13

ESCULPE TU CEREBRO

Esta vez, a sus once años, el crimen de Santiago Ramón y Cajal había sido construir un pequeño cañón y reducir a astillas la nueva gran verja de madera de un vecino. En la España rural de la década de 1860 no había muchas opciones para extravagantes delincuentes juveniles. Así fue como el joven Ramón y Cajal se encontró encerrado en una cárcel llena de pulgas.

Ramón y Cajal era testarudo y rebelde. Tenía una única pasión arrebatadora: el arte. Pero ¿qué podía conseguir pintando y dibujando? Especialmente si ignoraba el resto de sus estudios —particularmente matemáticas y ciencias—, que consideraba inútiles.

El padre de Ramón y Cajal, don Justo, era un hombre estricto que se había hecho a sí mismo casi a partir de la nada. La familia no disfrutaba precisamente de las facilidades de un ambiente aristocrático. Para intentar dar a su hijo la disciplina y estabilidad que tanto necesitaba, don Justo le envió a hacer de aprendiz de barbero. Fue un desastre, pues Ramón y Cajal todavía fue más negligente con sus estudios. Abofeteado y castigado sin comer por sus profesores en un intento de obligarle a comportarse, Santiago se convirtió en una chocante y burlesca pesadilla de indisciplina.

Santiago Ramón y Cajal ganó el Premio Nobel por sus numerosas e importantes contribuciones a nuestra comprensión de la estructura y función del sistema nervioso.1 En esta imagen, Santiago tiene más el aspecto de un artista que de un científico. Sus ojos muestran un atisbo del temperamento travieso que le causó problemas durante la infancia.

Ramón y Cajal conoció y colaboró con muchos científicos brillantes a lo largo de su vida, personas que a menudo eran mucho más inteligentes que él. Sin embargo, en su reveladora autobiografía, indicó que aunque los individuos brillantes pueden crear obras excepcionales, también pueden ser negligentes y poco imparciales, igual que todos los demás. Ramón y Cajal creía que la clave de su éxito fue su perseverancia (la «virtud de los menos brillantes»)2 combinada con su flexible capacidad para cambiar de opinión y reconocer los errores. Detrás de todo ello estaba el apoyo de su amante esposa, doña Silveria Fañanás García (tuvieron siete hijos). Según subrayó Ramón y Cajal, cualquier persona, incluso con una inteligencia media, puede esculpir su propio cerebro, de modo que «aun el peor dotado es susceptible, al modo de las tierras pobres, pero bien cultivadas y abonadas, de rendir copiosa mies».3

¿Quién iba a decir que Santiago Ramón y Cajal no solo ganaría el Premio Nobel algún día, sino que con el tiempo se le conocería como el padre de la neurociencia moderna?

CAMBIA TUS PENSAMIENTOS, CAMBIA TU VIDA

Santiago Ramón y Cajal ya estaba en la veintena cuando empezó a dejar atrás su juventud conflictiva y se centró en el estudio tradicional de la medicina. Él mismo especuló si ello pudo deberse simplemente a que «fatigado de distracciones e informalidades comenzara a sentar la cabeza».4

Hay indicios de que los revestimientos de mielina, el aislante graso que facilita un movimiento más rápido de las señales a lo largo de una neurona, a menudo no acaban de desarrollarse hasta pasados los veinte años de edad. Esto podría explicar por qué los adolescentes a menudo tienen dificultades para controlar su comportamiento impulsivo: la conexión entre las áreas de la intención y del control no está plenamente formada.5

Las deficiencias de la aptitud nativa son compensables mediante un exceso de trabajo y de atención. Cabría afirmar que el trabajo sustituye al talento, o mejor dicho, crea el talento.6

SANTIAGO RAMÓN Y CAJAL

Sin embargo, parece que cuando usas los circuitos neuronales ayudas a que se forme el revestimiento de mielina a su alrededor, por no mencionar muchos otros cambios microscópicos.7 Aparentemente, la práctica fortalece y refuerza las conexiones entre distintas regiones del cerebro, creando autopistas que unen los centros de control y los que almacenan conocimientos. En el caso de Ramón y Cajal, parece que su proceso de maduración natural, junto a sus propios esfuerzos para desarrollar su pensamiento, le ayudaron a tomar el control general de su conducta.8

Parece que las personas pueden potenciar el desarrollo de sus circuitos neuronales mediante pensamientos que usan esas neuronas.9 Todavía estamos en la infancia de la comprensión del desarrollo neuronal, pero una cosa está quedando clara: podemos hacer cambios significativos en nuestro cerebro mediante variaciones en nuestra manera de pensar.

Lo particularmente interesante acerca de Ramón y Cajal es que alcanzó su grandeza a pesar de que no era un genio, por lo menos no en el sentido convencional del término. Ramón y Cajal lamentaba profundamente que nunca tuvo «vivacidad, seguridad y limpidez de palabra».10 Todavía peor, las emociones le hacían confundir el habla casi por completo. Empollar no le servía para recordar las cosas, por lo que la escuela, donde se premiaba la memorización sin más, era una agonía para él. Lo mejor que Ramón y Cajal podía hacer era captar y recordar las ideas principales; a menudo se desesperaba por su modesta capacidad de comprensión.11 Sin embargo, algunas de las áreas más apasionantes de la investigación neurocientífica actual están enraizadas en los hallazgos originales del científico español.12

Sus profesores, como él mismo recordó más tarde, tenían una manera tristemente equivocada de evaluar las capacidades. La rapidez se confundía con la inteligencia, la memoria con la habilidad y la sumisión con la corrección.13 Los éxitos de Ramón y Cajal, a pesar de sus defectos, ilustran que, también hoy, los profesores pueden subestimar fácilmente a sus alumnos, y los estudiantes pueden subvalorarse a sí mismos.

BLOQUES PROFUNDOS

Ramón y Cajal se abrió paso adecuadamente a través de sus estudios de medicina. Tras la aventura de trabajar en Cuba como médico del ejército y varios intentos fallidos de ganar una plaza de profesor, finalmente obtuvo un puesto como profesor de histología, el estudio de la anatomía microscópica de las células vivas.

Cada mañana, para poder estudiar las células del cerebro y del sistema nervioso, Ramón y Cajal preparaba cuidadosamente sus muestras microscópicas. Entonces pasaba horas observando con atención las células que sus métodos de tinción hacían destacar. Por la tarde, Ramón y Cajal contemplaba la imagen abstracta que tenía en mente, lo que podía recordar de sus observaciones de la mañana, y empezaba a dibujar las células. Una vez terminado el boceto, Cajal lo comparaba con la imagen del microscopio. Entonces volvía a la mesa de dibujo y empezaba de nuevo, redibujando, comprobando y redibujando. Solo cuando sus ilustraciones capturaban la esencia sintetizada, no de una única muestra, sino de toda la colección de las dedicadas a un tipo particular de célula, entonces Ramón y Cajal descansaba.14

Santiago Ramón y Cajal era un fotógrafo magistral: incluso fue el primero en escribir un libro en español sobre cómo hacer fotografía en color. Pero nunca tuvo la sensación de que las placas pudieran capturar la verdadera esencia de lo que estaba viendo. Ramón y Cajal solo podía hacer eso a través de su arte, que le ayudó a abstraer, o sea, convertir en bloques, la realidad de un modo que resultaba muy útil para ayudar a los demás a ver lo esencial.

Una síntesis, una abstracción, un bloque o una idea básica es una pauta neuronal. Los buenos bloques forman pautas neuronales que tienen resonancias, no solo dentro de la materia que estamos estudiando, sino también con otros temas y otras áreas de nuestras vidas. La abstracción te ayuda a transferir ideas de un área a otra.15 Por eso las grandes obras de arte, de la poesía, la música y la literatura pueden ser tan apasionantes. Cuando captamos el bloque, adquiere una nueva vida en nuestras propias mentes: formamos las ideas que potencian e iluminan las pautas neuronales que ya poseemos, permitiéndonos ver y desarrollar más fácilmente otras pautas relacionadas.

Aquí puedes ver que el bloque —el serpenteante lazo neuronal— de la izquierda es muy similar al bloque de la derecha. Esto simboliza la idea de que una vez captas un bloque en un área del conocimiento, te resulta mucho más fácil captar o crear un bloque similar en otra área. Por ejemplo, hay una base matemática común a la física, la química y la ingeniería, que a veces también interviene en la economía, las ciencias empresariales y los modelos del comportamiento humano. Por eso a un estudiante de física o ingeniería puede resultarle más fácil obtener un máster en administración de empresas que a alguien con estudios de lengua inglesa o de historia.16

Las metáforas y las analogías físicas también forman bloques que pueden facilitar la influencia mutua entre ideas, incluso de áreas muy distintas.17 Por eso las personas a quienes les encantan las matemáticas, las ciencias y la tecnología a menudo también se encuentran con que sus actividades o sus conocimientos de deportes, música, lengua, arte o literatura les resultan sorprendentemente útiles. Mi propio conocimiento acerca de cómo aprender un idioma me ayudó a asimilar cómo aprender matemáticas y ciencias.

Una vez hemos creado un bloque en forma de pauta neuronal, podemos trasladar más fácilmente esa pautabloque a otra pauta-bloque, como Ramón y Cajal y otros grandes artistas, poetas, científicos y escritores han hecho durante milenios. Cuando otras personas captan ese segmento, no solo pueden utilizarlo, sino que también pueden crear más fácilmente bloques parecidos aplicables a otras áreas de sus vidas: una parte importante del proceso creativo.

Una clave importante para el aprendizaje fluido de las matemáticas y las ciencias es darse cuenta de que virtualmente cada concepto que aprendemos tiene una analogía, una comparación, con algo que ya sabemos.18 A veces la analogía o metáfora es burda, como la idea de que los vasos sanguíneos son como autopistas, o de que una reacción nuclear es como la caída de una fila de piezas de dominó. Pero esas simples analogías y metáforas pueden ser poderosas herramientas que te ayuden a utilizar una estructura neuronal existente como andamio para construir más rápidamente una nueva estructura, más compleja. Cuando empieces a usar esta nueva estructura, descubrirás que tiene aspectos que la hacen mucho más útil que la primera, más simplista. Estas nuevas estructuras, a su vez, pueden convertirse en el origen de metáforas y analogías para ideas todavía más nuevas en muchas áreas diferentes. (Por eso el mundo de las finanzas busca a físicos e ingenieros.) El físico Emanuel Derman, por ejemplo, que hizo brillantes investigaciones teóricas en física de partículas, entró en la compañía Goldman Sachs, donde con el tiempo contribuyó a desarrollar el modelo de Black-Derman-Toy para las tasas de interés. Posteriormente, en la misma empresa, Derman se hizo cargo del departamento de estrategias cuantitativas de evaluación del riesgo.

EN RESUMEN

• Los cerebros maduran a distintas velocidades. Muchas personas no alcanzan la madurez hasta los veintitantos años.

• Algunos de los más formidables pesos pesados de la ciencia tuvieron comienzos poco prometedores, comportándose como delincuentes juveniles.

• Una característica que adquieren gradualmente muchos profesionales exitosos de las ciencias, las matemáticas y la tecnología es la capacidad para crear bloques, es decir, abstraer las ideas clave.

• Las metáforas y las analogías físicas forman bloques, ermitiendo que ideas provenientes de áreas muy distintas influyan las unas en las otras.

• Independientemente de tus estudios actuales o previstos, ten amplitud de miras y asegúrate de que las matemáticas y las ciencias estén en tu repertorio de aprendizaje. Esto te da una rica reserva de bloques para ayudarte a ser más espabilado frente a todo tipo de retos en tu vida y en tu carrera.

PÁRATE A PENSAR

Cierra el libro y aparta la mirada. ¿Cuáles eran las ideas principales de este capítulo? Descubrirás que puedes rememorar esos conceptos más fácilmente si los relacionas con tu propia vida y con tus objetivos profesionales.

POTENCIA TU APRENDIZAJE

1. En su carrera, Santiago Ramón y Cajal encontró una manera de combinar su pasión por el arte con el fervor por la ciencia. ¿Sabes de otras personas, ya sean figuras públicas famosas o familiares, amigos o conocidos, que hayan hecho algo parecido? ¿Es tal confluencia posible en tu propia vida?

2. ¿Cómo puedes evitar caer en la trampa de pensar que las personas más rápidas son automáticamente más listas?

3. Decir lo que te mandan que hagas puede tener ventajas e inconvenientes. Compara la vida de Ramón y Cajal con la tuya. ¿Cuándo ha sido beneficioso hacer lo que te decían? ¿Cuándo ha provocado problemas inadvertidamente?

4. En comparación con las dificultades de Ramón y Cajal, ¿cómo son tus propias dificultades? ¿Puedes encontrar maneras de convertir tus desventajas en ventajas?