1 Las indicaciones musicales que encabezan cada una de las partes de este texto corresponden a otros tantos movimientos de los cinco últimos cuartetos de cuerda de Ludwig van Beethoven.

2Flor de leyendas, vol. II de las Obras completas de Alejandro Casona, págs.. 1091 a 1095. Me pregunto si se habrá hecho en los últimos tiempos una edición escolar de este hermoso libro, sin lugar a dudas el mejor de su autor, una edición como aquella que en voz alta leía durante las noches de invierno el padre de Azulejo. Si no, merecería la pena hacerla: es un excelente instrumento para introducir a los niños, y aun a los adolescentes, en algunas de las obras maestras de la literatura universal y para formar su sensibilidad moral y estética. Pero ya sé que, ¡ay!, en nuestros días estas cosas no suelen interesar a los educadores y pedagogos, que apuestan en cambio con frecuencia por tanto inútil cachivache electrónico y tanta moda importada de nuestra civilización de individuos “unidimensionales”.

3 Fue el periodista norteamericano John T. Whitaker quien primero le colgó el terrible apodo. En una entrevista con el coronel éste le soltó sin inmutarse la siguiente frase: “Claro que los fusilamos. ¿O qué esperaba? ¿Suponía que iba a llevar a 4.000 rojos conmigo mientras mi columna avanzaba contrarreloj? ¿Los iba a dejar sueltos a mis espaldas para que volvieran a edificar una Badajoz roja?”