[1] Prólogo a la edición italiana de Mondadori, colección Omnibus, enero de 1984.
[2] La nuevalengua era el idioma oficial de Oceanía. Para un informe sobre su estructura y etimología, véase el «Apéndice».
[3] Por descontado, en el vocabulario A también había palabras compuestas, como «hablascribe», pero eran meras formas útiles carentes de cualquier matiz ideológico.
[4] No queda claro si esta propuesta de modificación fue idea del señor..., o tuvo su origen en el Ministerio de Información, aunque parece tener cierto tono oficial. (N. del A.)
[5] Orwell escribió una vez que todos sus recuerdos felices de la infancia estaban relacionados de un modo u otro con animales, pero su palabra favorita para reprobar el comportamiento humano era «bestial». Se hizo famoso con un ensayo en el que casi se odiaba a sí mismo por matar a un elefante. Como granjero aficionado, llegó a odiar a los cerdos. El momento más horrible de 1984 relata la utilización de ratas como instrumento de tortura. Sin embargo, también adoraba el valle del Támesis y estaba claramente influenciado por El viento en los sauces. A uno le gustaría leer, o tal vez escribir, un estudio sobre este subtexto y sus implicaciones. (N. del A.)
[6] En «La libertad de prensa» alude en tono favorable a Rosa Luxemburgo, la mártir y revolucionaria judía germano-polaca, asesinada en 1919 por la derecha alemana, que pertenecía a la extrema izquierda, pero había advertido proféticamente a Lenin del peligro de convertir las «medidas excepcionales» en una costumbre.
[7] En un panfleto muy incisivo titulado La bomba atómica y usted, publicado en Tribune en octubre de 1945.
[8] Está tomado del soneto XII, en el que se defiende de varios calumniadores y les tilda de «búhos y cucos, asnos, monos y perros». Uno no puede sino preguntarse si Orwell sería consciente del elemento animal predominante en el poema. (N. del A.)