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Rimas humanas y divinas
Desconfianza de sus versos
Propone lo que ha de cantar en fe de los méritos del sujeto
Dedicatoria de la lira, con que piensa celebrar su belleza
Disculpa la humildad del estilo con la diversión de alguna pena
Sobre los laureles poéticos
Pésale de ser poeta y se le debe creer, habla con el Parnaso
En elogio a doña Juana de Guardo
Alude a la saeta de Philipo, padre de Alexandro, que le sacó de los ojos Critóbulo, excelente médico
Dice el mes que se enamoró
Describe un monte
Turbación del poeta al verse favorecido
Satisfacciones de celos
Lo que hiciera Paris si viera a Juana
A la ira con que una noche le cerró la puerta
A un peine que no sabía el poeta si era de boj, o de marfil
Quéjase del poco respeto que Juana tiene a sus letras, en que se ve la necedad de los que aman
Pregonase el poeta porque no se halla a sí mismo
Prometiéronle favorecerle para cuando tuviese seso
Dice cómo se engendra amor, hablando como filósofo
Envidia a un sastre que tomaba las medidas a una dama
Soneto por navidad
A las fugas de Juana
A don Juan de Valdés, caballero de la Orden de San Esteban de Florencia, excelente jurisconsulto
A la molestia de los pleitos
A un avariento rico
A un palillo que tenía una dama en la boca
Quedole más que decir y prosigue en la misma materia
Cortando la pluma, hablan los dos
Juicio astronómico del día
Hipérbole a los pies de su dama, que este poeta debió de nacer en sábado
Envió una dama una bigotera de ámbar a un galán, que no la había menester
Aún no dejó la pluma...
A la muerte del marqués del Valle. Escribe de veras
Los varios efectos de la lengua
A don García de Salcedo Coronel, caballerizo del Serenísimo Infante Cardenal
A la muerte del rey de Suecia. Escribe en seso
A la décima musa, doña Bárbara Ferreira de La Cerda, señora portuguesa
De algunos predicadores naturales de Madrid, al doctor Francisco de Quintana
Desgarro de una panza en día de toros. Habla el rocín
Encarece su amor para obligar a su dama que lo premie
A una dama que salió revuelta una mañana
A un zapato muy grande y desaseado de una dama
A una dama que se llamaba paz
A una dama que llamando a su puerta le dijo desde la ventana: «Dios le provea»
Madruga a escribir el poeta y toma como achaque el enfadarse del mundo para volverse a dormir
Consuela a Tamayo de que todos maldigan sin culpa
A la muerte de una dama
A don Francisco López de Aguilar
A la sepultura de Marramaquiz, gato famoso, en lengua culta, que es en la que ellos se entienden
Prueba que amor quiere que le correspondan con el ejemplo de la misma dama
Al sujeto de la dama que le dijo «Dios le provea»
A un perro que mordía a quien tomaba la mano de su ama
Desea afratelarse y no le admiten
Rasgos y borrajos de la pluma
A imitación de aquel soneto: «superbi colli»
A Bartolomé Leonardo
Al saco de Mantua por el ejército del César, con el verso de la Égloga nona de Virgilio. Escribe en seso porque hablaba de él
A don Gabriel del Corral, en la traducción de los versos latinos de nuestro Santísimo Padre Urbano VIII
A la braveza de un toro que rompió la guarda tudesca
A la braveza de un toro que rompió la guarda tudesca
A un secreto muy secreto
A un licenciado que le dijo por favor que deseaba predicar a sus honras
Perdonaron a un regidor sentenciado a degollar, y la guarda por las albricias empeñaba la mula
A una dama cómica vestida de otra
A una dama que salió al balcón cortándose las uñas
Díjole una dama que le enviase su retrato
Quejósele una dama de un bofetón que le había dado su galán
Un lindo de este tiempo
Desea el poeta que le piquen avispas
A la muerte de Soto, el de las grandes fuerzas
Égloga sin imitación de Teócrito, Pomponio, Nemesiano, Boccaccio, ni Calpurnio
Alaba el poeta lo más esencial de la hermosura, sin ser parte de la armonía de las facciones
Que en este tiempo muchos saben griego sin haberlo estudiado
Enfádase con las Musas porque intentaban escribir un poema
Da la razón el poeta, de que la boca de Juana fuese rosa
Cánsase el poeta de la dilación de su esperanza
Lo que han de hacer los ingenios grandes cuando los murmuran
Memorias de amor
Al baño de dos ninfas aloques
Encarece el poeta el amor conyugal de este tiempo
De la buena cosecha de poetas, conforme al pronóstico de los almanaques
Quéjase a Venus el poeta
Dándole a una dama un abanillo que se le había caído
Juntábanse en una casa a murmurar de los que sabían, ciertos hombres que no sabían
No hay remedio contra malos vecinos
Rigores de Juana
Al nacimiento del Príncipe Nuestro Señor
Pobre y desnuda vas, Filosofía
A una virtuosa pobre y hermosa que no quería ser rica
A una señora manteniendo un torneo con otras damas
A una dama roma y fría
Díjole una dama que para qué escribía disparates
A un elogio que se hizo en Roma a su muerte fingida
Desmayose una dama de ver un ratón, y habla con él el poeta
A una dama tuerta
Enójase con Amor con mucha cortesía
Este soneto de la pulga es atribuido a Lope
Quéjase de que le aborrece Juana hablando como astrólogo
A una dama que le preguntó qué tiempo corre
Burla vengada
A un gorrión, a quien daba de comer una dama con la boca, y el poeta por honestidad le llama jilguero
Enójase con el pájaro porque le mordió la lengua
Que desfavorece la patria los hijos propios, con el ejemplo del excelente Camoes
A los Raguallos de Bocalini, escriba de sátiras
Responde a un amigo que sentía que hablase tan mal de España
La necesidad en las mujeres es disculpa
Escribe a un amigo el suceso de una jornada
No siendo Fénix, que imaginas dando
A un poeta rico, que parece imposible
Desengaño del vivir
La primera vez que vio la mar
Que no es hombre el que no hace bien a nadie
Que amando no hay dificultad
Que los libros sin dueño, son tienda y no estudio
A Luis Vélez de Guevara, del crédito que tienen los extranjeros
Venció una dama cómica a otra que presumía haberla vencido delante de sus majestades
Decía una dama que no hallaba a quien querer
A una dama que a todo respondía, ¡zape!
A una dama que criaba un cernícalo
Contra los culteranos
El río de Madrid en julio
A un coche de damas feas, que iban al soto, y hablando con el cochero, por no hablar con ellas
A un maldiciente
Intentó el poeta ausentarse para olvidar, y no le aprovechó el remedio, con que parece que habla de veras
Había duende en una casa y amaneció preñada una doncella
Efectos de Amor, porque comienza humilde, y acaba apasionado
A un amigo del poeta, que iba fuera de mala gana
Casose un galán con su dama y después andaba celoso
Yphis después de la amorosa queja
Castiga Amor un mal gusto con tan mal empleo
La que viene primera no es la mayor desdicha
A la muerte de Timosca, perra de agua famosa, matola la rueda de un molino
A una dama que en un balcón estaba cosiendo unos escarpines muy pequeños
A la muerte de un catedrático de escritura, escribe de veras
No tiene por hombres los que no aman, aunque no lo siente mucho
Discúlpase con Lope de Vega de su estilo
Discúlpase con Lope de Vega de su estilo
Si al espejo venís a enamoraros
Reprehende el poeta los que hablan enflautado
Nihil gloriosum, nisi totum
Dijo el Bocalino, que un español, que mató un italiano en desafío, no traía camisa
Preguntole una dama qué era el áureo número
Que unos se mueren para que otros vivan
Si se han de tener celos
Al cuidado de calzar justo una dama
Describe el poeta su Juana en forma de sirena, sin valerse de la fábula de Ulises
Responde a un poeta...
Justifícase el poeta de que no nacen flores...
Al retrato de una dama después de muerta
A doña Antonia Clara de Nevares, saliendo una mañana al descuido
Celos del poeta, porque vio a Juana columpiándose una tarde con otras doncellas
Imitando a Garcilaso sentimientos de ausencia
Aconseja a un amigo como cortesano viejo
Reprehende los filósofos antiguos
Se lamenta el Manzanares de tener un gran puente
A don Francisco de Quevedo Villegas, señor de la villa de la torre de Juan Abad, caballero de la Orden de Santiago
Lloraba Juana por una camisa que le hurtaron en el río, y quitose el poeta la suya, porque no la riñesen en su casa
Preguntole un caballero si haría comedias, por el principio de una que le enviaba
Exclamación del poeta por un hombre que siempre andaba diciendo, que era muerto
Al Príncipe de Esquilache
Discúlpase el poeta del estilo humilde
De doña Teresa Verecundia al licenciado Tomé de Burguillos
Trajeron unos devotos a la Corte el Santo Niño de la Cruz...
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