Conclusión

Combatir la grasa con datos

Para un científico de verdad, es más importante hallar la solución a un problema médico que validar sus propias hipótesis, por orgulloso que pueda sentirse de haberlas creado o por ingeniosas que sean.

UFFE RAVNSKOV, doctor en medicina1

Si 2.000 millones de personas pueden ser selectivas a la hora de decidir qué comer y qué no, nosotros también. Pensemos, por ejemplo, en las restricciones dietéticas que imponen las religiones islámica, hindú y judía. Añadamos a los diabéticos y a los vegetarianos. Imaginemos que una tercera parte se salta las restricciones y acabamos con unos 2.000 millones de personas en todo el mundo que siguen una alimentación mucho más dura que la SANA que presentamos aquí. Estos millones de personas no son «mejores» que nosotros. Nosotros también podemos decidir qué introducimos en nuestro cuerpo y qué no. Además, la mayoría de las personas invierten una media de más de 24 minutos diarios en ir y venir del trabajo en automóvil. Todos disponemos de entre 10 y 20 minutos semanales para eliminar las obstrucciones hormonales con ejercicio excéntrico. Ya hemos hecho cosas mucho más difíciles y menos beneficiosas que comer más y hacer menos ejercicio, pero más inteligente. Ahora, armados con la información correcta, podremos encontrarnos mejor y quemar grasa corporal para siempre.

A medida que empiece a percibir mejoras drásticas en su salud, aspecto, niveles de energía y estado de ánimo, la gente le hará preguntas para disimular su envidia. «¿No te gusta comer?» es una de las más habituales. Nuestro estilo de vida es justo el contrario. Comemos más. Los que comen menos son los que nos miran con malos ojos. Sí, es cierto que somos selectivos con lo que comemos, pero decir que eso significa que no nos gusta comer es como decir que, como somos selectivos con lo que escuchamos, no nos gusta la música. Recuerde el consejo atemporal del doctor Seuss: «Quienes se molestan, no nos importan. Y quienes nos importan, no se molestan».

Más allá de las pullas relacionadas con la comida, lo más frecuente es que los envidiosos intenten devolvernos a la «normalidad». La mejor manera de afrontar las presiones constantes es recordar algo tan simple como lógico: si no quiere lo que tienen los demás, no debería hacer lo que hacen los demás. Dicho de otro modo: si no quiere los resultados de siempre, no debería hacer lo de siempre.

Tal y como hemos visto a lo largo del libro, nuestra estrategia se basa en resultados científicos, no en opiniones. Que el cuerpo regula el peso automáticamente no es una opinión. Hay calorías de distintas calidades. Las hormonas son importantes. Los almidones hacen más mal que bien. Los azúcares añadidos son adictivos y tóxicos. Las proteínas y las grasas son esenciales; los hidratos de carbono no lo son. Las verduras sin almidón, las proteínas de alta densidad nutricional, las grasas integrales y las frutas bajas en fructosa son alimentos SANOS. Y tampoco es una opinión que se consiguen mejores resultados y con mayor seguridad si se ejercita más músculo más despacio.

Repasemos los puntos clave de nuestra estrategia para la pérdida de peso inteligente:

• Decirle a alguien con una obstrucción hormonal que debe comer menos y hacer más ejercicio es como decirle a una persona deprimida que debe fruncir menos el ceño y sonreír más. Ambos casos confunden la supresión temporal de los síntomas con la resolución del problema subyacente: entradas de baja calidad.

• Nuestro peso de referencia regula automáticamente los niveles de grasa corporal a largo plazo. La acumulación crónica de grasa corporal es resultado de una obstrucción hormonal que ha elevado nuestro peso de referencia.

• Conseguimos perder grasa y mejorar la salud a largo plazo cuando eliminamos el tapón hormonal y bajamos nuestro peso de referencia. Perdemos grasa a largo plazo cuando conseguimos que nuestro cuerpo funcione como el de esas personas que comen lo que les place y no engordan nunca. Perdemos grasa a largo plazo cuando mejoramos nuestras funciones biológicas básicas, no cuando luchamos contra ellas. Y las mejoramos si aumentamos la calidad de las calorías que ingerimos y del ejercicio que hacemos.

• Perdemos peso temporalmente cuando no tomamos medidas contra la obstrucción hormonal y jugamos con la cantidad de calorías que ingerimos y las que quemamos con el ejercicio físico. Perdemos peso temporalmente cuando hacemos creer al cuerpo que está pasando hambre. Esta estrategia ralentiza el metabolismo, hace que el cuerpo se aferre a la grasa, queme músculo y recupere más grasa que la que habíamos conseguido perder.

• Los estudios demuestran que los mitos de las calorías (contar calorías, creer que una caloría es una caloría, decir que lo único que importa son las calorías, etc.) fracasan, porque no actúan ni sobre el peso de referencia, ni sobre la calidad de las calorías ni sobre la obstrucción hormonal. Los mitos de las calorías hacen caso omiso a todos los factores que controlan la pérdida de peso a largo plazo. Y esto explica que los estudios concluyan que fracasan en el 95 % de las ocasiones.

• Si nos centramos en la calidad de las calorías, comeremos tantos alimentos SANOS (muy saciantes, no agresivos, muy nutritivos e ineficientes) como podamos y nos relajaremos, mientras el organismo se encarga del resto. Las hormonas se recuperan, la obstrucción se disuelve, el peso de referencia baja y quemamos grasa corporal todo el día, automáticamente.

• Alimentarse de forma SANA es muy fácil. Comemos alimentos integrales naturales repletos de agua, fibra, proteína y grasas esenciales. Comemos tal y como comieron nuestros antepasados durante el 99,8 % de la historia de la humanidad. Comemos tal y como se comía antes de que la obesidad y todas las enfermedades asociadas se convirtieran en un problema.

• Por desgracia, el Gobierno fomenta directrices dietéticas no naturales, desequilibradas y erróneas que promueven la misma alimentación in-SANA que conduce a la obesidad, la diabetes y las enfermedades cardiovasculares.

• Las grandes corporaciones farmacéuticas, de la alimentación y del ejercicio físico nos inundan de «alimentos» in-SANOS y difunden información incorrecta, porque cuanto peor nos vaya a nosotros, mejor les irá a ellos.

• No quemamos más grasa corporal si hacemos más ejercicio. Quemamos más grasa corporal si eliminamos las obstrucciones hormonales. Y eliminamos las obstrucciones hormonales si ejercitamos más fibras musculares y activamos la liberación de las hormonas que disuelven las obstrucciones. Este ejercicio inteligente se lleva a cabo con movimientos potentes, breves, infrecuentes y seguros. El ejercicio nos ayuda a quemar grasa corporal para siempre cuando hacemos menos, pero de forma más inteligente.

• Comer menos y hacer más ejercicio para equilibrar manualmente las calorías es muy complejo y, además, contraproducente. Comer más y hacer menos ejercicio, pero de manera más inteligente, para que el cuerpo pueda equilibrar las calorías por sí solo, hace que adelgazar sea muy sencillo.

• Comer más alimentos SANOS proporciona una combinación única de más nutrientes, más satisfacción y una eliminación mayor de obstrucciones, al tiempo que impide que comamos en exceso. Si añadimos ejercicio inteligente, estimulamos la liberación de las hormonas que eliminan obstrucciones. Más nutrientes, menos comida en exceso y más eliminación de obstrucciones convencen al cuerpo de que puede bajar el peso de referencia y quemar grasa corporal automáticamente. Como al comer más y hacer menos ejercicio que nunca no sólo nos curaremos el cuerpo, sino también la mente, podremos seguir con este estilo de vida a largo plazo.

La ciencia es sencilla. El estilo de vida es fácil. Los resultados son extraordinarios. Brindemos por toda una vida combatiendo la grasa con datos, en lugar de permitir que la ciencia ficción de la pérdida de peso nos frustre.