el mezquino sabotaje que está organizando esta gente, que todavía no ha entendido qué es lo que ocurre.
Le informo acerca del artículo del Times. Se encoge de hombros: por todas partes nos encontramos siempre con lo mismo.
Se muestra algo escéptico ante la información que proporciona la legación de la Unión Soviética acerca de unas supuestas instrucciones para cometer un atentado.
Como es habitual desde hace años, he trabajado durante todo el día sin descanso. Sirva como ejemplo lo que he hecho hoy: por la mañana, Biallas, del Frente Alemán del Trabajo. Conversación sobre la prensa del Frente del Trab.[ajo], su concep.[ción] del mundo y la vigilancia a la que debe ser sometida.22 Después, en la misma línea, —también me toca eso— recepción de una prima donna de La Scala de Milán, acompañada de un representante cultural germano-italiano. Escucho sus inquietudes con respecto a Alemania. Después, acudo a la residencia del Führer; conversación en la sala de espera con el ministro de Justicia, Kerrl, acerca de los cargos dentro del partido y del estado.23 A las 12.15 horas, el Sr. Stang: planificación de la organización de un departamento de vigilancia.24 Muy inteligente, pero también extenso: nueva oleada de conflictos de competencias en el horizonte. Breve pausa a mediodía. Entonces, vuelve Johst de París y Marsella: quejas del poeta, que debe de estar supeditado a la propaganda.25 Explicación a la nobleza bávara: el papa ha dado muestras de enfado cuando Dollfuss le ha facilitado información acerca de Al.[emania].26 ¡Risas al hablar de la entrada de Dollfuss en Baviera! Legitimistas traidores al país. Recepción de un especialista en historia del arte venido de Silesia. Acudir al V.[ölkischer] B.[eobachter], ojear las cartas, leer pruebas. A las 5 h, la Sociedad Nórdica27 en el Adlon. A las 7 h, rápida preparación de la intervención de mañana: conferencia en la Universidad de Leipzig, ante todos los dirigentes est.[udiantiles] de la Alemania central. Ahora son las 9 h: banquete de Darré para la delegación agrícola polaca...28
Y así, de la mañana a la noche, ya ha pasado otro día más.
Rellstab, director de Siemens, informa de que se han inventado con éxito varios sistemas para estabilizar los barcos.29 Con el permiso de la dirección de la marina, está viajando a Londres. Le he dado una recomendación para Winterbotham. Ropp se queja del Min.[isterio] de Prop.[aganda]. Asegura que, con sus nuevos y tajantes discursos sobre los judíos, ha estropeado, una vez más, el ambiente en Inglaterra. Dice que el dinero para la prop. del viaje todavía no ha llegado, pero que en junio ya será demasiado tarde para hacer algo y que, en ese caso, no cabrá atribuir la culpa a los ingleses. Así pues, nuevas llamadas al Min. de Prop.: también la iniciativa contra los «derrotistas» induce a pensar que, si se ha tenido que organizar algo tan grande, es porque somos conscientes de que existe una amplia crítica. En cambio, la visita a Londres de Loerzer ha sido muy satisfactoria; anfitrión: el pariente de W.[interbotham]; conversación en confianza con L.[oerzer] y Florian.30 Ahora espero el informe de Loerzer. Hay una gran polémica en torno a Lituania. Koch planea atacar Memel.31 Por encargo de Mac Donald, Barlow pregunta cómo están las cosas realmente.32 Enviaré a R.[opp] a Königsberg. Conocerá con exactitud todo el plan de asentamientos para estar en condiciones de informar acerca de nuestro positivo programa de construcción y contrarrestar así las mentiras tendenciosas que llegan incluso desde el F.[oreign] O.[ffice].
R. vuelve a confirmar que el artículo del Times ha sido inspirado tanto por el F. O. como por Hoesch o su asesor.33 ¡El sabotaje de estos anticuados es algo realmente grotesco! Por lo que parece, el tacto con el que el Führer trata al viejo hace que los saboteadores del nacionalsocialismo se sientan muy seguros. Algún día, su «despertar» será repentino y amargo.
Bäumler viene completamente embriagado por la belleza de la Grecia dórica.34 Por todas partes ha encontrado la confirmación de nuestras ideas. Por fin podemos contemplar las cosas con una mirada objetiva. Sob La Hélade y Oriente Próximo siguen colisionando: la cultura decadente de Creta, el culto a la madre, etc., por una parte, y la pletórica fuerza de las formas, el derecho de los hombres, por otra. Bäumler asegura que solo ha podido comprender el Partenón después de pasar por Creta. Entusiasmado ante la belleza austera que caracteriza a la naturaleza en la llanura de Esparta en primavera, la estatua de Poseidón recién descubierta, el Apolo de Olimpia. Solo por eso, dice, tiene sentido visitar Grecia.
Por lo demás, recomienda mantener bajo control las asociaciones de padres porque en ellas se está fraguando ahora la resistencia eclesiástica. En Saj.[onia] se ha intentado organizar un foco de oposición, pero Buttmann lo ha atajado.35 Algo que, teniendo en cuenta a su asesor, no resulta sorprendente.
Viajo a Oldemburgo en respuesta a la petición urgente de Röver: allí se conmemoran los setecientos años de la batalla de Altenesch.36 Conversación con Schirmer acerca de los días de la Baja Sajonia: quiero visitar la tumba de Viduquindo, en Engern.37 La clausura no debería tener lugar en el inmenso parque de Franzsches Feld, sino ante el monumento a Löwen, en Braunschweig.38 Hay que mantener en todas partes el simbolismo del entorno, que es algo que marca más que una presentación; algo que, a menudo, resulta más importante que un discurso. Eso es lo que mantuve ya en Mariemburgo. Se tendrá que seguir abordando la cuestión.
Ropp ha vuelto con sus quejas: la oficina de MacDonald sigue pidiendo explicaciones. La gran iniciativa «contra los derrotistas y los criticones» ha causado un efecto indeseado. Nuestros enemigos están utilizando a su favor esta circunstancia, mientras que nuestros amigos —también es la mentalidad inglesa— no saben qué decir. Se comenta que es probable que en Alemania reine una insatisfacción generalizada: de lo contrario, no se habría organizado una campaña de propaganda tan grande. El recurso más potente de la política alemana, que es precisamente el hecho de que toda la nación respalde al Führer, amenaza con hundirse. «Habéis apostado por un caballo perdedor —dicen nuestros enemigos a nuestros amigos—: la gente ya no cree en su propia fuerza.»
Le he dicho a Ropp que tiene que escribir que sabemos que hay topos y que es evidente que los círculos reaccionarios están furiosos por no poder volver a «dirigir». Han abusado de nuestra magnanimidad —de no haberles impuesto una dictadura— y, como se relacionan con diplomáticos y demás, han intentado extender su crítica por todas partes. ¿En qué se habrían beneficiado los ingleses si hubiesen vuelto a ver en Sattel la reacción que tanto odian? Como nosotros ya no abordamos las cuestiones de nuestra época en los clubes, sino ante el pueblo y con el pueblo, nuestro método de trabajo es diferente al que se aplica en la —de momento— tranquila Inglaterra.
Entonces, ¿por qué los ataques contra los judíos? ¡Número especial de Der Stürmer!39 ¡Discurso de Goebbels en el Palacio de los Deportes! ¡Artículos de «ataque»! ¡La carta del arz.[obispo] de Canterbury al Times ha vuelto a encender la ira!40 Los encuentros de los fieles se utilizan de nuevo para caldear los ánimos contra Alemania.
Le he respondido a R.[opp] con lo necesario para el Consejo de Ministros de M[ac]D.[onald]: ¡Qué tenemos nosotros que decir sobre la campaña del Evening Standard contra Hitler! ¡En Londres se insulta a todo el mundo, pero, eso sí, cuando se habla de los judíos, de repente todo es sensibilidad!
Sin embargo, el ambiente vuelve a enrarecerse. Se podía haber evitado todo lo que contribuye a ello, tanto el número de Der Stürmer como la forma del discurso de Goebbels: el agitador41 de 1928, que se embriaga con su propio discurso y con el aplauso barato ante los argumentos antisemitas, volvió a imponerse al ministro.
Despacho de MacD.[onald]: es probable que en Al.[emania] reine una profunda insatisfacción. De lo contrario, no se habría organizado una campaña de prop.[aganda] tan grande. (De ahí se ha concluido que nuestro mayor activo está destruido.)
¿Cómo se ha llegado a este cambio repentino tras las elecciones de 1933? ¿Fueron las elecciones una farsa?
Si existe una profunda insatisfacción... ¿consecuencias prácticas? (Criticones con cascos de acero.)
Mentalidad inglesa: criticar es algo sano.
¿Desvío, como en Rusia? Hacia los «saboteadores».
¿Por qué estos ataques contra los judíos? Desde el 12 de noviembre de 1933 son muy pocos. Hoy vuelve el optimismo.
Carta del arz.[obispo] de Canterbury al Times sobre Der Stürmer.
Encuentro de fieles: ambiente hostil a Al.
La conmemoración del 700 aniversario de la batalla de Altenesch demuestra hasta qué punto ha avanzado ya en Alemania el despertar de las conciencias, antes hipnotizadas por la iglesia. La gente del campo se acuerda de todos aquellos días en los que luchó por su libertad e interpreta hoy esta resistencia de una forma mucho más consecuente que en el pasado. Darré ha tenido palabras acertadas, en ocasiones muy duras, contra los métodos bolcheviques que se aplicaron en la Edad Media bajo el signo de una religión de amor. Cuando declaré que la tierra sagrada no está en Palestina, sino en Alemania, resonaron los aplausos más entusiastas. ¡Allí había cuarenta mil campesinos! Hinrichs «De Stedinge» es muy importante desde el punto de vista artístico. A partir de él se puede comenzar una nueva revolución.44
Röver me explicó, entre otras cosas, que en una parroquia de cuatro mil feligreses se tuvo que suspender la homilía 31 del año porque no había acudido ni una sola persona. A otras misas suelen ir entre quince y veinte fieles. Sin embargo, en otros lugares en los que los pastores hablan en alemán, el pueblo vuelve a las iglesias. Eso sí, ya no hay interés ninguno en las citas del Antiguo Test.[amento].
Hoy Ropp informa desde Londres de que el secretario de Estado Milch no ha sido recibido ni por el ministro ni por el secretario de Estado del Ministerio británico de Aviación.45 El motivo: ¡el desmedido discurso del Sr. Goebbels en el Palacio de los Deportes!46 Un nuevo golpe precisamente en la dirección que despierta la más abierta simpatía hacia nosotros. El comodoro Wänninger ha conseguido hablar con varios directores de departamento...47
Cabe destacar, como información de interés, que el legado de Brockdorff-Rantzaus, en el que ha trabajado Erich Brandenburg, incluye material muy comprometedor para el Dpto. IV del Min. de Ext.48 Parece que Meyer y Hey se han enterado del tema y han ofrecido a la correspondiente editorial veinticinco mil m.[arcos], pagaderos en el momento de la entrega de los documentos.49 ¡Más bien poca cosa! Sería importante informarse del asunto, porque podrían existir extrañas relaciones marxistas...
Goga le ha propuesto a su rey modificar su política francófila. Parece que Carlos se ha mostrado de acuerdo, según nos informa Goga a través de su hombre de confianza.50 Quiere actuar como ministro del Interior primero, hasta que se consiga dar un cambio definitivo de rumbo. Pero antes habrá que resolver el gran asunto de la compensación.
El Sr. Insabato ha vuelto de Varsovia, después de un viaje de varias semanas por Europa.51 Ha estudiado en profundidad la cuestión ucraniana. El deseo de Polonia: un corredor hasta el mar Negro y fronteras con Hungría. Acumulación en Varsovia de todos los pueblos fronterizos, desde Finlandia hasta Turquía. Pilsudski solo está esperando a trasladarse a Rusia52 I.[nsabato] inf informará a Mussolini de los resultados del viaje53 y espera tener ocasión de volver a visitarme cuando esté establecido oficialmente entre nosotros. Confía en una alianza británico-germano-italiana y, después, en la inclusión de Polonia. «La Gran Alemania54 será una realidad inevitable en el futuro.»
La reunión de la Sociedad Nórd.[ica] en Lübeck ha sido satisfactoria desde todos los puntos de vista. Las ponencias han encajado entre sí de una forma extraordinaria. Eso sí, los representantes oficiales de Escandinavia, ofendidos, no han venido: es posible que sus superiores en el gobierno, los marxistas y los de otras tendencias, hayan tenido miedo de que les contagiemos nuestra racionalidad. A Escandinavia le ha ido demasiado bien, está saciada y se ha convertido en una holgazana. Los vikingos se fueron, mientras que los burgueses se quedaron. Solo un revés del destino volverá a hacer que se rebele su antigua sangre.
Ahora empieza un tira y afloja en toda regla sobre las cuestiones culturales. Allí adonde voy, oigo siempre quejas unánimes sobre la desorientación de la Cámara de Cultura del Reich. En el país, sin embargo, la gente es consciente de que esta institución reúne en su seno un revoltijo de cosas muy diferentes entre sí: antiguos compañeros de los judíos como presidentes, abogados de los rojjos en los principales puestos, «nacionalsocialistas» incapaces y, en medio de todos ellos, unas cuantas personas cualificadas que se sienten más que incómodas. A todo ello se unen los discursos sin enjundia de Goebbels, en los que, con maneras fáciles, se esquivan todos los problemas más serios. Es desesperante. Se me espera, pero dado que un nacionalsocialista es presidente de la Cámara de Cultura del Reich, resulta difícil crear de forma oficial dentro del partido otra organización sin esa Cámara o, incluso, contra ella.
Las cuestiones del comercio exterior son cada vez más acuciantes. Todos van sumándose progresivamente a la idea que nos ha impulsado en los últimos ocho meses: la creación de una unidad central con autoridad. Ya entonces insté a Neurath. Daitz había consumido todos los Ministerios.55 La consecuencia fue la creación de un consejo de comercio exterior extraordinario, cuya agonía, sin embargo, comenzó tan pronto como se anunció el nacimiento de esta nueva institución en el Boletín Oficial del Reich. Ahora la economía se ha puesto de acuerdo en la cuestión de Luer, que me ha visitado y me ha informado de la situación en el transcurso de una larga conversación.56 Aparentemente, se trata de un hombre aceptable: es joven y fuerte, y ha demostrado ser muy trabajador en el pasado, así que me aporta todo lo que no me ha ofrecido Daitz. Daitz representa la invención, la búsqueda de salidas; Luer, el método y la falta de escrúpulos en lo cotidiano. Hoy he informado en detalle al Führer acerca de todo ello, después de que, en las conversaciones previas, no se hubiera podido resolver la cuestión del personal. Le he explicado que el alcalde de Bremen ha vuelto a visitarme hoy: si no se adopta una decisión, pronto se tendrá que despedir al 25 % de los trabajadores del sector textil. Me comentó que la APA podría poner en marcha un buen número de negocios si existiera un organismo con autoridad, a quien el canciller diese los poderes oportunos para actuar en este sentido. El Führer me ha encargado que exponga inmediatamente al ministro de Economía del Reich mi propuesta: preparar todo de aquí al regreso del comisario de Comercio Ext.[erior], Luer, y del vicecomisario, Daitz, desde Venecia (encuentro con Mussolini) para que se puedan adoptar decisiones. Le he entregado los memorandos de L.[uer] y de D.[aitz].
A continuación, el Führer habló largo y tendido acerca de la situación en materia de política exterior. Después de unos días difíciles, se siente aliviado: Barthou no ha expuesto en Ginebra sus quejas sobre nuestro rearme ni ha esgrimido ningún «título moral legítimo» que permita un ataque.57 Sin embargo, no cree que Francia se atreva a arriesgarse sin él. El Führer sigue muy satisfecho de la nueva alianza germano franco-rusa, al contrario que la AA, como subrayó. F.[rancia] se ha comprometido[.]
Acto seguido, transmití al Führer el contenido de una decisión secreta del Comité Central de Moscú, que se ha enviado ya a todas las embajadas de la Unión Soviética (una de ellas nos remite información permanentemente). ¡Se avecina una nueva política Nep!58 Así pues, otra vez nos hemos quedado atascados.
A continuación, el Führer habló apasionadamente sobre los primeros días del movimiento, cuando salían por la noche de fiesta por Múnich, armados con engrudo y pegatinas, y contó divertidas anécdotas de aquella época.
La asamblea celebrada en el palacio de congresos Jahrhunderthalle de Breslau ha sido maravillosa. Es un placer poder hablar en esa gigantesca sala, sobre todo teniendo en cuenta que los vecinos de la ciudad se muestran contrarios a la política de centro del de su cardenal.
Los últimos días han vuelto a venir repletos de reuniones. Las informaciones de Londres vuelven a ser reveladoras: aseguran que el NSDAP está a punto de romperse y que después llegará una dictadura militar, por lo que se necesita un ejército francés fuerte para garantizar la paz. Eso es lo que dicen en Londres los franceses. Sin embargo, cuando esta lectura llegó a difundirse en una sociedad ante la presencia del comandante Winterbotham, el señor Scherpenberg, de nuestra embajada, dejó abierta la posibilidad...59 ¡Así es como «trabajan» los caballeros del antiguo Min. de Ext.!
En la cuestión del comercio exterior, todo sigue revuelto. Ahora, ni los del Ministerio de Ec.[onomía] ni el Sr. L.[ey] quieren su programa.
En cuanto al Führer, sigue encantado con Venecia. Considera que el entusiasmo de Mussolini es sincero, que su fanatismo no es artificial. La gente del país se inclinaba ante el líder italiano, en señal de respeto, como si estuviera ante un papa, y él adoptaba la actitud propia de un césar, tan necesaria en Italia. Sin embargo, aquella actitud cesó en cuanto se pasó a una conversación personal, en la que M.[ussolini] volvió a mostrarse humano y amable[.]
Austria: Parece que H.[itler] habló con total franqueza: Dollfuss es un traidor del pueblo y también va a trabajar en Aus.[tria] con bombas y granadas.
M.: ¿Qué propone usted?
H.: La destitución de Dollfuss, el nombramiento de un jefe de gobierno imparcial. Nuevas elecciones.
La participación del NSDAP en el gobierno, de forma proporcional a los resultados que se obtengan.
La anexión no es urgente.
M.: ¡Aceptado!
H. considera que esto ha sido un gran éxito. Al menos, no habrá ningún conflicto con It.[alia] por el tema de Austria.
Equidad. Aprobación categórica de M. ¿Volvería H. a la Soc.[iedad] de Nac.[iones]?
H.: Por qué no, pero para ello la equidad debe ser una realidad. M. tendría la presión de salir; nosotros, los medios de presión para volver. Pero entonces no sería tan sencillo volver a salir.
Rusia y la Soc. de Nac.: Unanimidad con respecto a la idea de que la entrada de Rus.[ia] lo revolvería todo. Además, el armamento de Rus. crece de una forma inquietante. Ya no es posible resolver esta cuestión por la vía económica, dado que las exportaciones rusas suponen una amenaza para todos.
M. está cada vez más pensativo. ¿Y Polonia?
H.: Hace diez años, Polonia era militarmente más fuerte que Rus. Pero hoy ya no es así. Ha llegado a un pacto con nosotros por miedo a Rus.
Traslado al Führer el contenido de la decisión del Politburó, de fecha del 29 de mayo de 1934, por la que la Rusia soviética resuelve declararse incondicionalmente a favor de Francia y actuar de forma hostil frente a Japón, junto con EE. UU.
H. lo lee: Esto es sumamente interesante. Hay que comunicárselo a los italianos.
Yo: A mediodía tengo que ver al embajador británico. Le informaré también a él.
H.: Muy bien. Hay que avisar a Inglaterra y a It.
Yo: Además, en Rusia trabajan las fuerzas centrífugas. Buscaré más información al respecto para usted. Hay que prepararse bien por si las cosas avanzan lo suficiente.
H.: Muy bien, hágalo.
A continuación, informo de una conversación con v. Papen, para evitar que este transmita al Führer «otra lectura».
H.: Papen no seguirá informando durante mucho tiempo. Su discurso ha sido increíblemente estúpido.60 En cambio, la disertación que usted me ha expuesto hoy es excelente.
Entonces, le he informado acerca de los meses comunes de instrucción de la OP [Organización del Partido], las SA, etc. El Führer, muy satisfecho, ha preguntado, sencillamente, si todos están de acuerdo...
Los días de la Baja Sajonia fueron similares al acontecimiento de Altenesch, aunque aún más intensos. ¡Sesenta mil personas en Verden, treinta mil de las JH [Juventudes Hitlerianas] en Wildeshausen, todo Braunschweig en un ambiente alegre, como no se había visto nunca!61 La valoración de la historia al.[emana] se consuma en la vida, a través de la propia vida, y el carácter de la Baja Sajonia vuelve a situarse en el centro del carácter al. El N. Z. Z. [periódico Neue Zürcher Zeitung] del 26 de junio trató de burlarse del «mito de la Baja Sajonia», pero admitió que el nuevo pensamiento supone una ruptura sin precedentes con respecto a las ideas antiguas.62
El Min. de Ext. ha suspendido prácticamente sus relaciones diplomáticas con nosotros a través de la carta de Ritter a Daitz.63 El «tono» de la misiva de Daitz no era adecuado para el actual ministro de Asuntos Exteriores del Reich, v. Neurath. Se ha remitido un telegrama a Dircksen, en Tokio, para expresar el rechazo frente a todo el asunto de Manchukúo. Ocho meses de trabajo; doscientos mil m. [arcos] de Thyssen tirados a la basura; la comisión del Führer apartada...64 Toda la reacción, incitada por Papen, pretende pasar por alto al movimiento. Ayer informé detenidamente al Führer sobre el resultado de los tres meses de investigación en torno al sabotaje del Min. de Ext. Se irritó mucho y dijo: [«]Vaya a ver ahora mismo al ministro de Justicia del Reich y transmítale mi orden: tiene que investigar si alguna oficina del Reich está cometiendo sabotajes contra mis disposiciones. La semana que viene le citaré para una reunión. Después, informe a Blomberg y a Schmitt.65 Escriba a Neurath para advertirle de que debería haberme puesto al corriente de todo este asunto».
El Führer también está enfadado con el embajador de Londres, al que el Ministerio británico le preguntó, según parece, si Al.[emania] dispone en estos momentos de muchos aviones. En lugar de responder que no estaba en condiciones de aportar más información y que, además, Al. debe velar por la seguridad de su defensa, ¡Hoesch lo desmintió! Hice saber al Führer que, en cualquier caso, cada diez días me solicitan explicaciones desde el gobierno de MacDonald. Pero eso no ayuda en nada, en vista de que nuestra propia embajada está dando alas a los rumores enemigos (conde de Bernstorff, Scherpenberg).
El Führer: ¿Podría sugerirme el nombre de algún embajador para Londres?
Yo: ¡El capitán Obermüller, al que incluso le he presentado! Ha sido comandante de submarinos y mañana volverá a viajar a Londres, a petición mía, para mejorar la relación con el Estado Mayor General de la Aviación y la Marina y, llegado el caso, invitar a personalidades de relevancia a la celebración del Día del Partido.
El Führer mantiene una larga conversación con O.[bermüller], que le informa: comandante de submarinos en el Mediterráneo. «Criminal de guerra.» Seis años en Japón, Asia, Indias Neerlandesas. Describe la mentalidad inglesa dominante, según la cual Francia es la mejor en política en el contexto europeo. Se acuerda que O. invitará a una serie de ingleses a Prusia Oriental para que comprueben con sus propios ojos el gran trabajo que estamos realizando y después asistan al Día del Partido.
El Führer explica que ha ordenado que se detenga a Jung, autor del increíble discurso de Papen.66 Justo ahora, el vicecanc.[iller] pregunta si el Führer puede recibirlo hoy mismo. Hitler se ríe: «¡Viene por su Jung!». Deniega la petición. En el jardín, le muestro al Führer la información del N.Z.Z.,67 que solo puede ser cosecha de Papen. El Führer señala la fachada gris que se ve al final del jardín: «Sí, todo viene de ahí. Algún día desmantelaré toda la oficina».
Por lo demás, el Führer todavía no quiere hacer nada contra esa reacción. Su delicadeza hacia Hindenburg es verdaderamente enternecedora. Explica que el anciano nunca ha sido tan amable como en la última visita, cuando Hitler le habló en Neudeck de Venecia. Él se apoyó en su brazo y le dijo: «Ahora, mi canciller, usted me apoya también de esta manera». Hitler quiere ahorrarle cualquier sufrimiento porque está convencido de que Hindenburg no vivirá mucho tiempo más[.]
Evidentemente, la Iglesia está en pie de guerra contra mí. Pfeffer me ha trasladado ciertos datos y me ha preguntado si de ellos extraigo alguna conclusión.68 Le he dicho que tengo que hablar de este tema con el Führer. No obstante, cualquier actuación pública solo podría interpretarse como un signo de debilidad. El Führer sostiene enérgicamente el mismo punto de vista: no debemos atacar en vano a las iglesias (¡la cuestión del Sarre!), pero sí mantenernos firmes en nuestra concepción del mundo. Me siento sentí muy satisfecho ante aquella declaración e hice hincapié en que en mis discursos oficiales no rebaso los límites de las necesidades objetivas del nacionalsocialismo.
Durante años, y en la medida en que le ha sido posible hacerlo desde su posición, el Führer siempre ha apoyado que yo mantenga de forma consecuente mi punto de vista. En más de una ocasión ha subrayado, sonriendo, que nunca ha sido religioso y que ahora ha llegado el momento de que el veneno cristiano desaparezca. Estas declaraciones son estrictamente confidenciales, pero, hace poco, una berlinesa, una de esas damas que frecuentan las reuniones de sociedad, se ha dedicado a chismorrear sobre ellas, muy orgullosa. Estos salones «políticos» con tantas señoras «representativas» y activas «en política» son, también entre nosotros, un mal constante que no será fácil resolver.
Hoy ha venido el Sr. Hunke, del Consejo de Publicidad de la Economía Al.[emana], que ha informado de una conversación confidencial que ha tenido lugar en el Ministerio de Economía del Reich,69 en el que ahora las autoridades, o sea, todos esos consejos ministeriales que ya han demostrado su incapacidad, quieren imponer la dictadura del comercio exterior. En este sentido, hay una frase del Sr. Ritter acerca del Min. de Ext. que resulta reveladora: resulta que él está ahora a favor de una oficina de comercio exterior, que permitiría eliminar el Ministerio de Exteriores. ¡Ha sido muy imprudente! Con ello, está dando el visto bueno a la acción de sabotaje del Min. de Ext. en el asunto de Manchukúo. El objetivo: acabar con nuestro puesto y ejecutar nuestros planes el año que viene a través del Min. de Ext. Aun cuando Al.[emania] pierda una posición tras otra.
¡Y eso es una traición a la economía del país y un sabotaje contra el movimiento y contra el canciller nacionalsocialista! Ritter ha hecho más que suficiente para que se le envíe a un campo de concentración, donde podría encontrar un trabajo muy digno. Por una vez en su vida.
Lo mismo El martes informaré al Führer de esta nueva ocurrencia de «nuestro» Min. de Ext.
Los días de la revuelta de Röhm han quedado atrás. Las investigacion[es] sobre las conexiones y los motivos últimos de lo sucedido aún continúan. Y esas investigaciones permitirán aclarar si los diferentes grupos eran conscientes de que estaban participando en una acción común.70
De todas partes —hasta de la APA— habían llegado informaciones sobre un posible golpe de estado. MacDonald declaró al violinista Kreisler, en un círculo muy íntimo: «En las próximas semanas, las cosas van a cambiar radicalmente en Al.[emania]».71 La mujer de Kreisler —que no es judía— lo comunicó «de forma confidencial» y de este modo nos enteramos de lo que estaba pasando. Además, el bueno de Lutze previno al Führer.72 Pero solo se informó de ello a las personas relacionadas con la Ge-Sta-Po. Más adelante, el jueves 28, llegó el último consejo del Rin, al que Ley acudió como invitado.73 El viernes se avisó a Goebbels, a quien, sin embargo, se le ordenó que se quedase en casa. Él pidió: «Mi Führer, déjeme participar»; «Mi Führer, lléveme con usted». En fin, se le permitió entrar también en aquel asunto de hombres.
En Múnich, las SA están perfectamente armadas en los cuadros de la Königsplatz. La Reichswehr tiene ametralladoras y tanques en Oberwiesenfeld.74 No habría faltado mucho para que lo que se evitó durante diez años se hiciese una realidad: que Grau y Braun se disparasen el uno al otro. Desde entonces, sin embargo, el fantasma de Wiessee ha desaparecido.75 El Führer viajó a Wiessee, escoltado por un comando de las SS, y allí llamó enérgicamente a la puerta de Röhm: «Traigo información de Múnich», dijo, disimulando su voz para que no se le reconociera. «Pase —respondió Röhm al supuesto ordenanza—, la puerta está abierta.» Entonces, Hitler abrió bruscamente la puerta, se abalanzó sobre Röhm, que estaba tendido en la cama,76 lo agarró por el cinturón y le gritó: «¡Está usted detenido, cerdo!». Después, entregó a aquel traidor a las SS. Al principio, Röhm se negó a vestirse. En respuesta a la actitud del «jefe del Estado Mayor», las SS le arrojaron a la cara su ropa, para obligarlo a que se la pusiera.
En la habitación de al lado estaba Heines, en actitud homosexual.77 «¡Y todos estos quieren ser los Führer de Alemania!», observó con tristeza el Führer. Heines montó una escenita: «Mi Führer, yo no le he hecho nada al joven». Y el prostituto, lleno de miedo y dolor, reaccionó besando a su amante en la espalda. Amann explicó: El Führer nunca ha atentado contra ninguna persona, pero en ese momento agarró al joven y lo lanzó con asco contra la pared.78
En el pasillo, el Führer se dirigió contra una figura delgada, con las mejillas pintadas con colorete. «¿Quién es usted?» «El asistente civil del jefe del Estado Mayor.» Al ver a sus SA manchadas de aquella forma, el Führer fue presa de una ira sin igual y ordenó que metieran a todos los prostitutos en el sótano y los fusilaran.
En el trayecto de vuelta a Múnich, el Führer se encontró con la Stabswache79 de Röhm, que estaba llegando. Se le ordenó que se detuviera. Lutze gritó: «¡La Stabswache seguirá mis órdenes! Su jefe no tiene de qué preocuparse».
Entonces el Führer se levantó y repitió la orden. Un momento decisivo para el cambio. La guardia volvió entonces a Múnich. Después, el Führer detuvo y encarceló personalmente a los jefes convocados por Röhm.
Hitler no quería que se fusilara a Röhm. «En su momento, estuvo junto a mí en el banquillo de los acusados del Volksgericht», explicó a Amann. Sin embargo, A.[mann] le respondió: «El mayor de los cerdos tiene que desaparecer». Y le dijo a Hess: «Yo mismo dispararé a Röhm». Pero Hess objetó: «No, es mi obligación, aun cuando después tengáis que fusilarme a mí».
En su celda, Röhm pide que le lleven un gran desayuno, del que se come hasta la última migaja. Exige que le lleven una alfombra y quiere hablar con el Führer, pero es en vano, porque la «historia del autor de una alta traición» contiene ya su último capítulo.80 Se le entrega una pistola. Vuelve. Se le da otra oportunidad. No hace nada. Entonces, se le fusila en la celda. Las bala[s] que le alcanzaron eran balas de honor. No fue la soga la que puso fin a su vida, como, en realidad, habría merecido.
El Röhm homosexual y jefe del Estado Mayor no era el mismo capitán Röhm de 1916 o 1923. No descubrió su inclinación homosexual hasta 1924, como se desprende de su asquerosa carta al Dr. Heimsoth.81 Fue entonces cuando en su carácter brotó una faceta enferma, que cada año se iba haciendo más fuerte. Sintiendo que se estaba topando con el rechazo general, subrayó su inclinación de un modo brutal y exigió su reconocimiento a través del reconocimiento de su cargo. Se rodeó de vividores y gorrones. Todos sus oficiales tenían amantes jovencitos. Se fueron apartando cada vez más del movimiento y provocaron a la población con sus apariciones públicas. Por ejemplo, en una reunión de los jefes de grupos en Heidelberg pagaron una cuenta de nueve mil marcos, pese a que, un par de días antes, las SA habían organizado en aquella misma localidad una asamblea en las calles.
A todo ello se sumaron chantajes, sobornos. El dinero nunca era suficiente. Además, dependían de ciertos consorcios.
Tras mantener una conversación con el Führer, a quien informó de que se encontraba enfermo, R.[öhm] se dio cuenta de que su carrera estaba a punto de terminarse e hizo lo que tal vez antes solo se había planteado hacer de forma teórica: movilizó a las SA contra el hombre a quien le debía todo. Sin embargo, Hitler reaccionó antes. De una forma temible, que dio escarmiento para siempre.
A los siete jefes de las SA cuyo fusilamiento se anunció oficialmente se deben sumar el malvado Du Moulin Eckart, ocho prostitutos, v. Kahr, Glaser, Gerlich y, entre otros, los miembros de la guardia de la Braunes Haus,82 el tesorero del R.[eich] Schwarz y Buch.83 A Lossow y Seisser, los traidores del 9 de noviembre de 1923, se los trasladó a Dachau, donde ahora trabajan en una digna actividad.84 De este modo se reparó realmente el 9 de noviembre de 1923 y Kahr tiene lo que llevaba mereciendo tanto tiempo.
Entre los muertos de Berlín se encuentra también Gregor Strasser[.] En el pasado fue un acérrimo enemigo del homosexual Röhm y consideraba que este tipo de personas constituyen una comunidad masona en la que sus miembros, que no se detienen ante nada, se ayudan mutuamente en su acción contra la humanidad.85 ¿Tal vez Strasser colaboró con Röhm por rabia? ¿O quizá tenía Schleicher la sartén por el mango en todos los ámbitos, incluso en la Acción Católica?86 A Brüning se le ha enviado a Londres y a Joseph Wirth, a Moscú, junto con Mehnert, el íntimo amigo de Maier,87 del Estado Mayor de Röhm.88 Al ser detenido, Strasser se declaró inocente, pero lo fusilaron. Según he oído hoy, no se dio ninguna orden en ese sentido, así que el Führer ha iniciado una investigación para pedir cuentas a los culpables. La señora Str.[asser] ha solicitado una entrevista con el Führer para lograr la rehabilitación de su marido.
Unos días antes, Gregor Strasser había recibido su condecoración, la N9, del partido...
De este modo ha encontrado la muerte, como el primer asesor militar del Führer, aquel que en su momento fue su primer asesor político. Gregor Strasser ha demostrado ser alguien que se ha quedado a medias. No soportaba la enemistad de Goebbels, que había empezado a asegurar que su madre era judía. Veía en este pequeño doctor una fatalidad para Hitler. Pero tampoco quiso creer en Röhm. Al actuar así, perdió la confianza del Führer. Además, en 1932 mostró que tenía un alto concepto de sí mismo. Recibió lisonjas de sus enemigos, visitó a políticos de Berlín y fue a parar al entorno de los farsantes que buscan su provecho, al entorno de los grandes industriales. Entonces se sintió lo suficientemente maduro como para negociar por sí mismo. Aquello fue una traición, aun cuando tal vez él no tuviera conciencia de ello. En cualquier caso, perdió su credibilidad y se volvió débil. En su caso no se dio ni una confianza plena ni una revuelta. Se hundió... Aparentemente, desapareció para siempre de la política. Hasta que llegó el 30 de junio de 1934 y pagó por todo lo malo que había hecho en el movimiento.
Sin embargo, lo que Goebbels escribe acerca de Strasser en su libro no es más que el golpe de gracia que da un rival triunfante y seguro de sí mismo a alguien que ya está derrotado.89 Ha provocado una indignación generalizada, como lo ha hecho también el resto del libro, contra el que, en una asamblea de jefes de regiones administrativas, se han expresado públicamente protestas —muy aplaudidas— por su vanidad y su egolatría.
El Obergruppenführer90 Ernst ya se había olido lo que se le venía encima.91 Se hizo con un billete a Madeira, pero se le detuvo en Bremen, junto con su mujer y su «secretario». Y con cuarenta mil m.[arcos] de dinero del partido en el bolsillo. Dio un espectáculo lamentable cuando[,] al colocársele contra la pared, intentó salir corriendo dos veces.
Se ha disuelto su «Estado Mayor» de la Tiergartenstrasse,92 en el que se había instalado junto con mujeres y chicos homosexuales. Se ha encontrado una lista de fusilamientos. Toda la redacción del VB —es decir, también yo— fingíamos93 en ella. Así pues, parece que en Alemania los homosexuales quieren establecer su dominio.
En Capri, adonde Röhm fue «de vacaciones» junto con su joven amante, habría negociado con políticos franceses, también homosexuales.
Ahora está al frente de las SA un hombre de honor como Lutze. Los gigolos de Berlín vestidos con camisas pardas94 desaparecerán y volverán las antiguas SA, nuestras antiguas SA.
La Comunidad Cultural Nacionalsocialista ha celebrado en Eisenach su primera asamblea, en la que he hablado ante veinte mil personas, en la A. Hitler-Platz, sobre la cultura germana como instrumento de la unidad alemana. Al día siguiente, el 5, intervine en la asamblea de jefes de regiones administrativas que se celebraba en Flensburgo. Allí hablé sobre el universalismo de O.[thmar] Spann, y mi discurso fue acogido con grandes aplausos. Ley lo describió como el punto más destacado del evento.95
Solo hubo uno que no movió ni un dedo: el señor Goebbels. Lo entiendo. No puede hacer otra cosa.
La «lucha por Inglaterra» continúa sin tregua. Obermüller ha vuelto de Londres, donde ha hablado con todas las personalidades relevantes en la materia: el capitán Boyle, del Ministerio de Av.[iación], lord Londonderry y el capitán Fyans (asistente del duque de Connaught), entre otros. O.[bermüller] registró las conversaciones por escrito y ayer entregué sus notas al Führer, que quiere tener en cuenta los deseos del Reino Unido para su próximo gran discurso, que pronunciará ante el Reichstag el 13 de este mes.96 El duque de C.[onnaught] desea contar con un informe objetivo y completamente confidencial sobre los procesos del 13 30 de junio para el rey inglés. Algo comprensible, dado que no es sencillo hacerse una idea completa desde el extranjero. En Ing.[laterra], en general, se quiere saber la verdad sobre el armamento alemán. El Ministerio de Av. [británico] hace hincapié en que desea ayudarnos de un modo leal, pero no aceptará que intentemos engañarle, ya que prevé tener acceso a información exacta. Anuncia que el próximo agregado de Av. en Berlín, el más cercano a Winterbotham, será un hombre adecuado, al contrario que el agregado actual, que no tiene ni idea de nada. Además, se organizará un recorrido por Ing., como corresponde, para que el agregado al. la conozca.
Se ha hablado en total confianza acerca de la visita de Weygand.97 Como en todas partes, entre los distintos cuerpos del ejército existen discrepancias. El ejército quiere que se le destine la mayor cantidad posible de los fondos concedidos a la flota aérea y, a tal fin, ha instado a Weygand a apoyar sus reclamaciones y abogar por una política francófila. (Según me he enterado por una vía totalmente confidencial, a MacDonald solo se le avisó de la invitación a posteriori.) Contra esta vieja psicosis prebélica trabaja la generación joven de la Air Force, que nos solicita que tratemos nuestros asuntos directamente con su Estado Mayor General, sin pasar por el F. O. [Foreign Office] ni por la embajada de Alemania en Londres. Es algo muy oportuno. Con ello, se ha movido el resorte correcto para ir poniendo en jaque al frente surgido en el caso de Francia, incluso en aras del interés —bien entendido— del imperio británico, dado que, si no actuamos así, corre el riesgo de quedarse como en 1914 y de perder todas sus colonias.
He informado al Führer acerca de todo esto, así como de la desagradable cuestión del comercio exterior, es decir, de cómo se han perdido cientos de millones de divisas debido a la desidia y a la falta de ideas de los departamentos. El asunto de Rumanía (25 millones) se ha impuesto al final en todas partes, pero en ciertos puntos, en el entorno de Posse (conexiones con bancos judíos), vuelve a enterrarse.98 Hay un nuevo comisario de materias primas sin poderes, que nos ha visitado. Sabotaje en el asunto de Manchukúo, Zores99 acaba de volver de allí. El embajador de Turquía nos remite de forma directa una solicitud para que solucionemos el «negocio turco». Finalmente: Oellagerung Deterdings está entre nosotros y ha tomado una decisión a nuestro favor; el asunto del acuerdo con Noruega se ha resuelto conforme a nuestros planes.100
El Führer está muy enfadado con la burocracia ministerial: «Les voy a enseñar ahora a esos señores cuál es el ritmo que necesitamos». El comisario de Comercio Exterior, que ya no supone un obstáculo, ahora quiere ponerse a cubierto y, para ello, pretende arrebatar a los Ministerios todos los poderes precisos. ¡Por fin! La única solución adecuada. Pronto habrá una reunión sobre el tema. Me pide que acuda a ella.
El capitán Zores informa por la tarde acerca de Manchukúo. De lo dicho se deduce claramente que Knoll, de la embajada de Al.[emania], ha viajado antes que Heye con el fin de desacreditar al comisario del Reich ante los japoneses.101 Es una traición en toda regla [palabra tachada e ilegible]. Sin embargo, el señor Knoll sigue las instrucciones del señor Ritter, del Min. de Ext. Y es evidente que Neurath, que quería «eliminarlo», tiene motivos «apremiantes» para no volver a hacerlo.
Acaba de llegar el acta de Zores, para que se archive el caso de Kerrl.
Como no podía ser de otra forma, el «discurso» de Goebbels acerca de los acontecimientos del 30 de junio ha causado una impresión catastrófica en todo el mundo. Dos llamadas telefónicas desde Londres: el Ministerio de Aviación está aterrorizado. Desde el discurso de Bethmann de [19]14, ninguna otra arenga llegada desde Al.[emania] había resultado tan fulminante.102 Nuestros enemigos declaran: ¿acaso nuestra orientación francófona103 no está más que justificada? En cambio, el discurso de Hess, con un efecto inicial positivo, se ha tergiversado. Se dice que, por muy bien que hable ahora Hitler, ya no podrá cambiar el ambiente.
Duckwitz viene de Varsovia, donde ha participado en unas negociaciones sobre la compensación.104 Opinión unánime: se sabe que la culpa de todo hay que buscarla en los rumores del Min. de Prop. No ha habido ninguna información. ¡¿Alguna vez se ha despedido del mundo entero un ministro con un «¡Puaj! ¡Fuera de aquí!»?!
Leibbrandt ha constatado lo mismo en América. El Sr. G.[oebbels] ha levantado todo un muro contra nosotros y ha convertido el cargo de ministro del Reich en el de un agitador de los suburbios.105 No cuenta con un patrimonio de masas. Y es imposible hacer política exterior si solo se dispone de la propia vanidad.
En vista de la situación actual de la política exterior, he tenido que interrumpir mis vacaciones para hablar con Hess. He viajado en coche hasta Múnich y he expuesto, con toda la energía de la que dispongo, que con discursos en materia de política exterior como los que pronuncia G.[oebbels], el Reich alemán se expone a un peligro mayúsculo, sencillamente porque un hombre que carece de un patrimonio de masas se ha dedicado a dar rienda suelta a su lengua y a su vanidad. A continuación, he solicitado que todo el movimiento me conceda un poder general para actuar en política exterior. Hess se lo propondrá al Führer.
Los acontecimientos se precipitan: el asesinato de Dollfuss, la terrible campaña internacional contra Alemania y hoy, además, la muerte de Hindenburg. A todos —incluso a quienes nunca han esperado gran cosa del carácter de los italianos— les ha sorprendido que Italia haya tratado el caso de Dollfuss de un modo tan indecente.106 Al actuar así, sin embargo, Mussolini, ese hombre rodeado de hombres por debajo de la media, no ha hecho sino perjudicarse a sí mismo: en primer lugar, nadie confía ya en él; en segundo lugar, todo el mundo piensa que es probable que nosotros busquemos otras vías, ahora que en París ya no existe una tarjeta alemana para Italia. Así pues, el valor de ese estado, que no tiene un peso propio por su masa, se reducirá en un 50 %. El complejo de inferioridad, que ha salido a la luz por efecto de la rabia, ha acabado perjudicando a Roma. La prensa alemana ha dado una respuesta muy adecuada y reflexiva. Schmitt ha escrito en el VB un extraordinario artículo sobre los nuevos cicerones que, en lugar de pretender instruir a los demás sobre su «cultura romana», deberían dedicarse primero a enseñar a leer y a escribir a ese 22 % de su población que aún es analfabeto.
Esta mañana he estado un rato con el Führer y después he pasado toda la tarde en su jardín, charlando con Kerrl.
El sabotaje de Manchukúo se mantiene sin contratiempos. Bülow le ha dado al embajador japonés información en un sentido contrario; según ha declarado nuestra Organización en el Extranjero, ¡Heye no es comisario del Reich!107 Y ahora, cuando los señores empiezan a sentir miedo, de repente, todo marcha: reunión en el Min. de Ext. en presencia de los representantes de otras instituciones; además, el capitán Zores vuelve tras pasar por Manchuria, ¡donde ahora mismo se encuentran todos los poderes del Min. de Ext.! ¡Y eso, en el estado nacionalsocialista!
He informado al Führer de este resultado. Se ha quedado algo perplejo. Ha dicho: ahí, en el Min. de Ext., la gente estará hoy de capa caída por aquello de que cuento con las atribuciones de Hindenburg. La fiesta se ha acabado. Voy a ir seleccionando poco a poco a los autores de la impertinencia y elegiré a un nuevo jefe de personal. También será útil remitir el caso al nuevo Volksgericht: conocerlo no es un plato de buen gusto para nadie.
Después, el Führer habló de cuestiones privadas, de otros asuntos de política internacional, de lo místico que resulta que Hindenburg muriera el 2 de agosto, y añadió: «La mejor necrológica que se ha escrito sobre él es la que usted ha preparado, Rosenberg».
Toda Alemania siente una profunda tristeza. Se ha ido un grande.
Pero el NSDAP tiene vía libre para construir su Reich. Ha sido necesario que transcurra un tiempo precioso, en el que se podrían haber hecho muchas cosas a las que, sin embargo, se ha tenido que renunciar por el sabotaje, invocando la figura de H.[indenburg]. Ahora, el Führer es el único señor de Alemania. Al fin se dan todas las condiciones para que exista un estado nacionalsocialista.
Hoy, el Führer ha hablado de un modo maravilloso sobre Hindenburg, en la sesión que se ha organizado en su memoria en el R.[eichstag]. Un grande que se deshace en elogios en honor a otra persona, también grande, aunque de una manera diferente. Se ha referido a él como el «mejor caballero y soldado». He estado atento para ver si se mencionaba a Ludendorff.108 El Führer lo ha hecho, aunque, en lugar de indicar expresamente su nombre, ha hablado, en general, del gran ayudante de H.[indenburg]. Después, me he dirigido a la mesa de la Cancillería del Reich, donde se comentaba el asunto Ludendorff. ¡Resulta que se ha negado a poner su bandera a media asta por la muerte de H.! Al principio se pensó que se trataba de un malentendido, así que se le preguntó si era así. Pero ¡él confirmó que se negaba rotundamente a hacerlo! El Führer ha explicado lo que sucedió en la inauguración del monumento a Tannenberg. En aquel momento se pidió a L.[udendorff] que viajase en el vehículo de H.[indenburg].109 Y se negó. En el patio del monumento, H. vio a L. y se dirigió a él, con los brazos abiertos. Sin embargo, L. se dio la vuelta y caminó cinco pasos hacia el otro lado. El Führer piensa que el plan de Tannenberg procede, sin duda alguna, de L., pero que la tenacidad en la realización y la firmeza en la actitud son mérito de H. En la crisis, ese aplomo y ese nervio fueron decisivos.
El Führer ha calificado la actitud de L. como una «falta de disciplina ante la nación». «No debería haber hecho eso, en ninguna circunstancia», ha repetido en varias ocasiones. Pero después ha añadido: «Sin embargo, no rehuirá su destino: cuando muera, lo incluiremos en el grupo de los héroes de Alemania». El Führer atribuye su comportamiento actual a la operación glandular organizada a través de su actual esposa, que no ha salido bien y que parece que ha acabado con el equilibrio interno de L.110
A pesar de todo, siento pena por L. Él era el motor y la cabeza de la resistencia alemana. A menudo, Hindenburg representaba un llamamiento al sentimentalismo burgués, aun cuando fuese mucho más que eso. En cambio, L. permanecía en la sombra. Se le estafó al arrebatársele una gloria manifiesta. H. selló la paz con el centro, mientras que L. era un opositor acérrimo de los enemigos de Alemania. Su perdición fue querer convertirse en pensador, en lugar de continuar como soldado. Y como en su fuero interno se sentía inseguro, le avergonzaba recurrir al consejo de los hombres y cayó en las garras de una sospechosa «filósofa», cuyas locuras cree tener que defender, como un caballero, hasta las últimas consecuencias.
La grandeza de Hindenburg reside, principalmente, en su decisión de llamar a Hitler y ayudar, de todo corazón, a la nueva Alemania. De ese modo, le ahorró terribles agitaciones al Reich, se reencontró consigo mismo y se convirtió en el amigo paternal de Hitler: como una nueva y mítica versión del antiguo Hildebrandot y del joven Teodorico de Verona.111 Por eso, mañana se le enterrará, con toda justicia, en la torre de los héroes de Tannenberg, como un símbolo que perdurará durante milenios.
Y cuando Ludendorff muera, yacerá a su lado, como en el pasado lo hicieron los emperadores guerreros en la catedral de Espiria. La línea del destino del pueblo es más fuerte que la resistencia de quienes creen poder escapar de ella.
Han pasado ya dos semanas: el entierro de Hindenburg, las vacaciones, los discursos sobre el referéndum en Bremen y Halle. El monumento de Tannenberg ahora es uno de esos centros que califiqué en El mito como necesarios, como relevo de crucifijos y columnas de María. Parece que la última proclamación de Hitler («¡Gran general fallecido, dirígete ahora al Valhalla!»)113 se ha querido entendido en todas partes, incluso en la iglesia, que ha quedado espantosamente en ridículo a través del discurso del obispo castrense.114 Aquel hombre nos vio allí, tan bien reunidos, que se dedicó a acribillarnos con citas de la Biblia, sostuvo que la antigua máxima de los soldados era «reza y trabaja» y saltó como una pulga de un pobre pensamiento a otro, sin ton ni son. En nuestra fila hubo un asentimiento generalizado, pero también algunas personas se mostraron horrorizadas. Más tarde, el ob.[ispo] del Rei.[ch]115 estuvo dando vueltas entre la gente, mascullando disculpas por todas partes. La iglesia ha vuelto a demostrar que, cuando habla en alemán, lo que dice suena a chino. La nación ya no quiere seguir oyendo ese galimatías de salmos, «profetas» y demás... Unos días más tarde me encontré por casualidad con el ob. del Rei. en Warnemünde. Se acercó a mí y me dijo: «Hacía tiempo que quería hablarle, señor R.». Y empezó a criticar [a] su pastorobispo castrense. También me comentó: «Creo que usted y yo no estamos tan lejos el uno del otro. Desde que me deshice de todo el dogmatismo y volví a los principios sencillos, me siento verdaderamente libre». ¡Yo no daba crédito a lo que estaba oyendo! Apenas unos meses antes, Müller había expulsado a Krause de la comunidad de Cristianos Alemanes, acusándolo de ser un «hereje», y ahora, sin embargo, repite las palabras de mi obra El mito...116 Le respondí que estaba a su disposición y añadí: «El espíritu de nuestro tiempo ha tomado su propio camino y no lo cambiará por otro. Sería inteligente, al objeto de evitar cualquier iconoclasia, reconocerlo y extraer conclusiones de ello». Él se mostró muy de acuerdo y me prometió que me llamaría cuando estuviera en Berlín para organizar con calma una larga «conversación sobre religión».
Así pues, el «credo» niceno sigue avanzando hacia su ruina. Realmente, ha llegado el momento de acabar de una vez por todas con estas bobadas para que sea posible volver a respirar aire fresco europeo.
Sea como fuere, el ob. del Rei. ha llegado al final de su carácter hebraico; toda la juventud del movimiento jura ahora en mi nombre; las SS, con la orientación de los agricultores, educan a sus hombres de un modo abiertamente germánico, es decir, anticristiano; las escuelas de la PO se desarrollan a partir de El mito; las iglesias se secan. Es cierto que aún no se ha dado un cuño definido a la organización de la vida, pero poco a poco se irá perfilando, de un modo orgánico, en las Juventudes Hitlerianas. Después de diez años, tal vez haya llegado ya el momento de que un reformador ocupe de nuevo el edificio de la iglesia y le imprima el heroico impulso de nuestro tiempo. Quiero pensar que las tallas de madera del gótico tardío, a menudo espantosas, desfiguradas, símbolo de la devoción, desaparecerán del interior de las iglesias y se trasladarán a los museos. Los desagradables emblemas barrocos deberán derribarse, los púlpitos y altares habrán de configurarse de un modo nuevo, sólido y sencillo, siguiendo el modelo del monumento del Templo de los Generales.117 Quien quiera crear formas por sí mismo no tendrá que arrastrar consigo todas las antiguallas de la ruidosa «piedad». Las iglesias en honor a María de Gdansk o Lübeck y otras parecidas volverán a ensalzar el estilo de construcción propio de los castillos; las estatuas de los grandes alemanes ocuparán el lugar de los «santos» torturados, y las palabras de los «profetas» judíos y los cantos a Yahvé dejarán de resonar en los espacios.
En el desorden de la última semana, no he tenido un minuto de tiempo libre. Había dado especial importancia a la invitación de varios extranjeros, principalmente ingleses, al Día del Partido y he tomado nota de la presencia de un gran número de ellos. A pesar de las vacaciones estivales, vinieron dieciséis británicos. «Nuestra» embajada en Londres nos había disuadido de invitarlos porque era «imposible acceder a ellos». Aquellos señores volaron hacia Prusia Oriental y a Schl.[eswig]-Holstein, primero, para examinar el serio trabajo que se está llevando a cabo, y después se acercaron a N.[úremberg], donde tuvieron ocasión de conocer el verdadero ambiente popular y el carácter ejemplar de las marchas. Quedaron muy impresionados y casi todos describieron en sus cartas lo que habían visto. Fue interesante hablar con el reverendo Hodson, un amigo del obispo de Gloucester.118 Él me imaginaba como un anticristo malhumorado y furioso, pero, para su sorpresa, se encontró con un hombre igual que los demás. Nuestra conversación, larga y muy sincera, le ha causado una buena impresión, como ha explicado, muy cortésmente, en una asamblea pública en Gloucester.
También fue importante contar con la presencia del coronel Mac Caw, un «particular» que, en realidad, trabaja como asesor político del Ministerio de Defensa británico. En una extensa conversación, reconoció que el tratado de Versalles había sido un crimen y calificó a Wilson de imbécil y a L.[loyd] George, de ignorante.119 Dentro de poco debe haber una reunión para establecer un nuevo orden.
Durante la guerra, M.[ac] C.[aw] fue edecán de Kitchener.120 Lo esperó en San Petersburgo, mientras K. emprendía su viaje mortal hacia Rusia. M. C. cree que la muerte de K. influyó de forma muy negativa en la paz. Después de la guerra, su posición ante Alemania habría sido la misma que tras la campaña de los bóeres y habría evitado todos los desvaríos de Versalles.
M. C. me explicó todo eso en el balcón del castillo de Núremberg, en el que les presenté, a él y a otros cuatro ingl.[eses], al Führer. Quiere volver pronto a Al.[emania] para continuar los contactos de un modo serio. Ayer ya llegó una carta en la que se confirma que vendrá el 25 de noviembre. M. C. es importante porque puede trabajar en el entorno de Halsham, nada favorable a los alemanes, y facilitar así una estrecha colaboración británico-germana.121 También ha llegado una carta de Hodson, que dice querer enviarnos a su obispo.
El capitán Fryers escribe una carta de agradecimiento tras otra. Como asistente del duque de Connaught, ha informado a la familia real de lo acontecido en Núremberg y vuelve a solicitar información confidencial sobre el trasfondo del 30 de junio. Ya está listo el memorándum correspondiente. Quiero enseñárselo al Führer. Tal vez sirva para frenar la campaña de difamación que se está organizando ante el rey. He sabido de buena tinta, por información llegada desde Londres, que el embajador británico en Alemania, Phips, asegura que no ha habido conspiración alguna y que, sencillamente, Hitler quería deshacerse de ciertas personas incómodas.122 Es evidente que la mujer de Phips —que se ha convertido al catolicismo— y sus «relaciones» lo han puesto en contra nuestra. Además, sostiene que Alemania se está armando para tomarse la revancha frente a Francia. ¡Eso es obra de los agentes del F. O. [Foreign Office]!
Bartlett, de las fábricas de Bristol, ha estado en estos días por aquí. La Air Force quiere brindar apoyo a nuestra aviación sin informar de ello a la F. O. Nuestro Ministerio de Av.[iación] tiene reticencias y desea que ese apoyo se confirme por la vía oficial británica. ¡Un poco ingenuo! Dentro de poco presentaré a los caballeros la vía oficial del Ministerio del Aire, que conseguiré yo mismo. No se puede pedir más. Lo único que cabe preguntarse es si los motores Bristol son tan buenos como sostiene Bartlett. Tendrán que determinarlo nuestros expertos.
Pietzsch ha dado muchos consejos en materia de comercio exterior. Quiere asociar el marco alemán a la libra inglesa.123 ¡Protestas en mi Departamento de Comercio Exterior! Conferencia para que se llegue a un acuerdo en el partido, antes de comparecer ante el Führer.
¡La cuestión de la compensación de Rumanía está ahora en el Ministerio de Darré! Gran problema por allí, porque, sin nosotros, al negociador liberal le corresponde un gran contingente sin una adecuada contraprestación. Ahora hay que incluir todo eso en nuestro pacto.
Deterding ha estado en Prusia Oriental, con la condesa de Finkenstein.124 He enviado a Obermüller para que me represente. Resulta que después de la larga conversación y del retraso, D.[eterding] ya no puede almacenar el millón de toneladas porque, entretanto, ha organizado los depósitos de otra forma. Por culpa de la dilación de «nuestras» oficinas, volvemos a perder la oportunidad de atar el capital británico. D. explica que, si lo deseo, puede venir a Berlín en cualquier momento. Además, nos aconseja asociarnos a la libra inglesa. Holanda y Suiza lo harán dentro de poco. Según él, si nos negamos, Alemania no podrá superar sus dificultades.
En medio de todo esto, negociaciones políticas sobre el Instituto de Prehistoria del Reich, el Instituto de Historia del Arte Alemán, discursos en Berlín, Münster, Hohensyburg,125 Halle, Colonia, Leipzig, Rüsselsheim, etc., conversaciones sobre el fomento de la Comunidad Cultural nacionalsocialista, los cien mejores libros de las bibliotecas nacionalsocialistas, etc., etc.
Así pues, descansar ahora consiste en cambiar constantemente de actividad.
Hace dos meses volvió a vencerme la antigua desgana ante la idea de escribir un diario. A ello se ha sumado el gris día a día de la vida política y cultural, que hace que haya poca alegría que reflejar sobre el papel.
En el terreno de la política exterior, la evolución de las relaciones germano-rumanas me ha molestado enormemente. Cuatro meses llevamos tramitando el asunto de la compensación germano-rumana. Al final, cuando ya todos los Ministerios se habían rendido a la evidencia de su utilidad, llegó un infame golpe del Min. de Ext. Un día me llamó el Führer, muy enfadado: había llegado a sus oídos, por una vía oficial, que un señor de la APA [Oficina de Asuntos Exteriores] había declarado en el Min. de Ext. que el Führer no solo deseaba que se cerrase el asunto, sino también que los fondos obtenidos se destinasen a financiar a grupos rumanos como la Guardia de Hierro.126 Hitler no estaba dispuesto a consentir que su nombre se viera mezclado con asuntos de naturaleza corrupta. Tendría que encarcelar a los culpables, etc. Le pregunté entonces qué institución le había contado todo eso. Él: El Min. de Ext. Yo: O sea, el señor Ritter. Añadí que me parecía imposible que uno de mis hombres abuse del nombre del Führer y que era evidente que aquí había algo más. Le prometí investigar sobre el asunto. Duckwitz trajo las actas de la última conversación con el consejero de legación Chiewitz (representante de Ritter), que ya estaban preparadas, y declaró categóricamente que nunca utilizó la expresión que se le atribuía.127 Solo había dicho que yo informé al Führer del asunto de la compens.[ación], algo que, por otra parte, es completamente cierto.
Por lo demás, la información del Min. de Ext. fue reveladora, dado que su Departamento de Comercio Exterior ha aumentado su plantilla, que ha pasado de cinco a trece personas, entre ellas el consejero de embajada Knoll, es decir, ¡precisamente el que organizó todo el sabotaje contra las instrucciones del Führer en Manchukúo! Acudí al Führer con todos aquellos documentos. Dijo que sí, que de acuerdo, pero que tenía que encargarle a Himmler una investigación más detallada. Si Duckwitz era culpable, ordenaría su ingreso en prisión. Si Ritter era culpable, lo encerraría en un campo de concentración.
Comenzó la investigación, en la que se recabaron numerosos testimonios. Pero ¡no se probó la acusación que había presentado oficialmente el señor v. Neurath al Führer! Chiewitz incluso confirmó expresamente las declaraciones de Duckwitz según las cuales, cuando se le preguntó qué pasaría con el dinero, respondió que aquello no era materia de debate por el momento y que la cuestión se podría abordar más tarde de forma conjunta. Solo Ritter aseguró que el señor Woltat, del Min.[isterio] de Ec.[onomía] del Rei.[ch], le había di comunicado que el Führer quería el asunto de la compens.[ación]. O sea, ni rastro del reproche que había ofendido al Führer.128
Lo que había ocurrido fue exactamente lo que le expliqué al Führer un par de días después del incidente: para el Min. de Ext. no hay nada más doloroso que una investigación. Lo único que se pretendía era ensuciarnos, a mi oficina y a mí, crear un mal ambiente, para después retirarse, sin más.
El Führer: Para mí sería más agradable que la otra parte resultara culpable.
Himmler informa al Führer de la investigación contra nosotros. ¡Y tiene que entregarle el material a Kerrl a efectos de la investigación que se lleva a cabo contra el Min. de Ext.! Así están las cosas... ¡Sin embargo, unos días después de aquella calumnia de Neurath ante el Führer, se rechazó el asunto de la compens.! ¡Por dificultades relacionadas con las divisas!
Eso sigue siendo «política exterior». Es igual que en aquella época en la que Ludendorff salió derrotado, en octubre de 1918, cuando en el Min. de Ext. solo había un sentimiento: «¡Ahora no sabe dónde meterse...!».
Después, de repente, recibimos la visita del señor Lecca.129 Se había ido muy triste, pero volvía radiante de alegría: ¡un encargo del rey!
O130 Acta [el documento no se incluye en el original].
Quise informar al Führer inmediatamente. Se sentía muy enfermo, cada día se sometía a tratamientos médicos y tenía prohibido recibir visitas. Fui a mediodía para transmitirle enseguida la información. Todavía no había terminado de comer. Se levantó y se retiró. Le pasé a Brückner la nota. Un par de días más tarde el Führer estaría fuera, había Consejo de Ministros. Avisé a Hess, que confirmó la urgencia del asunto. El Führer le indicó a Hess que, antes de la asamblea de jefes de regiones administrativas, quería hablar conmigo sin falta. Pero la conversación se aplazó una y otra vez. Llegaron las navidades; después de que Lecca hubiese pasado aquí casi tres semanas, tuve que enviarlo otra vez a Bucarest, con unas palabras de consuelo. Ojalá consiga retomar las relaciones en enero. La unión de Rumanía con Al.[emania] merece realmente la pena. Schickedanz tenía que hablar con el rey en privado para preparar un tratado de amistad, pero con «nuestra» legación todo resulta imposible.131 El ministro plenipotenciario V. Schmidt-Dehn se deja fotografiar mientras besa la mano de los cardenales. El consejero de embajada trata con camaradería a los judíos que están lanzando contra nosotros las campañas de difamación más infames (Braunstein).132 ¿Y con esto tenemos que hacer política alemana?
Obermüller ha vuelto a Londres y ha reanudado las relaciones. Ha sido el primer alemán a quien el mariscal del Aire Mitchell le ha mostrado todas las fábricas de aviación, algo que ha molestado mucho a nuestro agregado marino militar,133 quien dice que a él nadie le enseña nada. Explicación de los ingleses: se trata de un agregado «temperamental», que exige sin rodeos verlo todo, las puertas están cerradas...
Phipps ha seguido azuzando: dice que después del 30 de junio Hitler es un hombre roto. O sea, que ya no se podrá negociar nada con él. Y está difundiendo por vías oficiales el rumor de que en Múnich se cometerá un atentado contra el Führer.
Y sin desmentirlo más adelante. R.[opp] asegura que ahora recibirá una reprimenda desde Londres.
Asimismo, información confidencial a Obermüller: dice que se teme incluso a la flota aérea de Francia. Si Alemania estuviera más armada, podríamos hablar con mayor detalle acerca de una colaboración (ver el informe sobre Inglaterra de O. [en el original no se incluye ese informe]).
Por lo demás: visita del ministro plenipotenciario persa y del representante de Turquía, que ha expresado sus deseos en relación con el comercio. El apoderado del presidente brasileño agradece a la APA su apoyo en materia de comercio exterior (en este punto, dos de los caballeros que nombramos consiguieron en el plazo más breve posible todos los poderes necesarios ¡porque en el Min. de Ext. no se sabía que los habíamos recomendado nosotros!).
Éxito rotundo de las dos primeras veladas que la APA había organizado para recibir al cuerpo diplomático: Ruhn134 Rust y Göring.
El min. de Prop. ha hecho lo posible para evitarlo. Aparentemente, hay algunos caballeros que dominan a la perfección el arte de obstaculizar el trabajo. Finalmente, se suspendió la celebración del aniversario de la Cámara de Cultura, a la que estaban invitados hasta los diplomáticos. Después, de forma muy leal por nuestra parte, procedimos a aplazar la conferencia de Göring. Un éxito: ningún diplomático acudió a la asamblea cultural, mientras que en nuestra sede estuvo representado prácticamente todo el cuerpo diplomático.
Negociaciones en torno a: 1) el regadío en la vega del río Tisza; invitación de Gömbös; 2) la construcción de una flota para el Danubio, que también será útil para el mar Negro y permitirá avanzar hacia el sureste.
En cuanto a la concepción del mundo, me encuentro en la misma situación que hace seis años, cuando tuve que granjearme profundas enemistades para dibujar claramente la línea nacionalsocialista. Hoy presionan algunas personas pequeñas y ambiciosas, con la «fuerza a través de la alegría»,135 intimidadas en medio del fervor de las masas. Si fuera por ellos, volveríamos al pan y al circo de la antigua Roma, y después al hundimiento espiritual y económico de nuestro teatro. Del otro lado, solo superficialidad representativa. Pese a todo, la Comunidad Cultural Nacionalsocialista sigue desarrollándose: exposición Selección I, prometedora y estimulante; exposición sobre artesanía, todo un éxito. La institución del Reich ha preparado una exposición sobre libros, Eterna Alemania. Excelente. La Sociedad Nórdica vela con toda su energía por las relaciones con el Norte, para que al menos haya un punto desde el que partir para una conexión posterior, dado que los ingleses nos han arrebatado el mercado del mar Báltico: otro éxito de «nuestra» política exterior. Por mucho que el Führer lo prepare todo de un modo extraordinario, siempre hay saboteadores y burócratas que destruyen lo construido. Es una desesperación constante.
Discursos en Rüsselsheim, ante la plantilla de Opel; en Múnich, sobre la «libertad de la ciencia»; en la celebración, a nivel de la región administrativa, del Día del Partido en Colonia; en Stuttgart; en Hamburgo; dos veces en el Palacio de los Deportes; ante las JH y ante la Liga de las Muchachas Alemanas136 en Potsdam; ante la Oficina de Asentamientos de las SS. Inauguración de dos exposiciones. Después, un sinfín de encuentros. Visitas del obispo de Reich (ver acta [que no se incluye en el original]). Reunión sobre los planes educativos con la Oficina de Inst.[rucción], las SA, el coronel Reinhard de la Liga de Kyffhäuser, etc.137
De repente, Dietrich quiere sentar las «bases filosóficas» del movimiento.138 Y precisamente admite la idea universalista que llevamos años combatiendo. El intercambio de cartas se ha vuelto tenso, dado que el joven compañero de partido ha calificado mi visión de «insignificante». He prohibido al partido utilizar la disertación de D. con fines instructivos o hablar de forma positiva de ella en la prensa.
¿Dónde estaban los nuevos filósofos hace diez o catorce años? Ahora D. esta enfadadísimo conmigo, pese a que yo tendría motivos para sentirme ofendido por su deslealtad...
Pero todo esto son los grises detalles menores de una gran lucha. La recepción que me hace el partido en todas partes demuestra que han entendido que ya no se trata de lanzar «propaganda», sino de dar forma. Se han editado doscientos cincuenta mil ejemplares de mi Mito. El éxito del siglo. Por eso, Roma ha movilizado todas sus fuerzas para editar el Studien zum M.[ythus] d.[es] 20. J.[ahrhunderts]139 y liquidarme así «científicamente». En la obra se recurre a trucos bien conocidos, con un fondo arrogante y falto de credibilidad. Ya he dictado sesenta páginas de réplica. Baeumler también quiere escribir un panfleto en las vacaciones de Navidad. Miller, en Calw, lo mismo.140 El primero, de altura histórica; el segundo, principalmente sobre la brujería que hoy, de forma atrevida, se califica de «germánica».
Así pues, el contragolpe de Roma tendrá su respuesta. Se han dado cuenta de que ahora nos jugamos todo y de que ahora están saltando por los aires dos mil años de superposición extranjera. L’Osservatore Romano escribe, lleno de ira, que yo soy mucho más peligroso que el Movimiento Alemán de la Fe.141 Yo también lo creo, porque, en el ámbito de la batalla en torno a los valores, las expectativas de lucha de Roma ya no son tan prometedoras como antes. La cristiandad romana se ha construido sobre el miedo y la sumisión; el nacionalsocialismo, en cambio, sobre el valor y el orgullo. Ahora, los predicadores romanos tendrán incluso que hablar de un «Cristo heroico» para mantenerse a nuestro ritmo. Ojalá este nuevo intento de disfrazarse, que ha iniciado el piadoso caballero, llegue ya demasiado tarde. La Gran Revolución ha comenzado.