Capítulo V:
Evidencias
En la búsqueda de comprender
la maravilla de la creación,
descubro mi contribución en el universo.
A la fe, Pauline, dijo Ibrahim, se le asocia con la creencia sin evidencia, es decir, creer en algo sin verlo físicamente. Esa perspectiva, podría ser una razón que dificulte a los hombres su fe en Dios, sin embargo, Dios está en todas partes, solo basta mirar con atención nuestro entorno, para darnos cuenta de su presencia. Todo lo perceptible por nuestro sentidos, vista, olfato, oído, tacto y gusto, es una manifestación de Dios. Lo que escapa a nuestros sentidos, es posible mirarlo a través de nuestro deseo de saber y el uso de nuestra inteligencia, esa herramienta poderosa de la que fuimos dotados. Ven conmigo, vayamos un poco más allá de la simple percepción…
1ª. Dios está presente en la perfección de la naturaleza:
Como manifestaciones de Dios, somos perfectos, una célula de nuestro cuerpo, a la fecha, no puede ser replicada en el laboratorio más avanzado. Física, espiritual e intelectualmente, somos perfectos.
Emocionalmente también lo somos cuando nos reconocemos hijos de Dios en todo momento,
cuando dejamos de hablar de lo bueno y de lo malo, de lo correcto y de lo incorrecto, del pecado y la virtud, de lo moral e inmoral, y nos permitimos extraer la sabiduría de cada circunstancia que vivimos, aceptando que toda vivencia es lección de vida que Dios nos da.
Aun en los casos donde nuestra apariencia refleja una imperfección, la perfección se hace evidente, como es el caso de Don Ernesto, un singular ser humano de un pequeño pueblo de México:
Don Ernesto tiene como una característica fundamental, su sonrisa. Siempre sonriente, vive su vida desarrollando las actividades que le permiten tener un ingreso. La albañilería, una de ellas, y el arreglo de grandes árboles, son quizá las más importantes. Trasladarse en su bicicleta, es una diversión para Don Ernesto, aunque Él mismo, también representa un buen momento para los demás habitantes del poblado, ya que, en cada encuentro, siempre tiene una sonrisa que ofrecer. Lo anterior, salvo su sonrisa, parecería no tener nada de especial, considerando que, en el pueblo, hay muchos albañiles y expertos trepadores de árboles, que decir, de conductores de bicicletas. Sin embargo, Don Ernesto, no es un tipo común, ya que desarrolla esas actividades, sin contar con sus dos piernas.
¿Recuerdas, preguntó Ibrahim a Pauline, cuando en alguna ocasión te comenté sobre la perfección del hombre?, y dijiste que no era tal, que, ¿Cómo podrían los enfermos mentales o con alguna otra discapacidad, considerarse perfectos?
Desde una perspectiva individual, parece que no lo es, debido a que ese enfoque confunde la visión. Una perspectiva objetiva sería, vernos como partes de una gran obra, con una misión específica. Desde ahí, las cosas cambian.
Imagina por un momento, sentadas alrededor de una mesa, a un grupo conformado por diez personas, todas de diferente personalidad: El joven y violento; El maduro introvertido; El alegre llevadero; El religioso extremo; El codicioso; El inteligente; El trabajador; El perezoso; El puritano y el lascivo.
Imagina también, que todos ellos son los elementos que conforman el equipo de Dios para llevar a cabo su obra.
Seguramente, de primera impresión, concluirías, que, resulta por demás imposible tener éxito con un equipo plagado de defectuosos.
Si te dijera que el equipo está conformado por seres perfectos, sin duda, no lo aceptarías.
Una vez más la ciencia viene en mi auxilio.
Edward Deming, el ingeniero estadounidense pionero de la Calidad Total1, cada vez que preguntaba a sus alumnos: ¿Qué tiene más calidad, un Mercedes Benz o un Volkswagen Sedan?
La respuesta, casi siempre se daba sin pensar: El Mercedes.
Lamento desilusionarlos, comentaba Deming, ambos tienen la misma calidad, ya que satisfacen las necesidades de sus usuarios.
Si consideramos que perfecto, en el argot de la calidad, es sinónimo de cero defectos, entendiendo el cero defectos como cero reclamaciones o satisfacción total, entonces ambos autos, para sus
usuarios correspondientes, son autos de calidad, con cero defectos, y por lo mismo, perfectos.
Evaluar al Mercedes y al Volkswagen de manera aislada, confunde. Tienen que ser evaluados en el contexto para el que fueron fabricados.
Así deben ser considerados los elementos del universo, vivos y no vivos, como parte de una gran obra y no de manera aislada.
Cada uno de nosotros tiene una misión en esa gran obra. Una misión que es indispensable para su logro en la inmensidad de los tiempos. La obra de Dios es perfecta y para su logro requiere de elementos que así lo sean también. Ser diferentes no es, de ninguna manera, sinónimo de imperfección, sino una razón más de nuestra perfección.
Deleitémonos con la presencia de Dios en la naturaleza, vayamos a la simpleza de la naturalidad, sí, a algo tan natural que a menudo olvidamos que existe: Respirar.
No hay nada más natural que la respiración, sin embargo, hasta donde sabemos, la tierra es el único planeta en el que sucede, el único planeta con un medio ambiente rico en oxígeno. Sin eso, la vida, definitivamente sería algo muy distinto.
Acostumbrados por la naturalidad del respirar, nos cuesta trabajo imaginar lo importante que es el oxígeno en nuestra vida. Cada vez que aspiramos, el aire rico en oxígeno, se mezcla con el alimento que comimos y crea energía, la fuerza que permite que existan criaturas más grandes y complejas. La tierra es rica en vida, y el oxígeno, es indispensable para que eso suceda.
¿Y es verdad lo que aprendí en mi infancia, que los árboles son la única fuente de oxígeno para todos los seres vivos del planeta? Preguntó Pauline.
La NASA, La Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio de los Estados Unidos de América, contestó Ibrahim, te da la respuesta…
En el mes de junio de 2019, una noticia inquietante ocupó los primeros espacios de los noticieros impresos y visuales de México y Sudamérica:
¡Polvo del Sahara aumentará la contaminación en México! SIPSE.COM
¡Llegará a México una nube de polvo proveniente del desierto de Sahara! El Universal, México.
¡Polvo del Sahara potencialmente dañino llega a Colombia! CNN en español.
La explicación del fenómeno comienza en Danakil, África del Este, un desierto hecho de sal, del que dependemos todos, pero no por la sal.
Las tormentas en el desierto algunas veces son enormes. Cuando esto sucede, la parte norte del continente de África, se oscurece con un polvo grueso de color café, que avanza sobre el océano Atlántico para llegar a la costa de Sudamérica.
Cada año, cerca de veintisiete millones de toneladas de ese polvo africano que se puede ver desde el espacio, cae del cielo en la cuenca del Amazonas, y resulta que es el fertilizante perfecto. Crecen las plantas, y los árboles, convierten el dióxido de carbono en oxígeno.
Un solo árbol, puede producir oxígeno suficiente para mantener a dos personas. Y la Amazonia tiene diez veces el tamaño del estado de Texas. Produce veinte veces más oxígeno, que el consumo de todas las personas sobre la superficie de la tierra. Sin embargo, ni un solo soplo de este oxígeno sale de la Amazonia. Son demasiados animales los que viven en la cuenca del Amazonas, que la vida que hay ahí, usa todo ese oxígeno.
El bosque tropical no es el pulmón del planeta, su contribución es de otra manera: un rio en la Amazonia que no es el Amazonas, un rio flotante sobre la selva.
Si uno pudiera ver el interior de los árboles, vería como succionan el agua desde el suelo del bosque y sube hasta sus hojas, para salir como pequeñas gotas de agua, que la combinación del sol y el viento, convierten en un rio caudaloso, un rio volador, un rio flotante.
Con el auxilio de una torre de 325 metros, más alta que la torre Eiffel, ubicada en el corazón de la Amazonia, el bosque tropical más grande del mundo, e instrumentos de medición bastante sensibles, se podría medir con exactitud qué tan grande realmente es ese rio volador. Si fuese un rio normal, sería el rio más grande del planeta, incluso más grande que el rio Amazonas, que está debajo de él. Este rio de nube, fluye por toda Sudamérica, oscureciendo todo lo que está debajo de él, hasta que su recorrido choca con un muro de ladrillos de ocho mil novecientos
kilómetros de largo y de hasta seis kilómetros de alto: Los Andes. Las nubes se condensan y se vuelven gotas de lluvia, las cuales bajan por las laderas y fluyen directo hacia la cuenca del Amazonas, erosionando las rocas y convirtiéndolas en sedimento, hasta que todos esos nutrientes llegan hasta el océano y hacia otro mundo. A la espera de estos sedimentos, está un organismo extraordinario, cuatro veces más delgado que un pelo humano: la diatomea2.
Las diatomeas son el secreto del suministro de oxígeno de la Tierra. Usan sílice de la roca desecha por las corrientes de agua, para crear conchas nuevas, lo que permite que se reproduzcan. Su población se duplica a diario y empiezan a fotosintetizar el CO2 y a producir oxígeno.
Al ver los océanos desde el espacio, algunas veces, se ve un área con un color completamente distinto. Lo que se puede ver desde el espacio, es vida microscópica, proliferaciones de diatomeas que reflejan la luz de manera distinta. Algunas son enormes, cubren cientos de kilómetros.
Al nadar en el mar, es difícil ver las diatomeas que están a nuestro alrededor, pero desde el espacio, es posible ver los colores vibrantes de vida.
Resulta impresionante ver los tonos azules y verdes, pero más aún, el pensar que esos organismos diminutos nos mantienen vivos.
Las diatomeas son importantes, no solo por lo que hacen cuando están vivas, sino también por lo que hacen una vez que mueren. Prácticamente, en cualquier lugar donde hay agua, hay diatomeas. Hay billones de ellas en cada océano. Y no todas ellas pueden depender de ríos voladores, así que las diatomeas alrededor del mundo, tiene que obtener sus nutrientes de varias formas. Algunas están lo más lejano de un bosque tropical de lo que se pueda estar.
Los glaciares de Svalvard, Noruega, son poco comunes, ya que pueden derrumbarse en brotes de movimiento repentino, todavía muy lentos para verlos en tiempo real, pero suficientemente rápidos para oírlos, si se sabe cómo escuchar con equipo especial. Algunas veces se mueven trecientas veces más rápido que la velocidad normal de un glaciar. Los especialistas pueden escucharlos cuando aplastan enormes cantidades de roca a medida que trituran su camino valle abajo. Y cuando el hielo llega al mar, hace un sonido conocido, algo así como a cereal de arroz, es el sonido de burbujas que escapan del hielo, a medida que se derrite debajo del agua. El sonido de burbujas reventándose, es una advertencia para el equipo de estudio de que la cara de hielo está a punto de colapsar. Un solo derrumbe puede dejar caer miles de toneladas de hielo al mar. Y esa roca triturada, es el alimento perfecto para las diatomeas.
Algunas veces estos glaciares se mueven muy rápido, soltando toneladas y toneladas de nutrientes en el mar, desatando un frenesí alimenticio y una explosión poblacional de diatomeas, pero luego, igual de rápido que como comienza, llega a su fin. Los glaciares se detienen por completo y se mantienen inactivos, algunas veces, durante décadas. El bum se vuelve un descalabro. Cuando los nutrientes se acaban, las proliferaciones desaparecen, y la mayoría de las diatomeas mueren. Sus restos, caen lentamente al suelo marino, el cual cubren con una capa de ochocientos metros de grosor. Le llaman nieve marina, y eso es exactamente lo que parecen, copos de nieve. Pero a diferencia de los copos de nieve, estos nunca se derriten, y en millones de años, el lecho marino se eleva, los niveles del océano bajan, y el suelo marino se convierte en un desierto salado.
El desierto que vuela hasta llegar a la Amazonia, alguna vez fue lecho marino y el polvo que hace crecer al bosque tropical es de conchas de diatomeas. Esto nos muestra lo increíblemente interconectado que está todo. No hay nada, absolutamente nada, de un lado del planeta, que no esté conectado, de alguna manera, con el otro lado del planeta.
Junto con las diatomeas, la gravedad de la tierra, es otro factor fundamental en nuestro suministro de oxígeno, ya que hala cada una de las moléculas de aire y las presiona contra el suelo. Esto quiere decir, que, a menor altura sobre el nivel del mar, donde la gravedad es mayor, la concentración de oxigeno es más alta que en las altas montañas, donde la gravedad es menor.
En La Rinconada, Perú, a 5,364 metros sobre el nivel del mar, veinticinco mil personas viven todo el año. La mayoría de los pobladores sufre de los pulmones, aquí solo hay la mitad de oxígeno que en el nivel del mar. Cuando los colonizadores españoles llegaron aquí, la falta de oxígeno mató a muchos de sus bebés al nacer. Éste es el límite, los humanos no pueden vivir a mayor altura.
Sin oxígeno suficiente, nuestros órganos pueden comenzar a dejar de funcionar, y esto puede ocurrir sorprendentemente rápido. Sin embargo, demasiado oxigeno puede ser igual de peligroso.
Un soplo puede convertir una chispa pequeña en una flama, y es exactamente lo mismo, para el planeta entero.
Un incremento en los niveles de oxígeno, puede amenazar la vida en la Tierra.
Hace trecientos millones de años, había mucho más oxígeno en la atmósfera, tanto, que el planeta se quemó. Pero este peligro aún está presente, demasiado oxígeno y nos quemamos, muy poco y nos asfixiamos.
Caminamos sobre una cuerda floja con la muerte en ambos lados, lo único que puede salvarnos es el equilibrio.
El equilibrio es crucial para la composición de la atmósfera, y para la vida misma.
El asunto está, en que aún las mentes más avanzadas, no logran entender por completo, como es que la tierra administra el equilibrio.
A pesar de que las diatomeas tienen que esperar por glaciares; los árboles de Sudamérica tienen que esperar por el polvo africano; el calentamiento global y el crecimiento constante de la población humana, la cantidad relativa de oxígeno en la atmósfera se mantiene sorprendentemente constante.
Durante millones de años, el oxígeno ha constituido, el 20.95% de nuestra atmósfera, exactamente el 20.95%. Es frecuente escuchar que la gente muere por enfermedades, hambre, calor o frio, pero nunca por asfixia. De alguna manera, que desconocemos, todo se amortigua y mantiene las cosas bastante estables.
Cada respiración que tomamos, dieciséis respiraciones por minuto, veintitrés mil respiraciones al día, cada inhalación, cada exhalación, de ese oxígeno valioso, no podría darse sin la tierra, el agua, el viento y el fuego. Todo el planeta trabaja como uno, para crear esa delgada línea azul de la atmósfera, la marca de un mundo vivo.
Si en la tierra no hubiera oxígeno o, con éste en la atmósfera, no conservara el equilibro de su concentración en el aire, la vida como la conocemos sería imposible.
¡Maravilloso! exclamó Pauline.
Otra manifestación de la presencia de Dios en la naturaleza, la constituye el mundo microscópico de los virus y las bacterias.
En su libro Cazadores de Microbios, el médico bacteriólogo estadunidense, Paul de Kruif, menciona que el holandés, Anton Van Leeuwenhoek, conserje del ayuntamiento de Delft y a quien le vino la extraña afición de tallar lentes, por la curiosidad de ver con ellos las cosas de mucho mayor tamaño que lo que aparecen a simple vista, se asomó por primera vez, hace más de trescientos años, a un mundo nuevo y misterioso poblado por millares de diferentes especies de seres diminutos, tan pequeños, que un millón de sus habitantes cabrían en un grano de arena.
Este fascinante mundo microscópico descubierto por Leeuwenhoek, se inició hace 3800 millones de años con la aparición en el fondo de los océanos, de los primeros seres vivos: las bacterias.
Las bacterias, formadas por una sola célula, son los antepasados de todas las otras formas de vida que hoy habitamos la tierra. Hoy, ayer, y seguramente mañana, serán los verdaderos amos de nuestro planeta, ya que están presentes en todas partes, incluso en aquellas donde se pensaría que no hay posibilidades de vida.
Jack Gilbert, microbiólogo de la universidad de Chicago, estima que hay entre 10,000 millones y un billón de especies de bacterias. El ser humano, dice Gilbert, tiene alrededor de 1,000 especies. No podría existir un mundo, e incluso la vida, tal como lo conocemos, sin bacterias, sin hongos, sin esos virus que hemos llegado casi a odiar. Sin embargo, a pesar de que son esenciales y vitales para nuestra vida, por ignorancia, en el transcurso de los últimos 100 años, hay una obsesión por matarlos, ya que la palabra microbio, nos hace sentir incomodos. Para muchos, es sinónimo de suciedad y enfermedad. Soñamos con un mundo libre de estos minúsculos invasores.
Una evidencia de lo dicho por Gilbert, quedó plasmado en el estudio reciente de un equipo de científicos del Centro de Investigación sobre Inflamación de la universidad de Gante, Bélgica, en el que participaron la microbióloga Hamida Hammad y el neumólogo Bart Lambrecht. Durante el experimento, se hizo respirar a unos ratones, polvo extraído del suelo de varias granjas lecheras bovinas, un polvo rico en microorganismos. A continuación, fueron expuestos a un potente alérgeno y sometidos a observación para determinar su reacción. El resultado fue sorprendente, los roedores no desarrollaron ninguna alergia. La exposición al polvo de granja parecía haberlos inmunizado totalmente. El mismo efecto observaron en niños que crecen en granjas, los cuales, demuestran estar protegidos contra todo tipo de alergias respiratorias.
Las evidencias no terminan allí. Algo similar sucede con el trasplante microbiano, o trasplante fecal de un individuo sano, que se está utilizando como la cura principal para infecciones persistentes por clostridium dificcile, que provoca diarrea crónica. Según el doctor Dusco Ehrlich, director del proyecto MetaGenoPolis, del Instituto de Investigación Agronómica, Francia, la gente que padece diarrea crónica durante años, son tratados con antibióticos, con lo que se sienten mejor, sin embargo, luego recaen. Estos mismos casos, tratados con el trasplante microbiano, obtiene la cura en un 90 % de los casos. La mejoría es sorprendentemente rápida, al cabo de un día se sienten mejor y no vuelven a recaer.
Una prueba más, ahora de la vida diaria, de que la convivencia con los microorganismos no es tal como nos la imaginamos, la constituyen los mendigos en las grandes ciudades. Esta singular forma de vida subsiste, a pesar de, las condiciones precarias e insalubres en las que viven y se alimentan.
Los seres humanos somos un ecosistema viviente que les proporciona hogar a unos 1,000 millones de bacterias que viven en nuestro cuerpo. De ellos, entre el 90 y 95 % de estas bacterias viven en nuestros intestinos, el resto en la piel, boca, cualquier parte del cuerpo tiene su propia comunidad de bacterias. Aproximadamente un kilogramo de nuestro cuerpo está compuesto de bacterias, que están intrincadamente vinculadas a nuestra salud y bienestar.
¿Qué ocurriría si los hongos, las bacterias y los virus desaparecieran repentinamente? Pereceríamos. Sobreviviríamos tal vez dos años, aunque nuestro cuerpo no digeriría bien la comida, las plantas y los animales crecerían mal en ausencia de bacterias y los desechos vegetales, humanos y animales no se descompondrían. La falta de alimentos y la contaminación del ambiente nos aniquilarían.
Por fortuna para nosotros, no es un escenario muy probable, ya que los microbios han estado aquí por 3,800 millones de años, y como especie, los seres humanos, apenas llevamos entre 200,000 y 400,000 años. Los microbios son la verdadera forma de vida de este planeta, nosotros somos solo un destello, ellos nos han colonizado y seguirán aquí después de nuestra desaparición como especie.
En el contexto de las enfermedades, Roberto Koch, médico alemán, diría algo al respecto de los microbios del carbunco:
“Ahora veo que estos bastoncitos, como se multiplican a millones en mis pobres ratones, en las ovejas y hasta en las mismas vacas. Uno de estos bastoncitos, de estos bacilos, mil millones de veces más pequeño que un toro, uno solo precisamente, se introduce en estos animales, sin motivo alguno, sin odiarle, y se desarrolla, da lugar a millones de seres semejantes esparcidos por todo el animal, invadiendo sus pulmones y su cerebro, obstruyendo sus vasos sanguíneos, hasta matarlo en un pequeño lapso de tiempo”.
Un proceso similar sucede en el organismo humano, en las epidemias. Durante la peste bubónica en Europa, con la bacteria Yersinia pestis, y el Covid-19, en todo el mundo, con el virus SarsCov2.
Sin embargo, con todo lo anterior, Pauline, los microbios, como nosotros y todos los demás elementos del universo, solo cumplen una misión para la que fueron creados.
Las pandemias y la contribución con nuestra salud y bienestar, son algunas de sus misiones.
Por respeto a nuestros hermanos, el mundo debiera seguir el ejemplo de Gracia, dijo Ibrahim. ¿Quieres escuchar su historia?
Gracia siempre vivía temerosa de cualquier enfermedad. Escrupulosa en extremo, solía limpiar su casa de arriba abajo, tantas veces como su temor le aconsejaba.
Todo lo que implicara la posibilidad de enfermar, lo atacaba con todas sus fuerzas, ayudándose claro está, con un buen pertrecho de desinfectantes.
Cierto día, Octavio apareció en su vida.
Octavio, a diferencia de Gracia, tenía un concepto muy distinto de la limpieza, sin dejar de considerarla algo necesario, evitaba llegar a esos extremos.
Y así, a pesar de sus diferencias, su amor los mantuvo unidos.
Cierto día, un personaje muy singular apareció en su hogar: una lagartija. Horrorizada, Gracia pidió a Octavio que la matara de inmediato. Octavio no tan solo no la mató, sino que, empezó a conversar con ella, sin que la lagartija moviera un solo musculo. Y así se mantuvo hasta que Octavio se alejó de allí. Aun contra su voluntad, Gracia dejó en paz a su visitante.
Al siguiente día, a la hora de desayuno, Gracia se sorprendió de la conversación que sostenía Octavio, al parecer consigo mismo.
¿Con quién hablas? Le preguntó.
¡Con ella! Y le mostró en el techo, apenas sacando la cabeza, a la lagartija.
Esta conversación se repetiría todas las mañanas. Algunas veces la aparición de la lagartija sucedía después de que Octavio la llamara.
Y así, la lagartija se convirtió en un miembro más de la familia.
Todo parecía marchar sin contratiempos en la
pareja.
Cierto día, un grito de Gracia alertó a Octavio: ¡Octavio, Octavio, ven de prisa!
Cuando Octavio llegó con Gracia, descubrió la causa de su alarma: una mariposa negra enorme que volaba atropelladamente.
¡Mátala! le dijo.
Una vez más, Octavio, sin dejar de conversar con ella, la tomó entre sus manos y la saco al patio.
A partir de ese día, una metamorfosis se dio en Gracia. Cuando descubre un nuevo ser en su hogar, acude de inmediato a enterarse de su función en la
naturaleza.
Esa es la razón, por la que las cucarachas, tan odiadas por ella en el pasado, hoy le son motivo de reconocimiento por su labor. Cuando descubre la presencia de alguna de ellas, suele tomarla entre sus manos y sacarla al patio, sin hacerle daño. El mismo trato da a mosquitos, serpientes, abejas, etc.
Ellos como yo, dice, tenemos una función en la naturaleza, por lo que merecen respeto.
El respeto, le dijo Octavio, es la primera expresión de amor.
Y la expresión del amor así iniciada por Gracia, en consonancia con Octavio, se ampliaría aún más allá de su imaginación, al mundo de los microorganismos, cuando el libro Cazadores de microbios de Paul Decruif, llegó a sus manos.
Hoy, Gracia, es feliz, mantiene limpia su casa, priorizando siempre la armonía con todos sus hermanos del universo.
Los microorganismos, Pauline, aun con lo pequeño que son, representan apenas el inicio del mundo microscópico.
Sigamos descubriendo la presencia de Dios en la naturaleza.
Las bacterias son unicelulares, es decir, conformadas por una sola célula.
Según Ron Sender, Shai Fuchs y Ron Milo, un humano de 70 kg y 1.70 m de estatura, está conformado por 30 billones (miles de millones) de células, o sea que, en ese cuerpo, cabrían 30 billones de bacterias.
Y la célula, o unidad de vida, se compone de elementos químicos3, como: carbono, hidrógeno, oxígeno, nitrógeno, azufre, fósforo, sodio, potasio, calcio, magnesio.
Siendo el átomo, la estructura base de esos elementos químicos.
Son tan pequeños estos átomos, que hay estudios que indican, que: ¡Una célula promedio, es decir, una bacteria, contiene 100 billones de átomos!
¡Impresionante! Dijo Pauline.
Pero aún hay más.
Los átomos, hasta donde se ha descubierto, no son lo más pequeño que existe, ya que estos están compuestos por partículas aún más pequeñas, como son los electrones, protones y neutrones.
¡Todas estas partículas unidas por energía, es decir, no hay materia entre ellas que las una!
Así, los electrones, sin pausa, girando alrededor de los protones y electrones, se mantienen unidos, dando forma a la materia en todas sus expresiones.
Los elementos del universo, vivos y nos vivos, pequeños y grandes, visibles e invisibles, estamos constituidos por átomos. Podemos parecer diferentes pero nuestra constitución es la misma para todos.
Si Dios decidiera bajar el interruptor de la energía que une las partículas de nuestros átomos, nos desintegraríamos.
¡Increíble!
Así es la obra de Dios, Pauline, increíble.
La presencia de Dios, no se limita a la tierra y al mundo microscópico, está en todo el universo.
Viendo hacia el macrocosmos4, nos encontraremos que la tierra en que vivimos, con un diámetro de 12,742 km., es 100 veces más pequeña que nuestro sol. Si el deseo de conocer más de la obra de Dios, nos lleva más lejos, llegaremos a dimensiones tan grandes, que para medir su tamaño, requeriremos de la unidad año luz5. Con esta unidad de medida, veremos entonces, que el Universo Observable, tiene un radio de 93,016 millones de años luz.
¿Es lo más grande que existe, Ibrahim? preguntó Pauline.
No, aún hay mucho más, el Universo Total, del que se desconoce su dimensión.
La tierra, Pauline, en el contexto del universo total, podría considerarse como polvo cósmico.
Y todo, lo micro y lo macro, en un perfecto equilibrio.
¡Me dejas sin palabras, Ibrahim! exclamó
Pauline.
¡Y eso es solo el principio de la perfección!
2ª. Dios está en todo lugar:
Si Dios creo al universo, Dios está en todas las manifestaciones de su creación, es decir, Dios está en todas partes, porque Dios es todo.
¿Cuál sería entonces la representación de Dios? Cualquier elemento del universo. Un hombre o una mujer, sin importar su color de piel, ni cualquier otra característica física, moral o emocional, lo representaría, ya que todos los humanos somos una de sus manifestaciones. Sin embargo, su representación no se limita al ser humano, cualquier otro ser vivo, sin importar su tamaño o especie, también lo representaría. Es más, su representación no se limita a los seres vivos, las plantas, el aire, el agua, el sol, la arena del desierto, el hielo de los glaciares, etc., son también una representación de Dios. Todos y todo, somos Dios mismo, cada uno con su propia misión.
La exclusividad de su imagen por el hombre es una irreverencia, Dios es todo y todos.
Por eso, amar a Dios es amar todo lo que nos rodea, porque Dios está en todo lugar.
3ª. Dios es omnipotencia:
Si Dios creó al universo, no hay nada imposible para Dios.
Con la llegada de los españoles a México, tuvieron lugar dos conquistas: la física y la espiritual, más violenta la segunda que la primera. Una de las razones esgrimidas por los conquistadores, para hacer lo que hicieron, fue el carácter politeísta de la religión indígena. De aquella época a la fecha muchas cosas han cambiado, no tan solo en México, sino en el mundo. La más importante ha sido la pérdida del carácter monoteísta del cristianismo con la aparición de santos y santas, vírgenes y mártires, abogados de múltiples circunstancias, venerados como verdaderos dioses.
Inexplicable y sin fundamentos esta tendencia.
Incongruente, por decir, lo menos.
Si Dios es omnipotencia, es decir, que lo puede todo:
¿Necesita de santos, vírgenes y mártires para entrar en comunicación con sus hijos?
¿Necesita mensajeros que nos indiquen normas a seguir para llegar a Él?
Un Dios que todo lo puede no necesita intermediarios. Como manifestaciones de Él, nuestra conexión es directa.
4ª. Dios es prodigalidad:
Todo lo que tengo me ha sido dado, nada he creado por mí mismo. Mis oídos, mis ojos, mis piernas, mi olfato, mi tacto, mi inteligencia, el sentimiento del amor y todo lo que me rodea: el agua, el aire, el sol, la tierra, la naturaleza, los animales, todo, todo, me ha sido dado. Cuando nací, Dios me dio de regalo el universo.
Inconmensurable es su prodigalidad, porque, además, nutre cada instante de mi vida con el valor inestimable del aprendizaje.
Cada momento que vivo me prepara para el siguiente. Nada de lo que vivo es casual, todo momento de mi vida es la preparación para los siguientes.
En el proceso de vivir la vida, no existe la resta, solo la suma, desde la perspectiva de acumulación constante de sabiduría, aun cuando no todo el aprendizaje sea percibido a través de mi consciente.
Mi fuerza no está en función de mi juventud sino de mis vivencias. Cuando muera, será el momento de mi mayor fortaleza.
¿Cuál sería mi razón para no creer en Dios? ¿Cuál sería el argumento que me impediría creer en Dios?
Mi conciencia de que todo me ha sido dado, se hace presente cuando doy gracias a Dios.
Agradecerle mis momentos felices, me hace humilde.
Agradecerle mis momentos difíciles, estimula mi fe, esa fe que me nutre y fortalece.
La fe es, en los mejores momentos, la humildad que me permite reconocer el regalo obtenido y, en los peores, la paz de la aceptación que inunda mi corazón.
Creo, por lo tanto, que pedir a Dios, es una
irreverencia.
5ª. Dios no cumple caprichos:
Con falsa humildad, mi vecino, a pesar de sus múltiples agravios, me pidió concederle un área de terreno, como entrada a su propiedad, dijo Ibrahim a Pauline. Mi respuesta, obviamente, fue negativa.
Ella, sin levantar la mirada del pay de queso que le sirvieron de postre, preguntó en respuesta: ¿Cuál hubiera sido la respuesta de Dios, Ibrahim?
Seguramente la misma, le dijo, Dios no cumple caprichos.
Un concepto equivocado de Dios, agregó Ibrahim, se expresa en la idea de que Dios, toda bondad, nos concede todo. Nada más alejado de la realidad. Cuando Dios se expresa como circunstancia, moviéndonos hacia el rumbo que marca nuestra misión, muchas veces distante del que buscan nuestros deseos, refleja el verdadero carácter de Dios. Vinimos para cumplir una misión, y su cumplimiento está sujeto a hechos que no necesariamente satisfacen nuestros deseos.
6ª. Dios es eternidad:
Dios es eterno y como sus hijos, somos eternos también. La materia y la energía, según los descubrimientos científicos, no se crean ni se destruyen, solo se transforman. Esta perspectiva científica, comprueba nuestra naturaleza infinita. Al morir solo nos transformamos. Estamos formados por átomos estructurados de una manera específica. Al morir, nuestros elementos componentes y nuestra energía, pierden esa estructura, se desintegran para ir a formar parte de otras estructuras en las que iniciaremos una nueva misión.
7ª. Dios es circunstancia:
Un quiebre o un cambio de dirección, es una oportunidad para tomar decisiones. Dios rompe la monotonía de nuestras vidas, cambiando la circunstancia. En otras palabras, nos evita caer en el aburrimiento. Las adversidades o cambios de dirección, solo constituyen una oportunidad para poner en operación las capacidades de las que hemos sido
dotados.
No creo que siempre sea así. Algunas veces, nos sentimos incapaces para enfrentarlas, dijo Pauline.
¿Te imaginas el sentimiento que experimentaríamos, si nos sintiéramos siempre perfectamente capaces de enfrentar todas las circunstancias que se nos presentan? dijo Ibrahim.
Sería muy aburrido, comentó Pauline.
¡Exacto! Le dijo. La sensación de que no tenemos todas las capacidades para enfrentar las adversidades-circunstancias, le da emoción a nuestras vidas. Emoción que se transforma en satisfacción cuando el tiempo pasa, las hemos superado y se convierten en experiencia de vida. Y más aún, cuando la compartimos con otros que apenas empiezan la maravillosa carrera de vivir,
¡A mí no me gustan las emociones, y menos las emociones fuertes! exclamó Pauline.
¡Claro que te gustan! Lo que pasa que lo disfrutas de manera distinta a los demás. ¿Qué pasó cuando te dijeron que trabajar en la industria implicaba esfuerzo y talento? ¿Cuantas veces te dijeron que aspirar a un nuevo puesto con un determinado jefe, implicaba momentos de terrible tensión y aun así aceptaste?
Lo hiciste para experimentar la emoción del logro ante una nueva e interesante circunstancia-adversidad.
Hoy después de veintisiete años, ya retirada, lo compartes como una satisfacción vivida. El efecto de la emoción persiste a través de los años.
Parece incongruente, pero así es. Los seres humanos disfrutamos de la emoción. Disfrutamos de todo aquello que pone a prueba nuestras capacidades.
El ajedrez, el ping pong, el futbol, el turista, serpientes y escaleras, etc.
Si supiéramos el resultado en cada juego, los haría aburridos. Tal vez un porcentaje de probabilidades de éxito, pero nunca la certidumbre total. ¡Eso jamás! La emoción de un resultado incierto es lo que lo hace interesante.
¿Te acuerdas, del túnel del terror? Creo que en los circos es una diversión muy popular. La gente disfruta experimentar lo inesperado. El recorrido ya está programado por sus diseñadores. Ellos saben cada paso que das. El participante carece de esa información y quiere descubrirla, y es esa búsqueda lo que le imprime el interés y la emoción. Si te dijeran paso a paso que encontrarás, mataría la emoción. Una segunda vez ya no es tan interesante como la primera.
Dios es divertido. Ya tenemos una misión. Cada paso que damos por la vida está escrito con un propósito específico que se pierde en la inmensidad del tiempo. Todos buscamos nuestro destino y seguramente moriremos buscándolo. Pero el hecho de tener un destino manifiesto, de ninguna manera es aburrido. Por lo contrario, es emocionante. ¿Qué nos espera los próximos cinco minutos? No lo sabemos, pero seguramente será emocionante. ¿Un momento de estabilidad o turbulencia? No lo sabemos, pero tendremos la capacidad para vivirlo.
Si en los juegos o en el trabajo disfrutamos de la emoción, y esa emoción ya vivida como experiencia, la disfrutamos como satisfacción, misma que nos alegra compartirla con los demás, ¿Por qué queremos una vida en la que sepamos, con toda claridad, que nos depara el destino y buscamos un desarrollo sin contratiempos? ¿Por qué pretendemos quitarle a nuestra vida la emoción y el interés?
¿Por qué nos negamos a disfrutarla tal y como Dios la diseñó para cada uno de nosotros?
Por qué no decir: Gracias señor por todo lo que me das a cada instante. Gracias por las circunstancias en que te manifiestas. Gracias por hacerme divertido e interesante el camino que has elegido para mí.
“El Guili”6, a diferencia de otras ocasiones, tan pronto vio que Ibrahim estacionaba la camioneta frente al restaurante de Anselmo, atravesó la calle para saludarlos.
Quería platicar con ustedes, les dijo, por lo que tan pronto los vi, me dije, no pierdo esta oportunidad.
Guili, viejo conocido de Ibrahim, es una persona agradable, a quien recuerda acompañado de su guitarra, la que ya no suele tocar. Al menos, que Ibrahim lo haya visto hacerlo.
Tengo tres hijos, les dijo, uno de ellos con mucho sacrificio de nuestra parte, estudió ingeniería en el tecnológico de Monterrey, en el estado de Nuevo León.
En el mero campus Monterrey, comentó Pauline.
Si, allí mismo. No fue fácil, las colegiaturas son terribles y el hospedaje representa una colegiatura más. Nos la vimos muy difícil mientras estudió. Creo yo, dijo, que mi hijo, consciente del costo que representaba
estudiar allí, buscó un departamento que compartía con algunos compañeros suyos, lo que aminoró un poco nuestra carga.
Cuando el fin de sus estudios se aproximaba, pensé en Emmanuel, mi primo, con quien cultivamos una gran cercanía. Su posición privilegiada en la industria de alimentos, la relación de parentesco conmigo y la cercanía afectiva, aseguraba un muy buen puesto para mi hijo. Los días difíciles por fin acabarían con un final feliz. Le busqué para plantearle mi petición. Al recibirme, como siempre, me distinguió con su amabilidad. Cuando se enteró de mi petición, una fría cordialidad se reflejó en su rostro. Creo que tu hijo, me dijo, debería irse de aquí y buscar oportunidades de empleo en otras partes, aquí no obtendrá gran cosa.
Las piernas me temblaron, con la voz cargada de emoción, solo atiné a decir: gracias Emmanuel y disculpa que te haya molestado. Sin agregar más, me retiré de allí para no frecuentarle nunca más, hasta ahora que les cuento esto.
Mi hijo terminó sus estudios unos meses después. Cuando le di la noticia de mi reunión con Emmanuel, creo que se frustró tanto como yo. No podía ser diferente, nuestras expectativas iban en un sentido muy diferente al obtenido.
Después de trabajar en varias partes, consiguió formar parte del equipo Toyota. Radica en Monterrey, pero viaja por todo el mundo. La vida de mis nietos es de ensueño. He estado con él en su casa y me siento muy dichoso de todo lo que ha alcanzado.
¿Qué pasó con Emmanuel? ¿ya fumaron la pipa de la paz? Preguntó Pauline.
No, y no creo que la fumemos alguna vez, le contestó, con el gesto fruncido.
¿Por qué? Insistió.
Por la decepción que nos dio.
Dios es circunstancia, Guili, dijo Ibrahim. No fue Emmanuel quien te dio la negativa, el solo fue un instrumento. Fue Dios quien tenía otros planes para tu hijo, creo que deberías buscar a Emmanuel y agradecerle lo que hizo por tu hijo.
Pauline, que no perdía detalle de la conversación, intervino diciendo: creo que nunca había tenido tan claro los mensajes de Dios…
8ª. Dios tiene una misión para Todos y Todo:
Mi valor está en mi contribución con el todo que es el universo.
Dios nos ha creado con una misión específica. Nuestro paso por la tierra ya está escrito. Nuestros roles ya han sido escritos con todos los detalles, aun los más pequeños. Cada paso que damos obedece a un libreto, aunque no lo conocemos hasta vivirlo.
Esta reflexión, continuó diciendo Ibrahim, puede sonar sumamente aburrida para muchas personas, que argumentarán: ¡Para que pienso y me esfuerzo si todo está escrito para mí! ¿Somos acaso robots?
Nada tan alejado como eso. Los robots y aun la computadora más avanzada, tienen respuestas limitadas y la mente humana ha sido creada para dar respuestas múltiples. ¡Jamás sería posible la obra de la creación con robots!
Imagínate invitada como actriz, participando con otros muchos actores en una obra, en la que el guion ya está escrito. Lo sabes, porque el director les muestra un libro donde tiene escrito el rol de cada uno, solo que no se los da a conocer. Acto seguido les dice; ¡tercera llamada, tercera llamada, comenzamos!!!
¿Qué crees que haría cada uno de ustedes? ¿Empezarían a actuar?
¡Claro que no! Respondió Pauline.
Aun cuando, el director conociera a cada uno de los actores por su currículo e investigaciones personales, la información que tuviera sería muy limitada para pretender poner en escena una obra, sin ensayos previos y sin proporcionarle el rol a los actores.
Una obra en la que se persiga un final perfecto, sin que los actores conozcan sus libretos previamente, solo puede ser dirigida por Dios, nuestro creador. Dios nos llama a actuar al nacer, después, solo establece una circunstancia, un quiebre, un cambio de condiciones, para que todos ejerzamos nuestro papel, sin mancha.
Puedes verlo claramente en la vida cotidiana. Durante la pandemia covid-19, algunas personas se recluyeron en sus hogares, otras, medraron con la situación, mientras que, algunos jóvenes, aprovechando la caída en los precios de los vuelos de avión, prefirieron vacacionar. Estas son solo algunas de las múltiples conductas que la gente del mundo exhibió durante esta circunstancia.
Y, al igual que, en una obra de teatro, en la vida hay roles socialmente atractivos y detestables. Sin embargo, no hay malos ni buenos, solo misiones diferentes establecidas por el Creador.
Nuestro libreto ya está escrito, pero no lo conocemos, lo iremos descubriendo paso a paso.
¿Te imaginas que pasaría si a todos nos fuese entregado nuestro rol?
¡Seguramente nos iríamos a la última página para ver el final con la intención de cambiar nuestro destino!
Nada es casualidad. Todo está escrito para los elementos que conformamos este universo perfecto.
Lo grandioso es que somos parte de un universo perfecto, con una misión específica. Así como los átomos y sus partículas, los electrones, protones, neutrones, tiene una función específica dentro de este universo perfecto, nosotros también la tenemos. ¡Somos un elemento de este universo perfecto con una función escrita!
Recuerdo, dijo Ibrahim, a un instructor que decía: ¡Muéstrenme un indispensable y les presentaré un muerto!, en alusión a las organizaciones empresariales, donde no puede haber indispensables que pongan en peligro la buena marcha de los procesos. Ignoro qué mensaje quedó en la mente de mis compañeros de grupo, tal vez que, en las empresas eran meros fusibles, elementos que podían ser reemplazados con extrema facilidad, algo menos que nada. En un ambiente donde la competencia es la norma, parecía un reto a seguir. Sin embargo, este esquema de pensamiento, además de psicológicamente dañino, está totalmente alejado de la verdad. Todos y todo, somos, en un momento dado, indispensables en la vida de los demás en el cumplimiento de su misión. Nadie ni nada fue creado por casualidad.
¡Te imaginas cuantos elementos componemos este universo perfecto! ¡Y todos con una función escrita! ¡Millones y millones de elementos, en un universo en el que todos nos complementamos de manera perfecta!
Sí, todos tenemos una misión, pensó Pauline, mientras miraba en el piso a una pequeña hormiga desplazarse, al parecer, sin rumbo fijo.
Para cumplir nuestra misión, continuó diciendo Ibrahim, requerimos de mucha información que llega a nosotros a través de múltiples mensajeros. Algunos muy singulares y misteriosos.
¡Me hace feliz saber que soy parte del universo de Dios! ¡Que soy un elemento más con una misión escrita! Exclamó Ibrahim. Si freír un huevo resulta ser una función compleja, cuando solo participan algunos cuantos elementos, ser un elemento con una misión específica en la inmensa obra de Dios, hace que me sienta dichoso
¿A que juega Dios? preguntó Pauline, sin la menor intención peyorativa.
Si jugar significa estar feliz, respondió Ibrahim, entonces, Dios se materializa en cada una de sus manifestaciones, con alguna intención, en el devenir eterno del tiempo y del espacio. La respuesta está en la dimensión y espacio de Dios y no en la simplicidad del ahora. Un acontecimiento ahora tendrá una explicación muy diferente a las explicaciones que se den para el mismo acontecimiento en periodos de tiempo distintos hacia atrás y adelante.
La muerte de los elementos del universo, reflejada en la descomposición de su estructura,
incluida la nuestra, significa el cumplimiento de una misión y el inicio de una nueva. Se muere y se renace al mismo tiempo.
La causa de la muerte es tan solo un medio de Dios para un cambio de misión.
Los medios usados por Dios para nuestra muerte: un insecto venenoso en el tenis, una infección microbiana, un ataque cardiaco, etc., son meros hermanos nuestros cuya misión se entrelaza con la nuestra.
La muerte significa el momento en que nuestra misión se cumple, por lo que es un momento de máxima alegría, ya que vamos ante la presencia del Creador, quien nos dará la siguiente misión.
Yo sé que moriré, dijo Ibrahim, como sé que nací, aunque no sé cuándo ni cómo. El final de mi misión y su circunstancia, es una atribución de Dios. El libre albedrio que me confiere, se limita a ser feliz acatando sus designios, o infeliz rechazándolos. Mía es la intención, de Dios, el resultado de mis acciones.
La tranquilidad o violencia de mi muerte, no justifica un cambio en su significación. En cualquier circunstancia significa el cumplimiento de mi misión y mi reunión con el padre. La violencia de la muerte, para quienes quieran verlo así, está presente en todos los casos. Es nuestro nivel de conciencia sobre la causa de la muerte, lo que hace la diferencia en nuestras emociones.
La siguiente historia, ejemplifica la esencia e importancia de la misión de nuestras vidas:
Había una vez un pueblo Malo, donde todos, sin excepción eran malos, y otro pueblo, Bueno, donde todos, sin excepción, eran buenos.
Cada pueblo vivía en su espacio, sin cambio, expresando lo que sabía hacer.
Sin embargo, cierto día, una pandemia cimbró el terror en el pueblo Bueno, lo que orilló a sus habitantes a dejar el lugar donde habían habitado por muchos años.
En su huida, accidentalmente, una joven del pueblo Malo se encontró a solas con un joven del pueblo Bueno.
Sin que ambos lo pudieran contener, un sentimiento de atracción se generó en su interior al instante, y así, sin palabras, huyeron con rumbo desconocido, conscientes de que su relación jamás sería aceptada por sus pueblos.
La convivencia de ambos, como era de esperarse, se centró, en un principio, en hablar de sus pueblos respectivos, de sus costumbres, valores, creencias.
Cada palabra expresada por ellos sonaba totalmente desconocida al oído del otro.
Cuando desglosaban los conceptos, el asombro se convertía en repulsión.
Solo el sentimiento que en ellos había albergado, les permitió continuar sin destrozarse.
Y, así, una metamorfosis empezó a gestarse en ellos. El joven del pueblo Bueno, descubrió que había algo más allá de su saber, lo mismo sucedió en la Joven del pueblo Malo.
El joven aprendió que había una dimensión superior de su creencia. A medida que aceptaba la creencia de la joven, sus valores crecían. Sin darse cuenta, pasó de la posición de juzgar a la de aceptar. Fue la experiencia con la joven del pueblo Malo quien le enseñó el camino.
La joven por su parte, aprendió también que había una dimensión distinta de su creencia. Al igual que él, a medida que aceptaba la creencia del joven, sus valores crecían. Y así sin sentirlo, pasó sin darse cuenta, de la posición de juzgar a la de aceptar. Fue la experiencia con el joven del pueblo Bueno, quien le enseñó el camino.
Y fue así como, juntos, formaron el pueblo de Dios, el pueblo de la aceptación de su voluntad, reflejada en la aceptación de la misión de todos sus hermanos del universo y la suyas propias.
¿O sea, que al final, ambos fueron buenos para sí mismos? Preguntó Pauline.
En efecto, respondió, Ibrahim. Descubrieron que no había buenos ni malos, solo misiones distintas que se complementaban.
9ª. Dios es sentido de vida:
Los problemas existenciales, sí, aquellos que nos hacen sentir una vaciedad inmensa, aquellos que nos hacen sentir que no vale la pena vivir, son tan solo un problema de perspectiva.
¿De perspectiva? Dijo Pauline.
Sí, tan solo de perspectiva, respondió Ibrahim.
¿Cómo te ves a ti misma, Pauline?:
¿Cómo una persona que sufre la pesadumbre de no saber por qué está en el mundo?
¿Cómo alguien que no encuentra un sentido a la vida?
¿Cómo un ser que vive la vida de otros por no tener clara la suya propia?
Entonces el significado de tu sufrimiento está en tu falta de fe.
No puedes decir que crees en Dios, si no sientes la alegría de quien sabe para que esta en el mundo y trabaja afanosamente en cumplir su misión.
La fe da sentido a nuestra vida, y con él, alegría y paz.
Recuerdo, dijo Ibrahim, a una querida amiga que angustiada me dijo:
Ibrahim, amigo, me siento vacía, sin sentido, no tengo proyectos propios, trabajo en construir los de mi esposo. Me siento tan infeliz.
Creo que tu problema es de perspectiva, le dije. En el autobús de la vida, los pasajeros suben y bajan. Algunos son tan fugaces que apenas registras en tu memoria, otros, por el contrario, permanecen durante largo tiempo. La misión, tuya y la de los demás pasajeros, está reflejada en sus mensajes. Tú das muchos mensajes y recibes también muchos. La misión no debe entenderse como actividades sino como información. Tú estás fuertemente ligada a la misión de los demás y viceversa. Cuando convives con otras personas, ya sea por tus proyectos o por los suyos, no vives su vida ni viven la tuya, cada uno vive la suya propia a través de su misión. No hay dos vidas que inicien y concluyan el mismo momento bajo las mismas experiencias. No hay dos misiones iguales, por lo que no puede haber dos
vidas iguales. La coincidencia temporal, aunque sea por algunos años, no justifica el decir que se ha vivido una misma vida, solo que se ha compartido un tramo de su recorrido. Tu vida está llena con tu misión, solo que no la ves.
10ª. Dios es razonamiento:
Usar mi inteligencia no puede ofender a Dios, dijo Ibrahim, porque Él me la dio para poder cumplir mi misión.
Tal vez te parezco un fanático o supersticioso, dijo Ibrahim, pero no lo soy, porque el fanatismo no soporta los cuestionamientos de otras maneras de pensamiento, y la superstición es un alimento chatarra que daña tu salud física y emocional, y lo que yo experimento es fe, y la fe te nutre.
En varias ocasiones me has dicho que te parezco un hombre feliz y así me siento. Sin embargo, me preguntarías que por qué es así. Mi respuesta sería que me acepto como soy y lo que Dios me da cada día, sin importar su color y sabor. Del pasado me quedan hermosos recuerdos, pero no cambiaría mi presente por mi pasado ni mi futuro por mi presente. Plantarse en el pasado en cuanto al consumo de energía equivale a una carrera de veinte kilómetros a buena velocidad ¿Qué energía te quedaría para enfrentar lo que te pide a diario la vida, si la gastas en tu anclaje en el pasado?
Aprender a vivir es tan simple como aprender a utilizar un martillo. Quien ignora cómo utilizarlo seguramente se lastimará, lo contrario sucederá, con quien aprende a utilizarlo, con lo que, además de no lastimarse, obtendrá al mismo tiempo todas las ventajas de su uso.
Los humanos somos prolíficos en eso de crear términos y no siempre para nuestro beneficio. Uno de ellos son las “adversidades”, algo contrario a nuestros deseos. En nuestra relación con Dios no existen como tales, ya que solo son circunstancias, o sea, la manifestación de Dios en nuestras vidas. Por lo tanto, aprendamos a darle la significación correcta a las mal llamadas “adversidades”, y con ella, la bienvenida por lo que su mensaje significa.
La superstición, una muestra de ignorancia supina7, tan difundida en todas las culturas, como hecho irracional, es una falta de fe.
He visto expresiones de superstición que rayan en la locura.
Cuestiones tan simples como pasar por debajo de una escalera, sacar la basura por las noches, tirar sal al piso, descubrir una mariposa negra en la habitación, viajar en el asiento trece, etc., aunque parezca gracioso, suelen aniquilar las capacidades del ser humano.
Olvidamos, cuando practicamos la superstición, que nada pasará que no haya sido escrito por Dios.
Dios nos dio una primera gran herramienta contra la superstición: nuestra inconmensurable capacidad intelectual.
La segunda, y la definitiva es la fe.
11ª. Dios es igualdad:
Para Dios, todos somos iguales, dijo Ibrahim. Nuestro origen es el mismo para todos. La superioridad
e inferioridad es un asunto mental. Nuestro color de piel es un asunto de tonalidad que enriquece nuestra especie y el universo.
“…me sería difícil, si no imposible, precisar en qué época de mi vida la palabra judío fue para mí, por primera vez, motivo de reflexiones. En el hogar paterno, cuando aún vivía mi padre, no recuerdo siquiera haberla oído…fue a la edad de catorce o quince años cuando debí oír a menudo la palabra judío, especialmente en conversaciones de tema político…en la ciudad de Linz vivían muy pocos judíos que en el curso de los siglos se habían europeizado exteriormente y yo hasta los tomaba por alemanes. Lo absurdo de esta suposición me era poco clara, ya que por entonces veía en el aspecto religioso la única diferencia peculiar… de la existencia de un odio sistemático contra el judío no tenía todavía idea en absoluto… sentí escalofríos cuando por primera vez descubrí en el judío al negociante desalmado, calculador, venal y desvergonzado… desde entonces, no pude más y nunca volví a tratar de eludir la cuestión judía; por el contrario, me impuse ocuparme en adelante, de ella… siguiendo las huellas del elemento judío concluí que los judíos eran los dirigentes del partido socialdemócrata… y al fin supe definitivamente que el judío no era alemán. Ahora sí que conocía a los pervertidores de nuestro pueblo…”8
Adolf Hitler en sus razonamientos y fundamentos para su plan de liberación, se quedó en el pasado inmediato, donde lo único que podía ver eran efectos disfrazados de causas. Curar los efectos no cura la enfermedad, solo la hace más llevadera, algo así, como tomar el anestésico más poderoso existente para calmar el dolor cuando se tiene un tumor cerebral. Debe reconocerse, sin embargo, que atacar efectos trae situaciones que pueden ser consideradas como progreso, como sucedió con el avance científico en el periodo de Hitler, lo que no impidió que un plan carente de bases sólidas, derrumbara el imperio alemán. Si Hitler se hubiera trasladado mentalmente hasta el origen de la creación, habría descubierto que todos y todo somos iguales, con lo que seguramente, su plan habría sido otro muy distinto. El complejo de inferioridad llevado a la vida diaria puede ser aún más dañino que el actuar del alevoso.
Esto me trae a la memoria la posición de un gran amigo mío, un hombre sin lugar a duda, honesto y brillante, doctor en ciencias por una prestigiada universidad inglesa, quien afirmaba que a las personas se nos discrimina por nuestro aspecto exterior, específicamente, el color de la piel, la forma de hablar, la estatura, entre otros. Remontándose a sus estudios en esa universidad, me decía, que los estudiantes del grupo al que impartía clases, lo miraban con tal curiosidad, que infería que pensaban que él debería estar arreglando el jardín de la universidad más que impartiendo una cátedra. El asunto, continuó, llegó a tal grado, que interpuso una denuncia sobre discriminación ante derechos humanos, la que su mentor no apoyó e hizo que se desvaneciera, lo cual le afectó considerablemente.
Años más tarde, se incorporó a una universidad de su país, donde las cosas no mejoraron
mucho para él. Una institución plagada de corrupción, donde lo que menos importaba era la contribución científica de sus investigadores, y en la que el puesto de investigador se otorgaba por amiguismo o favores políticos, lo vio, más que con admiración por sus logros académicos, como una amenaza a su status quo. Le negaron el apoyo financiero a sus proyectos, por lo que tuvo que conseguir recursos por sus propios medios. Lo sometían a auditorías ridículas, hasta llegar a amenazarlo con despedirlo. Su diagnóstico, fue que todo se debía a la discriminación. Él no ostentaba un apellido de abolengo ni pertenecía a una familia adinerada, sino todo lo contrario, además de que era moreno y con un modo de hablar, indubitablemente, peculiar.
Recuerdo le dije, que desde mi punto de vista había un error de percepción, ya que, siendo yo, más moreno que él, no experimenté ni experimentaba la misma sensación en mi medio.
En respuesta, mi amigo desapareció de escena, volviendo minutos más tarde y arrojando sobre la mesa un libro, y claramente molesto, me dijo: ¡infórmate bien, estás mal informado!
Nuestra conversación sobre el tema subió de tono. Yo le pregunté si él discriminaba y me dijo que también lo hacía, aunque era tolerante.
¿En qué caso? Le pregunté.
Cuando me subo a un autobús donde se toca todo el tiempo reguetón. Me disgusta, pero hago un esfuerzo para soportarlo. Si en una reunión a la que asisto se toca ese tipo de música, opto por
retirarme.
Entonces déjame explicarte mi posición de otra manera, le dije.
Te escucho, me dijo, revolviéndose en su asiento. Apenas empecé a hablar, desesperado me dijo, que fuera al grano, que le dijera adonde quería llegar, que no le quedaba nada clara mi exposición.
Ante esa actitud, imperativo, le dije que observaba un problema de interlocución. No puedes pretender comunicarte con los demás si los descalificas desde el principio. Las personas se cierran ante una actitud de esta naturaleza, y si tienen poder, ya puedes imaginarte lo que vendrá. Estas ante un asunto de supervivencia, de amenaza al status quo9 desde la perspectiva de los demás, no ante un caso de discriminación. El color de tu piel, tu posición social y tu estilo de hablar es solo la máscara del problema, son tus capacidades los que los atemorizan y los que te hacen verte como un enemigo común, al que hay que obstaculizar primero y después destruir, y tu colaboras mucho con tu intolerancia. Estas afectando intereses, por lo que debes ser cauto y no lastimar sin necesidad. Si insistes en ver tu problema como un caso de discriminación, entonces es una discriminación invertida, ya que los “indefensos” se unen para extirpar al “fuerte”. Las expresiones de discriminación y clasismo son multidireccionales. Todos en un momento determinado somos clasistas y discriminatorios,
y como un asunto de uso común, es inocuo, se torna perjudicial cuando aceptamos la condición que nos conceden los demás…
12ª. Dios no es religión:
Dios no es religión, dijo Ibrahim, la religión es la administración de la fe.
Irreverencia del hombre, monopolizar la imagen de Dios, cuando Dios es todos y todo.
Para administrar la fe, las religiones requieren de estructuras humanas y marcos de conducta para los fieles. Para establecerlas, arguyen la presencia de mensajeros de Dios, como son los casos de Jesús y Mohamed.
Con la intención de identificar a los fieles con los motivos de su fe, se suceden las apariciones milagrosas, a imagen y semejanza, en muchas partes del mundo: la aparición de la virgen morena de Guadalupe al indígena Juan Diego, en México; Buda, mensajero espiritual de los orientales; Mahoma mensajero de Dios para los musulmanes…
Lo mismo sucede en otras latitudes y tiempos:
En las tribus indígenas, los dioses del fuego, la lluvia, la noche, el amor, la guerra, etc.
Los griegos y su mitología.
Todos a su imagen y semejanza.
El pragmatismo religioso ha desvirtuado el concepto de Dios, dijo Ibrahim. Además de apropiarse de su imagen, primera gran irreverencia, producto de la soberbia y el desprecio por todo y todos los demás elementos del universo, ha determinado la existencia de libros sagrados, la Biblia para los católicos y el Corán para los islamitas, son unos ejemplos, donde dicen, está plasmada la filosofía de Dios sobre el comportamiento humano. Sin embargo,
este pragmatismo, no se ha limitado a eso, inventó también la figura del personaje contrario a Dios, que amenaza la aplicación de su “filosofía”, otra gran mentira para controlar la mente de sus integrantes con efectos devastadores.
Para Dios, no existe el cielo ni el infierno, lo bueno y lo malo, lo moral e inmoral, solo existe la enseñanza que Dios nos da. Debemos dar gracias a Dios por lo agradable y lo no tan agradable que nos sucede cada día, ya que cada una de esas experiencias encierra una gran enseñanza que Dios nos da. Cada experiencia nos hace más fuertes para el momento que sigue. ¿Dónde puede estar lo malo en algo que nos nutre?
Dios, en su grandeza, no puede ser identificado como castigador por incumplimiento. Como líder de nuestras vidas, sabe perfectamente hacia donde nos lleva. Lo del infierno, es una invención del hombre. Las religiones requieren de control, y de alguna manera, había que lograrlo. Que mejor medio, que el miedo.
La oración aprendida y repetida por años de que Dios está en todo lugar, representa la verdad de Dios. Sin embargo, se le ubica en el cielo, en las alturas. El término celestial refleja para la religión el concepto de Dios. Una verdadera contradicción, pero así se adoctrina, sin el mínimo pudor de que pueda cuestionarse. Los dogmas no se cuestionan solo se aceptan, aun cuando un dogma contradiga abiertamente a otro.
Dios no premia ni castiga, solo enseña, es libre albedrio de cada quien tomar su enseñanza como premio o castigo. Todo es cuestión de perspectiva.
Los españoles católicos llegados a América, criticaron severamente, en base a sus principios religiosos, las creencias de los nativos. Tener a la lluvia, el agua, el aire, la tierra, el día, la guerra y el sol como Dioses, les sonaba pagano y ofensivo a su divinidad. Qué decir de los sacrificios humanos en honor de ellos. Y, creo que, aun con todo y eso, las religiones indígenas representaban un concepto más amplio de Dios. Con el tiempo, el politeísmo es común en el catolicismo. La adoración de santos y vírgenes, es una muestra de ello.
El camino a Dios es corto y alegre, no tortuoso y largo como lo describen las religiones. No se requieren capacidades especiales para leer y comprender los voluminosos libros sagrados que esgrimen como la palabra de Dios. Dios no se expresa con palabras, sino con hechos. Aprendamos a observar la grandeza de Dios y démosle gracias por todos los regalos que a cada instante nos da. Ese es el camino para construir nuestra fe y para ello, estamos capacitados todos los seres humanos sin distinción y sin adoctrinamientos.
Hoy se respiran vientos de cambio en las religiones, aunque no necesariamente todos los cambios conducen a fortalecer nuestra fe.
Montreal, Canadá, 2 de agosto de 2018, Dan Bilefsky, Christine Muschi/The New York Times.
Durante generaciones, los feligreses susurraron sus pecados en los oscuros confesionarios de madera de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, una importante iglesia católica en Montreal, sin embargo, fue transformada en el Theatre Paradoxe, con un costo de casi 3 millones de dólares en renovaciones. El espacio, que alguna vez fue sagrado, ahora está iluminado con un gigantesco candelabro de color rosa. Ahora es un salón donde se celebran, entre otros eventos, conciertos de bandas tributo de Led Zeppelin, lecciones de zumba y fiestas fetichistas, así como programas de entrevistas.
Además, es una de las decenas de iglesias en todo Quebec y en España, que se han transformado en salas de lectura universitarias, condominios de lujo, emporios de queso y gimnasios de alta
categoría.
Las transformaciones radicales de los recintos sagrados en Quebec, reflejan el declive drástico de la iglesia en una provincia canadiense de mayoría católica donde el 95 % de la población iba a misa en la década de los cincuenta, pero solo el 5 % lo hace actualmente.
Hasta abril, se habían cerrado, vendido o transformado 547 iglesias en Quebec, según el Consejo del Patrimonio Religioso de Quebec.
No obstante, la Iglesia también se opuso al divorcio, censuró libros y acosó a las mujeres para que tuvieran hijos; en la década de los sesenta toda una generación se rebeló, un periodo conocido como la Revolución Silenciosa.
La pérdida de adeptos para las diversas religiones y la aparición de todo tipo de sectas, marcan fielmente la crisis que atraviesan.
¿Cuál podría ser la causa de esta crisis?
La insatisfacción, el no encuentro de lo buscado por sus adeptos.
La necesidad de ser feliz y encontrar la paz, es y será la necesidad primera del ser humano. Lamentablemente, esta necesidad, en continuo crecimiento, como consecuencia de la insatisfacción que experimentan quienes buscan satisfacerla en las religiones, ha conducido a la proliferación de la charlatanería y la superstición.
La solución a un problema existencial no son las religiones sino la fe en Dios, y la fe en Dios es un asunto personal que está al alcance de nuestra mano, solo tenemos que hacernos conscientes de su cercanía.
13ª. Dios es sabiduría.
Dios creo al universo con un propósito, no por accidente.
Una evidencia más de ello, es la relación naturaleza/zona geográfica.
Cada zona geográfica tiene su flora y su fauna, la que se identifica con ella, misma que, por ignorancia, hemos desvirtuado.
“Una buena indicación de que la tierra esta pobre de fosforo es la presencia de helechos, dijo a Ibrahim el ing. Agrónomo, Domitilo Meneses, con mucha satisfacción intelectual. ¡Basta de teorías caducas! La tecnificación de las tierras, el uso de químicos para la fertilización y el control de plagas biológicas y de yerbas, permite la producción de alimentos para los seres humanos. Se puede producir tanto, que, sin temor, podríamos suspender la explotación de la tierra el séptimo año, según lo manda mi evangelio. Los rendimientos por hectárea,
se elevan considerablemente”.
¿Alimentar así a cientos de personas, justifica destruir a miles de millones de seres vivos que podrían alimentar a miles de personas? Preguntó
Ibrahim
¿Por qué pensar en ese sentido, en vez de pensar en sembrar o cultivar la tierra con las plantas y los animales que Dios estableció?
¿No sería más productivo?
¿Por qué pinos y cedros en vez de marangola y liquidámbar, que son las plantas nativas?
¿Que acaso los helechos no deberían existir, solo porque no sabemos qué hacer con ellos?
¿Por qué no utilizar nuestro intelecto en desarrollar productos con las plantas que Dios estableció para estas tierras?
¿Por qué querer torcer lo establecido por Dios?
¿Es soberbia o ignorancia?
¿O ambas?
14ª. Dios es el principio y fin de todo.
Para determinar nuestro real tamaño, dijo Ibrahim, debemos remontarnos a la creación.
Limitarnos al pasado inmediato confunde.
Los códigos de Dios se remontan al momento de la creación del universo. Desde entonces, el código genético se ha cargado de información. Cada etapa por la que ha pasado, ha suministrado la información requerida para su evolución.
No fuimos creados en nuestro nacimiento físico, sino miles de millones de años atrás. Nuestros padres biológicos solo son un instrumento de Dios, nuestro padre único y verdadero, es Dios.
Fuimos creados con el universo, no limitemos nuestro origen a nuestro nacimiento biológico, como lo hizo Vicente:
“Rhonda iniciaba un nuevo día de trabajo. En su cara se reflejaba el desgano que le producía la profesión más antigua de la humanidad. Sin ningún esmero pintó su cara, parecía que más que buscar dar un buen aspecto, perseguía lo contrario. Tomó la raída bolsa de mano de entre el montón de objetos de su desordenada recámara y sin detenerse mucho en observar el desorden en que vivía, salió dando un portazo…
Esteban, terminaba un intenso día de trabajo. Las cosas ese día, para variar, no habían salido como él hubiera querido. Además de los problemas que le presentó la operación de la maquinaria, su jefe no se le separó un instante, no para ayudarlo, sino para hacerle más difícil el día. Sentía los efectos de tanta presión en el sabor amargo de su boca. Encaminarse a su casa, era lo menos que deseaba, seguramente su mujer le completaría el día con un sinnúmero de reprimendas y chantajes. No, no iría a casa, mejor se perdería en la zona de tolerancia de la ciudad, para tomarse unos tragos y compartir con una desconocida. Tal vez tener sexo para sentirse un poco mejor, sería una opción. El aliciente serían los tragos y hablar con una desconocida, lo que también descargaría un poco su tensión…
El black cat, como todas las noches, estaba abierto. Sus luces extravagantes, en tonos intensos y la música estridente ejecutada por un conjunto de apenas cuatro elementos, parecían ser el lugar ideal para hombres y mujeres que esa noche se daban cita allí. Las exóticas vestimentas de las mujeres de todas tallas y sensuales diseños, hacían perfecta combinación con las miradas lujuriosas de los clientes. Algunos bailaban mientras otros permanecían sentados. Nadie se percató de la llegada de Esteban, quien permaneció parado en el umbral de la puerta del antro varios minutos. Por fin, una mujer se le acercó para decirle: ¿buscas diversión guapo? El gesto de indiferencia de Esteban contrastó con la insistencia de la mujer. Al fin, ambos se dirigieron a una mesa del fondo.
Esa noche, Esteban bailó, charló y tomó alcohol al parejo de Rhonda. Varias horas más tarde, ya borrachos, ella lo invitó a su departamento, a lo que él asintió sin expresar la menor emoción.
Esteban estaba tan borracho que no se dio cuenta de las condiciones en las que vivía Rhonda, lo que no le impidió tener sexo con ella y quedarse profundamente dormido.
Dos horas más tarde despertó. Lo que vio no le gustó: una mujer desnuda con la pintura escurrida, que la hacía parecer terrible. Casi huyó del lugar dejando a la mujer dormida. Ahora sentía con más fuerza el mal aliento. Al parecer la medicina no había surtido efecto, por lo que prefirió sacar de su mente ese mal rato.
Los días pasaron y Rhonda vio con frustración los resultados de la prueba. ¡No puede ser!, se dijo a sí misma, mientras su rostro reflejaba un inmenso
coraje. Estaba ante un terrible problema, su profesión le había presentado varias veces esta misma situación a la que daba solución casi de inmediato, pero estaba vez recordaba con nitidez las palabras del médico: uno más y no la cuenta, señora. La próxima piénselo muy bien, porque su vida estará de por medio…
¿Alguien vio quien dejó a este bebé en las puertas del hospicio? Preguntó intrigado el empleado del hospicio a un compañero que se acercaba, mientras dirigía su mirada a un pequeño envoltorio, colocado justo en la puerta de entrada.
Apenas unos minutos más tarde, la administración del hospicio, no tenía la menor duda: un bebé había sido abandonado.
Te pondremos, Vicente, un nombre como cualquier otro…dijo el administrador, mientras sostenía en sus brazos al recién nacido…
Muchos años después, siendo Vicente un próspero comerciante dueño de vidas y haciendas, ante la pregunta relativa a sus padres, contestó:
No sé nada de ellos. Fui abandonado en las puertas del hospicio, apenas nací.
Aun así, hice una gran fortuna sin la ayuda de nadie.
¡Lo que tengo, lo hice solo!
Una respuesta cargada de soberbia, soledad, frustración y sufrimiento, comentó Pauline.
Así es, dijo Ibrahim, Vicente, con la acumulación de bienes y su mente, en el aquí y ahora, buscó aminorar su dolor, sin lograrlo.
Una espiral perniciosa consumía su vida: más riquezas, más poder, más dolor.
Solo su fe basada en la conciencia de su origen verdadero, le podía dar la paz que tanto anhelaba.
15ª. Dios es comunidad.
Nuestro valor real, dijo Ibrahim, el que ostentamos y con el que contribuimos, solo se da en
comunidad.
Nuestra misión es complemento de la misión de los demás elementos del universo.
Damos y recibimos mensajes para el cumplimiento de una misión.
La independencia en el lenguaje de Dios, no existe.
Conmigo Dios ha sido benevolencia, dijo
Pauline.
Creo que te ha ido conformando poco a poco, respondió Ibrahim.
¿Tú crees?
Sí, a través de tus compañeros de viaje.
El alcoholismo de tu mejor amiga,
La soledad de tu hermano,
La circunstancia de tus sobrinos,
La pobreza extrema de Bety y Luis,
La situación de Beto, etc.
No son cargas, sino mensajeros con mensajes necesarios para el desarrollo de tu misión, dispuestos para recibir el tuyo propio. Nadie ha llegado a tu vida de forma casual. Todos han llegado con un fin específico: contribuir en la construcción de tu ser.