A LA EXCMA. SEÑORA DOÑA MARÍA TERESA

ÁLVAREZ DE TOLEDO, HARO, SILVA, GUZMÁN, ETC.

DUQUESA DE ALBA, MARQUESA DEL CARPIO,

DUQUESA DE HUÉSCAR, ETC.

 

EXCMA. SEÑORA:

En el breve y humilde bulto de estas planas[1] están resumidos, Excelentísima Señora y única veneración de mi respeto, los torpes pasos, las culpables quietudes y las melancólicas desventuras de mi miserable vida. Refiero en ellas el ocio, los empleos, los afanes, los descuidos y las malicias que han pasado por mí, desde que entré en el mundo hasta ahora que estoy bien cercano a salir de él. Descubro, entre poquísimas felicidades, las persecuciones con que me ha seguido la fortuna, las miserias a que me condenó mi altanería, los precipicios adonde me asomaron mis costumbres y los más de los errores que dieron justamente a mi vida el renombre de mala vida. Lo más que contiene este angustiado[2] compendio son perversas locuras, sucesos viciosos y tristísimas casualidades; y siendo tan escandaloso este culto, ni me avergüenzo de sacrificarlo a los pies de V. Exc., ni desespero de que su discretísima compasión deje de admitir mis ansias reverentes; porque no los dedico como dones de sacrificante presuntuoso, sino como promesas de un infelice delincuente que busca en el delicioso sagrado de V. Exc. su patrocinio, su honor y sus seguridades.

 

Tiene este humildísimo cortejo el semblante de malhechor; mas no le faltan venturosas desgracias, que le prometen toda la piedad de V. Exc. Es un resumen de culpas, infortunios, escándalos, castigos y desazones; pero yo no sacrifico a V. Exc. mis delitos, sino mis trabajos;[3] no retiro a su sagrado mis locuras, sino mis aflicciones, y, finalmente, no pongo en el clementísimo altar de V. Exc. lo que he pecado, sino lo que he padecido. Por estas razones, y la de haberse fabricado en casa de V. Exc. este voto,[4] en aquellas horas en que (con sentimiento de mi veneración) me retiraba de sus pies, creo que no es indigno de las aceptaciones; y más cuando lo acompaña mi rendimiento, mi gratitud y mi fidelísima servidumbre.[5]

 

Suplico a V. Exc. rendidamente se digne de recibir la vida que gozo y la Vida que escribo, pues sobre una y otra han puesto las honras de V. Exc. un dominio apetecible y una esclavitud inexcusable; de modo que no le ha quedado a mi elección, a mi afecto, ni a mi codicia la libertad de pensar en otro dueño para patrono del desdichado culto de esta obrilla. V. Exc. lo es sólo de todas mis acciones, y en reconocimiento a sus graciosísimas piedades, ofrezco mi Vida, obras y trabajos, lo que he sido, lo que soy y lo que pueda valer y vivir.

 

Nuestro Señor guarde a V. Exc. muchos años, como se lo ruego y nos importa. De esta casa de V. Exc. Madrid y mayo 12 de 1743.

 

EXCMA. SEÑORA,

B. L. P. de V. Exc.[6] su rendidísimo siervo

EL DOCTOR DON DIEGO DE TORRES