Capítulo 2
La lingüística

La lingüística es la ciencia que estudia la naturaleza y la estructura de la comunicación humana. Aunque el lingüista se interesa en cualquier aspecto de la comunicación, su enfoque principal es el lenguaje, o sea la comunicación verbal—específicamente por vía oral, que es la manifestación primaria del lenguaje—. Así la lingüística estudia todos los eventos relacionados con el proceso de la codificación, la transmisión y la descodificación del mensaje.

El lenguaje

El padre de la lingüística moderna, Ferdinand de Saussure, fue el primero en distinguir entre los conceptos de lengua y habla. Para Saussure, el lenguaje consistía en la combinación de lengua y habla.

Lenguaje = Lengua + Habla

El habla, según Saussure, es la producción acústica e individual de cada hablante. Con respecto al modelo de comunicación por vía oral, el habla se centra en el mensaje que sale de la boca. El habla tiene propiedades físicas observables. Los participantes en una comunicación pueden percibir los movimientos articulatorios que producen el sonido; también pueden oír el sonido producido. El habla es, pues, la realización, transmisión y recepción físicas del concepto codificado, o sea el mensaje.

La lengua, según Saussure, comprende el conjunto de normas y reglas mentales que poseen en común todos los miembros de una determinada comunidad lingüística—es, pues, el modelo normativo de la comunidad lingüística—. Con respecto al modelo de la comunicación, la lengua es el código o sistema de reglas que emplea el que habla para codificar un mensaje y lo que emplea el que escucha el mensaje para descodificarlo. La lengua, entonces, existe en la mente: es algo que no se puede ver ni sentir ni oír. Siendo la lengua un fenómeno mental, no puede estudiarse directamente; solo se pueden estudiar las estructuras mentales al observar su realización en el habla.

Esos mismos conceptos de habla y lengua han sido re-elaborados por Noam Chomsky, el lingüista actual más reconocido. Chomsky usa el término actuación (performance) en vez de habla para referirse a los procesos físicos involucrados en la realización del acto de hablar y el término competencia (competence) en vez de lengua para referirse a los procesos mentales involucrados en la preparación e interpretación de un mensaje.

Las estructuras de la lengua sirven como base de la organización del habla. Por ejemplo, para expresar sus ideas, el hablante codifica sus mensajes en oraciones. Esas oraciones generalmente tienen una secuencia de elementos que incluye un sujeto, un verbo y a veces complementos verbales. Si el hablante no construye sus oraciones de acuerdo con el modelo normativo, no puede esperar que su producción fónica le sea inteligible al oyente. ¿Por qué es, entonces, que dos seres humanos se entienden al hablar? Es porque los dos comparten las mismas reglas, las mismas estructuras, los mismos símbolos: es decir, comparten el mismo sistema de lengua. Un ser humano podría articular todos los sonidos posibles e inventar todas las palabras que quisiera, pero sin seguir el sistema de lengua, jamás podría comunicarse eficazmente.

Cada comunidad lingüística tiene sus propias estructuras y sus propios sistemas de reglas que unifican a los miembros de la comunidad y que los distinguen de los miembros de otras comunidades. Hay casos donde dos lenguajes distintos tienen muchas estructuras en común, lo que permite a veces una inteligibilidad mutua parcial. Así el hablante de portugués puede entender mucho de lo que dice el hablante de español. En otros casos, la diferencia entre las estructuras de lengua es tan grande que hace imposible la comprensión entre los hablantes de distintos lenguajes como el español y el chino.

El concepto de la comunidad lingüística puede ser muy amplio o muy restringido. La comunidad lingüística española es un concepto muy amplio que se puede dividir en sub-comunidades, cada una con sus propias normas y reglas. La lengua de cada subcomunidad es un dialecto. En el mundo hispánico existen decenas de dialectos, que a pesar de sus diferencias todavía son, por lo general, mutuamente inteligibles. Aunque el mexicano puede comer guajolote y chícharos y el madrileño, pavo y guisantes, con todo, los dos pueden comunicarse bien porque comparten la misma lengua.

La comunicación verbal ocurre solamente cuando están presentes los dos componentes del lenguaje; si está ausente cualquiera de los dos componentes de lenguaje, a saber la lengua o el habla, no hay comunicación entre el emisor y el receptor.

Un ejemplo que demuestra la falta de comunicación por la ausencia del elemento de lengua, es lo que ocurre cuando un anglohablante monolingüe se encuentra con un hispanohablante monolingüe. Si habla el hispanohablante, no hay comunicación, porque a pesar del hecho de que el anglohablante perciba sonidos, ese no comparte el sistema de lengua para poder descodificar el mensaje. El anglohablante incluso puede tratar de imitar algunos de los sonidos que escucha, pero tampoco hay comunicación, porque los sonidos producidos no representan ningún concepto para él.

La ausencia del elemento de habla también resulta en una falta de comunicación. Un apoplético puede mantener la habilidad cerebral de manejar los conceptos de lengua, pero lamentablemente, al perder el control físico necesario para producir el habla, queda restringido en su habilidad de comunicarse.

El signo lingüístico

Saussure también habló de otra fórmula que ayuda a entender las dos facetas que tienen el habla y la lengua. Visto desde otro punto de vista, el lenguaje se compone de unidades básicas que se llaman signos lingüísticos. El signo lingüístico, básicamente una palabra, permite la transferencia de conceptos por ser la unión de un significado con un significante.

Signo lingüístico = Significado + Significante

El significado es el concepto o la idea que se quiere transmitir. A nivel de habla (que es un nivel de expresión individual), una “cueva” es una cueva misma, una entidad física, concreta. A nivel de lengua (que es un nivel de normas mentales), una “cueva” es el concepto mental, abstracto, de “cavidad subterránea”. Ese concepto incluye todas las características y juicios que poseen en común los miembros de una comunidad lingüística en cuanto a la clasificación de lo que se considera una “cueva”.

En la Fig. 2.1, lo que ve el cavernícola es su cueva: el significado a nivel de habla. Lo que concibe en la mente es una imagen de lo que es una cueva: el significado a nivel de lengua.

El significante es la palabra o símbolo arbitrario que ha escogido una comunidad lingüística para representar un significado. A nivel de habla, es la enunciación de una secuencia de sonidos concretos, físicamente producidos. En la simbología de la lingüística, el significante a nivel de habla se representa entre corchetes como [kwéβa]. A nivel de lengua, el significante es una concatenación de imágenes mentales de sonidos. Este significante es una imagen mental o abstracta de la palabra que se usa para representar un significado. Al ver un objeto, se puede pensar en su significante sin articularlo. En la simbología de la lingüística, el significante a nivel de lengua se representa entre barras como /kuéba/.

En la Fig. 2.2, el cavernícola tiene en mente una imagen mental de los sonidos de la palabra—el significante a nivel de lengua— que es el símbolo arbitrario escogido por su comunidad lingüística para representar ese significado. Para transmitírselo a su mujer, emplea una cadena de sonidos—el significante a nivel de habla— para simbolizar su cueva. La mujer, por su parte, al percibir esa cadena de sonidos, piensa en el mismo símbolo, el significante a nivel de lengua, en que pensaba el cavernícola.

2.1 Significado a nivel de lengua (la imagen mental) y a nivel de habla (la manifestación física).

2.1 Significado a nivel de lengua (la imagen mental) y a nivel de habla (la manifestación física).

Para resumir, los conceptos de significado y significante existen tanto a nivel de habla como a nivel de lengua. El Cuadro 2.3 presenta una síntesis de las relaciones entre esos conceptos.

2.2 Significante a nivel de lengua (la imagen mental) y a nivel de habla (la manifestación física).

2.2 Significante a nivel de lengua (la imagen mental) y a nivel de habla (la manifestación física).

El significado y el significante integran el signo lingüístico, que sirve como base de la comunicación verbal. El signo lingüístico, según Saussure, es la unión del concepto con su símbolo, lo cual permite que el emisor y el receptor se comuniquen.

2.3 Las relaciones entre los conceptos de significado y significante a nivel de lengua y habla.

2.3 Las relaciones entre los conceptos de significado y significante a nivel de lengua y habla.

En la comunicación, el signo lingüístico es un elemento que funciona como una unidad. Si falta uno de sus componentes, no ocurre la comunicación. Por ejemplo, si un hablante sabe el “significado” pero no el “significante”, se ve obligado a recurrir a la circunlocución. Así el estudiante que sabe bien lo que es un “overhead projector” hablará de “la máquina que usa el profesor en clase para mostrar transparencias” porque desconoce el significante retroproyector. En ese caso, la comunicación sufre porque el estudiante no distingue entre “retroproyector” y “proyector de diapositivas”, lo cual deja su mensaje ambiguo.

Por otra parte, el hablante que usa el significante ariete no comunica nada si el oyente al recibir el “significante” no sabe el “significado”. Aun si se le presenta el significante en un contexto explícito como “Los soldados usaron un ariete para derribar la puerta del castillo”, el que no sabe que el significado de ariete es “una máquina militar que se empleaba antiguamente para batir murallas (battering ram)”, no puede descodificar el mensaje con precisión.

La codificación del mensaje

Como ya se ha expuesto, el emisor, al conceptualizar una idea que quiere comunicarle a un receptor, tiene que codificarla para transmitirla. Si decide comunicarla por vía oral, entran en juego los principios de lengua y habla por un lado y los de significado y significante por otro lado. Si el concepto que se quiere comunicar es la posición relativa de la tiza y la mesa, como se ve en la Fig. 2.4, probablemente dirá algo como “La tiza está en la mesa”. Pero, ¿cómo llega el emisor del concepto visto en la Fig. 2.4 a la producción física de la oración: “La tiza está en la mesa.”?

La codificación puede verse como un largo conjunto de procesos mentales y físicos. Uno de los primeros procesos es la necesidad de escoger los símbolos (significantes) para representar los elementos (significados) del concepto. En nuestro ejemplo, entonces, debemos emplear los significantes “mesa”, “tiza”, “en” y “estar”. Pero este paso todavía no nos deja con un mensaje aceptable.

De acuerdo con las normas del lenguaje, hace falta que los significantes se compongan en una oración que tenga una estructura y orden. Para nuestro ejemplo, el orden de las palabras escogidas tendrá que ser “tiza—estar—en—mesa”. Lo que es más, las normas requieren la presencia de otras palabras para introducir las palabras “tiza” y “mesa”.

2.4 El concepto de la posición relativa entre la tiza y la mesa.

2.4 El concepto de la posición relativa entre la tiza y la mesa.

Sin embargo, la comunicación todavía no tiene una estructura aceptable: hace falta verificar que todas las palabras tengan la forma correcta. Así, la forma de la palabra que introduce las palabras “tiza” y “mesa” tiene que ser “la”, y el verbo “estar” tiene que presentarse en la forma de “está”. La estructura de la oración ya está hecha: “La tiza está en la mesa”.

Para transmitir el concepto, sin embargo, hace falta convertir esa secuencia de pala-bras en sonidos. Los procesos del lenguaje que tienen que ver con el sonido serán el enfoque de este libro.

El ejemplo de los párrafos anteriores nos permite ver que la codificación de un mensaje tiene como mínimo cuatro pasos importantes:

  1. la selección de signos lingüísticos, buscando los significantes apropiados para representar los significados de los elementos del concepto a comunicarse;
  2. la organización de esos signos lingüísticos en oraciones;
  3. la acomodación de la forma de las palabras a la estructura o contexto de la oración;
  4. la transmisión de la oración mediante la formación de sonidos.

La lingüística: los campos básicos

La lingüística estudia precisamente los sistemas que producen las estructuras básicas delineadas en el proceso de codificación. Estos sistemas se componen de las reglas y las estructuras que emplea el ser humano para codificar y descodificar mensajes.

La lingüística abarca cuatro campos básicos—un campo para cada tipo de sistema—: un sistema de significado, un sistema de estructura de oraciones, un sistema de formas de palabras y un sistema de sonidos. La disciplina que estudia el significado es la semántica. La sintaxis estudia la estructura de las oraciones. El sistema de las formas de palabras es el enfoque de la morfología. El estudio del sistema de sonidos se denomina la fonología.

La semántica

La semántica es la ciencia que estudia el significado. Este significado se manifiesta en tres niveles. El primer nivel es el significado de la palabra. El segundo nivel, el significado de la oración, resulta de la formalización de las palabras en oraciones. El tercer nivel, que se conoce por el término pragmática, estudia la manera en que el contexto afecta la interpretación del enunciado.

El significado de la palabra

Los estudios semánticos que se enfocan en la palabra, tratan el significado de cada palabra en sí o la relación que puede existir entre palabras. La cuestión del significado de una palabra no es simple, y el semántico intenta descubrir la naturaleza del significado y sus matices. Intenta describir la relación filosófica que existe entre el significado y el significante. Cada hablante dispone de un léxico, o “diccionario mental”, que le sirve de base para la relación entre los significados y los significantes.

En la lexicografía también se estudia el significado de cada palabra, pero el lexicógrafo trata de especificar el léxico formalmente por la producción de diccionarios y estudios sobre las palabras. Esto incluye la preparación de diccionarios monolingües, bilingües, regionales, dialectales, etimológicos y profesionales, como también diccionarios de sinónimos y de uso.

Otros aspectos principales que afectan el significado de la palabra son la denotación y la connotación. La denotación para la palabra abogado, por ejemplo, será algo como “persona legalmente autorizada para litigar o aconsejar en asuntos jurídicos”. La connotación, sin embargo, incluye todos los valores afectivos atribuidos por uno a los abogados, sean positivos o negativos.

Existen también varias relaciones entre palabras que hacen parte del estudio de la semántica: la sinonimia, la antonimia, la hiponimia, la hiperonimia, la ambigüedad, la polisemia y la homofonía. La sinonimia estudia las relaciones de proximidad de sentido que existen entre varias palabras: por ejemplo, guapa, linda, bonita y hermosa. La antonimia investiga la relación de sentido opuesto que existe entre dos palabras que representan dos extremos a lo largo de un continuo: por ejemplo, el bien y el mal.

La hiponimia y la hiperonimia analizan las relaciones de inclusión. Por ejemplo, la relación entre clavel y flor es que esta incluye a aquel; clavel, entonces, es un hipónimo de flor, y flor es el hiperónimo de clavel. La ambigüedad léxica se ve ejemplificada en la frase dar un examen que según el dialecto puede ser lo que hace el profesor o lo que hacen los estudiantes en relación con el examen. La polisemia tanto como la homo-fonía tienen que ver con dos palabras que se forman mediante la misma secuencia de sonidos. En el caso de la polisemia las dos palabras vienen de la misma raíz semántica. Así, las palabras habla (el sustantivo) y habla (el verbo) representan un caso de polisemia por derivarse de la misma raíz. Por otro lado, haya (el sustantivo) y haya (el verbo) son homófonos, porque no existe ningún nexo semántico entre los dos significados.

El significado de la oración

El significado de una oración va más allá de una suma del significado de sus partes porque la estructura de la oración indica las relaciones que existen entre sus partes. Los estudios semánticos que se enfocan en la oración, tratan el significado de las estructuras de la oración, la referencia de los componentes de la oración, la evaluación de la veracidad de la oración y las relaciones entre oraciones.

Al estudiar el significado de las estructuras de la oración, por ejemplo, se puede examinar el papel temático o semántico que ejerce un elemento nominal de una oración. Así se puede ver que el papel de la palabra puerta es distinto en cada una de las siguientes oraciones:

  1. La puerta está abierta. [sujeto]
  2. Pinté la puerta. [complemento directo]
  3. Le di una patada a la puerta. [complemento indirecto]
  4. Toqué a la puerta. [complemento de preposición]

Se estudia también la interpretación de los pronombres, que son una especie de variable lingüística porque pueden cambiar de referencia según la circunstancia. Por ejemplo, el pronombre yo cambia de significado de acuerdo con quién lo diga. Ese concepto de referencia variable es un asunto que se estudia en la deíxis, que también examina la referencia relativo al tiempo (ayer, hoy, mañana) y al espacio (este, ese y aquel).

El semántico también estudia la referencia de los componentes de la oración. El referente, que es el elemento al que se alude en un enunciado, puede variar según el contexto. Por ejemplo, la oración El caballo es una bestia de carga puede referirse al caballo en general o a un caballo específico.

Los estudios sobre la veracidad de las oraciones van más allá de los temas lingüísticos y entran en la esfera de la filosofía. La veracidad describe la relación (verdadera o falsa) que existe entre los elementos de una oración o entre oraciones.

Existen varios tipos de relaciones entre oraciones que examina la semántica. La perífrasis (análoga a la sinonimia) describe la relación entre dos oraciones que tienen el mismo significado: Juan saldrá mañana y Juan va a salir mañana. La contradicción (análoga a la antonimia) describe la relación entre dos oraciones que no pueden ser verdaderas al mismo tiempo: Mi esposa es inteligente y Soy soltero. El entrañamiento (análogo a la hiponimia) se refiere al caso en que la veracidad de una oración incluye la veracidad de otra. Por ejemplo, la oración Fulano es feliz implica la veracidad de la oración Fulano está contento normalmente. La ambigüedad estructural (análoga a la homo-fonía) se refiere a la situación en que una oración tiene por su estructura dos posibles interpretaciones. Así, la oración El asesinato de Beatriz fue horroroso es ambigua, porque la oración sirve para describir tanto lo que ella hizo (asesinó a alguien) como también lo que le ocurrió (alguien la asesinó).

La pragmática

La pragmática es la rama de la semántica que estudia el efecto del contexto en el significado de la oración. Específicamente estudia como las actitudes y creencias, las presuposiciones y los principios de cooperación conversacional afectan la interpretación del significado de una oración. También estudia el papel del propósito del acto de habla.

Las actitudes y creencias de los hablantes muchas veces afectan la manera en que interpretamos el significado de una oración. De hecho, a veces nuestras actitudes y creencias clarifican la ambigüedad de una oración. Por ejemplo, si comparamos las dos oraciones El juez se negó a soltar al reo por ser cauteloso y El juez se negó a soltar al reo por ser peligroso, vemos que presentan una ambigüedad estructural: es decir, puede ser tanto el juez como el reo que es cauteloso o peligroso. Nuestras actitudes y creencias, sin embargo, nos dicen que es el juez que es cauteloso y el reo que es peligroso.

La presuposición se refiere al caso en que la veracidad de una oración presupone la veracidad de otra. Por ejemplo, Me alegro de que estés aquí presupone la veracidad de Tú estás aquí.

Los principios de cooperación conversacional dictan que el enunciado sea apropiado de acuerdo con cuatro máximas: la relevancia, la calidad, la cantidad y la claridad. Por ejemplo, el oyente que escucha la oración Juan no se emborrachó anoche puede inferir que Juan se emborracha a veces, porque de otra manera, la oración no sería relevante. La calidad se refiere a que se espera que un enunciado sea verdadero; la cantidad, a que se espera que el enunciado contenga la información suficiente para el contexto sin exceder lo necesario; la claridad, a que el enunciado sea claro y no ambiguo.

Al examinar el propósito del acto de habla, se pueden identificar varios motivos por los cuales se realiza un enunciado: el aseverar, el interrogar, el mandar, etc. Muchas veces el significado de una oración va más allá de su simple estructura. Por ejemplo, la mamá que le dice a su hijo Su dormitorio está muy sucio probablemente no lo hace para aseverar este hecho, sino para mandarle que lo limpie. Al preguntarle a un niño por teléfono ¿Está tu mamá?, el hablante generalmente no quiere una respuesta de o de No, sino que quiere que el niño la llame al teléfono.

La sintaxis

La sintaxis es la ciencia que estudia la organización y estructura de la oración y las relaciones que existen entre sus palabras y constituyentes. Las palabras de por sí pertenecen a diversas categorías gramaticales basadas en su significado y forma: sustantivo, verbo, adjetivo, adverbio, preposición, conjunción, pronombre y determinante. La sintaxis se interesa por estudiar la función de las palabras y constituyentes de la oración. Por ejemplo, aunque la palabra nadar tiene forma de verbo, en la oración El nadar es divertido, ejerce función de sustantivo. Un constituyente es una agrupación de palabras que juntas ejercen una misma función. Por ejemplo, si comparamos las frases el libro azul y el libro de color rojizo vemos que el constituyente (frase preposicional) de color rojizo tiene la misma función que el adjetivo azul y así funciona como una sola entidad o constituyente.

La oración

Existen varias teorías de sintaxis, pero la más práctica para introducir los conceptos básicos divide la oración en tres estructuras principales: frases nominales, frases verbales y modificadores. La estructura de una oración (O) requiere, como mínimo, la presencia de una frase nominal (FN) en función de sujeto y de una frase verbal (FV) en función de predicado. La oración puede ampliarse mediante un modificador (Mod). La formalización de la oración, entonces, sigue la regla:

O → FNsuj + FV + (Mod)

Este tipo de regla, que genera la estructura de una oración, es una regla estructural. El hecho de que la Mod se presente entre paréntesis indica que es un elemento optativo y no obligatorio.

El análisis sintáctico de la oración Juan salió ayer indica la presencia de una FN (Juan), una FV (salió) y una Mod (ayer). El análisis, que se presenta generalmente en forma de “árboles”, indica no solamente los elementos estructurales de la oración, sino también sus funciones y relaciones.

fig0003

La frase verbal

La FV puede tomar varias formas distintas dependiendo de las características semánticas del verbo. Los verbos se clasifican en tres grupos principales: copulativos, intransitivos y transitivos. Los verbos copulativos principales son ser y estar. Estos verbos sirven para ligar el sujeto de la oración con otro sustantivo (Fulano es profesor) o modificador (Mengano es inteligente). Los verbos intransitivos son los que comunican un evento sin complemento directo (María canta bien). Los verbos transitivos son los que van acompañados de un complemento directo (Juan estudia fonética).

Uno de los elementos fundamentales de la frase verbal es el auxiliar (Aux). Esta estructura contiene la especificación del tiempo, modo y aspecto y puede contener los verbos auxiliares como estar (está corriendo) y haber (he comido). La FV puede tener también, como se ha ejemplificado arriba, uno o más elementos FN o Mod. La regla para FV es:

FV → (Aux) + V + (FNcd) + (FNci) + (Mod)

Así que la FV le ha mejorado el diseño fácilmente se representa así:

fig0006

La modificación

La modificación le agrega detalles explicativos o especificativos secundarios a la estructura primaria. Las estructuras de modificación (indicadas abajo en negrita) pueden adherirse a casi cualquier otra estructura (subrayadas abajo). La estructura modificada puede ser:

  • una oración (De verdad, fuimos al cine.);
  • un sustantivo (Nos dio un libro anticuado.);
  • un verbo (Llegarán antes de que salgamos.);
  • un adjetivo (El padre de la novia se puso muy enfadado.);
  • un adverbio (Nunca pude correr tan rápidamente.).

Hay tres tipos estructurales de modificación: la simple, la frasal y la clausal. El modificador simple ocurre con la presencia de una sola palabra: un adjetivo para la modificación de sustantivos (Mi hermana compró una casa nueva) o un adverbio para la modificación de otras estructuras (Mi tío construyó una casa recientemente.). El modificador frasal ocurre con la presencia de una frase preposicional (Mi hermana compró una casa en la floresta). La frase preposicional puede ejercer función adjetival o adverbial, según la estructura que modifica. El tercer tipo de modificación es la clausal. En este caso, el modificador tiene toda la estructura de una oración (Mi hermana compró una casa que construyó el tío). La regla para Mod puede expresarse de la siguiente manera (las llaves indican que se puede usar cualquiera de las alternativas):

Mod{FAFPO}

FA es una frase adjetival o adverbial, cuya regla es:

FA(cuantificador)+{AdjAdv}+(Mod)

La regla para la frase preposicional (FP) es:

FP → Prep + FNcp

Estos tres tipos de modificadores se manifiestan en la oración Mi hermana compró una casa nueva en la floresta que construyó mi tío. Esta oración se representa en la Fig. 2.5.

La recursividad

2.5 La estructura de “Mi hermana compró una casa nueva en la floresta que construyó mi tío”.

2.5 La estructura de “Mi hermana compró una casa nueva en la floresta que construyó mi tío”.

La lingüística moderna tiene como principio básico el concepto de que siempre se pueden crear nuevas oraciones y que así existe un número infinito de oraciones posibles. También acepta el principio de que la oración en sí, teóricamente, puede ser de tamaño infinito debido a la recursividad. La recursividad es el principio que permite la expansión de una estructura por la aplicación cíclica de las propias reglas estructurales. Esta expansión cíclica se ve en las manifestaciones sintácticas de recursividad: la coordinación y la subordinación.

La coordinación une dos o más elementos del mismo tipo en una serie, ligadas por una conjunción. La regla para la coordinación es, entonces:

X → X + conj + X

La LaX puede representar cualquier estructura, sea una O (Juan llegó y María salió.), FN (El profesor y el estudiante hablaron.), FV (Los alumnos estudiaron y salieron bien en el examen.), Mod (Los estudiantes son inteligentes y dedicados.)

La subordinación ocurre cuando una estructura oracional se expande a incluir otra oración. Por ejemplo, como ya se ha dicho, la Mod puede expandirse a O, como también la FN:

Mod → O
FN → O

La oración “Mi hermana compró una casa nueva en la floresta que construyó mi tío” sirve de ejemplo. En ella, uno de los modificadores de casa es la oración Mi tío construyó una casa. En la oración El que tú lo hayas hecho me fastidia, el sujeto (FNsuj) de la oración principal es la oración subordinada Tú lo has hecho.

La morfología

La morfología es la ciencia que estudia la estructura de la palabra. El elemento principal en la estructura de una palabra es el morfema, que se define como la unidad mínima que tiene significado semántico o gramatical.

Los morfemas pueden clasificarse como libres o ligados. Un morfema libre es el que puede emplearse por sí solo (como la palabra esclavo), mientras que un morfema ligado es el que hay que ligarse a otro morfema para emplearse, como su nombre indica (como la terminación-izar de la palabra esclavizar).

2.6 La regla transformativa para la voz pasiva.

2.6 La regla transformativa para la voz pasiva.

Las palabras, por su parte, pueden clasificarse según las características de los morfemas que las componen. Una palabra simple se forma de un solo morfema (por ejemplo el sustantivo luna). Una palabra compleja se forma de más de un morfema (por ejemplo el verbo a–lun–izar). Una palabra compuesta contiene más de una raíz (por ejemplo el sustantivo porta-aviones).

2.7 La distinción entre los dos tipos de reglas sintácticas y los niveles de la sintaxis que producen. DE = Descripción estructural; CE = Cambio estructural.

2.7 La distinción entre los dos tipos de reglas sintácticas y los niveles de la sintaxis que producen. DE = Descripción estructural; CE = Cambio estructural.

La estructura de las palabras complejas

Los morfemas de las palabras complejas pueden clasificarse o como raíces o como afijos.

La raíz provee el significado básico de la palabra y puede ser libre (como se ve en el ejemplo de luna) o ligada (como se ve en el ejemplo de in–epto, en que la raíz epto no puede emplearse hoy día por sí sola). Todas las palabras de la lengua tienen una raíz. A veces la raíz es la palabra completa (luna, que también es morfema libre) y a veces es solo una parte de la palabra (a-lun-izar).

A la raíz, se le pueden agregar afijos de dos tipos: los prefijos (que vienen ante la raíz: re–nacer) o los sufijos (que vienen tras la raíz: nac–imiento).

El morfema, como ya se ha definido, es la unidad mínima de la palabra que tiene significado. En la práctica, los morfemas, a veces, pueden realizarse de diversas formas. El morfema derivativo que expresa la negación, por ejemplo, puede realizarse como i–, in–, o im–dependiendo del morfema que lo sucede: i–legible, in–aceptable, im–posible. Las variantes de un morfema son alomorfos. El morfema que expresa el concepto de pluralidad tiene dos alomorfos. La pluralidad, entonces, se realiza como -s o -es según el morfema que lo precede: libro-s, tamal-es.

La estructura interna de una palabra se representa gráficamente a través del árbol morfológico. El siguiente árbol representa la estructura de la palabra compleja internacionalizaciones:

fig0008

En esa palabra, la raíz o base es el sustantivo nación, que llega a ser el adjetivo nacional mediante la aplicación del sufijo derivativo -al que quiere decir ‘perteneciente o relativo a’. Agregando el prefijo derivativo inter–, que quiere decir ‘entre una y otra’, se forma el adjetivo internacional. El sufijo derivativo -izar, que quiere decir ‘llegar a ser’, produce el verbo internacionalizar. El sufijo derivativo -ción, que quiere decir ‘acción y efecto de’, produce internacionalización, sustantivo que puede pluralizarse mediante la aplicación del alomorfo flexivo -es, formando así la palabra internacionalizaciones.

Los afijos derivativos y flexivos

Los afijos también pueden clasificarse como derivativos y flexivos. La distinción entre estos dos tipos de afijos se resume en el Cuadro 2.8.

La derivación es el proceso de formar una nueva palabra mediante la aplicación a la raíz de sufijos o prefijos que aportan información semántica. Los morfemas derivativos se aplican solamente a una porción de las palabras de una categoría gramatical. Mientras el sufijo-al se adhiere con el mismo significado a las raíces nación, derivación y sustantivo, no puede adherirse a otros sustantivos como libro, país ni religión. Al aplicarse a la raíz, un afijo derivativo puede cambiar la categoría gramatical. Por ejemplo, el sufijo derivativo -al, al adherirse directamente a la raíz sustantival nación, añade el significado de ‘perteneciente o relativo a’ y cambia la categoría gramatical de la palabra resultante (nacional) a adjetivo. También los morfemas derivativos se juntan lo más próximo posible a la raíz.

El ejemplo de la palabra internacionalizaciones, ya representada en forma de árbol, contiene cuatro afijos derivativos [inter-, -al, -iza, -ción] que demuestran cómo este tipo de afijo altera el significado de la palabra, agregándole otra dimensión semántica. Un afijo derivativo muy común es el diminutivo-ito, que además de su significado básico de pequeñez (por ejemplo: casita, cucharita), puede indicar cariño (por ejemplo: hermanito, amiguito). En el caso de aquicito llega a referirse a un espacio más preciso o exacto.

La flexión es el proceso de alterar la forma de una palabra mediante la aplicación a la raíz de sufijos que aportan información gramatical. Los morfemas flexivos se colocan lo más lejos posible de la raíz. Los morfemas flexivos se aplican a todas (o a casi todas) las palabras de una categoría gramatical. Al aplicarse a la raíz, un sufijo flexivo no cambia la categoría gramatical.

Las categorías gramaticales en español que admiten la flexión son el sustantivo, el adjetivo, el verbo y el pronombre. Los sustantivos se flexionan para número (casa—casas, ciudad—ciudades) mientras que los adjetivos se flexionan tanto para número (bonito—bonitos, feliz—felices) como también para género (bonito—bonita, chileno—chilena). El verbo se flexiona para tiempo, aspecto, modo, número y persona. Por ejemplo, la forma verbal tengamos indica primera persona plural del presente del subjuntivo. Los pronombres se flexionan para número, persona, función (también llamado caso) y tratamiento. Por ejemplo, el pronombre les indica tercera persona plural en función de complemento indirecto.

La formación de palabras

La morfología estudia también las diversas maneras y procesos por los cuales se puede formar una palabra. Los procesos más productivos en la formación de palabras son la derivación y la composición. Ya se habló de la derivación en la sección anterior.

2.8 Distinciones entre los afijos derivativos y flexivos.

2.8 Distinciones entre los afijos derivativos y flexivos.

Las palabras compuestas se distinguen por tener dos o más raíces. De esa manera se pueden formar palabras mediante la unión de sustantivo + sustantivo (ferrocarril, hojalata), de verbo + sustantivo (rascacielos, paraguas), de sustantivo + adjetivo (boquiabierto, cabizbajo) o de adjetivo + adjetivo (claroscuro, sordomudo). Entre las otras posibles combinaciones, existe la posibilidad de formar una palabra compuesta hasta de una oración: por ejemplo, sabelotodo o correveidile. La palabra compuesta puede escribirse ortográficamente como una sola palabra (subibaja, guardagujas), como palabra escrita con guión (histórico-crítico, anglo-soviético) o como palabras separadas (contestador automático, máquina de escribir).

Existen también muchos otros procesos por los cuales se forman palabras. La conversión ocurre cuando se emplea una palabra de una categoría gramatical en función de otra categoría. Por ejemplo, el verbo deber ‘must, ought’ se ha convertido en el sustantivo el deber ‘duty, obligation’.

La reducción ocurre cuando se sustituye una parte de la palabra por la palabra entera. Así es que se puede usar la palabra profe para referirse al profesor, la palabra compa para referirse a un compañero, la palabra foto para referirse a una fotografía.

La combinación es la unión de elementos parciales no radicales de dos palabras diferentes para formar una palabra nueva. De esta manera se creó la palabra informática de información automática, la palabra tergal de poliéster galo y la palabra aceriales de aceros industriales.

Un proceso semejante es el empleo de las siglas de una expresión para formar una palabra nueva. Por ejemplo, la palabra sidaAIDS’ viene de Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida y la palabra OTANNATO’ viene de Organización del Tratado del Atlántico Norte.

Entre los otros procesos de formación de palabras se encuentra la derivación regre-siva, que es la formación de un vocablo más simple de una palabra tomada por derivada. Por ejemplo, la palabra ayuda es palabra nueva, creada como derivación regresiva del verbo ayudar, que erróneamente se había concebido derivación de ayuda más el sufijo verbal -ar. Es decir, el verbo ayudar sirvió de base para la creación del sustantivo ayuda (de forma más simple) y no al revés que habría sido el proceso más general.

Otro proceso es la reduplicación, que resulta de la simple repetición de un vocablo, que puede llegar a tener un significado alterado. De esta forma el significado de la oración Vengo luego es distinto al de la oración Vengo luego luego, porque esta comunica un matiz de inmediatez que no transmite aquella.

La onomatopeya es la creación de una palabra que trata de imitar el sonido que ocurre en la naturaleza. Ejemplos incluyen los sonidos de animales (guau-guau ‘bowwow’, quiquiriquí ‘cock-a-doodle-doo’), los sustantivos que describen sonidos (el siseo ‘hiss’, el chillido ‘creak’) y los verbos que describen la producción de sonidos (piar ‘to chirp’, maullar ‘to meow’).

Los préstamos, palabras que tienen su origen en otro idioma, representan otro proceso a través del cual se adquieren muchos vocablos nuevos en español. Por ejemplo, se introdujeron del inglés las palabras beicon, carpeta, chequear y estándar, algunas de ellas de empleo pan-hispánico.

También se observa el proceso de extensión, en que el nombre de la marca de algún producto llega a emplearse para el producto en general. Así llegó a emplearse la voz klaxon (que era marca inglesa de una bocina automovilística) para toda bocina (fuera lo que fuera la marca de ella). Otro tipo de extensión será el empleo de un nombre propio para un concepto inventado por una persona, descubierto por ella, o asociado con ella. Así es que vatio (por James Watt, inventor e ingeniero escocés) llegó a ser una medida de potencia eléctrica.

La fonética y la fonología

La fonética y la fonología son las ciencias que estudian los sonidos de un lenguaje. Los sonidos, como en el caso de las estructuras sintácticas, pueden estudiarse tanto desde el punto de vista de lengua como de habla. Como implica el título de este libro, Manual de fonética y fonología españolas, existe una distinción entre esas dos disciplinas. La fonética es el estudio de los sonidos a nivel de habla; la fonología es el estudio de los sonidos a nivel de lengua.

La fonética, siendo el estudio de los sonidos a nivel de habla, se ocupa, entre otros asuntos, de la producción física de los sonidos. Es decir, estudia cada realización individual de sonido. La fonología, siendo el estudio de los sonidos a nivel de lengua, investiga la imagen mental de los sonidos y las relaciones que guardan las imágenes mentales con los sonidos producidos. Las imágenes mentales de los sonidos forman, entonces, un sistema gobernado por reglas utilizadas por todos los miembros de una comunidad lingüística.

Puesto que el enfoque principal de este libro es la fonética y la fonología, se presentarán los detalles de estos campos de estudio en el siguiente capítulo.

La lingüística: otras perspectivas

Los campos básicos—la semántica, la sintaxis, la morfología, y la fonología y fonética—, que forman el núcleo del estudio lingüístico, pueden examinarse desde distintas perspectivas, o sea desde varios puntos de vista o enfoques diferentes.

La sociolingüística estudia la relación entre el lenguaje y la sociedad. La política de lenguaje, el bilingüismo y la sociología de lenguaje son algunos aspectos que ejemplifican el papel del lenguaje en la sociedad. La sociolingüística examina también las variaciones sociales que existen en el habla de los miembros de una comunidad lingüística. Las estructuras semánticas, sintácticas, morfológicas, fonológicas y fonéticas pueden variar según el sexo del hablante, su estado socioeconómico, su edad, su origen, su educación y el ambiente social en que se encuentra entre otros factores sociales.

La dialectología estudia la variación regional de un lenguaje. No es difícil observar que existen muchas diferencias entre el habla de un madrileño, un bonaerense, un santiagueño, un bogotano, un mexicano y un habanero. El dialectólogo describe las características distintivas de las estructuras básicas de cada dialecto. La variación dialectal se manifiesta principalmente en el campo semántico (donde pueden existir variantes léxicas) y en el campo fonético (donde los sonidos y la entonación pueden variarse según la región o sub-comunidad lingüística). Sin embargo, puede haber variación dialectal también en la morfología y en la sintaxis.

De modo general, se presentan en este libro los sonidos y la entonación que reflejan una pauta pan-hispánica que se reconocen en todo el mundo hispánico como una norma culta aceptable. Se mencionarán también algunas de las variantes fonéticas más reconocidas en las notas al final de los capítulos correspondientes.

La sicolingüística estudia los aspectos síquicos del lenguaje. En la sicolingüística hay dos ramas. La primera es el estudio de la adquisición del lenguaje, que se enfoca en las etapas por las que pasa el niño en el aprendizaje de las estructuras lingüísticas básicas. La segunda es el estudio del procesamiento del lenguaje, que investiga los mecanismos sicológicos que emplea el hablante en la codificación y descodificación del lenguaje. La neurolingüística se ocupa del estudio del procesamiento cerebral de lenguaje. Investiga, entonces, las regiones del cerebro que operan en los procesos de codificación y descodificación y en la transmisión de sus impulsos a través del sistema nervioso central.

La lingüística aplicada estudia mayor-mente las estructuras lingüísticas básicas desde el punto de vista del hablante no nativo. En este campo se averigua mayor-mente la adquisición de un segundo idioma y los métodos de enseñanza del mismo.

La lingüística histórica estudia la evolución de la lengua y los cambios que sufre en los campos de la semántica, la sintaxis, la morfología y la fonología y fonética. Aunque el enfoque principal de los lingüistas suele ser la comunicación oral, existe también la tradición de la filología que se interesa por el estudio de los textos antiguos. Una de las áreas más productivas de la lingüística histórica es la etimología, que estudia la historia u origen de las palabras. El estudio etimológico de la palabra siesta, por ejemplo, indica que se documentaba en español ya para el año 1220 como abreviación del latín HORA SĒXTA que era “la hora sexta del día, que correspondía a las 12, de donde ‘hora del máximo calor’ y ‘sueño que se toma después de comer’.

Aunque el enfoque principal del lingüista radica en la comunicación por vía oral, se interesa también por el estudio de los sistemas de escritura. Este campo analiza las diversas maneras que el ser humano ha ingeniado para representar el lenguaje gráficamente.

La lingüística computacional aplica la tecnología de la computadora a los sistemas de lenguaje. Ha servido para comprobar muchas de las estructuras y teorías que han sido propuestas por los lingüistas como teorías generales de lenguaje. Las aplicaciones prácticas de este campo incluyen la síntesis del lenguaje (la producción artificial del habla), el reconocimiento del lenguaje (la interpretación automática del habla) y la traducción automática.

En relación con las teorías generales, algunos lingüistas se han dedicado al estudio de la lingüística universal, que investiga las estructuras que tienen en común los idiomas naturales del mundo. Otros lingüistas se enfocan en los procesos cognitivos que utiliza el ser humano al relacionar las experiencias de la vida con la comunicación verbal; este enfoque lingüístico se llama la lingüística cognitiva. Otro campo de estudio que toma en cuenta más de una lengua es la lingüística contrastiva, que analiza las semejanzas y divergencias entre las estructuras lingüísticas de dos idiomas o más.

Sumario

La lingüística es la ciencia que estudia la naturaleza y la estructura de la comunicación humana. El lingüista se enfoca mayormente en la comunicación verbal, o sea el lenguaje. La definición clásica de lenguaje incluye dos elementos: la lengua, que se ocupa de los aspectos mentales, y el habla, que se ocupa de los aspectos físicos. El signo lingüístico es un término que expresa el conjunto del significado (el concepto o idea) y del significante (la palabra o símbolo arbitrario que representa el concepto o idea). Estos se pueden identificar tanto a nivel de lengua como a nivel de habla, como se ejemplificó en la Fig. 2.3.

En la codificación y descodificación de un mensaje, se pueden identificar varios procesos o estructuras. La lingüística se enfoca en el análisis, en la descripción y en la explicación de esos procesos y estructuras. Los campos básicos de la lingüística son la semántica (que estudia el nexo entre el enunciado y su significado), la sintaxis (que estudia la estructura de la oración), la morfología (que estudia la estructura de la palabra) y la fonética y fonología (que estudian los procesos relacionados con los sonidos empleados en la preparación, transmisión e interpretación de un enunciado).

Los campos básicos de la lingüística pueden emplearse en el análisis del lenguaje desde otros puntos de vista. El Cuadro 2.9 indica los campos de estudio dentro de la lingüística y los separa entre estructuras básicas y otras perspectivas. El estudio del lenguaje desde las otras perspectivas se lleva a cabo mediante el análisis de sus estructuras básicas. Por ejemplo, en la dialectología se puede estudiar la variación regional fonética o en la lingüística histórica se puede trazar la evolución de un fenómeno morfológico.

Planteado el esquema de la lingüística, se pasará en el próximo capítulo a un análisis más pormenorizado de la fonética y de la fonología.

Conceptos y términos

2.9 Los campos de estudio dentro de la lingüística.

2.9 Los campos de estudio dentro de la lingüística.

Preguntas de repaso

  1. Distinga entre los componentes de lenguaje.
  2. Distinga entre los componentes del signo lingüístico.
  3. ¿Qué se estudia en los cuatro campos principales de la lingüística?
  4. ¿Cuáles son algunos de los procesos y estructuras que se estudian en la semántica?
  5. ¿Cuáles son algunos de los procesos y estructuras que se estudian en la sintaxis?
  6. ¿Cuáles son algunos de los procesos y estructuras que se estudian en la morfología?
  7. ¿Qué se estudia en la fonología?
  8. ¿Qué se estudia en la fonética?
  9. Distinga entre los campos básicos y los campos de lingüística que describen el lenguaje desde otras perspectivas.

Lecturas suplementarias

Azevedo, Milton M. Introducción a la lingüística española. Englewood Cliffs, N.J.: Prentice Hall, 1992.

Hualde, José Ignacio; Olarrea, Antxon; Escobar, Ana María; & Travis, Catherine E. Introducción a la lingüística hispánica (2nd ed.). Cambridge, England: Cambridge University Press, 2010.

Hurford, James R., & Heasley, Brendan. Semantics: A Coursebook. Cambridge, England: Cambridge University Press, 1983.

Matthews, Peter H. Morphology: An introduction to the theory of word-structure (2nd ed.). Cambridge, England: Cambridge University Press, 1991.

Muñoz-Basols, Javier; Moreno, Nina; Taboada, Inma; & Lacorte, Manel. Introducción a la lingüística hispánica actual: teoría y práctica. New York: Routledge, 2016

O’Grady, William; Archibald, John; Aronoff, Mark; & Rees-Miller, Janie. Contemporary Linguistics: An Introduction (6th ed.). Boston: Bedford/St. Martin’s Press, 2010.

Parker, Frank. Linguistics for Non-Linguists: A Primer with Exercises (3rd ed.). Boston: Allyn & Bacon, 2000.

Carnie, Andrew; Sato, Yosuke; & Siddiqui, Daniel. The Routledge Handbook of Syntax. London: Routledge, 2014.

Saussure, Ferdinand de. Course in General Linguistics, trans. Wade Baskin. New York: McGraw-Hill, 1966.