Se ha dicho que el lenguaje consiste en sus sonidos, pero la comunicación humana es mucho más que una concatenación de sonidos aislados. Aunque es cierto que la base de la comunicación humana son los sonidos, no faltan ejemplos de cadenas fónicas que carecen de valor comunicativo. El que escucha a un hablante de un idioma desconocido, por ejemplo, percibe sonidos, pero no participa en una comunicación. El infante es capaz de producir una gama de sonidos más amplia que la de sus padres; en sus primeros años pasa por una fase en la que experimenta con la producción de nuevos sonidos que tampoco tienen fines comunicativos.
Lo que separa a los humanos de los demás seres es la habilidad que tienen de asignar significado a un número infinito de secuencias de sonidos, mientras que la comunicación de los animales se limita a un número muy reducido de ruidos primordiales. El ser humano posee una habilidad innata de adquirir un sistema de comunicación que le permite, entre otras cosas, estructurar un inventario de sonidos, creando secuencias para articular nuevos conceptos. El ser humano comparte así ese sistema con los demás miembros de su comunidad lingüística, donde todos participan en la fijación del sistema particular de su propia sociedad.
Cada persona se encuentra con la constante necesidad de modificar sus propios ideales para conformar con las normas de la sociedad. Por un lado, existe el deseo del individuo de mantener su propia identidad. Por otro lado, existen normas y reglas de comportamiento dentro de una sociedad que la protegen de la anarquía y aseguran su continuidad.
En el proceso de crecer y aprender, el niño utiliza su habilidad innata para inter-pretar y expresar los hechos de la vida. Al comparar sus propias impresiones con las de otros, llega a un acuerdo tácito en cuanto a lo que es aceptable y no aceptable. Este proceso de socialización le facilita adaptarse al sistema general de la comunidad. Un componente esencial de la socialización es la adquisición de lenguaje, lo cual permite que los miembros de una sociedad compartan su experiencia colectiva.
Si se consideran todos los elementos que entran en juego en la comunicación, se hace evidente que los medios comunicativos son varios. Por ejemplo, cuando un orador presenta una ponencia en un auditorio, no es él la única persona que se comunica. Los oyentes también pueden comunicar mensajes a través de miradas, gestos, sonidos producidos o simplemente con su postura.1 Pero en este caso, hay una diferencia en cuanto a la naturaleza de las comunicaciones. La comunicación del orador es principalmente verbal; las de los oyentes, principalmente no verbales.
La comunicación no verbal transmite información sin recurrir a la palabra. Los humanos nos comunicamos con el aspecto o semblante físico, con la postura del cuerpo, con la selección de ropa y prendas de vestir, con la expresión de la cara y de los ojos entre otras maneras. Con la concesión de espacio personal, con el contacto físico, con sabores u olores, o hasta con la puntualidad, divulgamos información, como se ve en la Fig. 1.1.
Hay tres vehículos de comunicación no verbal que por sus correlaciones lingüísticas merecen más atención: las emisiones acústicas, las representaciones gráficas y los movimientos físicos.
En el campo de la producción acústica no verbal, se puede distinguir entre los signos acústicos, que son símbolos aislados, y la paralingüística, que guarda una estrecha relación con la comunicación verbal.
Al emitir signos acústicos aislados con valores comunicativos, el ser humano puede emplear instrumentos artificiales o bien su propia capacidad fonadora. Por ejemplo, en un partido de baloncesto, el árbitro toca el silbato para mandar a los jugadores que paren.2 El vaquero norteamericano produce un chasquido lateral para aguijonear su caballo.3
La paralingüística encierra todos los indicios del habla más allá de lo comunicado por las palabras de un mensaje. Eso incluye factores como el énfasis, el tono de voz y la rapidez de habla que pueden indicar irritación, fastidio, dulzura, duda, etc. con respecto al mensaje. El elemento paralingüístico puede hasta alterar el significado de un enunciado. Dependiendo de esos factores paralingüísticos, “¡Qué fantástico!” puede ser una expresión de verdadero regocijo o un insulto irónico.4
Las representaciones gráficas se dividen en tres grupos principales: iconos, señales y gráficos. Como en el caso de los movimientos físicos, las representaciones gráficas pueden comunicar un mensaje por sí mismas o pueden servir para aclarar o reforzar una comunicación verbal.
Lo que distingue el icono de las otras clases de representaciones gráficas, es su semejanza con el objeto que representa. Así un icono puede ser, entre otras cosas, una fotografía, un dibujo o un mapa. Como dice el refrán: «Una foto vale mil palabras». Por ejemplo, si el anuncio de un nuevo producto incluye una hoja de pedido que hay que separar cortándola con las tijeras, esto se puede indicar con un icono acompañado o no de instrucciones en palabras.
La señal, por otro lado, es una abstracción: representa un concepto sin guardar relación física directa con el concepto mismo. Así una bandera nacional puede referirse al país o a lo perteneciente a él, como se ve en la Fig. 1.2.
Una de las características de una señal es que puede representar varios conceptos afines. El símbolo $ se emplea como señal para los conceptos de “dinero, dólar, peso, rico, caro, etc.” Otras señales son:
El gráfico y el cuadro aparecen mucho en materiales publicados o en presentaciones visuales y sirven para representar relaciones. Los cuadros presentan toda una matriz de información y los gráficos presentan las relaciones cuantificadas sobresalientes en un formato fácil de visualizar. Estos pueden adoptar varias formas: gráfico de línea, gráfico de barras o gráfico circular. La Fig. 1.3 contiene un ejemplo de un gráfico circular. La Fig. 1.5 (p. 8) contiene un ejemplo de un cuadro.
La cinética, que es la ciencia que estudia los movimientos físicos, identifica cuatro tipos de movimientos físicos no verbales: los gestos, las aclaraciones, los reguladores y las exhibiciones de sentimiento.
Los gestos son movimientos que tienen un significado fijo. El ademán con que el papá extiende el brazo delante del cuerpo, la palma hacia abajo y los dedos moviéndose hacia la palma, le dice al niño que venga.5
Las aclaraciones son movimientos que acompañan y ejemplifican las comunicaciones verbales. El cliente que quiere dos boletos puede aclarar su comunicación verbal indicando con los dedos el número de boletos deseado.6
Los reguladores son movimientos que indican a quién le toca hablar en una conversación. Esos movimientos, como echar una mirada, inclinar la cabeza o hacer un gesto con la mano, pueden servir para ceder control, para mantener control, para pedir control o para negarle a otro el control de una conversación.7
Las exhibiciones de sentimiento indican la intensidad del estado emocional en que se encuentra uno o con el que recibe o transmite otra comunicación. Por ejemplo, el oyente que cierra el puño, tensa los músculos y respira rápidamente comunica que se pone furioso al escuchar una comunicación desagradable.8
La comunicación verbal es la que se lleva a cabo mediante palabras. La propia palabra verbal en este sentido viene de la voz latina verbum que significaba “palabra”. Las palabras pueden expresarse mediante los mismos tres vehículos que la comunicación no verbal. En el vehículo de las emisiones acústicas, la palabra es una secuencia de sonidos: [líBRo].9 En el vehículo de las representaciones gráficas, la palabra en español es una secuencia de letras escritas: {libro}. En el vehículo de los movimientos físicos, la palabra en LSM (Lengua de Señas Mexicana) es un movimiento en el que las manos inicialmente están juntas pero que se abren en forma de “libro” y en que esa acción se repite dos veces.10
La palabra puede definirse como un símbolo arbitrario aceptado por una comunidad lingüística determinada que representa un concepto y que, como ya se presentó, puede expresarse por los mismos tres vehículos empleados en la comunicación no verbal. Sin embargo, como se presentará a continuación, la vía principal de la comunicación verbal es la vía oral, en que la palabra es una secuencia de sonidos que se combinan de acuerdo con un sistema reglamentado. El sistema de sonidos del español no incluye ni el silbido ni el chasquido lateral mencionados como signos acústicos de la comunicación no verbal. Existe, entonces, una diferencia muy importante entre secuencias de sonidos verbales y secuencias de sonidos no verbales; mientras que estas pueden abarcar la totalidad de la posible producción humana, aquellas pertenecen a sistemas organizados, limitados y propios de cada idioma.
El propósito principal de la comunicación es muy básico: el de transmitir un concepto a otra persona. El proceso envuelve por lo menos dos personas: un emisor o hablante y un receptor u oyente que comparten un sistema comunicativo y que emplean un medio para transmitir y recibir el mensaje. Es importante recalcar, sin embargo, que toda comunicación, tanto verbal como no verbal, está regida por la cultura y la sociedad en que ocurre.
La Fig. 1.4 presenta un modelo de la comunicación. En ese modelo, el emisor concibe un concepto que quiere comunicar: es decir, quiere hacer que el receptor tenga en su mente exactamente el mismo concepto concebido por el emisor. Para lograr esa meta, el emisor tiene que codificar o encajar el concepto en un código para crear un mensaje que se transmite por un medio apropiado. Al recibir el mensaje, el receptor tiene que descodificarlo. Si hay buena comunicación, el receptor tendrá en su mente el mismo concepto concebido inicialmente por el emisor.
El contexto es de suma importancia en el proceso de intercambio de mensajes. El contexto incluye toda la información de ambientes, actitudes, deseos, experiencias, etc., que comparten los interlocutores. El profesor que escribe “¡Ven a verme!” en el examen del estudiante, le comunica algo muy distinto al estudiante que ha sacado un 100% comparado con lo que le comunica al estudiante que ha sacado un 40%. En ese caso, la codificación es la misma; la diferencia radica en el contexto de las dos notas.
En el campo de la comunicación verbal, se transmite el mensaje por vía oral, por vía escrita o por vía manual. Como expresa la Fig. 1.4, el mensaje en la comunicación por vía oral sale de la boca del emisor codificado en sonidos y entra en el oído del receptor para ser descodificado. En la comunicación por vía escrita, el concepto se codifica en símbolos gráficos (o letras) hechos manualmente. Al ver los símbolos escritos, el receptor los descodifica. En la comunicación por vía manual, el concepto se codifica en movimientos físicos. Al ver los movimientos, el receptor los descodifica.
Tal como la comunicación no verbal, la comunicación verbal puede transmitirse mediante tres vehículos: las emisiones acústicas, las representaciones gráficas y los movimientos físicos. El emisor y el receptor necesitan desarrollar ciertas habilidades para poder comunicarse a través de estos vehículos. El vehículo primario de la comunicación verbal son las emisiones acústicas realizadas por la vía oral. Los vehículos secundarios son las representaciones gráficas realizadas por la vía escrita y los movimientos físicos realizados por la vía manual.
La manifestación principal del idioma es por emisiones acústicas, o sea la comunicación verbal por vía oral. Esto se evidencia en dos hechos. Primero, el niño aprende a manejar la vía oral antes de comenzar el estudio de la vía escrita. Segundo, existen idiomas en el mundo, como los de algunas tribus aisladas de África, Australia y América, que ni siquiera tienen formas escritas. En la vía oral, la codificación se manifiesta en el habla y la descodificación, en la comprensión auditiva.
La vía escrita es una manifestación secundaria del idioma a través de una representación gráfica; es simplemente una manera de registrar gráficamente la vía oral. Es de adquisición general en las sociedades literatas. En ese medio, la codificación se manifiesta en la escritura y la descodificación, en la lectura.
La vía manual es otra manifestación complementaria del idioma, que tiene por fin el de poder comunicarse con personas sordas o sordomudas a través de un sistema de movimientos físicos. Por lo tanto, no es de adquisición general. En ese medio, la codificación se manifiesta mediante las señas del lenguaje de los sordomudos y la descodificación, mediante la comprensión visual de esas señas.
El Cuadro 1.5 demuestra las habilidades necesarias para codificar y descodificar mensajes por esas tres vías. Las cuatro habilidades de adquisición general (indicadas por las células sombreadas) son el habla, la comprensión auditiva, la escritura y la lectura.
En el proceso de aprendizaje del idioma materno de uno, las habilidades generales se adquieren en el siguiente orden: comprensión auditiva, habla, lectura, escritura. Esto implica que el niño primero adquiere la vía oral y después adquiere la vía escrita. En ambas vías vale destacar que primero se adquiere la descodificación y luego la codificación. Es interesante notar también que la adquisición de la vía oral es informal; es decir, el niño lo adquiere en casa al relacionarse con su ambiente en sus actividades diarias. La adquisición de la vía escrita, en cambio, es algo formal; es decir, o se aprende en la escuela, o alguien se sienta con el niño para practicar o la lectura o la escritura.
El proceso de aprendizaje de un segundo idioma es muy distinto, porque ya se comienza con la habilidad de comunicarse verbalmente. Este proceso es también muy variado. Varía según la situación social del que lo aprende: de su edad, de dónde vive, del idioma de los padres, etc. Varía también según la situación de aprendizaje del segundo idioma: si lo aprende en casa, en la calle o en la escuela.
El grado de dificultad del aprendizaje de un segundo idioma depende del grado de la semejanza o diferencia entre el primero y el segundo idiomas en cuanto a sus bases léxicas, sus estructuras lingüísticas y sus sistemas de escritura. De modo general, cuando los sistemas no son extremadamente diferentes, las habilidades más difíciles de adquirir son el habla y la escritura porque los procesos de codificación requieren la producción, mientras que los de descodificación (la comprensión auditiva y la lectura) solo requieren el reconocimiento. Por otro lado, los procesos de la vía oral son generalmente más difíciles que los de vía escrita porque tienen que ocurrir al instante, mientras que las habilidades de vía escrita permiten la posibilidad de largas pausas para pensar en cómo reformular la comunicación o la posibilidad de volver a reexaminar el mensaje codificado varias veces para poder interpretarlo.
Dado que la codificación es más difícil que la descodificación y dado que la vía oral es más difícil que la vía escrita (cuando la vía escrita del segundo idioma no es extremadamente diferente de la del idioma materno), la habilidad del segundo idioma más difícil de adquirir es el habla.
Uno de los aspectos lingüísticos que dificulta la adquisición del habla es el sistema de sonidos que se emplea para transmitir el mensaje. El que aprende un segundo idioma suele imponer la estructura de los sonidos del idioma materno en la pronunciación del segundo idioma. Esto suele producir por lo menos un “acento de extranjero” y en el peor de los casos, convierte lo dicho en algo incomprensible. Este libro tiene la meta de ayudarle al estudiante a entender cómo funciona el sistema de sonidos del español y cómo pronunciarlos, perdiendo así la influencia del inglés en su español.
La comunicación humana consiste en emplear sistemas de reglas y normas para la transmisión de conceptos entre los miembros de una sociedad. Cada individuo puede valerse de dos modalidades para efectuar esa transmisión: la comunicación verbal y la comunicación no verbal. La distinción fundamental entre la comunicación verbal y la no verbal es que esta se lleva a cabo sin recurrir a la palabra y aquella depende de la palabra.
La palabra, en su manifestación primaria, puede definirse como un símbolo arbitrario aceptado por la comunidad lingüística que represen ta un concepto. En su manifestación principal, o sea la de la vía oral, la palabra se compone de una secuencia de sonidos que se combinan de acuerdo con un sistema organizado de modelos. Las manifestaciones secundarias incluyen la vía escrita, en que las palabras españolas se componen de una secuencia de letras ortográficas, y la vía manual, en que las palabras se componen de una secuencia de movimientos con las manos.
De forma esquemática se puede decir que en su manifestación primaria:
La palabra es:
El modelo de la comunicación consiste en un emisor que codifica un concepto, el mensaje transmitido y un receptor que lo descodifica.
Tanto la comunicación no verbal como la verbal pueden efectuarse mediante tres vehículos distintos: las emisiones acústicas, las representaciones gráficas y los movimientos físicos. El Cuadro 1.6 demuestra cómo se efectúan las dos modalidades de comunicación mediante esos vehículos.
En la comunicación, el sistema más utilizado y extensivo es el de la comunicación verbal. Los vehículos más difundidos de la comunicación verbal (indicados por las células sombreadas en el Cuadro 1.6) son las emisiones acústicas y las representaciones gráficas. Esos se manifiestan a través de la vía oral (la vía primaria) y la vía escrita (una vía secundaria). Por lo tanto, las habilidades más usadas y enseñadas son el habla y la comprensión auditiva de la vía oral y la escritura y la lectura de la vía escrita. En la fonética y la fonología, las habilidades más relevantes son las de la vía oral: el habla y la comprensión auditiva.
1. Fotos de diferentes comunicaciones no verbales.
2. El silbato del árbitro en un partido atlético.
3. El chasquido vaquero.
4. Exclamaciones que demuestran diferencias paralingüísticas.
5. Video de un gesto que invita a un niño que venga.
6. Foto de un cliente que quiere dos boletos.
7. Video de reguladores en una conversación.
8. Foto de una exhibición de sentimiento de una persona furiosa.
9. Emisión acústica de la palabra libro.
10. Movimiento físico en LSM de la palabra libro.
Andersen, Peter A. Nonverbal Communication: Forms and Functions (2nd ed.). Long Grove, Ill.: Waveland Press, 2008.
Barker, Larry L. & Gaut, Deborah Roach. Communication, 8th ed. Boston: Allyn & Bacon, 2002.
Gass, Susan M. & Selinker, Larry. Second Language Acquisition: An Introductory Course (4th ed.). New York: Routledge, 2013.