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El amasijo emite un sonido, una combinación de pitidos electrónicos y trinos de pájaros. Sientes una ligereza que no habías experimentado nunca y, en cuestión de segundos, te desmaterializas y te teletransportas a la nave de tus captores, una nave sin forma que no deja de dar sacudidas.

Examinas la sustancia de la que está hecha: probablemente podrías atravesarla y escapar. Tu cápsula espacial ha quedado completamente rodeada por esa nave,como si fuera una pelota de tenis envuelta en slime pegajoso. Lo único que necesitas es deducir dónde se encuentra tu escotilla de entrada, abrirla y coger las armas que llevas a bordo. Es poco probable que lo consigas, pero no imposible.

Si no opones resistencia, ve al capítulo 45 e

Si tratas de escapar, ve al capítulo 47 e