1 M. P. Nilsson, Greek Popular Religion, Nueva York, Columbia University Press, 1940, p. 75.
2 Ver “Corporaciones, modalidades y sectas”, § 2.
3 A. Reyes, La crítica en la edad ateniense, El Colegio de México, 1941, § 424; Obras Completas, XIII, pp. 270-272.
4 G. Thomson, Studies in Ancient Greek Society: The Prehistoric Aegean, Londres, Lawrence and Wishart, 1949, pp. 200-201.
5 J. y J. Tharaud.
6 G. Murray, The Rise of Greek Epic, pp. 185-187.
7 Página 7: otro sentido del término. [Nota de A. R.]
8 Supervivencias del matrimonio de rapto entre civilizados: En Inglaterra, sólo en tiempos de Enrique VII comenzó a considerarse delito el rapto de una mujer, y esto, cuando se trataba de una rica heredera. Aun las herederas siguieron siendo raptadas en Irlanda hasta el siglo XVIII. George Sand, en La mare au Diable, describe una costumbre de matrimonio por rapto que perdura en cierta región de Francia, etc. No faltan los casos en poblaciones rústicas mexicanas: queda un eco en La suave Patria de López Velarde.
9 Referencia: cap. II, título VII, § 4. Asimismo, A. R., Mitología griega, II, 3: “Las mansiones de ultratumba”, pp. 423-434.
10 Cuenta el Conde de Marcellus (Souvenirs de l’Orient, II) que el cónsul francés Fauvel, quien fue su guía en Atenas como lo fue de Chateaubriand y de Pouqueville, poseía entre sus curiosidades arqueológicas “una mandíbula humana con el óbolo destinado a Carón”, tal vez arreglo del propio Fauvel.
11 G. Murray, The Rise of Greek Epic, pp. 145 y ss. Hay que añadir un hermoso fragmento de Baquilides, lo más homérico de toda la lírica griega, en que describe el alivio y las esperanzas de los troyanos cuando Aquiles deja el combate.