Hube de buscar el cuarto, 396 y éste fue un fraile de la Merced, que las mujercillas que digo me encaminaron, al cual ellas le llamaban pariente.397 Gran enemigo del coro398 y de comer en el convento, perdido por andar fuera, amicísimo de negocios seglares y visitar: tanto, que pienso que rompía él más zapatos que todo el convento. Éste me dio los primeros zapatos que rompí en mi vida; mas no me duraron ocho días, ni yo pude con su trote399 durar más. Y por esto y por otras cosillas400 que no digo, salí dél.401