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DERRIBA EL MURO

Nunca fui adicta a la comida, pero por muchos años fui glotona compulsiva. Las dietas no funcionaban. Me dejaba morir de hambre, luego me daba un atracón, me dejaba morir de hambre, luego un atracón, en un ciclo constante de sacrificio y desenfreno. Odiaba muchas cosas respecto a esta situación, pero lo peor de todo era lo mucho que pensaba en la comida. Estaba obsesionada con ella. Los pensamientos relacionados con la comida apenas si abandonaban mi mente.

Y luego, como por milagro, desaparecieron de mi mente. Cuando comencé a estudiar Un curso de milagros, no estaba pensando conscientemente que mi peso fuera un área en donde yo deseara un milagro. Pero un día miré hacia abajo y no pude creer lo que vi, ni en la báscula ni en mi cuerpo. El sobrepeso sencillamente se había ido, y entonces comprendí el porqué. El peso había sido apenas una manifestación física de mi necesidad de mantener a la gente alejada de mí. Le temía a la gente y había construido un muro para protegerme. Al practicar el Curso, aprendí a extender mis manos hacia el otro lado del muro. Aprendí formas de reemplazar el miedo por amor. Le pedí a Dios que entrara en mi vida y arreglara todo. Y el muro desapareció.

Tu primera lección se enfoca en la siguiente visualización: la imagen del sobrepeso como un muro de ladrillo que llevas a cuestas. Este muro ha sido construido por tu mente subconsciente; su propósito es separarte de las demás personas y de la vida misma. Tu miedo ha construido este muro y el amor lo derrumbará.

Cuando miras de cerca, observas que cada ladrillo tiene algo escrito:

Vergüenza Injusticia
Ira Protección
Miedo Orgullo
Rencor Egoísmo
Juicio Envidia
Desdén Codicia
Responsabilidad Pereza
excesiva Separación
Presión Deshonestidad
Agotamiento Arrogancia
Agobio Inferioridad
Estrés Bochorno
Angustia Sacrificio

Permítete ahora leer esta lista de nuevo, muy lentamente. Con cada palabra, pregúntate si representa o no una idea, una realidad emocional o un defecto de carácter que tenga que ver contigo. Debes saber que la gran mayoría de las personas, si son verdaderamente honestas, dirían “sí”. (Incluso puedes añadir algunas palabras tuyas a la lista). Y con cada palabra, vete lentamente al corazón y permítete identificar las circunstancias o las situaciones en tu vida con las que te conecta esta palabra.

El peso que quieres perder se adhirió a tu conciencia antes de unirse a tu cuerpo. Tu cuerpo es sólo una pantalla en la que se proyecta la naturaleza de tus pensamientos. Una vez que el peso se elimina de tu conciencia, también se elimina de tu experiencia física. Al pedirle a Dios que elimine la causa, automáticamente eliminas el efecto.

El peso en tu mente, y por consiguiente en tu cuerpo, es el peso de tus propias sombras emocionales que todavía no han estado expuestas a la luz, ya sean sentimientos sin procesar, ideas negativas, actitudes basadas en el miedo o características de la personalidad. No son distintas a las sombras de otras personas.

Lo que sí es particular a tu situación es que, por la razón que sea, estos sentimientos o ideas han quedado congelados en tu interior y no han sido procesados de forma apropiada. En vez de sentirte triste, es decir, pasar por tu proceso de tristeza y luego superarla, es probable que por varias razones, tu tristeza se haya quedado estancada en tu mente. Y después se queda estancada en tu cuerpo. No consigues asimilar una experiencia y entonces dejarla ir. Emocional y mentalmente, así como físicamente, nuestro sistema debe procesar los desperdicios.

Las experiencias dolorosas no fueron hechas para perdurar. Fueron hechas para enseñarnos lo que deben enseñarnos, y más tarde disolverse en el dominio de la memoria de las cosas a las que les prestas muy poca atención o enfoque. Incluso la amargura de nuestro pasado puede transformarse en una aceptación pacífica. No obstante, si tu sistema psicológico de eliminación de desperdicios está descompuesto, intentas en tu subconsciente deshacerte de estas ideas y emociones, comiéndotelas. Si no puedo procesar mi tristeza, quizá me pueda comer mi tristeza. Si no puedo procesar mi ira, quizá me pueda comer mi ira.

En la ausencia de una válvula de salida para lo que podríamos considerar tu alcantarillado psicológico, tus ideas y emociones sin procesar se han incrustado, literalmente, en tu carne. Son la materialización de la energía densa y sin procesar que no tenía más adonde ir. Llevas tus cargas contigo, no solamente contigo, sino sobre ti. Este curso es un método para entregárselas a Dios.

No es que las demás personas no tengan emociones sin procesar; todos las tenemos: para algunos el dolor sin procesar se expresa consumiendo drogas o alcohol; para otros, a través de arranques emocionales; a otros más, en el sexo promiscuo y así por el estilo. La forma de disfunción no es particularmente relevante; lo que importa es que tratemos el sufrimiento subyacente que está sin procesar.

Para que tu sanación sea real y profunda, debes estar dispuesto a ser real y profundo con los temas que tratamos aquí. Nadie más tiene que saber lo que te es revelado, a menos que elijas compartir la información con un amigo en quien confíes. Esta jornada es sagrada, en ella recorres los secretos de tu corazón al lado de Dios.

Con esta lección, comenzarás a derribar el muro.

Existen solo dos categorías de pensamientos: de amor y de miedo; y la única forma de trascender el miedo es reemplazándolo con amor. Cuando identificas los pensamientos de miedo y se los entregas a la Mente Divina, el amor surge naturalmente. Cuando entregas los pensamientos que te llevan a comer en exceso, toman su lugar pensamientos que te inclinan a comer sano.

El miedo sin procesar abandonará entonces tu sistema, llevándose con el tiempo las libras de carne que ha producido. Al llevarlos a tu mente consciente y entregarlos a Dios, tu miedo, y luego tu peso en exceso, serán transformados y eliminados.

En el pasado, puede ser que simplemente hayas ignorado o eliminado los pensamientos, las emociones y los recuerdos que te causaron dolor. No obstante, al hacerlo detuviste un proceso natural en el cual esos pensamientos y emociones podían ser transformados. El dolor ahora se ha introducido en tu carne. Ahora recuerdas que tienes otra opción: puedes mirar el dolor, y luego liberarlo en Aquél en Cuyas manos se disolverá para siempre.

No es suficiente simplemente identificar tu dolor; debes entregarlo por completo para su sanación. Decir, por ejemplo: “Me siento muy abochornado ante esta o aquella situación”, no es una sanación por sí misma. Decir: “Querido Dios, me siento muy abochornado por esta situación. Por esta razón, coloco todo lo que ocurrió y todas mis emociones sobre ella en Tus manos. Por favor, ayúdame a ver de forma diferente”. Eso es sanación.

Lo que se coloca en el altar queda alterado; cuando entregas por completo una situación, tus ideas al respecto cambian. La Mente Divina acude ante tus ideas mundanas, desde un sistema de pensamientos más allá del tuyo propio, que está autorizado a llevarte de nuevo a la gracia y a la cordura. Puedes considerarlo como intercesión divina; este curso es un plan de lecciones en mentalidad milagrosa, aplicada a tus esfuerzos de perder peso. La Mente Divina derrumbará el muro que te rodea cuando observes cada ladrillo, reconozcas las ideas y sentimientos que han impregnado cada ladrillo con una fuerza tan adictiva, y los coloques en Sus manos. Entrégale lo que no deseas, y lo que no deseas desaparecerá.

Reconociendo lo que constituye el muro a tu alrededor, comienzas el proceso de desmantelarlo.

Regresa ahora a las palabras listadas al comienzo del capítulo que representan los ladrillos en tu muro. Por cada palabra, escribe en tu diario lo que es cierto para ti. No te afanes en este proceso. Sé tan detallado y minucioso como te sea posible, sintiéndote libre de regresar a ciertas palabras una vez que has pasado por ellas. Permítete observar y sentir, y terminarás por entender. Esta es una oportunidad muy importante de ver tu luz, si tienes el suficiente coraje para observar tu oscuridad.

Vergüenza: Me siento avergonzado de ________________________.

Quizá actuaste de forma insensata y te aferras a la idea de que las personas todavía lo recuerdan...

No lo dejes en tu inconsciente. Escríbelo todo.

Ira: Siento ira hacia ____________________________.

Quizá te sientes injustamente tratado y no has liberado todavía tu ira ante la maldad ajena. O quizá no te has perdonado por una conducta auto saboteadora del pasado que afecta tu vida actual...

No lo dejes en tu inconsciente. Escríbelo todo.

Miedo: Tengo miedo de ____________________________.

Quizá cargas un miedo secreto por la pérdida o la tragedia, y todavía no has aprendido a entregárselo a Dios...

No lo dejes en tu inconsciente. Escríbelo todo.

Rencor: No he perdonado a ____________________________ por ____________________________.

Quizá alguien traicionó tu corazón y no has podido perdonarlo todavía…

No lo dejes en tu inconsciente. Escríbelo todo.

Juicio: Juzgo a ____________________________ por ____________________________.

Quizá piensas que otras personas se conducen en formas en que no deberían, y piensas o te expresas de ellas en términos negativos...

No lo dejes en tu inconsciente. Escríbelo todo.

Desdén: Siento desdén hacia ____________________________.

Quizá hay personas que están en desacuerdo contigo y las desprecias por sus creencias y acciones…

No lo dejes en tu inconsciente. Escríbelo todo.

Responsabilidad excesiva: Soy responsable de ____________________________.

Quizá cargas el peso de creer que eres responsable de cosas que están fuera de tu control...

No lo dejes en tu inconsciente. Escríbelo todo.

Presión: Me siento muy presionado por ____________________________.

Quizá sientes que en casa, en el trabajo, en tu relación amorosa, como amigo, como empleado, o como padre, tienes más presión de la que puedes soportar...

No lo dejes en tu inconsciente. Escríbelo todo.

Agotamiento: Estoy agotado porque ____________________________.

Quizá te sientes física, mental y emocionalmente tan cansado que apenas si puedes lograr levantarte algunos días...

No lo dejes en tu inconsciente. Escríbelo todo.

Agobio: Me siento agobiado por ____________________________.

Quizá cargas un dolor en tu corazón que te pesa demasiado y te derrumba...

No lo dejes en tu inconsciente. Escríbelo todo.

Estrés: Estoy estresado por ____________________________.

Quizá las cuentas que debes, las responsabilidades que cargas, las necesidades de tu familia, las exigencias de tu trabajo y cosas por el estilo son una fuente constante de estrés...

No lo dejes en tu inconsciente. Escríbelo todo.

Angustia: Siento un peso en mi corazón debido a ____________________________.

Quizá alguien que amas está enfermo, te ha abandonado o ha muerto...

No lo dejes en tu inconsciente. Escríbelo todo.

Injusticia: No es justo que yo ____________________________.

Quizá te han menospreciado, ignorado, dejado a un lado o te han tratado injustamente. O quizá no puedes soportar la injusticia perpetuada contra los demás...

No lo dejes en tu inconsciente. Escríbelo todo.

Protección: Siento que necesito protección de ____________________________.

Quizá sientes que hay una persona o una condición que es una amenaza a tu bienestar, que te atemoriza...

No lo dejes en tu inconsciente. Escríbelo todo.

Orgullo: Me siento orgulloso cuando ____________________________.

Quizá careces de humildad cuando lidias con los demás, no los escuchas verdaderamente o no admites haber cometido un error...

No lo dejes en tu inconsciente. Escríbelo todo.

Egoísmo: Soy egoísta cuando ____________________________.

Quizá tomas lo que deseas en tu vida sin pensar en las necesidades de los demás...

No lo dejes en tu inconsciente. Escríbelo todo.

Envidia: Siento envidia cuando ____________________________.

Quizá atacas a los demás cuando temes su éxito, pues no has aprendido que las bendiciones de los demás y lo que ellos tienen es una forma de manifestar la misma abundancia en tu propia vida...

No lo dejes en tu inconsciente. Escríbelo todo.

Codicia: Siento codicia cuando ____________________________.

Quizá acumulas más de lo que necesitas en tu vida, sin considerar la moderación, el equilibrio ni las necesidades de los demás...

No lo dejes en tu inconsciente. Escríbelo todo.

Pereza: Soy perezoso cuando ____________________________.

Quizá no asumes la responsabilidad de generar energía en una forma positiva, vital y productiva...

No lo dejes en tu inconsciente. Escríbelo todo.

Separación: Me siento separado de ____________________________.

Quizá hay un amigo, familiar, organización o comunidad de la cual te has desconectado, dejando un dolor en tu corazón...

No lo dejes en tu inconsciente. Escríbelo todo.

Deshonestidad: Siento que no puedo ser honesto respecto a ____________________________.

Quizá cargas con un secreto, algo que sientes que no puedes decírselo de forma segura a nadie. Quizá es un secreto de culpabilidad, o simplemente algo por lo que temes ser juzgado…

No lo dejes en tu inconsciente. Escríbelo todo.

Arrogancia: Soy mejor que ____________________________.

Quizá piensas que eres más inteligente, mejor, más calificado o más valioso que alguien más... quizá sientes que tu sensibilidad te convierte en superior...

No lo dejes en tu inconsciente. Escríbelo todo.

Inferioridad: No me siento tan bueno como ____________________________.

Quizá sientes que otros son más inteligentes, mejores o más calificados, o más valiosos que tú... quizá sientes que tu peso te hace inferior...

No lo dejes en tu inconsciente. Escríbelo todo.

Bochorno: Me siento abochornado porque ____________________________.

Quizá has fallado en alguna forma frente a los demás... quizá tus asuntos respecto al peso han aumentado este bochorno... quizá tu cónyuge o tus hijos te han abochornado por tu apariencia...

No lo dejes en tu inconsciente. Escríbelo todo.

Sacrificio: He construido este muro para que los demás no me odien por mi belleza y mi éxito, y por parecer que lo tengo todo ____________________________.

Quizá has elegido subconscientemente el sobrepeso como una concesión para obtener la aprobación de los demás, como si por el hecho de tener una cosa que te ocasione dolor tu vida no sería perfecta y así no los ofenderías...

No lo dejes en tu inconsciente. Escríbelo todo.

Reflexión y oración

Cierra tus ojos, visualízate sobre una luz dorada.

Mira toda la carne que consideras exceso de peso como un muro que llevas a cuestas. Observa de cerca el muro, date cuenta que está construido de tu propio sufrimiento y dolor.

Ahora pídele a Dios que camine contigo hacia el muro. Juntos, entre los dos, comiencen a quitar cada ladrillo, uno por uno, terminando por desmantelar el muro. Explícale lo que cada ladrillo significa para ti, y luego observa cómo cada vez que Él lo toca, se derrumba.

No te apresures ante esta visión; más bien, sostenla tanto como puedas, el espíritu iluminará tu entendimiento y te dará permiso para sentir el dolor que has negado por tanto tiempo. Y el dolor comenzará a partir...

Querido Dios:

Por favor elimina el muro que he construido a mi alrededor.

Lo he construido tan fuerte, querido Dios,

que ahora no puedo derrumbarlo.

Te lo entrego:

cada pensamiento de separación,

cada emoción de miedo,

cada pensamiento de rencor.

Por favor, querido Dios,

quítame esta carga

para siempre.

Amén

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