1. Pierenkemper, Wirtschaftsgeschichte (2005), pp. 21 y ss. Como introducción a este capítulo véase en particular Buchheim, Industrielle Revolutionen (1994).
2. Wischermann/Nieberding, Die institutionelle Revolution (2004), pp. 17-29.
3. Cfr. Pollard, Peaceful Conquest (1981).
4. Wischermann/Nieberding, Die institutionelle Revolution (2004), p. 26, según D. C. North.
5. Véase más arriba, capítulo V.
6. Pomeranz, Great Divergence (2000); P. H. H. Vries, Via Peking (2003). La cuestión la plantearon inicialmente en la década de 1950 historiadores económicos chinos.
7. Es la tesis, muy aclaradora, de Amsden, Rise of «the Rest» (2001), pp. 51 y ss.
8. En esta línea, como interpretación no dogmática, sigue siendo atractivo Hobsbawm, Industrie und Empire (1969), vol. 1, pp. 33-78.
9. Schumpeter, Konjunkturzyklen (1961, primera edición de 1939). Kondrátiev fue fusilado en septiembre de 1938 en una cárcel moscovita. Sus escritos completos no se publicaron en Occidente hasta 1998.
10. Polanyi, Great Transformation (1957). Hay ampliaciones influyentes de este enfoque tanto en la antropología de las comunidades campesinas como en la teoría de una «economía moral», de E. P. Thompson y James C. Scott.
11. Última versión de la teoría: Rostow, World Economy (1978).
12. Gerschenkron, Economic Backwardness (1962), con un buen análisis en Verley, La Révolution industrielle (19972), pp. 111-114, 324, 326.
13. Bairoch, Révolution industrielle (1963); la última versión en: Bairoch, Victoires (1997), vol. 1.
14. Landes, Der entfesselte Prometheus (1973), obra magistral de síntesis histórica, que sigue siendo un libro fundamental sobre el tema.
15. D. C. North/Thomas, Rise (1973).
16. Schumpeter lo rechaza explícitamente: Konjunkturzyklen (1961, primera edición de 1939), vol. 1, p. 264. Max Weber solamente lo menciona al paso, cuando se expresa en contra del determinismo tecnológico; cfr. Swedberg, Max Weber (1998), pp. 149 y ss.
17. Landes, Wohlstand und Armut (1999).
18. Sylla/Toniolo, Patterns (1991), ponen a prueba la teoría de Gerschenkron país por país, pero hablan poco de Japón.
19. Patrick K. O’Brien: «Introduction», en: O’Brien, Industrialisation (1998), vol. 1, p. XLIII.
20. Es una excepción Stearns, Industrial Revolution (1993).
21. Según Easterlin, Growth Triumphant (1997), p. 31; E. L. Jones, Growth Recurring (1988), p. 13, que habla de un crecimiento «intensivo».
22. Un buen ejemplo de esta clase de análisis sigue siendo: Mathias, First Industrial Nation (1969).
23. Verley, La Révolution industrielle (1997), pp. 34-36.
24. Actualmente, quien va más lejos es: Inikori, Africans (2002); otras reflexiones con un resultado similar en Findlay/O’Rourke, Power and Plenty (2007), pp. 330-32, en esp. 339-32.
25. Mokyr, Gifts of Athena (2002), tras las huellas de un libro pionero: Jacob, Scientific Culture (1997); véase también, con especial interés por la transferencia y conexión con la historia universal: Inkster, Science (1991).
26. J. de Vries, Industrial Revolution (1994), en esp. pp. 255 y ss. Los historiadores económicos japoneses Akira Hayami y Osamu Saito ya habían planteado antes propuestas similares. Sobre Japón es completo: Hayami et al., Economic History of Japan (2004), en esp. caps. 1, 9-11.
27. Ogilvie/Cerman, Proto-Industrialization (1996); Mager, Protoindustrialisierung (1988).
28. Por ejemplo en el imperio zarista: Gestwa, Proto-Industrialisierung (1999), pp. 345 y ss.
29. Según el cauteloso juicio de Daunton, Progress (1995), p. 169.
30. Especialmente relevante al respecto: M. Berg, Age of Manufactures (1985).
31. Komlos, Industrial Revolution (2000).
32. Findlay/O’Rourke, Power and Plenty (2007), p. 313, como formulación de un nuevo consenso en la historia económica.
33. Martin Daunton, «Society and Economic Life», en: C. Matthew, Nineteenth Century (2000), pp. 41-82, aquí 51-55.
34. Verley, La Révolution industrielle (19972), p. 107.
35. Es fundamental Jeremy, Transatlantic Industrial Revolution (1981).
36. Cameron, New View (1985).
37. Craig/Fisher, European Macroeconomy (2000), pp. 257 y ss., 280, 309; Pollard, Peaceful Conquest (1981); Teich/Porter, Industrial Revolution (1996).
38. Una nueva teoría macrohistórica incluso ve aquí la causa última del crecimiento económico: «el crecimiento es el fruto, casi siempre, de inversiones que amplían cuanto las sociedades saben sobre la producción»; G. Clark, Farewell to Alms (2007), pp. 197, 204-207.
39. Cfr. Ledderose, Ten Thousand Things (2000), en esp. pp. 2-4; sobre la producción masiva en Occidente es básico: Hounshell, From the American System (1984).
40. Sabel/Zeitlin, World of Possibilities (1997).
41. Sobre Alemania cfr. Herrigel, Industrial Constructions (1996).
42. Para una buena descripción de manual, Matis, Industriesystem (1988), pp. 248-265. El analista más influyente fue, durante mucho tiempo, A. D. Chandler, con Visible Hand (1977) y Scale and Scope (1990). Como estudio modélico de un proceso de transformación nacional, M. S. Smith, Emergence (2006), pp. 325 y ss. Recientemente Peter Temin et al. han propuesto un «paradigma» alternativo.
43. Werner Abelshauser, «Von der Industriellen Revolution zur Neuen Wirtschaft. Der Paradigmenwechsel im wirtschaftlichen Weltbild der Gegenwart», en: Osterhammel et al., Wege (2006), pp. 201-218.
44. Blackford, Rise of Modern Business (19982), pp. 103 y ss.; Boyce/Ville, Modern Business (2002), pp. 9 y ss.
45. O’Brien, Industrialisation (1998), es una recopilación excelente; y aún más completa: Church/Wrigley, Industrial Revolutions (1994).
46. Wallerstein, Modern World-System III (1989), p. 33.
47. Según Frank, ReOrient (1998), que impone sus tesis sin compasión; también J. M. Hobson, Eastern Origins (2004), que carece de seriedad y tiene unas deficiencias empíricas espantosas.
48. Es básico: Pomeranz, Great Divergence (2000); en esta línea: Blussé/ Gaastra, Eighteenth Century (1998), que resulta menos espectacular, pero es pionero desde el punto de vista empírico.
49. E. L. Jones, European Miracle (1981), p. 160.
50. M. Weber, Wissenschaftslehre (19683), p. 407.
51. C. Smith, Science of Energy (1998), en esp. pp. 126-169.
52. Para un retrato monumental de lord Kelvin y su época, C. Smith/Wise, Energy and Empire (1989). Aquí también interesa —como en Siemens— la gran importancia del telégrafo como desafío científico (pp. 445 y ss.).
53. Feldenkirchen, Siemens (20032), pp. 55 y ss.
54. W. König/Weber, Netzwerke (1990), pp. 329-340; Smil, Creating the Twentieth Century (2005), cap. 2.
55. Imposible perder de vista la centralidad de este aparato en la historia técnica del siglo XIX, ahora con Wagenbreth et al., Dampfmaschine (2002).
56. Mirowski, More Heat than Light (1989).
57. Rabinbach, Human Motor (1990).
58. Malanima, Economia preindustriale (1995), p. 98.
59. Malanima, Uomini (2003), p. 49. Véanse dos nuevas historias mundiales de la minería, que van más allá del carbón: C. E. Gregory, Mining (2001); M. Lynch, Mining (2002). Sobre el problema de la energía en la industrialización en general, véase Sieferle et al., Ende der Fläche (2006), en esp. caps. 4-5.
60. Paolo Malanima, «The Energy Basis for Early Modern Growth, 1650-1820», en: Prak, Early Modern Capitalism (2001), pp. 51-68, aquí 67. Para la historia de la técnica es fundamental aquí Hunter, Industrial Power (1979).
61. Malanima, Uomini (2003), p. 45, calcula que en la Edad Moderna el consumo per cápita en Europa era de 2 kilos: una cifra mínima, en la que quizá influye la perspectiva del sur de Italia.
62. Grübler, Technology (1998), p. 250. Para la historia del petróleo antes de 1914: Yergin, Der Preis (1991), caps. 1-8.
63. Overton, Agricultural Revolution (1996), p. 126; Grübler, Technology (1998), p. 149 (ilus. 5.8).
64. Wrigley, People (1987), p. 10.
65. M. Lynch, Mining (2002), pp. 73 y ss. Sobre la técnica y la difusión internacional de las máquinas de Newcomen cfr. Wagenbreth et al., Dampfmaschine (2002), pp. 18-23.
66. Marsden, Watt’s Perfect Engine (2002), pp. 118 y ss.
67. Grübler, Technology (1998), p. 209 (ilustr. 6.3).
68. Wagenbreth et al., Dampfmaschine (2002), p. 240.
69. Minami, Power Revolution (1987), pp. 53 y ss., 58, 331-333.
70. Pohl, Aufbruch (1989), p. 127 (tabla VI. 4), pasándolo a porcentajes.
71. Debeir et al., Prometheus (1989), p. 177: junto a Smil, Energy (1994), el mejor estudio general de historia de la energía.
72. Trebilcock, Industrialization (1981), p. 237.
73. W. W. Lockwood, Economic Development of Japan (1968), p. 91.
74. Concepto de Sugihara Kaoru, «Japanese Imperialism in Global Resource History» (University of Osaka, Department of Economics, Working Paper 07/04), 2004, p. 13.
75. Pomeranz, Great Divergence (2000), p. 62.
76. R. Reinhard, Erdkunde (19296), p. 119.
77. Pohl, Aufbruch (1998), p. 127 (tabla VI.4).
78. Smil, Energy (1994), p. 228.
79. Alleaume, Industrial Revolution (1999), p. 341.
80. Verley, La Révolution industrielle (19972), pp. 492 y ss.
81. Wolfram Fischer, «Wirtschaft und Gesellschaft Europas, 1850-1914», en: Fischer, Handbuch, vol. 5 (1985), p. 149 (tabla 42).
82. Bulmer-Thomas, Economic History (1994), pp. 58 y ss. Como balance de la historiografía cfr. Haber, How Latin America Fell Behind (1997); para un análisis la experiencia exportadora de cada país desde 1880 véase Cárdenas, Economic History (2000).
83. Bulmer-Thomas, Economic History (1994), p. 61.
84. Así lo explica Feinstein, Economic History of South Africa (2005), pp. 90-99.
85. Bulmer-Thomas, Economic History (1994), pp. 130-139.
86. Con más detalles: Osterhammel, China (1989), pp. 188-194; para la comparación de China y Japón: Yoda, Foundations of Japan’s Modernization (1996), pp. 119-125.
87. Köll, From Cotton Mill (2003); Cochran, Encountering Chinese Networks (2000).
88. Osterhammel, China (1989), pp. 263 y ss.
89. Cfr. por ejemplo Inikori, Africans (2002), p. 428.
90. Dietmar Rothermund, «The Industrialization of India: Technology and Production», en: B. B. Chaudhuri, Economic History of India (2005), pp. 437-523, aquí 441 y ss.; Roy, Economic History (2000), pp. 123-131.
91. Farnie/Jeremy, Fibre (2004), p. 401, y en general 400-413 para la historia inicial de la industria del algodón india.
92. Ibíd., p. 418.
93. Roy, Economic History (2000), pp. 131-133.
94. Arcadius Kahan, «Rußland und Kongreßpolen 1860-1914», en: Fischer, Handbuch, vol. 5 (1985), pp. 512-600, aquí 538 (tabla 11).
95. Al respecto, muy estimulante: Chandavarkar, Imperial Power (1998), pp. 30-73.
96. Buenas introducciones: McClain, Japan (2002), pp. 207-245; Janet E. Hunter, «The Japanese Experience of Economic Development», en: O’Brien, Industrialisation, vol. 4 (1998), pp. 71-141. Los debates de los expertos están documentados en: Church/Wrigley, Industrial Revolutions, vol. 7 (1994).
97. Tamaki, Japanese Banking (1995), pp. 51 y ss.
98. Mosk, Japanese Industrial History (2001), p. 97. Es básico, sobre el ascenso de la industria algodonera japonesa, en el contexto mundial: Howe, Origins (1996), pp. 176-200.
99. Morris-Suzuki, Technological Transformation (1994), p. 73.
100. Como resumen: Sean Winlentz, «Society, Politics, and the Market Revolution, 1815-1848», en: Foner, New American History (1997), pp. 61-84; también los caps. 9-10 de Barney, Companion (2001).
101. Es la tesis central de Bensel, Political Economy (2000).
102. Takebayashi, Kapitalismustheorie (2003), pp. 155 y ss.
103. Cfr. Mommsen, Imperialismustheorien (19873); Semmel, Liberal Ideal (1993).
104. Grassby, Idea of Capitalism (1999), p. 1.
105. Véase Leslie Sklair, artículo «Capitalism: Global», en: Smelser/Baltes, International Encyclopedia, vol. 3 (2001), pp. 1459-1463.
106. Desde el punto de vista de la teoría son especialmente estimulantes dos libros —que no pueden ser más distintos en cuanto a su valoración final— surgidos al principio de la más reciente polémica sobre el capitalismo: P. L. Berger, Capitalist Revolution (1986); Heilbroner, Nature and Logic (1985). La longue durée se ha formulado con especial cuidado (y en discrepancia con Braudel) en Arrighi, Long Twentieth Century (1994). Un excelente punto de partida para nuevos análisis es Richard Swedberg, «The Economic Sociology of Capitalism: An Introduction and Agenda», en: Nee/Swedberg, Economic Sociology (2005), pp. 3-40.
107. Con modificaciones, P. L. Berger, Capitalist Revolution (1986), p. 19.
108. Al respecto es fundamental Byres, Capitalism from Above (1996).
109. Sobre esto es paradigmático el surgimiento de Lever Brothers/Unilever y las actividades de ultramar de este grupo desde 1895.
110. Cfr. los perfiles nacionales de A. D. Chandler et al., Big Business (1997). Otro punto de vista interesante en Arrighi, Long Twentieth Century (1994), pp. 33 y ss., que considera «capitalismo» y «territorialismo» opuestos apenas reconciliables.
1. Para este capítulo ha sido muy estimulante, en varios puntos: Kocka/ Offe, Arbeit (2000), en esp. pp. 121 y ss.
2. Véase más arriba, capítulo V.
3. Siddiqi, Ayesha’s World (2001); Rosselli, Singers (1992), caps. 3-4; Richardson, Chinese Mine Labour (1982); Druett, Rough Medicine (2000). Son estudios valiosos, que parten de los documentos personales para reconstruir mundos laborales específicos.
4. Chris Tilly/Tilly, Work (1998), p. 29.
5. Para un estado de la cuestión y bibliografía sobre este capítulo: Lucassen, Global Labour History (2006).
6. Kaelble, Erwerbsarbeit (1997), pp. 22-25.
7. Lo pone de manifiesto Biernacki, Fabrication of Labor (1995).
8. Cfr. Lynn, Commerce (1997), que estudia la producción y el comercio del aceite de palma, en esp. pp. 34-59.
9. Para África cfr. Atkins, The Moon is Dead (1993), p. 128.
10. Apenas hay intentos de trazar una historia global de la agricultura. Puede verse al menos una atlántica en Richard Herr, «The Nature of Rural History», en: Herr, Themes (1993), pp. 3-44; para un panorama magistral de la Europa rural (con otros temas secundarios), Hobsbawm, Blütezeit (1977), cap. 10.
11. Kaelble, Erwerbsstruktur (1997), pp. 8, 10.
12. Véase más arriba, capítulo VII.
13. Elson, End of the Peasantry (1997), pp. 23 y ss.
14. Para un breve repaso a la investigación: M. Kearney, «Peasants and Rural Societies in History», en: Smelser/Baltes, International Encyclopedia, vol. 16 (2001), pp. 11163-11171. Wimmer, Die komplexe Gesellschaft (1995), también ofrece una buena visión de conjunto sobre las teorías de la «sociedades agrarias». Una gran parte de la teoría se basa en ejemplos de Rusia y el sudeste asiático.
15. Hay un buen resumen en: Little, Understanding Peasant China (1989), pp. 29-67.
16. Hanley/Yamamura, Preindustrial Japan (1977), p. 332.
17. Blum, Internal Structure (1971), p. 542.
18. Huang, Peasant Economy (1985), pp. 225-228.
19. Para las comunidades rurales en Europa véase, además de Blum: Rösener, Bauern (1993), pp. 202-220; sobre Rusia Ascher, Stolypin (2001), pp. 153-164. Todavía no contamos con estudios comparativos sobre Asia; como estudio etnológico sobre Japón, China y la India, pero con poca profundidad histórica, cfr. Fukutake, Asian Rural Society (1967), así como Gilbert Rozman, «Social Change», en: J. W. Hall, Cambridge History of Japan ,vol. 5 (1989), pp. 499-568, aquí 526 y ss. Por descontado, no hubo una única clase de pueblo europeo o japonés.
20. Fukutake, Asian Rural Society (1967), p. 4.
21. Solo en Japón, en 1885, una investigación halló más de veinte tipos distintos de arrendamiento. Waswo, Japanese Landlords (1977), p. 23.
22. Palairet, Rural Serbia (1995), pp. 41-43, 69 y ss., 78, 85-90.
23. En particular según Robb, Peasants’ Choices? (1992); como síntesis excelente de los últimos estudios véanse los capítulos de Jacques Pouchepadass en: Markovits et al., Modern India (2002), pp. 294-315, 410-431. Véanse también las precisiones regionales de M. Mann, Geschichte Indiens (2005), pp. 149-87; y Ludden, Agrarian History (1999).
24. Por ejemplo Grigg, Agricultural Systems (1974).
25. Stinchcombe, Stratification (1986), pp. 33-51.
26. Véase también, más arriba, el capítulo V.
27. Para la India cfr. Prakash, World of the Rural Labourer (1994).
28. Peebles, Sri Lanka (2006), p. 58.
29. Con más detalles sobre las condiciones laborales: Breman, Taming the Coolie Beast (1989), pp. 131 y ss.
30. Concisa descripción del tipo en Grigg, Agricultural Systems (1974), pp. 213-215.
31. Stoler, Capitalism (1985), p. 20.
32. Ibíd., pp. 25-36.
33. Alleaume, Industrial Revolution (1999), pp. 331, 335, 338, 342 y ss.; R. Owen, Middle East (1981), pp. 66-68.
34. Sobre México y Perú: Mallon, Peasant and Nation (1995).
35. Nickel, Soziale Morphologie (1978), pp. 73-83.
36. Ibíd., pp. 110-116. Sobre la «hacienda» en general véase también Wasserman, Everyday Life (2000), pp. 23-29, 70-72, 150-154.
37. Adelman, Frontier Development (1994), p. 130.
38. Para África es bueno: Zeleza, Economic History of Africa (1993), pp. 213-216.
39. Kriger, Pride of Men (1989), p. 119.
40. Friel, Maritime History (2003), p. 228.
41. Al menos fue así en Hamburgo hasta finales de siglo (en Inglaterra y Escocia, los gremios eran más débiles), cfr. Cattaruzza, Arbeiter (1988), pp. 118 y ss.
42. Peter Boomgaard, «The Non-Agricultural Side of an Agricultural Economy: Java 1500-1900», en: Alexander et al., Shadow (1991), pp. 14-40, aquí 30.
43. El capítulo de Akos Paulinyis en Eggebrecht et al., Geschichte der Arbeit (1980), pp. 206-234, ofrece una impresión muy clara de la realidad del funcionamiento de las fábricas en la primera fase de la industrialización. Pero los historiadores del trabajo tienden a pensar solo en el trabajo laboral urbano; como balance cfr. Heerma van Voss/Linden, Class (2002).
44. Bradley, Muzhik and Muscovite (1985), p. 16.
45. Cfr. R. E, Johnson, Peasant and Proletarian (1979), p. 26.
46. Turrell, Capital and Labour (1987), pp. 146-173.
47. Sobre el caso chino, menos conocido: Shao Qin, Culturing Modernity (2003).
48. Friedgut, Iuzovka and Revolution (1989-94), vol. 1, pp. 193 y ss.
49. Véase por ejemplo Beinin/Lockman, Workers on the Nile (1987), p. 25; Tsurumi, Factory Girls (1990), pp. 59-67.
50. Aquí debemos pasar por alto un tema importante, el del trabajo infantil. No disponemos de estudios al respecto, fuera del contexto europeo. Rahikainen, Centuries of Child Labour (2004), se ocupa de diez países europeos. La conclusión general podría ser que los niños trabajaron siempre y en todas partes, hasta que en la década de 1880, varios paíseos europeos (primero Gran Bretaña y Alemania) introdujeron leyes protectoras, aunque solo para el trabajo industrial (ibíd., pp. 150-157). Véase también Cunningham, Geschichte des Kindes (2006).
51. Johnston, Modern Epidemic (1995), pp. 74-80; Tsurumi, Factory Girls (1990), en esp. pp. 59 y ss.; para Alemania por ejemplo Kocka, Arbeitsverhältnisse (1990), pp. 448-461.
52. Análisis a gran escala: G. A. Ritter/Tenfelde, Arbeiter (1992), pp. 265 y ss.
53. Véase por ejemplo el caso de la Nueva Inglaterra durante la primera industrialización: Prude, Industrial Order (1983), pp. 76 y ss.
54. Sobre las condiciones laborales en las acerías, de Alemania y otros países, destaca: Kocka, Arbeitsverhältnisse (1990), pp. 413-436.
55. P. M. Kennedy, Aufstieg und Fall (1989), p. 310 (tabla 15); B. R. Mitchell, Europe (19923), pp. 456 y ss.
56. Way, Common Labor (1993), p. 8.
57. La realidad laboral se describe ibíd., pp. 133-143.
58. Meinig, Shaping of America, vol. 2 (1993), pp. 318-321.
59. Para lo siguiente me baso en la excelente investigación (elaborada con los archivos de la Sociedad del Canal de Suez) de Montel, Le chantier (1998); para el contexto Karabell, Parting the Desert (2003); para la importancia del Canal tras la apertura: Farnie, Suez Canal (1969).
60. McCreery, Sweat (2000), pp. 117 y ss.
61. Montel, Le chantier (1998), p. 64.
62. Diesbach, Ferdinand de Lesseps (1998), p. 194.
63. Para una descripción completa de los festejos: ibíd., pp. 261-272.
64. Sobre los trabajadores del ferrocarril en Alemania: Kocka, Arbeitsverhältnisse (1990), pp. 361-366.
65. Ambrose, Nothing Like It (2000), p. 150. El estudio más sistemático sigue siendo Licht, Railroad (1983).
66. Shelton Stromquist, «Railroad Labor and the Global Economy», en: Lucassen, Global Labour History (2006), pp. 623-647, en esp. 632-635.
67. Marks, Road to Power (1991), pp. 183-185.
68. Meyers Großes Konversations-Lexikon, Leipzig 19036, vol. 5, p. 505.
69. Kerr, Building (1997), pp. 200, 214 (tabla 2).
70. Ibíd., pp. 88-91, 157 y ss.
71. Está muy relacionado con el trabajo portuario, como hemos visto en el capítulo VI («Ciudades»). Al respecto es fundamental S. Davies et al., Dock Workers (2000).
72. Más detalles en un lugar inesperado: Stinchcombe, Sugar Island Slavery (1995), pp. 57-88.
73. Esto se ha pasado a menudo por alto, pero no en una obra antigua que sigue resultando de utilidad: Fohlen/Bédarida, Histoire générale du travail (1960), pp. 166-173.
74. Voces citadas por Mawer, Ahab’s Trade (1999), pp. XIV, 73-75, 230. Véase también, más arriba, el capítulo VII.
75. H. V. Bowen, Business of Empire (2006), cap. 6.
76. Simonton, European Women’s Work (1998), p. 235.
77. Osterhammel, China (1989), pp. 185-188.
78. Muy brevemente, como bibliotecario de corte, en Hessen-Homburg.
79. Stites, Serfdom (2005), pp. 71-82; Finscher, Streicherkammermusik (2001), p. 84.
80. Gunilla-Friederike Budde, «Das Dienstmädchen», en: Frevert/Haupt, Der Mensch (1999), pp. 148-175; más general en: Simonton, European Women’s Work (1998), pp. 96-111, 200-206.
81. Rustemeyer, Dienstboten (1996), p. 88.
82. MacRaild/Martin, Labour in British Society (2000), p. 21 (tabla 1.1).
83. Dublin, Transforming Womens’ Work (1994), pp. 157-162.
84. L. A. Tilly/Scott, Women (1987), p. 69.
85. Sin duda cabría ir algo más lejos que el excelente libro de HardachPinke, Gouvernante (1993), pp. 206-240, que se ocupa sobre todo de las institutrices alemanas en el extranjero.
86. Sistematizo según Bush, Servitude (2000).
87. Este tema se retomará, desde otra perspectiva, en el capítulo XIII.
88. Eltis, Rise of African Slavery (2000), en esp. pp. 137 y ss.
89. Sobre la polémica al respecto, véase uno de los estudiosos de la esclavitud más señeros de nuestra época: Davis, Inhuman Bondage (2006), caps. 12-13; la presentación de Hochschild, Bury the Chains (2005), es vivaz pero ingenua.
90. A este respecto es pionero el clásico de Genovese, Roll, Jordan, Roll (1992).
91. Como balance del debate, véase Smith, Debating Slavery (1998).
92. Cooper/Terrill, The American South (19962), vol. 2, pp. 517-519.
93. Véase también, más arriba, el capítulo X.
94. Un análisis sistemático en Byres, Capitalism from Above (1996), pp. 282-336.
95. El destino de los «desposeídos rurales», de cualquiera de las dos razas, lo describe de forma emocionante Jones, The Dispossessed (1992).
96. Ward, Poverty (1985), pp. 31 y ss.
97. Cfr. el excelente estudio comparado de Scott, Degrees of Freedom (2005).
98. Dejamos de lado la compleja cuestión de la relación terminológica con el sistema de señores y siervos que a partir de 1570 fue convirtiéndose en la forma principal de relaciones agrarias en Europa al este del Elba (Gutsherrschaft).
99. Berlin, Generations of Captivity (2003), tabla 1 (apéndice); Drescher/ Engerman, World Slavery (1998), pp. 169 y ss.
100. Kolchin, Unfree Labour (1987), p. 52 (tabla 3).
101. Ibíd., p. 54 (tablas 5, 6).
102. Cfr. Bush, Servitude (2000), pp. 19-27; Stanley L. Engerman, «Slavery, Serfdom and Other Forms of Coerced Labour: Similarities and Differences», en: Bush, Serfdom (1996), pp. 18-41, aquí: 21-26.
103. Kolchin, Sphinx (2003), pp. 98 y ss.
104. Kolchin, Unfree Labour (1987), pp. 359-375; Kolchin, «After Serfdom: Russian Emancipation in Comparative Perspective», en: Engerman, Terms of Labour (1999), pp. 87-115.
105. Blickle, Leibeigenschaft (2003), p. 119.
106. Weber, Wirtschaftsgeschichte (19814), p. 106.
107. Teófilo F. Ruiz, «The Peasantries of Iberia, 1400-1800», en: Scott, Peasantries (1998), pp. 49-73, aquí 64.
108. Blum, End of the Old Order (1978), p. 373.
109. Es el argumento fundamental de Blickle, Leibeigenschaft (2003).
110. Véase más arriba, capítulo IV; también Northrup, Indentured Labour (1995).
111. Steinfeld, Invention of Free Labor (1991), pp. 4-7, 147 y ss., 155-157.
112. Vormbaum, Politik und Gesinderecht (1980), pp. 305, 356-359.
113. Fogel/Engerman, Time on the Cross (1974).
114. Steinfeld, Coercion (2001), p. 8.
115. Peck, Reinventing Free Labor (2000), en esp. pp. 84 y ss.
116. Rosselli, Singers (1992), p. 5.
117. Para detalles sobre los distintos países europeos y Estados Unidos, V. d. Linden/Rojahn, Formation (1990).
118. Castel, Metamorphosen (2000), pp. 189, 254 y ss.
119. Hennock, Origin of the Welfare State (2007), p. 338.
120. Elson, End of the Peasantry (1997), pp. 23 y ss.
1. Véase más arriba, capítulos V y VIII.
2. Ya se ha forjado una bibliografía teórica e histórica muy amplia sobre las redes y sistemas en red (aquí no será preciso entrar en esta diferenciación terminológica). Al respecto resulta especialmente instructivo el siguiente catálogo de una exposición: Beyrer/Andritzky, Das Netz (2002).
3. Lo que ello representó para la concepción de las ciudades ya lo puso de manifiesto Sennett, Flesh and Stone (1994), pp. 256-281.
4. Visión de conjunto de Europa en R. Millward, Enterprise (2005).
5. Dehs, Jules Verne (2005), pp. 211, 368.
6. La mejor obra general sigue siendo F. Voigt, Verkehr (1965-1973), vol. 2.
7. Bagwell, Transport Revolution (1974), pp. 17, 33.
8. Woud, Het lege land (1987), pp. 115-132.
9. L. RayGunn, «Ante bellum Society and Politics (1825-1865)», en: M. M. Klein, Empire State (2001) pp. 307-415, aquí 312.
10. P. Clark, Cambridge Urban History of Britain (2000-2001), vol. 2, p. 718.
11. Bled, Wien (2002), p. 199.
12. Rawlinson, China’s Struggle (1967).
13. C. Howe, Origins (1996), p. 268.
14. Broeze, Underdevelopment (1984), p. 445.
15. Hugill, World Trade (1993), p. 127.
16. R. Reinhard, Erdkunde (19296), p. 194.
17. Sartorius von Waltershausen, Weltwirtschaft (1931), p. 269. Para el extraordinario ascenso de Hong Kong, que pasó de ser un «pueblo de pescadores» al puerto de embarque más importante de Asia, véase D. R. Meyer, Hong Kong (2000), pp. 52 y ss.
18. Mapas en Hugill, World Trade (1993), p. 136 (ilustr. 3-3); R. Reinhard, Erdkunde (19296), p. 201.
19. Rieger, Technology (2005), pp. 158-192.
20. Hugill, World Trade (1993), pp. 249 y ss.
21. Así se concibe en su mayoría en la bibliografía; para Alemania es un buen resumen por ejemplo Roth, Jahrhundert der Eisenbahn (2005); para Gran Bretaña Wolmar, Fire and Steam (2007).
22. Veenendaal, Railways (2001), pp. 29, 50.
23. Mapa en: Fage/Oliver, Cambridge History of Africa, vol. 7 (1986), p. 82.
24. Huenemann, Dragon (1984), da detalles sobre el progreso de la construcción (pp. 252-257).
25. R. Owen, Middle East (1981), p. 246.
26. Sobre el «estilo tecnológico» nacional de la construcción de los primeros ferrocarriles estadounidenses y alemanes cfr. Dunlavy, Politics (1994), pp. 202-234.
27. François Caron, «The Birth of a Network Technology: The First French Railway System», en: M. Berg/Bruland, Technological Revolutions (1998), pp. 275-291.
28. Schivelbusch, Eisenbahnreise (1977); Freeman, Railways (1999).
29. F. Caron, Histoire des chemins de fer en France, vol. 1 (1997), pp. 84, 113, 169.
30. Ochsenwald, Hijaz Railway (1980), pp. 30 y ss., 152.
31. 23 de octubre de 1828; Eckermann, Gespräche (1976), p. 702.
32. Ronald Findlay/Kevin H. O’Rourke, «Commodity Market Integration, 1500-2000», en: Bordo et al., Globalization (2003), pp. 13-62, aquí 36.
33. Véanse las reflexiones iniciales de Florian Cebulla, «Grenzüberschreitender Schienenverkehr. Problemstellungen, Methoden, Forschungsüberblick», en: Burri et al., Internationalität (2003), pp. 21-35.
34. Hay buenos estudios sobre diversos países en C. B. Davis, Railway Imperialism (1991).
35. A. Mitchell, Train Race (2000).
36. Bulliet, Camel (1975), pp. 216 y ss.
37. Cvetkovski, Modernisierung (2006), pp. 79, 167 y ss., 189.
38. Véase también, más arriba, los capítulos I y IX.
39. Un ejemplo sería la correspondencia de Karl Kraus.
40. Briggs/Burke, Media (2002), p. 134.
41. Hugill, Global Communications (1999), pp. 53 y ss.
42. Winston, Media Technology (1998), p. 53.
43. Ibíd., pp. 254 y ss.
44. Horst A. Wessel, «Die Rolle des Telephons in der Kommunikationsrevolution des 19. Jahrhunderts», en: North, Kommunikationsrevolutionen (20012), pp. 101-127, aquí 104 y ss.
45. Strachan, First World War (2001), pp. 233 y ss.
46. Wheeler, Mr. Lincoln’s T-Mails (2006).
47. Wobring, Globalisierung (2005), pp. 39 y ss., 80 y ss.
48. Sobre la construcción de la red cfr. Headrick, Invisible Weapon (1991), pp. 28-49.
49. Jorma Ahvenainen, «The Role of Telegraphs in the 19th-Century Revolution of Communications», en: North, Kommunikationsrevolutionen (20012), pp. 73-80, aquí: 75 y ss.; G. Clark, Farewell to Alms (2007), pp. 306 y ss.; Ferguson, Rothschilds, vol. 1 (2002), p. 127.
50. Buenos ejemplos en: Roderic H. Davison, «Effect of the Electric Telegraph on the Conduct of Ottoman Foreign Relations», en: Farah, Decision Making (1993), pp. 53-66.
51. Headrick, Invisible Weapon (1991), pp. 38 y ss.; Jürgen Wilke, «The Telegraph and Transatlantic Communications Relations», en: Finzsch/Lehmkuhl, Atlantic Communications (2004), pp. 107-134, aquí 116.
52. Nickels, Under the Wire (2003), p. 33.
53. Ibíd., pp. 44-46.
54. Headrick, Invisible Weapon (1991), pp. 84 y ss.
55. R. W. D. Boyce, Imperial Dreams (2000), p. 40.
56. Cornelius Neutsch, «Briefverkehr als Medium internationaler Kommunikation im ausgehenden 19. und beginnenden 20. Jahrhundert», en: M. North, Kommunikationsrevolutionen (20012), pp. 129-155, aquí: 131 y ss.
57. Cvetkovski, Modernisierung (2006), pp. 135 y ss., 149. Henkin, Postal Age (2006), caps. 1-2.
58. Hughes, Networks of Power (1983), p. 232, y 175-200; es uno de los libros más notables de historia de la técnica durante el cambio de siglo «largo».
59. Frank Perlin fue pionero de estas interpretaciones, véase la recopilación de sus influyentes ensayos en Invisible City (1993).
60. La rica bibliografía reciente sobre el libre comercio se concentra en particular en Gran Bretaña. Véase sobre todo A. Howe, Free Trade (1997). Es innovador sobre el libre comercio, como elemento central de la cultura política de Gran Bretaña: Trentmann, Free Trade Nation (2008), en esp. caps. 1-3. Para la perspectiva paneuropea, es clásico Kindleberger, Rise of Free Trade (1975).
61. Sugihara, Japan as an Engine of the Asian International Economy (1989).
62. Latham, Rice (1998).
63. Cushman, Fields from the Sea (1993), p. 66.
64. Hancock, Citizens of the World (1995), en esp. pp. 279 y ss. sobre el estilo de vida más integrador de los gentlemen.
65. Según H. V. Bowen, Business of Empire (2006), pp. 151 y ss., para la Compañía de las Indias Orientales.
66. Çizakça, Business Partnerships (1996).
67. Gary G. Hamilton/Chang Wei-An, «The Importance of Commerce in the Organization of China’s Late Imperial Economy», en: Arrighi et al., Resurgence of East Asia (2003), pp. 173-213.
68. Markovits, Global World (2000), sobre todo cap. 5.
69. Cfr. Claude Markovits, «Merchant Circulation in South Asia (18th to 20th Centuries): The Rise of Pan-Indian Merchant Networks», en: Markovits et al. Society and Circulation (2003), pp. 131-162; sobre las redes chinas, que tenían Hong Kong por centro, véase. D. R. Meyer, Hong Kong (2000), pp. 91-98.
70. Torp, Herausforderung (2005), p. 41; cifras más precisas en: Rostow, World Economy (1978), p. 67 (tabla II-7); Rogowski, Commerce and Coalitions (1989), pp. 21-60, expone una interpretación brillante de las consecuencias, aunque complicada en exceso para nuestros fines.
71. Maddison, Contours (2007), p. 81 (tabla 2.6).
72. Kenwood/Loughed, Growth (19994), p. 80.
73. R. Miller, Britain and Latin America (1993), pp. 79, 83 y ss., 98.
74. Estado de la cuestión sobre un ejemplo (no poco generalizable): Topik, Coffee Anyone? (2000), en esp. 242 y ss.
75. Sydney Pollard, «The Europeanization of the International Economy 1800-1870», en: Aldcroft/Sutcliffe, Europe (1999), pp. 50-101.
76. Sobre los aranceles a la importación en todo el mundo, véanse los datos de Amsden, Rise of «the Rest» (2001), pp. 44 y ss. (tabla 2.3).
77. G. Clark, Farewell to Alms (2007), p. 309.
78. Ferguson, Rothschilds (2002); Munro, Maritime Enterprise (2003).
79. Sugihara, Japan (2005), caps. 2-4; más ejemplos, incluida Corea, en Sugiyama/Grove, Commercial Networks (2001), en esp. caps. 1, 3, 5, 6.
80. Findlay/O’Rourke, Power and Plenty (2007), pp. 307 y ss.
81. Torp, Herausforderung (2005), pp. 34-36.
82. Peter H. Lindert/Jeffrey G. Williamson, «Does Globalization Make the World More Unequal?», en: Bordo et al., Globalization (2003), pp. 227-271, aquí 233.
83. Se estudian magistralmente varios casos en Topik et al., From Silver to Cocaine (2006).
84. Akinobu Kuroda, «The Collapse of the Chinese Imperial Monetary System», en: Sugihara, Japan (2005), pp. 103-126, en esp. 106-113.
85. Cfr. el minucioso análisis de Otto, Entstehung eines nationalen Geldes (2002).
86. Toniolo, Economic History (1990), p. 59.
87. Leandro Prados de la Escosura, «The Economic Consequences of Independence in Latin America», en: Bulmer-Thomas et al., Cambridge Economic History of Latin America, vol. 1 (2006), pp. 463-504, aquí 481 y ss.
88. Para un panorama general, M. North, Das Geld (1994), pp. 143-151.
89. Como balance de la investigación cfr. Flynn/Giráldez, Cycles of Silver (2002).
90. Lin Man-houng, China Upside Down (2006), p. 114. Sobre los orígenes de la guerra del Opio es clásico: Chang Hsin-pao, Commissioner Lin (1964).
91. Rothermund, Indiens wirtschaftliche Entwicklung (1985), pp. 56-58.
92. P. R. Gregory, Before Command (1994), p. 67.
93. Eichengreen, Vom Goldstandard (2000), pp. 45-50; también se ofrece una buena explicación en Frieden, Global Capitalism (2006), pp. 6 y ss., 1421, 48 y ss.
94. Eichengreen, Vom Goldstandard (2000), p. 51.
95. Cecco, Money and Empire (1974), p. 59; R. Miller, Britain and Latin America (1993), pp. 168, 174 y ss. (en el caso de Chile hay dudas sobre la influencia estabilizadora del extranjero); Richard Salvucci, «Export-led Industrialization», en: Bulmer-Thomas et al., Cambridge Economic History of Latin America, vol. 2 (2006), pp. 249-292, aquí 256-260.
96. Al respecto véase también, con muchas diferenciaciones, Gallarotti, Anatomy (1995), pp. 207-217.
97. Sobre el abastecimiento de oro como variable independiente: Eichengreen/McLean, Supply of Gold (1994), en esp. p. 288: la cantidad de oro producida solo dependía de la demanda de una forma restringida; era ante todo una variable independiente basada en la oferta.
98. Aquí sigo a Frieden, Global Capitalism (2006), p. 121.
99. Véase la introducción, no del todo coherente, de Allen, Global Financial System (2001), pp. 8-9, 12.
100. Neal, Financial Capitalism (1990), p. 229.
101. Kenwood/Loughed, Growth (19994), p. 6.
102. Fechas para 1825-1995 en: Maurice Obstfeld/Alan M. Taylor, «Globalization and Capital Markets», en: Bordo et al., Globalization (2003), pp. 121-183, aquí 141 y ss. (tabla 3.2).
103. Cfr. Kynaston, City (1994).
104. Girault, Diplomatie européenne (1979), p. 39.
105. Peter H. Lindert/Peter J. Morton, «How Sovereign Debt Has Worked», en: Sachs, Developing Country Debt (1989), pp. 225-235, aquí 230.
106. Al respecto es excelente Suzuki, Japanese Government Loan Issues (1994), que también incluye una buena descripción del mercado de capital londinense (pp. 23 y ss.). Véase asimismo Tamaki, Japanese Banking (1995), pp. 87 y ss.
107. Kuran, Islam and Mammon (2004), pp. 13 y ss.
108. I. Stone, Global Export (1999), pp. 381, 409 (con redondeo).
109. Schularick, Finanzielle Globalisierung (2006), p. 44 (tabla 1.10, con redondeo).
110. G. Austin/Sugihara, Local Suppliers of Credit (1993), pp. 5, 13.
111. Véase más arriba, capítulo IX.
112. Kindleberger, Financial History (1984), p. 222.
113. Topik, When Mexico Had the Blues (2000).
114. Blake, Disraeli (1966), pp. 581-587.
115. R. Owen, Middle East (1981), p. 127, tabla 19.
116. Sobre el costoso embellecimiento de El Cairo en tiempos de Ismaíl, véase más arriba el capítulo VI.
117. R. Owen, Middle East (1981), pp. 130-135.
118. Sobre el problema de la bancarrota estatal antes de 1914: Petersson, Anarchie (2009), cap. 2.
119. Sobre Latinoamérica cfr. Marichal, Debt Crises (1989), zu Lateinamerika; sobre Asia no disponemos aún de visiones de conjunto similares.
1. Utilizo este concepto de «jerarquía», que según la teoría sociológica es impreciso, como sinónimo aproximado de una «estratificación» más precisa, pero demasiado técnica en sus resonancias. Aquí me interesan solo determinadas posiciones de las estructuras sociales (en particular, «arriba», «en el medio» o «fuera») que los implicados consideran «desiguales» o bien «imaginarias». Para el siglo XIX, hablar en general de «jerarquías» no debe suponer necesariamente entender que nuestra época se caracterizó, en todo el mundo, por una «diferenciación estratificadora» (Niklas Luhmann) ni negar procesos, que podrían tener constatación empírica, de transición a una «diferenciación funcional». Véase Luhmann, Gesellschaft der Gesellschaft (1997), vol. 2, cap. 4.
2. Cannadine, Rise and Fall (1999), pp. 88 y ss., 91, 99.
3. Tocqueville, Demokratie (1976), pp. 55 y ss. (parte I, cap. 3).
4. Kocka, 19. Jahrhundert (2002), p. 100.
5. Naquin/Rawski, Chinese Society (1987), pp. 138 y ss.
6. Toledano, State and Society (1990), pp. 157 y ss.
7. Resumen de tres tipos regionales en Heideking, Geschichte der USA (20033), pp. 6-18.
8. Stinchcombe, Economic Sociology (1983), p. 245; se trata de un libro de lo más sugerente para la historia social, aunque sea poco conocido entre los historiadores. Hay buenos ejemplos de Francia en G. Robb, Discovery of France (2007).
9. Es el tema de Goody, Theft of History (2006).
10. Visión de conjunto en: Burrow, Crisis of Reason (2000), caps. 2.
11. Cfr. Gall, Bürgertum (1996), pp. 81 y ss. Para la precisión conceptual, Kocka, Weder Stand noch Klasse (1990), pp. 33-35.
12. Devine, Scottish Nation (1999), pp. 172-183.
13. Wirtschafter, Structures of Society (1994), p. 148; Elise Kimerling Wirtschafter, «The Groups Between: raznochintsy, Intelligentsia, Professionals», en: D. Lieven, Cambridge History of Russia (2006), pp. 245-263, aquí 245.
14. Hartley, Social History (1999), p. 51.
15. Sobre la sociedad europea (occidental) de finales del siglo XVIII véase Christof Dipper, «Orders and Classes. Eighteenth-Century Society under Pressure», en: Blanning, Eighteenth Century (2000), pp. 52-90.
16. Véase el capítulo «Status Groups», en: M. B. Jansen, Modern Japan (2000), pp. 96-126.
17. Es una simplificación extrema. Para un ejemplo del extraordinario grado de complejidad (en comparación con la Europa de la época) de las jerarquías sociales, y para la descripción terminológica en el Asia de principios del siglo XIX, cfr. Rabibhadana, Thai Society (1969), pp. 97-170.
18. V. Das, «Caste», en: Smelser/Baltes, International Encyclopedia, vol. 3 (2001), pp. 1529-1532; Peebles, Sri Lanka (2006), p. 48.
19. A. v. Humboldt, Studienausgabe, vol. 4 (1991), pp. 162 y ss.
20. Wasserman, Everyday Life (2000), p. 12.
21. Véase más arriba, capítulos IV y VII.
22. Véase más arriba, capítulo IV.
23. Rickard, Australia (19962), p. 37.
24. Corea fue la única sociedad esclavista del Asia oriental durante la Edad Moderna, y con vestigios importantes que perduraron hasta entrado el siglo XIX. Cfr. Palais, Korean Uniqueness (1995), p. 415.
25. Sobre obreros y campesinos, véase más arriba, capítulo XIII.
26. Walter Demel, «Der europäische Adel vor der Revolution: Sieben Thesen», en: Asch, Adel (2001), pp. 409-433, aquí 409. Véase también Lukowski, European Nobility (2003).
27. D. Lieven, Abschied (1995), p. 27. Para los motivos de la lenta decadencia de la nobleza, véase Demel, Der europäische Adel (2005), pp. 87-90.
28. Maria Todorova, «The Ottoman Legacy in the Balkans», en: L. C. Brown, Imperial Legacy (1996), pp. 46-77, aquí 60.
29. Beckett, Aristocracy (1986), p. 40.
30. Demel, Der europäische Adel (2005), p. 17.
31. Woloch, Napoleon and His Collaborators (2001), pp. 169-173.
32. En la historia del Próximo y Medio Oriente también se emplea este concepto, aunque con más referencia a un papel de mediador político entre el soberano y la población (un rol más o menos comparable al de los shenshi en China). Véase Albert Hourani, «Ottoman Reform and the Politics of Notables», en: ders. et al., Modern Middle East (1993), pp. 83-109.
33. Haupt, Sozialgeschichte Frankreichs (1989), pp. 116 y ss.; Charle, Histoire sociale de la France (1991), pp. 229 y ss.
34. Una buena caracterización en D. Lieven, Empire (2000), pp. 241-244.
35. Beckett, Aristocracy (1986), p. 31.
36. En la polémica al respecto participaron sobre todo F. M. L. Thompson y William D. Rubinstein.
37. Asch, Europäischer Adel (2008), p. 298.
38. Searle, A New England? (2004), pp. 37 y ss.
39. Cfr. Beckett, Aristocracy (1986), pp. 16-42, como visión de conjunto.
40. Maria Malatesta, «The Landed Aristocracy during the Nineteenth and Early Twentieth Centuries», en: Kaelble, European Way (2004), pp. 44-67.
41. Cannadine, Ornamentalism (2001), pp. 85 y ss.
42. Este motivo lo desarrolla Liebersohn, Aristocratic Encounters (1998), con el ejemplo de Estados Unidos y los comentarios sobre los caballeros indios formulados por nobles europeos de viaje.
43. Fox-Genovese/Genovese, Mind of the Master Class (2005), pp. 304-382.
44. Es el concepto tirando a dramático, pero no del todo infundado, de Wasson, Aristocracy (2006), p. 156.
45. Nutini, Wages of Conquest (1995), p. 322, defiende la tesis de que en México pervivió sin rival, desde los principios de la era colonial, una aristocracia que al final se apoyó en las grandes haciendas.
46. Al respecto es clásico: Cohn, Anthropologist (1987), pp. 632-682.
47. Panda, Bengal Zamindars (1996), p. 2.
48. Para lo siguiente me baso en Schwentker, Samurai (2003), pp. 95-116. Como interpretación (sobre todo de la era Tokugawa) también es muy interesante el libro de una socióloga que trabaja materias históricas: Ikegami, Taming of the Samurai (1995). Para hacerse una idea de cómo era la vida de un samurái de baja condición, véase Katsu Kokichi: Musui’s Story (1993).
49. Demel, Der europäische Adel (2005), p. 88.
50. Ravina, Last Samurai (2004), pp. 191 y ss. El levantamiento no fue liderado por ninguna víctima directa de la Restauración Meiji, sino por uno de sus protagonistas principales.
51. Elman, Civil Examinations (2000), así como el clásico de la historia social Chang Chung-li, Chinese Gentry (1955), y también R. J. Smith, China’s Cultural Heritage (19942), pp. 55-64, 71-75; Joseph W. Esherick/Mary Backus Rankin, «Introduction», en: Esherick/Rankin, Chinese Local Elites (1990), pp. 1-24.
52. Reynolds, China (1993), como panorama de conjunto.
53. Crossley, Orphan Warriors (1990).
54. Para Alemania (con unas pocas dudas): Kocka, 19. Jahrhundert (2002), pp. 98-137. Para una instantánea completa de una típica sociedad «burguesa» de Europa véase Bank/Buuren, 1900 (2004); para un retrato de rigurosa base empírica del país «más burgués» del mundo: Tanner, Arbeitsame Patrioten (1995).
55. Entre una bibliografía abundantísima, véase Lundgreen, Sozial-und Kulturgeschichte (2000); Kocka/Frevert, Bürgertum (1988), con muchos ejemplos europeos, no solo alemanes; Gall, Stadt und Bürgertum (1993); como comparación crítica de la escuela de «Bielefeld» y la de «Fráncfort» cfr. Sperber, Bürger (1997).
56. Con el ejemplo de la familia Bassermann: Gall, Bürgertum in Deutschland (1989).
57. Maza, Myth of the French Bourgeoisie (2003).
58. Visión de conjunto en Pilbeam, Middle Classes (1990), pp. 74-106.
59. Cfr. Youssef Cassis, «Unternehmer und Manager», en: Frevert/Haupt, Mensch (1999), pp. 40-66.
60. Goblot, Klasse und Differenz (1994/1925), p. 37; es uno de los libros más ingeniosos que se hayan escrito nunca sobre la burguesía.
61. Daumard, Les bourgeois (1991), p. 261.
62. Jürgen Kocka, «Bürgertum und bürgerliche Gesellschaft im 19. Jahrhundert. Europäische Entwicklungen und deutscher Eigensinn», en: Kocka/ Frevert, Bürgertum (1988), vol. 1, pp. 11-76, aquí 31.
63. Cfr. J. L. West/Petrov, Merchant Moscow (1998), incluidas las fotografías.
64. Cindy S. Aron, «The Evolution of the Middle Class», en: Barney, Companion (2001), pp. 178-191, aquí 179.
65. Para Inglaterra: Perkin, Origins (1969), pp. 252 y ss.
66. Hartmut Kaelble, «Social Particularities of Nineteenth-und TwentiethCentury Europe», en: Kaelble, European Way (2004), pp. 276-317, aquí 282-284.
67. Sobre Europa (Alemania, Inglaterra, Francia, Bélgica): Haupt/Crossick, Kleinbürger (1998).
68. Farr, Artisans (2000), pp. 10 y ss.
69. Pilbeam, Middle Classes (1990), p. 172.
70. Goblot, Klasse und Differenz (1994/1925), p. 69.
71. R. Ross, Status (1999). Para otros ejemplos de «valores victorianos» entre las élites cultas de África, en este caso de Lagos: K. Mann, Marrying Well (1985).
72. Jürgen Kocka, «Bürgertum und bürgerliche Gesellschaft im 19. Jahrhundert. Europäische Entwicklungen und deutscher Eigensinn», en: Kocka/ Frevert, Bürgertum (1988), vol. 1, pp. 11-76, aquí 12; Jürgen Kocka, «The Middle Classes in Europe», en: Kaelble, European Way (2004), pp. 15-43, aquí 16. Son dos textos fundamentales sobre el tema.
73. Citado por Blumin, Emergence of the Middle Class (1989), p. 2. Esto recuerda de lejos al ideal contemporáneo de la «sociedad sin clases» que Lothar Gall elaboró para la Alemania de principios del siglo XIX.
74. Beckert, Monied Metropolis (2001).
75. Haría falta estudiar otros muchos casos con obras de la calidad de Pernau, Bürger mit Turban (2008).
76. Como primera visión de conjunto aún hay que ver Braudel, Sozialgeschichte (1985), vol. 2.
77. A. Adu Boahen, «New Trends and Processes in Africa in the Nineteenth Century», en: Ajayi, General History of Africa (1998), pp. 40-63, aquí 48-52.
78. Se sabe desde hace tiempo para el África occidental. Ahora véase también, con respecto a un emporio al que se ha prestado menos atención: G. Campbell, Imperial Madagascar (2005), pp. 161-212.
79. Bergère, L’Âge d’or (1986).
80. Trocki, Opium and Empire (1991).
81. Berend, History Derailed (2003), p. 196.
82. Al respecto es una monografía ejemplar: Horton/Middleton: The Swahili (2000).
83. Markovits et al., Modern India (2002), pp. 320, 325 y ss.; Cheong, Hong Merchants (1997), pp. 303 y ss.
84. Jayawardena, Nobodies (2002), pp. 68 y ss.; Freitag, Arabische Buddenbrooks (2003), pp. 214 y ss.
85. Véase también, más arriba, el capítulo XIV.
86. Bergère, L’Âge d’or (1986), p. 47; Hao Yen-p’ing, Commercial Revolution (1986).
87. Dobbin, Asian Entrepreneurial Minorities (1996).
88. Györgi Ránki, «Die Entwicklung des ungarischen Bürgertums vom späten 18. zum frühen 20. Jahrhundert», en: Kocka/Frevert, Bürgertum (1988), vol. 1, pp. 247-265, aquí 249, 253, 256.
89. Robert E. Elson, «International Commerce, the State and Society: Economic and Social Change», en: Tarling, Cambridge History of Southeast Asia, vol. 2 (1992), pp. 131-195, aquí 174.
90. Dobbin, Asian Entrepreneurial Minorities (1996), pp. 47, 69, 171.
91. Frangakis-Syrett, Greek Merchant Community (1991), p. 399.
92. En 1840, sin embargo, hubo una gran masacre de chinos en Java, que tuvo causas similares.
93. Véanse los comentarios sobre la política comercial de las familias mercantiles del norte de la India, antes de 1870, en Bayly, Rulers, Townsmen and Bazaars (1983), pp. 394-426.
94. Un buen ejemplo en Hanssen, Beirut (2006), pp. 213-235. Véase también, más arriba, el capítulo VI.
95. Son fundamentales las reflexiones de Watenpaugh, Being Modern (2005), pp. 14 y ss.
96. Rankin, Elite Activism (1986), pp. 136 y ss.; Kwan, Salt Merchants (2001), pp. 89-103; Freitag, Indian Ocean Migrants (2003), pp. 9, 238-242.
97. Rowe, Hankow, vol. 1 (1984), pp. 289 y ss.
98. Para la semántica sigue siendo básico: Engelhardt, «Bildungsbürgertum» (1986). Aunque tuvo muchos precedentes, el concepto no surgió hasta la década de 1920. En lo demás véase Conze et al., Bildungsbürgertum (1985-1992), el vol. 1 para comparaciones intraeuropeas.
99. Peter Lundgreen, «Bildung und Bürgertum», en: Lundgreen, Sozialund Kulturgeschichte (2000), pp. 173-194, aquí 173.
100. Dietrich Geyer, «Zwischen Bildungsbürgertum und Intelligenzija: Staatsdienst und akademische Professionalisierung im vorrevolutionären Russland», en: Conze et al., Bildungsbürgertum (1985-92), vol. 1 (1985), pp. 207-230, aquí 229.
101. Lufrano, Honorable Merchants (1997), pp. 177 y ss. El mismo concepto de «cultivarse a sí mismos» que Lufrano aplica a los comerciantes chinos aparece en una obra de referencia sobre la idea de cultura en Alemania: Bruford, German Tradition of Self-Cultivation (1975). Para Japón: Gilbert Rozman, Social Change, en: J. W. Hall et al., Cambridge History of Japan, vol. 5 (1989), pp. 499-568, aquí 513. No está claro si la cultura mercantil del Japón del siglo XVIII fue más autónoma, menos «integrada» que la de la China contemporánea.
102. Véase por ejemplo Schwarcz, Chinese Enlightenment (1986).
103. Desde los puntos de vista de la historia de la cultura y la historia social, es importante Kreuzer, Boheme (1971).
104. Buettner, Empire Families (2004); para las anécdotas: Yalland, Boxwallahs (1994); para la comparación con los Puertos de los Tratados chinos, en nada aristocráticos, véase: Bickers, Britain in China (1999).
105. Se ha estudiado especialmente bien. Véase Butcher, British in Malaya (1979).
106. Ruedy, Modern Algeria (1992), pp. 99 y ss.
107. Quataert, Ottoman Empire (2000), p. 153.
108. Ibíd., p. 146. Véase también, más arriba, el capítulo V.
109. Para el panorama más reciente de este mundo financiero internacional: Cassis, Capitals of Capital (2005), pp. 74 y ss.
110. Me refiero a una interesante tesis de C. A. Jones, International Business (1987).
111. Wray, Mitsubishi (1984), p. 513.
112. Hay análisis modélicos de este proceso. Para Francia, Garrioch, Formation of the Parisian Bourgeoisie (1996); para Estados Unidos, Blumin, Emergence of the Middle Class (1989); Bushman, Refinement (1992).
113. Hay algunas referencias más adelante, en el capítulo XVI.
114. Como punto de acceso a la investigación: Gisela Bock, «Geschlechtergeschichte auf alten und neuen Wegen. Zeiten und Räume», en: Osterhammel et al., Wege (2006), pp. 45-66.
115. Por ahora, muchas regiones carecen de síntesis de la investigación como la que existe para Europa: Gestrich et al., Geschichte der Familie (2003).
116. Hay estudios excelentes en Clancy-Smith/Gouda, Domesticating the Empire (1998).
1. Sobre la religión véase el capítulo XVIII.
2. Dülmen/Rauschenbach, Macht des Wissens (2004).
3. H. Pulte, «Wissenschaft (III)», en: Historisches Wörterbuch der Philosophie, vol. 12, Darmstadt, 2004, col. 921.
4. Burke, Papier und Marktgeschrei (2001), pp. 30 y ss.
5. Fragner, «Persophonie» (1999), p. 100.
6. Ostler, Empires of the Word (2005), pp. 438 y ss.
7. Ibíd., pp. 411 y ss.
8. Mendo Ze et al., Le Français (1999), p. 32.
9. B. Lewis, Emergence (19682), p. 84.
10. Crystal, English (1997), p. 73.
11. Citado ibíd., p. 66.
12. La cuestión de hasta qué punto el uso del inglés respondió a una «orden» desde arriba se discute con detalle en Phillipson, Linguistic Imperialism (1992).
13. Zastoupil/Moir, Great Indian Education Debate (1999), y en especial la introducción (pp. 1-72).
14. Crystal, English (1997), pp. 24 y ss., da una visión de conjunto (algo superficial) de región a región.
15. B. Lewis, Emergence (19682), pp. 88, 118.
16. Adamson, China’s English (2004), pp. 25 y ss.
17. Keene, Japanese Discovery of Europe (1969), pp. 78 y ss.
18. Elman, Modern Science (2006), pp. 86 y ss.
19. B. Lewis, Emergence (19682), p. 87.
20. Este momento de la historia de las ideas lo descubrió Schwab, La renaissance orientale (1950).
21. Ostler, Empires of the Word (2005), p. 503.
22. H. M. Scott, Birth (2006), pp. 122 y ss.; Haarmann, Weltgeschichte der Sprachen (2006), p. 14.
23. Visión de conjunto: ibíd., pp. 309-334.
24. Bolton, Chinese Englishes (2003), pp. 146-196.
25. Marr, Reflections from Captivity (1978), pp. 30, 35.
26. Pollock, Cosmopolitan Vernacular (1998).
27. Sassoon, Culture (2006), pp. 21-40, sobre el ascenso de las lenguas nacionales en Europa.
28. Vincent, Mass Literacy (2000), pp. 138 y ss., 140.
29. Janich/Greule, Sprachkulturen (2002), p. 110.
30. M. C. Meyer/Sherman, Course of Mexican History (19914), p. 457.
31. Como introducción a la problemática: Ernst Hinrichs, «Alphabetisierung. Lesen und Schreiben», en: Dülmen/Rauschenbach, Macht des Wissens (2004), pp. 539-561, en esp. 539-542. La complejidad teórica del tema la muestra Barton, Literacy (20072); véanse los casos estudiados en Messerli/ Chartier, Lesen und Schreiben (2000).
32. Graff, Legacies (1987), p. 262; una obra de referencia no superada sobre el tema.
33. Tortella, Patterns of Economic Retardation (1994), p. 11 (tabla 6).
34. Vincent, Mass Literacy (2000), p. 11. Hay otros muchos estudios nacionales de similar calidad, como Brooks, When Russia Learned to Read (1985).
35. Graff, Legacies (1987), p. 295, tabla 7-2.
36. Del conjunto de Europa: Sassoon, Culture (2006), pp. 93-105.
37. Schenda, Volk ohne Buch (1970); Engelsing, Analphabetentum (1973); para Francia, los numerosos trabajos de Roger Chartier y Martyn Lyons.
38. Giesecke, Entdeckung der kommunikativen Welt (2007), p. 166.
39. M. Lyons, Readers (2001), pp. 87-91.
40. Starrett, Putting Islam to Work (1998), p. 36.
41. Vincent, Mass Literacy (2000), p. 56.
42. Gillian Sutherland, «Education», en: F. M. L. Thompson, Cambridge Social History of Britain, vol. 3 (1990), pp. 119-169, aquí 145.
43. Valoraciones para 1882 en Easterlin, Growth Triumphant (1997), p. 61 (tabla 5.1.).
44. William J. Gilmore-Lehne, «Literacy», en: Cayton, Encyclopedia, vol. 3 (1993), pp. 2.413-2.426, aquí 2419 y ss., 2422.
45. Graff, Legacies (1987), p. 365.
46. Ayalon, Political Journalism (1997), p. 105.
47. Gilbert Rozman, «Social Change», en: J. W. Hall et al., Cambridge History of Japan, vol. 5 (1989), pp. 499-568, aquí 560 y ss.
48. Rubinger, Popular Literacy (2007), p. 184.
49. Pepper, Radicalism (1996), p. 52.
50. Rawski, Education (1979), p. 23.
51. P. Bailey, Reform the People (1990), pp. 31-40.
52. M. E. Robinson, Korea’s Twentieth-Century Odyssey (2007), p. 11.
53. Esto se mantuvo hasta el fin del sistema: Elman, Civil Examinations (2000), pp. 597-600.
54. Alexander Woodside, «The Divorce between the Political Center and Educational Creativity in Late Imperial China», en: Elman/Woodside, Education and Society (1994), pp. 458-492, aquí 461.
55. Agencia DPA, 2 de abril de 2007.
56. Nipperdey, Deutsche Geschichte 1800-1866 (1983), p. 451.
57. Karl-Ernst Jeismann, «Schulpolitik, Schulverwaltung, Schulgesetzgebung», en: C. Berg et al., Handbuch, vol. 3 (1987), pp. 105-122, aquí 119.
58. Al respecto véase un influyente análisis de Egipto en la línea de Foucault: T. Mitchell, Colonising Egypt (1991); pero véase la crítica de Starrett, Putting Islam to Work (1998), pp. 57-61.
59. Bouche, Histoire de la colonisation française (1991), pp. 257-259.
60. Wesseling, Europa’s koloniale eeuw (2003), p. 84.
61. D. Kumar, Science (1997), pp. 151-179; Ghosh, History of Education (20002), pp. 86, 121 y ss.; Arnold, Science (2000), p. 160; Bhagavan, Sovereign Spheres (2003).
62. Somel, Modernization of Public Education (2001), pp. 173-179. Somel lo expresa con la fórmula «dualidad de modernismo tecnológico e islamismo» (p. 3). Sobre la arquitectura véase también Fortna, Imperial Classroom (2003), pp. 139-145.
63. Somel, Modernization of Public Education (2001), p. 204.
64. Szyliowicz, Education and Modernization (1973), pp. 170-178; Keddie, Modern Iran (2006), p. 29; Amin et al., Modern Middle East (2006), pp. 43 y ss.
65. Ringer, Education and Society (1979), p. 206.
66. Cita de Goonatilake, Toward a Global Science (1998), p. 62, que aduce aquí el ejemplo de Benarés. Véase también Burke, Papier und Marktgeschrei (2001), pp. 64-67.
67. Para un estudio (implícitamente comparativo) de las instituciones del conocimiento islámicas véase Huff, Early Modern Science (20032), pp. 147-179.
68. Björn Wittrock, «The Modern University: The Three Transformations», en: Rothblatt/Wittrock, European and American University (1993), pp. 303-362, aquí 304 y ss., 310 y ss.
69. Un admirable esbozo de carácter sociológico del «Don» es Rothblatt, Revolution of the Dons (1968), pp. 181-208.
70. J.-C. Caron, Générations romantiques (1991), p. 167.
71. Brim, Universitäten (1985), p. 154.
72. Lee Ki-baik, Korea (1984), p. 342; Lee Chong-sik, Korean Nationalism (1963), pp. 89-126.
73. John Roberts et al., «Die Übernahme europäischer Universitätsmodelle», en: Rüegg, Universität, vol. 2 (1996), pp. 213-232.
74. Edward Shils/John Roberts, «Die Übernahme europäischer Universitätsmodelle», en: ibíd., vol. 3 (2004), pp. 145-196, en esp. 166, 169, 175, 181-184; para África es interesante: Nwauwa, Imperialism (1997).
75. Rüegg, Universität, vol. 3 (2004), p. 164.
76. İhsanoğlu, Science (2004), texto III, pp. 38 y ss.
77. Hayhoe, China’s Universities (1996), p. 13. Véase también Lu Yongling/Ruth Hayhoe, «Chinese Higher Learning: The Transition Process from Classical Knowledge Patterns to Modern Disciplines, 1860-1910», en: Charle et al., Transnational Intellectual Networks (2004), pp. 269-306.
78. Citado por Shils/Roberts, «Die Übernahme europäischer Universitätsmodelle», en: Rüegg, Universität, vol. 3 (2004), p. 192.
79. Ringer, Die Gelehrten (1983); B. K. Marshall, «Professors and Politics: The Meiji Academic Elite», en: Kornicki, Meiji Japan, vol. 4 (1998), pp. 296-318.
80. Bartholomew, Science in Japan (1989), pp. 84 y ss.
81. W. Clark, Academic Charisma (2006); véase también Schalenberg, Humboldt auf Reisen? (2002), pp. 53-75. La universidad de Humboldt no supuso una ruptura radical, sino que podía enlazar con las ideas reformistas de toda Europa bajo el «despotismo ilustrado», como muestra R. D. Anderson, European Universities (2004), cap. 2 (sobre Humboldt, cap. 4).
82. David Cahan, «Institutions and Communities», en: Cahan, From Natural Philosophy (2003), pp. 291-328, aquí 313-317.
83. Jungnickel/McCormmach, Intellectual Mastery (1986), vol. 2, pp. 166 y ss.
84. Konrad H. Jarausch, «Universität und Hochschule», en: C. Berg et al., Handbuch, vol. 4 (1991), pp. 313-339, aquí 38 y ss.
85. R. D. Anderson, European Universities (2004), p. 292.
86. W. Clark, Academic Charisma (2006), p. 461.
87. Leedham-Green, Concise History (1996), p. 195.
88. John R. Thelin, «The Research University», en: Cayton, Encyclopedia, vol. 3 (1993), pp. 2037-2045, aquí 2037.
89. Veysey, Emergence (1965), p. 171.
90. Thelin, American Higher Education (2004), pp. 114, 116, 122-131, 153 y ss. Además, sobre el cambio de siglo no se ha superado Veysey, Emergence (1965).
91. Bartholomew, Science in Japan (1989), pp. 64, 68 y ss., 123.
92. Sobre Rieß cfr. Mehl, History and the State (1998), pp. 94-102.
93. İhsanoğlu, Science (2004), texto X, p. 53.
94. Goonatilake, Toward a Global Science (1998), pp. 53-55.
95. Véanse las reflexiones fundamentales de Raina, Images and Contexts (2003), pp. 176-191; y la excelente colección (de reimpresiones) de Habib/ Raina, Social History of Science (2007).
96. Nakayama, Traditions (1984), pp. 195-202.
97. Elman, On Their Own Terms (2005), p. 298.
98. Howland, Translating the West (2000), p. 97.
99. Wang Hui, «The Fate of “Mr. Science” in China: The Concept of Science and Its Application in Modern Chinese Thought», en: Barlow, Formations (1997), pp. 21-81, aquí 22 y ss., 30 y ss., 33, 56. Hay estudios excelentes sobre la transferencia del saber al chino en Lackner et al., New Terms (2001), así como en Vittinghoff/Lackner, Mapping Meanings (2004).
100. C. T. Jackson, Oriental Religions (1981), p. 57.
101. Cfr. Sullivan, Meeting of Eastern and Western Art (1989), pp. 120-139, 209-229; véase también K. Berger, Japonismus (1980).
102. Cfr. Thomas Betzwieser/Michael Stegemann, «Exotismus», en: Ludwig Finscher (ed.), Die Musik in Geschichte und Gegenwart, 2.ª ed., «Sachteil», vol. 3, Kassel, 1995, pp. 226-240; Bellman, The Exotic (1998).
103. Hay una buena caracterización en Burrow, Crisis of Reason (2000), pp. 226-229; véase también Aravamudan, Guru English (2006), pp. 105-141.
104. Para la India: Arnold, Science (2000), p. 124; también es muy importante Yamada Keiji, Transfer of Science (1994).
105. Prakash, Another Reason (1999), pp. 6, 53.
106. Es especialmente el análisis de la India ibíd., pp. 52 y ss.
107. Bowler/Morus, Making Modern Science (2005), p. 338.
108. Alwin Diemer, «Geisteswissenschaften», en: Historisches Wörterbuch der Philosophie, vol. 3, Basilea, 1974, col. 213.
109. Theodore M. Porter, «The Social Sciences», en: Cahan, From Natural Philosophy (2003), pp. 254-290, aquí 254. Véase también, más arriba, el capítulo I.
110. Dorothy Ross, «Changing Contours of the Social Science Disciplines», en: D. Porter/Ross, Modern Social Sciences (2003), pp. 205-237, aquí 208-214.
111. Barshay, Social Sciences (2004), pp. 40-42.
112. Breve visión de conjunto en Iggers/Wang, Modern Historiography (2008), pp. 117-133, donde, en otro lugar, se trata también el desarrollo de la historiografía en Asia durante el siglo XIX y principios del XX.
113. René Wellek, la gran autoridad de la materia, sitúa el principio de la crítica literaria hacia 1750. La crítica artística ya empezó en Europa con Giorgio Vasari (1511-1574).
114. Más al respecto en Osterhammel, Entzauberung (1998).
115. Aunque se han publicado numerosos estudios específicos más recientes, aún no se ha superado Schwab, La renaissance orientale (1950).
116. Entre ellos algunos clásicos: Tahtawi, Ein Muslim (1989); Pantzer, Iwakura-Mission (2002); Kume Kunitake, Iwakura Embassy (2002); Chen Feng, Entdeckung des Westens (2001); Parsons, King Khama (1998). Véase también Osterhammel, Ex-zentrische Geschichte (2002).
117. Gran-Aymerich, Naissance de l’archéologie moderne (1998), pp. 8386.
118. Peers, Colonial Knowledge (2005).
119. Said, Orientalism (1978), desencadenó el debate y sigue siendo el texto más importante que se generó. Para la discusión en inglés y árabe, cfr. Varisco, Reading Orientalism (2007).
120. Véanse los casos estudiados en Stuchtey, Science (2005).
121. La ambivalencia se ha elaborado especialmente bien a partir de un ejemplo francés: Singaravélou, L’École Française d’Extrême-Orient (1999), pp. 183 y ss.
122. Stocking, Victorian Anthropology (1987) y After Tylor (1996).
123. Véase también, más arriba, los capítulos I y III.
124. Stafford, Scientist of Empire (1989); Robert A. Stafford, «Scientific Exploration and Empire», en: Louis, Oxford History of the British Empire, vol. 3 (1998), pp. 224-319; Driver, Geography Militant (2001).
125. Wennerholm, Sven Hedin (1978).
126. S. Conrad, Globalisierung (2006), cap. 2.
127. Schleier, Kulturgeschichtsschreibung (2003), vol. 2, pp. 813-841.
128. Venturi, Roots of Revolution (1960), pp. 633 y ss.
129. Sin embargo, de joven Bartók había aprendido las maneras del virtuosismo romántico con su maestro István Thomán, uno de los discípulos aventajados de Liszt.
1. Para lo siguiente: B. Barth/Osterhammel, Zivilisierungsmissionen (2005); Mazlish, Civilization (2004); más concretamente para el sur de Asia: Fischer-Tiné/Mann, Colonialism (2004). Puede hallarse una buena visión de conjunto en un lugar inesperado: Costa, Civitas, vol. 3 (2001), pp. 457-499.
2. Pagden, Lords (1995), pp. 79 y ss.
3. Adas, Contested Hegemony (2004).
4. La centralidad de la oposición entre civilización y barbarie, más allá de Argentina, queda clara en Brading, First America (1991), pp. 621-647, y Manrique, De la conquista a la globalización (2006), pp. 147-166. Como edición comentada en alemán es excelente Sarmiento, Barbarei und Zivilisation (2007).
5. Nani, Ai confini della nazione (2006), pp. 97 y ss.; Moe, View from Vesuvius (2002).
6. Seidl, Bayern in Griechenland (1981).
7. Broers, Napoleonic Empire (2005), pp. 245 y ss. y passim.
8. R. Owen, Lord Cromer (2004), en esp. pp. 304 y ss.
9. Un clásico sobre el eco del utilitarismo en la India: Stokes, English Utilitarians (1959).
10. J. Fisch, Tödliche Rituale (1998), pp. 365 y ss. (para los cálculos del número de víctimas, pp. 236 y ss.). En el Nepal no colonial, ¡quemar a las viudas siguió siendo legal hasta 1920!
11. Véase la diferencia tipológica entre el «modelo de estado» de la colonización y el «colonialismo civilizador» de los misioneros: Comaroff/Comaroff, Ethnography (1992), pp. 198-205.
12. Por ejemplo en la Jamaica de 1865 (hechos de la bahía de Morant): Kostal, Jurisprudence of Power (2005), p. 463 y passim.
13. Gong, Standard of «Civilization» (1984).
14. Koskenniemi, Gentle Civilizer (2002), pp. 49, 73.
15. Betts, Assimilation (1970), sigue siendo la referencia.
16. Hay datos fiables en general sobre los crímenes coloniales en Ferro, Le livre noir (2003). En los últimos tiempos se ha prestado especial atención a los actos alemanes en el África suroccidental.
17. Brantlinger, Dark Vanishings (2003), pp. 94 y ss.
18. Rivet, Le Maroc (1999), pp. 36-77.
19. M. C. Meyer/Sherman, Course of Mexican History (19914), p. 457.
20. Bullard, Exile (2000), pp. 17, 121 y ss.
21. Véase también la «Conclusión» del presente libro.
22. El concepto, en Stephanson, Manifest Destiny (19982), p. 80; se trata de una buena introducción a las ideas estadounidenses de la «acción civilizadora».
23. Manela, Wilsonian Moment (2007).
24. La cita corría hacia 1930, pero no se ha documentado el origen con claridad.
25. Clarence-Smith, Islam (2006), 146.
26. Palais, Korean Uniqueness (1995), p. 418.
27. Thanet Aphornsuvan, «Slavery and Modernity: Freedom in the Making of Modern Siam», en: Kelly/Reid, Asian Freedoms (1998), pp. 161-186, en esp. 177.
28. Sanneh, Abolitionists Abroad (1999).
29. Temperley, British Antislavery (1972), para una descripción precisa de este internacionalismo.
30. Gott, Cuba (2004), pp. 45 y ss.
31. Green, British Slave Emancipation (1976), sigue siendo la obra básica sobre el tema.
32. D. B. Davis, Inhuman Bondage, p. 79.
33. Los hechos se narran de forma emocionante, en tono muy biográfico, en Hochschild, Bury the Chains (2005); sobre las ideas de los abolicionistas británicos es profundo D. B. Davis, Slavery and Human Progress (1984), pp. 107-168; sobre el «egoísmo» de esta forma de pensar: C. L. Brown, Moral Capital (2006); y una obra muy completa sobre la «cultura» del movimiento: Turley, English Anti-Slavery (1991).
34. Coleridge, 1808, citado por C. L. Brown, Moral Capital (2006), p. 8.
35. Seymour Drescher es un representante especialmente influyente de este consenso, con numerosas publicaciones.
36. Carey, British Abolitionism (2005).
37. D. B. Davis, Inhuman Bondage, p. 236.
38. Satre, Chocolate on Trial (2005), pp. 77 y ss.
39. Keegan, Colonial South Africa (1996), pp. 35 y ss.
40. Dharma Kumar, «India», en: Drescher/Engerman, Historical Guide (1998), pp. 5-7.
41. Blackburn, Overthrow (1988), p. 480; Bernecker, Geschichte Haitis (1996), p. 69.
42. N. Schmidt, L’Abolition de l’esclavage (2005), pp. 221 y ss.
43. Emmer, Nederlandse slavenhandel (20032), pp. 205 y ss.
44. Desde otra perspectiva véase también más arriba, capítulo X.
45. Cifras exactas en Berlin, Generations of Captivity (2003), apéndice, tabla 1.
46. Drescher, From Slavery to Freedom (1999), pp. 276 y ss.
47. Visión de conjunto en Stewart, Holy Warriors (1997); sobre el más famoso de los abolicionistas blancos, aunque quizá no el más influyente: H. Mayer, All on Fire (1998), una obra demasiado poco crítica, por desgracia.
48. Para acceder a la ingente bibliografía sobre Lincoln y la esclavitud: Oakes, The Radical and the Republican (2007), en esp. 43 y ss.
49. D. B. Davis, Inhuman Bondage (2006), pp. 317 y ss.
50. Zeuske, Kleine Geschichte Kubas (2000), pp. 124 y ss.; SchmidtNowara, Empire and Antislavery (1999).
51. Viotti da Costa, Brazilian Empire (1985), pp. 125-171; A. W. Marx, Making Race (1998), p. 64.
52. Bernecker et al., Geschichte Brasiliens (2000), p. 210.
53. Para la comparación de la esclavitud y el holocausto, Drescher, From Slavery to Freedom (1999), pp. 312-338.
54. Clarence-Smith, Islam (2006), pp. 10 y ss.
55. Ibíd., pp. 100 y ss.
56. Ibíd., pp. 107 y ss.
57. Ibíd., p. 116.
58. Temperley, White Dreams (1991).
59. Fundamental para la comparación en el estudio de la esclavitud: Zeuske, Sklaven (2006), pp. 331-360. Zeuske tiende a ser escéptico al respecto, pero algunos autores, como por ejemplo Seymour Drescher, han aprovechado bien las posibilidades comparativas.
60. Por ejemplo F. Cooper, Beyond Slavery (2000); véanse también los importantes análisis regionales de Temperley, After Slavery (2000).
61. Según un estudio fundamental: R. J. Scott, Degrees of Freedom (2005).
62. Stanley Engerman, «Comparative Approaches to the Ending of Slavery», en: Temperley, After Slavery (2000), pp. 281-300, aquí 288-290.
63. Para los procesos de África, numerosos y entrelazados diversamente, véase la recopilación de Miers/Roberts, End of Slavery (1988), así como F. Cooper et al., Beyond Slavery (2000), pp. 106-149 (para el dato de 1910: p. 119).
64. Hace hincapié en ello Berlin, Generations of Captivity (2003), pp. 248-259.
65. Ibíd., pp. 266 y ss.
66. Keegan, Colonial South Africa (1996), los encuentra incluso antes de 1850, y no solo después de la «revolución mineral».
67. Citado por Winant, The World is a Ghetto (2001), p. 32.
68. Las causas de este proceso no han dejado de ser objeto de intensas polémicas. Como resumen de las controversias: James Beeby/Donald G. Nieman, «The Rise of Jim Crow, 1880-1920», en: Bowles, Companion (2002), pp. 336-347.
69. Fredrickson, White Supremacy (1981), p. 197.
70. Winant, The World is a Ghetto (2001), pp. 103-105; A. W. Marx, Making Race (1998), pp. 79, 178-190; Drescher, From Slavery to Freedom (1999), pp. 146 y ss.
71. R. J. Scott, Degrees of Freedom (2005), pp. 253 y ss.
72. F. Cooper et al., Beyond Slavery (2000), p. 18.
73. Drescher, Mighty Experiment (2002), pp. 158 y ss.; también Holt, Problem of Freedom (1992).
74. No hay una historia de las ideas consistente en torno del racismo; por el momento véase aún Mosse, Rassismus (1990). La mejor introducción general es Geulen, Rassismus (2007).
75. Shimazu, «Japan, Race and Equality» (1998); para una interpretación: Lake/Reynolds, Global Colour Line (2008), pp. 285-309.
76. Frank Becker, «Einleitung: Kolonialherrschaft und Rassenpolitik», en: Becker, Rassenmischehen (2004), pp. 11-26, aquí 13.
77. Christian Geulen, «The Common Grounds of Conflict: Racial Visions of World Order 1880-1940», en: S. Conrad/Sachsenmaier, Competing Vision (2007), pp. 69-96.
78. Así lo detalla uno de los grandes clásicos de la historia de las ideas del racismo: W. D. Jordan, White over Black (1968). Como ocurre a menudo, no está clara cuál fue la influencia de los autores. ¿Representaba de verdad Long a «los dueños de las plantaciones» o más bien a la «opinión pública británica»? Drescher, From Slavery to Freedom (1999), p. 285, pone en duda esto último.
79. Patterson, Slavery and Social Death (1982), p. 61.
80. Roediger, Working toward Whiteness (2005), p. 11; para la historia de las clasificaciones raciales véase sobre todo Banton, Racial Theories (1987); como panorama general: Fluehr-Lobban, Race (2006), pp. 74-103.
81. Augstein, Race (1996), p. XVIII.
82. El enfrentamiento de Gobineau y Tocqueville, en la década de 1850, puso de manifiesto con inaudita claridad las alternativas. Cfr. Ceaser, Reconstructing America (1997), cap. 6.
83. Banton, Racial Theories (1987), pp. 54-59.
84. Para una buena visión de conjunto sobre las teorías raciales biológicas del siglo XIX, Graves, Emperor’s New Clothes (2001), pp. 37-127.
85. Hannaford, Race (1996), pp. 226 y ss., 232 y ss., 241.
86. Ballentyne, Orientalism (2002), p. 44; siguen siendo esenciales: Poliakov, Der arische Mythos (1971); Olender, Sprachen des Paradieses (1995); Trautmann, Aryans (1997).
87. Lorcin, Imperial Identities (1995); Streets, Martial Races (2004).
88. Hannaford, Race (1996), pp. 348 y ss.
89. Lauren, Power and Prejudice (1988), pp. 44 y ss.; Gollwitzer, Die gelbe Gefahr (1962); Mehnert, Deutschland (1995); Geulen, Wahlverwandte (2004), parte II.
90. D. B. Davis, Inhuman Bondage (2006), p. 76.
91. Véase más arriba, capítulo VIII.
92. L. D. Baker, From Savage to Negro (1998), pp. 99 y ss.
93. Barkan, Retreat of Scientific Racism (1991).
94. Torpey, Invention of the Passport (2000), pp. 91 y ss.
95. Completo (aunque centrado en particular en Europa): Caplan/Torpey, Documenting Individual Identity (2001).
96. Noiriel, Immigration (2007), pp. 135 y ss.
97. Gosewinkel, Einbürgern (2001), pp. 325-327.
98. Como panorama más general: Lake/Reynolds, Global Colour Line (2008).
99. Buena visión de conjunto en: Reimers, Other Immigrants (2005), pp. 44-70; también Takaki, Strangers (1989); Gyory, Closing the Gate (1998); para la experiencia china: E. Lee, At America’s Gates (2003).
100. D. R. Walker, Anxious Nation (1999), p. 98.
101. La obra de referencia es: Markus, Australian Race Relations (1994).
102. Jacobson, Whiteness (1998).
103. Jacobson, Barbarian Virtues (2000), pp. 261 y ss.
104. Dikötter, Discourse of Race (1992).
105. Rhoads, Manchus and Han (2000), p. 204.
106. Katz, Out of the Ghetto (1973), p. 1; para una presentación general más reciente, sobre todo de la emancipación política: Vital, A People Apart (1999).
107. Como historia global de la reforma judía cfr. M. A. Meyer, Response to Modernity (1988).
108. Katz, Vorurteil (1980), p. 236.
109. La bibliografía es muy abundante; la resume Noiriel, Immigration (2007), pp. 207-286.
110. Como compendio de los estudios sobre el antisemitismo ruso: Marks, How Russia Shaped the Modern World (2003), pp. 140-175.
111. Sorin, A Time for Building (1992), p. 55; Dinnerstein, Antisemitism in America (1994), pp. 35 y ss.
112. Es similar Mosse, Final Solution (1978), p. 168.
113. Shaw, Jews of the Ottoman Empire (1991), pp. 187-206.
114. Fink, Defending the Rights of Others (2004), pp. 5-38.
115. Para una estadística de la difusión geográfica de la población judía en el mundo: Karady, Jews of Europe (2004), pp. 44 y ss.
116. Reinhard Rürup, «Jewish Emancipation in Britain and Germany», en: Brenner et al., Two Nations (1999), pp. 49-61.
117. Goodman/Miyazawa, Jews in the Japanese Mind (2000), p. 81.
118. Poliakov, Der arische Mythos (1971), p. 267.
119. Fredrickson, Racism (2002), p. 72.
120. Geulen, Wahlverwandte (2002), p. 197.
121. Como nueva comparación europea en esta perspectiva: Brustein, Roots of Hate (2003).
122. Haumann, Ostjuden (19995), pp. 81 y ss.
123. Ibíd., pp. 178 y ss.; Weeks, From Assimilation (2006), pp. 71 y ss.
124. Love, Race over Empire (2004), pp. 1-5, 25 y ss.
125. P. A. Kramer, Blood of Government (2006), pp. 356 y ss.
126. Fredrickson, Racism (2002), pp. 75-95.
127. Ibíd., p. 95.
128. Vital, A People Apart (1999), pp. 717 y ss., 725.
129. Esta es también la clara conclusión de Volkov, Antisemitismus (20002), p. 57.
1. Este capítulo debe muchos estímulos importantes a un estudio sociológico excelente: Beyer, Religions (2006).
2. Sobre las master narratives en la historia de la religión desde la Edad Moderna, cfr. D. Martin, On Secularization (2005), pp. 123-140.
3. Sobre la «transformación análoga»: Beyer, Religions (2006), p. 56; como modelo de «historia entrelazada» entre Gran Bretaña y la India, Veer, Imperial Encounters (2001).
4. Hoy en día, uno de los principales representantes del concepto de «religión política» es el historiador Michael Burley.
5. Al respecto véase la convincente crítica de Graf, Wiederkehr (2004), pp. 233-238, también Beyer, Religions (2006), pp. 62 y ss.
6. Sobre los diversos conceptos de religión en las «religiones mundiales» véase Haussig, Religionsbegriff (1999).
7. J. R. Bowen, Religions in Practice (20063), pp. 26 y ss. (ampliado).
8. Jensen, Manufacturing Confucianism (1997), p. 186.
9. Hsiao Kung-chuan, A Modern China (1975), pp. 41-136.
10. Beyer, Religions (2006), pp. 83 y ss.
11. Masuzawa, Invention (2005), pp. 17-20.
12. Para el siglo XIX en Europa y América: Helmstadter, Freedom and Religion (1997). Para una comparación de los procesos de emancipación: Liedtke/Wendehorst, Emancipation (1999).
13. Cassirer, Philosophie der Aufklärung (1998), p. 221.
14. Zagorin, Toleration (2003), p. 306.
15. Sanneh, Crown (1997), p. 9. Las misiones que intentaron convertir África al islam o al cristianismo son un tema central de Coquery-Vidrovitch, L’Afrique (1999).
16. En lo que sigue mi argumentación se orienta sobre todo hacia la historia social. Para un buen análisis de historia de las ideas (a partir del ejemplo de Francia), véase Lepenies, Sainte-Beuve (1997), pp. 317-362.
17. McLeod, Secularisation (2000), p. 285.
18. Ibíd., pp. 224, 262.
19. Browne, Darwin, vol. 2 (2002), p. 496.
20. Beales/Dawson, Prosperity and Plunder (2003), pp. 291 y ss.
21. Spiro, Buddhism (19822), p. 284.
22. Joseph Fletcher, «Ch’ing Inner Asia», en: Fairbank/Twitchett, Cambridge History of China, vol. 10 (1978), pp. 35-106, aquí 99.
23. M. C. Goldstein, Modern Tibet (1989), pp. 41 y ss.
24. Asad, Formations (2003), pp. 210-212, 255.
25. Berkes, Secularism in Turkey (19982), pp. 89 y ss.
26. Hilton, A Mad, Bad and Dangerous People? (2006), p. 176.
27. Butler, Sea of Faith (1990), p. 270.
28. Para un análisis del proceso conjunto, Casanova, Public Religions (1994), pp. 134 y ss.
29. Finke/Stark, Churching of America (20025), p. 114 (tabla 4.1).
30. D’Agostino, Rome in America (2004), p. 52.
31. Cfr. la visión de conjunto paneuropea en C. M. Clark/Kaiser, Culture Wars (2003).
32. Chadwick, History of the Popes (1998), p. 95.
33. Hardacre, Shinto (1989), pp. 27 y ss.; McClain, Japan (2002), pp. 267-272.
34. Cfr. Wakabayashi, Anti-Foreignism (1991), para una traducción e interpretación de la fuente más importante.
35. Chidester, Savage Systems (1996), pp. 11-16.
36. Petermann, Geschichte der Ethnologie (2004), pp. 475 y ss.
37. Hösch, Balkanländer (1988), p. 97.
38. Keith, Speeches (1922), pp. 382-386.
39. Tarling, Southeast Asia (2001), pp. 320 y ss.; Gullick, Malay Society (1987), pp. 285 y ss.
40. Bartal, Jews of Eastern Europe (2005), p. 73.
41. Federspiel, Sultans (2007), pp. 99 y ss.
42. F. Robinson, Muslim Societies (2004), p. 187. Para la actitud fundamental de las hermandades sufíes hacia el gobierno colonial véase Abun-Nasr, Muslim Communities of Grace (2007), pp. 200-235.
43. Strachan hace hincapié en que los alemanes desarrollaron esta clase de subversión imperial, primero, como estrategia para una auténtica guerra «mundial»: Strachan, First World War (2001), p. 694; el cap. 9 es completo al respecto.
44. La presentación general de Gründer, Welteroberung (1992), es buena, pero ha quedado anticuada; desde la perspectiva británica, es excelente la visión de conjunto de Andrew Porter, «An Overview, 1700-1914», en: Etherington, Missions and Empire (2005), pp. 40-63. Para las fuentes: Harlow/Carter, Archives of Empire (2003), vol. 2, pp. 241-364 (se hace hincapié en la militancia de los misioneros). Aquí debemos dejar de lado la misión y expansión islámica, sobre todo en África; pero véase Hiskett, Islam in Africa (1994). Como reacción a la penetración cristiana también surgieron corrientes misioneras en el budismo, por ejemplo en Ceilán.
45. Tarling, Southeast Asia (2001), p. 316.
46. Para un panorama conciso, R. G. Tiedemann, «China and Its Neighbours», en: Hastings, World History of Christianity (1999), pp. 369-415, aquí 390-402.
47. Visiones de conjunto: KevinWard, «Africa», en: ibíd., pp. 192-237, aquí 203 y ss.; C. Marx, Geschichte Afrikas (2004), pp. 90-100; Coquery-Vidrovitch, L’Afrique (1999), pp. 212-232.
48. Es de referencia un gran estudio antropológico sobre Sudáfrica: Comaroff/Comaroff: Of Revelation and Revolution (1991-1997). Entre la bibliografía más reciente sobre las estrategias misioneras destaca: A. Porter, Religion versus Empire? (2004); el punto de vista es muy distinto en C. Hall, Civilising Subjects (2002). Entre la abundancia de recopilaciones sobre la historia misionera, la principal es Veer, Conversion (1996).
49. Brian Stanley, «Christian Missions, Antislavery, and the Claims of Humanity, c. 1813-1873», en: Gilley/Stanley, Cambridge History of Christianity (2006), pp. 443-457, aquí 445.
50. Andrew Porter, «Missions and Empire, c. 1873-1914, en: ibíd., pp. 560-575, aquí 568.
51. Véanse las biografías de estos dos líderes misioneros: Eber, Jewish Bishop (1999); A. J. Austin, China’s Millions (2007).
52. Peebles, Sri Lanka (2006), p. 53.
53. Robert Eric Frykenberg, «Christian Missions and the Raj», en: Etherington, Missions and Empire (2005), pp. 107-131, aquí 107, 112.
54. K. Ward, Global Anglicanism (2006).
55. Deringil, Well-Protected Domains (1999), pp. 113, 132.
56. Como descripción de este diverso paisaje religioso: Voll, Islam (19942), cap. 3.
57. Cook, Understanding Jihad (2005), pp. 74 y ss.
58. John Obert Voll, «Foundations for Renewal and Reform: Islamic Movements in the Eighteenth and Nineteenth Centuries», en: Esposito, Oxford History of Islam (1999), pp. 509-547, aquí 523, 525.
59. Véase más arriba, capítulo X.
60. Shipps, Mormonism (1985).
61. Amplia visión de conjunto en J. R. Bowen, Religions in Practice (20063), pp. 216-228.
62. Reynaldo Ileto, «Religion and Anti-colonial Movements», en: Tarling, Cambridge History of Southeast Asia, vol. 2 (1992), pp. 198-248, aquí 199 y ss.
63. Al respecto véase el fascinante estudio sobre Bahaullah: J. R. Cole, Modernity (1998).
64. Nikolaas A. Rupke, «Christianity and the Sciences», en: Gilley/Stanley, Cambridge History of Christianity (2006), pp. 164-180.
65. Wernick, Auguste Comte (2001), muy crítico; para la recepción de Comte fuera de Europa: Forbes, Positivism (1975), en esp. 147-158.
66. Funkenstein, Jüdische Geschichte (1995), pp. 186-196.
67. John Rogerson, «History and the Bible», en: Gilley/Stanley, Cambridge History of Christianity (2006), pp. 181-196, aquí 195.
68. Es fundamental Kurzman, Modernist Islam (2002), en esp. la excelente introducción del editor, pp. 3-27; A. Black, Islamic Political Thought (2001), pp. 279-308; Hourani, Arabic Thought (1962), sigue siendo un clásico sobre el pensamiento islámico.
69. B. D. Metcalf, Islamic Revival (1992); F. Robinson, Islam (2000), pp. 254-264; Pernau, Bürger mit Turban (2008), pp. 219-224.
70. Para una visión de conjunto: Stietencron, Hinduismus (2001), pp. 8388; con más detalles: K. W. Jones, Reform Movements (1990), que incluye tanto las diferencias regionales como los movimientos musulmanes. El actual nacionalismo hindú tiene raíces en el siglo XIX: véase Bhatt, Hindu Nationalism (2001), caps. 2-3. Sobre el desarrollo de la idea de la «espiritualidad india» cfr. Aravamudan, Guru English (2006).
71. Como visión de conjunto: Sharma, Modern Hindu Thought (2002).
72. Peebles, Sri Lanka (2006), pp. 74 y ss.
73. El mejor ejemplo al respecto: Weismann, Naqshbandiyya (2007).
74. Lüddeckens, Weltparlament (2002).
75. Gullick, Malay Society (1987), p. 299.
76. Boudon et al., Religion et culture (2001), pp. 39 y ss., 134; Chadwick, History of the Popes (1998), p. 113.
77. Ibíd., pp. 159, 181 y ss.
78. Arrington, Brigham Young (1985), pp. 321 y ss.
79. Esta es la tesis de F. Robinson, Islam (2000), pp. 76 y ss.
1. Ranke, Aus Werk und Nachlaß (1975), p. 463.
2. Borst, Barbaren (19902), p. 134.
3. Tal es el título de un libro del sociólogo Hans Freyer (Theorie des gegenwärtigen Zeitalters, Stuttgart, 1955).
4. Para una traducción inglesa completa de este texto importante véase Philipp/Schwald, Abd-al-Rahman al-Jabarti’s History of Egypt (1994); en 1983, Arnold Hottinger editó una selección en alemán. Las notas siguientes solo harán alusión a referencias que podrían ser poco conocidas para los lectores de este libro.
5. Traducción en Tahtawi, Ein Muslim entdeckt Europa (1989).
6. Deutschlandtagebuch 1884-1888, trad. H. Schöche, Tubinga, 1992.
7. Blacker, Japanese Enlightenment (1964), pp. 90-100. Hay traducciones inglesas de textos importantes de Fukuzawa; en alemán, una biografía sumamente interesante (1971).
8. Lo indica A. Black, Islamic Political Thought (2001), pp. 288-291; Abrahamian, Iran (1982), pp. 65-69; para extractos de fuentes: Kurzman, Modernist Islam (2002), pp. 11-15.
9. Para un retrato impresionante de Tagore: Sen, Argumentative Indian (2005), pp. 89-120; sobre los ecos sigue siendo fundamental Hay, Asian Ideas (1970).
10. Hay decenas de teorías sobre la modernidad. Véase la antología de Waters, Modernity (1999). Para los historiadores, creo que son especialmente fructíferos los ensayos (muy diversos entre sí) de S. N. Eisenstadt, Anthony Giddens, Richard Münch, Alain Touraine, Johann P. Arnason, Stephen Toulmin y Peter Wagner.
11. Eisenstadt, Vielfalt (2000), caps. 1-3.
12. Hay numerosos ejemplos en el excelente libro de G. Robb, Discovery of France (2007).
13. Para buenos resúmenes: F. J. Bauer, Das «lange» 19. Jahrhundert (2004); Langewiesche, Neuzeit (2003).
14. Dülffer, Im Zeichen der Gewalt (2003), p. 245.
15. Cfr. Osterhammel, Ex-zentrische Geschichte (2002).
16. Véase también, más arriba, el capítulo II.
17. Adas, Contested Hegemony (2004).
18. Un diagnóstico clásico para Europa, publicado por vez primera en 1925 en Italia: De Ruggiero, Liberalismus (1930).
19. Whitehead, Science (1967), p. 96.
20. Bendix, Könige oder Volk, vol. 1 (1980), p. 17.
21. El «período Rokumeikan» se llama así por un edificio gubernamental, de estilo italiano, erigido por el arquitecto inglés Josiah Conder en Toyko (1881-1883), que contenía salas de baile, billar y lectura, y habitaciones para invitados. Véase Seidensticker, Low City (1983), pp. 68 y ss., 97-100.
22. J. Fisch, Europa (2002), p. 29.
23. Es un tema ampliamente difundido en la bibliografía de las ciencias políticas.
24. F. J. Bauer, Das «lange» 19. Jahrhundert (2004), pp. 41-50.
25. Martin Greiffenhagen, «Emanzipation», en: Historisches Wörterbuch der Philosophie, vol. 2, Basilea, 1972, col. 447.
26. Croce, Geschichte Europas (1979), en esp. caps. 1.
27. Cfr. Stuchtey, Die europäische Expansion (2008).
28. Wallace, Wonderful Century (1898), p. 377.
29. Arendt, Elemente und Ursprünge (1955, primera edición de 1951, en Nueva York).
*. La voz, de origen portugués, se ha tomado prestada en muchas lenguas europeas. El autor también habla de ellos en la sección «Pobreza y riqueza». (N. del t.)