Capítulo 10
LA CATEDRAL DEL GRAAL

SITUADA EN EL CORAZÓN DE BRETAÑA, cerca del bosque de Brocéliande, tierra de mitos y leyendas celtas, la catedral de Dol-deBretagne se ubica entre el puerto de Saint Malo, del que partían Jacques Cartier y sus hombres a la conquista del Nuevo Mundo, y el emblemático monte Saint Michel, lugar donde transcurre la novela caballeresca Infancias de Lancelot escrita en el siglo XII. El templo comparte la atmósfera gris y la fina lluvia casi perpetua de la antigua Cornualles guardando para el buscador sus conocimientos y saberes herméticos plasmados en sus piedras y en sus formas. Sus proporciones sorprenden por su perfección en el plano y en verano, cuando llega el solsticio, se produce el fenómeno esperado durante largo tiempo por los interesados.
Un haz de luz, a modo de proyector, recorre uno de sus muros en el que aparecen una serie de símbolos en relieve, que son recorridos por el astro rey a modo de proyección cinematográfica. El 23 de junio, los visitantes expectantes por comprobar los conocimientos y aplicaciones de los constructores medievales observan extasiados el luminoso camino que les ofrece el sol. Aproximadamente entre las 11:50 y las 12:10, se efectúa esa andadura en la que el mensaje para iniciados luce en todo su esplendor.

Quizá el referente más importante de la Bretaña mágica sea el Mont Saint Michel.
Además, sus proporciones poseen la llamada geometría sagrada cuyas figuras constituyen la base del edificio. Cuadrados y rectángulos siguen una pauta precisa, la del llamado número de oro. En el panteón de las que podrían denominarse entidades matemáticas, phi, el número de oro, disputa en una especie de ranking al conocido pi entre otros, debido a sus virtudes especiales. Con Euclides [23] ya era usado en la práctica en la antigua Grecia, llegando a recibir un culto casi místico. Pero phi desaparece de los tratados occidentales en la Edad Media para reaparecer en el norte de Italia con el Renacimiento de la mano del matemático Pacioli [24] , el cual le consagra todo un tratado que titula De Divina Proportione. Actualmente se sospecha que a causa de la tradición oral el número de oro no llegó a desaparecer del todo de las enseñanzas de los maestros constructores. La arquitectura del Románico y más tarde del Gótico nos ofrece distintos ejemplos de ello. No existe en toda Francia un edificio tan singular y en el que se haga tan patente dicha proporción y en toda su pureza como en la catedral de Dol-de-Bretagne.

El cuboctaedro romboidal de Leonardo da Vinci.
¿En qué consiste el número de oro? Se trata se un «ser» matemático que tiene la propiedad siguiente: si se le eleva al cuadrado, es decir, si se le multiplica por si mismo y se le suprime 1, se obtiene el llamado número de oro. ¿Se trata de eso, esta supuesta propiedad mágica? Los griegos afirmaron que sí. Pues este número cuyo valor aproximado es 1,618034, está dotado de una serie de propiedades matemáticas y estéticas muy peculiares. Es precisamente en esa virtud en la que reposan las claves de obras de arte de todo tipo y género, desde la antigüedad hasta el renacimiento, incluso en el período contemporáneo. Incluso la naturaleza rinde homenaje cuando desarrolla plantas concretas o caparazones en es piral. Se trata en efecto de una propiedad inagotable en muchos de sus tratamientos.

Fray Luca Pacioli, pintado por Jacopo de Barbari .
Basémonos solamente en saber que el número de oro puede definir un rectángulo con una u nidad de ancho y 1,618 de largo. La particularidad de este rectángulo reside en el hecho de que si le añadimos un cuadrado de 1,618 de magnitud, el conjunto resulta a su vez un rectángulo «de oro». Los constructores de catedrales «jugaban» frecuentemente con es ta propiedad, de sa rro llan do con di cho acto formas absolutamente armoniosas. Aunque con este con texto resulta difícil imaginar un planteamiento constructivo basado en tal argumento matemático, pues en principio la nave del edificio es más larga que el coro en general y este número phi no parece efectivo llevarlo a la práctica.
El conocido y misterioso Fulcanelli, un hombre o tal vez un grupo, consideraba a la catedral Dol-de-Bretagne como la del Graal, «el último edificio alquímico». La planta del templo está estrictamente dictada y basada en parámetros «áuricos» y posiblemente fuera Fulcanelli de los pocos en darse cuenta de ello. Según él, toda la planta se basa en estos famosos rectángulos antes citados.
El plano de la catedral es muy original: el crucero se encuentra casi en el centro de la misma, algo exclusivo en Francia. El coro y la nave tienen las mismas longitudes y los pilares poseen un ritmo de distribución fuera de lo habitual. En el plano que se adjunta, pueden verse los distintos cuadrados indicados con letras para su mejor comprensión. Partiendo desde la entrada, podemos ver el cuadrado ABHG. A continuación el formado por BDJH. Luego CEKI y finalmente EFLK son los cuatro cuadrados que delimitan la superficie del templo. Si a ello le añadimos los rectángulos «de oro» que quedan formados entre ellos, obtendremos BCIH (Es BC x phi). Posteriormente ACIG (al que se ha «pegado» un cuadrado). Y siguiendo dichos rectángulos «áuricos» como en cascada, obtendremos a continuación DEKJ y DFLJ. Todos ellos rectángulos de oro, son los que organizan todo el espacio con sus longitudes a la nave y el coro.
Si a ello se añade que en el solsticio de verano un rayo de luz penetra en la catedral y sigue con su haz de luz un interesante relieve lleno de simbolismo, tendremos una auténtica arquitectura alquímica.
Explicación de las claves de la planta y motivos decorativos de la catedral de Dol-de-Bretagne.