Lo hemos mencionado antes, pero vale la pena repetirlo, en letras destacadas: el hecho de examinarse es en sí mismo una poderosa experiencia de aprendizaje. Ello significa que, durante tu preparación, el esfuerzo que dedicas a examinarte y autoevaluarte, incluyendo las pequeñas pruebas preliminares de rememoración y de resolución de problemas, es fundamental. Si comparas cuánto aprendes en una hora de estudio con cuánto aprendes en una hora de examen de la misma materia, ves que has retenido y aprendido mucho más como resultado del tiempo dedicado a examinarte. Por lo que parece, el hecho de examinarse tiene un maravilloso efecto de concentración mental.
Virtualmente todo de lo que hemos hablado en este libro está pensado para facilitar que el proceso de examinarse parezca algo lógico y natural, una simple extensión de los métodos que usas para aprender una materia. O sea, que ahora es el momento de ir directamente a uno de los contenidos centrales de este capítulo y del libro entero: una lista que puedes usar para ver si tu preparación de cara a las evaluaciones es correcta.
LISTA DE COMPROBACIONES PARA PREPARAR
EXÁMENES
El profesor Richard Felder es una leyenda entre los profesores de ingeniería: puede argumentarse que ha hecho tanto o más que cualquier otro enseñante de este siglo para ayudar a estudiantes de todo el mundo a alcanzar la excelencia en matemáticas y ciencias.1 Una de las técnicas más simples y quizá más efectivas que el doctor Felder ha usado para ayudar a los estudiantes se halla en un memorándum que escribió para aquellos que han quedado decepcionados con las notas de sus exámenes.2
«Muchos de vosotros le habéis dicho a vuestro profesor que entendíais el material del curso mucho mejor de lo que demostraban las notas de vuestro último examen, y algunos habéis preguntado qué deberíais hacer para evitar que suceda lo mismo en el siguiente.
»Deja que te haga algunas preguntas acerca de cómo te has preparado para el examen. Contéstalas tan honestamente como puedas. Si contestas “No” a muchas de ellas, tu nota decepcionante no debería resultar demasiado sorprendente. Si todavía hay muchos "noes" tras el próximo examen, tu nota decepcionante en ese examen debería ser todavía menos sorprendente. Si tu respuesta a la mayoría de estas preguntas es “Sí” y aún así las notas son malas, aquí está pasando algo. Podría ser una buena idea que te reunieras con tu profesor o un consejero para identificar de qué se trata.
»Verás que varias de las preguntas dan por supuesto que colaboras con compañeros de clase para hacer los deberes, ya sea comparando soluciones obtenidas individualmente o trabajando de verdad uno al lado del otro para buscar las soluciones. Cualquiera de los dos enfoques es bueno. De hecho, si has estado trabajando a solas y las notas de tus exámenes son insatisfactorias, yo te aconsejaría firmemente que encontraras uno o dos compañeros para estudiar y hacer deberes juntos antes del próximo examen. (Sin embargo, ten cuidado con la segunda posibilidad; si lo que haces es sobre todo mirar cómo otros resuelven los problemas, probablemente no te estás haciendo ningún bien.)
»La respuesta a la pregunta “¿Cómo debería prepararme para el examen?” queda clara una vez has rellenado la lista de comprobaciones».
Haz lo que sea necesario para poder contestar «Sí» a la mayoría de preguntas.
Lista de comprobaciones para preparar exámenes
Contesta «Sí» solo si has estado haciendo habitualmente lo que se describe (al contrario de en ocasiones o nunca).
Deberes
__Sí __No 1. ¿Has hecho un serio esfuerzo para comprender el texto? (Limitarse a buscar unos cuantos ejemplos explicados no cuenta.)
__Sí __No 2. ¿Has trabajado en los deberes junto a compañeros de clase, o por lo menos has comparado tus soluciones con las de otros?
__Sí __No 3. ¿Has intentado hacerte una idea de la manera de resolver cada problema de los deberes antes de trabajar junto a tus compañeros?
Preparación de exámenes
Cuantas más respuestas afirmativas marques, mejor será tu preparación para el examen. Si has marcado dos o más soluciones negativas, piensa seriamente acerca de cambiar algunas cosas en tu manera de preparar la próxima evaluación.
__Sí __No 4. ¿Has participado activamente en discusiones en gru po acerca de los deberes (contribuyendo con ideas, haciendo preguntas)?
__Sí __No 5. ¿Has consultado con el profesor o los asistentes cuando has tenido dificultades con algo?
__Sí __No 6. ¿Entendiste todas las soluciones a los problemas de los deberes cuando te las dieron?
__Sí __No 7. ¿Pediste explicaciones en clase acerca de las solucio nes que no te quedaron claras?
__Sí __No 8. Si tenías un programa de la asignatura, ¿lo repasaste cuidadosamente antes del examen y te convenciste de que po días hacer todo lo que figuraba en él?
__Sí __No 9. ¿Intentaste hallar soluciones cualitativas y rápidas a muchos problemas, sin perder tiempo en el álgebra y los cálcu los?
__Sí __No 10. ¿Repasaste el programa de la asignatura y los pro blemas junto a compañeros de clase? ¿Os hicisteis preguntas los unos a los otros?
__Sí __No 11. Si hubo una clase de repaso antes del examen, ¿asististe a ella e hiciste preguntas acerca de cualquier cosa de la que no estuvieras seguro?
__Sí __No 12. ¿Has dormido razonablemente bien la noche antes del examen? (Si tu respuesta es no, tus respuestas de la 1 a la 11 podrían no tener importancia.)
__Sí __No TOTAL
LA TÉCNICA EMPIEZA-POR-LO-DIFÍCIL-SALTAA-LO-FÁCIL
La manera clásica en que los estudiantes aprenden a afrontar los exámenes de matemáticas y ciencias es tratar con los problemas más fáciles en primer lugar. Tienes la idea de que cuando hayas acabado los ejercicios relativamente simples podrás arreglártelas con los más difíciles.
Este enfoque les funciona a algunas personas, más que nada porque cualquier cosa le funciona a alguien. Pero, desgraciadamente, es inadecuado para la mayoría. Los problemas difíciles suelen necesitar mucho tiempo, por lo que te interesa empezar el examen por ellos. Los ejercicios complicados también reclaman a gritos las capacidades creativas del modo difuso. Pero para acceder al modo difuso, ¡es necesario que no estés concentrado en lo que tanto deseas resolver!
¿Qué hacer? ¿Primero los problemas fáciles? ¿O los difíciles?
La respuesta es empezar por los complicados, pero saltar rápidamente a los sencillos. Lo que quiero decir es lo siguiente:
Cuando te den el examen, primero echa un vistazo a todos los problemas para situarte. (Esto deberías hacerlo en todos los casos.) Intenta identificar el problema más difícil. Entonces, cuando empieces a trabajar en los problemas, comienza por el que parezca ser el más difícil. Pero mentalízate para dejarlo a la espera si en uno o dos minutos te atascas o tienes la sensación de que te podrías estar equivocando.
Esto tiene un efecto excepcionalmente útil. Al empezar por lo difícil, introduces el problema más complicado en la mente, y entonces desvías la atención de él. Ambas actividades pueden ayudar a que el modo difuso empiece su trabajo.
Si tu trabajo inicial en el primer problema difícil te ha descolocado, entonces pasa a un problema fácil, y termínalo o avánzalo tanto como puedas.
Luego pasa a otro ejercicio de aspecto complejo e intenta hacer algún progreso. Salta de nuevo a algo más sencillo tan pronto como tengas la sensación de estar liado o atascado.
Con mis estudiantes, hablo de la preocupación buena y de la preocupación mala. La positiva aporta motivación y concentración mientras que la negativa simplemente malgasta energía.
BOB BRADSHAW, , profesor de matemáticas,
Colegio universitario Ohlone
Cuando vuelvas a los problemas más difíciles, a menudo tendrás la satisfacción de ver que la continuación te parece más obvia. Quizá no seas capaz de llegar hasta el final inmediatemente, pero por lo menos puedes avanzar algo antes de pasar a algún otro ejercicio en el que puedas hacer progresos.
En cierto sentido, con esta manera de enfocar los exámenes, estás siendo como un chef eficiente. Mientras estás esperando que se fría un bistec, puedes cortar rápidamente unas rodajas de tomate, pasar al condimento para la sopa y después ocuparte de pelar cebollas. La técnica empiezapor-lo-difícil-salta-a-lo-fácil hace un uso más eficiente de tu cerebro al permitir que distintas partes de él trabajen simultáneamente en distintos pensamientos.3
El uso de esta técnica en los exámenes garantiza que por lo menos trabajarás un poco en cada problema. También es una valiosa herramienta para ayudarte a evitar el Einstellung, quedarte bloqueado en un enfoque erróneo, porque tienes la oportunidad de mirar los problemas desde perspectivas distintas en momentos diferentes. Todo ello es particularmente importante si tu profesor da puntos por problemas inacabados.
El único reto de este enfoque es que debes tener la autodisciplina necesaria para apartarte de un problema cuando te has quedado atascado uno o dos minutos en él. Para la mayoría de estudiantes, es fácil. Para otros, requiere disciplina y fuerza de voluntad. En cualquier caso, a estas alturas eres muy consciente de que en las mates y las ciencias una persistencia inoportuna puede provocar dificultades innecesarias.
Este podría ser el motivo por el que a los alumnos a veces les viene la solución a la cabeza justo cuando salen del examen. Cuando lo dejaron, su atención se desplazó, permitiendo que el modo difuso adquiriera la poca tracción que necesitaba para ponerse a trabajar y dar con la respuesta. Demasiado tarde, claro está.
A algunas personas les preocupa que empezar un problema y dejarlo apartado al poco rato pueda causar confusión durante el examen. No parece que eso sea un problema para la mayoría de la gente; después de todo, los chefs aprenden a conseguir que todos los platos de una cena salgan bien. Pero si todavía te preocupa que esta estrategia pueda no funcionar en tu caso, ponla a prueba en primer lugar con los problemas de los deberes.
Ten cuidado con algunos casos en los que empezar-porlo-difícil-saltar-a-lo-fácil podría no ser la técnica adecuada. Si el profesor solo da pocos puntos por un problema realmente difícil (a algunos profesores les gusta hacerlo así), quizá quieras concentrar tus esfuerzos en otros. Algunos sistemas informatizados de evaluación no pemiten volver atrás, de modo que tu mejor opción al afrontar una pregunta difícil es simplemente respirar hondo una o dos veces (asegúrate de sacar el aire, también) y hacerlo lo mejor que puedas. Y si no te has preparado bien para el examen, entonces tienes pocas opciones. Consigue tantos puntos individuales como puedas.
AFRONTA EL PÁNICO ANTES DE UN EXAMEN
A mis estudiantes les digo que afronten sus miedos. A menudo lo que más temes es no obtener las notas necesarias para empezar la carrera que has escogido. ¿Cómo puedes gestionar eso? Sencillo. Ten un plan B para una carrera alternativa. Una vez has trazado una opción para la peor contingencia, quedarás sorprendido al comprobar que el miedo empieza a remitir. Estudia a fondo hasta el día del examen y entonces relájate. Dite a ti mismo: «Bueno, a ver cuántas preguntas puedo acertar. Siempre puedo dedicarme a la otra carrera». Eso ayuda a liberar tensiones de modo que en realidad obtienes una mejor nota y estás más cerca de poder hacer la que escogiste en primer lugar.
TRACEY MAGRANN, profesora de Biología,
Saddleback College
POR QUÉ PUEDE SURGIR LA ANSIEDAD EN LOS EXÁMENES Y CÓMO AFRONTARLA
Si eres un examinando estresado, recuerda que bajo presión el cuerpo segrega sustancias químicas, como el cortisol. Ello puede provocar sudoración en las palmas de las manos, palpitaciones y un nudo en la garganta. Pero según las investigaciones, y esto resulta interesante, es cómo interpretas tú esos síntomas, el relato que te cuentas a ti mismo acerca de por qué estás estresado, lo que marca toda la diferencia. Si te replanteas tus pensamientos, y cambias «este examen me ha asustado» por «¡este examen me ha retado a sacar lo mejor de mí mismo!», tu rendimiento puede mejorar significativamente.4
Otro buen consejo para el pánico ante un examen es que desplaces momentáneamente la atención a tu respiración. Relaja tu estómago, pon la mano sobre él y respira hondo, despacio. Tu mano debería moverse hacia fuera, incluso cuando todo tu pecho se hincha como un globo.
Mediante este tipo de respiración profunda estás enviando oxígeno a áreas críticas de tu cerebro. Eso envía la señal de que todo va bien y te ayuda a calmarte. Pero no empieces a hacer esta respiración el día del examen. Si has practicado esta técnica durante las semanas anteriores —un minuto o dos de vez en cuando es todo lo que se necesita— podrás entrar de manera más sencilla en la pauta respiratoria durante el examen. (Recuerda, ¡el entrenamiento lleva a la permanencia!) Es particularmente importante entrar en dicha pauta de respiración más profunda durante los ansiosos momentos previos a entregar el examen. (Y sí, si estás interesado, hay docenas de aplicaciones para móvil que pueden prestarte ayuda.)
Otra técnica involucra la atención plena.5 En ella, aprendes a distinguir entre un pensamiento que surge de manera natural («la semana que viene tengo un examen importante») y una proyección emocional que puede pegarse a él («si suspendo el examen, quedaré fuera del programa, ¡y entonces no estoy seguro de lo que voy a hacer!»). Estos pensamientos pegajosos, según parece, son proyecciones que surgen como destellos del modo difuso. Aparentemente, incluso unas pocas semanas de simple práctica para aprender a resituar estos pensamientos y sentimientos como nada más que pegajosas proyecciones ayudan a calmar y tranquilizar la mente. Replantearte tu reacción ante tales pensamientos intrusivos funciona mucho mejor que simplemente intentar suprimirlos. Los estudiantes que dedicaron unas cuantas semanas a practicar con el enfoque de la atención plena rindieron más en sus exámenes, experimentando menos pensamientos que les distrajeran.
Ahora puedes ver por qué esperar hasta el final del examen para trabajar en las preguntas más difíciles puede provocar problemas. Justo cuando estás cada vez más estresado porque se te está acabando el tiempo, ¡también estás afrontando los ejercicios más duros! Mientras tus niveles de tensión aumentan, intentas prestar mucha atención, pensando que el modo concentrado resolverá tus problemas, pero claro, en vez de eso tu concentración impide que el modo difuso pueda empezar a funcionar.
¿El resultado? «Parálisis por análisis».6 La técnica «empezar-por-lo-difícil-saltar-a-lo-fácil» evita esto.
EXÁMENES DE MUESTRA Y «ADIVINACIÓN»
MÚLTIPLE... UNOS CUANTOS CONSEJOS
Cuando reparto exámenes de respuesta múltiple, a veces me encuentro con que los estudiantes no aciertan a captar plenamente qué está pidiendo el enunciado antes de lanzarse a leer las posibles respuestas. Yo les aconsejo que tapen las soluciones e intenten recordar la información para que primero puedan responder la pregunta por su cuenta.
Cuando mis alumnos se quejan de que el examen de muestra era muuucho más fácil que el de verdad, les pregunto: ¿Cuáles son las variables confusas que diferencian ambas situaciones? Cuando hiciste el examen de muestra, ¿estabas en casa relajado, con música puesta? ¿Colaborando con un compañero de clase? ¿Sin límite de tiempo? ¿Con el formulario y el material del curso a mano? Estas circunstancias no son exactamente parecidas a un aula llena con un reloj haciendo tictac. De hecho, a los que tienen ansiedad en los exámenes les animo a que se lleven su prueba de muestra a otra aula (una clase grande donde puedan entrar y quedarse en el fondo sin llamar la atención) e intenten contestarlo allí.
SUSAN SAJNA HEBERT, profesora de Psicología,
Universidad de Lakehead
REFLEXIONES FINALES SOBRE LOS EXÁMENES
El día antes de un examen (o exámenes), echa un rápido vistazo a los materiales de estudio para refrescarlos. Al día siguiente necesitarás la musculatura tanto del modo concentrado como del modo difuso, de modo que no te conviene estrujarte el cerebro. (No correrías una carrera de diez kilómetros el día antes de cubrir una maratón.) No te sientas culpable si parece que no eres capaz de trabajar muy en serio el día antes de un examen importante. Si te has preparado de forma correcta, dicha reacción es natural: te estás reservando subconscientemente para mantener tu energía mental.
Cuando te estés examinando, también deberías recordar que tu mente puede engañarte y hacerte creer que has hecho lo correcto, aunque no sea así. Eso significa que, siempre que sea posible, deberías parpadear, desplazar tu atención y luego volver a comprobar tus respuestas desde un punto de vista general, preguntándote: «¿Esto tiene realmente sentido?». A menudo hay más de una manera de resolver un problema, y comprobar tus respuestas desde una perspectiva diferente te da una oportunidad de oro para verificar lo que has hecho.
Si no hay otro modo de hacer las comprobaciones que volver a repasar tu argumentación, recuerda que pequeños errores como signos menos ausentes, números mal sumados y átomos olvidados han confundido incluso a los más avanzados estudiantes de matemáticas, ciencias e ingeniería. Haz todo lo que puedas para pillar esos errores. En las clases de ciencias, el hecho de que las unidades de medida encajen en ambos lados de cada ecuación puede darte una pista importante acerca de si has resuelto el problema correctamente.
El orden que sigues en los exámenes también es importante. Los estudiantes generalmente hacen los problemas desde el principio hasta el final. Parece ser que a veces, cuando estás haciendo las comprobaciones, empezar más hacia el final y volver hacia el principio puede dar al cerebro una perspectiva más fresca que te ayude a detectar los errores con mayor facilidad.
Nunca nada es completamente seguro. En ocasiones puede ocurrir que hayas estudiado mucho y los dioses de los exámenes simplemente no cooperen. Pero si te preparas bien, practicando y construyendo una buena biblioteca mental de técnicas para resolver problemas y afrontas los exámenes sensatamente, verás que la suerte estará cada vez más de tu lado.
EN RESUMEN
• No dormir lo suficiente la noche antes de un examen puede anular cualquier otra preparación previa.
• Examinarse es un asunto serio. Del mismo modo que los pilotos de combate y los médicos deben superar una serie de pruebas, rebasar las tuyas propias durante la preparación de los exámenes puede aumentar enormemente tus probabilidades de éxito.
• Estrategias contrarias a la intuición como la técnica empezar-por-lo-difícil-saltar-a-lo-fácil puede dar a tu cerebro la oportunidad de reflexionar acerca de los retos más complicados incluso mientras te estás concentrando en otros problemas más sencillos.
• El cuerpo segrega sustancias químicas cuando está bajo estrés. Tu manera de interpretar las reacciones corporales a dichas sustancias marca toda la diferencia. Si cambias tu planteamiento de «Este examen me ha asustado» a «¡Este examen me ha retado a sacar lo mejor de mí mismo!», eso ayuda a mejorar tu rendimiento.
• Si te entra el pánico durante un examen, desplaza tu atención momentáneamente a tu respiración. Relaja el estómago, pon la mano encima y respira lenta y profundamente. Tu mano debería moverse hacia fuera, y tu pecho debería hincharse como un globo.
• Tu mente puede engañarte, haciéndote creer que lo que has hecho es correcto, aunque no lo sea. Eso significa que, siempre que sea posible, deberías parpadear, desplazar la atención y luego repasar tus respuestas desde una perspectiva general, preguntándote:
«¿Esto tiene realmente sentido?».
PÁRATE A PENSAR
Cierra el libro y aparta la mirada. ¿Cuáles eran las ideas principales de este capítulo? ¿Qué nuevos conceptos te resultarán particularmente importantes para probarlos en relación con los exámenes?
POTENCIA TU APRENDIZAJE
1. ¿Cuál es el paso singularmente importante para la preparación de un examen? (Pista: sin él, nada de lo que hayas hecho para prepararte cuenta.)
2. Explica cómo determinarías si es el momento de obligarte a dejar por un rato un problema difícil en un examen donde estás usando la técnica de empezar-por-lo-difícil-saltar-a-lo-fácil.
3. Se ha sugerido una técnica de respiración profunda como ayuda ante sensaciones de pánico. ¿Por qué crees que la explicación ponía el énfasis en respirar de modo que se note en el vientre y no solo en el pecho?
4. ¿Por qué te podría interesar desplazar tu atención momentáneamente antes de repasar tus respuestas en un examen?
LA PSICÓLOGA SIAN BEILOCK NOS ALECCIONA SOBRE CÓMO EVITAR EL TEMIDO «BLOQUEO»
Sian Beilock es profesora de Psicología en la Universidad de Chicago. Es una destacada experta mundial en cómo reducir las sensaciones de pánico bajo situaciones de gran exigencia, y es autora del libro Choke: What the Secrets of the Brain Reveal about Getting it Right When You Have To [Bloqueo: lo que los secretos del cerebro revelan sobre acertar cuando necesitas hacerlo.] 7
«Los estudios y las situaciones muy exigentes pueden ponerte bajo mucho estrés. Sin embargo, un volumen creciente de investigaciones demuestra que algunas intervenciones psicológicas razonablemente sencillas pueden reducir tu ansiedad frente a los exámenes y aumentar tu aprendizaje en el aula. Esos controles no te enseñan contenido académico; están dirigidos a tus actitudes.
»Mi equipo de investigación ha descubierto que si escribes sobre tus pensamientos y sentimientos respecto a un examen inmediatamente antes de realizarlo, ello puede reducir el impacto negativo de la presión en el rendimiento. Pensamos que escribir ayuda a liberar la mente de pensamientos negativos, de modo que dichos pensamientos tengan menos probabilidades de aparecer y distraerte en el fragor de la batalla.
»El estrés menor de muchos autoexámenes a medida que vas dominando el material de estudio también puede prepararte para el estrés más intenso de las evaluaciones de verdad. Como has aprendido en este libro, examinarte a ti mismo mientras estás aprendiendo es una gran manera de consolidar la información en la mente, haciendo que sea más fácil encontrarla durante los apuros de una prueba decisiva.
»También es cierto que el monólogo interior negativo, es decir, pensamientos malos que surgen de tu propia mente, pueden afectar seriamente a tu rendimiento. O sea, que asegúrate de que lo que dices y piensas acerca de ti mismo cuando te estés preparando para los exámenes sea siempre positivo. Si es necesario, interrúmpete a ti mismo a medio pensamiento para evitar la negatividad, incluso si tienes la sensación de que te acechan dragones apocalípticos. Si das un problema por perdido, o incluso varios problemas, mantén el ánimo elevado y concéntrate en el siguiente ejercicio.
»Finalmente, una razón por la que a veces los estudiantes se bloquean en un examen es que se lanzan frenéticamente a resolver un problema antes de que hayan pensado realmente con qué se están enfrentando. Aprender a hacer una pausa de unos cuantos segundos antes de empezar o cuando tropiezas con un obstáculo puede ayudarte a ver el mejor camino hacia la solución: eso contribuye a evitar la sensación suprema de bloqueo, cuando te das cuenta repentinamente de que has perdido mucho tiempo siguiendo un callejón sin salida.
»Aprender a mantener tu estrés dentro de unos cauces es, sin duda, posible. Sorprendentemente, no te interesaría eliminar el estrés por completo, porque un poco de presión puede ayudarte a rendir según tu mejor nivel cuando eso es lo más importante.
»¡Buena suerte!».