Capítulo siete
TECNOLOGÍA
¿POR QUÉ LA DESARROLLARON LOS MONJES?
A mediados del 2000 me invitaron a la Universidad de las Naciones en Jinja, Uganda, para impartir un curso sobre Cimientos para el Desarrollo de la Comunidad. No estando familiarizado con la región, di por sentado que iba a ver un desierto; pero incluso antes de que el avión aterrizara en la capital, Entebbe, me sorprendió agradablemente ver abundante vegetación.
De camino a las instalaciones de la Universidad, observé a cientos de mujeres y niños acarreando agua sobre la cabeza. La vista me recordó mi pueblo, aunque en la India rural son las mujeres y muchachas, no los niños, las que acarrean agua. Las ciudades de la India tienen tuberías que llegan hasta las casas, pero muchas en realidad no llevan agua. La urbanización rápida, no planificada, además de la corrupción, ha dificultado que las ciudades se mantengan a la par de la creciente demanda de agua. Es común ver a las personas haciendo fila en los grifos comunitarios esperando llenar de agua sus envases y llevarlos a sus casas.*
Mi primera mañana en Jinja me enteré de que estaba alojado a orillas del lago Victoria, donde nace el legendario Nilo Blanco. No tenía idea de que el lago Victoria es el segundo lago de agua dulce más grande del mundo. Tampoco me había imaginado que el Nilo fuera tan gigantesco en su origen. Sale del lago Victoria con tal fuerza que los británicos construyeron una presa hidroeléctrica que genera tanta electricidad que una parte se la venden a Kenya.
La abundancia de agua y electricidad me hizo preguntarme por qué las mujeres acarreaban agua sobre la cabeza, mañana y tarde, 365 días al año. ¿Acaso desconocían la tecnología del bombeo? No podía ser por eso, porque al frente de mi residencia había un complejo industrial propiedad de personas de la India. Podía oír las bombas que traían agua para sus doscientas casas directamente desde el lago Victoria.
Para el cuarto día, me resultaba difícil respetar a una práctica que obliga a las mujeres a dedicarse a esta brega mientras que muchos hombres se la pasaban sentados jugando a los naipes. Usar sus músculos para acarrear agua no era meramente un desperdicio de miles de millones de horas de trabajo; también quería decir que las familias no se bañaban lo suficiente, ni tiraban el agua de los inodoros lo suficiente, ni se lavaban lo suficiente. Beber en vasos mal lavados y comer alimentos lavados inadecuadamente en platos mal lavados con manos o cubiertos mal lavados son maneras seguras de contagiarse de enfermedades fácilmente evitables. Quiere decir desperdiciar más tiempo y recursos en curar enfermedades. Condena a todo un pueblo a una fracción de su energía. Produce mujeres atrofiadas y niños que tienen menos tiempo que otros para jugar, aprender y ser creativos. Es la personificación de la imposición del dominio de los esposos y del encallecido gobierno de una comunidad.
Esa experiencia suscitó las preguntas: ¿Por qué las mujeres estadounidenses no acarrean agua sobre la cabeza? ¿Por qué la gente de Occidente empezó a usar la mente para hacer aquello para lo que la mayoría de las culturas usa los músculos?
Tecnología es «magia de la mente». Cuando usas la mente, es decir, la tecnología, el agua llega hasta ti: el agua produce electricidad, y la electricidad bombea el agua justo hasta la casa de uno. Al usar las mentes en lugar de los músculos, un puñado de personas puede proveer más agua a millones de casas que un millón de personas acarreándola sobre la cabeza.
Ni en África ni en la India faltan mentes ingeniosas. Los egipcios, que viven a orillas del Nilo, construyeron las pirámides mientras los bárbaros poblaban Europa occidental. El problema fue que los ingenieros que hicieron las pirámides para honrar los huesos de reyes y reinas no se preocuparon por hacer carretillas para los esclavos. Algunos esposos que quieren a sus esposas sí hacen carretillas en Uganda. Todo lo que se necesita son un par de palos y una rueda.
Mi experiencia en Jinja refutó el proverbio de que «la necesidad es la madre de la invención». Toda familia necesita agua. ¿Y si la esposa no puede acarrear suficiente agua? En ese caso, la mayoría de las culturas tomaron rutas más sencillas que inventar tecnología. Los hombres obligaron a los hijos a trabajar, tomaron esposas adicionales o compraron esclavos. Los hindúes convencieron a una casta de que Dios los creó para que fueran aguadores y que su «salvación» estaba en cumplir su dharma: cumplir el deber de su casta generación tras generación.
Está de moda rechazar la tecnología. Mahatma Gandhi se opuso a ella, y en la ciudad de Jinja han erigido una enorme estatua en su honor. El problema es que las culturas que rechazan la tecnología acaban obligando a los seres humanos a acarrearles el agua, a moler su grano, e incluso a limpiar sus «letrinas secas».
Aldous Huxley fue un distante seguidor de Mahatma Gandhi, promotor del budismo y pionero del ecologismo contemporáneo. Acusó al cristianismo de la crisis ecológica del mundo moderno. Creía que la tecnología se desarrolló en Occidente, porque, según la Biblia, Dios les ordenó a los seres humanos establecer su dominio como mayordomos de la tierra.
El punto de vista de Huxley empezó a ser tomado en serio después de que Lynn White hijo, profesor de historia en Stanford, Princeton y la Universidad de California (LA), lo apoyó en un artículo en la revista Science.1 La investigación histórica de White fue impecable. Su interpretación de la sociología de la tecnología parecía correcta. Hace una crítica válida de que la civilización occidental, incluyendo la iglesia, a menudo ha afirmado los valores del hombre a costa del valor de la naturaleza.
No obstante, suele producirse el caso de que la contaminación mata a muchas más personas en las culturas tecnológicamente menos avanzadas, no bíblicas.* Las culturas que no pueden bombear agua a sus casas no pueden hacer correr el agua en sus inodoros. En la India, la falta de agua potable condujo a una bochornosa práctica hindú que avergonzó a Mahatma Gandhi (pero que todavía se practica): forzar a los intocables a llevar los excrementos de otros en un recipiente sobre sus cabezas.
Los críticos que culpan a la cosmovisión judeocristiana por los problemas ecológicos producidos por la tecnología, tales como el calentamiento global, pueden estar errados en cuanto a la ciencia, pero por lo menos tienen razón en cuanto a la historia. La tecnología es fruto de una cosmovisión bíblica. La Biblia misma defiende por lo menos un aspecto de su crítica de la tecnología: que el corazón y la mente humanos están corrompidos por el pecado. Por consiguiente, algunas de nuestras decisiones son destructivas. Incluso decisiones tomadas en buena fe pueden resultar dañinas para la naturaleza y para nosotros mismos. La realidad del pecado hace de la autoridad humana algo peligroso en todas las esferas: familiar, social, intelectual, política, religiosa, y también medioambiental. Sin embargo, no se puede tener creatividad sin autoridad. Todo creador tiene autoridad sobre su creación. Todo creador puede delegar esa autoridad a sus hijos; aun cuando ellos tengan el potencial de abusar de ella.
No hay duda de que se ha abusado de la creatividad humana que resulta en la tecnología. En la mayoría de las culturas, la élite gobernante patrocinaba la tecnología si les hacía más fuertes que sus enemigos, internos o externos. Recibieron con brazos abiertos la tecnología para la guerra, el placer, monumentos prestigiosos y la opresión de su pueblo. Solo una cultura ha promovido la tecnología para el bienestar general y para liberar y potenciar a los débiles: esclavos, mujeres, niños, minusválidos y pobres. El profesor Lynn White hijo dejó completamente documentado que la tecnología humanizadora brota de la teología bíblica.
La tecnología humanitaria que nuestro mundo moderno ha heredado de la Edad Media no estaba basada en la necesidad económica; porque esta necesidad es inherente a toda sociedad, pero ha hallado expresión inventiva solo en Occidente, nutrida en la tradición activista o voluntarista de la teología occidental. Son las ideas las que crean conciencia de la necesidad. Las máquinas motorizadas de las postrimerías de la Edad Media que ahorraban esfuerzo fueron producidas por la presuposición teológica implícita de la valía infinita de incluso la personalidad humana más degradada, por una repugnancia instintiva a someter a alguien a la monótona e infrahumana tarea en que no se requiere que se ejerza ni la inteligencia ni la capacidad de elección.2
El profesor David Landes estudió la fabricación de relojes en China y concluyó que el desarrollo de la tecnología no es simplemente cuestión de ingenio. Los chinos tienen capacidad técnica, pero la fabricación de relojes no se convirtió en industria, ni se convirtió en fuente de continuas y crecientes innovaciones tecnológicas en China como ocurrió en Europa. ¿Por qué? Los chinos no se entusiasmaron por conocer el tiempo ni para organizar sus vidas de acuerdo con él.3
El desarrollo del molino de agua ilustra que la cultura es tan importante para el desarrollo de la tecnología como el ingenio. En 1935, Marc Bloch publicó su hallazgo de que el molino de agua había sido inventado por lo menos un siglo antes de Cristo.4 Más tarde, su utilidad para moler grano fue conocida en Afganistán, en la frontera geográfica de la India. Casi todo el mundo necesitaba moler grano y, sin embargo, el uso del molino de agua nunca se extendió en las culturas hindúes, budista o (más tarde) islámica.* Los monjes cristianos de Europa fueron los primeros que empezaron el uso extendido del molino hidráulico para moler y para desarrollar maquinaria motriz.
¿QUÉ ACELERÓ EL PROGRESO TECNOLÓGICO
OCCIDENTAL EN LA EDAD MEDIA?
Esta pregunta fue en 1961 el tema de un Simposio Oxford sobre el Cambio Científico, encabezado por Alistair Crombie. La mejor respuesta la dio el historiador de Marburg, Ernst Benz, que publicó un influyente ensayo en 1964: «Fondamenti Christiani della Tecnica Occidentale» [Fundamento cristiano de la técnica occidental]. Demostró que «las creencias cristianas proveen las razones, y la fe, la energía motivadora para la tecnología occidental».5 Benz había estudiado y experimentado el budismo en Japón. Los impulsos antitecnológicos del zen le llevaron a explorar si los avances tecnológicos de Europa de alguna manera tenían sus raíces en las creencias y actitudes cristianas. Su investigación le llevó a la conclusión de que la cosmovisión bíblica era la clave para entender la tecnología occidental.
El cristianismo impulsó la creatividad tecnológica porque la Biblia presentaba a un Dios que era Creador, no un soñador ni un danzante, como los sabios de la India creían. Dios era el arquitecto del cosmos. Él formó al hombre del barro, como lo modela un alfarero, haciéndolo a su imagen creativa y ordenándole que gobernase creativamente el mundo.
La encarnación de Jesucristo en un cuerpo físico y su resurrección corporal infundió en los filósofos cristianos la idea única de que la materia fue creada con un propósito espiritual. Adán fue creado para que cuidara de la tierra, no para que la desdeñara o tratara de trascenderla.6 Benz se dio cuenta de que la noción judeocristiana de la realidad y el destino producía y cultivaba la tecnología de cuatro maneras: primero, la Biblia recalca la artesanía inteligente en el diseño del mundo. Segundo, la Biblia sugiere que los seres humanos participan en la artesanía divina al ser buenos artesanos ellos mismos. Tercero, la Biblia enseña que seguimos el ejemplo divino cuando usamos el universo físico para fines justos; y cuarto, la Biblia le presentó a Occidente el uso sabio del tiempo, porque enseñaba que cada momento es una oportunidad valiosa y única.7
Muchos estudiosos han reforzado, ampliado y cualificado esta tesis. Por ejemplo, Robert Forbes, de Leyden, y Samuel Sambursky, de Jerusalén, señalaron ya en 1956 que la tecnología surgió porque el cristianismo destruyó el animismo clásico. El cosmos bíblico era «encantado». La Biblia afirma la existencia de espíritus, demonios y ángeles. Ella, sin embargo, «secularizó» el universo físico al enseñar que los seres humanos, no los espíritus, estaban destinados a gobernar la naturaleza. Esa cosmovisión hizo posible que Occidente usara racionalmente la naturaleza para fines humanos; aunque es cierto que muchos en Occidente han abusado de la tecnología para explotar la naturaleza de maneras injustas e irresponsables.
La cosmología bíblica no fue la única fuerza detrás del surgimiento de la tecnología humanitaria de Occidente. La compasión cristiana fue un factor igualmente importante. La espiritualidad cristiana ha hecho énfasis en la compasión, servicio y liberación mucho más que la necesidad de establecer el dominio humano sobre la creación.
Los eruditos reciben con reservas la tesis de Benz, porque no todas las versiones del cristianismo desarrollaron tradiciones de tecnología igualmente fuertes. La tecnología halló un terreno más fértil en la iglesia latina occidental que en el cristianismo griego oriental. Algunos han sugerido que la diferencia fue que la iglesia griega tendía a ver el problema de la humanidad como ignorancia y, por consiguiente, veía la salvación como iluminación. Esta noción estimuló a los santos griegos a volverse contemplativos. Los santos occidentales, en contraste, tendieron a ser activistas, porque vieron el pecado como vicio o rebelión. La idea bíblica del nuevo nacimiento incluía una reorientación de la voluntad para hacer buenas obras. Este activismo moral combinado con una fuerte ética bíblica de trabajo demostró ser conducente a la promoción de tecnología humanizadora y libertadora. Esto llegó a ser así sobre todo después de que los reformadores protestantes sacaran la cosmología bíblica del claustro para llevarla al pueblo.
La pregunta es: ¿Por qué desarrollan los monjes cristianos la tecnología? ¿Por qué no los monjes budistas? No es que a los monjes budistas les faltara genio creativo. En Afganistán sobresalieron en hazañas arquitectónicas tales como la construcción de enormes estatuas de Buda en Bamiyán, que duraron un milenio, hasta que los talibanes las destruyeron.
Los monjes budistas y cristianos tenían un problema en común: no podían tomar una o varias esposas para que moliera su grano. Una diferencia crucial entre los dos fue que el budismo requería que los monjes mendigaran su comida, en tanto que la Biblia demandaba que los cristianos trabajaran por el suyo. El apóstol Pablo escribió que el que no trabaja no debe comer.8 San Benedicto, que hizo del movimiento monástico europeo diferente de las demás tradiciones religiosas, parafraseó a Pablo, diciendo: «La ociosidad es enemiga del alma».9 Trabajar era ser como Dios, porque el Dios de la Biblia es trabajador. Trabajó seis días para crear el mundo y descansó el séptimo.10
Los seguidores de Benedicto aceptaron la máxima de que el trabajo es oración, pero también sintieron una tensión. Habían ingresado en el monasterio para orar, no para moler gano. El factor teológico que resolvió su tensión e impuso la tecnología era que la Biblia distinguía entre «trabajo» y «esfuerzo agobiante». Trabajar era ser como Dios, pero el esfuerzo agobiante era una maldición por el pecado humano.11 El esfuerzo agobiante es trabajo insulso, repetitivo, deshumanizante. Esta distinción permitió que los monjes cristianos* se dieran cuenta de que los seres humanos no deben hacer lo que el viento, el agua o los caballos pueden hacer. Las personas pueden hacer lo que otras especies y las fuerzas naturales no pueden: usar la razón creativa para liberar a los hombres de la maldición del esfuerzo agobiante. Lynn White, Jr. resumió las raíces bíblicas de la tecnología occidental:
El estudio de la tecnología medieval, por consiguiente, es mucho más que un aspecto de la historia económica: revela un capítulo en la conquista de la libertad. Más que eso, es parte de la historia de la religión... A menudo se ha comentado que los monasterios de la Edad Media latina descubrieron primero la dignidad y valor espiritual del trabajo; que trabajar es orar. Pero la Edad Media avanzó más: gradual y muy lentamente empezaron a explorar las implicaciones prácticas de una paradoja esencialmente cristiana: que, así como la Jerusalén celestial no tiene templo, así el objetivo del trabajo es el fin del trabajo.12
¿«CIENCIA APLICADA» O «TEOLOGÍA APLICADA»?
El erróneo concepto popular de que «la tecnología es ciencia aplicada» impide que la gente entienda que la tecnología «humanizadora» es un producto particular de la Biblia. White escribió: «Es insólito para nuestras mentes del siglo XX el escaso impacto que tuvieron Galileo y su círculo sobre la tecnología, tanto de su propio tiempo como de los doscientos años siguientes. Hasta el siglo XVII, la tecnología europea había sido más sofisticada que su ciencia, y había estado muy poco relacionada con esa ciencia».13
El historiador Jacques Barzun nos dice que la ciencia y la tecnología no se combinaron sino hasta 1980 A.D., después de que el químico Sir Alfred Mond persuadió a un grupo de hombres de negocios a que aprovecharan lo que ahora llamamos Investigación y Desarrollo (I+D). Solo entonces la industria empezó a contratar científicos para buscar procesos que los ingenieros pudieran incorporar en máquinas y aparatos.14
La tecnología occidental no es resultado de la evolución industrial del siglo XVIII. La revolución industrial fue resultado de la «invención de la invención» occidental. Además, la tecnología occidental es anterior a la ciencia occidental por lo menos en cinco ciclos. Occidente se convirtió en el líder tecnológico mundial mucho antes del nacimiento de la ciencia moderna.
La gloria culminante de finales de la Edad Media no estaba en sus catedrales, o en su ética, o en su escolasticismo; estaba en la formación por primera vez en la historia de una civilización compleja que no se apoyaba en las espaldas y el sudor de los esclavos o culis, sino primordialmente en la fuerza no humana.15
El colapso del Imperio Romano dio paso al «oscurantismo», con la desintegración política, la depresión económica, la degradación de la religión y un marcado declive en los esfuerzos literarios, filosóficos y científicos. Fue en medio de esa profunda oscuridad, sin embargo, donde el cristianismo empezó a revitalizar el espíritu humano. Una expresión de esta renovación fue el origen de la liberadora tecnología. Se ha rastreado su desarrollo ininterrumpido desde el siglo VIII (posiblemente el VI) hasta nuestros días.16 En contraste, los cimientos filosóficos de la ciencia moderna no fueron puestos hasta el siglo XIV, y la ciencia no arrancó hasta el XVI. Las innovaciones tecnológicas, como veremos, tuvieron lugar en los monasterios cristianos, en tanto que la ciencia creció en las universidades cristianas.
Es cierto que el Occidente cristiano usó esta superioridad tecnológica para colonizar buena parte del mundo, y que la tecnología ha producido serios peligros tanto para el medio ambiente como para la humanidad. Con todo, es ceguera ideológica ignorar el hecho de que la tecnología, funcionando dentro de un marco de trabajo bíblico, ha sido uno de los principales instrumentos de la emancipación humana. Permítame ilustrar el punto con unos pocos ejemplos.
LA VELA LATINA (APAREJO DE PROA Y POPA)
El «oscurantismo» fue oscuro desde el punto de vista de la literatura. Por consiguiente, tenemos escasa información en cuanto a quién inventó el aparejo de popa y proa para navegar contra el viento. Algunos historiadores piensan que la técnica puede haberse originado ya en el siglo segundo después de Cristo. Lo que sí sabemos, sin embargo, es que esta invención eliminó la galera y el trabajo de esclavos. También sabemos que la Biblia fue la fuerza intelectual y moral que hizo aborrecible la esclavitud. ¿Es coincidencia que la pintura más antigua de la vela latina se halle en una iglesia preislámica de Al-Auja, en el sur de Palestina?17
Hay que admitir que no se puede derivar ninguna conclusión histórica firme de una pintura en una iglesia. Lo que sí sabemos, sin embargo, es que en los siglos sucesivos la Biblia desempeñó el papel más importante para promover la tecnología que liberó a los esclavos. También sabemos que, en ese entonces, el secularismo no existía. Tampoco los filósofos ni los templos paganos promovían o celebraban la tecnología que emancipó a los esclavos. La Biblia, en contraste, empezó a ser escrita porque Dios oyó los clamores de los esclavos hebreos. Rodney Stark explica que la mayoría de los filósofos antiguos respaldaban la esclavitud porque «no tenían concepto del pecado para delimitar sus juicios ni ninguna revelación desde donde empezar» a criticar la esclavitud. Stark continúa:
Aunque de costumbre se niega, las doctrinas antiesclavistas empezaron a aparecer en la teología cristiana poco después de la caída de Roma y fueron acompañadas de la desaparición con el tiempo de la esclavitud en toda la Europa cristiana, excepto su periferia.18
Había buenas razones económicas para usar la vela latina. Aumentaba la velocidad media de la nave, bajaba los costos, reducía el tamaño de la tripulación y permitía que los barcos fueran más lejos. Sin embargo, como mi experiencia en Jinja lo demuestra, nuestra edad materialista exagera el poder de la economía. Una cultura no va a invertir en carretillas o bombas si los que toman las decisiones piensan que hay excedente de tiempo y de fuerza de mujeres u hombres. Solo una sociedad con un clima teológico que valora la dignidad humana usa la tecnología como fuerza para la emancipación y potenciación humana.
EL ARADO CON RUEDAS Y EL CABALLO
Los chinos usaban arados de hierro cuando los europeos todavía usaban arados de madera. Sin embargo, los chinos continuaron usando hierro mucho después de que Europa se había graduado en el acero. Claramente, algo estaba renovando el espíritu de los campesinos europeos incluso mientras su cultura literaria postromana seguía atascada en el oscurantismo. El humilde arado de ruedas de los campesinos generó la fuerza económica que ayudó a salvar a Europa de la colonización por parte del islam.
Durante la Edad Media, las fuerzas islámicas invadieron Europa casi a su antojo. Los musulmanes conquistaron el sur de España y Portugal, e invadieron Francia en el siglo VIII. En el siglo IX, conquistaron Sicilia e invadieron Italia, saqueando Ostia y Roma en el 846. Para 1237, habían empezado a conquistar Rusia. Constantinopla fue capturada en 1453, y las batallas de 1526 en Hungría y de 1529 en Viena sugerían que era simplemente cuestión de tiempo que los mulás, califas y jeques gobernaran ciudades como Roma, Viena y Florencia.
Equipado con cuchilla, reja horizontal y vertedera, el nuevo arado de Europa aumentó la productividad al arar terreno sedimentario de río, rico y duro. Este pesado arado necesitaba por lo menos ocho yuntas de bueyes y, por tanto, dio paso a la agricultura cooperativa, lo que con el tiempo condujo a la casa de hacienda. Para el siglo VIII, el nuevo arado hizo posible el sistema de cultivo de tres campos, lo que condujo a una mejor rotación de siembras y descanso, menos trabajo y más producto. La productividad mejorada hizo posible reemplazar los bueyes con caballos, más caros pero más fuertes. Esto llevó a una productividad incluso mayor. El resultado neto fue la eliminación gradual del hambre, mejor salud de la gente y un fortalecimiento de los cimientos económicos del Occidente en relación con el islam.
Los activistas del medio ambiente condenan al arado pesado por romper y remover «violentamente» el terreno duro. Los economistas le dan mérito por ahorrar trabajo y hacer innecesaria la labranza cruzada. Los historiadores sociales reconocen que el desarrollo y aceptación cultural del nuevo arado requirió de un marco mental que veía el dominio humano sobre la tierra como mandato divino. Por consiguiente, los tres, ecologistas (como Huxley), economistas (como Landes) e historiadores (como White), concuerdan en que la Biblia produjo el punto de vista teológico europeo, que justificó la administración humana del entorno natural y empezó a revitalizar la economía de Europa durante el oscurantismo.
El caballo no es nativo de Europa, así que los historiadores se rompen la cabeza en cuanto a por qué fueron los campesinos europeos los que primero multiplicaron la vida y fuerza de sus caballos con tres tecnologías sencillas: la herradura, el ahogadero y el arnés en tándem. Estas tres invenciones resolvieron tres problemas largamente sufridos. Primero, los cascos rotos inutilizaban pronto a los caballos. Segundo, el sistema de yunta, muy apropiado para los bueyes, era extremadamente ineficaz para los caballos más rápidos. La correa frontal del yugo oprimía la tráquea del caballo. Cuanto más fuerte tiraba el caballo, más se acercaba a estrangularse. Este sistema también hacía imposible enjaezar a un caballo frente a otro. Tercero, puesto que técnicamente no se podía contar con fuerza animal en cantidades suficientes para tirar de grandes pesos, todas las culturas echaban mano de grupos de esclavos para proyectos grandes.
Para resolver el primer problema, los europeos inventaron la herradura, que protegía los cascos del caballo y prolongaba en gran medida su vida útil. Para resolver el segundo problema, inventaron el arnés moderno, que descansa en los hombros del caballo, permitiéndole respirar libremente y usar toda su fuerza para tirar de tres o cuatro veces más peso que antes. Para resolver el tercer problema, sujetaron correas laterales al nuevo arnés. Esto hizo posible unir varios caballos uno detrás de otro, aumentando sensiblemente la fuerza disponible y haciendo innecesaria la labor de los esclavos. Después de añadirse el estribo (muy anterior) a estas tres invenciones, el caballo convirtió a los ejércitos europeos en una fuerza aterradora. A pesar de estar en el oscurantismo, Europa impuso la tecnología mucho más de lo que la civilización grecorromana logró jamás.
Desde nuestro punto de vista, el hecho importante es que la información más antigua respecto a estos importantes desarrollos técnicos viene de una pintura de la catedral en Bayeaux, Francia, que muestra a un caballo usado para la agricultura. Un artista cristiano podía celebrar estas innovaciones en una iglesia, porque reflejaban valores bíblicos.
EL MOLINO DE AGUA, EL MOLINO DE VIENTO Y EL CIGÜEÑAL
El mundo moderno usa muchas tecnologías para generar energía de agua, viento, carbón, petróleo, gas natural, biogás, y el sol, y para utilizar fuerza geotérmica, marítima y nuclear. La primera de estas, el molino impulsado por agua, parece haber aparecido simultáneamente durante el siglo I A.C. en Jutland, (Dinamarca), Anatolia del Norte (Turquía) y China. El molino de viento, al parecer, se inventó en el Tíbet para hacer girar los cilindros budistas de oración alrededor de un eje vertical, tal vez ya en el siglo VI. Desde allí, esa tecnología se extendió a China, donde se usó para bombear y arrastrar botes fluviales sobre rampas de esclusas. El uso de molinos de viento para moler grano se probó en Irán oriental y Afganistán en el siglo X.
Sin embargo, la idea de aprovechar la energía del agua y del viento para emancipar al ser humano del tedio del trabajo agobiante no echó raíz en el mundo islámico ni en el budista; pero Occidente fue diferente. El primer uso registrado de un molino de agua viene de un abad del siglo VI, Gregorio de Tours (538–94). A este obispo e historiador galo le preocupaba profundamente ver a sus monjes moliendo grano en molinos de mano primitivos. Así que promovió la invención, o reinvención, del molino de agua para aliviarlos de esta tarea odiosa. Siguiéndolo, los monasterios y comunidades europeas empezaron a usar el molino de agua en los siglos XI y XII, y el molino de viento en el siglo XII para impulsar artefactos que ahorraban trabajo.
Una fuerza importante que hubo detrás de este desarrollo fue San Bernardo de Claraval (1090–1107), que llevó a la orden de los Caballeros Templarios a someterse al gobierno de San Benedicto. En 1136, el abate Arnoldo de Bonneval relató la vida de San Bernardo, describiendo la reedificación de Claraval. Es interesante que no menciona a la iglesia, pero da un relato encantador de las máquinas impulsadas por agua de la abadía para las industrias de molienda, curtido, herrerería y otras. Una descripción independiente de la vida monástica en Claraval durante ese período describe con entusiasmo el cedazo automático de harina junto al molino de harina. El narrador «agradece a Dios de que tales máquinas pueden aliviar las labores opresivas de hombre y bestia»19 y da una larga lista de tareas que se pueden lograr por la fuerza hidráulica.
Los molinos de agua y los de viento llegaron a ser útiles para impulsar maquinaria gracias a la invención del cigüeñal, el invento más importante después de la rueda. Al unir movimientos rotativos y recíprocos, el cigüeñal permitía que las máquinas reemplazasen al brazo humano. Empezando tal vez con molinos de mano y molinos de piedra rotativos, el cigüeñal llegó a ser casi tan común como la rueda, liberando a los seres humanos para tareas más creativas. En la cúspide de su desarrollo cultural, los griegos y romanos antiguos no sabían nada del cigüeñal. Usaban a mujeres y esclavos para tareas que las máquinas motrices empezaron a hacer para monjes y campesinos cristianos en el siglo VIII A.D.
LA CARRETILLA Y LA RUEDA LIBRE
La carretilla puede haber sido invención china. Si es así, ¿por qué la China hindú y sus vecinos musulmanes no vieron su potencial socioeconómico, que reducía a la mitad el número de peones necesarios para acarrear cargas pequeñas al sustituir por una rueda al hombre de delante en las angarillas? No fue sino hasta la última parte del siglo XIII cuando el uso de la carretilla se popularizó en Europa occidental. Desde entonces, las ruedas han ido desplazando a los hombres por todas partes, excepto en las culturas en las que a algunos seres humanos (mujeres, niños, esclavos, sirvientes, minorías y castas bajas), se les considera menos humanos que otros.
En tanto que la carretilla reemplaza a un obrero, la rueda libre multiplica el poder de un trabajador. Una rueda libre acumula movimiento giratorio, lo que hace mejor uso de la energía fluctuante. Hace posible, por ejemplo, que se pedalee una bicicleta una sola vez y que se haga girar la rueda muchas veces. Este ingenioso invento apareció primero en un libro llamado De diversis artibus [Sobre distintas técnicas] (1122–23) de Teófilo, un teólogo y monje benedictino con vocación por la tecnología. Su libro fue motivado por su fe. Codifica las destrezas necesarias para embellecer una gran iglesia para la gloria de Dios. Estas habilidades, que llegaron a ser la clave del éxito económico de Occidente, brotaron de motivaciones religiosas.
Algunos expresan su oposición a las máquinas por razones pragmáticas; por ejemplo, que las nuevas máquinas producen consecuencias imprevistas, como desempleo o daño a la naturaleza. Sin embargo, a menudo esa sospecha también tiene una dimensión filosófica. ¿Cuál es el sentido último de la tecnología (o de la música, o arte)? Innovar por razones económicas es un fenómeno relativamente nuevo. La mayoría de los inventores siguen siendo pobres, incluso hoy. Inventar nuevas tecnologías requiere una tremenda dedicación, trabajo intenso y muchos fracasos y frustraciones. ¿Por qué molestarse? Para Teófilo, la Biblia resolvió este problema. Él hizo con la tecnología lo que Agustín hizo con la música. La tecnología para él no era simplemente útil, sino también significativa. Su propósito era buscar la creatividad humana para la gloria de Dios y el servicio de los débiles. La ausencia de esa cosmovisión impidió que los monjes de la India desarrollasen tecnología.
EL ÓRGANO DE TUBOS Y EL RELOJ MECÁNICO
El reloj mecánico proveyó el semillero de la ingeniería mecánica en Occidente. Las culturas no bíblicas no produjeron relojes mecánicos, en parte porque no valoraban el tiempo de la misma manera que las culturas forjadas por la Biblia. Antes de la aparición del reloj, el órgano de tubos era la máquina más compleja que se usaba, dedicada para la gloria de Dios. Los historiadores hallan interesante que durante el tiempo en que la iglesia latina estaba abrazando la tecnología para ayudar a la espiritualidad, la iglesia griega prohibió el uso de música en su liturgia. Es probable que el islam influyera a esta última más que la Biblia. Insistía en que solo la voz humana sin acompañamiento podía ser digna para alabar a Dios. Esta disputa teológica puede parecer trivial, pero los historiadores piensan que estas pequeñas decisiones jugaron papeles clave en el desarrollo tecnológico de Occidente y en el relativo estancamiento de las civilizaciones cristianas orientales.
Un dato interesante en cuanto al reloj es que la idea básica parece haber brotado del concepto del matemático Bhaskaracharya, de la India, acerca del movimiento perpetuo descrito en Siddhanta Shiromani (1150 A.D.). Antes de él, los eruditos musulmanes habían debatido esta contundente tesis durante cinco décadas, y luego los principales intelectuales de Europa lo debatieron durante otros cincuenta años. Finalmente, en su influyente obra De Universo Creaturarum [Sobre el universo de las criaturas], Guillermo de Auvergne, obispo de París de 1228 a 1249, planteó la sugerencia de hacer un reloj poniendo en uso práctico estas nociones matemáticas abstractas.
¿Por qué un dirigente religioso tenía tal interés en el desarrollo de un instrumento tan mundano como el reloj? En su fascinante estudio, Revolution in Time [Revolución en el tiempo], David Landes arguye que los relojes fueron inventados porque los monjes los necesitaban. Ya hemos visto que los monasterios cistercienses, tales como el de Claraval, fueron empresas económicas gigantescas, y la vanguardia de la innovación tecnológica. Sin embargo, los monjes ingresaban en los monasterios primordialmente para orar.
Un factor que los impulsó a entrar en los monasterios fue la mundanalidad de la iglesia establecida. Los monjes se reunían para oraciones comunitarias siete veces al día, incluyendo antes de que el sol saliera y después de su puesta, cuando el reloj de sol no servía. La oración comunitaria requería que todos supieran y llevaran la misma hora. De aquí que el reloj se convirtiera en un instrumento clave. La administración del tiempo era una necesidad práctica tanto como religiosa.
En la práctica, los monjes necesitaban trabajar y también ahorrar tiempo para la oración. Religiosamente, necesitaban trabajar como un cuerpo, supliéndose unos a otros lo que fuera necesario en un momento dado. También tenían que seguir el patrón divino de terminar su trabajo a tiempo y descansar en el día de reposo obligatorio. La cultura moldeada por la Biblia hizo de la administración del tiempo un aspecto del establecimiento del dominio humano sobre el universo físico, porque la Biblia veía el tiempo como parte de la realidad física. En contraste, en la cultura de la India, el tiempo se percibía o bien como un dios eterno pero terrible (Kal) o como una parte de la ilusión cósmica (maya).20
Como Europa, mi país tenía comunidades religiosas y genios inventores. ¿Por qué no desarrollaron relojes o una tradición autóctona de ingeniería mecánica? Lo que les faltaba era una cosmovisión bíblica. No veían el universo como una creación inteligente. Lo veían o como algo divino o como un sueño, pero no como un producto creativo del intelecto, la voluntad y el trabajo. Debido a esta cosmovisión, nuestros monjes no dedicaron energía intelectual para dominar ni administrar el tiempo. Pasaban sus años buscando maneras de escapar de la rueda interminable del tiempo (Samsara) mediante una meditación que vacía la mente. Su meta era escapar del trabajo, no hacerlo más llevadero. No necesitaban relojes, porque estaban tratando de escapar de las obligaciones sociales; no buscaban salvarse de la maldición del trabajo arduo mediante una empresa económica sincronizada en comunidad.
LENTES
Los anteojos o lentes convirtieron la fabricación y reparación de relojes en una revolución, acelerando la ingeniería mecánica. Las lentes se inventaron en la década de 1280 cerca de Pisa o Lucca. Nuestra primera información en cuanto al invento viene de un sermón sobre arrepentimiento predicado en Santa María Novella, en Florencia, el 23 de febrero de 1306, por el fraile dominico Giordano de Pisa. Como en el caso de los relojes, los monjes eran los principales clientes de las lentes. Las necesitaban para estudiar, especialmente para estudiar la Biblia. Un aspecto interesante del sermón de Giordano es que describe no solo el invento de las lentes, sino también lo reciente de la misma invención. Las lentes prácticamente duplicaron la vida productiva de los eruditos y artesanos occidentales. Gracias a ellas, los monjes cristianos de Occidente pudieron pasar sus años maduros devorando y mejorando textos y tecnologías, dando a luz al movimiento que llamamos el Renacimiento.
En mi parte del mundo sucedió lo opuesto. Nuestros monjes no desarrollaron ayudas técnicas para mejorar su vista. Se enorgullecían de cerrar incluso ojos perfectamente buenos en meditación. Aun hoy, nuestros yoguis «vuelan» a galaxias distantes en experiencias «fuera del cuerpo». Majarishi Majesh Yogi, promotor de la Meditación Trascendental en Occidente, popularizó una de las técnicas yoga de levitación mediante la meditación en Estados Unidos, el país de la industria. ¿Para qué iba alguien a inventar aviones si podía volar usando castillos en el aire?
Los monjes cristianos fueron diferentes porque la Biblia les daba una cosmovisión diferente. Eilmer, de la abadía de Wiltshire, en Malmesbury, Inglaterra, fue un monje benedictino que tal vez haya sido el primer europeo en intentar volar, en el siglo XI. Este estudiado monje* hizo un planeador, voló desde una torre de casi treinta metros de altura, por unos doscientos metros, se rompió las piernas, y le echó la culpa a su diseño defectuoso; ¡se había olvidado de ponerle cola! Con el tiempo, Occidente logró desarrollar la tecnología del vuelo, mientras que nuestros monjes habían continuado tratando de meditar, levitar y volar.
DIOS HIZO A ADÁN ALMA VIVIENTE
La tecnología es la integración de mente y músculos. Es reflexión que respira (alma) en acción física (materia). Esa, según la Biblia, es la esencia del hombre. Adán llegó a ser un alma viviente cuando Dios sopló su espíritu en un cuerpo material.21 La tecnología se desarrolla cuando a las personas que usan sus músculos también se les permite desarrollar su mente y tienen la libertad para usarla. Esto significa que la tesis de Benz hay que ponerla en cuestión. La tecnología medieval no se desarrolló en las torres de marfil de las universidades, sino en la rutina de la vida económica de los monasterios cristianos.**
¿Por qué?
El monasticismo (a diferencia del ascetismo anterior) empezó como una reacción contra la influencia corruptora del pensamiento grecorromano en la iglesia cristiana, sobre todo contra la actitud de que el trabajo manual era de «clase baja». Aunque esta corrupción acabó entrando en los monasterios, también es verdad que, inicialmente, el movimiento monástico fue una búsqueda de cristianismo auténtico, bíblico. Seguía a la Biblia al exaltar la virtud del trabajo manual, así como al cultivar el amor por la Palabra de Dios.
El mundo grecorromano no estaba solo en el desprecio del trabajo manual. Esa actitud era común en todo el mundo antiguo. El Dios que liberó a los judíos trabajó seis días y ordenó a los hombres que hicieran lo mismo. Eso es opuesto a la tradición hindú, que concibe a Dios como el meditante o Yogesjwar («Dios de Yoga»). Es prácticamente imposible hallar un gurú brahmín en la India tradicional que se parezca al apóstol Pablo: un rabino que fabricaba carpas para ganarse la vida.22 Los brahmines dicen que el trabajo manual es tarea de las castas bajas, resultado del mal karma de sus nacimientos previos. Mahatma Gandhi fue el primer dirigente de la India que usó una rueca para tratar de importar la ética paulina del trabajo en la India: «No trabajo, no comida».23
El monje alemán cuya perspectiva bíblica efectivamente liberó al cristianismo de la dicotomía entre la mano y la cabeza fue Teófilo; diestro metalúrgico, artesano en general, escritor de estilo, experto exégeta de las Escrituras, y teólogo al día. Su obra de 1122–23, De diversis artibus, que explica la rueda libre, es el primer documento importante de la historia en cuanto a la tecnología. Antes de él, los artesanos de la mayoría de las culturas no sabían cómo escribir porque ninguno se había educado como erudito. Los que escribían no se interesaban en asuntos técnicos.
La principal preocupación del libro de Teófilo es el lugar de la tecnología en la vida espiritual del monje. Se interesaba solo en la alabanza a Dios y no le preocupaba del mundo más allá del claustro. Al principio, este aislamiento del mundo «secular» parecía extraño para un hombre con tantos talentos prácticos, hasta que uno se da cuenta de que fue este mismo aislamiento del mundo lo que le permitió ser más bíblico y menos mundano; es decir, menos influido por el esnobismo antitrabajo y antitecnología de la Europa grecorromana clásica y de la iglesia latina corrupta. Su pasión por la gloria de Dios impidió que la tecnología se volviera un ídolo, un dios falso y destructor.
El retorno del Renacimiento a la literatura clásica grecorromana ayudó a fomentar un clima cultural que retardó el desarrollo de la tecnología occidental. Hasta casi el siglo XVII, las universidades occidentales enseñaban todo el tiempo Teología, Filosofía, Derecho, Medicina y Matemáticas (ciencias), pero no tecnología. Los cimientos intelectuales de la tecnología occidental que habían sido llevados a los monasterios por monjes como Hugo de San Víctor, en París (1096– 1141), continuaron influyendo en la cultura de fuera de la universidad. Contemporáneo de Teófilo, Hugo fue un prestigioso filósofo y teólogo francés. En la década de 1120 preparó el Didascalicon, guía educativa para novicios. Fue el primer libro que enseñaba artes mecánicas en la educación formal.
Hugo creía que, de acuerdo con la Biblia, los seres humanos tienen tres defectos básicos. Uno en la mente: por eso debemos aprender la verdad estudiando teología y filosofía. Otro en la virtud: por eso a los novicios hay que enseñarles ética. Y otro en el cuerpo: por eso los que entran en el monasterio deben estudiar tecnología para suplementar sus debilidades físicas. Hugo de San Víctor fue materia de estudio durante tres siglos. Eso permitió que Occidente desarrollase valores culturales bíblicos muy diferentes de las cosmovisiones promovidas por la literatura grecorromana, el hinduismo y el budismo.
Si la tecnología moderna fue una fuerza para la humanización, ¿por qué algunos críticos posmodernos condenan la tecnología como una fuerza deshumanizadora? Durante el milenio previo, el cristianismo bíblico reemplazó a un mundo pagano gobernado por los espíritus con un mundo «secular» administrado por el ingenio humano y la tecnología. Hoy, en el Occidente poscristiano, muchos ven las máquinas como espíritus malos. Hollywood, por ejemplo, está produciendo todo un género de películas inspiradas en la idea de que el problema humano no es un conflicto entre el bien y el mal, sino entre la humanidad y las máquinas. Entre las más populares de tales películas están la trilogía Matrix, la serie Terminator, y varios episodios de la Star Trek. Películas como Tigre y dragón exaltan la magia de la meditación budista en lugar de la innovación tecnológica. Ignoran el hecho de que la maravilla de la mente, históricamente demostrada, es la tecnología, no la meditación que vacía la mente.
Tratando de impresionarme con el hecho de que respetaba a la India, mi anfitrión en Jinja me llevó al monumento a Gandhi a orillas del Nilo. La compañía industrial que bombeaba el agua y un banco de la India en la ciudad habían pagado el monumento. Mi anfitrión me preguntó lo que yo pensaba de Mahatma Gandhi. Cortésmente, comenté que Jinja parecía seguir la postura antitecnológica de Mahatma Gandhi, pero que le hubiera ido mejor si hubiera seguido al industrial y al banquero de la India.
La idea de Gandhi de que la tecnología era mala y que una vida sencilla, natural, era moralmente superior, procedía de idealistas británicos como John Ruskin. Personas sensibles como él se habían vuelto críticas de la revolución industrial en Inglaterra debido a la explotación, la opresión y otros males asociados con sus «fábricas satánicamente oscuras». Mahatma Gandhi trajo a la India esta oposición a la tecnología. Felizmente, Pandit Jawaharlal Nehru, joven seguidor de Gandhi, que también estudió en Inglaterra y llegó a ser primer ministro de la India, sabía que las sociedades no industriales pueden ser tan perversas como las industrializadas. El mal está en nuestros corazones, no en la tecnología.
Nehru también sabía que la conciencia cristiana de Inglaterra había luchado por minimizar los males de la revolución industrial. Convirtió la industria en una bendición en lugar de una maldición. Nehru guió a la India para alejarse del énfasis de Gandhi en los telares y dirigirse a la mecanización e industrialización.* En el 2003, el gobierno de la India aprobó una misión tripulada a la Luna. Sabia o no sabia, exitosa o desastrosa, la misión será un clímax simbólico de una decisión nacional de invertir el rechazo a la tecnología que practicaba Gandhi. Pero, sin los valores morales y sociales de la Biblia, puede convertirse en un ejercicio para construir un Taj Majal en el espacio exterior.
LECCIONES DEL TAJ MAJAL
Tal como las pirámides simbolizan la gloria de Egipto, el Taj Majal de Agra personifica los mejores logros de la India premoderna. Ninguna fotografía puede trasmitir su grandiosidad. Uno tiene que verlo para experimentar su magnificencia. El emperador mogol Shah Jaján empezó a construir el Taj Majal en 1631. El mismo año, un viajero británico llamado Peter Mundy viajó de Surat (al norte de Bombay) a Agra (al sur de Delhi), una distancia de 1,083 km, para ver al emperador. Sus relatos de testigo presencial están entre las fuentes más importantes de información sobre la construcción del Taj Majal:
De Surat a este lugar toda la carretera estaba repleta de muertos, nuestras narices nunca estuvieron libres del hedor de ellos... Se veía a mujeres asando a sus hijos... un hombre o una mujer casi ni acababan de morirse cuando los cortaban en pedazos para comérselos.24
El monzón no había llegado y* la gente no tenía nada para comer. ¿Por qué la agricultura de la India dependía tanto de las lluvias? El norte del país tiene ríos permanentes alimentados por los glaciares de Himalaya. ¿No podía la gente que construyó el Taj Majal construir presas o canales para los campesinos? ¿Por qué la India del siglo XVII no almacenaba alimentos en bodegas como reserva para los años de sequía? Después de todo, casi cuatro mil años antes de Shah Jaján, un esclavo hebreo convertido en administrador, José, construyó almacenes en las orillas del río Nilo para sobrevivir a una hambruna de siete años. La civilización prearia del valle del Indo había tenido acceso a tecnología de almacenamiento por lo menos mil quinientos años antes de Cristo. Todavía más, este no era el primer año en que el monzón había fallado. ¿Por qué la gente no estaba produciendo excedentes y guardándolo para emergencias como la que enfrentaron en el año 1631?
Mis antepasados del siglo XVII no se murieron de hambre debido a que fueran estúpidos, ociosos o improductivos. Un pueblo necesita más que ingenio para desarrollar sus tierras y tecnología, para aumentar la productividad y guardarla para emergencias. Necesitaban liderazgo sabio, estabilidad política, leyes justas, impuestos justos y seguridad económica. Akbar, bisabuelo de Shah Jaján, trató de dar algo de justicia a sus súbditos durante unos pocos años, pero para la década de 1620 la India estaba siendo gobernada como de costumbre. Los impuestos (la «porción del rey») habían subido de la mitad a dos tercios de lo que uno producía. Aparte de esto, los cobradores de impuestos obtenían sus ingresos de los campesinos. Tenían que recurrir a la extorsión, porque no se les pagaba salario. A los campesinos les quedaba no más del 18 al 20 por ciento de lo que producían. Eso era un gigantesco incentivo en contra de ser creativos y productivos. La única manera de hacer dinero era unirse a los explotadores. Los reinos hindú, budista y musulmán no existían para servir al pueblo. El pueblo existía para la gloria de sus gobernantes, y no para la gloria de Dios.* La descripción que da el historiador Stanley Wolpert de la rutina diaria de los administradores principales durante el reinado de Shah Jaján nos ayuda a entender la naturaleza de una clase dirigente no bíblica:
A menos que se vieran obligados a estar en otra parte en negocios urgentes, a todos los mansabdars (administradores) principales se les convocaba dos veces al día ante el emperador en su Salón de Audiencia Pública (Diwan-i-Am), mientras que los oficiales inferiores seguían en cierto sentido más alejados, pero al alcance del llamado si acaso se los necesitaba. Las virtudes de humildad, obediencia, paciencia y lealtad, se infundieron de este modo en todos los poderosos generales y administradores civiles, a costa de la iniciativa intelectual, independencia mental, autosuficiencia, integridad y valentía. Denigrados y tratados como niños por su emperador, casi ni era sorpresa hallar que tales «nobles» se comportaban a su vez como petulantes tiranuelos de sus siervos, porteadores, soldados y campesinos. Todo el sistema era una pirámide de poder diseñada para perpetuar su pináculo imperial, mediante violencia despiadada, extorsión, intriga de harén, sobornos o puro terror. Los jardines formales, mausoleos de mármol y miniaturas persas eran como néctar que se exprimía de un subcontinente doblegado a la obediencia, ordeñado de sus riquezas por unos pocos, que tenían razón para cantar versos persas tallados en las paredes adornadas del Salón Privado de Audiencia en Delhi (Diwan-I Khas): «Si hay un paraíso en la tierra, ¡está aquí, está aquí, está aquí!»25
La hambruna de 1631 fue una tragedia masiva porque el liderazgo de la India había estado atareado explotando a sus súbditos para construir monumentos grandiosos como el Fuerte Rojo de Delhi, el Taj Majal de Agra, y artefactos como el Trono de Pavo Real;* gracias a los cuales, se dice, «se había agotado el oro» en el mundo.
Asia y África no carecían de capacidad; pero la capacidad sola no produce tecnología liberadora. Jesús dijo que las personas son como ovejas, que necesitan buenos pastores. Sin pastores, la esclavitud seguirá siendo la norma: de las mujeres en Jinja a los intocables en la India. Las culturas no bíblicas necesitan más que tecnología; necesitan una filosofía que valore a las personas. La tecnología es, de hecho, secular: una persona de cualquier fe o sin fe puede desarrollarla y usarla. Pero el secularismo no libera, como el profesor Stark ha mostrado en su investigación sobre la esclavitud y su abolición:
Un número virtual del Quién es Quién de las figuras del «Siglo de las Luces» aceptaban plenamente la esclavitud... No fueron los filósofos o intelectuales seculares los que compilaron la acusación moral contra la esclavitud, sino las mismas personas que ellos sostenían en tal desprecio, hombres y mujeres que tenían una intensa fe cristiana, los que se opusieron a la esclavitud porque era pecado...
El punto más grande es que los abolicionistas, fueran papistas o evangelistas, hablaron casi exclusivamente en el lenguaje de la fe cristiana... Aunque muchos de los clérigos del Sur [en Estados Unidos] propusieron defensas teológicas de la esclavitud, la retórica proesclavista era abrumadoramente secular; se hacían referencias a la «libertad» y «derechos del estado», y no a «pecado» o «salvación».26
La teología bíblica abolió la esclavitud porque consideraba que es pecado. Esclavitud significaba trabajo forzado, y la Biblia decía que el trabajo forzado era consecuencia del pecado. Dios amó a los pecadores lo suficiente para enviar a su Hijo para que llevase el pecado de ellos. La maldición del pecado fue clavada en la cruz del Calvario, precisamente para redimir a la humanidad de esta esclavitud. El hambre y la pobreza, según la Biblia, no son temas seculares; son consecuencia del pecado. La salvación bíblica, por consiguiente, incluye liberación de la pobreza opresiva. Ese fue mi mensaje en Jinja.
No obstante, la tecnología no basta para que una cultura desafíe la esclavitud. Es tarea que requiere de un espíritu heroico. Así pues, vamos seguidamente a examinar cómo la Biblia creó el heroísmo moderno.
* Acarrear agua no es el único uso innecesario e ineficiente de fuerza de trabajo. Es normal ver peones que llevan ladrillos y mezcla sobre la cabeza para construir el bungaló de alguien, ¡mientras a unas pocas calles se emplea maquinaria pesada para construir un rascacielos!
* El uso de cultura «bíblica» o «no bíblica» en todo este libro no se refiere a la cultura israelita antigua; más bien, se refiere a una cultura informada por una cosmovisión bíblica.
* Cuando Ruth y yo nos mudamos al pueblo en 1976, descubrimos que las mujeres todavía usaban piedras de moler para moler el grano. Uno de nuestros amigos, a quien formamos como obrero de salud del pueblo, fue la primera persona que instaló un molino eléctrico de harina.
* No los ascetas cristianos, sino los monjes benedictinos que hicieron votos de pobreza personal, pero que creían que el trabajo y la productividad económica era una obligación divina.
* Algunos han sugerido que tal vez se hizo monje después de su intento de volar. Con buenas razones, Lynn White opina que ya era monje.
** Durante la Edad Media, el único departamento universitario que se interesaba en las maquinarias era el de astrología médica.
* Desdichadamente, el socialismo secular encubierto de Nehru produjo sus propios problemas, limitando a la India mientras que naciones pequeñas como Japón, Corea del Sur y Singapur avanzaban. El énfasis de Nehru en la educación técnica, sin embargo, está ahora llegando a ser uno de los mayores haberes económicos de la India.
* La mayoría del subcontinente indio recibe su lluvia durante el monzón en los meses de verano, de junio a septiembre. Algunos años, el monzón no tiene lugar.
* La idea secular de que los individuos pueden existir para su propia gloria es filosóficamente inestable. La idea no se sostiene, porque los individuos pueden hallar significado para sí mismos solo al relacionarse con un universal: animales, raza, iglesia, estado, ideología, naturaleza o Dios.
* Nadir Shah, invasor persa, se llevó de la India el Trono de Pavo Real en 1739.