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Se subió a su Jeep Renegade último modelo y tomó por la avenida Prechistenskaya Naberezhnaya, que bordea por el río Moscova, para a continuación girar por el bulevar Zubovsky, sigue por la avenida Smolenskaya-Sennaya ploshchad, pasando por delante del gigantesco edificio del ministerio de asuntos exteriores de la Federación Rusa (aún con el escudo de la URSS en lo alto del frente del edificio), para llegar finalmente a la avenida Kutuzovsky, y enfilar hasta Peredelkino. El tránsito era regular y no lo demoró demasiado. La lluvia era intensa, pero Cerito ya estaba acostumbrado a la época de Rasputitsa y se sabía mover muy bien.
Después de menos de una hora de viaje, llegó finalmente al distrito de Peredelkino. Había programado previamente su teléfono celular con el sistema GLONASS (el equivalente del GPS norteamericano) para guiarse hasta el lugar de reunión. Dejando que su Smartphone lo lleve, finalmente llegó a una dacha de dos plantas, construida en madera, con techo de dos aguas bastante pronunciado para favorecer el deslizamiento de nieve, pintado de rojo intenso con ventanas de marcos blancos. A un costado, se veía un invernadero que seguramente se usaba como huerto (los rusos acostumbran tener huertos en sus dachas), y debajo de un cobertizo con las puertas abiertas, se veía un Aurus Senat negro, auto de super lujo de fabricación rusa cuyo valor supera el cuarto de millón de dólares. Definitivamente, Cerito iba a reunirse con un pez gordo de Rusia. Y lo más importante: probablemente con una billetera muy gruesa.
Apenas estacionó frente a la entrada principal, el joven rubio, con la parka negra le abrió la puerta de su vehículo y lo hizo ingresar rápidamente a la casa, buscando al mismo tiempo escapar en lo posible de la lluvia. Detrás, alguien se ocupaba de conducir el Renegade hacia el cobertizo.
El rubio guía a Cerito hacia el vestíbulo, amplio, con piso de madera, paredes revestidas de papel tapiz con dibujos de ramas y flores (una costumbre muy rusa de cubrir con papel tapiz y/o alfombras decoradas las paredes de las habitaciones). Pudo ver que al fondo a la izquierda había una puerta abierta; era la cocina de la cual salía una rolliza mujer rusa con un pañuelo blanco cubriendo su cabeza y llevando en sus manos una enorme bandeja de plata, y pasando por delante de ambos hombres. A la derecha, una escalera de madera que llevaba al piso superior. En lo alto del techo, un exquisito candelabro de cristal iluminaba ampliamente la estancia, sin dejar claroscuros.
El rubio se quita su parka y haciéndole señas le indica a Michael que haga lo mismo. Ambos abrigos se guardan en un pequeño closet al costado de la entrada principal. Otra señal le indica a Cerito que debe seguir al joven ruso hacia la derecha, al interior de una galería cubierta, con amplios ventanales a través de las cuales entra a pleno la luz del día, Del techo cuelgan algunas macetas con diversas plantas. También del techo cuelgan algunas lámparas antiguas de bronce que sólo un par están encendidas, En la pared revestida de papel tapiz cuelgan cuadros de diversos paisajes de Rusia y contra ella se apoyan amplios sofás con armazón de metal. En el centro, había una gran mesa redonda de madera lustrada con sillas también de metal y con gruesos almohadones, que las hacían sumamente cómodas. Allí la mujer depositó suavemente la bandeja de plata y se marchó por donde había llegado. Allí estaba sentado un hombre llegado a la cincuentena, robusto, de cabello gris y ojos pequeños pero inci
-Por favor, siéntese.
Michael obedeció mirando a su interlocutor con prudencia. Miró hacia el ventanal. La vista exterior era espléndida, con el camino por el que había llegado con su vehículo, el cobertizo, los pinos a los lados del camino…
-Seguramente de debe preguntarse para qué lo hice venir…-En la bandeja había uno de esos hermosos juegos de té rusos con base de plata ornamental. El ruso toma una taza y se sirve lentamente. Michael observa al rubio. Está detrás de él a cierta distancia, de pie con la piernas abiertas y con las manos entrelazadas delante, mirándolo fijamente y con el rostro granítico. Pero el anfitrión quería hacerlo sentir con en casa.
-Quiere un poco de té?
-Sí gracias-el hombre le sirve y Michael se ocupa de ponerle con una cucharita de plata el azúcar necesario, revuelve y toma un sorbo. A pesar de tener claro de que estaba delante de un ruso maduro, a Cerito le parecía más bien un británico, con una camisa blanca desabotonada en el primer botón, un cardigan negro desbotonado, pantalones verde oscuro de paño y zapatos marrones. Aquel ruso percibió aquella observación.
-Costumbre de vestir que adquirí cuando estuve en Londres…
-Ah.
El ruso toma un sorbo y lo deposita suavemente en la bandeja.
-Tengo entendido que usted importa a mi país repuestos de vehículos amerikanskiy desde hace un tiempo. Hay personas que conozco que hablan bien de usted y su servicio.
-Gracias. Cerito le da otro sorbo a su taza de té. Su interlocutor hace lo mismo.
-Y que también puede importar vehículos amerikanskiy clásicos…
-Y también europeos que se hayan vendido en Estados Unidos –aclaró Cerito- y solamente clásicos. Para nuevos, hay salones de venta en Moscú que…
-Ya sé, ya sé- se atajó el ruso levantando amabas manos y reclinándose en su sillón-por eso lo llamé. Entienda que debido a mi posición no podía ir personalmente a su oficina, por eso lo hice venir aquí. Igual mi solicitud es importante, y si usted puede conseguirme lo que necesito, probablemente sea muy redituable para usted.
-Continúe
-Aquí en Rusia tenemos muchos lugares a los que visitar, vastos campos, las planicies siberianas, los montes Urales, las regiones heladas del norte, sitios de veraneo en el mar Negro, etc. Y para llegar a dichas regiones, no siempre hay caminos asfaltados. Mi país creó vehículos todoterreno muy buenos para llegar a esos lugares como el GAZ-69 o el UAZ-469, pero son muy militares para mi gusto. También tenemos el Niva, pero me parece demasiado popular, demasiadas personas manejando ese vehículo…
Michael empezaba a adivinar adónde quería llegar aquel ruso…
-Así que viendo algunas publicaciones americanas y videos por internet, me convencí que para ser diferente al común de los rusos, y para satisfacer mis necesidades, tomé la decisión de elegir vehículos todoterreno amerikanskiy clásicos. Quisiera que usted pueda preparar un catálogo que lo que pueda ofrecerme y los precios y en cuanto pueda se los entregue a mi asistente. Si sus ofertas son buenas, puedo asegurarle que puedo comprar varios modelos de vehículos para llegar el cobertizo que vio afuera. Más té?
-No gracias-Michael terminó su taza y la dejó sobre la bandeja-Puede llevarme un par de semanas buscar a través de mis contactos lo que hay disponible y así armar un catálogo para usted…
El ruso lo miró fijamente.
-Es importante que los vehículos deban estar en perfectas condiciones, y que usted me asegure la provisión de repuestos en el futuro…
-No hay inconveniente en ello.
-Muy bien. Esperaré un par de semanas. Mi asistente estará en contacto con usted. Una vez que tenga todo nos volveremos a ver aquí y cerraremos el trato, los pagos y plazos de entrega.
-Muy bien.
El ruso se levantó. Michael hizo lo mismo y ambos caminaron lentamente hacia la puerta principal. El ruso apoyó su brazo izquierdo sobre las espaldas de Michael.
-Por favor, entienda que reclamo discreción de su parte. Si nos entendemos, ambos podremos salir muy beneficiados…
-Entiendo.
Al salir, Cerito descubre para su sorpresa que su Renegade estaba delante suyo con el motor en marcha y alguien manteniendo la puerta del conductor abierta.
-A propósito, usted debe saber mi nombre, pero todavía no sé el suyo…
El ruso lo mira y sonríe.
-Qué descuido.. tiene razón. Me llamo Melekin, Alexandr Melekin, general. Espero novedades de usted- Melekin le estrecha su mano.
-Adiós-Cerito saludó y se subió a su vehículo y se marchó de allí. La lluvia había cesado, por suerte. Esperaba volver a su oficina en Moscú sin contratiempos tal como fué el viaje de ida, y que la policía no lo detenga para pedirle algún soborno.
Apenas llegó a su despacho, oscurecía y su secretaría ya se había ido. Lo de armar un catálogo de vehículos 4 x 4 americanos podía esperar. En parte para cumplir con Washington, y en parte no para después posponerlo y quizás olvidarse, envió por su laptop un email a una dirección que el funcionario de la embajada USA le había dado para asuntos importantes. Buscó “Alexandr Melekin” en un buscador de internet, copió un artículo referido a él y lo pagó en el email. Envió el correo electrónico, apagó la laptop y se marchó.
Cuando llegó la información a Langley, Sennekis no podía creerlo.
-Bang!. Acabamos de hacer un jonrón!- fue la exclamación excitada del encargado de Rusia en la CIA al enterarse que Cerito había establecido contacto nada menos con el número 2 al mando de la fuerza de misiles estratégicos de la Federación Rusa.
Sennekis sabía que si Michael Cerito podía usar sus dotes de vendedor para reclutar a Melekin, iba a ser el mayor triunfo de la historia de la CIA desde Oleg Penkovsky
Sin duda, había que hacer llamar a Cerito a una casa segura en Moscú y hablar con él y darle instrucciones acerca de cómo seguir. Oprimió el conmutador de su escritorio para llamar a su secretaria. Del aparato salió raídamente una voz femenina.
-Sí señor Sennekis?
-Cónsigame el primer vuelo a Moscú-exclamó
Mientras tanto, Williams manejaba el asunto con más calma. Había reclutado a Fabiana Cerito y le colocó en Buenos Aires una ONG con el rimbombante nombre de “Defensa republicana”, para canalizar por allí el financiamiento necesario para que Fabiana encontrara entre sus amistades gente con influencia capaz de mantener informado al gobierno de Washington sobre lo que el gobierno argentino hacía o dejaba de hacer, y al mismo tiempo, que la ONG se ocupara de sobornar periodistas, jueces y políticos que puedan crear dificultades al gobierno y si es posible, desestabilizarlo. Los gobiernos progresistas no tienen cabida en la doctrina de Estados Unidos para Latinoamérica.
Y fue entonces cuando contrainteligencia de la SIME le llamó la atención las actividades de la ONG “Defensa republicana” y comenzaron entonces a monitorearlos de cerca… e informar al ministro de defensa Sanchez.
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