1 E. Derenne, Les procès d’impiété intentés aux philosophes à Athènes au Ve et au IVe siècles avant J.-C. Lieja, 1930.

2 D. M. Pippidi, “Les Grecs et l’sprit historique”, Revue Historique du Sud-Européen, Bucarest, 1944.

3 En vísperas de zarpar la flota que Alcibíades conducía contra Sicilia, en mayo de 415, amanecieron mutiladas todas las imágenes de Hermes en los templos y a las puertas de las casas de Atenas. Al parecer, era una nueva conspiración pagada por Siracusa y por la plata corintia para malograr la expedición, creando en el ánimo popular el terror del sacrilegio. Alcibíades tuvo que regresar de Sicilia para responder de este hecho; pero era el primer perjudicado y pudo defenderse. Además, uno de los comprometidos en la conspiración denunció a sus cómplices, que fueron todos condenados a muerte. Tucídides considera el caso como un enigma nunca suficientemente esclarecido.

4 El daímon o demonio griego: no un ente malvado, sino una fuerza del mundo en vías de personalización.

5 E. A. Gardner, Mythology and Religion, en L. Whibley, A Companion to Greek Studies, Cambridge University Press.

6 Heródoto, VII, 158-161.

7 Émile Miraux, Les Poèmes Homériques et l’Histoire Grecque, 2 vols., París, A. Michel, 1948-1949.

8 G. Murray, The Rise of the Greek Epic, Oxford, The Clarendon Press, 1911, pp. 141 y ss.

9 M. P. Nilsson, A History of Greek Religion, trad. F. J. Fielden, Oxford, 1952, pp. 236 y ss.; Ídem, Cults, Oracles, and Politics in Ancient Greece, Lund, Gleerup, 1951, passim.

10 Recuérdese la Apocoloquíntosis, atribuida a Séneca el filósofo: singular metamorfosis del emperador Claudio en calabaza.

11 Nilsson piensa que la doble hacha no es tal símbolo, sino una evocación del arma usada en el sacrificio o un cómodo asunto ornamental.