Etimológicamente, Ñancahuazú es un vocablo que tiene su origen en el idioma guaraní. Ñacahuazú, Ñancahuazú o Ñacahuazu significa "quebrada grande, entrada o cabeza grande de agua".Los pobladores de esta región pronuncian Ñacahuasu.
Pombo envía un informe al Che el 11 de septiembre de 1966. En él le describe las características de la zona comprada por Roberto Peredo, escogida como teatro de operaciones:
Ñancahuazú está en un cañón entre las Cordilleras y Serranías de las Pirirendas al este y las serranías Incahuasi al oeste. Esta cordillera se extiende al sur llegando hasta la cordillera de Salta, en la Argentina.
Yo he recorrido toda la zona de guerra con la ayuda de un guía, la he escudriñado palmo a palmo desde el río Mizque, al oeste, hasta el río Grande, al este; y desde Cuevas, al norte, hasta la desembocadura del río Masicurí en el río Grande. He conocido Ñancahuazú solo después de la guerra, ingresando por Lagunillas y El Pincal.
Es una zona en la que existen enjambres de mosquitos "de dientes afilados" para los forasteros, y que "solo dan caricias" para los pobladores del lugar. La Cordillera del Incahuasi es imponente, preciosa. Sus picos elevados, cubiertos de vegetación, pueden servir de fuente de inspiración a un escritor que busque traducir en poemas la belleza natural. Sus melenas boscosas son cortadas a pico por el río Ñancahuazú.
Constantemente acecha el peligro, que en tiempos de lluvia se multiplica; hasta las inofensivas quebraditas, secas y de fácil acceso, se convierten en impetuosos ríos.
Esta es una credencial conseguida de la Presidencia de la República de Bolivia por Tania, la jefe de la Red Urbana, a nombre de Adolfo Mena, es decir el Che, para que en cualquier caso pueda servirle hasta su llegada a Ñancahuazú.
Vieja foto tomada por el mismo Che en el Hotel Copacabana.
Puede verse como sostiene la cámara frente al espejo.
Para poder escrutar los secretos de la selva es necesario hacerse paso a filo de machete. Los espacios claros por donde se abren campo los rayos solares son escasos. Así, la sombra al fondo de los cañadones parece un negativo fotográfico, incapaz de permitir su visualización por un avión. Farallones y farallas forman verdaderos peñascos cortados como cuarzo por el río que baña las faldas de la cordillera. La urdimbre del ropaje selvático envuelve con su tupido colmenar de hordas inhóspitas a quien quiera visitarlo.
Los escuadrones de marigüís, jejenes y mosquitos hacen su fiesta con todo intruso que se atreva a romper su cerco. Los acrobáticos simios huyen y se esconden de los felinos que acechan el monte en busca de su presa. No hay silencio. Todo es bulla, bulla sinfónica. El silbido de papagayos compite en sus melodías con los sapos acordeonistas en sordina.
Vieja foto de la Casa de Calamina, la cual está ubicada a 500 metros del campamento de Ñancahuazú. Aquí trabajaba y vivía Coco Peredo que compró la hacienda a su nombre el mes de agosto de 1966. Pasó a ser conocida como Casa de Calamina porque era diferente a las casas de los campesinos que eran de bambú con techo de paja.

CAMPAMENTOS Y PUESTOS DE OBSERVACIÓN

El 3 de noviembre de 1966, el Che llega a La Paz junto con Pacho en un vuelo que parte de São Paulo. Se hospeda en el Hotel Copacabana, situado en El Prado de la ciudad. Varios cubanos lo esperan en la capital boliviana desde hace varios días. Al día siguiente parten con destino a Ñancahuazú siete expedicionarios divididos en dos jeeps.
En el primero va el Che junto a Pacho (seudónimo de Fernando Montes de Oca, cubano) y Loro (cognomento de Jorge Vásquez Viaña, boliviano), este último conduce. Salen de La Paz a las 4:30. En el segundo van Pombo (mote de Harry Villegas Tamayo, cubano) y Mibili (alias de René Martínez Tamayo, cubano), que parten dos horas después. Llegan a Santa Cruz al día siguiente. Y para evitar toda clase de problemas, no toman el camino principal a Camiri, sino uno secundario.
La primera actividad del Che, una vez que llega a la finca seleccionada, consiste en explorar todas las zonas aledañas al Río Ñancahuazú. Su objeto reside no únicamente en conocer bien el terreno, sino también en determinar lugares adecuados donde establecer campamentos, observatorios, cuevas para guardar mercancías, cavar trincheras, etc.
El 9 de noviembre del mismo año, Ramón (agnomento del Che) y Pombo, salen con Tuma de exploración, siguiendo el curso del Río Ñancahuazú. Pretenden llegar a sus nacientes, pero no lo consiguen.
Este día, el Che comenta en su diario:
Otra foto bastante antigua que muestra un detalle curioso. Frente a la Casa de Calamina, Coco Peredo junto a Ñato, un panadero, construyeron este horno rústico para hacer pan.
Corre encajonado —se refiere al Río Ñancahuazú—, y la región, aparentemente, es poco frecuentada.
Con una disciplina conveniente se puede estar allá mucho tiempo.
El nuevo año trae consigo la conclusión de los tres campamentos, cinco cuevas y diversas trincheras.
El Che no descuida nada en esta fase de preparación: construye un pequeño anfiteatro para clases de Historia y Geografía de Bolivia, Marxismo-Leninismo, Quechua, etc.

VECINO INCÓMODO

A escasos tres kilómetros de la Casa de Calamina, al norte de Lagunillas, está El Pincal, propiedad de Ciro Algarañaz, quien planta maíz, legumbres, hortalizas y, principalmente, se dedica a la cría de ganado porcino y vacuno. Introduce cien cabezas de puercos y de vacas.
Inmediatamente después de la compra de Ñancahuazú, Roberto Peredo Leigue, cuyo nombre de guerra es Coco, le pide a Algarañaz que le venda El Pincal. Este se niega, pues ya la ha mejorado mucho y pretende incrementar la cría de puercos y vacas. No le interesa la venta porque ha soñado toda su vida con ser ganadero.
Había ocho puestos de observación. Este estaba situado cerca de la Casa de Calamina y tenía una visión privilegiada del camino.
Tuma está haciendo su guardia, el Che también hacía por turnos junto a todos sus compañeros.
Coco Peredo contrata unos peones y construye, entre El Pincal y el campamento central de Ñancahuazú, una casa pequeña con techo de calamina, lo que la hace diferente de la mayoría de las casas del lugar, que tienen techo de barro y paja o tejas. Por este motivo, se hace famosa esta vivienda como la Casa de Calamina.
El Pincal se interpone entre Lagunillas y Ñancahuazú; es decir, que cada vez que un morador de Ñancahuazú necesita entrar o salir, debe pasar necesariamente por El Pincal. Por tal motivo, Algarañaz, voluntaria o involuntariamente, resulta ser un testigo de las andanzas de los guerrilleros. Simultáneamente a la construcción, Coco Peredo planta maíz, hortalizas y legumbres para mostrar que su intención es la de dedicarse a la agricultura. Pero, como requiere entrar y salir con demasiada frecuencia para traer guerrilleros, dedica poco tiempo al incremento agrícola.
Algarañaz, experto agricultor, observa que las plantaciones no prosperan, y como hay un tránsito frecuente de jeeps Toyotas con Coco y Loro al volante, supone que más al noroeste, hacia la selva, ellos deben estar plantando coca para fabricar cocaína. No encuentra otra explicación para las idas y venidas de gente, mayormente de noche, y para el escaso progreso agrícola de la hacienda. Intuye que La Finca o La Granja, como la bautizan sus vecinos, se utiliza simplemente como fachada para esconder la fabricación de cocaína.

EL LAGUNILLERO

Corre el mes de julio del año 1966, y Mario Chávez vive en Sucre, junto a su familia. A principios de año, Jorge Vásquez Viaña le dice:
—Don Mario, está preparándose una insurgencia guerrillera en nuestro país, ¿estaría usted dispuesto a participar?
—Claro, no necesitas preguntar, solo darme las instrucciones del partido para que me incorpore —responde feliz—. ¿Qué tipo de insurgencia?
—Crearemos un foco insurreccional armado como punto de partida para tomar el poder.
—¿Eso quiere decir, en términos más claros, que el método escogido es la guerra de guerrillas.
—Sí —responde sécamente Jorge.
Mario Chávez vende un camión que tenía, y con ese dinero monta ese mismo año un bar en Lagunillas, cerca de Ñancahuazú. Su nombre de guerra es el Lagunillero, el Explorador, Dr. Chapolin y/o Bruno.
En 2001 entrevisté a Mario Chávez en Santa Cruz de la Sierra y, entre otras cosas, le pregunté:
—¿Cómo puede usted demostrar que estuvo efectivamente el año 1967 en Lagunillas?
El Che con sus compañeros ya en el campamento. Como puede verse, aún no le han crecido los cabellos. Por ese tiempo escribió feliz en su diario: "Estoy volviendo a ser yo".
—Puede usted ir a Lagunillas y preguntar a sus pobladores. Yo alquilé la casa de una esquina y allí instalé un bar que se hizo famoso.
En efecto, viajé a los pocos días a Lagunillas y comprobé la existencia de dicho bar, al que todos los pobladores de Lagunillas recordaban con nostalgia.
—¿El Che sabía de su existencia? —vuelvo a interrogar.
En este instante se incorpora, trae el diario del Che, y me muestra tres fechas en que el Che lo cita:
—Claro —me dice—, me cita tres veces en su diario, el 21, 22 y 23 de diciembre de 1966.

VIAJE DE EXPLORACIÓN

La primera prueba de fuego de su tropa comienza el 1 de febrero de 1967, cuando se realiza el viaje de exploración. La víspera, el Che apunta la experiencia a la que será sometida la tropa y los alcances del mañana:
31/1/67: Ahora comienza la etapa propiamente guerrillera y probaremos la tropa; el tiempo dirá qué día y cuáles son las perspectivas de la Revolución Boliviana.
Este viaje está programado para 15 días. Sus objetivos son:
1) Someter a un duro entrenamiento al núcleo guerrillero para que adquiera experiencia, se endurezca, aprenda a sobrevivir en las condiciones más difíciles, conozca la necesidad de adaptarse a las vicisitudes de la vida guerrillera: el hambre, la sed, la falta de descanso, las caminatas agotadoras de día y de noche; factores que son igual de importantes o más que el propio combate para moldear al futuro soldado revolucionario.
2) Examinar las posibilidades de formación de núcleos campesinos y contactar con ellos para explicarles el objetivo de la lucha.
3) Conocer y ampliar el territorio explorado por las fuerzas guerrilleras para posibles zonas de operación, chequeando y actualizando los mapas conseguidos por el Lagunillero, Tania y Regis Debray.
4) Seguir hacia el norte hasta el río Masicurí y Rosita, y volver en un plazo de 20 ó 30 días.
El viaje de exploración comienza, como está previsto, a las 6:00 de la mañana. El Che divide a su gente en tres grupos:
Vanguardia, nominado como "Venado", compuesto por: Marcos (Comandante), Miguel, Benjamín, Paco, Anicoto, Benigno, Arturo y Loro.
Centro, designado como "Centella", compuesto por: Ramón (Comandante), Pombo, Inti, Rolando, Alejandro, Tuma, Urbano, Morogoro (Muganga) y Ricardo.
Retaguardia, señalado como "Ratón", compuesto por: Joaquín (Comandante), Braulio, Rubio, Ernesto, Carlos, Walter, Polo, Eusebio y Pedro (Pan de Dios).
Parten 26 guerrilleros y dejan a cuatro en el campamento: Antonio, Arturo, Ñato y Camba, a quienes el Che da diversas recomendaciones, entre ellas: en caso de retirada precipitada, Antonio y Arturo deben dirigirse a la cueva donde está la radio, y Ñato y Camba, ir por el arroyo hasta un punto predeterminado. Cuando lleguen los nuevos cuadros, no deben hacerles conocer más que lo imprescindible.
El 8 de febrero llegan a la rivera norte del río Grande.
El día 9 llegan a casa del campesino Honorato Rojas, que vive en una choza junto a su esposa y a sus seis hijos. El primer contacto lo hacen Inti y Ricardo, que se presentan como cazadores. Pero, en el segundo encuentro, le explican que son guerrilleros. Honorato les da muchas informaciones, los acoge muy bien, les vende un chancho, les prepara humintas y ponche (té caliente con vino).
De la casa de Honorato, y al tercer día de convivencia con el campesino, siguen en dirección norte, hacia el río Masicurí, donde cambian el rumbo hacia el noreste para llegar al río Rosita, adonde llegan 11 días después. Para esta fecha ya debían estar de retorno en el Campamento Central según la previsión inicial. A partir de este día comienzan a sentir hambre, sed, cansancio, hinchazón de las extremidades por tener una alimentación hipoproteica (bajo consumo de proteínas) e hipocalórica (alimentos con pocas calorías).
Creación del autor.
Desarrollo infográfico de Rodrigo Franz Osinaga Ustariz.
El día 24 comienza el retorno hacia el Campamento Central de Ñancahuazú. Pacho comenta el 2 de marzo: "Estamos agotados y sin agua, no comemos nada."
El 5 de marzo se desprende la vanguardia del resto de la tropa, adelantándose al campamento de Ñancahuazú.
La vanguardia llega al Campamento Central mucho antes que el grueso de la columna, el 12 de marzo. El día 8, Inti y Ricardo son enviados a la estación de bombeo de petróleo ya citada. Al cruzar el río se les moja la ropa y el dinero que cargan, motivo por el cual se ven obligados a despojarse de la ropa y a hacer secar el dinero en las márgenes del río Grande, sin darse cuenta de que ojos lejanos miran esta peculiar escena. El cruce del río se produce a mediodía; por la tarde, Inti y Ricardo llegan a la estación de bombeo, donde toman contacto con el mismo Epifanio Vargas que tres días antes había estado con la vanguardia.
Ese mismo día no consiguen retornar, lo que deja muy preocupado al Che. Se reencuentran con él al día siguiente, después de las cuatro de la tarde. Llevan consigo: un puerco, pan, arroz, azúcar, café, algunas latas en conserva, maíz, etc. El centro y la retaguardia pasan todavía muchas peripecias antes de llegar al Campamento Central, el 19 de marzo, 47 días después de haber comenzado el viaje exploratorio, tres veces más de lo previsto.
El viaje resulta provechoso. El Che obtiene los objetivos propuestos: toma contacto con campesinos, conoce la zona y descubre que la cartografía que posee está desactualizada. Hace sus propios croquis en los mapas, templa el carácter de su tropa, acostumbrándola a pasar hambre y sed, y a sufrir las inclemencias del tiempo. Pero paga caro por eso: mueren ahogados dos bolivianos antes de comenzar la guerra: Benjamín y Carlos.
Mientras que los 26 guerrilleros realizan el viaje de exploración llegan al campamento de Ñancahuazú el intelectual y filósofo Regis Debray, el argentino Ciro Roberto Bustos, Tania, y el grupo de Moisés Guevara.

MINISTERIO DE GOBIERNO

La CIA (Central Intelligence Agency) actúa en el gobierno boliviano desde 1957. Desde entonces se infiltró en la altas esferas del MNR (Movimiento Nacionalista Revolucionario), en el poder desde el 9 de abril de 1952. Dicho partido asumió el comando del país después de derrotar a la dictadura.
El Che ya con los cabellos crecidos en el campamento de Ñancahuazú.
El 23 de octubre de 1968, el diputado de oposición, Jorge del Villar, de la FSB (Falange Socialista Boliviana), hace una denuncia al Congreso, donde menciona que el gobierno norteamericano posee desde 1962 una "base militar secreta" en las inmediaciones del aeropuerto de La Paz. El local era conocido dentro de las altas esferas gubernamentales como Guantanamito, en alusion a la similar base cubana. Los diputados del partido del presidente general René Barrientos Ortuño no pudieron negar el hecho. Justificaron el caso indicando que en 1962 el canciller Felman Velarde del MNR firmó un contrato con el gobierno norteamericano, representado por su embajador, Ben Stepahansky, y el presidente boliviano, Víctor Paz Estensoro. El acuerdo preveía la instalación de una "base militar secreta" en un local con una extensión de 14 hectáreas situado a 15 kilómetros del centro de La Paz. En el Congreso, los políticos aliados del gobierno se defendieron alegando que no se trataba de una base de la CIA, como mantenía el diputado Jorge del Villar, sino de un "sistema de comunicaciones diplomáticas" entre los Estados Unidos y su Embajada. También argumentaron que los equipos "eran útiles al gobierno boliviano".
Todos esos hechos fueron llevados al conocimiento público en el primer interrogatorio de Antonio Arguedas ante el Tribunal de Instrucción Militar, realizado el 23 de octubre de 1968. Meses antes, él era el Ministro de Gobierno, el segundo cargo de mayor importancia dentro del país. Sobre él solo estaba el Presidente. Durante su mandato entregó a Cuba el diario del Che, publicado por Fidel Castro en julio de 1968. Más tarde huyó a Chile; retornó a Bolivia en agosto del mismo año después de realizar un periplo por todo el mundo, y para ser sometido a juicio por deslealtad al país.
La actuación de la CIA en Bolivia a partir de 1957 es confirmada por Jorge Gallardo Lozada, un alto integrante del MNR, quien en su libro La nación postergada apunta:
La incursión militar en el seno del partido (MNR) era parte de una estrategia elaborada por los mandos militares y sutilmente implementada por el imperialismo norteamericano.
Antonio Arguedas, capitán de la Fuerza Aérea, fue reclutado por la CIA en 1965. En la época era subsecretario del Ministerio del Interior. Antes había pertenecido al Partido Comunista Boliviano. Cuando el coronel Edward Fox, entonces jefe de la CIA en Bolivia que actuaba cubierto como "agregado militar en la Embajada de los Estados Unidos", descubrió el pasado político de Arguedas, exigió del Presidente General René Barrientos Ortuño, que dimitiese el subsecretario. En el caso de que el Presidente tuviese interés en mantenerlo en el poder era indispensable someter al alto funcionario del Ministerio de Gobierno a un interrgatorio realizado por la CIA en el Perú. Barrientos Ortuño obedeció. Arguedas, que tenía grandes ambiciones políticas, aceptó y viajó a Lima en marzo de 1965. Allí estuvo bajo los cuidados de la CIA durante tres semanas. Lo sometieron a un interrogatorio utilizando el "suero de la verdad", compuesto por un barbitúrico, el llamado "pentotal". Como el servicio de inteligencia norteamericano vio que Arguedas no tenía mayor vínculo con los comunistas, informaron al presidente Barrientos Ortuño, que lo nombró Ministro de Gobierno en julio de 1965.
La CIA infiltró a sus informantes en el Partido Comunista Prochino. Esta penetración de la CIA y del Ministerio de Gobierno es confirmado al autor por Víctor Zanier Valenzuela, que recibió el diario del Che de manos de Antonio Arguedas y lo llevó a Cuba. Zanier Valenzuela me hizo esta declaración:
—Un día estaba junto con Antonio Arguedas en su automóvil en la avenida Arze, en La Paz. De repente, el Ministro de Gobierno dio la orden a su chófer de parar el vehículo. Bajó, y cuando volvió unos diez minutos después, me mostró una lista entregada por su agente con los nombres de aproximadamente 40 personas, todos ellos integrantes del Partido Comunista Pequinés.
El Servicio de Inteligencia Norteamericano se introduce entonces en el seno del Partido Comunista Pro-chino por medio de López Durán, que pasa las informaciones a Monje Pinedo [3] , y este a Hugo Murray, jefe de la CIA en La Paz. Este, por medio de Guantanamito, hizo llegar informaciones confidenciales a los Estados Unidos.
Arguedas, en el ejercicio del poder, descubrió en 1967 la "base militar secreta". La invadió con fuerzas policiales, se incautó todos los equipos de telecomunicaciones, y convocó una conferencia colectiva de prensa para divulgar lo que él consideraba el desbaratamiento de la base del Partido Comunista Pequinés. Entonces, cuando iba a denunciar el hecho a la opinión pública, apareció Hugo Murray, quien quedó indignadísimo con la invasión a Guantanamito, pues con eso el Ministro de Gobierno estaba destruyendo una base de la CIA. Este hecho demuestra con meridiana claridad que la CIA mantenía su propia red de inteligencia y un buen servicio de espionaje al margen del gobierno boliviano, o en connivencia con él.
En la invasión de la base militar, Arguedas descubre un documento fechado el 18 de febrero de ese mismo año, o sea, 35 días antes de la eclosión de la guerrilla del Che en Ñancahuazú. Dicho documento mencionaba la existencia de un movimiento guerrillero en pleno desarrollo en el departamento de Santa Cruz de la Sierra.
Arguedas se entera entonces de la preparación del foco guerrillero no solo por el descubrimiento de Guantanamito, sino también por su agente infiltrado en el Partido Comunista Pequinés. Su informante le comunica que después del carnaval tendría lugar la reunión de un grupo de más de diez miembros de dicho partido en la ciudad de Cochabamba, lo que es verosímil, pues allí se reunió Moisés Guevara con los mineros que le condujeron a Ñancahuazú.
Leamos lo que Arguedas declara al matutino boliviano Presencia el 29 de octubre de 1969:
Como Ministro de Gobierno recibí la primera información de la existencia de un posible foco guerrilleo el mes de febrero de 1967, antes del carnaval.
Uno de mis agentes, que estaba infiltrado en el Partido Comunista Pequinés, dijo que había sido convocado para viajar a Cochabamba, para incorporarse a "una guerrilla". Pero este joven se había embriagado y perdió el contacto con el grupo de Moisés Guevara, un minero que fue uno de los primeros en ingresar a la zona guerrillera. Esa fue la primera noticia que tuve de la insurrección guerrillera.
El domingo 5 de marzo de 1967, cuando Loro y la vanguardia de exploradores de la columna del Che se dirigen a Tararenda, el capitán Augusto Silva Boado, acompañado de su amigo Segundino Parada, hace un alto en las proximidades del campamento para cazar. Los guerrilleros, de acuerdo con el relato de los empleados de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), fueron vistos con mucho dinero, motivo por el cual pensaron que debían ser productores de cocaína.
El 13 de marzo, Vicente Rocabado, cuyo nombre de guerra es Orlando, y que, en realidad, es un agente infiltado por la policía, y Pastor Barrera, con el nombre de guerra de Daniel, reclutados ambos por Moisés Guevara, del Partido Comunita Pro-chino, deciden fugarse del campamento de Ñancahuazú cuando son enviados a una góndola. Fueron hechos prisioneros y contaron todo lo que sabían sobre el foco guerrillero. El Che nunca los conoció, pues ingresaron, junto con Moisés Guevara, cuando él se encontraba realizando el viaje de exploración.
En la actualidad viven en Bolivia como fantasmas ambulantes y con nombres diferentes facilitados por el propio ejército boliviano. Yo he intentado encontrarlos en los 40 años de investigación que he realizado para este libro, pero no lo he conseguido. Son los únicos remanentes bolivianos vivos de la guerrilla a los que no he logrado encontrar.
Mucho antes de que el gobierno boliviano tuviera conocimiento de la preparación de la guerrilla de Ñancahuazú, Federico Arana Serrado, hoy jubilado como General de División, cuenta en su libro Che Guevara y otras intrigas, publicado en noviembre de 2002 en Bolivia, que, en el mes de diciembre de 1966, cuando ejercía el cargo de agregado militar de Bolivia en Bon, capital de la antigua Alemania Occidental, un oficial norteamericano le informó de que un foco guerrillero se iniciaría en Bolivia.
Escribe Arana Serrado:
El hombre me dijo que, como resultado de la Conferencia Tricontinental de La Habana, ciertos poderes habían decidido reforzar la lucha antiimperialista en tres continentes (Asia, África y América Latina). El foco insurreccional en América estaría bajo el comando de un personaje internacionalmente conocido y que en mi país sería usado como "plataforma de lanzamiento" (...). Dijo que tal personalidad debía estar ya en Bolivia.
Efectivamente, el Che ya estaba en Bolivia.
Pese a esta declaración, el autor no ha conseguido confirmar en ningún otro lugar la misma información pero, sin embargo, considera verosímil la anterior narración. El agregado militar pasó la información al gobierno boliviano, que le mandó retornar al país. Inmediatamente después de su vuelta, en enero de 1967, fue nombrado Jefe del Servicio de Inteligencia del Ejército Boliviano (G2), cargo que mantendría hasta muchos años después de la derrota militar del Che.
Hubo pues razones de peso que justifican el enmascaramiento del Che, pues no debía ser reconocido por la CIA en ningún aeropuerto del mundo. El Che viajó cargando en la mano una pistola mimetizada dentro de un libro que, eventualmente, si lo hubiera abierto cualquier servicio de seguridad, difícilmente habría supuesto que allí había un arma.
Moisés Guevara, minero boliviano jefe de una importante fracción del Partido Comunista Pro-Chino, estaba dede junio de 1966 reclutando a integrantes de su partido para incorporase a la guerrilla del Che. Como la CIA tenía un espía dentro de este partido, lo cual ha sido ya anotado líneas antes, el gobierno norteamericano supo rápidamente de la acción de los insurrectos, por lo que tan solo faltaba descubrir quién encabezaría el movimiento.
Apolinar Quispe, cuyo nombre en la guerrilla era Polo, fue enviado por Moisés a Ñancahuazú los primeros días de diciembre de 1966. Después volvió a La Paz, con autorización del Che, y cometió el desliz de comentar allí la preparación del foco guerrillero.
Hugo Murray, jefe de la CIA en Bolivia, estaba informado de la preparación del movimiento desde junio de 1966 y, con la intención de descubrir más detalles, intensificó sus contactos con los comunistas prochinos. Cuando finalmente constató que el médico argentino-cubano estaba al frente de la guerrilla lo comunicó a Richard M. Helms, director general del Servicio de Informaciones de la CIA en Washington.

VOZ DE ALERTA

Es el 16 de marzo de 1967 y el Ejército tiene la certeza de que existe un grupo armado en Ñancahuazú por los siguientes motivos:
El capitán Augusto Silva Bogado es informado de la presencia de barbudos armados en Tararenda el día 5 de marzo.
El mayor José Patiño recibe la confirmación de la existencia de este grupo de boca de los ingenieros y empleados de YPFB, de Tararenda, el día 8 de marzo.
El día 13, los desertores Vicente Rocabado y Pastor Barrera narran con detalle la presencia del Che y su grupo.
El día 17, el prisionero Salustio Choque, integrante de la guerrilla, confirma las declaraciones de los dos desertores.
El mismo día, Ciro Algarañaz declara la presencia de gente armada al norte de su propiedad.
Entre los días 11 y 16, las patrullas aéreas de reconocimiento ven hombres con armas al borde del río Grande y en Ñancahuazú.
Con tantas evidencias, el día 16 es dada la voz de alerta en Camiri. Una tropa fuertemente armada recibe la instrucción de "Traer vivos o muertos a los ocupantes del campamento de Ñancahuazú".

PRIMERA PATRULLA

El día 11 de marzo, el capitán Silva recibe la orden de salir con una patrulla. Junto a él van cinco solados armados con ametralladoras. Llegan a Tararenda y encuentran a cuatro hombres (la vanguardia de Marcos), que compran chanchos y después se marchan.
El capitán Silva pide a Epifanio Vargas, el empleado de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos en la estación de bombeo de Tararenda, entrar en contacto con la vanguardia de la guerrilla, que se adelantó con el objeto de llegar a Ñancahuazú tras el viaje de exploración. Vargas acepta obligado.

SEGUNDA PATRULLA

El día 17, el coronel Rocha envía a la región dos patrullas de reconocimiento, una al mando del teniente coronel Libera, y otra al del capitán Silva.
Este último toma la delantera. Viaja en un jeep y alcanza rápidamente el Pincal, pero no encuentra a Ciro Algarañaz. Decide esperarlo. Cuando llega, Algarañaz le cuenta que más adelante hay una casa con techo de calamina, propiedad de unos agricultores. "Ellos plantaron maíz, mandioca y caña".
Los oficiales van a la casa de calamina. Al escuchar el ruido del jeep de Silva, los guerrilleros huyen desesperadamente rumbo al Incahuasi. Silva encuentra restos de alimentos en el cuarto y una olla con agua no cocida. Sobre la mesa ve un sobre dirigido a Remberto Villa, el hombre que le vendió la hacienda a Coco: "Estamos viajando a La Paz para hablar con el ministro".

PRIMERA VÍCTIMA DE GUERRA

El teniente coronel Libera llega a la casa de calamina a las tres de la tarde y ve las mismas cosas que Silva. También sigue los indicios. Aproximadamente tres horas después es atacado por Loro, que mata a un soldado de su patrulla. Al comenzar la noche, Silva captura a un guerrillero, Salustio Choque. Ambos oficiales, Libera y Silva, se juntan en el Pincal a la media noche, y a las tres de la madrugada llega una tropa de refuerzo de Camiri.

EJÉRCITO

El amanecer del lunes 20 de marzo, el coronel Humberto Rocha Urquieta envía a Lagunillas un total de 131 hombres entre oficiales, sargentos y soldados. El día 21 es dictada la Orden General de Operaciones 1/67 para destruir al grupo subversivo detectado en Ñancahuazú. El coronel divide sus hombres en tres columnas: una situado en Lagunillas, otra en el Pincal, y la tercera en Taperillas.

LA GUERRILLA

El grueso de la tropa está en el Campamento Central de Ñancahuazú, y el Che ordena que se embosque un grupo de 8 combatientes en las márgenes del río Ñancahuazú, por donde intuye el Che que el Ejército comenzará su persecución.
Al comenzar la guerrilla, el grupo está compuesto y dividido de la siguiente manera:

VANGUARDIA: 11 guerrilleros

CENTRO: 20 guerrilleros

De izquierda a derecha: Urbano, Miguel, Marcos, el Che, el Chino (Juan Pablo Chang-Navarro), Pacho y Coco.

RETAGUARDIA: 13 guerrilleros