La sílaba es una unidad lingüística bastante polémica. En cuanto hay lingüistas que declaran que la sílaba es “la unidad fundamental del lenguaje”,1 hay otros que ni se refieren a la unidad de la sílaba.2 Lo cierto es que no existe una única definición general de la sílaba que sea aceptada por todos los lingüistas. Tampoco existe una única definición general de la sílaba que abarque todas las distintas situaciones que existen en los distintos idiomas del mundo.
Resulta problemático definir la sílaba, en parte, porque se puede hablar de ella desde distintas perspectivas. ¿Es un elemento oral o escrito? ¿Es un elemento fonético o fonológico? Se puede ver cómo esas consideraciones afectan el concepto de la sílaba al examinar tres casos específicos del inglés.
Se puede preguntar, por ejemplo, ¿cuántas sílabas tiene la palabra inglesa {laboratory}? La respuesta correcta puede ser tres, cuatro o cinco. Desde el punto de vista ortográfico, por ejemplo, la respuesta suele ser cinco {lab-o-ra-to-ry}. Pero si dividimos la palabra fonéticamente, la respuesta cambia de acuerdo con el dialecto: hay tres sílabas en [‘læ.bɹə.tɹ̥ii̯], cuatro sílabas en [‘læ.bɹə.tɔ.ɹii̯] o [lə.‘bT.ɹə.tɹ̥ii̯] y cinco sílabas en [lə.‘bɔ.ɹə.’tT.ɹii̯] o [‘læ.bə.ɹə.’tT.ɹii̯]. Es obvio, entonces, que el concepto de la sílaba ortográfica es diferente de la sílaba fonética.
Se puede preguntar, por ejemplo, ¿cuántas sílabas tienen las palabras inglesas {hire} y {higher}? La respuesta correcta puede ser una para {hire} y dos para {higher}. Esas respuestas se basan en la estructura morfológica o fonológica de las palabras: /‘hai̯ɹ/ para el verbo y /‘hai̯+eɹ/ para el adjetivo más el morfema comparativo. Desde el punto de vista fonético, sin embargo, se puede decir que ambas palabras tienen una sola sílaba, puesto que en el habla común las dos palabras suelen tener la misma pronunciación: [‘hai̯ɹ]. Es obvio, entonces, que puede haber una diferencia entre una sílaba fonológica y una sílaba fonética.
La definición fonológica de la sílaba se basa en los elementos fonemáticos que la constituyen, sean vocales o consonantes. Existen distintos modelos teóricos para la formación de una sílaba: un modelo estructural, un modelo generativista y un modelo fonotáctico español.
El modelo estructural presenta tres posibles elementos de una sílaba: un núcleo obligatorio y dos márgenes o límites optativos. El elemento prenuclear es la explosión y el elemento posnuclear es la implosión. De modo general, el núcleo es una vocal y los límites o márgenes son consonantes. El modelo estructural se presenta en la Fig. 18.1.
El modelo generativista de la sílaba también presenta tres posibles elementos de una sílaba correspondientes a los elementos del modelo estructuralista. Hay, sin embargo, una diferencia fundamental además del cambio terminológico en que la explosión llega a ser el ataque y en que la implosión llega a ser la coda. El modelo generativista especifica una jerarquía de los elementos en que se agrupa la coda con el núcleo para formar la rima, como se ve en la Fig. 18.2.
El hecho de que el vínculo entre el núcleo y la coda sea más estrecho que el vínculo entre el ataque y el núcleo se comprueba con la investigación sicolingüística. Al pedirle a un grupo de informantes anglohablantes que haga una lista de palabras que terminan en [ǽt̚] (núcleo más coda), generalmente le es fácil hacerlo. Por otro lado, al pedirles que den una lista de palabras que comiencen con [fǽ] (ataque más núcleo), el proceso no es solamente más lento, sino que hay más probabilidad de que haya palabras propuestas que sean erróneas. El modelo de la Fig. 18.2 es el que se emplea en este libro.
El modelo fonotáctico del Capítulo 10 se repite aquí en la Fig. 18.3. Ese modelo simplemente da más detalles sobre los elementos que pueden preceder o suceder al núcleo de la sílaba, basados en las clases naturales de los sonidos: vocales, deslizantes, sonorantes y obstruyentes. Indica también la secuencia en que los elementos aparecen en la sílaba.
Como se puede ver, hay tres elementos—un obstruyente, sonorante y deslizante— que pueden darse en el ataque y tres elementos—un deslizante, sonorante y obstruyente— que pueden darse en la coda. Un deslizante, en este caso, será una vocal alta y átona. En el Capítulo 10, ya se examinaron varios ejemplos de tales combinaciones.
Hay tres puntos de vista desde los cuales se puede considerar la definición fonética de la sílaba: el articulatorio, el acústico y el auditivo.
Como ya se ha examinado, la producción de un sonido depende de varios movimientos físicos de una serie de órganos articulatorios. Primero, los órganos infraglóticos actúan para proveer el aire necesario para producir el sonido. Ha habido tentativas para averiguar si una sílaba corresponde a un impulso espiratorio o sea a una sola contracción de los músculos que controlan el tamaño de los pulmones. La evidencia física electro-muscular, sin embargo, no apoya esa teoría. La segunda región de actividad articulatoria son las cuerdas vocales donde en su movimiento se producen diferencias entre vocales y consonantes sonoras o sordas. Las tentativas de definir la sílaba según su movimiento tampoco han sido productivas.
En las cavidades supraglóticas, se diferencia aun más entre los sonidos. Una de las definiciones que se ha propuesto para la sílaba se basa en el rasgo de la relativa abertura: que la sílaba incluye todo lo que se encuentra entre dos mínimos de abertura. La Fig. 18.4 demuestra cómo la palabra {general} tiene tres sílabas según esa definición.
La gráfica representa los cambios articulatorios de los distintos sonidos con referencia a su abertura general. Siendo así, el sonido [n] se representa con el mismo grado de abertura que la fricativa, porque aunque hay una cerrazón alveolar total, se mantiene siempre abierta la faringe nasal. El sonido [ſ] se representa con un grado de abertura entre oclusiva y fricativa, porque se produce con una breve cerrazón. Si se vuelve a la premisa de que una sílaba es todo lo que se contiene entre dos mínimos de abertura, la gráfica demuestra claramente que la palabra {general} contiene tres sílabas.
Aunque a primera vista el modelo parece ser prometedora, hay casos que el modelo no explica bien. Por ejemplo, en inglés, no hay duda de que la palabra {cats} contiene una sola sílaba. Sin embargo, según el modelo, la palabra {cats} tendría dos sílabas puesto que el fonema /t/ representa un mínimo, que de acuerdo con la definición de arriba, indicaría el límite silábico de una segunda sílaba, como demuestra la Fig. 18.5.
El otro problema que el modelo no resuelve es que como demuestra la gráfica de la palabra {general}, el modelo solo indica la posición del límite silábico sin indicar a qué sílaba pertenece. El modelo no indica si el silabeo debe ser /xe.ne.rál/ como es el caso del español o /dƷƐ́n.Ɛɹ.əl/ como es el caso del inglés.
El mismo tipo de modelo se ha aplicado también al análisis acústico de la sílaba en que la sílaba se define como todo lo que se contiene entre dos mínimos de tono o de frecuencia o de intensidad. Esas definiciones, sin embargo sufren de los mismos problemas que la definición articulatoria ya presentada. Ha habido también tentativas de definir la sílaba según su duración, pero la duración de las sílabas varía tanto dentro de un idioma como entre idiomas diferentes, como se verá en el Capítulo 19, que resulta no ser fiable para una definición general de la sílaba.
El mismo tipo de modelo se ha aplicado otra vez al análisis auditivo de la sílaba en que la sílaba se define como todo lo que se contiene entre dos mínimos de sonoridad, en que cada sonido se clasifica según su perceptibilidad auditiva. Esa definición resulta ser bastante subjetiva y difícil de comprobar.
La división de palabras en sílabas ortográficas suele presentarse en los diccionarios, y se aplica a la escritura para la división de palabras entre dos renglones en el idioma escrito. La identificación de sílabas ortográficas suele seguir los patrones fonológicos. El rigor con que se siguen esos patrones depende del idioma. Por ejemplo, en español las reglas fonológicas de la división silábica son rígidas, y las reglas ortográficas son consistentes. En inglés, como ya se demostró, los patrones fonológicos son menos fijos y el silabeo ortográfico del inglés es menos consistente. Luego se comentará más sobre las características de la sílaba ortográfica del español. Sin embargo, el enfoque principal del tratamiento de la sílaba en este capítulo será lo fonológico y aun más lo fonético.
La sílaba puede dividirse en tres partes: el ataque, el núcleo y la coda. Antes de continuar y examinar la cuestión del silabeo, será útil revisar la estructura de esos tres elementos básicos.
El ataque es un elemento optativo de una sílaba, lo cual quiere decir que no es necesario que toda sílaba contenga uno. Es posible, entonces, que el primer elemento de una sílaba sea, de hecho, el núcleo. Según el modelo fonotáctico de la Fig. 18.3, el ataque puede tener hasta tres elementos: un obstruyente, un sonorante y un deslizante.
Como se expuso en el Capítulo 10, los únicos fonemas consonánticos simples que no se dan en el ataque en posición inicial de palabra son /ɹ/ y /ɲ/. Es decir, los otros diecisiete sí aparecen en posición inicial de palabra. En posición inicial de sílaba interior de palabra, se dan todos los fonemas consonánticos. Los Cuadros 18.6, 18.7 y 18.8 demuestran esas estructuras.
Si hay dos consonantes en el ataque, serán siempre una combinación de oclusiva o /f/ más líquida (exceptuando /tl/ y /dl/). Todas las combinaciones posibles se dan tanto en posición inicial de palabra como en posición inicial de sílaba interior de palabra. Los Cuadros 18.9 y 18.10 presentan ejemplos de esas posibilidades.
Como se ha comentado, /tl/ y /dl/ no son grupos consonánticos que aparezcan en posición inicial de sílaba. En los pocos casos del español en que se da una secuencia de /tl/, las consonantes son siempre heterosilábicas: /át.las/ o /at.lé.ta/. Los ejemplos de /tl/ en posición inicial de palabra, inicial de sílaba interior de palabra o final de palabra son indigenismos: Tlalpan, Huitzilopochtli, Ixtaccíhuatl. La secuencia /dl/ simplemente no se da en palabras españolas.
El elemento vocálico en el ataque será siempre una vocal alta y átona: /i/ o /u/. Fonéticamente esas vocales siempre resultan en las semiconsonantes [j] o [w]. Las vocales altas en posición silábica explosiva pueden darse en posición inicial de sílaba o pueden precederse por una o dos consonantes según demuestra el Cuadro 18.11.
La presencia de una vocal alta y átona en el ataque no precedida por consonante es un poco discutible tanto fonética como fonológicamente. Fonéticamente se ha discutido si palabras como {hiato} se deben pronunciar [i.á.to], [já.to] o [ɟʝá.to]. Es de notarse que en la supuesta pronunciación de [i.á.to], primer sonido de la palabra sería la vocal [i] y la palabra tendría tres sílabas. Esto resultaría en una secuencia problemática puesto que no existe en español una secuencia en que la vocal átona [i] se dé ante otra vocal sin diptongarse. Fonológicamente se discute si el primer fonema de tales palabras es /i/ o /ʝ/. En el Capítulo 12, se presentó una discusión en que se propuso que de hecho es un archifonema /J/ que resulta de la neutralización entre /i/ y /ʝ/ que ocurre en posición inicial de palabra ante una vocal no alta, entre otros lugares. También se presentó una regla de distribución complementaria para el archifonema /J/. La aplicación de esa regla resulta en la pronunciación de [ɟʝ] después de pausa, nasal y lateral y en [ʝ] en los demás lugares, como en y [ɟʝáto] y [έs̬ʝáto].
El núcleo silábico en español es siempre una vocal. El núcleo suele presentar el máximo de abertura bucal como también el máximo de intensidad, frecuencia y duración de la sílaba. El núcleo vocálico puede ser tónico o átono. En cuanto a la identificación del núcleo silábico, hay que considerar también los casos de secuencias vocálicas.
En el caso de vocales homólogas, las vocales se funden en una sola vocal. Esa vocal, sea alargada o no, tónica o no es el núcleo vocálico.
En el caso de diptongos, el núcleo puede precederse de un deslizante (en los diptongos crecientes) o sucederse por un deslizante (en los diptongos decrecientes). El núcleo vocálico todavía puede ser tónico o átono como se ve en los ejemplos de {cambie/cambié}, {cambio/cambió}, {causa/causar} y {aire/airar}. En el caso de un triptongo, el núcleo se rodea por deslizantes: {buey}, {apreciáis}. El núcleo otra vez puede ser tónico o átono: {sol y aire}, {cambia y cambia}.
La sinéresis y la sinalefa se definen como la ocurrencia en una sola sílaba de dos vocales no altas o de una vocal no alta seguida de una vocal alta y tónica, sea dentro de una palabra o entre dos palabras. En el Capítulo 12, se pudo ver que los dos componentes de la sinalefa o sinéresis tienen estructuras acústicas estables, pero los dos se producen con una duración reducida al comparase con su producción en hiato. En este caso el núcleo en sí es divocálico.
Un hiato es la separación de dos vocales contiguas en sílabas separadas. En ese caso, cada una de las dos vocales así separadas forma un núcleo silábico. Como ya se explicó, el hiato puede resultar de la ruptura de un diptongo ([pi.á.no]), de la ruptura de una sináresis o de una sinalefa ([re.ál], [és.te.ó.tɾo]) o puede ser un hiato natural ([sa.lí.a]).
Hay algunos idiomas, como el inglés, que sí tienen núcleos consonánticos (gene-ralmente sonorantes) como en la palabra {mountain} cuya pronunciación suele ser [mæ̃ũ̯?n̩], en que fonéticamente la segunda sílaba es simplemente [n̩]. En algunos dialectos del español se han presentado ejemplos como [m̩bjén] para {muy bien}, pero tales realizaciones no forman parte de la norma culta.
La coda es un elemento optativo de una sílaba, lo que quiere decir que no es necesario que toda sílaba contenga una. Es posible, entonces, que el último elemento de una sílaba sea, de hecho, el núcleo. Según el modelo fonotáctico, la coda puede contener tres tipos de elementos: deslizantes, sonorantes, obstruyentes.
Como se expuso en el Capítulo 10, los únicos fonemas o archifonemas consonánticos simples que sí se dan sistemáticamente en la coda en posición final de palabra son /N/, /R/, /s/, /l/, /d/ y en los dialectos que lo tienen, /θ/. En posición final de sílaba interior de palabra, se dan los mismos fonemas como también los demás fonemas consonánticos con la excepción de /ʝ x ɠ λ ɲ/. Los Cuadros 18.12, 18.13 y 18.14 demuestran esas estructuras.
En español es imposible que haya dos consonantes en posición final de palabra. Si hay dos consonantes en posición final de sílaba interior de palabra, la segunda será siempre el fonema /s/ y la primera será /N R/ o /b d k/. El Cuadro 18.15 presenta ejemplos de esas posibilidades.
El elemento vocálico en la coda será siempre una vocal alta y átona: /i/ o /u/. Fonéticamente esas vocales siempre resultan en las semivocales [i̯] o [u̯]. Las vocales altas en posición silábica implosiva pueden darse en posición final de sílaba o pueden sucederse por una consonante según demuestra el Cuadro 18.16. Los diptongos decrecientes no se dan delante de dos consonantes en posición final de sílaba.
Los lingüistas suelen categorizar las sílabas en sílabas abiertas y sílabas cerradas. Una sílaba abierta termina en vocal, o sea la sílaba termina con el núcleo; es decir, no contiene coda. Una sílaba cerrada termina en consonante o deslizante, o sea la sílaba sí contiene una coda. La vocal de una sílaba abierta se llama una vocal libre; la vocal de una sílaba cerrada se llama una vocal trabada. El Cuadro 18.17 demuestra el contraste entre una sílaba abierta y una cerrada.
La forma preferida de determinada lengua es lo que se llama una forma canónica. La forma canónica, entonces, es la estructura más frecuente y la estructura que sirve como el modelo a que el hablante espera lograr o encontrar. En inglés la forma canónica de la sílaba es CVC. Es de notar que la sílaba canónica del inglés es una sílaba cerrada, o sea, que termina en una coda. En español la forma canónica de la sílaba es CV.
Es importante observar que la sílaba canónica del español es una sílaba abierta, es decir, que termina en el núcleo. Se puede ver esta diferencia en el silabeo de la palabra {general} en los dos idiomas, como se ve en la siguiente representación:
En el ejemplo ortográfico del inglés {gen.er.al}, se puede ver que la primera sílaba sigue la forma canónica con una estructura de CVC. Las otras dos sílabas son del formato VC, que siguen el patrón general del inglés, que prefiere la sílaba cerrada. En el inglés hablado, sin embargo, la palabra suele pronunciarse en dos sílabas: [dʒέn.ɹəɫ] en vez de [dʒέn.ɻ̩.əɫ]. En ese caso, la palabra resulta formarse de dos sílabas canónicas, es decir, del formato CVC.
En el ejemplo ortográfico del español, se puede ver que las primeras dos sílabas siguen la forma canónica con una estructura de CV: {ge.ne.ral}. La última sílaba, no obstante, es una sílaba cerrada. Esto ocurre porque no queda otro remedio: el fonema /l/ solamente puede combinarse con la vocal nuclear precedente. Sin embargo, en la forma plural {generales}, el fonema /l/ se transfiere a la sílaba siguiente: {ge.ne.ra.les}. Esto demuestra la clara preferencia del español por la sílaba abierta.1
Las posibles estructuras silábicas del español responden a una mera extensión de los hechos fonotácticos ya presentados. Tanto el ataque silábico como la coda silábica pueden contener hasta dos consonantes. Existen, entonces, nueve posibles estructuras silábicas con un solo elemento vocálico:
En un estudio basado en las entradas del Diccionario de la Real Academia Española sobre la frecuencia de esas estructuras silábicas, Lloyd y Schnitzer3 encontraron que el 61% de las sílabas del español son del tipo canónico: CV. El segundo tipo más común son las sílabas CVC con 21%, casi la tercera parte de las sílabas CV. Como grupo, las sílabas abiertas representan el 72% de las sílabas del español y las cerradas representan el 28%. Las sílabas que terminan en dos consonantes son muy escasas y representan solo el 0,17% de las sílabas del español. Es interesante también notar que las sílabas que comienzan con una sola consonante representan el 73% de las sílabas del español, las que comienzan con el núcleo vocálico representan el 11% y las que comienzan con dos consonantes representan el 6%.
Según el modelo fonotáctico de la sílaba, existe la posibilidad de que la sílaba contenga dos elementos vocálicos porque puede haber una vocal alta como deslizante o en el ataque o en la coda. En español no puede haber dos consonantes en la coda de una sílaba con diptongo. El siguiente cuadro indica las estructuras silábicas que existen cuando hay un diptongo (D) en la sílaba. Las células vacías, que representan sílabas que terminarían en dos consonante, secuencias inexistentes en español están sombreadas:
Según las estadísticas de Lloyd y Schnitzer, la estructura silábica con un diptongo más común es la de CD, que representa el 55% de las sílabas del español con diptongo en su conteo. Sigue la estructura CDC con el 38%. Como grupo, las sílabas abiertas representan el 60% de las sílabas y las sílabas cerradas, el 40%. El 93% de las sílabas con diptongo comienzan con una sola consonante. El estudio no tomó en cuenta casos de sinéresis ni secuencias vocálicas fonosintácticas formadas entre palabras.
El silabeo se refiere a la división de elementos lingüísticos en sílabas. Esa división en sílabas puede operarse en la fonología, en la fonética o en la ortografía. El silabeo fonológico ocurre en el lenguaje a nivel de lengua, es decir, se divide la cadena de fonemas de un grupo fónico a nivel de la fonología. Fonológicamente sí se toman en cuenta los límites entre palabras y morfemas. El silabeo fonético ocurre en el lenguaje a nivel del habla, es decir, se divide la cadena de alófonos o sonidos producidos de un grupo fónico a nivel de la fonética. Fonéticamente no se toman en cuenta los límites entre palabras ni entre morfemas. Por eso, las sílabas fonéticas también se llaman sílabas fonosintácticas, porque las sílabas fonéticas pueden formarse de elementos entre dos palabras al juntarse los sonidos debido a su yuxtaposición en la sintaxis. El silabeo ortográfico tiene que ver con la lengua escrita y se basa en la palabra escrita. En el silabeo ortográfico se dividen los grafemas o letras de cada palabra individualmente. El Cuadro 18.18 demuestra estos tres tipos de silabeo.2
Los tres tipos de sílaba tienen su utilidad en la adquisición del español como se presentará a continuación.
El silabeo del español toma en cuenta el modelo fonotáctico de la sílaba junto con la preferencia del español para la sílaba abierta. Las reglas generales para el silabeo del español se basan en la aplicación de esos dos factores a una palabra o a la cadena fónica.
En español siempre que se tiene una consonante entre dos vocales, la consonante forma parte de la sílaba siguiente. Esa regla básicamente expresa que la preferencia automática del español es la sílaba abierta. Esto contrasta fuertemente con el inglés que prefiere la sílaba cerrada. Ese contraste se ve en el Cuadro 18.19 del silabeo de palabras cognadas.3
En español, cuando hay dos consonantes entre vocales, hay dos posibilidades para el silabeo. El silabeo depende de la presencia o ausencia de un grupo consonántico indivisible, indicado por el subrayo (CC).
Si las dos consonantes forman un grupo consonántico indivisible, indicado por el subrayo (CC), las dos consonantes como grupo siguen la regla uno. Los grupos consonánticos indivisibles se forman de una oclusiva o /f/ seguida de líquida (con la excepción de /tl/ y /dl/) y son las únicas secuencias consonánticas que fonotácticamente pueden darse en posición inicial de palabra o de sílaba. Si en la secuencia de consonantes hay un grupo indivisible, el grupo indivisible pasa a la segunda sílaba. Ejemplos de esa división son: /a.plí.ka/, /áN.kla/, /á.bla/, /sí.glo/, /rí.fle/, /a.pɾe.tó/, /a.tɾás/, /de.kɾé.to/, /á.bɾe/, /lá.dɾa/, /a.gɾá.da/, /o.fɾé.se/.
Si las dos consonantes no forman un grupo consonántico indivisible, se dividen en sílabas separadas. Ejemplos de esa división son: /áp.to/, /át.las/, /ák.to/, /ob.xé.to/, /ad.mí.te/, /díg.no/, /áf.ta/, /ko.nóθ.ka/, /as.ta/, /káN.po/, /ál.to/, /káR.ne/.4
En español, cuando hay tres o cuatro consonantes entre vocales, el silabeo depende de la presencia o ausencia de un grupo consonántico indivisible. Si en la secuencia de consonantes hay un grupo indivisible, el grupo indivisible pasa a la segunda sílaba, siguiendo el patrón de la regla dos.
Es importante observar que el inglés permite más grupos consonánticos indivisibles de los que permite el español. Por ejemplo, el inglés permite el grupo del fonema /s/ más consonante en posición inicial de palabra {spin} o en posición inicial de sílaba interior de palabra {in.spire}. En español, según las reglas de silabeo, esas consonantes tienen que separarse en dos sílabas: /es.pá.da/, /iNs.pi.ɾaR/. El Cuadro 18.20 presenta ejemplos de la aplicación de las reglas dos y tres.5
El silabeo fonológico opera en el lenguaje a nivel de lengua. En ese tipo de silabeo, se aplican las reglas ya expuestas a los fonemas del grupo fónico tomando en cuenta los límites léxicos y morfológicos. Por ejemplo, la frase el pan y el agua se divide en sílabas fonológicas de la siguiente manera: /el.pán.i.el.á.gua/.
El silabeo fonético, en cambio, opera en el lenguaje a nivel de habla. En ese tipo de silabeo, se aplican las reglas ya expuestas a los sonidos producidos del grupo fónico, pero esta vez haciendo caso omiso de los límites léxicos y morfológicos. Por ejemplo, la frase el pan y el agua se divide en sílabas fonéticas de la siguiente manera: [εl.pá.njε. lá.βwa].
El silabeo ortográfico opera en la lengua escrita que se vale de espacios para la separación de palabras y de signos de puntuación para indicar la separación de algunos de los grupos fónicos. Por ejemplo, la frase el pan y el agua se divide en sílabas ortográficas de la siguiente manera: {el.pan.y.el.a.gua}.
Para lograr un acento natural español, el estudiante tiene que adquirir la habilidad de separar la cadena fónica en sílabas fonéticas. Es solo después de aprender a resilabear un texto en sílabas fonéticas que el estudiante sonará como quien habla el español como idioma materno. El Cuadro 18.21 contrasta los tres tipos de sílabas.6
Es importante tener en mente que cada tipo de sílaba aporta una perspectiva distinta. El concepto del silabeo comienza con un entendimiento de las estructuras fonotácticas del español, o sea del lenguaje y de la sílaba fonológica. Esas estructuras explican la base de las sílabas más importantes en la producción del español de parte del estudiante: la sílaba fonética en el habla y en la lectura por un lado y la sílaba ortográfica en la escritura por otro.
Al comparar la sílaba ortográfica con la sílaba fonética, hay que tomar en cuenta dos factores. Primero, en el silabeo ortográfico, hay que considerar que la lengua escrita también se vale de dígrafos, la combinación de dos letras ortográficas para representar un solo fonema: {ch} para /ɠ/, {ll} para /ʝ/ o /λ/, {rr} para /r/. Ejemplos de esto en sílabas ortográficas serán {ha.cha}, {ca. lle} y {ca.rro}. Los dígrafos no presentan un problema en el silabeo fonológico o fonético, porque es mental u oral, y en su manifestación por escrito existe una correspondencia exacta entre fonema y símbolo: [á.ɠa], [ká.ʝe] y [ká.ro]. Segundo, en el caso del grafema {x}, el silabeo fonológico o fonético refleja el hecho de que el grafema pueda representar una secuencia de dos fonemas: /ks/. También puede representar un solo fonema en algunos dialectos: /s/. Ejemplos de estos usos en sílabas fonéticas son [εk.sák.to], [έs.tɾa] o [έks.tɾa]. Para fines ortográficos, el grafema {x} siempre representa un sola consonante y se aplican las reglas ya expuestas: {e.xac.to}, {ex.tra}.
El silabeo fonético tiene que tomar en cuenta varias consideraciones que afectan tanto la percepción como la producción de la lengua española. Para captar esos aspectos de la pronunciación del español, el anglohablante tiene que dejar de pensar en los límites entre palabras y comenzar a tratar el grupo fónico como una simple cadena de sonidos de comienzo a fin. Dentro de la cadena fónica, el anglohablante tiene que analizar las secuencias de sonidos que forman las sílabas, siempre considerando las siguientes situaciones.
La sílaba canónica del español es CV, lo que impera que la división de una secuencia de VCV siempre resulte en V/CV. En el silabeo fonosintáctico eso se aplica sin preocuparse por la separación de palabras. El efecto de esa aplicación a la sílaba fonosintáctica se contrasta con la sílaba ortográfica que se manifiesta en el Cuadro 18.22 del silabeo de la frase {el otro día fuimos al evento}. Ese ejemplo demuestra como hay un resilabeo de los elementos en la fonosintaxis que refleja la producción física del hispanohablante. El hispanohablante prefiere la sílaba abierta. Por eso, en la secuencia {el otro}, el sonido [l] que aparece al final de la palabra {el} llega a ser el ataque de la sílaba [ló], combinándose con el sonido inicial de la palabra siguiente.
El anglohablante tiene que acostumbrarse a la percepción de esos resilabeos que son parte de la producción normal del hispanohablante. El anglohablante también tiene que adaptarse a esos resilabeos en su propia producción fonética para acercarse a una producción normal hispánica. Ese resilabeo se da siempre que haya una palabra que termina en consonante seguida de una palabra en el mismo grupo fónico que comience con un fonema vocálico.
En el Capítulo 12, se especificaron los tipos de ligazones vocálicas en que dos fonemas vocálicos se producen en la misma sílaba. Todos esos procesos que se dan dentro de una palabra se dan también en la fonosin-taxis, es decir, entre palabras: la fusión, el diptongo, la sinalefa. Esos procesos se ejemplifican en el Cuadro 18.23.
En el Capítulo 12 se especificó que una vocal alta y tónica seguida de otra vocal resulta en un hiato natural: [dí.a], [sa.lí.a], [bú.o]. Es decir, las dos vocales contiguas pertenecen a dos sílabas distintas. Lo mismo ocurre entre palabras como demuestran los ejemplos de [sa.lí.a.ʝέr] {salí ayer} y [ta.βú.an̪.tí.Ɣwo] {tabú antiguo}.
En el Capítulo 17 se explicó la fusión de consonantes homólogas que ocurre principalmente, por motivos fonotácticos, entre palabras. También, por motivos fonotácticos, son pocas las secuencias que se dan. Cuando la consonante es obstruyente, la fusión es simple, es decir, no se produce una consonante alargada: {los sapos} [lo.sá.pos], {Ciudad de México} [sju.ðá.ðe.mé.xi.ko]. Cuando la consonante es una sonorante nasal o lateral, sin embargo, la consonante se alarga. Ese alargamiento produce una consonante fonética ambisilábica, o sea una consonante que pertenece a dos sílabas: {el lado} [͜εlː͜aðo], {en nada} [ε̃͜nː͜á.ða], {enmendar} [ε̃͜mː͜ε̃n̪.dáɾ]. Es de observarse que en este caso el doble ligazón (͜͜)indica que la consonante alargada se divide entre dos sílabas, uniéndose tanto con el núcleo de la sílaba anterior como con el núcleo de la sílaba posterior. El Cuadro 18.24 ejemplifica cómo se aplican los tres tipos de silabeo a los dos tipos de fusión consonántica: la simple y la alargada.
El ejemplo anterior de {en nada} revela un principio importante que es el de la ordenación de reglas. Para ver mejor ese principio se examinarán también los ejemplos de {en nada}, {en otro}, {el lado} y {el otro}. El Cuadro 18.25 demuestra estos ejemplos.
Para llegar a la forma fonética anticipada, es necesario ver en qué orden se aplican las reglas y a qué nivel se aplican las tres reglas: la de la distribución complementaria del fonema /e/, la del silabeo y la de la nasalización vocálica.
Primero, es de notar que fonéticamente la vocal inicial de los cuatro ejemplos de arriba es la vocal semiabierta [ε], que es la variante que suele darse en una sílaba cerrada. Esto quiere decir que la regla de distribución complementaria del fonema /e/, se aplica a nivel fonológico, antes de la redivisión silábica que ocurre a nivel fonético. Así se explica por qué se encuentra la vocal semiabierta [ε] en una sílaba fonéticamente abierta como en [ε.nó.tſo] o [ε.ló.tſo].
Segundo, la regla de la nasalización vocálica se aplica al nivel fonético, después de la redivisión silábica. Por eso, la vocal inicial de [ε̃͜nː͜á.ða] se nasaliza en cuanto la vocal inicial de [ε.nÓ.tſo] no se nasaliza. En el primer ejemplo, la vocal [ε] se encuentra en una sílaba fonéticamente cerrada, ante la consonante ambisilábica [n:], lo que resulta en la nasalización. En el segundo ejemplo, la vocal [ε] se encuentra en una sílaba fonéticamente abierta y en ese contorno no ocurre la nasalización.
El principio básico del silabeo es que la forma canónica de la sílaba del español es CV. En el silabeo fonético es siempre esa la forma preferida, y es el silabeo fonético que sirve de base para la buena pronunciación del español. En el silabeo fonético, hay que recordar que las reglas del silabeo operan en la cadena de sonidos de todo el grupo fónico, es decir, opera en la cadena de todos los sonidos corridos que se encuentran entre dos pausas; el límite entre palabras o morfemas no afecta el silabeo fonético.
En términos prácticos, el proceso del silabeo consiste en identificar los núcleos, ataques y codas de las sílabas. A continuación se presentan las pistas pedagógicas para llevar a cabo esas identificaciones.
El núcleo será siempre una vocal que se puede identificar según los siguientes criterios:
Después de identificar el núcleo, hay que ver qué elementos componen el ataque de su sílaba. Según el modelo fonotáctico de la sílaba, hay tres tipos de elementos que pueden preceder al núcleo.
Hay que considerar también el caso de las consonantes homólogas. Como ya se demostró en el Capítulo 12, en el caso de una secuencia de dos consonantes fonológicas homólogas siempre hay una fusión consonántica en la fonética. Si las consonantes homólogas son nasales o laterales, se produce un alargamiento consonántico, ([m:], [n:], [l:]); esa consonante alargada es ambisilábica: (ej. [ε̂̃m:ε̂.ſi.ða] {en Mérida}; [ε̂̃͜n:a.βá.ra] {en Navarra, [ε͜l:á.ðo] {el lado}).
La consonante ambisilábica pertenece a dos sílabas, formando la coda de la primera y el ataque de la segunda. Las demás consonantes fundidas son simples—sin alargamiento— y siempre pertenecen al ataque de la sílaba que sigue.
No hay siempre un ataque. Por ejemplo, si un núcleo vocálico sigue a una pausa, no hay ataque: (ej. [é͜a.βlá.ðo] {he hablado},[á.se.mú.cʃo] {hace mucho}). También si dos vocales se presentan en sílabas separadas debido a un hiato, no hay ataque en la segunda sílaba del hiato: (ej. [sa.lí.a] {salía}).
Después de identificar el núcleo y el ataque, lo que queda forma parte de la coda de la sílaba precedente. Según el modelo fonotáctico de la sílaba, sin embargo, hay tres tipos de elementos que pueden suceder al núcleo.
Al hablar o leer, para producir el español con una pronunciación natural, el estudiante tiene que enfocarse en:
La siguiente lista de palabras es un ejemplo de la aplicación de esas reglas de silabeo.7
La Fig. 18.27 contiene una muestra de como un trozo ortográfico se divide en sílabas fonéticas.8
La sílaba es una unidad muy importante para la buena pronunciación del español, pero también es una unidad difícil de definirse. En parte la dificultad en llegar a una definición exacta es porque se puede hablar de la sílaba a nivel de la fonología, de la fonética y de la ortografía. A nivel de fonética, se puede expresar la definición en términos articulatorios, acústicos o auditivos. Una de las definiciones más prácticas para el español es una de la fonética articulatoria: la sílaba abarca todo lo que se contiene entre dos mínimos de abertura. Con esto hay que juntar la regla firme del silabeo del español a favor de la sílaba abierta: es decir, que una secuencia de VCV siempre se separará en V/CV. La sílaba canónica, es decir, la forma silábica más frecuente del español, es CV.
El modelo generativista de la sílaba la divide inicialmente entre un ataque y una rima; la rima, por su parte, se divide en el núcleo y la coda. El núcleo de la sílaba española es siempre una vocal, la cual se identifica de acuerdo con las pautas establecidas en este capítulo. También de acuerdo con el modelo fonotáctico, el ataque es un elemento optativo. El ataque puede contener un obstruyente, un sonorante o un componente vocálico o una combinación de ellos. También de acuerdo con el modelo fonotáctico, la coda es un elemento optativo. La coda puede contener un componente vocálico, un sonorante o un obstruyente o una combinación de ellos.
Todas las sílabas del español se conforman al modelo fonotáctico del Cuadro 18.3. La sílaba canónica, es decir, la forma silábica más frecuente del español, es CV. Las sílabas abiertas (las que terminan en vocal) son más frecuentes que las sílabas cerradas (las que terminan en consonante).
De los tres tipos de silabeo (el fonológico, el fonético y el ortográfico), el más importante para el estudiante es el fonético, porque su habla y lectura deben basarse en las reglas del silabeo fonético. Las reglas fundamentales son tres:
En español siempre que se tiene una consonante entre dos vocales, la consonante forma parte de la sílaba siguiente.
En español, cuando hay dos consonantes entre vocales, hay dos posibilidades para el silabeo. El silabeo depende de la presencia o ausencia de un grupo consonántico indivisible, indicado por el subrayo (CC).
En español, cuando hay tres o cuatro consonantes entre vocales, el silabeo depende de la presencia o ausencia de un grupo consonántico indivisible. Si en la secuencia de consonantes hay un grupo indivisible, el grupo indivisible pasa a la segunda sílaba, siguiendo el patrón de la regla dos.
Divida los siguientes textos en sílabas según las reglas de silabeo fonético. Lea el resultado en voz alta sílaba por sílaba. La clave se encuentra en el apéndice.9
1 Bohuslav Hála, La sílaba, (Madrid: Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1973), p. 87.
2 Noam Chomsky & Morris Halle, The Sound Pattern of English, (New York: Harper & Row, 1968), p. 354.
3 Paul Lloyd & Ronald Snchitzer, “A statistical study of the structure of the Spanish syllable,” Linguistics 5.37 (1967): 58–72.
1. El silabeo fonético de {general} en inglés y español.
2. El silabeo fonético de “El otro día fuimos al evento” (el Cuadro 18.18).
3. El silabeo—Regla 1: el contraste entre el silabeo del inglés y del español con una consonante intervocálica (el Cuadro 18.19).
4. El silabeo—Regla 2: el silabeo del español con dos consonantes intervocálicas.
5. El silabeo—Regla 3: el silabeo del español con tres o cuatro consonantes intervocálicas (el Cuadro 18.20).
6. El silabeo fonético de “El pan y el agua” (el Cuadro 18.21).
7. El silabeo fonético de palabras.
8. El silabeo fonético de un texto (el Cuadro 18.27).
9. Ejercicios de pronunciación: el silabeo.