Después desto, asenté con un maestro de pintar panderos, 445 para molelle los colores, y también sufrí mil males.
Siendo ya en este tiempo buen mozuelo, entrando un día en la iglesia mayor, un capellán della me recibió por suyo; y púsome en poder 446 un buen asno y cuatro cántaros y un azote, y comencé a echar 447 agua por la cibdad. Éste fue el primer escalón que yo subí para venir a alcanzar buena vida, porque mi boca era medida.448 Daba cada día a mi amo treinta maravedís ganados, y los sábados ganaba para mí, y todo lo demás,449 entre semana, de treinta maravedís.
Fueme tan bien en el oficio, que, al cabo de cuatro años que lo usé, con poner en la ganancia buen recaudo, ahorré para me vestir muy honradamente de la ropa vieja. De la cual compré un jubón de fustán450 viejo y un sayo raído, de manga tranzada y puerta, 451 y una capa que había sido frisada,452 y una espada de las viejas primeras de Cuéllar.453 Desque me vi en hábito de hombre de bien, dije a mi amo se tomase su asno, que no quería más seguir aquel oficio.