img

TÚ DELGADO, TE PRESENTO A TÚ NO DELGADO

La lección de hoy trata de llegar a conocer y a amar esa parte tuya que come en exceso.

Son partes tuyas de la misma forma que el color azul tiene tonalidades. Hay azul pastel: mezcla de azul con blanco. Azul oscuro: mezcla de azul con negro. Azul púrpura: mezcla de azul con rojo. Todos son azules, no obstante, son diferentes gamas de un color. Lo que tienen en común es el azul mismo.

Igualmente ocurre contigo. Al igual que todos, eres un ser multidimensional. Hay muchas facetas en ti, todas viven juntas en tu psiquis. Éstas diferentes “partes” de tu ser, conforman un mosaico que constituye la totalidad de lo que eres.

Está la parte tuya en donde tu identidad básica está mezclada con un corazón sano y una alta autoestima, es cuando estás feliz, sano y te sientes exitoso. También está la parte tuya en donde tu identidad básica está mezclada con traumas y baja autoestima; es cuando te sientes neurótico, compulsivo, adicto y así por el estilo. Lo que todas las partes tienen en común es que son tú, manifestándote en muchas formas diferentes dependiendo de una variedad de factores y experiencias a lo largo de tu vida.

Puedes expresarte de forma hermosa, serena y amorosa en un aspecto de tu personalidad; y por el contrario, de forma malvada, frenética y temerosa en otra. Todo el mundo es una mezcla de características, pocas personas son completamente perfectas o totalmente imperfectas. No obstante, esos lugares en donde eres imperfecto no es en donde eres malo; simplemente es en donde estás herido. Y lo que te hiere, de una manera u otra, es el miedo mismo.

Para el glotón compulsivo, la comida es un área donde el espíritu del miedo ha infectado su sistema nervioso en un área en particular, como un virus en una computadora biológica que cambia todas las programaciones y ocasiona un mal funcionamiento. En otros aspectos de tu vida, puedes ser competente, feliz y exitoso. Pero cuando se trata de la comida —ingrediente fundamental de una vida sana— es como si se te hubieran cruzado los cables en tu cerebro. Lo que es perjudicial puede lucir bueno; lo que es bueno puede parecer aburrido. Cuando el cerebro te informa que algo que en realidad es perjudicial te produce alivio, o el apetito físico ansía lo que el cuerpo sabe que no quiere, produce una confusión de señales tan profunda que la mente racional por sí misma no puede resolverlo.

Nuestra lección de hoy trata de la transformación milagrosa de cierta parte tuya; no a través de la negación, sino de la aceptación. La lección de hoy trata de aprender a amar esa parte tuya que no es delgada, puesto que no es nada más que producto del miedo; y el miedo, siendo la ausencia de amor, es un llamado de amor. Una parte tuya que es una manifestación de miedo no puede ser transformada a través del miedo. Los milagros solo surgen en el espíritu del amor. La forma de transformar un mal funcionamiento es tratarlo de forma funcional. Y tu única función verdadera es amar.

Cuando te entregas por completo al espíritu del amor, cuando permites que la Mente Divina entre en las cámaras más profundas de tu corazón, cuando abres tus ojos a la oscuridad en tu interior y sales finalmente a la luz, el miedo se disuelve. Y cuando el espíritu del miedo se disuelve en tu conciencia, el amor te sana, en cuerpo y alma.

Tú eres tú, ya sea que comas de manera sensata o comas en exceso. Pero cuando comes de manera sensata, estás expresando amor hacia ti mismo. Cuando comes en exceso, estás expresando miedo. El amor disuelve el miedo al igual que la luz disuelve la oscuridad. Las células de grasa se disolverán permanentemente una vez que se disuelvan a través del poder del amor.

Cualquier reacción ante tu ser no delgado que esté basada en el miedo, solo mantiene en su lugar el exceso de peso. Si el milagro que buscas es perder el exceso de peso, entonces tu liberación consiste en aprender a amar todos los aspectos de tu ser: incluso ése.

Por muy ilógico que suene, es cuando aprendes a amar a tu ser no delgado que provocas que desaparezca este aspecto de ti mismo. Esa parte tuya no pidió estar aquí; no se siente cómoda aquí, fue invocada, y fue invocada por ti. Cuando conviertes esa parte tuya en tu aliada en vez de tu enemiga, desaparece ante la luz de tu verdadero ser. Ella es, hablando muy literalmente, una manifestación de un fantasma, un simple pensamiento retorcido al que le dio forma tu mente subconsciente. Pero ante el amor, o ante la realidad máxima, todo eso es nada.

¿Nada…? ¿Cómo puede ser eso? ¿Cómo puede este problema ser nada? Y es aquí donde yace el secreto de los milagros: el miedo no es nada ante el poder de Dios. El amor es la realidad máxima porque es divino; el miedo a fin de cuentas es irreal porque no lo es. En la presencia del amor de Dios, las ilusiones desaparecen.

El ojo físico percibe solo la realidad física, y la realidad física no es más que un sueño de la mente mortal. Tu ojo espiritual extiende tu percepción a la realidad espiritual más allá del mundo material. Y tienes el poder de atraer lo que ves más allá de este mundo. Al aprender a ver tu ser perfecto —sabiendo que existe porque existe en la mente de Dios— tu mundo mortal llegará a reflejarlo. Desarrollar tu ojo espiritual es la clave de tu transformación, porque al llenar tus ojos de luz, la oscuridad desaparece.

Tu problema puede manifestarse en el plano del cuerpo, pero se resolverá en el plano del espíritu. Aprender a pensar en tu problema en términos espirituales te llevará a su solución, porque liberará el poder de tu espíritu para trabajar en tu beneficio. Cuando aprendes a alinear tu mentalidad con la verdad espiritual, entras a una dimensión en donde solamente el amor puede tocarte. El miedo se convierte en inoperante y tu compulsión desaparece.

Por muy poderosa que parezca tu compulsión de comer en exceso, es impotente ante el poder de la divinidad. Las energías y las experiencias que te llevaron al desarrollo de tu relación disfuncional con la comida no son nada ante la voluntad de Dios. Cuando reclamas la totalidad de lo que verdaderamente eres, lo que realmente no es, simplemente se evapora.

La lección de hoy trata acerca de sanar la relación entre esa parte tuya que come de manera sensata, y la parte tuya que come de forma disfuncional. No son dos seres separados, sino más bien dos aspectos de una mente. No pueden separarse a la fuerza, solamente a través del amor.

Estas dos facetas tuyas se manifiestan como Tú Delgado y Tú No Delgado. Son diferentes energética y físicamente. Tú Delgado es hermoso, digamos según el estilo del siglo XXI, y por consiguiente tu mente consciente desea habitarlo. Tú No Delgado también es hermoso, no obstante, según un estilo antiguo. No hay nada inherente u objetivamente poco atractivo respecto a Tú No Delgado, y es importante que comprendas esto. No es que sea feo, simplemente eres tú con una capa, y preferirías quitarte esa capa.

Juzgar un aspecto tuyo como feo es abusar de ti mismo, en consecuencia, podrías responder ante tu dolor... digamos... comiendo algo. Obviamente, este conflicto te mantiene en un patrón crónico de odio hacia ti mismo y auto sabotaje que a veces mantienes bajo control, pero nunca llegas a sanar por completo. Tu deseo es quitarte la capa, no aumentarla.

El propósito de esta lección es apoyarte para que reconcilies tu relación con Tú No Delgado. No es tu enemigo; es una parte sin integrar de tu ser. Es un aspecto tuyo que exige ser visto y escuchado. Solamente cuando aprendes a amar esa parte, obtienes el poder para calmarla. “Pensé que si me ponía esta capa, sería lo suficientemente grande como para conseguir tu atención”. Y debes admitirlo, lo ha logrado.

Es comprensible que te sientas ambivalente respecto a desarrollar una relación consciente con Tú No Delgado, pues temes que al honrarlo, le otorgues permiso de quedarse. Tu inclinación natural puede ser pensar que al aceptarlo fortaleces su presencia: ¿Cómo puede ser útil acercarse a algo que uno espera que se vaya? No obstante, solo aceptando esa parte, harás que se sienta impulsada a dejarte.

Es cierto que suena extraño que debamos honrar una parte de nosotros que no deseamos, pero Tú No Delgado no se irá hasta que lo escuches. No deseas su manifestación física, pero deseas escuchar el mensaje que lleva consigo. Simplemente desea que lo escuches para poder irse. Una vez que esa parte es aceptada como la parte tuya que has convertido en hábito repudiarla, se disolverá en la nada de donde provino. No te dejará hasta que no te ames. Por completo. Incluyéndola. Punto.

¿Ama más un padre a un hijo problemático que a uno que no lo es? Al aceptar a Tú No Delgado, no estás aceptando su peso; simplemente estás aceptando esa parte tuya. Y al aceptarla, estás aceptando la totalidad de tu ser. Como un aspecto de ti mismo, Tú No Delgado ansía más que nada ser congruente con cada parte tuya. Cuando es aceptado por lo que es, se convierte en lo que verdaderamente es. Emergerá en la estructura de tu ser altamente funcional, el cual, entre otras cosas, reside en tu cuerpo físico en su peso ideal.

Parte de tu conflicto interno es que mientras tu mente consciente siente cierto desprecio hacia Tú No Delgado, tu mente subconsciente se siente muy a gusto con él. A un nivel subconsciente, puede ser que te sientas más a gusto con un cuerpo más grande. Hay algo que te permites cuando te estás manifestando como Tú No Delgado. En algunos momentos, esa parte tuya se siente como que es más “real”. Conscientemente, sientes como que Tú Delgado es el tú real, mientras que Tú No Delgado es el impostor, pero subconscientemente, sientes que el Tú No Delgado es el real y el Tú Delgado es el impostor.

Lo que todos anhelamos experimentar es amor, y has llegado a experimentar el hecho de comer como un acto de amor hacia ti, aunque comas de forma irracional. Incluso cuando comes en exceso —un acto que en el fondo sabes que no es verdaderamente una expresión de amor hacia ti, dado su carácter inherentemente autodestructivo— te sientes nutrido emocionalmente aunque sea por solo un momento. Un esfuerzo subconsciente de amarte a ti mismo se convierte en un acto de odio hacia ti mismo. A medida que te transformas aprendiendo a alimentarte de amor por el mismo amor, dejarás de buscar en la comida lo que no puede alimentarte.

Aprenderás nuevos hábitos. Cuando estés a punto de poner algo en tu boca que sabes que no es sano, ya sea en cantidad o calidad, te amarás demasiado para seguir haciéndolo: te detendrás, respirarás profundo y sentirás a cambio el amor entrar en tu boca. El amor viajará a través de tu garganta y entrará en cada célula de tu ser, sanando tu cuerpo y regresándolo a su orden perfecto y divino. Este proceso reducirá tu estómago construyendo y reparando tu sistema de apetitos físicos.

Hoy comenzarás una nueva relación con una parte tuya que habías mantenido alejada de tu corazón. Pues al mantenerla alejada de tu corazón, la has mantenido en tu cuerpo. Hasta que no hagas esto, seguirás con lo que años de hábitos te han enseñado a hacer ante la presencia de un conflicto: buscar comida, así como otra persona buscaría una bebida alcohólica o una droga.

Tu dolor se agrava ante el hecho de que otras adicciones pueden mantenerse secretas, por lo menos durante un periodo de tiempo. La tuya no se puede, lo cual incrementa el desprecio que sientes hacia ti mismo, lo cual incrementa tu conflicto, lo cual incrementa tu impulso de comer, lo cual incrementa tu peso, lo cual incrementa tu sufrimiento… hasta que Dios entra en juego.

Esta lección establece una conexión honorable y digna con un aspecto tuyo en particular, Tú No Delgado, basada no en disgusto si no en aprecio. A medida que construyes esta relación reintegrando un aspecto tuyo que claramente no puede ser negado, recuperas tu autoridad igual que tu propia soberanía. No puedes entender lo que no amas. Y no puedes negociar con lo que no entiendes.

Aprender a amar a Tú No Delgado, llevándolo de regreso a tu círculo de la compasión, recupera el dominio de tu vida. El amor armonizará tu reino interno. Este aspecto tuyo solamente luce así de grande porque siente que no le estás prestando atención y está intentando decirte algo. No desaparecerá hasta que sea aceptado por lo que es. Una vez que es aceptado de nuevo en tu corazón, responderá automáticamente a tu deseo de manifestarse de forma diferente.

Metafísicamente, esto se denomina cambio de forma. Tu meta no es sacarlo sino dejarlo entrar. En este punto, al haber sido reintegrado físicamente en tu espíritu, ya no tendrá necesidad en absoluto de manifestarse físicamente.

Reflexión y oración

Si estás enojado con alguien, es muy difícil decir tan solo: “Te amo, te amo”, y ya, todo queda perdonado. Algunas veces tienes que expresar tu enojo con la persona antes de poder perdonarla. ¿Cómo puedes llegar a amar a Tú No Delgado cuando en alguna parte de tu corazón probablemente lo odias?

Un curso de milagros dice que los milagros nacen de la comunicación total entregada y recibida. No tiene sentido pretender que es fácil amar a Tú No Delgado, teniendo en cuenta todo el dolor, la vergüenza, la fatiga y el odio hacia ti mismo que te ha causado. Puedes entender intelectualmente que esa parte es una manifestación de tu mente, pero eso solo no hace que se vaya.

Lo que vas hacer es iniciar un diálogo con Tú No Delgado basado en la honestidad y la transparencia. Una parte tuya se ha disociado de otra parte tuya. Esta disociación ha producido una profunda disfunción, pues una parte tuya actúa en contra de los intereses de la otra. Es hora de integrar esas diferentes partes, con el fin de terminar una batalla que se ha estado librando en tu interior. Es hora de escribir un par de cartas. Es hora de comenzar las negociaciones de paz.

Una vez que le has pedido a la Mente Divina que guíe tu proceso, entras en un espacio de relajación. Ahora con tu ojo interno, observa a Tú No Delgado de pie, frente a ti. Comienza un diálogo con él. Abre tu corazón y permite que se desarrolle un proceso de comunicación entre esos dos aspectos de tu ser.

Tu labor consiste en compartir tu verdad... de expresarle a Tú No Delgado cómo te sientes realmente..., cómo sientes que él ha arruinado tu felicidad..., incluso lo mucho que lo odias, si es el caso. Incluye frases como: “Te odio, quiero que salgas de mi vida”. Esta carta solo es para tus ojos, pero es importante que la escribas. No estás escribiendo estas cosas con el fin de atacar a Tú No Delgado, sino simplemente para comunicarte con él..., para comenzar un diálogo que permita que abandones las ideas que ya están ahí, pero que al haber sido inexploradas permanecen como toxinas en tu sistema.

Aunque el punto no es odiar a Tú No Delgado, no puedes llegar a amarlo sin primero reconocer lo que se interpone entre los dos. Una vez que le has expresado tu verdad a Tú No Delgado y le has permitido que responda, aprenderás una verdad muy importante: esa parte tuya no representa tus ansias de comida; representa tus ansias de amor.

Igual que cuando escribiste los asuntos referentes a los ladrillos del muro, aquí tampoco debes apresurar este proceso ni dejar nada fuera. Expresa la verdad, toda la verdad, y nada más que la verdad.

A continuación, encontramos una carta de cómo una mujer llamada Beatriz se comunicó con su parte no delgada:

Querido trasero gordo:

Yo sé que tus protuberancias y tus masas son apenas un recordatorio de las ubicaciones de dónde has estado, de las cosas que en el pasado estuvieron fuera de tu control. Recuerdos de la época en que le ocurrían cosas malas a las niñas. Todo este tipo de cosas. La historia. Los eventos. Pero ahora, tú eres el Evento. Gordita: él ya no tiene control sobre lo que te ocurre a ti. La pizza con doble queso y los nachos ya no son el enfoque. Tú estás aquí. Puedes celebrar la fiereza que nació conmigo, Tú Delgada, hace mucho tiempo, cuando te le enfrentaste y le escupiste en su cara. Con sostenes bonitos y que te levantan el busto, el milagro de una minifalda que lleva colgada en tu armario desde 1992, con los paseos en bicicleta y las excursiones en las montañas y los largos ratos nadando en el mar. No yendo cada hora al refrigerador para ver lo que podía contentar a la Tú Gordita en medio de la noche; él ya no vendrá a buscarte. Hace muchos años que te aseguraste de eso. Lo logramos juntas.

¡Deja el tenedor y comienza la batalla!

¡Deja la hamburguesa con queso y vete de paseo por el precioso Hollywood! Camina por sus calles y escucha tu música, deja que Bob Dylan te diga cómo son las cosas, ¡escucha a Bono y mira cómo se reducen tus caderas! ¡Aquí estoy! ¡Te estoy esperando! Gordita, este asunto ya me está molestando. Las llantas pertenecen a tu carro, no a tu cintura. ¿Cómo puede tu espíritu sentirse digno si te sobran más de 20 kilos? ¿Cómo puedes bailar con ritmo si no soportas más de dos horas en zapatos de tacones?

No estoy enojada contigo. Solo estoy impaciente. Quiero que lleves una vida plena, sin tener que disculparte, con la cabeza en alto y con una sola barbilla. La guerrera que has buscado por tanto tiempo está aquí mismo, en tu interior. Yo soy ella. Yo soy tú. Déjame tomar el mando. Yo soy más fuerte de lo que él jamás fue. Y soy más fuerte que tú.

Dile “sí” a los veranos en bikini y a una vida larga y radiante.

Dile “no” a la pasta y a los pasteles. O, quizá... solo toma un bocado.

Con amor, hoy y siempre, gorda o talla 2, ¡pero reacciona ya!

Beatriz, la cabrona delgada

Una vez que termines tu carta a Tú No Delgado, permite que te escriba de vuelta. Permítele que te diga lo que esa parte desea decirte. Tu mente subconsciente te estará entregando el mensaje que necesitas escuchar y las imágenes que debes ver. Escucha profundamente y escribe lo que sientes que es su verdad. Está ahí.

Beatriz continúa:

Querida Flaca:

Vete a la mismísima m…

Mira, hermana, no es fácil. Es una proeza diaria tratar de meter 90 kilos en unos jeans que apenas cierran. Yo sé las respuestas. Y me está costando mucho trabajo, ¿entiendes? Sé que en realidad no soy un elefante. Sin este horrible millón de kilos en exceso, producto de la tristeza y el miedo, todos acumulados sin miramientos en mi trasero, mis muslos y mi barriga, en realidad, soy una yogui acróbata. Una flor de loto suspendida a un metro del piso haciendo piruetas, mientras al mismo tiempo logró lidiar con las cuentas, las compras del supermercado, las cuotas del carro y la vida.

Lo que ocurre es que en este momento soy una yogui muy robusta, atascada en el Planeta Tierra, en zapatos planos. Las maromas son solo un sueño distante. Pero... te escucho. Yo sé que él ya se ha ido. Solamente me está tomando un minuto (desde hace 30 años) entenderlo por completo, saber que su rostro no es el rostro de cada hombre que conozco, que no necesito recrearlo, que una vez fue (más que) suficiente.

Esta celulitis es mi barrera de protección, mi escudo invisible, mi póliza de seguros. Trasero gordo = no me pueden herir. No poder ponerme un hermoso vestido y bailar como una reina, significa que ningún imbécil tendrá la oportunidad de involucrarse con este bello desastre y causar otro huracán, otro tornado, otra erupción volcánica.

Sola en mi cama con Luda, el perro más fantástico que haya existido + una pizza grande con salchicha y queso extra = todo tranquilo. Hermosa y sexy significa vulnerable ante el dolor de ser herida.

Óyeme, delgada superhéroe. Dame un minuto. Ahí voy. Ya encontré un estudio de yoga y hay aguacates en el refrigerador. El sol está brillando hoy y tengo cosas que hacer. Estoy soñando con hacer cien abdominales y con esa hermosa camiseta de tirantes con flores.

Cuenta conmigo, ¿sí?

Caray, eres una patada en el gigantesco trasero.

Pero te amo por estar siempre conmigo y dentro de mí.

En solidaridad de espíritu y no de la circunferencia de mis muslos,

Tu Gorda

No subestimes el poder de escribir estas cartas. Construir esta relación entre Tú No Delgado y Tú Delgado es el comienzo de la reconciliación con una parte tuya que está de este lado y no del otro lado de las puertas de tu castillo.

Querido Dios:

Por favor, perdóname

si he dejado de amar

cada parte de tu creación.

Abre mis ojos para que pueda ver,

ablanda mi corazón para que pueda amar,

abre mi mente para que pueda comprender

cada aspecto de mi ser.

Sana mi relación

con todo mi ser,

para que deje de sufrir

tanta violencia hacia mí mismo.

Por favor ayúdame, porque yo solo no puedo ganar esta batalla.

Por favor, sácame del campo de batalla

y llévame a la paz que yace más allá.

Gracias, Señor.

Amén

img