A Kermit la Rana le hubiera gustado mucho. En enero de 2002, dos investigadores de la Universidad de Johns Hopkins anunciaron que el universo era verde. A partir de datos recogidos por el Telescopio Espacial Hubble y otras sondas del espacio lejano, los astrónomos analizaron la información con un espectroscopio y concluyeron que el color predominante del universo, basado en su composición química, era el verde. Realmente verde-azul. Llámelo turquesa. Este anuncio pretendía ser una información agradable y divertida en medio de una investigación más seria.

Pero hubo un problema de informática. Se descubrió un programa defectuoso y dos meses más tarde, en Marzo de 2002, los mismos científicos se retractarían. La información realmente revelaba que el universo era de color…beige.

En mi introducción a este libro señalé que lo que conocemos sobre el espacio cambia continuamente. Y, desde que terminé de escribir este libro en el 2001, el increíble ritmo de exploración, innovación, investigación y descubrimiento ha continuado. Entonces, lo que sigue a continuación son aquéllos avances importantes que han tenido lugar desde que se publicó este libro.

Por ejemplo, ahora que creemos saber de qué color es el universo, sabemos también cuán tan grande es. En marzo de 2002, Space.com reportó que los astrónomos de Hawai habían detectado una galaxia que se calculó que estaba a una distancia de 15,500 millones de añosluz, el objeto más distante observado hasta el momento. Sabemos también que existen más de cien planetas “extrasolares,” o planetas que circulan alrededor de las estrellas por fuera de nuestro sistema solar. (Para mayores detalles sobre el tamaño y edad del universo véanse las páginas 89, 303–304.)

Dentro de nuestro sistema solar, se reportan nuevos descubrimientos. Logramos que una nave espacial aterrizara en un asteroide y tuvimos otra nave siguiendo a un cometa. En julio de 2001 los astrónomos anunciaron el descubrimiento de doce satélites, o lunas, no vistos antes que circulaban alrededor de Saturno. Utilizando telescopios equipados con detectores de luz muy sensibles elevaron el número de satélites a treinta. Luego, en mayo de 2002, los astrónomos de Hawai detectaron once lunas nuevas en la órbita de Júpiter, elevando el número a treinta y nueve, convirtiéndolo en el planeta más “lunero.” Hasta el momento, esa es la situación. Posiblemente encontraremos más lunas en nuestro sistema solar a medida que las misiones futuras escudriñen aún más el sistema solar. Por ejemplo, hay un lugar cercano a Júpiter, el planeta más grande, que aún no ha sido investigado.

Eso le costará $238 mil millones. ¿Desea papas fritas también?

Los trágicos y asoladores sucesos del 11 de septiembre de 2001 alteraron nuestras vidas de muchos modos. Hubo un cambio en las prioridades presupuestarias del gobierno. Los gastos en defensa, ya apoyados por Bush, subieron a la cabeza de la lista. Los defensores del controversial programa del Sistema de Defensa Estratégica, alguna vez conocido como “Guerra de las Estrellas,” justificaron la continuación de este proyecto. Aunque sus críticos señalan que las operaciones terroristas a menor escala, o los ataques biológicos o químicos, son una amenaza mucho mayor para la seguridad de Estados Unidos que los misiles de otras naciones, se le dio especial apoyo a la Iniciativa de Defensa Estratégica.

En marzo del 2002, el Pentágono anunció que una prueba de un método de intercepción rudimentario había sido exitosa y que se había destruido un misil. Claro está, dicen los contradictores, que se conocían ciertos parámetros, cómo cuál era el blanco, dónde se dirigía y cuándo se lanzaría. Al mismo tiempo, una investigación del Congreso reveló fallas técnicas y posibles fraudes en las pruebas de los componentes del misil. El debate sobre el desarrollo y despliegue del sistema continúa.

Cualquiera sea el resultado, en el año 2002 la Oficina del Presupuesto Congresional le puso un precio al programa de la administración Bush para impedir los ataques de misiles: $238 mil millones para el año 2025 (véanse más detalles sobre la Guerra de las Galaxias en páginas xxiii, 87–88).

¿Agua en Marte?

La respuesta definitivamente es “Sí.” Pero llevemos patines y dejemos el traje de baño.

Marte no se podía ni mencionar alrededor de las oficinas de la NASA tras la pérdida de dos naves espaciales en 1999, un enorme fiasco para la agencia espacial. Pero en el 2001 la nave Mars Odyssey le dio a la NASA razones para celebrar. Lanzada en abril de 2001, la Odyssey llegó a Marte el 24 de octubre de 2001 y entró en órbita sobre el Planeta Rojo. A diferencia de las otras naves que se lanzaron en 1999 y que se estrellaron o desaparecieron, la Odyssey se situará a una distancia de 249 millas (400 kilómetros) del planeta y elaborará un mapa de su terreno y composición. Ya ha rendido dividendos enormes al mostrar enormes depósitos de agua congelada. La presencia de agua es un requisito fundamental para la existencia de vida en otro planeta.

Cirugía al transbordador

Otro éxito para la NASA fue haber logrado, en marzo de 2002, que el transbordador Columbia le hiciera reparaciones y mejoras al Telescopio Hubble. Tras capturar el telescopio de cuatro pisos en una operación que requirió largas caminatas en el espacio, los astronautas trabajaron minuciosamente durante treinta y seis horas para arreglar el telescopio de diez años, algo parecido a una operación de corazón abierto en el espacio. Se le pusieron nuevas alas solares que le añadirán potencia para que continúe funcionando hasta el 2010, y equipos nuevos, como una cámara que permitirá ver a mayor distancia en el universo. (Para mayor información sobre la historia del Hubble, véanse las páginas 274–275). Poco después del arreglo, el telescopio empezó a mandar espectaculares fotografías del espacio profundo como, por ejemplo, las de galaxias previamente desconocidas.

¿Fue un asteroide el culpable de la desaparición de Barney y sus Amigos?

Cuando un científico sugirió que el impacto de los asteroides era el causante de la extinción masiva de los dinosaurios, se descartó la idea. Sin embargo, décadas de investigación parecen apoyar la teoría, y muchos científicos creen que los impactos catastróficos con un objeto de origen espacial produjeron una nube de polvo que bloqueó el Sol y que acabó con la mayoría de los seres vivos de la Tierra. Tal impacto pudo haber acabado con los dinosaurios y, además, es posible que hubiera otras cuatro extinciones masivas en los casi cinco mil millones de años de historia de la Tierra.

Otra nueva teoría se suma o contradice la historia del impacto del asteroide. Un grupo de científicos cree que los cambios climáticos resultantes de las drásticas variaciones en los niveles del mar pueden haber afectado el entorno antes de que cayera el asteroide. En Discover, (junio de 2002), el “cazador de dinosaurios” Jack Horner especula que el impacto del asteroide fue el “giro de gracia en una pelea que los dinosaurios ya habían perdido”.

Pero hay quienes opinan lo contrario. Algunos científicos descartan las teorías anteriores. Nuevamente, según Discovery (mayo de 2002), el geólogo Kevin Pope argumenta que inclusive un asteroide muy grande no pudo haber causado una nube tan grande que acabara con la vida terrestre. Pero, en lugar de descartar la teoría completamente, Pope dice que el impacto no sólo creó una nube de polvo, sino una nube de ácido sulfúrico que bloqueó toda la luz solar. Ese fue el verdadero culpable de la muerte de los dinosaurios.

Encuentros cercanos del tipo aterrador

Aunque la teoría del asteroide asesino tiene sus críticos, la amenaza de un impacto ha atraído mucha atención del público y…de Hollywood. La seriedad de la potencial amenaza fue resaltada recientemente. En julio de 2002, se observó una enorme bola de fuego en el este de Estados Unidos y hubo llamadas a las autoridades desde Toronto hasta Virginia. Los astrónomos atribuyeron este espectáculo, observado a medio día, a un asteroide. Los pedazos del asteroide se quemaron antes de entrar a la atmósfera de la Tierra, ocasionando brillantes luminosidades denominadas “bolas de fuego.”

Después, en marzo de 2002, un asteroide de 165 pies de ancho, es decir, lo suficientemente voluminoso como para demoler una ciudad grande, pasó a 288,000 millas de la Tierra. Los astrónomos no se dieron cuenta del “casi choque” sino cuando lo vieron por el “retrovisor.” Este asteroide venía de la dirección del Sol, así que fue como cuando un jardinero de béisbol pierde la pelota en el aire por la intensa luminosidad. No fue posible ver el asteroide sino cuando ya había pasado la Tierra.

Unas semanas más tarde, se oyeron noticias de un asteroide todavía más grande, conocido como el 1950 DA, que se dijo tenía una posibilidad de 1 en 300 de chocar contra la Tierra. La buena noticia es que tenemos suficiente tiempo como para saber qué hacer si este asteroide se queda en la trayectoria de la colisión: el 1950 DA no se acercará a la Tierra hasta dentro de ochocientos años. En otras palabras, no es necesario sacar un seguro…todavía. (Para mayor información sobre los impactos de asteroides véanse las páginas 138–143).

¿Quién puede ir a la estación espacial?

Ya no se oyen chistes acerca de pasajeros infelices o insoportables en los aviones, puesto que se han reforzado las medidas de seguridad. Pero, ahora que el turismo espacial se está convirtiendo en una realidad, ¿qué pasará con los pasajeros inmanejables en el espacio? Tras el exitoso viaje de Denis Tito, un acaudalado estadounidense, y de Mark Shuttleworth, un millonario surafricano, que pagaron, cada uno, $20 millones por volar a la Estación Espacial Internacional, será necesario establecer unas recomendaciones para este tipo de viajes. A comienzos del 2002, la NASA y sus compañeros de la Estación Espacial Internacional estuvieron de acuerdo en instituir reglas para futuros viajeros a la estación espacial.

Entonces, si usted desea hacer una reservación, esto es lo que tiene que saber: no puede haber delinquido, ni haber tenido mal comportamiento en empleos anteriores; no puede haber tenido conductas criminales, deshonestas, infames ni escandalosas (lo cual excluye a casi todos los políticos, atletas, ejecutivos de empresas y contadores); no puede haber abusado del alcohol, los narcóticos, las drogas u otras sustancias; no puede haber apoyado ni pertenecido a organizaciones que afecten de manera adversa la confianza del público. En resumidas cuentas, después de haber mirado todos esos requisitos, las únicas personas que podrán ir serán unas damas de una iglesia de Des Moines, Iowa. Lo malo es que no han expresado interés alguno en hacer el viaje hasta el momento.

¿Es necesario lavarse las manos en el espacio?

Si su madre siempre le advirtió sobre los gérmenes en las manos, imagínese lo que diría en la Estación Espacial. Investigaciones recientes han demostrado que la producción de bacterias aumenta en un doscientos por ciento en el espacio.

¿Quién quiere todas esas bacterias? Las nuevas generaciones de antibióticos provendrán de investigación con bacterias, y el futuro de la investigación y producción de antibióticos puede venir de bacterias cultivadas en el espacio. La producción de antibióticos en la Tierra es una industria de $20 mil millones de dólares. Las compañías de medicamentos que apoyan la investigación se preguntan si los antibióticos pueden hacerse más eficientemente y en forma más rentable en el espacio. (Para mayor información sobre la Estación