Además de la contribución inestimable de Oprah Winfrey, que mencioné previamente, muchas otras personas me ayudaron a darle vida a este libro.
Grace Gedeon, amiga y colega compasiva y brillante, me abrió su corazón y me ofreció su tiempo, ayudándome a comprender cosas que sin su ayuda no hubiera comprendido respecto al infierno secreto de la adicción a la comida. Ella viajó por medio mundo para compartir su visión, y cualquier ayuda que este curso pueda brindar a los demás, no hubiera ocurrido sin la ayuda que ella me brindó. Espero haber escrito un libro digno de su enorme contribución.
Mi amiga y partera literaria, Andrea Cagan, con su inimitable forma de hablarle a mi fortaleza y a mi debilidad, me ayudó enormemente cuando tuve dificultades tratando de poner en papel mis ideas. Como siempre lo ha sido antes, fue un gran regalo para mí.
Le agradezco a Katherine Woodward Thomas por su visión y claridad respecto a su propia experiencia, profundizando aún más mi conocimiento sobre la vida secreta del comedor compulsivo.
Gracias a Kathy Freston, mi “inspiradora”, a quien me referí en la Lección 11. Su libro Quantum Wellness me ha ayudado, así como a innumerables personas, a comprender los principios espirituales que implican comer de forma sana.
Le agradezco a Reid Tracy por publicar este libro y permitirme el tiempo y el espacio para escribirlo de la mejor forma posible.
Le agradezco profundamente a Louise Hay y a Jill Kramer por hacer su trabajo de forma tan maravillosa, permitiéndome hacer el mío con mayor efectividad.
Muchas gracias a Christy Salinas, Amy Gingery, Jacqui Clark, Jeannie Liberati y Margarete Nielsen, por su enfoque excelente y refinado en el proceso de publicación.
A Shannon Littrell, mi profunda gratitud por el apoyo inspirador y siempre estimulante. Algunas personas son ángeles literarios, y tú eres uno.
Este libro ha sido una obra de amor, creado y asistido por muchas manos amorosas. Estoy profundamente agradecida con todas las personas que he mencionado anteriormente.