NOTAS

 

 

 

 

[1] Barcia, Pedro Luis, Escritos dispersos de Rubén Darío (recogidos de periódicos de Buenos Aires), estudio preliminar, recopilación y notas, La Plata, Universidad Nacional de la Plata / Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, 1968-1977.

[2] En el Diccionario crítico etimológico castellano e hispánico de Joan Corominas y José A. Pascual, Madrid, Editorial Gredos, 5.a impresión, 2002, se lee: «PROSA, tomado del lat. pro- sa íd., propiamente femenino del adjetivo pro- rsus o pro- sus, -a, -um, “que anda en línea recta”. 1.A doc.: Berceo. En latín se oponen los adj. Pro(ve)rsus y versus: prorsa et vorsa oratio en Apuleyo. El primero designa el texto escrito seguido y sin interrupción, o sea “en prosa”. Si los antiguos poetas castellanos y en especial Berceo y J. Ruiz, toman prosa justamente por verso, no es por una extraña confusión sufrida por un vocablo culto, sino por una evolución cumplida a través del bajo latín. Ahí prosa valía “secuencia”, “prosa o verso”».

[3] Lorenz, Erika, Rubén Darío «bajo el divino imperio de la música», Managua, Academia Nicaragüense de la Lengua, 1960.

[4] Concha, Jaime, «El tema del alma en Rubén Darío», en Diez estudios sobre Rubén Darío, Santiago, Zig-Zag, 1967, pp. 49-71.

[5] Salinas, Pedro, La poesía de Rubén Darío: ensayo sobre el tema y los temas del poeta, Buenos Aires, Editorial Kraft, 1945.

[6] Mapes, Erwin, L’influence francaise dans l’oeuvre de Rubén Darío, París, Libraire Ancienne Honoré Champion, 1925.

[7] Darío, Rubén, «Historia de mis libros», La Nación, Buenos Aires, 1 de julio de 1913.

[8] Cuadra, Pablo Antonio, «Cantos de vida y esperanza, un libro que forjó un siglo», El Pez y la Serpiente [Managua], núm. 39, enero-febrero de 2001, p. 97.

[9] Darío, Rubén, Cartas desconocidas, introducción, selección y notas de Jorge Eduardo Arellano, Managua, Academia Nicaragüense de la Lengua, 2000, p. 321.

[10]  Darío, Rubén, «El idioma español», en El Porvenir de Nicaragua [Managua], núm. 17, 29 de abril de 1882.

[11]  Ibid.

[12] Ibid.

[13] Darío, Rubén, «La poesía castellana», en Poesías completas (11.a ed.), introducción y notas de Alfonso Méndez Plancarte […] Madrid, Aguilar, 1968, p. 287.

[14] Darío, Rubén, «El modernismo», La Nación, Buenos Aires, 29 de diciembre de 1899 y España contemporánea, París, Hermanos Garnier, 1901, p. 314.

[15] Arellano, Jorge Eduardo, Los raros: una lectura integral, Managua, Instituto Nicaragüense de Cultura, 1996, pp. 11-12.

[16] Darío, Rubén, Prólogos, recopilación, introducción y notas de José Jirón Terán, Managua, Academia Nicaragüense de la Lengua, 2003.

[17] Arellano, Jorge Eduardo, «Rubén Darío y su papel central en los modernismos de lengua española», en Fernando Cerezal (ed.), Modernismo y modernidad desde Nicaragua, Alcalá de Henares, Universidad de Alcalá, 2005, pp. 121-122 (capitulillo 7: «Las revistas del modernismo en España»).

[18] Darío, Rubén, Cartas desconocidas, op. cit., p. 173.

[19] Paz, Octavio, «El corazón de la poesía» (Novedades, 30 de agosto de 1943), citado por Alfonso García Morales en «El caracol y la sirena: una lectura surrealista de Rubén Darío», Anales de Literatura Hispanoamericana [Madrid], núm. 28, 1999, p. 604.

[20] Frase de 1911 citada por Ignacio Zuleta en La polémica modernista: el modernismo de mar a mar (1898-1907), Bogotá, Publicaciones del Instituto Caro y Cuervo, 1988, p. 21.

[21] Torres, Edelberto, La dramática vida de Rubén Darío, 4.a edición, corregida y ampliada, Barcelona, etc., Grijalbo, 1976, p. 330.

[22] Véase su muy conocido «Discurso al alimón sobre Rubén Darío» con Pablo Neruda [Buenos Aires, 1933], originalmente publicado en El Sol [Madrid], 30 de noviembre de 1934.

[23] Darío, Rubén, La caravana pasa, París, Garnier Hermanos, 1902, pp. 203-209 (Libro cuarto, II).

[24] Schmigalle, Günther, en la introducción a los libros cuarto y quinto de su esmeradísima edición de La caravana pasa (Managua, Academia Nicaragüense de la Lengua; Berlín, edition Tranvia, 2004, p. 17), establece que «La fuerza yanqui» forma parte de toda una serie de crónicas de Darío dirigidas contra el imperialismo estadounidense que abarcan: «Por el lado del Norte» (El Heraldo de Costa Rica, 15 de marzo de 1892; «El triunfo de Calibán» (El Tiempo, Buenos Aires, 20 de marzo de 1898); y entre otras, «Anti-diplomacia. Una nota de Mr. Knox» (La Nación, 1 de abril de 1910).

[25] Mosser, Gerald M. y Woodbridge, Hensley C., (comps.) Rubén Darío en El Cojo Ilustrado, Nueva York, Hispanic Institute, Columbia University, 1961-1964, p. 47.

[26] Alfonso Reyes, Obras completas, IV, México, Fondo de Cultura Económica, 1956, p. 320.

[27] Guillermo de Torre, Vigencia de Rubén Darío y otras páginas, Madrid, Ediciones Guadarrama, 1969, p. 50.

[28] Darío, Rubén, Historia de mis libros, Managua, Nueva Nicaragua, 1988, p. 86.

[29] Urtecho, José Coronel, «Carta a propósito del Estrecho dudoso», en Ernesto Cardenal, El estrecho dudoso, Managua, Ediciones Nicarao, 1991, p. 35.

[30] Yurkievich, Saúl, «Los placeres de la luz en el abismo», en Celebración del modernismo, Madrid, Tusquets, 1976, pp. 35-36.

[31] Fernández, Teodosio, Rubén Darío, Madrid, Historia 16 /Quórum, 1989, pp. 205-208.

[32] Darío, Rubén, «El cuerpo diplomático hispanoamericano», inserta por Noel Rivas Bravo en el apéndice de su edición anotada de España contemporánea (Darío, 1998: 441).

[33] Paz, Octavio, «El caracol y la sirena», en Juan Loveluck (comp.), Diez estudios sobre Rubén Darío, Santiago de Chile, Zig-Zag, 1967, p. 264.

[34] Darío, Rubén, «Cyrano en casa de Lope» (La Nación, 27 de febrero de 1899) y España contemporánea (Darío, 1998: 60).

[35] Salinas, Pedro, La poesía de Rubén Darío. Ensayo sobre el tema y los temas del poeta, Barcelona, Ediciones Península, 2005, p. 205.

[36] Citado por Yurkievich, Saúl, en «Los placeres de la luz en el abismo», Celebración del modernismo, op. cit., 1976, p. 36.

[37] Acereda, Alberto, Rubén Darío, poeta trágico / Una nueva visión, op. cit., p. 85.

[38] Pedraza Jiménez, Felipe B. (coord.), Manual de literatura hispanoamericana, Pamplona, Cénlit Ediciones, 1998, p. 243.

[39] Jiménez, Juan Ramón, Mi Rubén Darío (1900, 1956), reconstrucción, estudio, notas críticas de Antonio Sánchez Romeralo, Moguer, Fundación Juan Ramón Jiménez, 1990, p. 96.

[40] Ibid., p. 99.

[41] Ibid., p. 102.

[42] Ibid., p. 104.

[43] Ibid., p. 107.

[44] Ibid., p. 109.

[45] Ibid., p. 112.

[46] Ibid., p. 113.

[47] Ibid., p. 115.

[48] Ibid., p. 117.

[49] Ibid., p. 119.

[50] Ibid., p. 121.

[51] Seminario Archivo Rubén Darío, núm. 2488. No se trata de un presupuesto, sino de una factura. Dictino Álvarez la transcribió en su compilación Cartas a Rubén Darío (Epistolario inédito del poeta con sus amigos españoles), Madrid, Taurus, 1963, p. 125; y Luis Sáinz de Medrano lo ha reproducido facsimilarmente en Anales de Literatura Hispanoamericana, [Madrid], núm. 26-I, 1997, p. 93.

[52] Tarjeta postal enviada a Darío desde Madrid. Seminario Archivo Rubén Darío, núm. 1841.

[53] Ricardo Llopesa, «Un poema desconocido de Juan Ramón Jiménez a Rubén Darío», en Boletín de la Dirección General de Bibliotecas, Hemerotecas y Archivos [Managua], núm. 4, enero de 1995, pp. 39-40.

[54] Reproducida facsimilarmente en Belmás, Antonio Oliver, Este otro Rubén Darío, Barcelona, Editorial Aedos, 1960, pp. 160-161.

[55] Citada en Arellano, Jorge Eduardo, El sabio Debayle y su contribución a la ciencia médica en Centroamérica, Managua, Academia Nicaragüense de la Lengua, diciembre de 2000, p. 121.

[56] Ambos juicios citados por Torres Bodet, Jaime, Rubén Darío /Abismo y cima, México, Fondo de Cultura Económica, 1966, pp. 187-188.

[57] En Lozano, Carlos, La influencia de Rubén Darío en España, León, Editorial Universitaria, 1978, p. 96.

[58] Citado en Torres Bodet, Jaime, Rubén Darío /Abismo y cima, op. cit., p. 189.

[59] Véase el estudio de Mejía Sánchez, «Henríquez Ureña, crítico de Darío», en Cuestiones rubendarianas, Madrid, Revista de Occidente, 1970, pp. 35-52.

[60] Id.

[61] Eugenio Hortas, «Cantos de vida y esperanza. Rubén Darío», El Fígaro, año XXI, núm. 41, octubre de 1905.

[62] Oswaldo Bazil, «Rubén Darío y sus Cantos de vida y esperanza», en Listin Diario [Santo Domingo, República Dominicana], 30 de agosto de 1906.

[63] Transcrito por Rubén Darío en «Mariano de Cavia», Letras (París, Garnier Hermanos, 1911, pp. 210-211).

[64] En Sánchez, José Rogelio, Autores españoles e hispanoamericanos. Estudio crítico de sus obras principales, Madrid, Sucesores de Hernando, 1911, p. 750.

[65] Citado en Lozano, Carlos, op. cit., p. 108.

[66] Larbaud, Valery, «La influencia francesa en las literaturas de lengua castellana», Nuevo Mercurio [Madrid], abril de 1907, citado por Carlos Lozano, op. cit., p. 109.

[67] Sánchez, José Rogelio, Autores españoles e hispanoamericanos, op. cit., pp. 749-750.

[68] Idem., p. 752.

[69] Id., pp. 749, 751-752.

[70] Darío, Rubén, «Cantos de vida y esperanza», en Historia de mis libros, op. cit., pp. 84-85.

[71] Darío, Rubén, «Prefacio», en Cantos de vida y esperanza. Los cisnes y otros poemas, Madrid, Tipografía de la Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos, 1905, p. 3.

[72] Ibid., p. 5.

[73] Ibid., p. 4.

[74] Ghiano, Juan Carlos, «Prólogo», en Rubén Darío, Cantos de vida y esperanza, Buenos Aires, Centro Editor de América Latina, 1967.

[75] La Libertad, Madrid, 23 de agosto de 1921.

[76] De la Selva, Salomón, Evocación de Píndaro, San Salvador, Ministerio de Cultura, Departamento Editorial, 1957, pp. 57-58 («Primer canto: Recordación y defensa del cisne», 6, 8).

[77] La vida de Rubén Darío escrita por él mismo, Barcelona, Casa Editorial Maucci, 1915.

[78] Watland, Charles D., Poet-Errant: A Biography of Rubén Darío, Nueva York, Philosophical Library, 1965.

[79] Paz, Octavio, «El caracol y la sirena», en Cuadrivio, México, J. Mortiz, 1965, p. 31.

[80] Darío, Rubén, Tierras solares, Madrid, Biblioteca Nacional y Extranjera, Leonardo Williams, 1904, p. 205.

[81] Darío, Rubén, El viaje a Nicaragua e Intermezzo tropical, Madrid, Biblioteca El Ateneo, 1909, p. 16.

[82] La vida de Rubén Darío escrita por él mismo, op. cit., p. 41.

[83] París, Garnier Hermanos, Libreros-Editores, 1901.

[84] Jiménez, Juan Ramón, Mi Rubén Darío (1900-1956), reconstrucción, estudio y notas críticas de Antonio Sánchez Romeralo, Moguer, Fundación Juan Ramón Jiménez, 1900.

[85] Ibidem, p. 173.

[86] Véase Estrada Segalerva, José, Efemérides malagueñas, t. IV, Málaga, 1951, p. 321.

[87] Alma Española, 3 de enero de 1904, p. 8.

[88] Véase Pérez de Oliva, «Discurso de las potencias del alma, y del buen uso dellas», en el Diálogo de la dignidad del hombre (1546).

[89] Véase Sánchez Trigueros, «La literatura malagueña en los comienzos del siglo XX (Notas y testimonios sobre la poesía)», en Anuario, Centro Asociado UNED, Málaga, 1988, vol. II, pp. 21-39.

[90] Helios, febrero, núm. 11, 1904, pp. 140-141.

[91] Ibidem, pp. 197-198.

[92] Álvarez, Dictino, Cartas de Rubén Darío, Madrid, Taurus, 1963, p. 150.

[93] Alma Española, 7 de febrero de 1904.

[94] La Nación, 20 de marzo de 1904, con los títulos «Tierras solares. La tristeza andaluza. Un poeta».

[95] Helios, núm. XIII, 1904.

[96] Ibidem, núm. 12, 1904.

[97] En el artículo «Poesía andaluza. Cante hondo», publicado en La Nación, 27 de mayo de 1912.

[98] Jiménez, Juan Ramón, op. cit., p. 110.

[99] Véase carpeta 4 en el Seminario-Archivo Rubén Darío.

[100] Jiménez, Juan Ramón, op. cit., p. 111.

[101]  «Un poeta portugués en la India», en Darío, Rubén, Letras, París, Garnier hermanos, 1911, p. 81.

[102]  «El marqués D’Hervey de Saint-Denis», en Darío, Rubén, El mundo de los sueños, edición y notas de A. Rama, Nicaragua, Ministerio de Educación, 1992, p. 75.

[103] Calvo Serraller, Francisco, «La imagen romántica de España», en Cuadernos Hispanoamericanos, núm. 332, febrero de 1978, pp. 240-260.

[104] Navas Ruiz, R., «La revalorización romántica de la literatura española», en AA. VV., Imagen romántica de España, Madrid, Ministerio de Cultura, 1981, pp. 113-120.

[105] Sobre cómo una serie de acontecimientos históricos, entre los que hay que destacar la guerra de la Independencia, hicieron posible el surgimiento de este nuevo interés véase, entre otros, los trabajos de Calvo Serraller, Francisco, artículo citado y AA. VV., Del Támesis al Guadalquivir (Antología de viajeros ingleses en la Sevilla del siglo XIX), selección, traducción, introducción y notas de José Alberich, Sevilla, Universidad, 1976.

[106] Aunque todos los estudiosos de la imagen romántica de España señalan este aspecto, es Manuel Bernal Rodríguez quien se detiene a analizarlo más minuciosamente en su trabajo, «Tipologías literarias de la Andalucía romántica», en AA. VV., La imagen de Andalucía en los viajeros románticos y homenaje a Gerard Brenan, Málaga, Diputación Provincial, 1987, pp. 101-123. Véase también su Introducción a AA. VV., La Andalucía de los libros de viajes del siglo XIX, Barcelona, Biblioteca de la Cultura Andaluza, 1985.

[107] Gautier, Th., Viajes por España, Barcelona, Taifa, 1985, pp. 167-168.

[108]  Montesinos, J. F., Costumbrismo y novela. Ensayo sobre el redescubrimiento de la realidad española, Madrid, Castalia, 1960. Sobre este tema véase también el trabajo de Marco, Joaquín, «El costumbrismo español como reacción», en La imagen de Andalucía en los viajeros románticos…, op. cit., pp. 125-139.

[109]  Op. cit., p. 114.

[110] Esta fue una búsqueda constante en muchos de los viajes darianos, véase en este sentido el estudio de González, Aníbal sobre «El viaje a Nicaragua de Rubén Darío», en La crónica modernista hispanoamericana, op.cit., pp. 134-146.

[111] Edición, estudio y notas de Iris M. Zavala, Madrid, Alhambra, 1977, p. 142.

[112] Véase Martínez Ruiz, José (Azorín), Los Pueblos. La Andalucía trágica y otros artículos (1904-1905), edición de José María Valverde, Madrid, Castalia, 1987.

[113] Álvarez, Dictino, Cartas de Rubén Darío, Madrid, Taurus, 1963, p. 120. «Carta de Martínez Sierra a Darío», fechada en Madrid el 3 de septiembre de 1904.

[114] Ibidem, p. 123.

[115] Título que ya estaba sugerido en carta a Juan Ramón, fechada el 7 de mayo de 1904: «Muy querido poeta: Aquí me tiene usted de nuevo andante. De las tierras solares a las de bruma», en Mi Rubén Darío (1900-1956), reconstrucción, estudio, notas críticas de Antonio Sánchez Romeralo, Moguer, Ediciones de la Fundación, 1990, pp. 110-111.

[116] Ibidem, p. 111. Carta a Juan Ramón fechada en París el 1 de junio de 1904.

[117]  Ibidem. Carta fechada en Hamburgo el 7 de mayo de 1904.

[118]  Castelar, Madrid, B. Rodríguez Serra, 1899.

[119] París, Hermanos Garnier, 1901.

[120] Jiménez, Juan Ramón, op. cit., p. 108. Carta a Juan Ramón fechada en París el 15 de marzo de 1904.

[121] Ibidem, p. 112. Carta a Juan Ramón fechada en París el 15 de junio de 1904.

[122]  Álvarez, Dictino, op. cit., p. 123.

[123] Jirón, José, Bibliografía general de Rubén Darío, Managua, Publicaciones del Centenario de Rubén Darío, 1967, p. 6.

[124] Cabezas, Juan Antonio, Rubén Darío (Un poeta y una vida), Madrid, Ediciones Morata, 1944, pp. 16-17.

[125] Anónimo, «¡El papel vale más! (Notas bibliográficas): Tierras solares», Gedeón, 16 de diciembre de 1904, p. 8.

[126] Saavedra Molina, Julio, Bibliografía de Rubén Darío, Santiago de Chile, 1945, p. 42.

[127] «Revista literaria: La Biblioteca Nacional y Extranjera. Tierras solares por Rubén Darío», Madrid, 15 de mayo de 1905, p. 1.

[128] LVII, septiembre-octubre de 1905, pp. 630-633.

[129] Nombres como los de Platón, Plotino, Proclo, san Agustín, Paracelso, Nicolás de Cusa y Jakob Böhme marcan los hitos de la idea del lenguaje que alimentó el romanticismo alemán hasta desembocar en las poéticas francesas del siglo XIX, que tanto influyeron en Darío. Habría que destacar también la vía que conduce a los poetas de lengua inglesa mediante traducciones tempranas de Böhme a esa lengua, a partir del siglo XVII, en particular las de John Sparrow. (Recomiendo la lectura de Teresa Rocha Barco, Un apunte sobre la teoría del lenguaje: Böhme, Saint Martin y Kleuker [https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/58797.pdf].

[130] Rubén Darío dejó algunas referencias dispersas a su contacto con las doctrinas esotéricas. Por ejemplo, su interés por la masonería, a los catorce años de edad [La vida de Rubén Darío escrita por él mismo, Barcelona, Casa Editorial Maucci, 1915, p. X]. También detalló su afinidad con las ideas de su amigo Jorge Castro, quien fuera colaborador de la Revue des hautes études théosophiques y allegado a la baronesa Adelma de Vay, renombrada espiritista: al teósofo Alfred Percy Sinnet y al destacado ocultista Papus [Rubén Darío: «Jorge Castro Fernández, requiescat», en Obras completas, tomo II, Madrid, 1950-1953, pp. 884-885]. En el cuento de Darío «El caso de la señorita Amelia», el protagonista, doctor Z, hace alarde de sus amplios conocimientos esotéricos, lo que permite colegir algunas de las lecturas de Darío sobre el tema, ante el cual guardó siempre una distancia prudente y respetuosa. La parrafada irónica del doctor Z culmina, como el «Coloquio de los Centauros», con la proclamación del triunfo del terrible misterio de las cosas: «… yo os digo que no hemos visto los sabios ni un solo rayo de luz suprema, y que la inmensidad y la eternidad del misterio forman la única y pavorosa verdad».

[131] Walter Benjamin, «Sobre el lenguaje en general y sobre el lenguaje de los humanos», Para una crítica de la violencia y otros ensayos, Iluminaciones IV, Madrid, Taurus, 1991, pp. 59-74.

[132] Jacques Derrida, De la gramatología, México, Siglo XXI Editores, 1978, p. 20.

[133] Francisco Gavidia, «Primer Apéndice de Los Aeronautas (Sobre la versificación de Los Aeronautas)», Cultura, número extraordinario, homenaje a Francisco Gavidia, San Salvador, El Salvador, Ministerio de Cultura, 1965, p. 112.

[134] «Khiron», el extenso poema de Laconte de Lisle, también está escrito en dísticos alejandrinos, forma característica de la poesía francesa. Aparte del metro y la estructura dialógica (en el texto francés Quirón y Orfeo dialogan largamente), las semejanzas entre «Khiron» y el «Coloquio de los Centauros» son de poca monta.

[135] El carácter dialógico del poema no implica, sin embargo, una pluralidad de perspectivas filosóficas o ideológicas, pues los centauros de Darío se limitan a expresar ideas parciales que Quirón al punto corrige y complementa con la autoridad del iniciado.

[136] Platón, en el Timeo, habría sido el primero en sostener la existencia de un «alma del mundo». Aristóteles, en De anima, alude a que algunos pensadores creen que el alma está mezclada con el universo. Plotino, en la Eneada, sostiene que el universo tiene un alma única que lo compenetra todo y es la causa que mantiene unidas todas las cosas. El poeta estoico Manilo, en su poema Astronómica, afirma la existencia de un Spiritus Mundi. En la Edad Media, por influencia de Platón, algunos pensadores como Pedro Abelardo, Adelardo de Bath, san Agustín, san Basilio fueron, en mayor o menor medida, afines a la idea de un alma o espíritu del mundo, a pesar de la difícil conciliación de esta creencia con la tradición bíblica. En el Renacimiento Cornelio Agrippa, en De occulta philosophia, y Giordano Bruno, en varias de sus obras, afirmaron el anima mundi. Leibniz, quien no acepta la teoría de un alma universal, se refirió a ella en varias ocasiones, particularmente en un breve tratado titulado Considerations sur la doctrine d’un Esprit Universel Unique (1702). Schelling, en su tratado Von der Weltseele, reconoce la existencia de un principio organizador que hace del mundo un sistema y señala que quizás tal principio es lo que los antiguos querían significar con la expresión «alma del mundo» [Fernando Tola y Carmen Dragonetti, Filosofía de la India, Barcelona, Kairós, 2008, pp. 139-150].

[137] Sobre este problema resulta particularmente útil volver al libro iluminador de Jeanne Parain-Vial, Análisis estructurales e ideologías estructuralistas, Buenos Aires, Amorrortu Editores, 1969.

[138] Citaré la prosa de Darío por Obras completas, Madrid, Afrodisio Aguado, 5 tomos, 1950-1955; indico con romano el tomo y con arábigo, la página. PP alude a Prosas profanas y otras poemas, art. publicado en La Nación, Buenos Aires, 1 de julio de 1913, p. 7, en el que Darío hace sus estimaciones sobre el libro de 1896. Para la poesía: Poesías completas, Madrid, Aguilar, 1967; véase «Principales ediciones…»; abrevio PC, y número de página. Otras abreviaturas: Vida: La vida de Ruben Darío escrita por él mismo; CVE: Cantos de vida y esperanza.

[139] Véase «Rubén Darío en la Argentina», en mis Escritos dispersos de Rubén Darío. (Recogidos de periódicos de Buenos Aires). Estudio preliminar, recopilación y notas de Pedro Luis Barcia. «Advertencia» de Juan Carlos Ghiano. La Plata, UNLP, Inst. de Lit. Arg. e Iberoamericana, tomo I, 1968; el tomo II se publicó en 1977. Restó inédito el tomo III.

[140] Véase mi edición de Azul… edición, introducción y notas de Pedro Luis Barcia, Buenos Aires, Librería Huemul, 1975. La «Introducción» en pp. 7-37.

[141] Y el poema «Fresas de invierno», que descubrí y publiqué en mis Escritos dispersos, op. cit., t. L, p. 47.

[142] Véase Longo, José María, «Algo más sobre PP, de Rubén Darío», en El Centroamericano, León, Managua, Nicaragua, dom. 27 de marzo de 1966, p. 1.

[143] «Se fueron a la iglesia cantando rica prosa», Milagros, 302c; «Hacían muy gran fiesta con quirios y con prosa», Milagros, 697c. En otros textos medievales: «Mas estas bondades / han todos los abades: / leen bien sus glosas / e cantan quirios e prosas». Elena y María, vv. 374-377; en el Arcipreste de Hita: «Virgen, del cielo reína, / e del mundo melecina, / quiérasme oir, / que de tus gozos aína / escriva yo prosa dina, / por te servir», Libro de buen amor, 33. En fin, el mismo Darío, cuando imitó la lengua de Berceo en su poema de juventud «La poesía castellana» (1881), escribe: «Facía ya assaz clara, e assaz letrada prosa», o «facían dolce prosa a los prados olyentes» (PC, 258).

[144] Alude, por supuesto, al «Canto a Junín» de José Joaquín de Olmedo y a la silva «A la agricultura de la zona tórrida» de Andrés Bello.

[145] He rastreado las proyecciones en: Barcia, Pedro Luis, Rubén Darío entre el tango y el lunfardo, Managua, Nicaragua, 1997. Por ejemplo: «La novia ausente», de Guillermo Barbieri y Enrique Cadícamo: «Y tú me pedías / que te recitara / esta “Sonatina”/ que soñó Rubén»; o «La percanta está triste, qué tendrá la percanta», etc.

[146] Urquiza, Juan José, «Rubén Darío y Enrique García Velloso», en Boletín de la Academia Argentina de Letras, Buenos Aires, t. XXX, n.os 115-116, enero-junio de 1965, pp. 83-84.

[147] Darío, Rubén. Marcha triunfal (Martín García 1895-1995). Edición y estudio por Pedro Luis Barcia, Buenos Aires, Embajada de Nicaragua, 1995, pp. 15-48. Contiene la reproducción del ms. original y fijación de variantes.

[148] En el discurso pronunciado en el funeral cívico por Darío; recogido en Darío, Rubén, Páginas olvidadas, Buenos Aires, Ediciones Selectas América, Cuadernos Mensuales de Artes y Ciencias, año III, n.º 39, 1921, pp. I-VII.

[149] A estas posibilidades rímicas ya las había anticipado Darío en su poesía juvenil: tú: rendez-vouz, PC, 118; «Querido amigo Daniel: / soy el marino Simbad; / para mí navego bad, / para ti navego well», PC, 198; o esta más trabajada: «sin que de arte ninguno hubiera alcance / Publio Ovidio Nasón (q. e. p. d.)», PC, 334.

[150] Arturo Marasso en Rubén Darío y su creación poética, ha señalado muchas de estas proyecciones en la poesía dariana.

[151] Véase Barcia, Pedro Luis, Lugones y el ultraísmo, La Plata, UNLP, 1966; cap. «El ultraísmo argentino».

[152] En revista mural Prisma, n.º 2, sin firma.

[153] Supuesto que Darío se apoyara en modelo ajeno para este expediente ingenioso, también podría recordarse su bien cursado Berceo, que explaya un cultismo por medio de un vocablo sinónimo corriente: «Colgava delant ella un buen aventadero, / que en el seglar lenguaje dizenli moscader», Milagros, 321 ab.

[154] Borges, Jorge Luis, «Mensaje en honor de Rubén Darío», al II Congreso Latinoamericano de Escritores, recogido en Estudios sobre Rubén Darío, compilación y prólogo de Ernesto Mejía Sánchez, México, Fondo de Cultura Económica, 1968, p. 13.