Arquímedes y el sol (48)

Mejor que yo conocen a quien amo,

con más desprendimiento lo que yo odio,

mejor que yo conocen mi resumen,

sin espejo el rubor de mis pasiones

en la absoluta oscuridad del brillo

tanta memoria acumulando inventos,

la crueldad de la luz que no perdona

el detalle expectante de una cara,

el celo inerte sobre la esperanza,

la voz en la inflexión de cualquier música,

el sueño arrobador de los detalles,

las enumeraciones más ociosas

en colores del iris reflejados.

Me conocen, habrán de conocerme

a mí más que a los otros. No me veo

ni veré sino en mínimas fracciones,

yo, sólo yo, que en mis hábitos los llevo

naturalmente como si no fueran

un milagro aparentemente frágil

como el fuego que supo destruir

desde lejos las naves enemigas

con espejos, Arquímedes, y el sol.

48- En El grillo, Nº 4, marzo-abril de 1992.