Tienes un par de ojos físicos y un par de ojos espirituales. Con tus ojos físicos ves el mundo material, pero la vida es mucho más que el mundo material.
Con tus ojos espirituales, ves más allá de las apariencias. Ves el dominio de las posibilidades divinas, y cuando ves una nueva posibilidad, la invocas. En vez de permitir que las apariencias determinen lo que pienses que es real, puedes decidir que lo que tú piensas es real; al hacer esto, causas un cambio en lo que ves.
Una vez que ves lo que realmente eres, permites que surja tu ser real.
Esto no es teoría ni teología. No son símbolos, metáforas ni fantasías ilusorias. Esta lección será tan real en tu experiencia según tú elijas que lo sea, y en la medida que es real para ti, sus efectos serán reales en tu vida.
Tu ser real no es gordo ni delgado. Tu ser real no es un cuerpo en absoluto, sino más bien un espíritu..., una energía..., una idea en la Mente de Dios. Tu ser real es un ser de luz, por consiguiente, no tiene densidad material. Mientras te alineas cada vez más y más con esta verdad de tu ser, esta realidad suprema impregnará todos los aspectos de tu vida. Cuanto más te identifiques con la luz de tu ser, más liviano te sentirás. Materializará un cuerpo más ligero, cuando tengas una mente más llena de luz.
El miedo te hace sentirte más pesado literalmente, pero el amor te aligera. Cualquier tema, energía, circunstancia, idea, emoción, interpretación, perspectiva, meta, sustancia o relación que fomente miedo en ti es algo que te activa la compulsión, pues la compulsión es tu posición de apoyo ante la presencia del miedo. La pregunta es: ¿a qué le temes?
La primera respuesta que se nos ocurre es que temes estar aún más pesado, o no llegar jamás a controlar tu forma de comer, o nunca quitarte ese peso de tus espaldas, o cosas por el estilo. Pero al ahondar en este miedo, encontramos uno aún más profundo. Tu miedo más profundo no es estar gordo; tu miedo más profundo es estar delgado. Tu miedo más profundo es ser hermoso.
Para muchas personas, comer de forma compulsiva está ligado a un miedo al sexo o a ser sensuales. En particular, es significativo el número de mujeres cuyo peso en exceso puede estar directamente relacionado con el abuso sexual. Cuando era hermosa, fui agredida sexualmente. O, cuando era hermosa, fui violada. O, cuando estoy hermosa, no sé cómo lidiar con la atención sexual. Dichas ideas proliferan en las mentes de muchas personas que tienen sobrepeso, tanto hombres como mujeres.
Si la idea de estar delgado te atemoriza, no tiene sentido intentar deshacerte de lo que tu mente subconsciente ha creado como tu protección. Pues subconscientemente, no lo dejarás ir. Hay muchas formas de ocultarse, y el peso es una de ellas. Algunas personas se ocultan detrás de un muro de sobrepeso como un refugio, ante el riesgo de contacto sexual inapropiado o incluso criminal.
Si estas sombras oscuras de sexualidad te acechan tras el miedo a estar delgado, entonces la forma de dispersar esas sombras no es negando tu sexualidad, sino purificándola de su error. Algunas veces eso significa perdonar a alguien y algunas veces significa perdonarse a sí mismo.
Ciertamente, el feminismo ha ayudado a empoderar a las mujeres. Este movimiento nos ha liberado para realizar más de nuestro potencial humano, y la visión moderna de las mujeres nos ha ayudado a corregir injusticias como la subyugación y la opresión de las mujeres. Al mismo tiempo, no obstante, existen ciertas actitudes culturales más prevalentes en tiempos antiguos que nos fueron útiles, cuya ausencia nos ha dejado expuestas a energías a las que ninguna mujer debería estar expuesta. Libertad y libertinaje son dos palabras muy diferentes, y la libertad sexual de los años 60 —aunque de muchas maneras, fue una forma maravillosa de liberación— llevada al extremo, como en la mayoría de las cosas, conllevaba un potencial oculto de abuso.
La modestia no es sencillamente un valor anticuado del cual podemos ahora deshacernos; es una energía espiritual que dignifica y protege la sexualidad femenina tanto del abuso de los hombres, como del uso inapropiado de las mujeres. Las relaciones sexuales promiscuas no son simplemente inapropiadas debido a una razón moral; son inapropiadas porque violan algo profundo y extraordinario degradando su valor. “Comenzar demasiado jóvenes” no es simplemente inapropiado en razón a las actitudes sociales; es inapropiado porque el cerebro de un joven adolescente “y ciertamente el de aquellos todavía más jóvenes” no está lo suficientemente desarrollado. La personalidad de ese joven no tiene la experiencia suficiente para integrar una experiencia tan poderosa de la forma más significativa. En las últimas décadas, nos han dejado expuestos a un libertinaje sexual infernal pretendiendo ser celestial, dejándonos con un sentimiento no de liberación, sino de falta de protección. Se han derrumbado muchas murallas para las cuales hemos tenido luego que hacer esfuerzos subconscientes y disfuncionales en reconstruir. Llenarse de kilos de más es una de esas formas.
Al reducir tu miedo, tu cuerpo se reducirá por sí solo. Cuando ya no le temes tanto al mundo, te sientes más cómodo habitándolo. Al habitar más cómodamente el mundo, comenzarás a habitar más cómodamente en tu propia piel. Y al habitar más cómodamente en tu propia piel, en tu subconsciente, crearás un cuerpo más cómodo.
Si le temes al mundo, te sientes perversamente cómodo en un cuerpo que mantiene al mundo a cierta distancia. Ahí es cuando tu ser real aparece. Tu ser real ama el mundo y no desea mantener la distancia. Estás aquí para amar al mundo y para que el mundo te ame. Tu ser real no percibe ese hecho en un contexto sexual, sino en un contexto espiritual. La pureza de tu espiritualidad sana la toxicidad de cualquier impureza sexual de tu pasado.
Tu ser real es eternamente inocente y eternamente casto. Nada que hayas hecho y nada que alguien te haya hecho puede hacer que lo que Dios creó perfecto sea imperfecto. Lo que Dios ha creado es permanente y eterno. La bondad y la pureza de tu ser esencial están garantizadas para siempre. Y cuanto más tengas contacto consciente con esa pureza, más rápidamente las ideas disfuncionales, la vergüenza tóxica y otras emociones enterradas, que puedan haber surgido debido a una violación sexual, comenzarán a disolverse y a desaparecer para siempre.
En la Mente Divina, tú existes como una imagen divina. Y eso es en verdad lo que eres. Esa imagen tiene un gemelo en el mundo físico que está esperando nacer. Su existencia se expresa a sí misma como tu ser más sano, feliz y creativo. Tu cuerpo, en su forma y peso perfectos, ya existe en el interior de la Mente Divina, el dominio de la posibilidad pura, pues todo aquello que es perfecto reside en la posibilidad divina. Tu peso perfecto, como una expresión de tu ser real, no es una esperanza vaga oscilando en algún lugar del universo; más bien, es una huella divina gestándose en tu interior. Como una persona con sobrepeso, has dado a luz al cuerpo de tu sufrimiento; ahora es hora que des a luz al cuerpo de tu alegría.
No hay un muro alrededor de tu ser real, pero eso no significa que estés desprotegido. Tu ser real está protegido por un manto de bendiciones. Su peso es bajo, pero su energía sexual le dice: “Ni siquiera lo pienses” a cualquiera que no sea el compañero o la compañera apropiados. Al perdonarse y perdonar a todo aquel que lo haya transgredido, tu ser real ha aprendido su lección y ha sanado su corazón. No hay necesidad ni urgencia subconsciente de atraer de nuevo una situación similar. Al recordar su virtud fundamental, los demás también la recuerdan cuando están en su presencia. Solamente aquellos que valen la pena vendrán a cortejarlo, y solamente aquellos que valgan la pena serán invitados a su corte.
Tu ser real no teme estar delgado porque sabe que el mundo real no es un lugar peligroso y que el mundo real es donde tu ser habita. El mundo real no es material sino espiritual. El mundo real no es caótico, libertino, violento ni temible; el mundo real es simplemente amor.
Tu belleza —y cada uno de nosotros es hermoso cuando nos lo permitimos ser— es un regalo de Dios. Es una bendición que te ha sido otorgada y está supuesta a emanar de ti. No es una fuente de vergüenza, falsedad ni ilusión; es una fuente de alegría y bendición. El mundo no se mejora cuando te ocultas, espiritual ni físicamente. El mismo Dios que creó las rosas fue el que te creó. Tu ser real, como la rosa misma, es natural y espontáneamente hermoso. Y el mundo es más hermoso por esta razón.
Una práctica espiritual es tu puente de regreso a tu ser real y al mundo real. Por medio de la oración, la meditación, el perdón y la compasión, haces contacto consciente con tu ser espiritual, tu ser más hermoso, y aceleraras el proceso de tu sanación.
Cuando permites que la Mente Divina tenga acceso a tu mente, le permites también el acceso a tu cuerpo. El espíritu mueve cosas, incluyendo las fuerzas biológicas. Y también elimina cosas. Con esta lección, le pides a la Mente Divina que elimine cualquier temor de ser quien realmente eres. Aprender a sentirte cómodo con tu propia magnificencia —tu propia realidad como hijo de Dios— es la meta de cualquier búsqueda espiritual, incluyendo ésta.
Tu ser real es como un archivo de computadora que todavía no ha sido descargado. Existe; solamente que no ha aparecido todavía en la pantalla frente a ti. Y es porque todavía no ha sido elegido. Has elegido el miedo en vez del amor, pero al practicar las elecciones de este curso, comenzarás a elegir de forma diferente. Cuanto más te alineas con tu ser real, éste tomará cada vez más tus decisiones. Y tu ser real siempre elegirá el amor.
Elegir comer sano no es importante simplemente porque te lleva a un ser discutiblemente más atractivo; no es importante nada más porque te ofrece la posibilidad de usar vestidos de tallas más pequeñas; ni siquiera es importante porque es más sano. Es importante porque es un acto de amor. Es una forma de alimentar al que quieres ser: más sano, más hermoso, más cómodo y más feliz. Invocas aquello que alimentas. En verdad no te estás alimentando cuando comes en exceso; de hecho, te estás privando del sustento cuando comes en exceso, porque al hacerlo te estás privando del amor.
Una de las formas en que expresas tu amor hacia ti es permitiéndote desear lo que quieres. Una de las razones por las cuales la gente consume demasiado de cualquier cosa es porque no consume suficiente de otras. Tiendes a tomar demasiada sustancia material cuando te estás matando de hambre de sustancia espiritual.
Comer demasiado es un acto de inanición espiritual, y una de las cosas de las que el comedor compulsivo a menudo se priva es de su derecho natural a soñar. Al invocar a tu ser real comienzas a expandir tu imaginación, permitiéndote desear lo que verdaderamente deseas. Tienes tanto derecho a tus sueños como cualquiera. Y si no permites que tu ser más delgado viva en tu imaginación, será imposible que le permitas residir en tu cuerpo.
Quizá tienes una foto tuya de cuando tenías el peso que ahora deseas tener, o puedes recortar una foto de un libro o de una revista que represente tu apariencia deseada. Asegúrate, no obstante, que si usas la imagen de otra persona le coloques tu propio rostro, de lo contrario este ejercicio te servirá más para deprimirte que para sanarte. Estas lecciones no son para que desees ser otra persona; son para que aprendas a manifestar lo mejor de ti. Y lo mejor de ti siente aprecio por la belleza de este mundo, incluyendo la propia. La belleza y la sensualidad son regalos de la naturaleza, y si alguien o algo las ha mancillado en tu mente, es hora de sanarlas.
El aspecto sensual de tu cuerpo es un regalo espiritual; experimentarlo es parte de la gloria de ser humanos. Muy profundamente, deseas una cintura; deseas un cuerpo más liviano. Deseas experimentar el amor hacia ti en su plenitud.
No solo es tu derecho, sino también tu propósito en la tierra convertirte en la persona que anhelas ser. No deseas ser una víctima; deseas ser alguien bueno, sano y creativo. Anhelas sentir la gloria de un cuerpo en forma, y la alegría de poder correr con tus hijos y nietos. Anhelas tener una relación que no sea obsesiva con la comida, y anhelas verte en el espejo y que te guste lo que ves.
Nadie más que tú se está negando estas experiencias, y cuando enfrentas este hecho —que tú eres cruel contigo, que tú te estás privando a ti mismo, que tú te estás haciendo daño— es horrendo y liberador al mismo tiempo ver las cosas cara a cara tal como son. ¿Crees que ya te has maltratado lo suficiente? ¿Ya has averiguado lo que hiciste para merecer esto? ¿Estás listo para un milagro?
Aparte del peso, puede ser que no tengas el cuerpo de un o una supermodelo. Y eso está bien. Cuando tu cuerpo está tonificado y tiene un peso sano y apropiado para ti, es hermoso. Cuando colocas en tu refrigerador una foto de un supermodelo —con tu rostro en vez de su rostro— está bien. No te estás autodestruyendo poniendo tu mirada en una meta irreal; simplemente, estás permitiendo que tu corazón se apropie de lo que realmente desea.
Tu deseo es algo bueno, no es un enemigo. No estás menospreciando tu seriedad celebrando tu aspecto físico. Tu calidad de ser físico. No estás cediendo a una fantasía chovinista diciendo: “¡Sí, demonios, eso es lo que quiero!”. No estás tratando de escapar de tu vida; ¡finalmente, estás tratando de recuperarla!
Cuanto más aceptes la imagen de un cuerpo hermoso y te permitas emocionalmente desearlo, tu mente subconsciente lo manifestará a un mayor grado. “No debería querer eso”, “nunca puedo tenerlo”, o “de todas maneras no quiero eso”, no es la instrucción que tu mente subconsciente debería recibir cuando miras a una chica como Beyoncé.
Quizá cargas en tu mente imágenes desagradables: imágenes de una barriga protuberante, muslos enormes, doble barbilla y cosas por el estilo. Estas pueden ser imágenes exageradas y distorsionadas y ni siquiera es como los demás te ven, pero te han llevado a un monólogo interior negativo que ataca estas imágenes y al mismo tiempo las refuerza. Ahora, al colocar tu rostro en la foto de un cuerpo hermoso —represente éste o no tu tipo de cuerpo— tienes la oportunidad de proyectar tu ser real en el mundo, usurpando una auto imagen fea y antigua, y rebosando tu mente con una nueva y hermosa imagen.
No estás comparando ni contrastando tu cuerpo con el de una persona delgada, lo cual te llevaría solamente a un sube y baja en donde alternas motivación y desespero. No estás tratando de ser alguien más; simplemente, estás invocando el arquetipo de la belleza humana corporal. Estás aceptando la belleza como tu derecho divino, el mismo derecho que le pertenece a todos. Alguien con un cuerpo hermoso no revela lo que es solamente suyo; está revelando una energía prototípica. Estás invocando la energía como un absoluto, un aspecto de la Divinidad en el interior de todos nosotros.
Toma cualquier acción que te ayude a progresar en este proceso. Haz copias de esa foto con tu rostro sobre un cuerpo hermoso y colócalas en varios lugares alrededor de tu casa. Asegúrate de colocar una en tu refrigerador, en los gabinetes de tu cocina y en el espejo de tu baño. Convierte tu cocina y tu habitación en un homenaje visual a estas imágenes. Y no olvides colocar la foto en tu altar. No importa lo que pienses de estas fotos a un nivel consciente, o lo que las personas que te rodean puedan pensar de ellas, se están grabando en tu mente subconsciente.
Cada vez que miras esa foto, invitas a cobrar vida a tu ser interior delgado. Tu “ser interior delgado” no representa un falso valor, una imagen superficial ni poco profunda creada por revistas de moda para atormentarte. Tu deseo de estar delgado es un deseo válido...: el deseo de estar sano, de sentirte ligero, de sentirte cómodo en tu cuerpo, de tener ropa divertida, de disfrutar de tu cuerpo, de ser sensual y de estar libre de compulsiones.
Posees en tu interior un sistema de guía interno. Está perfectamente calibrado para mantener el sistema de tu cuerpo en perfecto orden. Guía tu respiración, la función cerebral, la digestión y todo lo demás. Y cuando eras un recién nacido, guiaba tu hambre y tu deseo de comer. Sin duda alguna, tu sistema de guía en esta área ha dejado de funcionar apropiadamente, pero no hay nada intrínsecamente permanente en este desorden. Cuando tu sistema de guía espiritual vuelve a funcionar apropiadamente, tu sistema de guía físico también vuelve a su lugar. Puede ser que esto no ocurra de inmediato, pero terminará ocurriendo. Manifestar tu peso perfecto es simplemente un resultado natural de realinearte con tu verdadero ser.
Recuerda, tu belleza ya existe en la mente de Dios, y cuanto más reclames su existencia, más rápidamente se materializará. Has explorado la zona de una existencia más pesada; explora ahora la zona de una más liviana. Considérate el dios o la diosa más preciosa, delgada y radiante. Conoce este aspecto de ti mismo. Identifícate con tu verdadero ser, donde tu verdadero ser reside: en el templo interno de tu corazón. E inevitablemente, tu verdadero ser saldrá a la luz. Tu cuerpo actual es el producto de la mentalidad de ayer; a medida que tus pensamientos actuales cambien, tu cuerpo cambiará mañana.
No esperes a que tu verdadero ser se materialice, antes de identificarte con él. Identifícate con él ahora. Reside en él ahora.
Escríbele ahora.
Usa tu diario para escribirle una carta a Tu Ser Delgado, de igual forma que le escribiste a Tu Ser No Delgado en la Lección 2. Dile lo que piensas de él, y si es necesario, por qué le temes.
Luego permite que te escriba de regreso. Permítele que te diga lo que le hace falta para que cobre vida.
Un ejemplo podría ser:
Querido Ser Delgado:
Pues bien, hace tanto tiempo que no te he visto que ni siquiera estoy seguro de que existes. Vamos, supongo que existes como una posibilidad; si realmente eso es una existencia. Pero no es el cuerpo que veo cuando me despierto cada mañana, de eso estoy seguro. Creo que mi vida estaría mucho mejor si ni siquiera tuviera la esperanza de verte. No sé si debo odiarte o amarte, pero sé en mi corazón que desearía ser tú. De eso estoy seguro.
Valga la pena o no decírtelo, lamento haberte puesto las cosas tan difíciles.
Entiendo que he dificultado tu aparición y que he hecho más para perjudicarte que lo que tú has hecho para hacerme daño. Me gustaría saber cómo adelgazar y permanecer así, pero tengo un problema serio con el peso, como tú sabes, y no he podido hacer nada mejor de lo que he hecho hasta ahora.
Tengo la esperanza de que Dios pueda ayudarme y así permitirte salir a la luz y ser el cuerpo que deseo. Renuncio a cualquier pensamiento o emoción que dificulte tu aparición, y estoy orando y pidiendo un milagro.
Amorosamente,
Yo
Y la carta de respuesta sería algo por este estilo:
Querido Ser No Delgado,
Cuando estés listo, aquí estoy.
Nos vemos pronto.
Amorosamente,
Yo
Regresa tu diario al altar cuando termines. Esto añadirá energía piadosa a tu labor.
Reflexión y oración
Con tus ojos cerrados, observa en el centro de tu mente una pequeña esfera de luz dorada. Ahora visualízate en el interior de esta luz tal como estás ahora mismo. Observa tu cuerpo como está ahora, tu peso como está ahora, todo tu ser como está ahora.
Ahora visualiza una esfera de luz en el interior de tu pecho. Visualiza la luz expandirse en un brillo dorado que cubre todo tu cuerpo y que termina por borrar la visión de tu ser físico.
Ahora observa en el interior de esta luz cómo comienza a formarse un nuevo cuerpo. El cuerpo de tu ser real, una imagen radiante y divina. Pídele a la Mente Divina que coloque en tu interior una visualización de tu ser perfecto..., generoso..., compasivo..., bondadoso..., seguro..., completo..., valiente... y lleno de amor. ¿Cómo luce este cuerpo? Puede ser el de alguien muy delgado; puede ser alguien no tan delgado, sino más bien con una figura llena, aunque sana y de piel firme. Cuando adquieres este tipo de plenitud interna, sea cual sea, tu ser externo no puede evitar ser hermoso.
Cuando la Mente Divina coloca esta imagen en tu interior, tu alma se llena. Será como un cuerpo astral y energético que ya existe. Todavía no ha sido descargado en manifestación física, pero existe en el éter espiritual. Existe en el dominio de las posibilidades infinitas. Existe en el dominio del potencial puro. Y tú estás transformando tu sentido de la realidad de un enfoque de mente estrecha de lo que existe en el mundo físico a una aceptación de una mente más amplia de lo que existe en el dominio del espíritu, pues lo que existe en el dominio del espíritu, es de hecho más real.
Quizá tu miedo mental trate de provocarte. “Oye, amigo, esta es una realidad tridimensional. Esto es real. Más te vale que lo aceptes”. Pero para los fines de esta visualización, debes saber que no tienes que aceptarlo. Los maestros de la transformación metafísica han comprendido este secreto milenario: que la dimensión física es sólo una dimensión, y es la seguidora, no la líder, de las demás dimensiones. La mente, el espíritu y la imaginación son los dirigentes; si les permites serlo.
Aprópiate del poder de tu imaginación. No te limites de ninguna forma en absoluto, por lo que piensas que es posible, probable o lógico.
¿Deseas un cuerpo hermoso? Adelante, tú puedes. Imagínalo. Permite que impregne tu conciencia. Acéptalo. No lo mantengas a raya. ¿Quieres el físico de un fisicoculturista? Adelante, tú puedes. Acéptalo. Aprópiate de él. Abre la prisión de tu mente, y para variar con el permiso total concedido por ti mismo, permítete desear lo que realmente deseas. Si te preguntas a ti mismo lo que deseas y la respuesta es otra porción de helado u otra rebanada de pastel, entonces pregúntate qué es lo que realmente deseas. Descubrirás que cuando te apropias de tu deseo de tener el cuerpo de tus sueños, comenzará a desvanecerse tu deseo de otra porción de helado.
Permítete ser —con todos tus deseos, esperanzas y sueños reales— y observa cómo llega la figura perfecta de las cosas. Inhala las imágenes y siente la gloria de su presencia. Permítele a Dios en todo su misterioso poder que haga el resto.
Querido Dios:
Por favor, entrégame
mi propio ser real.
Por favor, haz que mi cuerpo
sea el recipiente perfecto
para el cual me creaste.
Y enséñame a vivir en él
feliz y en paz.
Amén