1A. Comts : Cours de philosophic positive, t. IV, p. 430, 2.a sd. [J. E. R.]

2 «Plus l’instruction se répand, plus elle doit faire de part aux idées générales et généreuses. On croit que l’instruction populaire doit être terre á terre. C’est le contraire qui est la vérite.»(Focillée : L’idée moderne du droit, libro V, IV. [J. E. R.])

3 Por M. Orisson Swett Marden. Boston, 1895. [J. E. R.]

4 «En el origen de las civilizaciones se encuentran personajes semihistóricos y semilegendarios (Manú, Zoroastro, Moisés, Confucio, et cétera), que han sido inventores o reformadores en el orden social y moral. Que una parte de la invención que se les atribuye es debida a sus predecesores y a sus sucesores, es evidente, pero la invención, sea quienquiera el autor, no es por eso menos cierta. Hemos dicho en otra parte, y se nos permitirá repetirlo ahora, que esta expresión inventores, aplicada a la moral, podrá parecer extraña a algunos, porque están imbuídos por la hipótesis de un conocimiento del bien y del mal innato, universal, compartido por todos los hombres y en todos los tiempos. Si se admite, por el contrario, como lo impone la observación, no una moral hecha de antemano, sino una moral que se va haciendo poco a poco, preciso es que sea la creación de un individuo o de un grupo.»(Ribot: Ensavo sobre la imaginación creadora, tercera parte, cap. VII). [J. E. R.]

5 Las conjeturas de Hartmann sobre el porvenir de la evolución religiosa no excluyen de este porvenir la persistencia de elementos cristianos, ni impiden que el filósofo del pesimismo reconozca explícitamente que la preponderancia y el sentido progresivo de la civilización occidental se deben a la superioridad de la filosofía cristiana, en cuanto afirma la realidad del mundo, sobre el idealismo nihilista que ha detenido la evolución de los arios asiáticos. Para Hartmann la fórmula religiosa del porvenir será una síntesis del desenvolvimiento religioso ariano y el semítico, del budismo y el cristianismo; sólo que concede marcada preferencia al primero, por entender que el panteísmo es una concepción más conciliable con la idea científica del mundo que el deísmo personal trascendente, y por creer en las ventajas del pesimismo, como fundamento ético, sobre el espíritu, optimista en definitiva, de la moral judeo-cristiana. Véase Hartmann: La religion del porvenir, caps. VIII y IX. [J. E. R.]

6 San Lucas, X, 30-37.—El señor Bossi, en el libro de que se hablará más adelante (Jesucristo nunca ha existido, pág. 173 de la traducción española), invierte los términos de esta notoria diferencia entre la moral del Antiguo Testamento y la del Nuevo, atribuyendo a la fraternidad cristiana el carácter nacionalista o sectario, y a la judía el humanitarismo. La paradoja no tiene siquiera el mérito de la originalidad. Esta es, desde luego, una cuestión palmariamente resuelta por los hechos históricos, que presentan al cristianismo tendiendo, desde su nacer, a universalizarse y fundando la unidad humana más amplia y comprensiva, y al judaísmo, confirmándose después de la destrucción de su Templo, y perseverando hasta nuestros días en su exclusivismo de raza y su insociabilidad genial. El señor Bossi no puede desconocer lo evidente, y confiesa (pág. 178) que la fraternidad universal es «la esencia del cristianismo»; sólo que atribuye este resultado a influencias extrañas a la moral, que llama sectaria, del Evangelio. Pero es absurdo pretender que el humanitarismo cristiano proceda, en lo fundamental, de otra parte que de la moral evangélica. Las citas en que apoya la paradoja el señor Bossi (pág. 116) son unilaterales y contrarias a todo principio de lealtad y corrección en la crítica. No sólo se atiene casi exclusivamente al Evangelio de San Mateo, que, como se sabe, es el más penetrado de judaísmo conservador, sino que toma únicamente de él lo que puede convenir a su prejuicio. Así, menciona la prohibición de entrar en las ciudades de gentiles y samaritanos (Mateo, X, 5-7); y el episodio de la mujer cananea (Mateo, XV, 22-26), no sin excluir de la referencia los versículos finales (27 y 28), que completan, y en cierto modo rectifican el sentido y el pasaje que presenta a los apóstoles juzgando sólo a las doce tribus de Israel (Mateo, XIX, 28). La refutación depleitista consistiría en argüir que el significado de esos y otros pasajes debe tomarse en la inteligencia de una simple prioridad cronológica en la conversión de los judíos respecto de la de los gentiles, como cabe sostener fundándose en la versión dada por San Marcos (VII, 27), de las palabras de Jesús a la Cananea, y en las de San Pablo y San Bernabé a los judíos en las «Actas de los Apóstoles»(XIII, 46). Pero la sinceridad crítica y el interés desapasionado en la indagación de la verdad están en aceptar derechamente el significado judaísta de tales referencias, para argumentar luego con que no es admisible valorarlas sin poner al lado de ellas los lugares en que aparece, de manera clara e inequívoca, el sentido humanitario. Así, en el mismo Mateo, el episodio del centurión de Cafarnaum (VIII, 5-13), y la parábola de los labradores sustituídos en el cultivo de la viña (Mateo, XXI, 33-43; Marcos, XII, 1-9; Lucas, XX, 9-16), y la de los caminantes llamados al convite de bodas (Mateo, XXII, 2-10; Lucas, XIV, 16-23); y en Lucas, la citada parábola del samaritano y el levita, y el caso del samaritano agradecido (XVII, 11-16); y en Juan, la hermosísima escena de la Samaritana (IV, 5-23); y finalmente, los mandatos de que el Evangelio se predique a todas las gentes y naciones, en Mateo (XXIV, 14, y XXVIII, 19), en Marcos (XVI, 15) y en Lucas (X, 1 y XXIV, 47), corroborados en Juan con el anuncio de la glorificación de Jesús por los gentiles (XII, 20-23). Es, pues, inexcusable la necesidad de reconocer en los Evangelios la huella de ambas tendencias—judaísmo y humanitarismo—tal como alternativamente se imponían al espíritu de los evangelistas; y partiendo de aquí, quien se proponga ìnferir, con sinceridad, entre ambas, cuál es la que verdaderamente interpreta la posición original de Jesús, se inclinará sin género de duda a atribuirle el sentido humanitario, y hallará para los vestigios del judaísmo, ya la explicación de que el maestro no llegó probablemente a aquél desde el primer instante de sus predicaciones, ya la de las resistencia que en la mente de los discípulos, sujeta todavía por los vínculos de la tradición y la raza, debía hallar el atrevimiento de un espíritu inmensamente superior al de ellos en amplitud e independencia genial de tales vínculos. Sabido es que la lucha entre la tendencia universalista y la judaica constituye, durante el primer siglo, el conflicto interior del cristianismo naciente; y por mucha parte que deba atribuirse en el triunfo de la expansión humanitaria a la iníciativa de San Pablo, es seguro que esta iniciativa no hubiera prosperado a no tener hondas raíces en la doctrina original. Nadie puede lealmente desconocer que el sentido humanitario es el que se conforma y armoniza con el carácter general de la personalidad y la doctrina de Jesús, y desde luego, el que fluye necesariamente de su concepción del sentimiento religioso: separando este sentimiento de la autoridad de la tradición y de la ley, para darle por fundamento único la intimidad de la conciencia, la sinceridad del corazón, no podía menos de llegarse a repudiar la idea del privilegio de un pueblo elegido y de la indignidad de los otros. Los dos grandes historiadores del Jesús humano concuerdan en la interpretación del espíritu del Reformador en este punto: véase Renan: Vida de Jesús, cap. xiv : «Relaciones de Jesús con los paganos y los samaritanos», y Strauss: Nueva vida de Jesús, lib. I. xxvi :«Jesús y los gentiles.»Consúltese también en Strauss la «Mirada retrospectiva sobre los tres primeros Evangelios»: ob. cit. Introducción xix , xx , xxi . [J. E. R.]

7 El espíritu de la moral anterior a la filosofía puede concretarse de esta manera:«El bien para el amigo; el mal para el enemigo.» La venganza era el placer de los dioses. Esta noción espuria de justicia suele reaparecer, aun en la plenitud de la cultura griega, en los filósofos y en los poetas. Véase, por ejemplo, en Esquilo, la contestación de Prometeo al coro que le exhorta a cejar: Prometeo encadenado, verso 970. Si la caridad tiene, desde los primeros tiempos de Grecia, un lejano anuncio en las costumbres, este es la hospitalidad: el agasajo del caminante y el extranjero, hecho en obsequio de Júpiter Hospitalario, con el candor patriarcal cuya poesía embalsama la encantadora fábula de «Filemón y Baucis» reproducida por Ovidio: Metamorfosis, lib. VIII. [J E.R.]

8 Nadie que siga con algún interés el desenvolvimiento de la filosofía de la historia desconoce que el problema del valor relativo de la conciencia genial y de la acción inconsciente de la masa, es uno de los que con más animación y persistencia se han discutido y discuten. El influjo de Nietzsche, la nueva propagación de las doctrinas de Carlyle y de Emerson, y otras influencias, han determinado en los últimos tiempos una reacción contraria a la excesiva importancia que se concedió a la acción de la muchedumbre, y favorable al papel histórico del genio. Pero lo que importa hacer notar, sobre todo, es que ninguna tesis autorizada y duradera llegó nunca a la afirmación de uno solo de ambos factores y a la negación del otro; sino que todas ellas aceptan, aunque en diversa proporción y según diferentes relaciones, la necesidad complementaria de ambos. Véase, por ejemplo, cómo el individualismo histórico de Hegel, no sólo no significa negar el valor de la obra común, sino que implícitamente lo afirma, hasta el punto de que, según se considere su tesis, ya lleva a la deificación de los hombres providenciales, ya conduce a la idea de la pasividad del grande hombre, convertido en dócil instrumento que no hace sino continuar y terminar la obra de todos, y esto mismo sólo porque el azar le coloca en el punto y hora en que ella ha de terminarse (Hegel: Filosofía del Derecho, Prefacio). Y para ejemplo de la posición contraria, nótese cómo Le Bon, sostenedor de la preponderante eficacia de las multitudes, encarece la necesidad de la dirección individual que las polarice y oriente. (Le Bon: Psicología de las muchedumbres, lib. II, cap. III.) [J. E. R.]

9 Esta referencia a la tesis que niega la existencia personal de Jesús es oportuna, porque, a lo que parece, ella ha ganado algún auge en nuestro ambiente, a favor de la divulgación de cierto libro escrito en italiano por el señor Emilio Bossi y traducido a nuestro idioma en un volumen de la «Biblioteca contemporánea» de Granada y Ponzinibbio: libro que está en todas las manos y explota la común afición hacia los ruidos que se tiene por nuevos, aunque se hallen muy lejos de serlo; libro iliterario por la forma y vulgarísimo en el fondo, donde la conocida tesis de Ganneval—y hasta cierto punto, de Havet—, se rebaja a la entonación de esa propaganda efectista y batallona que es en sí misma un prejuicio inconciliable con la indagación histórica de la verdad.

Esa obra, profanación de fuentes muy dignas a menudo de estudio y de respeto, no merecería la menor atención si no entrañase el género de importancia común a todos estos libros escritos ad captandum vulgus, que llevan en su propia inferioridad la condición triunfal de su difusión y su influencia. El autor empieza por declarar ingenuamente en su prólogo que él no entiende mucho de estas cosas... a pesar de lo cual invade y resuelve, con admirable intrepidez, las más altas y delicadas cuestiones de historia, exégesis y mitología. Fundándose principalmente en el Origen de los cultos, de Dupuis, dedica el señor Bossi la tercera parte de su libro a asimilar la idea de Jesús con los mitos del paganismo y las religiones orientales. Allí se saca filo al fecundísimo argumento basado en las analogías de nombre (Xristos y Xrestos—Cristo y Cristna—Jezeus y Jesús). Allí se desarrolla, en sugestivos paralelos la identidad palmaria y decisiva de los más salientes rasgos atribuídos a la personalidad y la vida de Jesús con los más salientes rasgos de la historia o la leyenda de Buda, y de las leyendas de Mitra, de Serapis, de Dionisos, de Adonis... No entra en la oportunidad ni en los límites de esta alusión incidental, el comentario-ciertamente, tentador—de tan altos portentos de mitología comparada. Sabido es, por otra parte, que este sufrido tema de los paralelos constituye, por excelencia, el burgo libre de la fantasía en los dominios de la especulación histórica. Recordamos haber leído, hace tiempo, una curiosa página, muy espiritualmente urdida, donde, sin ánimo de convencer a nadie, y sí sólo por alarde de ingenio, se demostraba la tesis de la irrealidad legendaria de Napoleón, convertido en una palingenesia del mito griego de Apolo, con su significado solar «como el que atribuyen estos sutiles exegetas a Cristo), y con las hazañas heroicas del dios; desenvolviéndose el paralelo a favor de semejanzas y coincidencias que hubieran resultado verdaderamente impresionantes a tratarse de una personalidad algo remota y de historia no muy precisa, sin excusarse, entre tales relaciones, las del oportuno cotejo de los nombres (Napoleón y Apollón).

Mucha más seriedad implican los conocidos argumentos que se fundan en lo insuficiente y vago de las fuentes históricas de que disponemos, relativas a la persona de Jesús; sea por lo indirecto de las noticias, sea por la autenticidad insegura; sea por la mezcla del elemento milagroso y sobrenatural; sea, en fin, por las discordancias de los cuatro Evangelios. Pero ya indica en el texto el límite a que alcanza esta argumentación y cómo ella no llegará nunca a destruir lo único que en definitiva importa: la infinita probabilidad de la existencia de un fundador personal, y la noción fundamental de su carácter, del modo como surge impuesta por el espíritu que infundió en quienes le siguieron y heredaron.

De la manera como está escrito el precioso libro del señor Bossi, dará idea la pintoresca acumulación de adjetivos con que se empenacha el siguiente fin de párrafo: «...el cristianismo intelerante, inmovilista, teocrático, iliberal, reaccionario, místico, ascético y visionario.» Las inculpaciones contra la moral evangélica asumen rasgos cómicos en la página 124:«Se hace mantener por las mujeres de los demás.» «Se rodea de gente hambrienta.»«Manda a los apóstoles que no saluden a nadie.»El señor Bossi termina su libro con una invocación patética para que la humanidad, subyugada por la irresistible persuasión de su palabra se regocije de haberse librado de la pesadilla de creer en la existencia personal de Jesús, rémora de todos sus adelantos y obstáculo de todas sus aspiraciones generosas. [J. E. R.]

10 Véase Spencer: Fundamentos de la moral, cap. XIV. [J. E. R.]

11Les châtiments, VIII, «A un martyrn. [J. E. R.]

12 Por exponer ideas que se relacionan con los de anteriores artículos, y en cierto modo las complementan, incluyo aquí esta carta. [J. E. R.]

13El Mártir del Gólgota. [J. E. R.]

14 De la 2.a ed, uruguaya (Montevideo, Betvo y Regules, 1910).

15 Incluyo en la colección este lejano artículo, uno de los primeros que salieron de mi pluma, porque puede servir de complemento al discurso que le sigue. [ J. E. R.]

16 Esto se escribía en 1895. [J. E. R.]

17 Reyles había escrito: Respetuosa y humildemente dedico a la juventud de mi país este libro doloroso, pero acaso saludable.

18 Es la del ejemplo siguiente:

Como la estrella errante de los cielos,

que en los espacios infinitos vaga

y, al tocar en la atmósfera del mundo,

cae en él luminosa y abrasada,

así en su atmósfera

tocó mi alma,

y así, encendida en el amor sublime,

como una exhalación cayó a sus plantas.

19Facts and comments.

20 He refundido algunos de mis primeros trabajos, relativos a literatura del Río de la Plata, alrededor de uno de ellos: el consagrado a Juan María Gutiérrez. A pesar de las inevitables rectificaciones y ampliaciones, he procurado mantener, en las ideas como en el estilo, lo característico de la primera forma.

21 A la juventud argentina, 1822.

22El 25 de mayo de 1838, en Buenos Aires.

23¿Quiénes escribenEl Iniciador?

24 V. gr.: Esther: La familia de Sconner.

25 Algunos de estos artículos de Alberdi se han reproducido en el tomo I de sus Obras.

26El hombre-hormiga, El encendedor de faroles.

27 Humboldt: Viaje a las regiones equinocciales del Nuevo Continente, cap. V, libro II.

28La Araucana, canto XVII.

29La Argentina, canto XIII.

30Lima fundada, canto IV.

31 Luca: Al pueblo de Buenos Aires, 1822. Juan Cruz Varela: Profecía de la grandeza de Buenos Aires, 1822.

32Literatura nacional. Artículo V de la serie publicada en El Tiempo, de Buenos Aires, de aquel año.

33 Echeverría: Avellaneda. Canto primero, canto segundo, II, y III; canto tercero, VI.

34 Incluídas, con todas las producciones antes citadas de Echeverría, en la colección de sus Obras, tomo V.

35 Canto tercero, parte II.

36 Canto sexto,Súplica.

37 Canto undécimo, II.

38 Pueden verse las composiciones a que me refiero en las Brisas del Plata, Violetas y ortigas y Palmas y ombúes.

39Poesías de Juan María Gutiérréz. Buenos Aires. Carlos Casavalle, editor, 1869. Como expresión del sentimiento de la naturaleza, véanse: Caicobé, El árbol de la llanura, Los Espinillos, La flor del aire, Las flores de Lilpu, Los amores del Payador, A un gajo de aguapey, etc. Casi todas estas composiciones fueron escritas en el período de 1838 a 1845.

40 En el Correo del Domingo, y luego en folleto, por la Imprenta del Siglo 1894.

41 Nuestro primer historiador Ulderico Schmidel; su obra, su persona y su bibliografía. Revista del Rio de la Plata, tomo VI.Estudio sobre la Argentina y conquista del Río de la Plata, y sobre su autor, don Martín del Barco Centenera. Idem, tomo VI y siguientes.

42 El Padre dominico Neira, del convento de predicadores de Buenos Aires. Revista de Buenos Aires, núm. 20.

43Noticias históricas sobre el origen y desarrollo de la Enseñanza pública superior en Buenos Aires. Buenos Aires. Imprenta del Siglo, 1868.

44 Celebridades argentinas en el siglo xviii . Don Juan José de Vértiz y Salcedo: Revista de Buenos Aires, núm. 25.El doctor don Juan Baltasar Maziel, ídem, núms. 23 y 24.Don Juan Manuel de Labardén: Correo del Domingo, núms. 51 y siguientes.

45 En la Revista de Buenos Aires, número 29 y siguientes.

46 VéaseLa Literatura de Mayo, en la Revista del Río de la Plata, tomo II.

47 Don Esteban de Luca. Noticias sobre su vida y escritos: Revista del Río de la Plata, tomo XIII. El coronel don Juan Ramón Rojas, soldado y poeta: Idem, tomo XIII.El sueño de Eulalia contado a Flora, y noticias sobre su autor (Fr. Cayetano Rodríguez): Idem, tomo VI.Estudio sobre las obras y la persona del literato y publicista argentino don Juan Cruz Varela: Idem, tomo III y siguientes.

48 Escritores americanos anteriores al siglo xix . Doctor don Pedro de Peralta: Revista del Río de la Plata, tomo VIII y siguientes.

49 Carta publicada al final del tomo IV de esa Biblioteca.

50 Este escrito inicial va antecedido en la entrega núm. 1 de la Revista Nacional, de donde está tomado, por un primer título que dice Crítica Literaria. Esta rúbrica general no subsistió en el periódico. [J. P. S. Este artículo había sido publicado anteriormente en el suplemento de Montevideo Noticioso, 3 de febrero de 1895.]

51 Intercalamos el artículo el, que falta ostensiblemente en el texto, [J. P. S.]

52 Esta cifra que figura al pie del original marca el tiempo de la composición del artículo que la precede. Las fechas en bastardilla que acompañan cada uno de los escritos de este volumen señalan el día de su aparición en la Revista que los día a la publicidad. Haremos sistemáticamente esta indicación. [J. P. S.]

53 [Con este estudio, y otros también publicados en esta Revista, redactó José Enrique Rodó su importante ensayo Juan María Gutiérrez y su época de El Mirador de Próspero. He publicado un trabajo sobre la refundición en Número, octubre-diciembre 1952.]

54 Este al del texto debe ser sustituído por el. Es patentemente un error de imprenta. [J. P. S.]

55 Este escrito está reproducido, con algunas variantes, en El Mirador de Próspero del autor. Es el primer artículo de esta obra. [J. P. S.]

56 Intercalamos el de que falta en el original. Es, por otro lado, la versión dada por el autor en su transcripción corregida de El Mirador de Próspero, anteriormente mencionada. [J. P. S.]

57 Este juicio crítico sobre el poeta Núñez de Arce está antecedido en la Revista Nacional por este rótulo genérico:Nota bibliográfica. [J. P. S.]

58 Probable error de imprenta. Debe querer decir: incomparable. [J. P. S.]

59 [Este otro artículo integra también la refundición titulada Juan María Gutiérrez y su época.]

60Viaje a las regiones equinocciales del Nuevo Continente. Cap. V, Lib. II. [J. E. R.]

61 Agregamos la partícula negativa ni, que falta el texto, para asegurar el sentido cabal del período. [J. P. S. Está en la refundición ya citada.]

62 En la versión ulteriormente depurada de su Mirador de Próspero, el autor prefirió escribir: la haz de la tierra. [J. P. S.]

63 Este artículo se publicó precedido de esta dicación previa:Revista bibliográfica. Y al encabezamiento con que esta página se inicia, sigue la transcripción del índice sumario de los Estudios de crítica literaria, segunda serie, por Marcelino Menéndez y Pelayo, aparecidos en Madrid en I895. [J. P. S.]

64 Añadimos la preposición por impuesta por la construcción del verbo activoreputar que la precede. [J. P. S.]

65 Agregamos la partícula de omitida en el patronímico del célebre Apóstol de los indios. [J. P. S.]

66 Esta expresión italiana es una sola palabra: noncuranza. Quiere decir tanto comodespreocupación, desdén, incuria. [J. P. S. Rodó siempre la escribió así.]

67Lieder: vocablo alemán, es el plural de lied. Debe decir, pues,el de los lieder heinianos.[J. P. S.]

68 La crítica general que antecede, sobre el poeta de Hojas al viento, está reproducida con importantes variantes en El Mirador de Próspero, en el artículo tituladoCarlos Guido Spano. [J. P. S.]

69 La parte final de este escrito desde: ¡Culto del verso por el verso!... hasta su conclusión forma la página intituladaDivina libertad, que el autor incluyó entre los trabajos de El Mirador de Próspero, ya tantas veces mentado. [J. P. S]

70 Esta primera Nota está reproducida en el Lema con que el propio autor encabeza la serie de sus folletos de La vida nueva. [J. P. S.]

71 El aparte o sangría que antecede a este juicio en la Revista Nacional dice textualmente:De carta dirigida por uno de los redactores de esta publicación al distinguido poeta argentino Francisco Soto y Calvo, agradeciendo el obsequio de un ejemplar de sus Poesías, tomamos los párrafos siguientes, en los que se expone un juicio de la obra.[J. P. S.]

72 El sonetoLecturasy el notable artículo El que vendrá, ambos de nuestro autor, que aparecen en la Revista Nacional con prelación al presente escrito, han sido deliberadamente retirados de este lugar para las secciones respectivas de esta edición general. El primero, para la colección de poesías de Rodó, que sigue a estos ensayos y el segundo, para la serie de folletos que el propio escritor publicó luego por separado con el título genérico de La vida nueva. [J. P. S.]

73 En el texto original, este subtítulo trae añadida la siguiente indicación bibliográfica: Bogotá, imp. de Meddrao Rivas, 1895. Un foll. de 10 págs., en 8.° [J. P. S.]

74 Este bello párrafo, desde:Digámosle, ante todo…, está reproducido en El Mirador de Próspero, con el título:En el álbum de un poeta. [J. P. S.]

75 Este notable ensayo fué refundido tambien en el estudio más comprensivo y vasto de Juan María Gutiérrez y su época, que forma parte de El Mirador de Próspero [J. P. S].

76 Apareció El Iniciador en abril de 1838, y no en octubre, como se dijo en la primera parte de este artículo. El primer número del tomo II, salido a luz en octubre, lleva equivocadamente la indicación deTomo I. [J. E. R.]

77 Agregamos el artículo el, que falta ostensiblemente en el texto de la Revista. [J. P. S.]

78 La presente página debía estrictamente corresponder a la transcripción de La Novela Nueva, estudio que el autor dió a publicidad en el núm. 42 de la Revista Nacional, del 25 de diciembre de 1896: con tres meses, por lo tanto, de anterioridad al juicio que tenemos a la vista sobre los Poemas de Leopoldo Díaz. De propósito deliberado alteramos el orden cronológico de su aparición con el fin de que aquel esbozo vaya incluído en la colección de La vida nueva, a la que de pleno derecho pertenece. [J. P. S.]

79 Probablemente hace falta aquí la preposición por antepuesta aun camino del Mediodía. De lo contrario, carece de sentido la frase intercalar respectiva. [J. P. S.]

80 Debe de ser rengíferos (vale decir: renos de su trineo). [J. P. S.]

81 Este trabajo es parte integrante también estudio general sobre la literatura rioplaense, repetidamente mencionado en notas anteriores.[J. P. S.]

82 Falta la cifra de las unidades en el texto la Revista. Ponemos el guarismo fijado por Rodó en la nueva edición de El Mirador de próspero, en el ya mencionado escrito sobre Juan Maria Gutiérrez y su época. [J. P. S.]

83 Añadimos el artículo la que seguramente falia para dar al sustantivo siguiente la determinación que debe tener. [J. P. S.]

84 Con efecto, La Revista ofrece a continuación de esta crítica sobre el poeta caraqueño su poesía Pentélica, que es una de las mástipicas de la colección. [J. P. S.]

85 Debe de referirse a Semónides de Amorgos, probable contemporáneo de Arquíloco y poeta yámbico como él. El verdadero Sintodes es un lírico posterior y de carácter compleltmente divergente de los anteriores. [J. P. S.]

86 Como justificativo de la inclusión en su texto de esta sentida semblanza, en el núme-ro 56 de La Revista Nacional, se ofrece esta breve aclaración:El primer aniversario de la muerte de Ricardo Gutiérrez y los trabajos que se han iniciado estos últimos días en Buenos Aires para honrar dignamente su memoria dan oportunidad al siguiente artículo, escrito en ocasión de la muerte del poeta y destinado at Almanaque Sudamericano.[J. P. S.]

87 Este es el último escrito del autor aparecido en las páginas de la Revista Nacional, y recogido luego por El Mirador de Próspero. [J. P. S.]

88 Esa profecía de Rodó se ha cumplido ya, en efecto. Al final del tomo III de las ObrasCompletas de Galdós, publicadas por Editorial, figura un Censo de personajes galdosianos comprendidos en los Episodios Nacionales. Y en el tomo VI, otro Censo de los personajes galdosianos comprendidos en las novelas, cuentos y teatro. (N. del Ed.)

89 [Publicado por vez primera en Lo cierto y nada más, periódico manuscrito de Rodó, núm. 2, abril de 1893.]

90 [Publicado por vez primera en el suplemento del Montevideo Noticioso, 20 de enero de 1895.]

91 [Publicado por vez primera en la Revista Nacional de Literatura y Ciencias Sociales, 25 de mayo de 1896.]

92 Esta composición fué inspirada por la actriz española Lola Millanes, a la sazón integrante de una compañía de zarzuelas que representaba en el Pabellón Nacional, pequeño teatro de Montevideo, a fines del siglo pasado. Apareció en el periódico ilustrado La Carcajada, del 4 de enero de 1897. Para otras referencias sobre este particular, debe leerse el libro Rodó, de Víctor Pérez Petit, Montevideo, 1918. Hay edición posterior. [Nota de José Pedro Segundo.]

93 Tomamos la versión de la edición príncipe de El Terruño, de Carlos Reyles, en la que este soneto aparece como réplica espiritual de la no menos donosa epístola del novelador a su destacado prologuista. Son dos bellos alardes de cultura española e ingenio castizo que anteceden a la notable novela. (Imprenta y Casa editora Renacimiento, Montevideo, 1916). Las reproducciones de esta poesía, en su mayor parte, son defectuosas. [Nota de José Pedro Segundo.]

94 Sobre. [D. R.]

95 Talante. [D. R.]

96 Graciosos. [D. R.]

97 Semejantes. [D. R.]

98 Hablaba. [D. R.]

99 Disertaba. [D. R.]

100 Este capítulo quedó trunco a la altura de esta frase. [D. R.]

101 La primera manera, testada por el autor, fué: está clamando. [D. R.]

102 Blande. [D. R.]

103 Imagina tener. [D. R.]

104 La iniciación. [D. R.]

105 La frase originaria no contenía las dos palabras limitativas: cierta y determinada. Estas dos palabras están incluídas en una corrección hecha con lápiz, y de data muy reciente, a juzgar siempre por el tipo de letra de la corrección [D. R.]

106 Danzarina. [D. R.]

107 Restituída. [D. R.]

108 Pocas instancias. [D. R.]

109 Contar, decir. [D. R.]

110 La primera palabra testada del original era: encapillado. [D. R.]

111 La primera versión terminaba aquí. Este original parece redactado de mucho tiempo atrás. Así lo revela el tipo de letra—clara y amplia que, con el escribir de años, se volvió más apretada y menos donosa—. El manuscrito original contiene a esta altura la frase que sigue, que corresponde al último tiempo de Rodó. Demuestra ello que esta página fue revisada y completada por el autor poco antes de morir. [D. R.]

112 Allí. [D. R.]

113 Restablece. [D. R.]

114 Sutil. [D. R.]

115 Deleznable. [D. R.]

116 Seguro. [D. R.]

117 Recluye. [D. R.]

118 ¿Dónde habrá cosa? [D. R.]

119 Para vencer la indocilidad. [D. R.]

120 El original marca, además, en todo este desarrollo, la fórmula: Noscomprime, nos golpea, etc. [D. R.]

121 Con que. [D. R.]

122 Flacos. [D. R.]

123 Elige. [D. R.]

124 Que has pasado. [D. R.]

125 Más candoroso o más sabio. [D. R.]

126 Somnolencia. [D. R.]

127 De hombre,—mortal. [D. R.]

128 Virtud. [D. R.]

129 Comunicador. [D. R.]

130 Mediante. [D. R.]

131 Por abstracción. [D. R.]

132 Hay una palabra ilegible. [D. R.]

133 O. [D. R.]

134 Aquella. [D. R.]

135 Compensación. [D. R.]

136 Tomó en la—y en seguida de esta intercalación, Rodó trazó una palabra que resulta ilegible. [D. R.]

137 Serenar. [D. R.]

138 Las ciudades. [D. R.]

139 Aquel. [D. R.]

140 Mientras. [D. R.]

141 Los. [D. R.]

142 Linaje. [D. R.]

143 Por él mismo ignorada. [D. R.]

144 Maneras. [D. R.]

145 Figuras, paisajes. [D. R.]

146 Dulce, tierno. [D. R.]

147 Su. [D. R.]

148 Atrevido. [D. R.]

149 Caso extraño. [D. R.]

150 El manuscrito tiene antes y después de servidumbre la palabra traidora entre paréntesis, como adjetivo que debía sufrir un nuevo análisis antes de ser incluído. Además, también está entre paréntesis la expresión: de lo cosa. [D. R.]

151 El original tiene algunas palabras sueltas, que pueden hacer sospechar que esta pagina debía completarse con alguna parábola o ejemplo, y el comentario subsiguiente. Esas palabras dicen: Mosto Séneca, y luego: Así inspiración suele restablecer al hombre namral. Queda, con esto, escrupulosamente reproducido el manuscrito. [D. R.]

152 Un linaje, cierto género. [D. R.]

153 Verdaderamente. [D. R.]

154 Trueque. [D. R.]

155 Un estilo. [D. R.]

156 A que da sanción. [D. R.]

157 El manuscrito tiene esta llamada al pie: sigueAlbatros. [D. R.]

158 Cuesta abajo. [D. R.]

159 El original que tenemos a la vista esta escrito a máquina y corregido de puño y letra de Rodó. Tiene los claros que el lector notará en estas páginas y que hemos respetado. Aunque ningún claro deje interrumpido el período completo, nos mueve a la versión tal como la publicamos—acaso con inmotivado escrúpulo—, la sospecha de que Rodó pudiera haber dejado esos claros para marcar, con nuevos vocablos, su pensamiento. [D. R.]

160 Puede. [D. R.]

161 Reforma. [D. R.]

162 El original acusa un largo espacio en blanco—que corresponde no a una palabra, sino a un párrafo completo. [D. R.]

163 Permanente. [D. R.]

164 Cautelan. [D. R.]

165 Comparar. [D. R.]

166 En competencia. [D. R.]

167 Del afecto. [D. R.]

168 Las páginas que componen este capitulo, y que hemos copiado, al pie de la letra, de los últimos borradores de Rodó, demuestran, según un minucioso cotejo, que fueron escritas con posterioridad a las que, fragmentariamente, dió a la publicidad como anticipo de su Proteo. Así lo revelan las ampliaciones y modificaciones, de orden esencial y formal, que introdujo en su texto, y que establecen su evidente superioridad, por el pensamiento y por el estilo, sobre las primitivas a que hemos hecho referencia. [D. R.]

169 Concurre. [D. R.]

170 Se vuelve la memoria. [D. R.]

171 Conjuro. [D. R.]

172 Las páginas que faltan y que deberían preceder a las que forman este capítulo, no se han hallado entre los manuscritos dejados por Rodó, habiéndose copiado al pie de la letra el original existente. [D. R.]

173 Ennegrecido. [D. R.]

174 Apodera de. [D. R.]

175 Primarios. [D. R.]

176 Renacerá, resurgirá. [D. R.]

177 Humano. [D, R.]

178 Desatado, alborotado, [D. R.]

179 Ve la idea, [D. R.]

180 Investigador. [D. R.]

181 Refería. [D. R.]

182 Extraño. [D. R.]

183 Una ocasión sublime. [D. R.]

184 Admiraron los antiguos. [D. R.]

185 Descollaba. [D. R.]

186 Tumulto. [D. R.]

187 Decisión. [D. R.]

188 Comparable. [D. R.]

189 Esencialmente. [D. R]

190 Proviene. ([D. R.]

191 Substrato. [D. R]

192 El original de este pensamiento fué entregado por la familia de Rodó a Helio Lobo, junto con la firma de un conjunto de intelectuales uruguayos, cuando se concluyó, con la colaboración decisiva del doctor Lobo, el convenio de intercambio espiritual entre Uruguay y Brasil. [D. R.]

193 Poca distancia. [D. R.]

194 [Falta el comienzo.]

195 Reprimir. [D. R.]

196 Al terminar este párrafo, Rodó agrega: (Como oposición a los unificados.) [Nota de Dardo Regules . Los unificados de que habla Rodó son los espíritussimples e inmutables: una sola idea; un solo impulso de pasión, que él estudia en Motivos de Proteo, capítulo XCVIII.]

197 Conjunto. [D. R.]

198 Medio. [D. R.]

199 Intermitir. [D. R.]

200 La corriente, el impulso. [D. R.]

201 Cierta, determinada. [D. R.]

202 Por. [D. R.]

203 Adquiera. [D. R.]

204 Asimilo ese. [D. R.]

205 Muy. [D. R.]

206 Quien. [D. R.]

207 Tenor. [D. R.]

208 En un instante. [D. R.]

209 Briosos. [D. R.]

210 Cognoscible. [D. R.]

211 [Este texto no había sido recogido hasta ahora. Rodó lo publicó en Caras y Caretas, Buenos Aires, 13 de mayo de 1916, como fragmento de un trabajo más extenso. Por su contenido y por su desarrollo parece destinado a esta sección de Proteo.]

212 Blanca. [D. R.]

213 Cuando. [D. R.]

214 Al mirar. [D. R.]

215 Dentro de. [D. R.]

216 Firme. [D. R.]

217 Suntuoso. [D. R.]

218 Melódica.

219 [Juan C. Blanco Acevedo: Narraciones (Montevideo, Imprenta de Dornaleche y Reyes, 1898).]

220 [José L. Gomensoro: Sensualismo (Montevideo, Imprenta de Dornaleche y Reyes, 1890).]

221 [Reproducido en: Eugenio Díaz Romero: El templo umbrío (Buenos Aires,Buenos Aíres, Cooperativa Editorial Limitada, 1920).]

222 [Horacio O. Maldonado: Cabeza de oro (Montevideo, Antonio A. Díaz y Cía., 1906).]

223 [Al reproducir Alberto Nin Frías este juicio en su opúsculo La vida del estudiante y la moral (Montevideo, Tipografía de J. y E. Pedralba, 1906) intercala aquí una nota de discrepancia que dice así: No concordamos con el ilustre crítico en esto, pues si ello fuese cierto el Catolicismo no se avendría tampoco con el espíritu inglés, norteamericano y germano. Toda idea absoluta tiene en sí el germen de algún concepto erróneo. Y la idea irreductible de dividir a la humanidad en razas cerradas ofrece amplio tema para discutir. Hoy día esta cuestión de las razas ha entrado en un período de rudos ataques, y con razón, pues se ha abusado do los elementos simples para generalizar de una manera equívoca y falsa. A. N. F..]

224 [Esta carta figura como prólogo a una edición de Tres parábolas de Proteo, que publicó la Librería de la Universidad (de Berro y Regules en Montevideo, 1909, y con ilustraciones de José Luis Zorrilla de San Martín.]

225 [Esta es la única carta que se ha publicado de la correspondencia de Rodó con el director de El Fígaro de la Habana (Cuba); es probable que no haya otra. La carta tiene el carácter, inequívoco, de manifiesto: manifiesto contra una concepción decadente de las letras modernistas y a favor de una literatura que se enraíce en la tradición y en el idealismo. Por su misma naturaleza, no presupone la relación personal con su corresponsal. Fué publicad por Max Henríquez Ureña en su Rodó y Darío (La Habana, 1918) y está recogida también en el Epistolario (París, 1921).]

226 [Elzear Santiago Giuffra: Cosas del medio ambiente (Montevideo, 1911).]

227 [Abel J. Pérez: América (Montevideo, ImprentaEl Siglo Ilustrado, 1912). En unas palabras aclaratorias del Prólogo, el autor explica que pidió a Rodó franqueza absoluta y le recordó a Gil Blas de Santillana en sus relaciones con el Arzobispo de Granada. En esta observación tomó pie Rodó para su carta.]

228 [Joaquín de Salteráin: Intimidades (París, Bernard Grasset, 1912).]

229 [La publicación de su estudio sobre Bolívar—anticipado fragmentariamente en La Mañana, de Buenos Aires (2 de enero de 1912) y en la Revìsta de América (París, junio-agosto de 1912); publicado íntegro en El Mirador de Próspero (1913)—atrajo sobre Rodó homenajes y re conocimientos como el que testimonia esta car ta a Ramón Villavicencio, médico venezolana (1838-1918). Fué publicada por Barbagelata en su edición del Epistolario (París, 1921).]

230 [Hugo D. Barbagelata: Artigas y la revolución americana (París, Paul Ollendorff, 1917).]

231 [Ernesto Morales: El sayal de mi espívitu (Buenos Aires, 1914).]

232 [Enrique E. Potrie: Ritmos y sensaciones. (Madrid, Imprenta de Juan Pueyo, 1915).]

233 [Notas de Mafdo [Michelangelo Ferrero] (Montevideo, Imprenta y Librería Mercurio, 1915).]

234 [Con motivo del opúsculo Tomando alturas.]

235 [Carlos Reyles: El terruño (Montevideo, Renacimiento, 1916.]

236 [En otra carta publicada en el mismo Orden al día siguiente (20 de febrero) el doctor Sienra Carranza declina la candidatura y reitera su posición independiente. La carta está dirigida a José Enrique Rodó.]

237 [Esta carta fué publicada en 1898, en el periódica La Verdad, de Rivera, del cual en redactor don Pedro Cosio. Para más datos sobre las relaciones de éste con Rodó, consúltes la Correspondencia.]

238 [En una hoja suelta, con el siguiente pie de imprenta: «Imp. «El Fénix» —18 de julio, 32».]

239 [Son cuatro hojas manuscritas a tinta y numeradas; la primera está integrada por trozos de papel pegados. No está firmada, pero la caligrafía es de Rodó. El manuscrito original pertenece a la Srta. Elda Lago.]

240 [Víctor Albístur: El problema presidencial de 1907 y el manifiesto nacionalista ta Montevideo, Talleres A. Barreiro y Ramos, 1907.]

241 [Estas palabras figuran como prólogo a Corona fúnebre del doctor Julián Graña, Montevideo, 1910.]

242 [Resumen de las palabras pronunciadas por Rodó en el acto de desagravio al doctor José Pedro Ramírez.]

243 [Resumen de las palabras pronunciadas por Rodó en el acto de desagravio al coronel Manuel Dubra.]

244 [Una nota del periódico presenta así este texto: «He aquí la brillante página que José Enrique Rodó ha escrito para el álbum que se ofrecerá al señor Antonio Bachini con motivo de la exclusión de que se le hizo objeto en los actos a que dió lugar la visita del canciller Müller.» El señor Bachini había sido ministro de Relaciones Exteriores durante la concertación del Tratado entre Uruguay y Brasil sobre condominio de la Laguna Merim. De aquí que se hable de «exclusión» en lo que se refiere a los actos de homenaje al canciller brasileño.]

245 [La atribución a Rodó de este editorial del periódico El Telégrafo ha sido hecha por Mario Benedetti en su libro Genio y figura de José Enrique Rodó (Buenos Aires, 1966). Dicho escritor se apoya a su vez en un folleto de Juan José López Silveira, Imperialismo yanki 1961 en América Latina (Montevideo, 1962), folleto que no he podido consultar. Según escribe Benedetti (pág. 104), se trataría de «un artículo (no incluído hasta ahora en ninguna edición de sus Obras Completas) publicado por Rodó el 4 de agosto de 1915, en El Telégrafo». Más cauteloso en su atribución es el doctor Eugenio Petit Muñoz, en un folleto sobre Rodó, recogido por Marcha, de Montevideo (mayo 1967). Dice allí: «Parece reconocerse fácilmente la pluma de José Enrique Rodó, siempre pulquérrima, aun cuando asuma el tono de la gravedad que conviene al tema político, en el editorial de El Telégrafo, a cuya redacción estaba vinculado, del 4 de agosto de 1915, artículo que le ha sido efectivamente atribuído y que bajo el nombre de «Cuestiones internacionales. ¿Intervención en México?», denuncia el peligro de una intervención conjunta de los Estados americanos, a solicitud de los Estados Unidos.»
Como señala Petit Muñoz, Rodó estaba vinculado a la redacción de El Telégrafo desde 1914. Hay un suelto del periódico en que se anuncia su incorporación con fecha 8 de septiembre de 1914, pero en dicho suelto se advierte asimismo que Rodó «abordará el estudio de los mil aspectos de la vida diaria, pero absteniéndose no obstante del comentario político, porque así se encuadra dentro del criterio general que acerca de ella [la política] ha guiado siempre la propaganda absolutamente imparcial de esta hoja». Es posible suponer que esta última restricción se refiriese sólo a la política uruguaya, en la que Rodó tenía una posición muy militante, como se ha visto largamente en la Introducción, I, y se ha probado con los numerosos textos políticos recogidos por primera vez en esta edición. Aun así, atribuir a Rodó sin advertencia alguna la redacción del editorial de El Telégrafo presupone algún riesgo. No porque la doctrina anti-intervencionista que allí se expresa sea de ninguna manera incompatible con lo que él mismo había expuesto en tantas páginas firmadas, sino por una elemental precaución: hasta la fecha la paternidad de ese editorial no parece haber sido probada. De todos modos, he preferido incluir esta página con esta advertencia entre los escritos de Rodó para que el lector pueda juzgar por sí mismo.

246 [Palabras pronunciadas en el tercer aniversario del fallecimiento del doctor Julio Herrera y Obes.]

247 [Reproducida en el folleto Exposición de Motivos. «La Prensa» en su segunda época, Salto Oriental, 1916.]

248 [Artículo aditivo al Proyecto de Ley de supresión de exámenes generales y tesis en laUniversidad, presentado por Feliciano Viera, y al Proyecto sustitutivo de la Comisión de Legislación, firmado por los diputados Angel Floro Costa, Rosalio Rodríguez, Julián Graña, Diego M. Martínez y José Espalter. Este artículo aditivo fué aprobado.]

249 [Este proyecto no pasó de la Cámara de Senadores, El presidente de la República, Claudio Williman, envió directamente a Europa a Florencio Sánchez.]

250 [Las disposiciones sustanciales de este Tratado han sido sintetizadas así por el doctor Eduardo Acevedo en sus Anales Históricos del Uruguay (tomo V, p. 424, ed. 1934):
«El Brasil cede al Uruguay, desde la boca del arroyo San Miguel hasta la del río Yaguarón, la parte de la Laguna Merim comprendida entre sus navegación occidental y en el Yaguarón la parte del territorio fluvial comprendida entre la margen derecha o meridional. Salvo acuerdo posterior, solamente podrán navegar embarcaciones brasileñas y orientales. Serán respetados por la República Oriental los derechos reales adquiridos por los brasileños en las islas o islotes del territorio cedido. Ninguna de las dos partes contratantes podrá establecer fortificaciones o baterías en las márgenes de la Lagun Merim y del Yaguarón. Una Comisión mixta, nombrada por los dos gobiernos, hará los estudios necesarios para la determinación de la nueva frontera, de acuerdo con las normas el tratado establece. La navegación de la Laguna Merim y del Yaguarón es libre para los dos países. Para el Uruguay es libre también el tránsito entre el Océano y la Laguna Merim por las aguas brasileñas del río San Gonzalo laguna de los Patos y barra de Río Grande-Los buques de guerra orientales podrán transitar libremente en aguas brasileñas entre el Océano y la Laguna Merim. El Brasil y el Uruguay concluirán, en el más breve plazo posible, un tratado de comercio y navegación sado en los principios más liberales.»]

251 [El Proyecto de ley establece una pensión de 3.600 pesos anuales y el título de Directora Honoraria del Instituto Normal de señoritas. Fué aprobado.]

252 [Se publica el fragmento más importante de la intervención de Rodó en el arduo debate parlamentario.]

253 [En una nota de presentación de este texto—publicado por La Revista Nueva en 1902-aclara el mismo Rodó que contiene los fundamentos de una ley que hubo de presentar a la Cámara y luego postergó por creer que era mejor que integrara un plan de estudios propuesto por la misma Universidad y que ya estaba proyectado.]

254 [Resumen periodístico del discurso pronunciado en homenaje al escritor español.]

255 [En el álbum de una dama uruguaya.]

256 Juan E. O’Leary: Nuestra Epopeya (Guerra del Paraguay), Asunción, 1919.

257

[Está inconcluso. Véase Prólogo en este mismo volumen, p. 1242.]

258

Que era él el aludido, lo vi en una nota de las pruebas, de letra de Gómez Carrillo. [Nota de Leopoldo Alas. Al publicar esta carta en la revista Fuentes (Montevideo, agosto de 1961), Roberto Ibáñez identifica el libro de Gómez Carrillo: Almas y cerebros, París, Garnier, 1898.]

259

El opúsculo se intitula El Derecho público internacional y la guerra (Santo Domingo, 1915). [Nota de la edición Barbagelata.]

260

Tratábase de una importante revista rioplatense, que debió fundar y dirigir el escritor uruguayo don Juan Antonio Zubillaga. [Nota de la edición Barbagelata.]

261

El primer libro de Pedro Henríquez Ureña, Ensayos críticos, publicado en la Habana, 1905. [Nota de P. H. U.]

262

Los principales miembros de la Sociedad de Conferencias de México se dirigieron al gobernador del Estado de Nuevo León, en la República Mexicana, general Bernardo Reyes, sugiriéndole la idea de hacer una edición de Ariel para hacerla circular gratuitamente entre la juventud del país; y el general Reyes dispuso hacer una elegante edición que inició el culto de Ariel en México. [P. H.U.]

263

Los motivos eran el deseo de que no se retardara la publicación y la circunstancia de ser ella gratuita. [P. H. U.]

264

Efectivamente, poco después de haber circulado la edición del general Reyes, el doctor Porfirio Parra, director de la Escuela Preparatoria de México, dispuso otra, igualmente de distribución gratuita, por cuenta de la institución que él dirigía. [P. H.U.]

265

La Revista Moderna de México, fundada por Jesús E. Valenzuela y Amado Nervo, se publicó de 1898 a 1911. [P. H. U.]

266

En la Revista Moderna. [P. H.U.]

267

La conferencia La obra de José Enrique Rodó, dada en el Ateneo de México en 1910. (P. H.U.]

268

El libro Horas de estudio (París, 1910). [P. H. U.]

269

El libro Profesores de idealismo (París, 1910). [P. H. U.)

270

El semanario de la Habana. [P. H.U.]

271

La tesis, para la «Escuela de Ciencias Políticas» de París, se intitula Frontières. [H. D. B.]

272

J. E. Rodó se refiere a dos libros que el señor Barbagelata tuvo intención de publicar: un Resumen de Historia diplomática americana y un Manual del diplomático uruguayo. [H. D. B.]

273

Tratábase del envío de una persona encargada de ordenar y de hacer copiar en los archivos españoles los documentos relativos a la historia del Uruguay. [H. D.B.] [Véase el texto del proyecto de ley en la sección Discursos parlamentarios de este volumen, pp. 1091-1093.]

274

[Artigas y la revolución americana, París, 1914.]

275

Se refiere a un escrito cuya traducción sirve de prólogo al tomo II del Album de photogravures de l’Armée française. [Datos facilitados por H. D.B.]

276

La tesis a que se refiere Rodó es «Posibilidad de una genuina literatura nacional». [H. D. B. Fué publicada en 1915.]