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APRENDIZAJE RENACENTISTA

EL VALOR DE APRENDER POR TI MISMO

Personas como Charles Darwin, cuya teoría de la evolución le convirtió en una de las figuras más influyentes de la historia, suelen ser consideradas como genios naturales. Quizá te sorprenda saber que, como Ramón y Cajal, Darwin era un mal estudiante. Dejó la facultad de Medicina y, para horror de su padre, acabó embarcándose en un viaje alrededor del mundo como naturalista de una expedición. Sin embargo, trabajando por su cuenta, Darwin fue capaz de observar los datos que recolectaba con una nueva mirada.

La persistencia a menudo es más importante que la inteligencia.1 Enfocar una materia con el objetivo de aprenderla por ti mismo te da una singular ruta hacia su dominio. A menudo, sin importar lo buenos que sean tu profesor y tu libro de texto, solo cuando curioseas por tu cuenta y miras otros manuales o videotutoriales empiezas a ver que lo que aprendes a través de un único profesor o libro es una versión parcial de la realidad completa y tridimensional de la materia estudiada. Que tiene conexiones con temas más fascinantes todavía, y cuya elección te corresponde a ti.

El neurocirujano Ben Carson, ganador de la Medalla Presidencial de la Libertad por sus pioneras innovaciones quirúrgicas, empezó suspendiendo y se le instó amablemente a dejar la facultad de Medicina. Carson era consciente de que los libros eran lo que mejor le resultaba para estudiar, y no las lecciones en el aula. Dio un paso contrario a la intuición y dejó de asistir a las clases para darse tiempo a sí mismo y concentrarse en el estudio mediante los libros. Sus notas subieron y el resto es historia. (Ten en cuenta que esta técnica no funcionaría para cualquiera, y si usas esta historia como excusa para dejar de asistir a clase, ¡estás jugando con fuego!)

En los terrenos de la ciencia, las matemáticas y la tecnología, muchas personas tuvieron que cultivar su aprendizaje por sí mismas, ya fuera porque no tenían otra opción o porque por alguna razón habían desaprovechado oportunidades anteriores. Las investigaciones han demostrado que los estudiantes aprenden mejor cuando ellos mismos están activamente implicados en el tema y no simplemente escuchando a alguien que está hablando.2 La capacidad de un estudiante para implicarse personalmente en la materia, a veces en colaboración con sus compañeros, es clave.

Santiago Ramón y Cajal quedó horrorizado cuando tuvo que aprender cálculo superior siendo ya adulto, tras haber decidido convertirse en médico. Nunca había prestado atención a las matemáticas en su juventud y le faltaba una comprensión —aunque fuera rudimentaria— de la materia. Tuvo que trastear entre viejos libros, estrujándose el cerebro para desentrañar los aspectos básicos. Sin embargo, profundizó más en su aprendizaje porque estaba motivado por sus objetivos personales.

¡Qué gran tónico sería para el novel observador que su maestro, en vez de asombrarlo y desalentarlo con la sublimidad de las grandes empresas acabadas, le expusiera la génesis de cada invención científica, la serie de errores y titubeos que la precedieron, constitutivos, desde el punto de vista humano, de la verdadera explicación de cada descubrimiento!3

SANTIAGO RAMÓN Y CAJAL

El inventor y autor William Kamkwamba, nacido en 1987 en África, no podía permitirse ir a la escuela. Así que empezó a estudiar por su cuenta, yendo a la biblioteca de su pueblo, donde se encontró con un libro titulado Using Energy. Pero Kamkwamba no se limitó a leerlo. Cuando tenía solo quince años de edad, utilizó el manual como guía de aprendizaje activo: construyó su propio molino de viento. Sus vecinos le llamaban misala («loco»), pero gracias a su creación en el pueblo se empezó a generar electricidad y a disponer de agua corriente, estimulando el crecimiento de innovaciones tecnológicas básicas en África.4

La neurocientífica y farmacóloga estadounidense Candace Pert tuvo una excelente educación, obteniendo un doctorado en Farmacología por la Universidad Johns Hopkins. Pero parte de su inspiración y posterior éxito tuvieron un origen inusual. Justo antes de empezar su doctorado en Medicina se lesionó la espalda en un accidente de equitación y pasó un verano bajo la influencia de fuertes medicamentos contra el dolor.5 Sus experiencias personales con el padecimiento y los analgésicos motivaron su investigación científica. Ignorando los intentos de su director de tesis para frenarla, hizo algunos de los primeros descubrimientos clave acerca de los receptores de opiáceos, un importante avance en la comprensión de la adicción.

Ir a la universidad no es la única manera de aprender. Algunas de las personas más poderosas y renombradas de nuestro tiempo, incluyendo celebridades como Bill Gates, Larry Ellison, Michael Dell, Mark Zuckerberg, James Cameron, Steve Jobs y Steve Wozniak, dejaron la universidad. Continuaremos viendo innovaciones fascinantes de personas que son capaces de combinar los mejores aspectos del aprendizaje tradicional y no tradicional con sus propios enfoques autodidactas.

Tomar la responsabilidad de tu propio aprendizaje es una de las cosas más importantes que puedes hacer. Los enfoques centrados en el profesor, en los que se considera al docente como a quien tiene las respuestas, a veces, inadvertidamente, pueden alimentar entre los estudiantes una sensación de impotencia acerca del aprendizaje.6 Sorprendentemente, los sistemas de evaluación de los profesores pueden alimentar la misma impotencia: dichos sistemas te permiten culpar de tu fracaso al profesor por su incapacidad para motivar o enseñar.7 El aprendizaje centrado en los estudiantes, en el que se les reta a aprender a los unos de los otros y se supone que ellos deben ser sus propios motivadores para convertirse en expertos, es un enfoque extraordinariamente poderoso.

EL VALOR DE LOS GRANDES PROFESORES

A veces también tendrás ocasión de interactuar con mentores o maestros verdaderamente especiales. Cuando aparezca esta afortunada oportunidad, aprovéchala. Prepárate para superar la fase glups y oblígate a dar un paso y hacer preguntas: preguntas reales y claras, no para presumir de lo que sabes. Si lo haces a menudo, será cada vez más fácil y progresivamente más útil de maneras que nunca habías previsto: una simple frase resultante de su vasta experiencia puede cambiar el curso de tu futuro. Y asegúrate también de demostrar aprecio hacia las personas que te guían: es esencial hacerles saber que su ayuda tiene sentido.

Pero ten cuidado de no caer en el síndrome del alumno pesado. Los profesores amables, en particular, pueden convertirse en imanes para estudiantes cuyas auténticas necesidades tienen que ver más con la satisfacción del ego al recibir la atención del maestro que con verdaderas respuestas a las preguntas planteadas. Los profesores bienintencionados pueden hartarse de intentar satisfacer deseos que nunca se verán colmados.

Evita también la trampa que consiste en estar completamente seguro de que tienes la respuesta correcta, y pretender que el profesor siga los pasos torturados de tu lógica cuando tu respuesta es errónea por completo. De vez en cuando, quizás acabe resultando que tenías razón. Pero para muchos profesores, particularmente en los niveles más avanzados de las matemáticas y las ciencias, intentar seguir una argumentación retorcida y errónea es como escuchar música desafinada: un ejercicio doloroso y poco gratificante. En general es mejor empezar sin ideas preconcebidas y escuchar las sugerencias de tu profesor. Cuando finalmente entiendas la respuesta, puedes volver sobre tus pasos para corregir tu error anterior. (A menudo te darás cuenta, como una revelación, que es difícil siquiera expresar con palabras lo equivocado de tu antigua postura.) Los buenos profesores y mentores suelen ser personas muy ocupadas, y debes hacer un uso prudente de su tiempo.

Los auténticos grandes profesores presentan la asignatura de un modo a la vez simple y profundo, dan mecanismos a los alumnos para que aprendan unos de otros, e inspiran a los estudiantes para que aprendan por sí mismos. Celso Batalha, por ejemplo, un renombrado profesor de Física en el Evergren Valley College, ha organizado un popular grupo de lectura para sus estudiantes sobre el tema de aprender a aprender. Y muchos docentes usan en el aula técnicas de enseñanza activa y cooperativa que dan a los estudiantes una oportunidad de implicarse activamente con el material y entre ellos.8

A lo largo de los años he visto algo que me ha sorprendido. Algunos de los mejores profesores que he conocido me han explicado que, cuando eran jóvenes, se sentían demasiado intimidados, poco propensos a hablar en público, y sin la suficiente capacidad intelectual para soñar siquiera con convertirse en enseñantes. Finalmente quedaban sorprendidos al descubrir que aquellas cualidades que veían como desventajas les habían impulsado a ser los instructores y profesores considerados, atentos y creativos en que se habían convertido. Parece que su introversión les hacía ser más amables y sensibles respecto a los demás, y su humilde conciencia de pasados fracasos les hacía ser pacientes y evitaba que se convirtieran en esquivos sabelotodos.

LA OTRA RAZÓN PARA APRENDER POR TU CUENTA: PREGUNTAS DE EXAMEN CURIOSAS

Volvamos al mundo de la enseñanza tradicional en los institutos y las universidades, donde un poco de conocimiento privilegiado te ayudará a tener éxito. Un secreto de los profesores de matemáticas y ciencias es que a menudo toman las preguntas de examen de libros que no están en la lista de lecturas recomendadas para la asignatura. Después de todo, es difícil inventarse nuevas preguntas de examen cada semestre. Ello significa que las preguntas de las evaluaciones a menudo contienen ligeras diferencias en la terminología o el planteamiento que pueden despistarte incluso si te has familiarizado con tu libro de texto y las lecciones de tu profesor. Puedes acabar pensando que no tienes talento para las matemáticas y las ciencias, cuando realmente lo que necesitabas hacer era estudiar la materia desde distintos puntos de vista a lo largo de todo el semestre.

CUIDADO CON LOS FRANCOTIRADORES INTELECTUALES

Santiago Ramón y Cajal tenía una profunda comprensión no solo de cómo hacer ciencia, sino también de cómo las personas interactúan entre ellas. Advertía a sus compañeros de estudios de que «siempre habrá quien critique o intente menoscabar cualquier esfuerzo que hagas o cualquier éxito que tengas». Eso le ocurre a todo el mundo, no solo a los ganadores del Premio Nobel. Si los estudios se te dan bien, las personas a tu alrededor pueden sentirse amenazadas. Cuanto mayores tus éxitos, tus esfuerzos serán más atacados y menospreciados por otras personas.

Por otro lado, si suspendes un examen, también puedes encontrarte con críticos lanzándote más dardos, diciendo que no estás a la altura. El fracaso no es tan terrible. Haz un análisis de lo que hiciste mal y úsalo para corregirte y mejorar en el futuro. Las decepciones son mejores maestros que los éxitos porque hacen que te replantees las cosas.

Algunos estudiantes más lentos forcejean con las matemáticas y las ciencias porque aparentemente no pueden entender ideas que otros encuentran obvias. Desgraciadamente, a veces estos estudiantes se consideran poco brillantes, pero en realidad su manera más lenta de pensar puede permitirles ver confusas sutilezas que a los demás se les pasan por alto. Es comparable a un excursionista que puede notar el olor a pino y ver pequeños rastros de animales en el bosque, mientras que un motorista pasa a cien por hora sin darse cuenta de nada. Tristemente, algunos docentes se sienten amenazados si un estudiante de apariencia corriente les hace una pregunta de simplicidad engañosa. En lugar de reconocer la perspicacia de dicha cuestión, los mencionados profesores atacan al alumno con respuestas bruscas, para salir del atolladero, al estilo de «limítate a hacerlo tal como se ha explicado, igual que los demás». Como resultado, ese estudiante se siente como un tonto y solo ha aumentado su confusión. (Ten en cuenta que a veces los profesores no saben si estás tomándote muy en serio la asignatura o si estás teniendo dificultades para asumir tu propio papel en la comprensión de cuestiones simples, como era el caso de mi truculenta conducta en el instituto.)

En cualquier caso, si te encuentras peleando con lo obvio, no te desesperes. Acude a tus compañeros o a Internet en busca de ayuda. Un truco útil es intentar encontrar otro profesor, alguien con buenas evaluaciones en las encuestas, que ocasionalmente imparta la misma asignatura. Esos enseñantes suelen comprender lo que te ocurre y a veces están dispuestos a ayudarte si no abusas de su amabilidad. Ten presente que esta situación es solo temporal, y que ninguna circunstancia es verdaderamente tan insuperable como puede parecer en su peor momento.

Como descubrirás cuando llegues al mundo laboral (si no lo has hecho ya), muchas personas están enormemente más interesadas en autoafirmarse y en quedar bien que en ayudarte. En este tipo de situación, puede haber una frontera muy delgada entre mantenerte abierto a la crítica y las explicaciones constructivas, y cerrarte ante críticas o comentarios que se presentan como constructivos pero en realidad son simple menosprecio. Sea cual sea la censura, si sientes por dentro una fuerte emoción o certidumbre («¡Pero tengo razón!»), esto puede ser un indicio de que estás en lo correcto, o alternativamente (y quizás incluso de manera más probable, pues tus emociones te delatan), puede ser que necesites volver sobre tus pasos y replantearte las cosas desde una perspectiva más objetiva.

Suelen decirnos que la empatía es universalmente beneficiosa, pero no lo es.9 Es importante aprender a asumir ocasionalmente una actitud de indiferencia que te ayude no solo a concentrarte en lo que estás intentando aprender, sino también a evitar llamar la atención de las personas si descubres que podría interesarles ponerte palos en las ruedas. Tales cosas son demasiado comunes, pues las personas tanto pueden ser cooperativas como, a menudo, competitivas. Cuando eres una persona joven, mantener tal indiferencia puede ser difícil. Es natural que nos apasione aquello en lo que estamos trabajando, y nos gusta creer que todo el mundo es razonable y que casi todo el mundo tiene por naturaleza buenas intenciones hacia nosotros.

Como Ramón y Cajal, puedes estar orgulloso de aspirar al éxito gracias precisamente a aquellos rasgos de los que otras personas dicen que no te ayudarán a avanzar. Enorgullécete de quien eres, especialmente de las cualidades que te hacen diferente, y úsalas como un talismán secreto para el éxito. Usa tu terquedad natural para desafiar los omnipresentes prejuicios de los demás acerca de lo que puedes hacer.

¡AHORA TÚ!

Entender el valor de lo malo

Escoge un rasgo aparentemente malo y explica cómo podría resultar beneficioso para ayudarte a aprender o a pensar creativamente o de un modo independiente. ¿Podrías pensar alguna manera de reducir los aspectos negativos de ese rasgo, incluso a la vez que potencias los aspectos positivos?

EN RESUMEN

• Aprender por tu cuenta es una de la maneras más profundas y efectivas de hacerlo:

– Mejora tu capacidad de pensar de un modo independiente.

– Puede ayudarte a responder las extrañas preguntas que los profesores te ponen a veces en los exámenes.

• En el aprendizaje, a menudo la persistencia es más importante que la inteligencia.

• Prepárate para entrar en contacto ocasionalmente con personas que admiras. Puedes ganar nuevos y sabios mentores que, con una simple frase, pueden cambiar el curso de tu futuro. Pero no abuses del tiempo de tus profesores y mentores.

• Si no eres muy rápido captando los aspectos esenciales de aquello que estés estudiando, no te desesperes. Con una frecuencia sorprendente, los estudiantes más lentos afrontan cuestiones de importancia fundamental que pasan por alto a los alumnos más rápidos. Cuando acabes entendiendo las cosas, podrás comprenderlas a un nivel más profundo.

• Las personas son cooperativas y también competitivas. Siempre habrá quienes critiquen o intenten menoscabar cualquiera de tus esfuerzos o éxitos. Aprende a afrontar esas situaciones con una actitud de indiferencia.

PÁRATE A PENSAR

Cierra el libro y aparta la mirada. ¿Cuáles eran las ideas principales de este capítulo? ¿Cuál es más importante? ¿O hay una competición entre varios conceptos igualmente importantes?

POTENCIA TU APRENDIZAJE

1. ¿Cuáles son las ventajas y desventajas de aprender por tu cuenta, sin estar guiado por una programación formal de los estudios?

2. Busca la expresión List of autodidacts [Lista de autodidactas] en la Wikipedia. ¿A cuál de los muchos autodidactas que hay allí preferirías emular? ¿Por qué?

3. Escoge a una persona de tu propio entorno social (no a alguien famoso) a la que admires pero con la que nunca hayas tenido una verdadera conversación. Formula un plan para saludarla y presentarte. Luego llévalo a cabo.

NICHOLAS WADE, ESCRITOR CIENTÍFICO DEL NEW YORK TIMES, Y LA INDEPENDENCIA MENTAL

Nicholas Wade escribe para la sección de ciencia («Science Times») del New York Times. Siempre un pensador independiente, Wade debe su propia existencia a otro caso de independencia mental por parte de su abuelo, uno de los pocos supervivientes varones del Titanic. Cuando la mayoría de los hombres siguieron un rumor y se desplazaron a babor, el abuelo de Wade siguió su intuición y avanzó deliberadamente hacia el otro lado, a estribor. A continuación, Nicholas nos sugiere los libros que él cree más interesantes sobre científicos y matemáticos:

«The Man Who Knew Infinity: A Life of the Genius Ramanujan [El hombre que conocía el infinito: una vida del genio Ramanujan], de Robert Kanigel. Este libro explica la increíble historia, desde la pobreza hasta la abundancia intelectual, del genio matemático indio Srinivasa Ramanujan y su amigo, el matemático británico G. H. Hardy. Mi episodio favorito es este:

Una vez, en el taxi desde Londres, Hardy se fijó en el número de matrícula, 1729. Sin duda había cavilado un poco sobre ese número, porque entró en la habitación donde Ramanujan se hallaba convaleciente y, con apenas un saludo, se explicó por su decepción. Era, declaró, «un número bastante aburrido», y añadió que esperaba que eso no fuera mal presagio. —No, Hardy —dijo Ramanujan—. Es un número muy interesante. Es el número más pequeño que se puede expresar como la suma de dos cubos de dos maneras distintas.

»Noble Savages [Salvajes nobles], de Napoleon Chagnon. Esta historia de aventuras bellamente escrita da una idea de lo que es aprender a sobrevivir y prosperar en una cultura completamente ajena. Originalmente, Chagnon recibió formación como ingeniero. Sus investigaciones científicas han cambiado nuestra comprensión del desarrollo de las culturas.

»Men of Mathematics [Hombres de las matemáticas], de E. T. Bell. Este es un viejo clásico de lectura obligada para cualquiera que esté interesado en cómo piensan algunas personas fascinantes. Cómo olvidar al brillante y malhadado Évariste Galois que, sabiendo que iba a morir al día siguiente, pasó la noche "escribiendo febrilmente su última voluntad y testamento, en una carrera contra el tiempo para recopilar algunas de las grandes ideas que pululaban por su mente antes de sucumbir a una previsible muerte. De vez en cuando garabateaba en el margen: ’No tengo tiempo; no tengo tiempo’, y pasaba al siguiente resumen frenéticamente esbozado". La verdad sea dicha, esta es una de las emocionantes historias que el profesor Bell quizás exageró, aunque Galois incuestionablemente pasó aquella última noche dando el toque final a la obra de su vida. A pesar de todo, este brillante libro ha inspirado a generaciones de hombres y mujeres».