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Cubierta
Cuando éramos honrados mercenarios
Una voz y una mirada
2005
La venganza de Churruca
El viejo amigo Haddock
¿Me da usted candela?
El sable de Beresford
El culo de las señoras
Manitas de ministro
El arte de pedir
Esa manteca colorá
El muelle flojo de Umbral
Lobos, corderos y semáforos
El viejo capitán
Hace treinta años, El Aaiún
Herodes y sus muchachos
2006
Noventa y cinco centímetros
El caballo de cartón
Espainia, frankeo ordaindua
Delatores, chivatos y policía lingüística
Un pirata de verdad
La Ley del Barco Fondeado
Violencia proporcionada y otras murgas
Por qué van a ganar los malos
La venganza del Coyote
Cartas náuticas y cabezas de moros
Resulta que nos salvaron ellos
La osadía de la ignorancia
El vendedor de libros
Esas malditas corbatas anchas
Librería del Exilio
El juez que durmió tranquilo
El polvete ucraniano
Frailes de armas tomar
Olor de guerra y otras gilipolleces
Aquí nadie sabe nada
Despídanse del fuagrás
Sobre gallegos y diccionarios
Los calamares del niño
Parejas bonaerenses
La boquita del senador
Un héroe de nuestro tiempo
Los torpedos del almirante
Bruselas, tengo un problema
Rescate en la tormenta
Ventanas, vecinos y camiones en llamas
Ahora le toca a Manolete
Día internacional de Scott Fitzgerald
Un cerdo en Fiumichino
Ese capitán Alatriste
La niña y el delfín
Ahora se enteran de las medusas
Milagro en el Panteón
Ejercicio de memoria histórica
Al niño le tiemblan las piernas
Atraco en Cádiz
El misterio de los barcos perdidos
La guerra civil que perdió Bambi
El alguacil alguacilado
Derechos, libertades y guardia de la porra
Ni saben ni quieren saber
La chica del blindado
La cripta, los guías y el pistolero
Marditos radares roedores
Nuestros nuevos amos
Matrimonios de género y otras cosas
Aceituneros y aceituneras
1.000 números, 703 artículos
Miguel Hernández era un falócrata
2007
El pitillo sin filtro
El síndrome Lord Jim
Nadie dijo que fuera fácil
Sobre mezquitas y acueductos
El gudari de Alsasua
Conjeturas sobre un sable
Tiempo de emperadores desnudos
Oliendo a ajo
1490: comandos en Granada
Reciclaje, ayuntamientos y ratas de basurero
Esos barcos criminales, etcétera
`El Chaquetas’ y compañía
Bandoleros de cuatro patas
El comercial Jesús Quesada y los colegas
La princesa de Clèves y la palabra `patriota´
La venganza de la Petra
Eran los nuestros
Viejos maestros de la vida
Insultando, que es gerundio (I)
Insultando, que es gerundio (II)
El presunto talibán
El vendedor de lotería
Fantasmas de los Balcanes
El taxi maldito
Aquí no se suicida nadie
La hostería del Chorrillo
Aguafiestas de la Historia
El día que cobraron los gabachos
Mujeres como las de antes
El espejismo del mar
La librera del Sena
Sobre borrachos y picoletos
Cortos de razones, largos de espada
Sombras en la noche
Entrámpate tío
Ava Gardner Nunca Mais
El hispanista de la No Hispania
La compañera de Barbate
Esa alfombra roja y desierta
La sombra del vampiro
Patriotas de cercanías
Iker y el escote de Lola
Inocentes, pero menos
La moneda de plata y el tigre del Norte
Fantasmas entre las páginas
20, 15, 750
La estupidez también fusiló a Torrijos
Abordajes callejeros y otras situaciones
Los presos de la Cárcel Real
Corsés góticos y cascos de walkiria
Permitidme tutearos, imbéciles
Dos chicos y una moto
2008
El regreso de Manolo
Una foto en la frontera
Robin Hood no viaja en avión
Siempre hay alguien que se chiva
Dos banderas en Tudela
El turista apático
El profesor intimidador e intimatorio
Haciendo nuevas amigas
«Amo a deharno de protocolo»
La mujer del chándal gris
Subvenciones, maestros y psicopedagilipollas
El hombre que atacó solo
Esos simpáticos muertos vivientes
El cómplice de Rocambole
Vida de este capitán
En legítima venganza
La paradoja del 2 de mayo
Lo que sé sobre toros y toreros
Hombres como los de antes
Los peces de la amargura
Ocho hombres y un cañón
Los perros de la brigada ligera
Vístete de novia, y no corras
Una cerveza con Alejandra
Esas postalitas sevillanas
Miembras y carne de miembrillo
Un facha de siete años
Nuestros aliados ingleses
Putimadrid la nuit
El psicólogo de la mutua
Los tigres, en España
`Hola Manolo, mucho barato´
Océanos sobre la mesa
Mi propio manifiesto (I)
Mi propio manifiesto (y II)
Es simpático, el imbécil
Una foto analgésica
Sobre palos y velas
Al final todo se sabe
Videos, libros y piernas largas
Un gudari de Cartagena
Gilisoluciones para una crisis
El minador enmascarado
Tres vestidos rojos
La farlopa de Kate Moss
Los fascistas llevan corbata
Nostalgia del AK-47
Sobre mochilas y superviviencia
Nuestro vecino del quinto
Lo que debe saber un terrorista
Un combate perdido
Esas madres perversas y crueles
2009
Treinta y seis aguafiestas
Cursis de ahora y de siempre
Megapuertos y pijoyates
Una de panchitos
Amor bajo cero
Daniela en Picassent
Películas de guerra
Esos meteorólogos malditos
Cervantes, esquina a León
Facha el último
Sobre galeones y marmotas
Era pacífico y peligroso
Palabras de honor
900 euros al mes
La nieta gorilera
Ese rojo maricón
Mediterráneo
Cómo buscarse la ruina
Apatrullando el Índico
Marsé, vestido de pingüino
Piénselo dos (o tres) veces
Cuando éramos honrados mercenarios
Bicentenario: memoria e indiferencia
Universitarios de género y génera
Oportunistas de lo imprescindible
El príncipe gitano
Esa gentuza
De nombres y barcos
Con lengua o sin lengua
El museo desaparecido
Destrozando la memoria
España cañí
La habitación del hijo
Tontos (y tontas) de pata negra
No me pises, que llevo chanclas
La camisa blanca
Acerca del Autor
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