1. Schumpeter alude así a los ensayos de Adam Smith sobre lingüística e historia de la astronomía (Schumpeter, 1995, pág. 224).
2. El modelo en esta línea es la History of Socialist Thought de Cole, una investigación avalada por el hecho de I. Berlin revisase su primer tomo. La obra empieza declarando que «ninguna idea o sistema importante puede ser definido exactamente» (Cole, 1975, vol. I, pág. 9), una obviedad gigantesca que no deja de ser inexacta para el comunismo en particular, sin duda un «sistema importante» aunque definido desde sus orígenes por algo tan inequívoco como su tesis sobre la propiedad y el comercio.
3. Marshall, 1920, pág. XV. El texto sigue diciendo que «no hay una clara línea divisoria entre cosas que son o no capital, o necesidades, ni entre trabajo productivo e improductivo [...] La acción de la naturaleza es compleja, y nada se gana a la larga pretendiendo de que es simple, e intentando describirla por medio de proposiciones elementales».
4. Véase el detalle más adelante, págs. 54-57.
5. Schumpeter, 1975 (1942), pág. 92. Su ariete es el «intelectual».
6. La voz «Karl Marx» de la Wikipedia, bien documentada en general, especifica veintiún países gobernados por dictaduras proletarias, a los cuales añade Kerala y otros dos Estados de la Federación India. Pero omite el régimen de Guinea Bissau, una variante del angoleño-castrista que persiste allí.
7. Marx, 1965, pág. 360.
8. Me inclino a pensar —por las razones expuestas en el capítulo V— que pudieron empezar bastante antes, con herejías reprimidas entre los siglos IV y el VI, aunque solo podríamos salir de dudas con ayuda de la Biblioteca Vaticana.
9. Jesús se ha adelantado a todos en este sentido; cf. Mateo 12:30, y Lucas 9:50, 11:23.
10. Apocalipsis 18:15.
11. Monumenta Germaniae Historica, Legum, vol. 1, I, pág. 152. Sobre este decreto de Ludovico Pio, y algún otro de su progenitor, véase más adelante, págs. 255-256.
12. Heeren en Scherer, 1874, pág. 2. A.H. Heeren (1760-1842), que empezó publicando —en seis volúmenes— unas Ideas sobre la política y el comercio de los principales pueblos antiguos, tuvo tiempo también para describir con erudición y ecuanimidad el mundo comercial hasta sus propios días.
13. Como cuando envilecían la moneda, y poco después eran forzados a nuevas y más costosas importaciones del mismo metal; o cuando sus leyes sobre precios máximos creaban no solo desabastecimiento sino más carestía.
14. La transcripción española escribiría «capital» con minúscula, pero Marx (tanto en la edición alemana como en la inglesa) le llama «Monsieur le Capital», y analiza su desarrollo como el de un principio que actúa subjetivamente. Esto justifica transcribirlo con mayúscula.
15. Hayek, 1998, pág. 9.
16. Génesis 3:5.
17. Véase más adelante, págs. 375-376.
18. Los jíbaros o shuar del Oriente ecuatoriano, por ejemplo, atribuían sistemáticamente las muertes y dolencias al «dardo» lanzado por algún brujo. Tras identificar a ese agresor —cosa que exige siempre el concurso de otro brujo— cortaban y reducían su cabeza por el procedimiento llamado tantza, no sin antes coserle los ojos y la boca en evitación de nuevos dardos. Al ser descritos por primera vez —en 1922, gracias a la expedición del marqués de Wauvrin, un roussoniano enamorado del salvaje «no corrompido por el lucro»—, su colección mítica no incluía nada análogo a una Caída.
19. Mateo 5:3-5. También Lucas 6:20-23.
20. Simmel, 1977, vol. II, pág. 520.
21. Naturalmente, retroceder ante los precipicios de la inseguridad no ha dejado de impulsar también lo opuesto, catalizando toda suerte de cambios.
22. En efecto ¿cómo conciliaríamos el hoy si conociésemos el minuto y causa de nuestra muerte, incluso gozando entretanto de los más colosales cumplimientos?
23. «El intercambio de bienes produce en los contratantes el mismo efecto que si la posesión de cada uno se viera enriquecida con un nuevo objeto»; Menger, 1997, pág. 244.
24. Es poco verosímil que un bibliómano inveterado como Marx no estuviese informado sobre el marginalismo, bien en la versión de Menger o en alguna otra, pues —cumpliendo aquello que los biólogos llaman resonancia mórfica— fue descubierto a la vez, y de modo independiente, por el suizo Walras y el inglés Jevons.
25. Menger, 1997, págs. 284-286.
26. Los dueños de resorts, por ejemplo, preferían alquilar una pequeña fracción de sus bungalows a tenerlos ocupados todos o casi todos bajando precios, algo curioso cuando sus empleados —principal coste añadido a una alta ocupación— trabajaban por sueldos ridículos, y a veces solo a cambio de techo y comida.
27. La antigua Indochina no ha dejado de ser en abrumadora medida una amalgama de la cultura hindú y la china, que si hubiese conservado ambos idiomas —o al menos uno— habría dispuesto de una comunicación fluida de puertas adentro y afuera. Pero cuando lenguas minoritarias conviven con alguna otra más hablada y escrita compensan a veces su complejo de inferioridad extremando lo diferencial, y en aquél territorio acabaron imponiéndose no solo media docena de idiomas oficiales sino alfabetos dispares para cada uno. Hasta allí donde la fonética resultaba idéntica —como en miles de palabras— el residuo de la discordia se perpetúa en grafías heterogéneas. Solo Vietnam decidió (ya en el siglo XVIII) adoptar el alfabeto consonante europeo.
28. Landes, 2000.
29. Hayek, 2003, pág. 71.
30. Entre ella y nosotros están, según Kant: 1) las «formas a priori» del espacio y el tiempo, dos continentes huecos que localizan cualquier contenido, y 2) las «categorías» o maneras de ser, pensamientos no menos huecos en sí como la cantidad y la cualidad, el modo de existencia (posible, efectivo, necesario) y la relación en general.
31. Hegel, 1966, págs. 8-9.
1. Véase más adelante, págs. 57-59.
2. Plutarco, Vit. Sol., 15, 2.
3. Arendt 1993, pág. 45.
4. Eurípides, Las fenicias, vv. 388-92.
5. Polibio, Hist. IV, 17.
6. Por no decir grecorromana, indoeuropea y universal, ya que el culto a los antepasados se encuentra prácticamente en todas las sociedades de Oriente y Occidente.
7. Entre otros nombres, conocidos en latín como lares, manes y penates.
8. El nexus romano fue un esclavo estatal, que Tito Livio describe de modo minucioso (Anales II, 23-32). Uno de estos «vinculados» —centurión precisamente— echó en cara al Senado no haber podido devolver el préstamo contraído para pagar la contribución porque su granja fue saqueada, privándole de la cosecha, mientras él se distinguía luchando como legionario en otro frente. Las continuas guerras de Roma con sus vecinos hicieron que esos casos no fuesen para nada excepcionales, y el clamor popular resultante produjo la rebelión del Monte Sacro, cuyo fruto principal fue el tribunado de la plebe.
9. Esquilo, Agamenón 158-164.
10. Aristóteles, Política 1365a. Uso la versión renacentista de Pedro Simón Abril.
11. De demos («pueblo») y agó («conducir»).
12. Cf. Jaeger, 1957, pág. 217. Dos de los Siete Sabios de Grecia —Pítaco de Mitilene y Periandro de Corinto— son tyrannoi.
13. Euménides 976-980.
14. Lo precoz del proceso asombra. India deroga oficialmente su sistema de castas en 1949, y aún hoy los miembros de la cuarta (o «intocables») padecen masacres ocasionales por pretextos ligados al viejo orden, como haber matado una vaca o acercarse demasiado a algún miembro de la primera.
15. Cf. Murray, 1988, vol. I, págs. 257-258.
16. Fustel, 1984, pág. 332.
17. Plutarco, Vit. Sol., 2, 3.
18. Cf. Rostovtzeff, 1967, vol. I, págs. 370-393.
19. En tiempos de Solón lo normal oscila entre el 12 y el 18 por 100 anual en préstamos ordinarios, aunque pueda elevarse al 60 en el préstamo marítimo o a la gruesa. El Código de Hammurabi (XX a. C.), por ejemplo, fija el 33 por 100 para cereales y del 12 al 20 para metales. La ley romana de las Doce Tablas, típica de un país con circulación monetaria muy insuficiente, fija un interés algo superior al 8 por 100 mensual, que al año equivale a muy poco menos del 100. Cf. De Martino, 1985, vol. I, págs. 188-189.
20. Cf. Fustel, 1984, pág. 335.
21. Rostovtzeff, 1998, vol. II, pág. 1.110.
22. Corpus iuris civilis, Código, I, VI, XLII, ley 3. Son precios máximos, impuestos por Justiniano para hacer frente a la inflación que sigue a una epidemia de peste, y resultan sin duda muy inferiores a los efectivos; pero eso no altera el valor relativo de cada tipo. En 1850, cuando los negros llegaban de África sin instrucción alguna, un esclavo sano y joven costaba mil quinientos dólares en el Sur norteamericano, equivalentes a treinta y ocho mil de los actuales; cf. Wikipedia, voz «slavery».
23. Aristóteles, Política 1270b.
24. En Atenas los miembros de la Asamblea y los tribunales recibían tres óbolos por comparecencia, y los del Consejo 5. Los cargos más codiciados eran judiciales — correspondientes al actual jurado—, pues implicaban reuniones casi diarias.
25. Platón, República 569b. «La democracia surge cuando los pobres, victoriosos, matan a algunos del partido opuesto y destierran a otros, compartiendo igualitariamente gobierno y empleos públicos» (Ibíd. 557a).
26. Pseudo-Jenofonte, 1971, pág. 5.
27. Cf. Musti, 2000, pág. 82.
28. Cf. Engels, 1970, pág. 149.
29. Aristóteles, Política 1310a.
30. Jenofonte, Helénicas II, 4, 21.
31. Ibíd., II, 4, 22.
32. «En Cos sucumbió la democracia cuando empezaron a surgir demagogos rastreros, que hicieron unirse a los notables de todo tipo. En Rodas querían cobrar un estipendio mientras vetaban la devolución de lo suyo a los trierarcos, pues éstos — ante los juicios que se emprendieron contra ellos— se vieron obligados a unirse y derrocar la democracia. También fue disuelta la democracia en Heraclea inmediatamente después de su fundación, pues los principales a quienes se perseguía sin equidad acabaron siendo desterrados, y agrupándose todos volvieron y cambiaron de régimen. Lo mismo acabaría con la democracia de Megara: el partido popular se apoderó del poder y empezó confiscando los bienes de algunas familias ricas, pero lanzado ya por ese camino no le fue posible parar; cada día hubo necesidad de nuevas víctimas, y el número de ricos despojados y desterrados fue tan grande que alcanzó a formar un ejército, con el cual vencieron por las armas, para establecer una oligarquía en lo sucesivo. Ocurrió lo mismo en Cumas» (Política, 1304b-1305a).
33. Política 1305a.
34. Heráclides Póntico, en Ateneo, Deip., XII, 26.
35. República, 373d.
36. El programa pedagógico comprende sucesivamente aritmética, geometría plana, geometría del espacio, astronomía, armonía musical y metafísica («dialéctica»), hasta comprobar que el seleccionado ya no desea sino «la ciencia inmune a error». En ese momento se le impone —como sacrificio— la entrega al servicio público.
37. República 457c-d. Platón fue célibe toda su vida; cf. Jaeger, 1957, pág. 639.
38. Sus estipulaciones implican dejar morir por «abandono» no solo a cualquier tullido de nacimiento sino a quienes nazcan de «hombres inferiores», o de uniones «no vigiladas por el Estado». Criar a los niños en asilos públicos asegurará una devoción general de los adultos hacia ellos (pues los de cierta edad podrían ser hijos suyos), y el correspondiente respeto de éstos hacia aquellos (pues podrían ser sus padres). Así se asegura también que todos reciban idénticos cuidados y educación.
39. República 422a.
40. Eso explica de paso que se conserven varias ediciones impecables de su obra, y solo un amasijo muy incompleto de la aristotélica, por no mencionar la destrucción prácticamente total de legados tan copiosos como los de Demócrito o Epicuro. Véase, por ejemplo, el prólogo a la versión francesa de las Oeuvres complétes de Platon (Robin y Moreau, 1950, págs. XIV-XVII).
41. Véase más adelante, págs. 198-200.
42. Por ejemplo, su República castigaría al «ateo» con pena de muerte, supervisaría las artes plásticas y desterraría la poesía, la tragedia, la comedia y hasta la mitología, por contener ficciones «no pedagógicas». Los trágicos y los cómicos excitan «pasiones violentas, descompuestas; lágrimas y risa inmoderada». Tanto como la música «sensual», el poeta debe ser acallado cuando no componga himnos a dioses y héroes.
43. República 555d.
44. Ibíd 557a.
45. 942b-c.
46. La tradición cuenta que fue comprado y emancipado por su amigo Aniceris en 361, y que fundó la Academia de Atenas al poco de regresar.
47. El epitafio de Platón, redactado por él, decía: «Enseñó cómo ser sabio y bueno al mismo tiempo».
48. Política II, 1261a-1261b.
49. Ibíd., 1262b.
50. «Los que desean hacer muy una la ciudad [...] destruyen dos virtudes, que son la templanza acerca de las mujeres y la liberalidad acerca de las posesiones. Porque ni se mostrará nadie liberal, ni realizará acto alguno liberal, por cuanto el ejercicio de esa virtud consiste en el uso de las posesiones». Ibíd., 1263b.
51. Ibíd.
52. Se atribuye al primer Aristóteles, cuyos Diálogos no se conservan, haber completado un pensamiento del poeta Teognis, diciendo que «lo mejor es no haber nacido, y en otro caso morir joven».
53. Solón, frag. 5 (Bergk).
54. Fijados por medidas de aceite, grano y vino, de manera que quien tuviera otros bienes —dinero, por ejemplo— los reconvertía a medidas de aceite, grano y vino para saber cuál era su grupo político.
55. Financiándose con un nuevo impuesto sobre rentas agrícolas y aranceles portuarios, amplía sustancialmente la cámara subterránea donde se celebraban los Misterios eleusinos, construye el gran acueducto, promueve el cultivo de vid y la industria del vino, otorga créditos al campesino para adquirir equipo y estimula los intercambios comerciales de Atenas con países y particulares.
56. Aristóteles, Constitución de Atenas, 13-17.
57. Los espartanos eran dorios, y los atenienses aqueos, dos ramas del pueblo («ario») que invadió en tiempos remotos los territorios luego llamados Hélade.
58. Tucídides, Historia de las guerras del Peloponeso, II, 36-40.
59. Cf. Hansen, 1991, pág. 80.
60. Aristóteles, Política 1256b.
61. Dionisio de Halicarnaso, De Lysia, 32.
62. Concretamente, habría concedido nueve mil parcelas a los espartanos urbanos, y treinta mil a los rurales o lacedemonios.
63. Aristóteles, por ejemplo, afirma que «en Esparta unos pocos tienen haciendas extremadamente grandes, y muchos otros muy pequeñas y hasta miserables» (Política 1270a).
64. «Lacónico» viene de lakonikós o perteneciente a Laconia, también llamada Lacedemonia, el territorio espartano previo a su anexión de Mesenia.
65. Cf. Aristóteles, Política 1269b.
66. Cf. Tirteo, frag. 5 (Diehl).
67. Jaeger, 1957, pág. 86.
68. Aunque su receta eugenésica le fue resultando cada vez más indigesta a la posteridad, una nostalgia por su espíritu y su régimen político es común a todos los Padres de la Iglesia, a Müntzer y los demás Profetas del milenarismo renacentista, a Rousseau, Rosa Luxemburgo y a un largo etcétera. Los grandes tribunos de la Convención quisieron unánimemente fundar en Francia una Esparta «nouvelle».
69. Los libros XXXIV y XXXV de Tito Livio describen con bastante detalle la situación de Esparta en el siglo II, apoyándose sobre todo en Polibio.
70. Política 1271b.
71. Toynbee, 1970, I/IV, pág. 274.
72. Cf. Sen, 2000, passim.
73. Por ejemplo, cf. Finley, 1986, págs. 48-49.
74. Vit. Sol., 29, 1.
1. Hegel, 1967, pág. 223.
2. Corpus iuris civilis, Inst., I, 1, 6.
3. Cf. Montaigne, Essais III, 6.
4. Anales XV, 31.
5. Gibbon, 1984, vol. I, pág. 62.
6. La loba que les amamantó cuando fueron abandonados «piensan algunos que fue una vulgar ramera, llamada así por los pastores» (Livio Ann. I, 1,5).
7. Un invento originalmente etrusco, empleado hasta entonces en construcciones funerarias.
8. En sus ciudades ningún hogar acomodado carecía de varios grifos por donde manaba agua potable, y a las fuentes de calles y plazas se añadían gigantescos baños públicos. Hasta el demente Calígula inició la construcción de un nuevo acueducto que su sucesor completaría, «llenando Roma de muchas y magníficas albercas cubiertas, que aseguraban la corriente muy fresca y caudalosa» (Suetonio, Vit. Cl. 21, 1).
9. Publicado en Bizancio, un siglo después de sucumbir el Imperio occidental, lo imperecedero del Corpus iuris civilis romano viene de añadir a su repertorio de leyes una colección de dictámenes emitidos por jurisconsultos del periodo clásico, presididos por Paulo, Gayo, Ulpiano, Papiniano y Modestino.
10. Weber, 1988, vol. I, pág. 441; cf. también Schumpeter, 1994, págs. 105-108.
11. Una traducción aproximada diría «máximo derecho, máxima injusticia».
12. Ya antes de ser superpotencia Roma tiene un magistrado para dirimir litigios entre ciudadanos (el praetor urbanus) y otro para asuntos surgidos entre ciudadanos y extranjeros o extranjeros con extranjeros (el praetor peregrinus), cuyas sentencias empezarán a llamarse derecho de gentes.
13. Plutarco, Vit. Cat., 22.
14. Pandectas, XLVII, II, leg. 14, 13.
15. Ulpiano, Frag. X., 591-592 (Schulting).
16. Cf. Mommsen, 1983, vol III, pág. 398.
17. Sobre los oficios, I, 42.
18. Mommsen, 1983, vol. I, pág. 470.
19. Catón el Viejo, en Mommsen, vol. III, pág. 385.
20. Un caso expresivo fue lo previsto para sustracciones flagrantes. Cuando alguien resultaba robado por un vecino debía invadir de inmediato su casa para recuperar la cosa en cuestión si no quería exponerse a un largo proceso. Por otra parte, lo normal era que tales percances acontecieran cuando el robado estaba bañándose o descansando en la cama, y como salir corriendo en pos del otro no daba tiempo para vestirse en regla la ley mandaba coger o bien «una palangana» o bien «una mascarilla». Cubriéndose con ellas los genitales o el rostro evitaba escandalizar a alguna matrona que pudiera hallarse en la casa invadida. Sin embargo, que hubiese o no alguna matrona resultaba en realidad indiferente, y aunque el ladrón estuviera solo o en compañía de otros varones le bastaba demostrar que su vecino había penetrado desnudo o en paños menores sin la preceptiva mascarilla o palangana para acusarle de asalto. Provisto de tales objetos ejecutaba una actio reivindicatoria impecable, y desprovisto de ellos era un criminal. Cf. Gibbon, 1984, vol. II, pág. 193.
21. Cf. Cicerón, De orat., I, 41-42.
22. Columela, De re rustica, 3, 3, 9.
23. Cf. Rostovtzeff, 1998, vol. I, págs. 290-352.
24. Cf. Séneca, De clementia, I, 24.
25. Cf. Plutarco, Vit. Cat., 21. Según Plinio el Viejo, el motivo que adujo para expulsar a los griegos de Roma fue que eran «un tribu sediciosa y sin mérito» (Nat. hist., 29, 13).
26. No centeno ni avena, que consideraban malas hierbas antes de ver cómo las consumían los germanos; cf. Mommsen, 1983, vol. III, pág. 547.
27. Ibíd., pág. 380.
28. Fundamentalmente sabinos, samnitas, etruscos, volscos, ligures y latinos.
29. Cf. Mommsen, 1983, vol. I, págs. 453-481. Sigo sus indicaciones para describir el comienzo de la crisis agraria romana.
30. Anales, II, 29-30.
31. El préstamo con interés (mutuum) no se reconoce de modo pleno hasta el Imperio bizantino, en la novella 136 del Corpus iuris civilis; cf. Aguilera-Barchet, 1989, pág. 184, n. 43.
32. Hist. VI, 17.
33. Cf. Mommsen, 1983, vol. II, págs. 544-545.
34. Rostovtzeff, 1998, vol. I, pág. 69.
35. Los equites fueron originalmente quienes podían sumarse al ejército con un caballo comprado a sus expensas. Durante siglos no se opusieron al monopolio senatorial en materia de magistraturas, ya que hasta comenzar las guerras civiles «sus intereses e ideales políticos coincidían básicamente con los de la aristocracia romana» (Rostovtzeff, 1988, vol. I, pág. 56).
36. Schumpeter, 1995, pág. 96.
37. Cf. Mommsen, 1983, vol. IV, pág. 513.
38. Cf. Wikipedia, voz «Lucius Cornelius Cinna».
39. Los tribunales de justicia vuelven a ser un monopolio patricio y —cosa aún más llamativa— los tribunos de la plebe pasan a ser elegidos por el Senado.
40. Cientos de miles afluyen de Hispania y la Galia con las victorias de Escipión y Mario sobre iberos, cimbrios y teutones, y más aún con las de Julio César, por no mencionar el fruto de las campañas de Sila en Grecia, Metelo en Macedonia y Pompeyo en Asia Menor. Mucho más tarde, ya en el siglo III, la única victoria imperial sobre los godos —conseguida por Claudio Gótico— ofrece unas ciento veinte mil esclavas a sus legionarios; cf. Gibbon, 1984, vol. I, pág. 234.
41. Cf. Suetonio, Vit. Iul. 41, 3.
42. Cf. Mommsen, 1983, vol. III, pág. 407.
43. Sabe muy bien de lo que habla, porque más de una vez ha contraído deudas descomunales —avaladas por la perspectiva de obtener tal o cual magistratura—, y en realidad está pidiendo un poco de moderación a los grandes linajes romanos.
44. Cuenta Suetonio que al morir César «los judíos sobresalieron entre todos, pues permanecieron en vela junto a la pira varias noches consecutivas» (Vit. Iul., 84, 5).
45. Ibíd., 42, 2.
46. Sobre los proyectos que no tuvo tiempo de emprender, pasmosamente ambiciosos casi todos, cf. Suetonio 44, 1-4.
47. Véase más adelante, págs. 206-208.
48. Germania I, 5-29.
49. Recientes estudios sobre el ADN de los británicos indican, por cierto, que entre el 75 y el 95% de la población de Inglaterra e Irlanda es de origen ibérico, quizá debido a migraciones ocurridas en el Mesolítico; cf. Oppenheimer, 2006, págs. 375-378.
50. Cf. Wikipedia, voz «Celts».
51. Hume, 1983, vol. I, pág. 5.
52. César, De bell. gal. VI, 16.
53. Tácito, Germ. I, 24.
54. César, Bell. gal. IV, 1-2.
55. Por ejemplo, hay coincidencias textuales entre códigos visigodos del siglo VI y códigos islandeses y noruegos del XII, ciertamente no debidas a transmisión oral o escrita.
56. Aunque el De origine et situ Germaniae (ca. 98) incluye a frisios, anglos (entonces asentados en la península danesa de Angeln), suevos lombardos y suevos semnones, bátavos, marcomanos y varias otras tribus, antes de que concluya el siglo siguiente hay tribus tan numerosas y nuevas como sajones, burgundios, francos y alamanes.
57. César Bell. gal. VI, 23.
58. Tácito, Germ. I, 21.
59. Lo único que defendía a las legiones era «la manera ordenada de luchar y el armamento» (Tácito, Anales II, 21).
60. César refiere que «gastan toda la vida en cazar y ejercitarse para la milicia. Desde niños se acostumbran al trabajo y a vencer la frustración. Los que por más tiempo permanecen castos son admirados, pues creen que así se medra en estatura, fuerza y bríos. Conocer mujer antes de los veinte años es para ellos grandísima infamia» (Bell. gal. VI, 21).
61. Germ. I, 23.
62. El mapa de esas migraciones muestra, por ejemplo, que entre 387 y 418 los visigodos se desplazan desde el Vístula al Danubio, bajan desde allí hasta Atenas, remontan la costa del Adriático y vuelven a bajar hasta Roma; siguen luego la costa ligur hacia Marsella, se establecen en la parte de Iberia no ocupada por suevos y alanos, retoman la dirección norte y acaban quedándose con buena parte de la Galia. Las distancias —y lo fractal de su recorrido— no igualan, sin embargo, el periplo de unos vándalos que migrando desde la actual Rusia llegan hasta Iberia, pasan al norte de África y saltan desde allí a Baleares, Córcega, Cerdeña y Sicilia. Los alanos, que parten del Don, describen un amplio bucle por el norte de Francia y acaban ocupando el curso medio del Tajo, todo ello entre 400 y 411.
63. Gibbon, 1984, vol. I, pág. 262.
64. César, Bell. Gal. VI, 22.
65. Ibíd., VI, 21.
66. Es la esencia de la lesa maiestas o desacato, donde basta un gesto de displicencia para ser echado a los perros; cf., por ejemplo, Suetonio Vit. Dom. X, 1. Ensuciar la túnica del hombre-dios es suficiente para el prolongado suplicio llamado retractatio publica en Roma, un rito conocido y reiterado con otros nombres por egipcios, chinos y muchas otras culturas. Sobre lo metafísico del monarca y el último suplicio público europeo, que castiga una leve herida hecha a Luis XV de Francia, puede leerse con aprovechamiento el capítulo primero de Foucault, 1978. Buena parte de los Anales de Tácito se dedica a describir cómo distintos emperadores de la dinastía Julia-Claudia confiscan y a menudo ejecutan por lesa maiestas a próceres cuya falta principal ha sido ser muy ricos o admirados.
67. Clodoveo, por ejemplo, usa su hacha de doble filo para dividir limpiamente en dos la cabeza de uno de sus barones, tras distraerle con un ardid. Pero no es la Corte sino san Gregorio de Tours quien lo celebra en su Historia francorum, explicando que la víctima era culpable de lesa majestad eclesiástica: el año anterior había partido con su hacha el cáliz de un obispo.
68. Hume, 1983, vol. I, págs. 160-161. Algo después añade: «De todas las naciones incivilizadas modernas y antiguas los germánicos parecen los más notables por costumbres e instituciones políticas. Llevaron al más alto grado las virtudes del denuedo y el amor a la libertad, únicas asequibles en un pueblo inculto donde la justicia y el humanismo reciben comúnmente poca atención».
69. Reht en germánico occidental, lagh (law) en germánico septentrional
70. Se admiten, por ejemplo, el juramento mediante socios (los compurgatores), distintas ordalías y hasta el combate cuerpo a cuerpo. La distinción entre prueba documental y testifical es tan desconocida como los títulos de propiedad. La palabra de un socio, cruzar descalzo un lecho de brasas o vencer en duelo resuelve litigios sin entrar en verificación alguna.
71. Tácito, Germ. I, 21.
72. Hume, 1983, vol. I, 178.
73. Cf. Gibbon, 1984, vol. I, pág. 326.
1. Gibbon le llama «tirano sutil», provisto de «una cabeza fría, un corazón insensible y un temperamento cobarde que lo indujeron desde sus 19 años a asumir una máscara permanente de hipocresía». Suetonio cuenta que antes de morir «hizo pasar a sus amigos para preguntarles “si les parecía que había hecho bien su papel en la comedia (mimum) de la vida”» (99,1). También refiere que siendo joven «arrancó con sus propias manos los ojos» de un supuesto conjurado (27,4), aunque dedica un capítulo a sus ulteriores «pruebas de bondad», y termina recordando que «todos sus súbditos le profesaban gran amor».
2. Tras la batalla de Módena (43 a. C.) «el centurión Cornelio, echándose atrás el capote y mostrando el pomo de la espada, dijo al Senado: “Ésta le nombrará Cónsul si vosotros no lo hacéis”»; Suetonio, Vit. Aug., 26, 2.
3. «Considerando muy importante conservar el pueblo romano puro y no contaminado con la mezcla de sangre servil o extranjera, fue muy parco en conceder el derecho de ciudadanía romana y puso muchas trabas a las manumisiones»; Suetonio, ibíd 40,3.
4. Sobre las condiciones económicas de la Pax Augusta cf. Rostovtzeff, 1998, vol. I, págs. 104-142.
5. Ibíd., pág. 116.
6. Uno de ellos, por ejemplo, dejó al morir 3.600 bueyes, 250.000 cabezas de ganado menor y 4.116 esclavos; cf. Gibbon, 2000, pág. 60.
7. Cf. Suetonio, Vit. Aug., 39,3.
8. Ibíd., 41,1.
9. Ibíd., 42, 3.
10. Ibíd., 46.
11. Tácito, Anales, X.
12. De hecho, su abrumadora influencia solo cesa al llegar los príncipes guerreros que son los emperadores ilirios, casi tres siglos después de haber surgido.
13. Suetonio, Vit. Vesp., VIII, 18.
14. La revocación de su edicto tampoco se relaciona con criterios de política económica, sino con unas pintadas que aparecen en Roma y otras ciudades: «Aunque me arranques de cuajo, cabrón, haré vino bastante para rociarte el día de tu suplicio»; cf. Suetonio, Vit. Dom., XIV, 3.
15. Historiadores como Suetonio y Tácito; literatos como los dos Plinios, Juvenal y Marcial, jurisconsultos como Gayo, Paulo y Modestino.
16. Rostovtzeff, 1998, vol. II, pág. 1047.
17. Dión Casio, Hist. Rom. 71, 3, 3.
18. Gibbon, 1984, vol. I, pág. 91.
19. Nerva, Trajano, Adriano y Antonino Pío.
20. Dión Casio cuenta que llegó a luchar en el circo romano contra algunos gladiadores, no sin antes drogarles o mermar su equipo defensivo/ofensivo, y que mantuvo un harén compuesto por cuatrocientas personas de ambos sexos. Cobraba al erario público un millón de sestercios por cada comparecencia como gladiador.
21. Gibbon, 1984, vol. I, pág. 133.
22. Rostovtzeff, 1998, vol. II, pág. 895.
23. Herodiano, Hist. 2, 4, 1.
24. «Se negó a ver estampado su nombre en cualquier tipo de dominio imperial, alegando que esos bienes no eran suyos sino posesiones públicas y comunes» (Herodiano 2, 4, 7).
25. Cf. Dión Casio, I, 75. Herodiano 2, 4, 7.
26. Rostovtzeff, 1998, vol. II, pág. 885.
27. Como las arcas de palacio estaban totalmente exhaustas, solo pudo ofrecerles el producto de vender el harén de Cómodo, compuesto por casi medio millar de personas de ambos sexos. Prefirió razonar con la Guardia a huir, e inmediatamente antes de ser acuchillado estaba diciendo: «Me ocuparé de que tengáis todo cuanto no implique recurso a la violencia o confiscación de propiedad» (Herod., 2, 5, 8).
28. Ibíd., 2, 6, 1.
29. Ibíd., 2, 6, 4.
30. Ibíd., 2, 6, 7.
31. Ibíd., 14, 7.
32. Según la Historia augusta, solo hubo un conato de pedradas días después, cuando el nuevo emperador recorría Roma, y cesó al oír que iban a llegar donativos; cf. 4, 6, pág. 358.
33. Cf. Rostovtzeff, 1998, vol. II, pág. 861.
34. Ibíd., vol. II, pág. 877.
35. Cf. Gibbon, 1984, vol. I, págs. 149-152.
36. El denario de Augusto pesaba 3,90 gramos de plata legal. El antoninianus exige ser cambiado por dos de ellos aunque pesa unos 5,45 gramos y solo tiene un 20 por 100 en plata de ley. Eso impone prácticamente pagar el valor de ocho por el de uno. Cf. De Martino, 1985, vol. II, págs. 435-36.
37. Cantillon, 2007 (1775), XVI, 13.
38. Sus sentencias y análisis ocupan casi un tercio del Digesto —la parte teórica del Corpus iuris civilis—, y suya es la inmortal definición de la justicia como suum cuique tribuere («dar a cada uno lo suyo»).
39. Herodiano afirma que «fue ajeno al salvajismo, el crimen y la ilegalidad» (6, 9, 8).
40. Ibíd., 7, 7, 3.
41. Libanio, Orat., XVIII, 135.
42. Cf. Gil, 1961, págs. 257-259.
43. Cod. Theod. VI, 35, 3.
44. Gil, ibíd., pág. 260.
45. Aureliano (270-275) y Probo (276-282), por ejemplo, son generales de energía pasmosa —comparables por no decir que superiores a Alejandro o Julio César—, a quienes sus tropas veneran incondicionalmente. Sin embargo, ambos perecen en un arranque airado de la tropa, que instantes después llora de arrepentimiento.
46. Diocleciano, en el edicto que instaura la tetrarquía. Cf. Gil, 1961, pág. 229.
47. Caracalla extermina a unos 20.000 habitantes de Alejandría, según Dión Casio, porque además de saquear esa ciudad deseaba castigar la insolencia de no aceptar su antoninianus y esparcir el rumor de que había mandado matar a su hermano y su mujer, cosa por lo demás indudable.
48. Herodiano, Hist. VII, 3, 3.
49. Cf. Rostovtzeff, 1998, vol. II, pág. 965.
50. De ahí el término «vagos».
51. Hegel, 1963, pág. 245.
1. La más provocativa explicación llegaría tres milenios más tarde con Moisés y el monoteísmo (1938), una erudita pesquisa de Freud. Moisés habría sido un noble egipcio fiel a su Faraón, que emigró hacia el este con otros egipcios y un grupo de esclavos judíos.
2. Se llama a sí mismo «jefe del ejército» (Josué 5:14), y en la oda triunfal de la profetisa Débora —que quizá sea el más antiguo texto bíblico— «su avance hace temblar la tierra y estremece a los cielos» (Jueces 5:4).
3. Vertido normalmente como Yahvé y Jehová. Cuando pronunciaban su nombre los israelitas le llamaban Elohim («ser divino») y Adonai («mi señor»). El acrónimo YHWH aparece unas seis mil veces en la Biblia hebrea; cf. Bloom, 2006, pág. 133.
4. Génesis, 17:10. Las inmolaciones obedecen siempre al propósito de frenar un castigo, como aclara Levítico, que es el libro bíblico centrado en la «regularidad» y «pureza» de las inmolaciones. «El sacerdote recibirá del pueblo dos chivos para el sacrificio por el pecado y añadirá un carnero para el holocausto. Tras sacrificar a un toro por su propio pecado, y verificado el rito de expiación para sí y para su familia, sacará a suertes cuál de los dos chivos atribuye a YHWH y cuál al demonio del desierto» (16:5-9).
5. Isaías 1:21.
6. Amós 3:2. El original dice «conocer», en el sentido en que el esposo «conoce» a la esposa, por ayuntamiento. Sobre el posible factor femenino en la tradición yahvista, cf. Bloom, 1995.
7. Spinoza alega que «quien ama a Dios no puede esforzarse en ser amado por él, pues desearía entonces que Dios no fuese Dios» (Ética V, Prop. XIX).
8. Deuteronomio 7: 2-7.
9. Génesis 41:39.
10. Proverbios 3:17.
11. Isaías 29:14.
12. Fenicia es otro nombre para la «tierra de Canaán» que conquistan los caudillos israelitas arcaicos, y un territorio donde sin duda echaron raíces antes de ser desplazados políticamente por otros reinos.
13. Cf. Johnson, 1988, pág. 86.
14. Nehemías 4:7.
15. Josefo, Contra Ap. 1:37.
16. Los cinco libros llamados también Pentateuco (Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio).
17. Malaquías 4:4.
18. Mateo 23:31.
19. Lucas 11:46.
20. Renan, 1967, pág. 178.
21. Ibíd.
22. Deutero-Isaías 42:22.
23. Ibíd. 3:2
24. Amós 6:1.
25. Johnson, 1988, pág. 155.
26. Digo «antiguo» porque incluye la libertad personal de domicilio, oficio y culto, pero no la de nombrar y deponer gobernantes, ni la de elegir el tipo de constitución política.
27. El cilindro se conserva en el British Museum, y ha sido traducido a todas las lenguas por Naciones Unidas.
28. Deuteronomio, 15:12-13.
29. Éxodo, 21:27.
30. Ibíd., 21:20. El pasaje no precisa cuál.
31. Como las enajenaciones derivaban de compraventas, y recobrar un inmueble suponía devolver su contrapartida (en ganado u otros bienes) —cosa normalmente indeseable para ambas partes—, el precepto no parece haberse puesto en práctica. Cf. Fetscher, 1977, pág. 17.
32. Deut. 23: 20-23.
33. Lev. 19:15-18.
34. Deut. 15: 6.
35. Quizá del arameo maccaba (martillo»). Simón, Juan, Eleazar, Judas y Jonatán eran hijos del pontífice Matatías, que inicia la guerra contra Antioco IV degollando a un judío prohelénico y a un funcionario real; cf. Macabeos I, 1:23-25.
36. En 96 a. C., por ejemplo, degüella a unos seis mil fariseos en Jerusalem. La fuente principal —y casi única— sobre el periodo asmoneo es el Libro XIII de las Antigüedades judías de Josefo.
37. Cf. Josefo, Las guerras judías I, 1-3.
38. Mischná, «Sanedrín», XI, 1; Talmud de Babilonia 82b y 83a.
39. Gibbon, 1984, vol. I, pág. 339.
40. Eclesiastés 3:16.
41. Deuteronomio establece ya que «los sacerdotes levitas no tendrán parte ni herencia de Israel; vivirán alimentados por los sacrificios a YHWH y su patrimonio particular» (18:1).
42. Shahak, 2002, pág. 127. Como comprobaremos, en el Renacimiento esta explicación —defendida inicialmente por la escuela de Salamanca (Molina, Azpilicueta, Báñez, Soto)— será la alegada para justificar que Europa deje atrás el derecho canónico y sus restricciones a la «usura».
43. Mommsen, 1998, vol. IV, pág. 558.
44. Cf. Johnson, 1988, pág. 112.
45. Cf. Rostovtzeff, 1998, vol. II, pág. 597.
46. Identificándolo con el Bien platónico, Filón concibe el Theos como libertad derramada sobre el mundo en forma de don (járis, «gracia»), una idea que adopta sin modificaciones san Pablo. Lutero opondrá esa gracia a la venta papal de indulgencias, y Calvino acabará reinterpretándola como fundamento de la predestinación.
47. Su descripción se contiene en dos opúsculos: Cualquier hombre bueno es libre y Defensa de los judíos.
48. Cf. Rostovtzeff, 1998, vol. II, págs. 596-600.
49. Levítico I, 3:5.
50. Aquella ofrenda legendaria supuso «veinte mil bueyes y ciento veinte mil cabras», o al menos eso afirma Reyes I, 8:63.
51. Marco Agripa, por ejemplo, el gran general de Augusto —que es también un buen amigo de Herodes— ofrece el año 15 una piadosa ekatombé (100 reses).
52. Cf. Johnson, 1988, pág. 117.
53. Isaías 45:1.
54. Cohn, 1995, pág. 221.
55. Ibíd., pág. 231.
56. El Libro de Daniel, por ejemplo, rechazado por el judaísmo y capital para la secta de Juan Bautista y Jesús, alega haber sido redactado en 600 a. C. aunque no sea anterior a 170 a. C. Un desfase parejo se observa en los capítulos 40-66 de Isaías (conocidos como Deutero-Isaías), que anticipan una destrucción de Babilonia ya pretérita. La profecía a posteriori informa también Enoch I y el Libro de los jubileos, precedentes directos del Apocalipsis neotestamentario.
57. Apocalipsis 20:3.
58. En la Grecia arcaica, por ejemplo, los chivos expiatorios se llamaban pharmakoi («remedios») y eran personas sacrificadas con ocasión de alguna plaga u otra calamidad, a fin de que absorbiesen ese mal como una esponja absorbe los restos de una mesa; para un análisis más amplio, cf. Escohotado, 1998, págs. 44-46.
59. Tácito supone que «odian a la Humanidad» (Anales XV, 44).
60. Harnack, 1959, pág. 32.
61. Tácito, Anales XV, 44.
62. El primero será el arcaico Fíneas, que asesina a un compatriota y a una mujer moabita por violar la endogamia mosaica, exhibiendo según YHWH «mi misma ira celosa» (Números 25:11).
63. «Yo YHWH, tu Dios, soy un fuego devorador, un Dios celoso» (Deuteronomio 4: 24). «Soy un Dios celoso, que castiga las faltas de los padres en sus hijos, nietos y biznietos» (Éxodo 20: 5).
64. «¿Podría este ser omnipotente realizar algo inmune a su posterior interferencia? Si no pudiese variar esa obra dejaría de ser omnipotente, pero también dejaría de serlo si pudiese»; Mises, 1995, pág. 84.
65. De praescrip. 7, 1. Hijo de un centurión, Tertuliano se convirtió al catolicismo en la cincuentena, diciendo que «los cristianos se hacen, no nacen» (Apologeticum, XIII). Militó nueve años en la secta católica, pasó luego a la de Montano y acabó fundando una propia. A partir de él la antigua capital cartaginesa —como resarciéndose intelectualmente de haber sido demolida por los romanos—, pasa a ser el centro de la dogmática cristiana con una línea directa que lleva desde él a san Cipriano y luego a san Agustín, obispos sucesivos de la diócesis.
1. Shahak, 2002, pág. 122.
2. Humano y sobrehumano, el ejército descrito por el Rollo de la Guerra comprende veintiocho mil infantes y seis mil caballeros, reforzados por gran número de ángeles; cf. Eliade, 1983, vol. II, pág. 344.
3. Este infatigable constructor, que reina como vasallo de Roma desde 37 a. C., es un idumeo —uno de los pueblos obligados a circuncidarse tras las conquistas de los asmoneos— y nunca será aceptado de buena gana como rey.
4. Cf. Josefo I, 7, 252-274.
5. I Macabeos 1:11.
6. Suetonio, Vit. Vesp., IV, 5. Al parecer, Cestio Galo proyectaba una marcha triunfal y siguió avanzando ante una resistencia aparentemente difusa. Cuando percibió la trampa quiso retroceder, pero pagó su temeridad con una catastrófica desbandada.
7. Cf. Jewish Enciclopedia, voz «Lukuas».
8. Gibbon, 1984, vol. I, pág. 607, n. 1.
9. Por ejemplo, construyendo una vasta red de túneles para ocultar combatientes y pertrechos.
10. Dión Casio, 69, 4. La cifra quizá no sea exagerada.
11. Eclesiástico 36:7.
12. Josefo, Ant. jud. 19:286.
13. Véase antes, pág. 103.
14. Abot iii 15.
15. Cf. Jewish Encyclopaedia, voz «Kokhba».
16. Del hebreo perush: «separar».
17. Cuyo nombre deriva de Sadoc, el sumo sacerdote que ungió a Salomón.
18. Josefo, Guerras 2, 7.
19. Weber, 1988, vol. III, pág. 452.
20. Cf. Mateo 23:15-33.
21. Lucas 11:39-42.
22. Nombre derivado quizá del hebreo asaya («médico»). Filón les menciona a veces como secta de los «terapeutai».
23. K. Kohler, Jewish Encyc., voz «Essenes».
24. Uno de sus textos afirma que «que la carne resucitará y se hará inmortal como el alma, entrando en un lugar de aire perfumado y luz radiante, donde reposarán para siempre»; cf. Kohler, ibíd.
25. Filón, Cualquier hombre bueno es libre, 75-91.
26. Josefo, Guerras 2, 7.
27. Es la Regla de la comunidad, encontrada en la gruta 4. Cf. Starky, 2000, pág. 143.
28. Josefo, Guerras 2, 120-121.
29. Ibíd. 2, 7.
30. Sotah iii 4.
31. Josefo 2, 122-123.
32. Ibíd., 2, 7.
33. En los Himnos de la gruta 1, y en fragmentos como 4Q525. Cf. Puech, 2000, págs. 160-161.
34. Cf. Kohler, Jewish Encycl.
35. Ibíd.
36. El término hebreo tiene como sinónimo «oprimidos»; cf. Dictionary of Christian Biography and Literature, voz «ebionism».
37. Lucas 3:7.
38. Ibíd. 3:11.
39. «Los discípulos de Juan ayunan frecuentemente y oran, lo mismo hacen los discípulos de los fariseos, mientras los tuyos comen y beben». (Marcos 2:18-22). Jesús opone a ello que «el vino nuevo pide odres nuevos» (Ibíd., 2:22).
40. Sin perjuicio de que quizá fuese célibe, Jesús aparece rodeado siempre por seguidoras entre las cuales destaca una ramera como María Magdalena, a quien defiende con gallardía.
41. Troeltsch, 1992, vol. I, pág. 59. Su fuente para afirmarlo es Harnack 1907.
42. Lucas 6:24.
43. Epístola 4: 13-16; 5: 1-6.
44. Apocalipsis 18: 3, 15, 19, 23.
45. Ibíd., 18:15.
46. El inconcluso aunque gigantesco tratado del jesuita Denys Pétau o Petavius (Dogmata theologica, 1652) y los equivalentes algo más breves de I. de Beausobre (Histoire critique du manichéisme, 1739) y J. L. Mosheim (De rebus christianorum ante Constantinum, 1753). Gibbon, que las enumera, no extrajo de ellas nexos entre la secta ebionita y un compromiso anticomercial. En la gran historia moderna del dogma —que el luterano A. Harnack compuso en siete tomos entre 1894 y 1897— se propone que «las diferencias de los ebionitas con la Iglesia dominante no se debieron a “doctrina” sino a sus principios sociales» (Harnack, 1959, pág. 76). En otro texto aludirá a ellos como «quienes denuncian la dependencia del Trabajo con respecto al Capital», añadiendo que «no están totalmente equivocados, pero tampoco están en lo cierto»; Harnack 1907, págs. 6-7.
47. O mejor «nazorenos», que en arameo significa seguidores del nazor («salvador»). Cf. Minouni, 2000, pág. 299.
48. Contra Celso, II, 1.
49. «Ebionita era el nombre común para todos los cristianos» (Epifanio, Adv. haer. XXIX, 1). Todavía en el siglo IV, San Jerónimo (Ep. ad Aug, 112,3) escribe: «¿Qué diría de los ebionitas que alegan ser cristianos? Esta secta existe hasta hoy en todas las sinagogas de los judíos, aunque los fariseos la maldigan y el pueblo llame ‘nazarenos’ a sus fieles»; cf. Harnack, 1972, pág. 251.
50. Gibbon, 1984, vol. I. pág. 343.
51. Minucio Félix, Octav. 36.
52. Desde Gibbon dicha simplificación condiciona a sabios como Weber, Troeltsch y Cohn, llevándoles a omitir el movimiento ebionita al analizar lo que ellos mismos llaman comunismo evangélico, comunismo del amor y comunismo apocalíptico respectivamente.
53. También deifican a Jesús las sectas gnósticas, para las cuales es un ser exclusivamente «celeste», cuyo fantasma etéreo solo «pareció» morir y resucitar; cf. Gibbon, 1984, vol. II, pág. 20.
54. El Libro de Elcasai, canónico para los elcasaítas o paulicianos, la secta donde se educará el fundador del maniqueísmo, Mani. Una tradición cuenta que san Juan —autor del Evangelio más tardío— evitó encontrarse con el ebionita Cerinto de Asia, aunque éste había propuesto una tesis conciliatoria para judeocristianos y grecocristianos. Concretamente, creer que Jesús fue humano hasta recibir el bautismo, y que pasó a ser divino desde entonces; cf. Gibbon, 1984, vol. III, 294-295.
55. «Bautistas cotidianos», que practican ese rito todos los días.
56. Renan, 1967, pág. 194.
57. Marcos 11: 17; Mateo 21:13; Lucas 19: 46.
58. Juan 2: 14-16.
59. Eso ayuda a entender que las grandes historias del dogma (véase la nota 46) desvinculen al ebionita —y al maniqueo, su principal heredero— del comunismo, presentándole como un disidente solo teológico. En otro caso el rigor colectivista de ambas sectas podría alegarse como prueba de una fidelidad mayor a Juan, Jesús y Santiago, sus específicos profetas.
60. «Jesús no organizó una Iglesia [...] y esa es una de las principales diferencias entre su predicación y la de los esenios [...] Es también la razón de que el pensamiento sociológico del Evangelio haya sido capaz de reaccionar contra la tiranía eclesiástica una y otra vez» (Troeltsch, 1992, vol. I, pág. 58).
61. Harnack, 1959, pág. 17.
62. Epístola de Santiago 4: 4.
63. Lucas 1:53.
64. Mateo 6:24.
65. Ibíd. 19:24.
66. Tertuliano, en Gibbon, 1984, vol. I. pág. 353.
67. Lucas 6, 20-25.
68. Mateo 5:3-7.
69. Isaías 25:8.
70. Lucas 13:12-15.
71. Proverbios 22:29.
72. Ibíd. 11:1.
73. Levítico 19:15.
74. Amós, 9:13. También se considera que «en breve» ocurrirán otros grandes cambios: «Tanto los leones como los bueyes comerán heno, jugará el niño pequeño junto al nido de la víbora, y el recién destetado pondrá su mano [sin riesgo] en la gruta del basilisco» (Isaías, 11: 8-9).
75. Mateo 6: 31-34.
76. Ibíd. 20: 8-16.
77. Lucas 12:33.
78. Ibíd. 12:51-53.
79. Mateo 10:34.
80. Anales XV, 45.
81. Carta 10, 2, 5.
82. Ezequiel 16:3. Se está refiriendo a Abraham y Sara.
83. Juan 1:14. Encabezando una fugaz reviviscencia del paganismo, el emperador Juliano observará en 362: «Ni Pablo ni Mateo ni Lucas ni Marcos se atrevieron a decir que Jesús era dios. Fue Juan, quien al oír que las tumbas de Pedro y Pablo eran adoradas secretamente, se atrevió a hacerlo [...] Llamándolo logos, con suma prudencia y suavidad, a escondidas, introdujo el colofón de la impiedad» (Contra los galileos, 327a y 333c).
84. Juan 1,1.
85. Harnack, 1907, pág. 5.
1. Eliade, 1983, vol II, pág. 274.
2. Troeltsch, 1992, vol. I, pág. 58.
3. Bloom, 2006, pág. 34.
4. También podría ser cierto que Jesús —sin perjuicio de pertenecer al estamento artesanal— descendiera de un linaje davídico, título privilegiado para aspirar al estatuto de rey-mesías. Desde el profeta Daniel, y más aún en los años inmediatamente previos a su nacimiento, un desasosiego manifiesto en brotes de insurrección se une a rumores sobre la llegada de un nuevo David. Eso explica, por supuesto sin justificarla, la matanza de niños decretada por Herodes el Grande en Galilea, el territorio levantisco por excelencia.
5. Anales XV, 44.
6. Contra los galileos, 333b.
7. Lucas 19:47, Marcos 11:53.
8. Lucas 19:45-46.
9. Ibíd. 20:7.
10. Fundamentalmente, comenta el tributo debido al César, la resurrección de los muertos, la maldad de los fariseos, la futura ruina de Jerusalem y la venida del Hijo del Hombre.
11. Ibíd., 22:36. Allí mismo añade: «Porque la Escritura dice:“Se le contará entre los forajidos”».
12. El consejo de notables o Sanedrín, donde están representados la nobleza («ancianos»), los saduceos («sumos sacerdotes») y los fariseos («escribas»). El Sanedrín decide acusarle de «blasfemia» cuando Jesús se identifica como el Mesías anunciado, «Hijo del Ungido». Cf. Marcos 14:53 y 14: 60-65.
13. Juan 19:12.
14. La expresión aparece 5 veces en los evangelios de Mateo y Lucas, 6 en el de Marcos y 71 en el de Juan; cf. Johnson, 1988, pág. 145.
15. Para una argumentación en contrario, sostenida por un teólogo católico, cf. Lemonon, 1987, pág. 74-97.
16. A juzgar por el episodio donde san Pedro le corta la oreja a uno de los agentes policiales con su sica (Juan 18:10).
17. Josué tomó Jericó, y es célebre por pedir a YHWH que detuviera el Sol para poder exterminar a todos los derrotados en una batalla.
18. Bloom, 2006, pág. 35.
19. Cf. Johnson, 1988, págs. 146-147.
20. Cf. Shahak, 2002, pág. 125.
21. Algo análogo se observa con la prohibición de ordeñar, que permite aliviar la presión de las ubres y «nada más». Entre los ortodoxos del Israel actual, cuando alguien lo hace en sábado suele toparse con un cubo dejado bajo cada ubre por el trabajador del viernes, y de un modo no malicioso, puramente automático, acaba llevándolo a algún lugar fresco donde su fermentación esté controlada. Hacer alguno de estos actos de modo consciente violaría la Ley. Cf. Shahak, 2002, págs. 122-124.
22. Yer. Shabbat 3d.
23. Horayot 3, 7-8.
24. El primero en argumentarlo fue el padre Mariana, en el libro IX de su monumental Historia de España (1601).
25. Cf. Gibbon, 1984, vol. III, pág. 518.
26. Hechos de los apóstoles, 3:15. Es el primer discurso de san Pedro a «los hombres de Israel» en Jerusalem. A principios del siglo III san Hipólito considera a los judíos «avergonzados por haber matado con sus manos al Dios que vino» (Refut. haer. 9, 25).
27. Juliano, en Amiano Ann. XX, 5, 7.
28. Es la tesis de Troeltsch. Hegel lo anticipa siendo todavía muy joven, en textos inéditos como El espíritu del cristianismo y su destino, y la Vida de Jesús.
29. Padres de la Iglesia como san Ambrosio y san Jerónimo, por ejemplo, llaman «escritores eclesiásticos» a estoicos como Séneca y Epicteto.
30. Amiano XXI, 5, 3.
31. Gibbon, 1984, vol. I, pág. 421.
32. Pablo, Epístola a los romanos, 7:14-24.
33. Epístola a los gálatas, 5:17.
34. La palabra «cristiano» —mesías en griego (jristos) con una desinencia latina— aparece en esa ciudad, y se exporta desde allí.
35. Hechos de los apóstoles 2:44. «No había entre ellos indigentes, pues cuantos eran dueños de haciendas o casas las vendían y llevaban el precio de lo vendido, y lo depositaban a los pies de los apóstoles, y a cada uno se le repartía según su necesidad» (Ibíd., 4:32-33).
36. Harnack, 1972, págs. 12-13.
37. Epístola de Santiago, 2:6.
38. Hechos, 5: 1-11.
39. Dirige la primera purga en Jerusalem, «devastando a la Iglesia cuando iba de casa en casa, deteniendo a hombres y mujeres» (Hechos 8:3).
40. Ibíd. 9:15.
41. Fundamentalmente, el hebraísmo en buena medida elemental que informa los evangelios «sinópticos» (Marcos, Mateo, Lucas) y la teología platónica-gnóstica-zoroástrica de Filón, que inspira el evangelio de Juan, así como la Epístola joánica y el Apocalipsis.
42. En su segunda carta a la comunidad de Tesalónica advierte: «No dejéis que vuestro espíritu se agite demasiado deprisa y se alarme con palabras proféticas [...] orientadas a pensar que el Día del Señor ha llegado» (2:2).
43. Ibíd. 2:8-10.
44. Epístola a Timoteo 6:1.
45. Epístola. a los corintios 7:20-23.
46. Epístola a los efesios, 6:5-7. Su respeto por la institución del señorío le lleva a convencer a cierto esclavo huido —el converso Onésimo— para que vuelva a a su amo, cuando la ley mosaica no impone tal cosa e incluso prohíbe molestar al siervo de otro; cf. Epístola a Filemón 1:8-15.
47. Para eliminar el rumor de que él mismo había provocado el incendio, Nerón «buscó unos culpables y castigó con las penas más refinadas a unos a quienes el vulgo odiaba por sus maldades y llamaba cristianos [...] En primer lugar fueron apresados los que confesaban, y luego —delatada por ellos— fue condenada una enorme multitud, acusada no tanto del incendio como de odio al género humano [...] Nerón había ofrecido sus jardines para que pereciesen despedazados por perros tras cubrirles con pieles de fieras, clavados en cruces y prendidos cuando faltaba la luz del día para que sirviesen de iluminación nocturna» (Tácito, An. XV, 44).
48. Harnack, 1905, pág. 19.
49. Romanos, 13:1-3.
50. Cf. Troeltsch, 1992, vol. I, pág. 124.
51. Ibíd., págs. 123-124.
52. Ibíd., pág. 120.
53. Es el caso, entre otros, de Luciano de Samosata (De morte peregrini, 13) y el propio emperador Juliano (Epístola 49), testigos de que la caridad cristiana se aplica también al no cristiano.
54. Orígenes le responderá que «cuando todos los hombres se hayan convertido en cristianos hasta los bárbaros se sentirán inclinados a la paz» (Adv. Cel. I,3).
55. Troeltsch, 1992, vol. I, pág. 120.
56. Orígenes, un hijo de mártir que es el primero en formular el misterio de la Trinidad, demuestra su celo anticarnal con una apocatástasis o automutilación siendo ya adulto. No ha dado ese paso sin sopesar el consejo de Jesús: «Así como algunos son incapaces de casarse porque nacieron eunucos, o fueron castrados después, hay quienes renuncian al matrimonio por el reino de los cielos» (Mateo 19:12).
57. De él provienen expresiones inmortales, como que «la Iglesia es la Esposa pura de Cristo», y que «no tendrá a Dios por Padre quien no tenga a la Iglesia por Madre».
58. Gibbon, 1984, vol. I, pág. 39.
59. Cf. Gil, 1985, págs. 248-249.
60. Diocleciano, en Cameron, 2001, pág. 38.
61. Lactancio, Sobre las muertes de los perseguidores 7, 5-7.
62. La Exposición de Motivos empieza diciendo: «Los dioses inmortales, en su providencia, se han dignado disponer que lo bueno y verdadero quedara aprobado en su totalidad por el consejo de muchos hombres buenos, egregios y sapientísimos, verdades a las cuales no es lícito oponerse».
63. Cf. Eusebio, Hist. eccl. VIII, 2, 4.
64. Véase más adelante, capítulos XIV y XV.
65. Cf. electricscotland.com/history/celts/celts6.
1. Newton, 1987, págs. 619-20. Minúscula en el original (deus).
2. En Lactancio, De mort. pers., 28.
3. Eusebio, Hist. eccl. X, 7, 2.
4. Cf. Gibbon, 1984, vol. I, pág. 462. El segundo de los asesinatos parece haber sido recomendado por su madre, santa Elena.
5. Eusebio X, 7, 6.
6. Según el panegirista Nazario; cf. Cameron, 2001, pág. 145.
7. Durante gran parte de su reinado acuñó moneda con el anverso «Sol Deus Invictus», y nunca dejó de mezclar a ese astro con el Dios de Jesús; cf. Cath. Encyc., «Constantine the Great». Su sobrino Juliano lo llamará «alma de Helios» (Adv. gal., 69c).
8. Constantino, en Gibbon, 1984, vol. II, pág. 29.
9. Véase antes, págs. 142-143.
10. Discípulo del ebionita Pablo de Samosata (200-275), obispo de Antioquía.; cf. Harnack, 1959, pág. 173.
11. En su epístola a Eusebio de Nicomedia, prácticamente lo único conservado de su obra; cf. Cath. Encyc., voz «Arianism».
12. Atanasio, en Harnack, 1959, pág. 248.
13. La Confesión de Nicea establece: «Creemos en un solo Dios, el Padre que todo lo gobierna, creador de todo lo visible e invisible. Y en un solo señor Jesucristo, Hijo de Dios, engendrado por el padre y unigénito [...] Y creemos en el Espíritu Santo». A los misterios de la redención y la resurrección se añade el de un Dios uno y triple.
14. Mateo 8:20; 24:27-30; 26:24; 26:64. Marcos 13:26. Lucas 12:25-27.
15. Sócrates Escolástico, Hist. eccl., I, 38.
16. Consúltese, por ejemplo, la página earlychurch.org.uk/arianism.
17. Cf. Gibbon, 1984, vol. II, pág. 49.
18. Cf. Cameron, 2001, pág. 127.
19. Zósimo, Historia nueva II, 38.
20. Véase antes, pág. 93.
21. Codex Theodosianus XIV, 8.2.
22. Codex Theodosianus, VI, 262.
23. «Hombre digno de ser contado verdaderamente entre los espíritus heroicos, distinguido por el brillo de sus hechos y su innata majestad», dice de él Amiano (XXV, 4, 1).
24. Solo es seguro que Sapor, el monarca parto, no pagó a ninguno de los suyos la recompensa prometida por matarle; cf. Libanio, Orat., XIII; y Amiano XVI, 6.
25. A pesar de que murió a los 32 años, y los últimos siete apenas tuvo momento para escribir, sus obras literarias ocupan centenares de páginas. Junto con su preceptor Libanio, y algunos Padres de la Iglesia, fue sin duda uno de los hombres más instruidos de su época.
26. Carta 114, a los ciudadanos de Bosra.
27. Amiano XXV, 4, 20.
28. Gibbon, 1984, vol. II, pág. 97.
29. El propio Amiano Marcelino, que sirvió a sus órdenes como oficial y le venera, no vacila en considerarlo una manifestación de intolerancia (XX, 10, 7).
30. Situado a unos ocho kilómetros de la ciudad.
31. Juliano, en Gibbon, 1984, vol. II, pág. 103. No he podido confirmar la exactitud de esta referencia en la edición de Bidez. Sugiero, pues, que —sin dejar de ser veraz por lo que respecta al fondo— la expresión textual debe atribuirse al historiador escocés.
32. Carta 115 a los ciudadanos del lugar.
33. Gregorio Nacianceno, Orat. III, 88-91.
34. En su copiosa correspondencia, por ejemplo, se imponen varios o muchos párrafos sobre algún episodio mitológico cogido al vuelo antes de llegar al asunto, que con monótona reiteración acaba siendo un «escríbenos más frecuentemente».
35. «La tarea del Emperador consistía en traer leña, soplar el fuego, empuñar la cuchilla y matar a la víctima, metiendo las manos en el animal agonizante para extraerle el corazón o el hígado mientras leía, con la maestría del adivino, las señales de los acontecimientos venideros»; Gibbon, vol. II, pág. 88.
36. Amiano XXV, 4, 17.
37. Por ejemplo, Amiano cuenta que prometió respetar la vida del gobernador de una ciudad persa si rendía la plaza, aunque lo quemó vivo al día siguiente con el pretexto de que se había dirigido sin respeto a uno de sus generales.
38. XXII, 14, 1.
39. «Sacrificaba sin duelo víctimas innumerables, tantas que se pudiera creer que si hubiese vuelto de Persia iban a faltar los bueyes» (Amiano XXV, 4, 17).
40. Gibbon, 1984, vol. II, pág. 153.
41. Dámaso I (304-384) quiso zanjar disputas ulteriores definiendo la ortodoxia como «doctrinas proclamadas por el obispo de Roma».
42. Amiano XXVII, 3, 4.
43. Ibíd. XVIII, 1, 6.
44. Ibíd. XIV, 5, 3.
45. Cf. Gil, 1985, págs. 92-93.
46. Cf. Gibbon, 1984, vol. II, pág. 272.
47. Amiano XX, 16, 2.
48. La claque —un grupo homogéneo que abuchea, aplaude o lanza consignas— es en la Antigüedad el principal representante de la opinión pública. Los gobernadores romanos debían informar puntualmente y por escrito sobre su conducta en circos, hipódromos y teatros.
49. Cf. Gil, 1985, pág. 300.
50. Una actitud, por ejemplo, como la del papa Gregorio Magno, que se siente orgulloso de tener una buena biblioteca palatina pero no soporta entre otros a Tito Livio, y quema todos los ejemplares que tiene a mano de su crónica; cf. Gibbon, 1984, vol. III, pág. 248.
51. Véase antes, págs. 138 y 146.
52. Harnack, 1959, pág. 314.
1. En Gibbon, 1984, vol. I, pág. 652, n. 108.
2. Hegel, 1967, pág. 273.
3. Sus discípulos le llamarán «segundo Crucificado». Con todo, el suplicio que le administró la autoridad persa por novedad religiosa parece haber sido cargarle con enormes cadenas. Las llagas, el esfuerzo y los calambres terminaron con su vida en menos de un mes. Cf. Eliade, 1978, vol. II, pág. 375.
4. Cf. Gil, 1985, pág. 229.
5. El llamado Codex maniquaicus coloniensis, un texto copto fechable hacia el año 400.
6. Sin perjuicio de incorporarse luego a sus más enconados perseguidores, Agustín describe a Fausto —el obispo maniqueo de Cartago— como «un hombre de elocuencia admirable [...] que no se avergonzaba de reconocer su ignorancia en temas científicos» (Confesiones, V, 3 y 12).
7. Conf., V, 6 y 12.
8. Por ejemplo, a 5 moradas luminosas («intelecto, razón, pensamiento, reflexión, voluntad») corresponden 5 pozos infernales («humo, fuego devorador, viento destructivo, barro y tinieblas»); a 5 tipos de demonios corresponden otros tantos héroes positivos («el Ornamento del Esplendor, el Rey del Honor, el Adamas de Luz, el Rey de la Gloria y Atlas»). En cierto momento el Tercer Mensajero se desnuda —adoptando forma femenina— ante los Arcontes demoníacos, para que su lujuria les lleve a eyacular y cedan con su semen parte de la Luz devorada antes por ellos mismos. En otro momento se descubre que la Tierra entera arderá precisamente 1.468 años, para «desprender» las partículas luminosas presas aún en ella.
9. Donde la Luz ocupaba el norte, el este y el oeste, la Materia el sur.
10. Eliade, 1978, vol. II, pág. 382.
11. Mani, Codex coloniensis. Tomo la referencia de la actual Iglesia Maniquea Ortodoxa (essenes.net), que se declara «esenia nazorena».
12. En estos fugaces momentos perciben «lo invisible a través de lo visible», y quedan transidos de goce «puramente intelectual». Cf. Conf., V, 20-23.
13. Harnack, 1895, págs. 23 y 10.
14. Harnack, 1959, pág. 200.
15. Numaciano Itiner. I, 439-444.
16. Hasta en esos círculos sucede, según san Agustín, «que muchas casadas con padres más bondadosos [que el de Agustín] llevaran marcas de golpes y tuviesen el rostro desfigurado»; Confesiones IX, 9.19.
17. Su biógrafo san Atanasio, que escribe en griego, dice mén mathein («sin aprendizaje»).
18. Cf. Eliade, 1983, vol. II, pág. 400.
19. Cf. Gibbon, 1984, vol. II, pág. 158.
20. Ibíd., pág. 490.
21. Cf. Cameron, 2001, pág. 192.
22. Era preciso asimilar católicamente la teología neoplatónica (una tarea ya iniciada por cristianos de Oriente), sustituir a los héroes romanos por patriarcas bíblicos y santos, regular las obligaciones del clero y justificar el rechazo de la vida mercantil, una tarea de crítica al «abuso social» que compendian los sermones De Nabuthe Izraelita.
23. Esto es, el texto griego de la tradición hebrea (la Septuaginta o Biblia de Los 70) y el Nuevo Testamento.
24. Fundamentalmente, pensar que la luxuria podría legitimarse gracias al sacramento del matrimonio. Lejos de ello, el comercio sexual de los cónyuges es pecaminoso siempre que constituya un fin en sí y no haya posibilidad de procreación. Por lo mismo, son meras «vaginas lúbricas» las esposas cuya edad hace improbable el embarazo.
25. Algo más tarde una madre le acusó de haber matado allí a su hija con ayunos demasiado severos, pero se eximió de responsabilidad aclarando que la joven anacoreta estaba ya en el Cielo; cf. Spiegel, 1973, pág. 62.
26. Conf. V, 27.
27. La creación sería «la voluntad de un Dios bueno de que haya cosas buenas» (De civitate Dei, XI, 21).
28. Donato y sus sucesores —cuya feligresía era entonces mayoritaria en el África romana— fueron los primeros críticos de la jerarquía eclesiástica. Negaban validez a cualquier sacramento administrado por clérigos corruptos, pues «el pecador no puede conferir una santidad de la cual carece».
29. Prototipo del cristiano culto y racional, Pelagio insistió en que el pecado «es un acto, no un estado». La tesis de que pueda ser involuntario solo «conviene a quienes alegan la debilidad humana como excusa para sus fracasos». Agustín contraatacó identificando esa tara original con la concupiscentia, que impone su lujuria hasta en en el momento de reproducirnos, y como Pelagio prefirió evitar disputas la carga de la prueba recayó sobre el ingenioso Juliano de Eclano, otro de los obispos pelagianos. Juliano argumenta que «los instintos son éticamente neutros» —pues que en otro caso «las facultades sensuales» se borrarían con el bautismo—, y concluye diciendo que «si la concupiscencia es mala el Creador no será bueno». Sobre la disputa, cf. Harnack, 1959, págs. 368-370.
30. Gregorio de Nacianzo (329-389), Basilio de Cesarea (330-379) y Juan Crisóstomo (347-404).
31. En su homilía dedicada a Marcos 10:21 (el episodio donde Jesús recomienda al joven rico vender sus posesiones y dárselo a los pobres); cf. Spiegel, 1973, págs. 63-64.
32. Cf. Fetscher, 1977, pág. 18.
33. Crisóstomo, en Mises, 1968, pág. 437.
34. Crisóstomo, en Fetscher, 1977, pág. 18.
35. Hexameron, en Patrologia Latina (Migne), XIV, 220. Sobre el «comunismo primitivo» de san Ambrosio cf. Lovejoy, 1942, págs. 458-468.
36. Cf. Spiegel, 1973, págs. 60-66.
37. Troeltsch, 1992, vol. I, pág. 116.
38. Simmel, 1977, vol. II, pág. 495.
39. Lucas 6:34-35.
40. Agustín, en Spiegel, 1973, pág. 65.
41. De civitate Dei, IV, 29.
42. Cf. Spiegel, 1973, pág. 65.
43. El detonante inicial es el apoyo del Papa romano a Teófilo, patriarca de Alejandría, enemigo irreconciliable del patriarca de Constantinopla, Juan Crisóstomo.
44. Sobre el episodio evangélico, véase antes págs. 109-110.
45. Gibbon, 1984, vol. II, pág. 383.
46. La multitud de monjes y prelados egipcios que había llegado con Teófilo para acusar a Crisóstomo, incluyendo a la marinería encargada de trasladarles, fue diezmada hasta el último hombre. Eso puso en claro que «la seguridad pública dependía de que fuese restaurado»; Gibbon, ibíd., pág. 385.
1. Boecio (ca. 475-525), De consol. phil., V, 141-142.
2. Máximo, Avito, Mayoriano, Severo, Antemio, Olibrio, Glicerio, Nepote y Augústulo.
3. Una de las epístolas del papa Gelasio afirma que en la Emilia, la Toscana y en provincias contiguas a ellas hominum propre nullus existit; cf. Gibbon, 1984, vol. II, pág. 487.
4. Ibíd., vol. III, pág. 247.
5. Lo afirma en 475 Salvino, obispo de Marsella. Cf. Engels, 1970, pág. 189.
6. El caudillo ostrogodo Valamiro, padre de Teodorico, había aceptado a regañadientes mandarle desde los ocho años a educarse en Constantinopla. A cambio de ese rehén real el emperador León se comprometió a pagar a la nación goda ciento cuarenta kilos de oro al año, y una digna renta para los gastos personales del príncipe; cf. Gibbon, 1984, vol. III, pág. 15.
7. Donde se le llama Dietrich von Bern, quizá por Verona —una de las sedes de su reino—.
8. Cf. Gibbon, vol. III, pág. 29.
9. Casiodoro, Variae 9.24.8.
10. Orosio, Hist. adver. pag. VII, 43, 4-6.
11. Su ambición termina tres lustros después, cuando Teodorico le mate con sus propias manos durante un banquete.
12. Montesquieu comenta que «las leyes de los borgoñones son bastante juiciosas, y las de los príncipes lombardos aún más»; Esprit des lois, I, XXXVIII, 1.
13. Hume, 1983, vol. I, pág. 461.
14. Cf. Gibbon, 1984, vol. III, pág. 17.
15. La gran excepción en este sentido es Inglaterra, pues la conquista sajona iniciada en 449-450 somete todo sin contemplaciones, rozando el genocidio, y la invasión normanda en 1066 hace lo mismo en buena medida; cf. Hume, 1983, vol. I, caps. 2 y 4.
16. Gibbon, 1984, vol. III, pág. 25.
17. Como vimos, ya en tiempos de Pertinax gran parte del agro itálico y el de otras provincias resulta ser dominio imperial, y por eso mismo no se explota.
18. Pablo, Epístola a los romanos 13:1.
19. Cf. North y Thomas, 1982, pág. 10.
20. Cf. Duby, 1970, pág. 172.
21. Los bizantinos instan también esa glorificación formal de la servidumbre, entendiendo que no solo es la actitud ejemplar para el eclesiástico sino para el funcionario, cuyo servicio al Estado implica una esclavitud (douleia).
22. La ciudad de Dios propone leer el libro de Apocalipsis como «alegoría», y entiende que los mil años serán cumplidos pacíficamente por el gobierno eclesiástico. Cf. XX, 6-17.
23. Véase, por ejemplo, Landes, 2008, en rlandes.bu.edu.
24. Cf. Wikipedia, voz «Pax Dei».
25. Cf. Bloch, 1961, págs. 132-132.
26. Esto determina, por ejemplo, el título LXII de la lex Saxonum.
27. Es la ley de los anglos daneses, por ejemplo, de los francos y de los borgoñones; cf. Hume, 1983, vol. I, págs. 181-183.
28. Desde Diocleciano, que lo menciona en su edicto sobre precios máximos, a despecho de naufragios y piratas es mucho más barato llevar en barco una carga de grano desde el extremo occidental al oriental del Mediterráneo que trasladarla en carros unos pocos centenares de kilómetros.
29. Rostovtzeff, 1998, vol. II, pág. 1035.
30. I Tesalonicenses, 4:6.
31. Cf. McCormick, 2006, págs. 93-94.
32. Ibíd. pág. 28.
33. Tomás de Aquino, en Cipolla, 2003, pág. 234.
34. Cf. Gibbon, 1984, vol. III, pág. 251. Como es propietario de casi toda Sicilia por herencia familiar, desvía desde entonces el trigo de esa isla hacia Roma, bajo condiciones económicas que ignoramos.
35. En teoría, 2,7 gramos de plata.
36. Cf. Miracula sancti Benedicti, en Biblioteca hagiographica latina 1.123.
37. Cf. Duby, 1978, pág. 66.
38. Cf. McCormick, 2005, pág. 578.
39. Cf. Hume, 1983, vol. I, pág. 183.
40. Cf. Bloch, 1961, pág. 152.
41. Por lo demás, aquella España atravesaba la dura resaca de recibir montañas de plata sin industria o comercio donde reinvertirlas, padeciendo una inflación sin compensaciones. Véase más adelante, págs. 367-368.
42. Concretamente: comino, pimienta, canela y clavo.
43. Hincmaro, Epístola 52, Patrologia Latina, 126.274D.
44. McCormick, 2005, págs. 728-733.
45. Cf. Bloch, 1961, pág. 63.
46. Para la fórmula completa de algunos protocolos merovingios cf. Duby, 1978, págs. 45-46.
47. Ibíd., pág. 145.
48. Cf. Bloch, 1961, págs. 158, y 186-187.
49. Engels, 1970, págs. 68-69. La región pasó a ser Marca carolingia en 808.
50. Para una descripción del «sistema curtense», cf. Cipolla, 2002, págs. 151-155. Por lo demás, este libro abunda en descuido y otras deficiencias.
51. Más allá de las lindes pululan famélicos convertidos en pequeños delincuentes y bandoleros, tan temibles en principio como otros señores de la vecindad.
52. Bloch, 1961, pág. 61.
53. Cf. Duby, 1970, pág. 92.
54. Cf. Cipolla, 2003, págs. 126-127.
55. Cantillon, 1755, XV, 7. La campagna de Nápoles, añade el Essai, puede superar la tasa de 20.
56. Véase antes, págs. 50-51.
57. Véase antes, pág. 165.
58. Cf. McCormick, 2005, pág. 709.
59. Ibíd., pág. 687.
60. El primer tratado medieval que se conserva es de 840 y constituye un acuerdo entre el carolingio Lotario I y la república de Venecia, donde ésta se compromete a no comerciar con los súbditos de aquél, y a cerrar su industria de castración; cf. McCormick, 2005, pág. 710.
1. L’esprit des lois, IV, XII, 6.
2. Esas murallas resistirían el embate de ávaros, búlgaros, rusos, pechenegos, persas y sobre todo musulmanes, que hasta en siete ocasiones intentaron tomar la ciudad. Su perímetro rondaba los 30 kilómetros, y un muro con once metros de altura y tres de grosor se completaba cada cincuenta con torres del doble de alzada, capaces de descargar un infierno de proyectiles cruzados sobre cualquier punto de la muralla donde se concentrase un ataque. Ninguna urbe tuvo o tendría defensas remotamente comparables, y ninguna evocó tanta codicia en distintos vecinos. Juan Crisóstomo comenta —a finales del siglo V— que en los grandes palacios no solo abundaban adornos de oro y plata, mosaicos y alfombras, sino refinamientos como grandes puertas de marfil perfectamente liso, con junturas invisibles.
3. Ibn Hawkal, en McCormick, 2006, pág. 553.
4. Cf. Vasiliev, 1952.
5. Gracias fundamentalmente a Belisario, uno de los grandes guerreros de la Antigüedad, recobra el norte de África, el sur de España, todas las islas del Mediterráneo, toda Italia y la Dalmacia. Ejércitos bizantinos se lanzan incluso a empresas en el norte, frenando el avance huno en Crimea y cruzando el Danubio para contener a otros bárbaros.
6. El Hipódromo era una institución tan capital que una protesta conjunta de sus dos facciones —los Verdes y los Azules— bastó para desencadenar la gran revuelta llamada de la Nika (532). Justiniano se salvaría por poco de morir, aunque acabó saliendo fortalecido.
7. Gregorio Nacianceno, en Hegel, 1967, pág. 261.
8. En la Historia secreta («Anekdota») de Procopio de Cesarea, que es el último gran historiador grecorromano, ella y su íntima Antonia —la esposa del conde Belisario— aparecen como demonios venusianos que desearían una cuarta apertura para introducirse falos. Antes de seducir a Justiniano se cuenta de Teodora que «nunca fue superada en lubricidad. A menudo salía de excursión con una decena de jóvenes aristócratas, entregándose públicamente a ellos noche y día. Cuando les agotaba recurría a sus sirvientes, y ni siquiera con treinta saciaba su ardor» (Procopio, 9, 7).
9. Gibbon, 1984, vol. II, pág. 293. El interesado por la teología en sentido bizantino dispone de una exposición tan amplia como penetrante en el capítulo XXVIII de su obra.
10. Ibíd., págs. 301-307.
11. El icono, entendido como «objeto visible que lleva a lo invisible», funda un culto que llega a oficializarse a finales del siglo VI. En 730 va a ser prohibido por el emperador León III, y los iconoclastas extreman la persecución de iconófilos entre 741 y 775. En 787 la emperatriz Irene reacciona prohibiendo la iconoclastia con gran rigor, aunque en 814 sus adeptos recobran el poder. Finalmente, la viuda de Teófilo I restaura la veneración icónica en 843, un evento que su Iglesia sigue celebrando como Fiesta de la Ortodoxia.
12. Así lo refiere uno de sus cortesanos, Teófanes Continuatus; cf. McCormick, 2005, pág. 29.
13. Cf. Plinio el Viejo Hist. nat., VI, 32.
14. De hecho, sigue siendo el único lugar del mundo donde todos los dialectos son semíticos; cf. Wikipedia, voz «Arabia Felix-Yemen».
15. Resinas de árboles pertenecientes a la familia Burseraceae, autóctonos en Arabia y Abisinia.
16. Manat («el destino»), Allat (femenino de Alá) y Al,Uzza («la poderosa»); cf. Eliade, 1978, vol. III/1, pág. 77.
17. Debido a ello, pertenecer al clan más poderoso de la ciudad no le ahorra emplearse como sirviente de una acaudalada viuda, con la cual acabaría casándose. Aunque ella tenía 40 años entonces, la tradición afirma que tuvieron siete hijos y cuatro hijas.
18. Corán 2:127.
19. Génesis 1:3-12.
20. Corán 5:19.
21. Cf. Eliade, 1978, vol III/1, pág. 86.
22. Por ejemplo, decreta una limosna obligatoria o «legal» (la zakât) que va de un décimo a un quinto de las rentas; cf. Gibbon, 1984, vol. III, pág. 454.
23. Las esposas legítimas serán como máximo cuatro (Corán 4:3), pero no hay límite en el número de concubinas y esclavas. Tras quedarse viudo, Mahoma acabó teniendo un harén compuesto por nueve jóvenes. Cf. Eliade, 1978, vol. III/1, pág. 76.
24. Alaha es uno de los nombres para YHWH en arameo.
25. Sura 50:8.
26. Por lo demás, la idea de dioses con idéntico poderío y signo opuesto parece haberse ido convirtiendo al monoteísmo ya desde el siglo II a. C., y una de sus tradiciones principales en la época de Jesús cree que un ser supremo —Zurvan (el Tiempo)— engendró a Ormuz y Ahrimán como epítomes de lo benéfico y lo maléfico; cf. Cohn, 1995, págs. 122-123.
27. Corán 43:61.
28. Ibíd. 61:6.
29. Ibíd. 5:116.
30. Por ejemplo, nace circunciso y con el cordón umbilical cortado. A los cuatro años dos ángeles le derribaron y le abrieron el pecho, «lavándole las vísceras con nieve derretida que traían en una copa de oro» (Corán 94:1).
31. Ibíd. 9:3.
32. Lo puntualiza un historiador islámico contemporáneo; cf. Hourani, 1991, pág. 72. En desiertos como los de Arabia, Libia, Mauritania o Asia Central cualquier carro quedaría inmovilizado.
33. McCormick, 2005, pág. 595.
34. A fundamentar esta tesis dedica McCormick su extensa investigación.
35. Por ejemplo, qué actitud tomar ante alcohol, café, haschisch y otros vehículos de ebriedad, cuestión resuelta póstumamente por el derecho positivo (sharia) con 80 latigazos. El opio, considerado tradicionalmente regalo divino (mash Allah) esquiva la prohibición hasta 1955, cuando el parlamento iraní clausura su fumadero. Los países musulmanes irán sumándose desde entonces a las directrices de la ONU. Cf. Szasz, 1990, pág. 262.
36. Cf. Gibbon, ibíd., pág. 509.
37. Cf. Gibbon, 1984, vol. III, pág. 500.
38. Dentro de la «practicidad» tampoco falta una escisión entre oligárquicos y democráticos, estos últimos representados por los kharijitas o secesionistas, según los cuales «solo el pueblo puede elegir y deponer a su jefe»; cf. Eliade, 1978, vol. III/1, pág. 94. Su nombre les viene de negarse a seguir participando en la interminable Batalla del Camello o de Basora (655), donde el ejército del yerno del Profeta, Alí, se enfrenta al de Aisha, su viuda. Un kharijita asesinará al tercer califa.
39. Alí, en Naipaul, 2002, págs. 416-417.
40. En el caso de Jayam, cuya obra como matemático y astrónomo está probada, sus maravillosos cuartetos (rubaiyats) pudieron haber sido inventados en mayor o menor medida por E.Fitzgerald, el traductor, pues no se ha descubierto un original árabe remotamente parecido.
41. Este texto tiene la meta expresa de «desanimar a quien aspire al cultivo de las ciencias, allanando el camino al fervor». Un siglo después Averroes se ganaría el destierro de Córdoba por escribir una Destrucción de la destrucción, donde considera insincero a Algacel (que habría redactado su libro para escapar a acusaciones de herejía) y le llama «ingrato que vuelve contra el saber lo aprendido de él» (cf. Pioli, en Porto-Bompiani, 1959, vol. III, pág. 923). Suele atribuirse al tratado de Algacel una anticipación de la crítica hecha por Hume al principio de causalidad, pero su objeción al pensamiento científico es que «los filósofos no pueden demostrar la existencia de Dios ni la inmortalidad del alma» (Ibíd. pág. 924). Resulta ocioso aclarar que ambas cuestiones son científicamente ridículas para Hume.
42. Además de médico eminente, Avicena construye una brillante teoría de la esencia y la existencia. Averroes, acusado de considerar tiranos a los califas y —mucho peor aún— de ligar al Profeta con la impostura, es entre otras cosas un genio jurídico que argumenta la independencia del científico frente al teólogo. Cf. Mahdi, 1983, pág. 1022.
43. Hegel, 1967, págs. 276-277.
44. Cuando toma esta última ciudad, en 641, en el perímetro urbano hay aproximadamente cuatro mil palacios, cuatrocientos teatros, una descomunal biblioteca pública, casi un millón de habitantes, cuarenta mil judíos y doce mil tiendas. Deja todo intacto a cambio del tributo salvo la Biblioteca, cuyos papiros se destinarán a calentar los baños públicos. Cf. Gibbon, 1984, vol. III, págs. 518-519.
45. Cf. Hourani, 2003, pág. 151.
46. La voracidad de los recaudadores, por ejemplo, impone que campesinos libres se pongan bajo la protección de señores locales, convirtiéndose en colonos atados a la tierra.
47. Venta (bay), alquiler (ijarah), donación (hibah) y préstamo (ariyah).
48. Cf. Coulson, 1983, pág. 1043.
49. Cf. Schumpeter, 1983, págs. 57-95.
50. La Ka’ba desaparecerá, se borrarán las letras en todos los ejemplares del Corán, serán ejecutados quienes pronuncien el nombre de Alá, etcétera. Cf. Eliade, 1983, vol. III/1, págs. 132-133.
51. Cf. Hourani, 2003, pág. 320.
52. Weber, 1998, vol. I, págs. 509-510.
53. Véase antes, pág. 143.
54. Cf. Braudel, 1992, vol. I, pág. 151.
55. Weber, 1998, vol. I., pág. 508. En el delta de Tonkín los campesinos mejor alimentados consumen al día «cinco gramos de cerdo, diez gramos de salsa de pescado, veinte gramos de sal y hasta un kilo de arroz hervido» (Braudel, ibíd., pág. 151).
56. Cf. Landes, 2000, págs. 38-39.
57. Weber, ibíd., pág. 515.
58. Cf. Landes, 2000, pág. 100.
59. Ibíd., pág. 316.
60. Cf. Peyrefitte, 1992, pág. 286.
61. Ibíd., pág. 314.
62. Braudel, 1992, vol. I, pág. 377.
63. Entre otros hallazgos, China es cuna de la carretilla, el estribo, el compás, el papel, la imprenta, la pólvora, los fuegos artificiales, la porcelana, una máquina hidráulica para hilar y el alto horno; cf. Elvin, 1970, págs. 184 y 297.
64. Burke, citado en Acton, 1952, pág. 57.
65. Cf. Weber, 1988, vol. I, pág. 302.
1. Hume, 1983, vol. I, pág. 463.
2. Ibíd., pág. 479.
3. Cf. Pirenne, 2005, pág. 15 y sigs.
4. El ataque más antiguo ocurre hacia 520, protagonizado por un rey danés; cf. Bloch, 1961, pág. 36.
5. Ribe tenía en 721 una hectárea destinada a la feria; Haithabu rondaba el millar de vecinos, sumados a otros tantos residentes temporales, una cifra alta para casi cualquier villa altomedieval. En ambos enclaves daneses se han encontrado balanzas, pesas, adornos, tejidos, elementos metálicos, botones (un invento árabe) y otros utensilios domésticos. Su existencia precede en un siglo a la primera incursión vikinga registrada (el saqueo de una abadía inglesa en 793). Cf. McCormick, 2005, págs. 567-573.
6. Cf. McCormick, 2005, pág. 165.
7. Pirenne, 2005, pág. 31.
8. Troeltsch, 1992, vol. I, pág. 222.
9. Cf. Pirenne, 2005, pág. 24.
10. Monumenta Germaniae Historica (en lo sucesivo MGH), Formulae, Cod. Sangallensis 27, 412.22-23.
11. Cf. Pirenne, 1995, pág. 62.
12. Cf. McCormick, 2005, pág. 714.
13. Ibíd., pág. 684.
14. El inglés slave omite incluso la ce o la ka que enmascara levemente el término en otras lenguas europeas
15. Andrapodon y doulos en griego, servus, mancipium y famulus en latín.
16. La Vida de Naum, el texto más antiguo de la Iglesia búlgara, afirma que «los vendieron a los judíos por un precio. Y los judíos los llevaron a Venecia, vendiéndolos de conformidad con la divina Providencia. Vino entonces el hombre del Emperador, y cuando supo de los hombres compró algunos y los llevó a Constantinopla»; cf. Kussef, 1950, págs. 143-144.
17. Historia langobardorum, 1, 1, 47.25-28.
18. Cf. McCormick, 2005, pág. 685.
19. Cf. Sánchez Albornoz, 1973, pág. 55.
20. McCormick, 2005, págs. 701-704.
21. Ibíd., pág. 705.
22. Los normandos tienen gran éxito penetrando por el Loira, y luego por el Sena hasta París, donde una de sus razzias les depara un botín compuesto por varios centenares de jóvenes. Tampoco tardan en saquear Aquisgrán, la capital de Franconia.
23. Cf. Engels, 1970, pág. 188.
24. Cf. los capítulos de Neale, Oppenheim, Chapman y Benet, en Polanyi, 1976.
25. Polanyi, 1976, págs. 139-140.
26. Los nórdicos solventaban sus cuentas con la limpieza mediante saunas y baños grupales —por supuesto desnudos— en lagos y ríos gélidos, una costumbre que asombró a Julio César por el respeto al aseo implicado en ella. Los romanos construyeron termas gigantescas, donde se bañaban cotidianamente sin remilgos. Los santos se comportan como el célebre Dionisio Cartujano, que prefiere alimentos rancios a los frescos, chilla de horror si se le acerca una mujer joven y limita su aseo a aspersiones con agua bendita. Las santas tienen a gala no haberse desnudado desde antes de ser púberes.
27. La lepra puede transmitirse genéticamente cuando alguno de los progenitores esté ya infectado, y aparecer entonces sin necesidad de una previa desidia higiénica. Pero esto sigue sin hacerla contagiosa para terceros, y es solo una leyenda que el personal de leproserías pueda contraerla sin descuidar su propio aseo.
28. Todavía en 1230, cuando la población se ha multiplicado al menos por tres y la renta por al menos otro tanto, hay más de doscientas cincuenta leproserías en Inglaterra; cf. Wikipedia, voz «leper».
29. Hume, 1983, vol. I, pág. 463.
30. Cf. Pirenne, 1995, págs. 7-22.
31. Cf. Hume, ibíd., pág. 215.
32. Liutprando Hist. VI, 6. Sobre el escabroso periodo puede leerse con aprovechamiento el artículo dedicado a la papisa Juana en el Diccionario filosófico de Bayle.
33. Cf. Engels, 1970, pág. 193.
34. Pirenne, 2005, pág. 34.
35. Mises, 1995, pág. 744.
36. Duby, 1970, pág. 97.
37. Ibíd., pág. 108.
38. MGH, Legum II, vol. I, 1, pág. 152.
39. Ibíd., pág. 132.
40. Cf. McCormick, 2005, pág. 646.
41. Hoy Aachen (si se entra por Alemania) y Aix-la-Chapelle (si se entra por Francia).
42. Duby, 1970, pág. 109. A su juicio, «el ánimo de lucro minó sostenidamente el espíritu de magnanimidad» (ibíd pág. 270).
43. Dopsch, 1982 (1918).
44. En efecto, nunca hubo fondos para sufragar la escolarización, y la fossa carolina se interrumpió al poco de iniciarse, cuando los picos toparon con roca basáltica.
45. Para celebrarlo se convoca el gran concilio de Frankfurt, cuyo canon XXV dice: Omnis homo ex sua proprietate legitimam decimam ad ecclesiam conferat.
46. Cf. Pirenne, 2005, pág. 29.
47. Hegel, 1967, pág. 283.
48. Ibíd., pág. 285.
49. Cf. Duby, 1970, pág. 159. En Inglaterra la peor hambruna de todos los tiempos ocurre en 1041, cuando reina Eduardo el Confesor, uno de los últimos reyes anglosajones; cf. Hume, 1983, vol. I, pág. 184. Otra hambruna famosa comienza en el Continente con el durísimo invierno de 1144, prolongándose hasta 1146; cf. Cohn, 1970, pág. 45.
50. McCormick, 2005, pág. 683.
51. Hume, 1983, vol. I, pág. 25.
52. Como la Donación de Constantino, que inventa un legado territorial de este emperador al Sacro Imperio, la Vida del beato Silvestre —que pretende estar redactada en el siglo IV—, el Canon de los obispos, supuestamente acordado en un concilio de 314, las falsas Decretales (atribuidas a san Isidoro de Sevilla) o las falsas Capitulares del diácono Benito. Ya el poema de Beowulf aparece precedido por una imaginaria carta de Alejandro a Aristóteles.
53. Hume, ibíd., pág. 169.
54. Mateo 5:3. La New English Bible sustituye «pobres de espíritu» [pneuma] por «quienes conocen su necesidad de Dios» (these who know their need of God); pero usa seis palabras para traducir tres, y no modifica el sentido.
55. Mateo 19:14
56. «El desarrollo de esta institución fue una consecuecia de transferir al laico los poderes disciplinarios del claustro, y tuvo su origen en la Iglesia de Escocia e Irlanda» (Harnack, 1959, pág. 403).
57. Del papa Gregorio Magno (c. 540-602) ha partido esa idea de un lugar intermedio, donde las almas no padecen el fuego infernal pero se consumen de impaciencia por un cuerpo purificado. Un precedente de la confesión es que —como expone el propio san Gregorio— «el marido peca si ha sentido deseo carnal y no meramente afán procreador con su esposa [...] y no podrá acudir a la iglesia sin purificarse» (Gregorio Magno, en Hume, 1983, vol. I, pág. 31).
58. La Iglesia católica y la ortodoxa griega entienden que la confesión se apoya en ciertos pasajes del Nuevo Testamento, y deriva de lo conquistado por la Encarnación. Confirmación y extremaunción son dos sacramentos adicionales introducidos por el Papado altomedieval.
59. Aquella que considera la enfermedad como un fenómeno natural (physikós) y emplea remedios naturales para tratarla.
60. Harnack, 1959, pág. 405.
61. Ibíd.
62. Según Bernardo Gui en su Manual para inquisidores; cf. Robinson 1903, pág. 383.
63. Cf. Vargas Llosa, 1998. Coincidiendo con la instauración de la República, en el interior de Bahía cierto analfabeto antes tenido por lunático —Antonio Conselleiro— encabezó una rebelión que reclamaba la vuelta del rey y un reino evangélico llamado a la expropiación del incrédulo. Los treinta y tantos mil combatientes que acabaron oponiéndose al ejército —muchos de ellos niños, ancianos y mujeres— lucharon con enorme bravura, y ganaron varias batallas hasta sucumbir a los medios abrumadores que finalmente reunió el país contra ellos. La penuria intelectual les unía más aún que la escasez material, fascinados como estaban por un Consejero para quien toda desdicha o mutilación era belleza, excelencia.
64. Cf. Cohn, 1970, págs. 41-42.
65. Ibíd., págs. 43-44.
66. Una variante no mágica del confesionario es el diván psicoanalítico, que trata la pobreza de espíritu como neurosis. Desde la cruzada antidroga —una iniciativa de misioneros católicos norteamericanos en Filipinas— la galería de indigentes espirituales ha crecido con el adicto, que en una línea análoga a la histeria escenifica un drama de indefensión y dependencia: querría trabajar y ayudar a los demás, de quienes solicita favores sin pausa, pero lo traiciona una mala fe que ciertas veces reclama terapia y otras se afana por engañar al terapeuta. Tras una serie indefinida de otros adictos —ludópatas, bulímicos, anoréxicos, erotómanos, movilmaníacos, musculópatas, etcétera—, vuelve con distintos nombres el parvulus, que en una época solicita exorcismo y en otra tratamiento médico. Ver esas conductas como simples vicios o malas costumbres de cada persona no es admisible para exorcistas ni para otros terapeutas; cf. Szasz, 1974, passim.
67. Sí sabemos que consolidar las redes comerciales coincide en 1300 con una cifra próxima a los 80 millones. Cf. Cipolla, 2003, págs. 147-157.
68. Cf. Troeltsch, 1992, vol. I, pág. 386.
1. Hume, 1983, vol. I, pág. 169.
2. North y Thomas, 1982, pág. 52.
3. Cf. Duby, 1970, págs. 94-95.
4. Ya en 571, el ministro bizantino de Teodorico, Casiodoro, la menciona como «patria de mercaderes marítimos».
5. Cf. Braudel, 1992, vol. III, pág. 120.
6. Pirenne, 2005, pág. 76.
7. Cf. Aguilera-Barchet, 1989, pág. 37.
8. Samuel el Grande, caudillo y primer ministro del reino de Granada, es también uno de los mejores poetas hebreos de todos los tiempos. Cf. Shahak, 2002, pág. 155.
9. Su plan original fue ir conquistando Europa hasta caer sobre Bizancio desde el noroeste; cf. Gibbon, 1984, vol. III, págs. 534-535.
10. Cf. Mariana, Historia de España IX, cap. 18.
11. Un tesoro de información, básicamente musulmana, contiene la Bibliotheca Arabico-Hispana Escurialensis, editada entre 1760 y 1770. Los datos recién mencionados están en el tomo II, pág. 104.
12. Cf. Gibbon, 1984, vol. III, pág. 536.
13. Ibíd., pág. 557.
14. Mandó despellejar con sumo cuidado a uno de sus enemigos, por ejemplo, para que la piel entera pudiese rellenarse luego de algodón y ser objeto de crucifixión pública. Emprendió cincuenta y dos campañas militares entre 978 y 1001.
15. Radhaniyya en árabe. Sobre Ibn Khurradhbih, el cronista, cf. McCormick, 2005, págs. 640-642.
16. De insolentia iudaerorum 195, 149-159.
17. Libellus de vita et miraculis S.Godrici, heremitae de Finchale, auctore Reginaldo monacho Duhelmensi, en Pirenne, 2005, págs. 79-80.
18. Ibíd., págs. 86 y 84.
19. Sobre Kiev y las primeras ciudades rusas el texto pionero es Rostovtzeff, 1922.
20. Una de las sagas nórdicas llama «niñero» a cierto islandés porque se negaba a ensartar niños de pecho con su lanza, como el resto del grupo; cf. Bloch, 1961, pág. 19.
21. Génova y Pisa como potencias navales, Milán, Parma, Pavía y Lucca como centros de industria, y la Lombardía en general como combinación de agricultura y comercio, apoyada sobre la extraordinaria feracidad que empieza a lograrse en el valle del Po.
22. Cf. North y Thomas, 1982, pág. 55.
23. Portus es «lugar desde el cual se importan y exportan mercancías» (Digesto, 16, 59), definición idéntica a la que ofrece san Isidoro: «Portus dictus a deportandis comerciis» (Etimologías XIV, 39-40). La raíz verbal se conserva en holandés, donde poort significa ciudad y poorter burgués.
24. «Los magiares, procedentes de Asia e instalados desde 896 en la actual Hungría [...] no diferían mucho de los hunos y devastaron Alsacia, Lorena, Borgoña y el Languedoc. Los ataques de los normandos se hicieron anuales a partir de 843, y en 845 saquearon los portus de Hamburgo y París con una flota de 120 naves, que transportaban una media de 50 hombres»; Cipolla, 2003, pág. 150.
25. Cf. Mumford, 1979, vol. I, cap. 9.
26. Hegel, 1967, pág. 268.
27. La mayoría eran obispados u arzobispados, aunque algunos —como Frankfurt, Nüremberg o Ulm— fuesen ciudades no episcopales.
28. «Cronicon santi Andrea Castri Cameracesi», cf. Pirenne, 2005, pág. 101.
29. Cf. Duby, 1970, pág. 244.
30. Cf. Pirenne, 2005, pág. 119.
31. Cf. Barraclough, 1985, vol. III, pág. 122.
32. Gestionan las granjas como capataces, recaudan tasas, desempeñan funciones contables y, en general, velan por la hacienda de su amo. Dos siglos más tarde muchos se han transformado en nobleza menor, entre otras causas porque la creciente crisis económica de ese último escalón aristocrático ha hecho que muchos hidalgos se postulen como ministeriales. Una monografía sobre su evolución ofrece Benjamin, 1985.
33. Cf. Pirenne, 2005, pág. 93.
34. Cohn, 1970, pág. 48.
35. Allí donde la romanización fue superficial —en todos los territorios situados al norte del Rhin— las civitates o no existieron o desaparecieron, y deben por eso partir de cero como Hamburgo o Lübeck. En Europa meridional la urbanización parte siempre de algún enclave otrora importante, que fue deshabitándose y ahora empieza a poder crecer.
36. Mumford, 1979, vol. I, pág. 363.
37. Ibíd., pág. 319.
38. El cardenal de Cusa es quizá el primer pensador de primera fila que dedica un libro a cierto juego —el de bolos— a título de propedéutica filosófica. Escrito en 1463, su De ludo globi define la actividad lúdica en general como «un tesoro de enseñanzas» (I, 2; Opera Omnia, vol. IX).
1. Smith, 1982, pág. 81.
2. Cf. Cohn, 1970, págs. 53-54.
3. La entonces famosa Visión de Weltin, compuesta por un fraile once años antes de morir el Emperador, «le representa en el purgatorio con un buitre que le devora tenazmente el miembro criminal, mientras el resto del cuerpo —emblema de sus virtudes— se conserva intacto» (Gibbon, 1984, vol. III, págs. 665-666). Las habladurías insistieron también en que no pudo resistir los encantos de algunas entre sus muchas hijas.
4. Troeltsch, 1992, vol. I, pág. 349.
5. Cf. Aguilera-Barchet, 1989, págs. 44-57.
6. North y Thomas, 1982, pág. 55.
7. Duby, 1970, pág. 230.
8. Basilea, que por entonces tiene el único puente sobre el Rin desde el lago de Constanza al Atlántico, se adelanta al resto de las ciudades libres alcanzando ya en 1118 un concierto fiscal entre su príncipe-obispo y un grupo «popular» de comerciantes, ministeriales y guerreros profesionales.
9. Duby, 1970, págs. 226-227.
10. Ibíd., pág. 231.
11. Hume, 1983, vol. I, pág. 445.
12. Aparte del rey Juan sus firmantes son veinticinco barones, trece obispos, veinte abades, el Maestre de los Templarios ingleses, los príncipes de Gales y el rey de Escocia. Ni un common ha intervenido.
13. «La Carta Magna suministra los perfiles de un gobierno legal, con una distribución igualitaria de la justicia y libre disfrute de la propiedad, objetos primarios de la sociedad política humana» (Hume, 1983, vol. I, pág. 445).
14. Literalmente, «Y si nuestros hombres están seguros, los otros estarán seguros en nuestra tierra».
15. Cf. North y Thomas, 1982, pág. 66.
16. Ibíd., pág. 84.
17. Los descubrimientos más extraordinarios del periodo serán dos objetos hoy perdidos como la Verdadera Cruz y el Santo Grial. La Santa Sábana, conservada en Turín, ha sido sometida a carbono-14 y parece ser un tejido del siglo XIV.
18. Cf. Nicholson, 2001, pág. 4. Ese documento es, sin duda, el precedente del cheque.
19. Cf. Aguilera-Barchet, 1989, págs. 196-197.
20. Una cuidadosa operación —orquestada por el papa Clemente V y Felipe III, el rey francés (endeudado con la Orden por cifras astronómicas)— encarcela simultáneamente a los principales templarios de Europa y a su gran maestre, Jacques de Molnay, que tras ser torturados para obtener confesiones de blasfemia acaban pasando por la hoguera en 1314.
21. Cf. Aguilera-Barchet, 1989, pág. 189.
22. Garrigues, 1976, vol. I, pág. 765.
23. El Código se llama también Decreto de Graciano, por el monje agustino que compiló los cánones.
24. Canon II, dist. 88.
25. El espíritu de las leyes, 4, XI, 4. Véase más adelante, págs. 436-437.
26. Los Usatges (1064) de Barcelona, que por entonces es ya uno de los cinco puertos europeos más importantes, mencionan un «derecho expeditivo» aplicable a extranjeros (sin duda comerciantes); cf. Pirenne, 2005, pág. 167, y Aguilera-Barchet, 1989, pág. 57.
27. Pirenne, 2005, págs. 138-139.
28. El monarca francés, uno de los casos extremos, es por entonces un minifundista comparado con el duque de Borgoña.
29. Llegaron a ser más de sesenta, presididos por una Lübeck que es la primera ciudad libre en sentido estricto, también llamada «imperial» por ignorar la jurisdicción de todo magistrado intermedio entre ella y el Emperador. Su senado hanseático, que seguía gobernándola en 1933, desapareció tras prohibir a Hitler celebrar mítines electorales allí.
30. Cf. Duby, 1970, pág. 226.
31. Los kontors hanseáticos estaban en Londres, Brujas, Colonia, Bergen, Visby y Novgorod.
32. Ya en 1285 ha doblegado a Noruega con un bloqueo de grano, y en 1388 hará lo mismo con Brujas.
33. El ayuntamiento de Tallin (Estonia), algunos edificios de Bergen (Noruega) y el gran almacén de Gdansk (Polonia) preservan ese primer módulo de arquitectura «comercial».
34. Cf. Braudel, 1992, vol. III, pág. 103.
1. Cohn, 1970, pág. 75.
2. Resumen oficial de los veintisiete «axiomas o dictados» de Gregorio VII en el Sínodo de Roma (1075).
3. Hasta Gregorio VII ningún papa había depuesto a un monarca, aunque su ejemplo iba a ser continuado —y ampliado— por el enérgico Inocencio III. El padre de Enrique IV, Enrique III el Piadoso, depuso hasta a tres Papas y nombró a dos, sin enajenarse por ello el agradecimiento perpetuo de la Santa Sede.
4. Está llegando la apoteosis del normando, que no es solo el guerrero más eficaz sino el más valiente y gallardo, admirado por el resto de la caballería europea. Las hazañas de Roberto Guiscard en Italia y el Mediterráneo tienen su correlato en la conquista de Inglaterra que consuma por entonces (1066) el duque de Normandía, Guillermo. Hacia 980 su padre Rollo, que todavía ha visto con sus ojos los fiordos noruegos, protagoniza una lección de triste memoria para el monarca francés. En efecto, quedarse con Normandía exigía prestar un homenaje que el protocolo del momento concretaba en besar uno de sus pies, y como sus barones le suplicaron que aceptase se resignó a hacerlo; pero en el último momento tomó el zapato de hebilla ofrecido a sus labios y lo lanzó con fuerza hacia arriba, provocando una caída estrepitosa del rey. Antes de que la guardia y los cortesanos reaccionasen los barones normandos rasgaron el silencio tocando el pomo de sus armas al unísono, y tras un cruce de miradas, «los franceses consideraron prudente pasar por alto el insulto»; Hume, 1983, vol. I, pág. 114.
5. Las hostilidades solo cesan tras el Concordato de Worms (1122), cuya decisión salomónica es distinguir entre una investidura clerical («consagración»), que corresponde solo a la Iglesia, y una investidura feudal («otorgamiento del derecho de regalía») que corresponde solo al señorío laico.
6. De Francia central (Cluny) y Lorena (Brogne y Gorz).
7. En 1090 Bonizon de Sutri cifra el código del caballero cristiano en «sumisión a su señor, renuncia al botín, pelear contra los herejes, proteger a pobres, viudas y huérfanos y profesar amor platónico por la dama»; cf. Bloch, 1961, pág. 76.
8. Para Graciano —compilador del Código de derecho canónico— y para su papa, Urbano II, no es homicidio matar al excomulgado si lo dicta un «celo por la Iglesia». Gregorio IX excomulgaba hasta la séptima generación; cf. Troeltsch, 1992, vol. I, pág. 391.
9. Por san Pablo (Epístola a los gálatas 5:19-31), y por vasos hallados en las catacumbas de Roma con la inscripción bibe in pace («bebe tranquilamente»), sabemos que la ingesta de vino al comulgar inducía a veces reacciones afines al entusiasmo báquico cuando los fieles se habían preparado con ayunos severos, pues un vaso basta para embriagar a quien lleve días tomando solo pan y agua. Tales accesos de cordialidad «carnal» escandalizaron tanto más cuanto que el vino estaba vedado en la civilización grecorromana a mujeres que no fuesen de vida alegre. Todavía a mediados del siglo III el obispo Novaciano distingue entre «presentar un sacrificio al Hacedor» y permitirse con ese pretexto «diversiones estrepitosas, afines al fornicio y la impureza». Sobre la evolución del rito eucarístico, y sus nexos con el culto dionisiaco, cf. Escohotado, 1989, págs. 230-233.
10. Troeltsch ibíd., pág. 224.
11. Cf. Cohn, 1970, págs. 53-71.
12. Fustel, 1984, pág. 332.
13. La Canción de Antioquía, uno de los cronicones sobre la primera Cruzada, cuenta que los tafures eran para los musulmanes «no francos, sino diablos vivientes»; cf. Cohn, 1970, pág. 66.
14. Ibíd., págs. 44-48.
15. Roman de la rose, v. 11540-49.
16. Landulfo de San Paolo, en su Historia de Milán (MGH Script. vol. 20, 17-49). La versión online es cortesía de la Universidad de Stanford, con traducción inglesa de Ph. Buc.
17. Ibíd., 8.
18. Cf. Eliade, 1983, vol. III/1, págs. 191-194. Los bogomiles derivan de paulicianos armenios, herederos a su vez de los elcasaítas o ebionitas persas. Los paulicianos fueron ferozmente perseguidos por Bizancio, que empezó lapidando a su portavoz en 690 e hizo que la secta se desplazara a zonas controladas por gobernantes islámicos. Los bogomiles fueron deportados en masa a los Balcanes a mediados del siglo IX por nuevos emperadores bizantinos, bajo la acusación de sostener que el único sacramento verdadero es «escuchar la palabra de Jesús». En 1837 un obispo de la Iglesia ortodoxa definirá a los grupos supervivientes en Armenia como «pre-protestantes»; cf. Catholic Encyclopaedia, voz «paulicians». Sigue habiendo paulicianos allí, y unos diez mil bogomiles declarados en la actual Serbia.
19. El mal es un ángel traidor a Dios, no un igual a Dios. Tampoco falta una subsecta —los dragovitsianos— que siguiendo derroteros gnósticos identifica al Príncipe de las Tinieblas con YHWH, «el dios malvado del Antiguo Testamento».
20. Eliade, 1983, vol. II, pág. 195.
21. Cambrai, Goslar, Lieja, Gante y Colonia fundamentalmente.
22. Landulfo de Saint Paul, sobrino de Litprando, cuenta que Gregorio VII le recibió diciendo: «Tu forma visible avergüenza más, pero la imagen de Dios es la de la justicia, y eres más hermoso» (Hist. Mediolanum, 9). Litprando «portaba una gran cruz, no para calmar la belicosidad, sino para llamar a la guerra» (ibíd., 3).
23. «Juró públicamente sobre los santos Evangelios que desde el día que salió del vientre materno no había cometido polución ni envilecido su carne con nadie» (Landulfo, ibíd., 12).
24. Del griego catharoi, como «catarsis».
25. Con el compromiso de no participar en sacrificio de animales, servicio de armas o ejecución de ninguna pena capital.
26. Cf. Catholic Encyclopaedia, voz «Saint Dominic».
27. Cf. Bécarud y Lapouge, 1972.
28. Gui, en Robinson 1903, pág. 381.
29. Fundamentalmente Pedro el Venerable, abad de Cluny, en su Adversus petrobrusianus (c. 1130).
30. Lo dice un discípulo como el obispo Otto de Freising, introductor de Aristóteles en Alemania, en su Gesta Friderici I imperatoris (1156). Los célebres amores del monje Abelardo y su pupila Eloísa desembocaron, como es sabido, en la castración del primero.
31. Cf. Catholic Encyclopaedia, voz «Arnold of Brescia».
32. De este pontífice —el menos belicoso del periodo— dijo Arnoldo que «le ocupa más llenarse el cuerpo y el bolsillo que imitar el celo de los apóstoles, y no vacila en defenderlo con homicidios».
33. El cadáver es incinerado a continuación, esparciéndose las cenizas por el Tíber para evitar santuarios dedicados a sus restos. Que se le ahorrase morir abrasado, y que no fuera reo de herejía sino de rebelión, indica hasta qué punto evocó algo parecido a temor reverencial en su propio estamento, y admiración entre los laicos.
34. Troeltsch vol. I, pág. 358.
35. Harnack, 1959, pág. 449.
36. Devuelven a los fieles la ingesta de vino en la misa, tienen sus propios ministros, no bautizan antes de la mayoría de edad, y tampoco confiesan con clérigos oficiales.
37. Lo alega Reinarius Saccho, en su crónica Sobre las sectas de los herejes modernos (1254).
38. Cf. Fetscher, 1977, pág. 26.
39. De día y de noche le ceñía un grueso cilicio, y ni siquiera agonizante aceptó la comodidad de una cama, prefiriendo tumbarse en el suelo sobre unas arpilleras. La Catholic Encyclopaedia le llama «atleta de Cristo» y enumera algunos de los muchos milagros que justificaron su rápida canonización. El primero es que un escrito suyo a los cátaros no ardió, aunque el pergamino fuese arrojado por dos veces al fuego.
40. Mateo, 10:9.
41. Harnack, 1959, pág. 434.
42. Cf. Mises, 1968, pág. 417.
43. Las Decretales Ad conditorem canonum (1322) y Cum inter nonnulos (1323).
44. Tomás de Aquino, Summa Theologica, I, Q. 32, iii, a. 8.
45. Su concepto es un proceso emancipador del ser humano articulado sobre tres etapas. La primera, reino del Padre o de la ley, cristaliza en la figura de Abraham. La segunda, reino del Hijo o del amor, tiene como figura prototípica a María. La tercera es el reino democrático del Espíritu Santo, que Amalric considera iniciado en el siglo XII (con la «civilización») y que durará sempiternamente, pues lo divino está ya «en todo miembro de la especie humana»; cf. Catholic Encyclopaedia, voz «Amalricians».
46. Cf. Cohn, 1970, págs. 108-109. Cohn añade que «el nuevo sistema iba a ser el más influyente en Europa hasta Marx [...] con su dialéctica de comunismo primitivo, sociedad de clases y comunismo final», no menos que el soporte de las tres etapas propuestas por Comte (teología-metafísica-ciencia) y del propio Tercer Reich, llamado a durar —como propuso Joaquín de Fiore— un milenio justo.
47. Un catálogo más amplio de expresiones ofrecen Wakefield y Austin, 1991, y sobre todo Cohn, 1970, que dedica los capítulos 8 y 9 de su obra a esta «elite de superhombres amorales».
48. Teodoreto de Cirro (393-457) los menciona en su Haereticarum fabularum compendium (I, 6).
49. Solo algo más adelante aparece el extenso texto de la beguina Marguerite Porete, El espejo de las almas sencillas, destruido por la Inquisición aunque reescrito por ella poco antes de ser quemada viva en París (1310).
50. Ruysbroeck, Sobre las doce beguinas (1340) en Cohn, 1970, pág. 174.
51. Encycl.Cath., loc. cit. El artículo sobre los amalricianos concluye diciendo que «su completa extirpación no puede considerarse inoportuna o destemplada». Pero es de justicia reconocer que antes ha expuesto sus tesis con objetividad y precisión.
52. Cf. Cohn, ibíd., págs. 169-170.
1. Alfonso de Valdés, secretario de Carlos V, carta fechada en 1526. Cf. Deschner, 2003, pág. 66.
2. En ese número reside la principal diferencia entre los relatos de Mateo (28,1-8), Marcos (16:1-8), Lucas (24: 1-8) y Juan (20: 1-2).
3. Jesús, a quienes le buscan en el sepulcro; Lucas, 24: 5-6.
4. Cf. Cohn, 1970, págs. 53-71.
5. Smith, 1982, pág. 361.
6. Las fuentes bizantinas hablan de unos quince mil caballeros y treinta y cinco mil infantes, un ejército formidable para la época. El emperador Alejo Comneno quedó «intimidado» al verlo, anticipando quizá futuros horrores.
7. Los cruzados deciden quedarse con Bizancio para siempre —llamándolo Imperio Latino—, y hasta 1261 no habrá forma de expulsarlos.
8. Sin perjuicio de indignarse al conocer su combinación de atrocidades contra cristianos y nulidad militar ante los musulmanes.
9. Algún historiador contemporáneo ha sugerido que los cruzados infantiles fueron bandas itinerantes de adultos «empobrecidos por la revolución comercial», llamados entonces genéricamente pueri («niños»). En la misma línea se ha mantenido —como algunas ediciones de la Biblia— que los hermanos de Jesús mencionados por el Nuevo Testamento quizá sean primos, pues el arameo no distinguiría bien esos parentescos. Los testimonios del periodo, que son unos cincuenta, empezando por la Chro ni ca regiae Coloniensis (1213), se reseñan en Raedts 1977, de donde tomo los datos expuestos a continuación.
10. Las fuentes hablan de «piñas como las abejas» donde se amontonaban para soportar los fríos nocturnos, aunque muchos amanecieran congelados total o parcialmente.
11. Porcus («cerdo») y Ferreus («de hierro»).
12. Su recuerdo hizo levantar allí una capilla llamada de los Nuevos Párvulos, cuyo vitral se conserva.
13. La última victoria europea será tomar Damietta en 1217 —cinco años después de haber zarpado la cruzada infantil—, aunque ese ejército desiste al fracasar su conquista de El Cairo.
14. Lo dice Jean de Meung, en el versículo 18.624 del Roman de la rose.
15. Huxley, 1972, pág. 129.
16. Historia, argumentos, procedimientos y sociología de la cruzada contra la hechicería se detallan en Escohotado, 1998, págs. 275-355.
17. El algodón (del árabe al qutun, origen también del inglés cotton) demanda climas meridionales —en contraste con la lana—, y Florencia lo obtiene entonces de España y el norte de África, merced a barcos de Pisa y Génova fundamentalmente. Los datos del cronista florentino Giovanni Villani —publicados hacia 1350— se encuentran en Spufford, 1995.
18. A la primera —que aparece en Córdoba— siguen las de Toledo y Sicilia, fundadas por dos monarcas excepcionalmente cultos como Alfonso X y Federico Barbarroja.
19. Cf. Crombie, 1983, vol. I, págs. 126-127.
20. Florencia, que en 1338 tiene unos cien mil habitantes, se reduce a la mitad en 1351. Inglaterra, el país más castigado, pierde quizá el 70 por 100 de la población; cf. Wikipedia, voz «Black Death».
21. Hume, 1983, vol. II, pág. 177.
22. Francia, por ejemplo, pasa de veintiséis hambrunas en ese siglo a dos en el XII —cuando aparece la letra de cambio— y a 4 en el XIV, aunque en este siglo se deban ante todo a las grandes rebeliones; cf. Braudel, 1992, vol. I, pág. 74.
23. Hay diversas versiones online de la Cronaca sienese (c.1351).
24. La Chronica de Venette (c. 1350) se encuentra también en varias páginas de la misma fuente.
25. En 1351, cuatro años después de declararse la epidemia, han sido exterminadas doscientas diez comunidades judías en Europa occidental y hay noticias de unas trescientas cincuenta masacres adicionales, que promueven el éxodo hacia el este de la rama ashkenazim (asentada hasta entonces en el valle del Rin y el norte de Francia). En Inglaterra la persecución alcanza su apogeo con Ricardo Corazón de León, y millares perecen a lo largo de todo el reino, especialmente en York; cf. Hume, 1983, vol. I, págs. 378-379.
26. North y Thomas, 1982, pág. 88.
27. La Chronica maiora de Mateo París (c. 1257) le identifica como uno de los líderes de la cruzada infantil. En todo caso parece haber pasado una etapa intermedia como monje, bajo el nombre de Jacobo, aunque dejase el convento para convertirse nuevamente en cruzado. El grueso de sus seguidores venía de Brabante, Flandes y Picardía.
28. La reina madre, Blanca de Castilla, limita con tropas su movimiento por la ciudad y acaba expulsándolos. Divididos en grupos, algunos expulsan al arzobispo de Rouen y ahogan en el Sena a varios clérigos; otros atacan monasterios en Tours, persiguen judíos en Amiens o resisten en los alrededores de Bourges. El Maestro mata allí a un burguense que osa contradecirle, y aunque sale huyendo es alcanzado por una partida de amigos suyos a caballo, que le dan muerte; cf. Cohn, 1970, pág. 97.
29. Ya en París denunciaban el «contubernio» de la monarquía francesa con los judíos, un hecho reseñable cuando Felipe IV los había expulsado de Francia en 1306, confiscando todos sus negocios. La desastrosa administración de lo confiscado justificará readmitirlos diez años más tarde.
30. En realidad ciento dieciséis (1337-1453) a despecho de varias treguas, donde Inglaterra —un país siete veces menos poblado entonces que Francia— lucha por mantener sus posesiones allí, amparada en razones dinásticas ridículas. Entre otras cosas, la invasión demuestra que una tropa ante todo plebeya, peor armada y mucho más pequeña, desbarata el ímpetu supuestamente invencible de la caballería señorial.
31. Representado en Francia por las bonnes villes o ciudades destacadas, aunque comprendiese teóricamente a «todos los demás súbditos»; cf. Tocqueville, 1982, págs. 69-77.
32. Tocqueville, 1982, págs. 125-126.
33. Ibíd., pág. 126.
1. Piers Plowman (c. 1390), versión C, XXIII vv. 273-281.
2. Cf. Hume, 1983, vol. II, págs. 201-202.
3. En Crécy (1346), siendo tres veces más numerosos, los franceses pierden unos treinta mil hombres y entre ellos a muchos de sus principales nobles, mientras los británicos no llegan al centenar de bajas. En Poitiers (1356) se repite la situación, y el propio rey Juan cae prisionero. En Azincourt (1415) morirán unos ocho mil nobles y muchos más soldados, otra vez por menos de un centenar de sus adversarios. «Las tres grandes batallas se parecen mucho, pues en todas ellas aparece la misma temeridad por parte de los príncipes ingleses, que solo por saquear se internan demasiado en territorio enemigo para disponer de una retirada. Pero llegado el momento de combatir se observa por parte inglesa la misma presencia de ánimo, destreza, audacia, firmeza y precaución, y por parte francesa la misma precipitación, confusión y vana confianza» (Hume Ibíd., pág. 366).
4. Una institución hasta entonces sin funciones de gobierno, surgida en 1302 para aprobar impuestos extraordinarios.
5. Imponer una moneda fija, por ejemplo, cuando el marco de plata francés había cambiado treinta y nueve veces de ley en los últimos siete años.
6. Por jacques, otro nombre del labriego.
7. Cf. Neveux, 1973. Cale murió, desde luego, tras horrendas torturas.
8. Estas acciones no son tan infrecuentes en el bajo medievo. En su Historia de Florencia cuenta Maquiavelo, por ejemplo, que en uno de los disturbios «tras trocear los cuerpos de dos ciudadanos con espadas desgarraron los trozos con las manos e incluso con los dientes (II, 8, 20). La truculencia piadosa aparece de modo cotidiano, y «ante el temor de que pudiesen desaparecer las santas reliquias, los monjes de Fossanova —donde había muerto Tomás de Aquino en 1274— confitaron el cadáver del maestro, decapitándolo para cocerlo y prepararlo mejor [...] Antes de enterrar el cadáver de Santa Isabel de Turingia un tropel de devotos cortaba o arrancaba no solo trozos de los paños con que estaba envuelto su rostro, sino también los pelos y las uñas, e incluso trozos de las orejas y los pezones de los senos. Con ocasión de una fiesta solemne, Carlos IV de Francia distribuye costillas de su antepasado san Luis entre Pierre D’Ailly y sus primos Berry y Borgoña, y da una pierna a los prelados para que se la repartan, como en efecto hacen después de la comida». Cf. Huizinga, 1962, pág. 237.
9. Froissart, 1960, págs. 152-153.
10. Hume, 1983, vol. II, pág. 369.
11. «Asesinatos y otras atrocidades se cometían a diario y quedaban impunes, bajo la protección de una parte u otra de la nobleza. Para detener esta insolencia los líderes del pueblo [...] aprovecharon el gran influjo adquirido por las Compañías de las Artes, y crearon en 1280 el gobierno de la Signoria» (Maquiavelo, 1525, II, 3, 1).
12. En la práctica, estas luchas se libran en torno al número de signori correspondientes a cada grupo. Tras la derrota definitiva de los nobles la Signoria se distribuye en dos para la clase superior, tres para la media y tres para la baja, nombrándose también un Gonfaloniere o abanderado de Justicia, que habría de ser «un plebeyo con mil hombres armados a su disposición, divididos en veinte compañías de cincuenta» (Maquiavelo II, 3, 2). Pronto pasa a tener cuatro mil, que en muchas ocasiones seguirán siendo insuficientes para evitar disturbios.
13. «Cada uno de estos estamentos trabajaba con ardor en elaborar reglamentos conducentes a mantener el mercado insuficientemente abastecido, y con tal de lograrlo no hallaban inconveniente en que los demás estamentos hiciesen lo mismo» (Smith, 1982, pág. 121).
14. Maquiavelo ibíd., III, 4, 6. Añade luego que «en coraje, prudencia y generosidad sobrepasó a cualquier otro ciudadano de su tiempo [...] Estas cualidades subyugaron a los plebeyos y abrieron los ojos de los patricios a la magnitud del desvarío de aquellos que tras vencer al orgullo de la nobleza acatan la regla nauseabunda de la escoria» (III, 4, 10).
15. Smith, 1982, pág. 122.
16. Froissart, 1960, págs. 50-51.
17. Uso el texto online, que corresponde a las páginas 200-205 en la edición de Oman 1906.
18. Media hectárea aproximadamente.
19. Hume, 1983, vol. II, pág. 291.
20. Chronicle, págs. 201-202.
21. Ibíd., pág. 203.
22. «Cuando Adán araba y Eva tejía, / ¿dónde estaba el señor?».
23. Troeltsch, 1992, vol. I, pág. 359.
24. El detalle de las Conclusiones merece recuerdo: 1) a los reyes corresponde nombrar prelados (en virtud de ius episcopale); 2) el voto de celibato desemboca en lujuria antinatura y no debe imponerse; 3) la transubstanciación es un falso milagro, llamado a promover idolatría; 4) las oraciones acompañadas por vino, pan, agua, cera, incienso, altares de piedra, muros de iglesia, casullas, mitras y cruces son actos mágicos, y no deben permitirse; 5) de nada sirve rezar por los muertos; 6) el rito de confesión funda las indulgencias clericales y otros abusos en el perdón del pecado; 7) los votos de castidad de las monjas conducen a infanticidios; 8) ni la confirmación ni la extremaunción son sacramentos; 9) no hay un carácter indelibilis en la condición sacerdotal, pudiendo omitirse la ordenación; 10) la jerarquía sobra en una Iglesia donde solo Cristo reina; 11) la pena de muerte y las guerras violan el Nuevo Testamento; l2) joyeros y armeros son oficios asociales, que conducen a despilfarros. Cf. Cath. Encylc., voz «lollard».
25. Cf. Cath. Encycl. ibíd.
26. Cohn, 1970, pág. 206.
27. Ibíd., pág. 207.
28. El sacramento resulta utroque («para ambos lados, o sentidos»), una exigencia argumentada por Wyclif y Hus.
29. Cohn remite la singularidad de su comunismo —unir Edad de Oro y Juicio Final— al lolardo John Ball, citando al efecto un texto que él mismo considera «algo críptico». Pero al hacer la genealogía del ideal comunista —tan bien documentada y argumentada para la Baja Edad Media— ignora el ebionismo judeocristiano como precedente significativo, y omitir dicho elemento simplifica a veces su análisis, llevándole a ver novedades en vez de evolución.
30. Zizka pidió al morir que su piel fuese usada para hacer tambores, como modo de seguir unido a sus tropas. Antes había transformado implementos agrícolas en precursores de los blindados, convirtiéndose en el más grande ingeniero militar de la historia y uno de los mayores tácticos. Ganó todas las batallas donde intervino como general, y aunque era tuerto y perdió el otro ojo luchando —en 1421— consiguió sus más brillantes victorias durante los tres años siguientes. Solo la peste pudo con él.
31. Chronica I, 3, 8-9. Como tantos otros clérigos de su tiempo, Cosme estaba casado y tenía al menos un hijo; cf. Cath. Encycl., voz «Cosmas of Prague».
32. Decretales 32:34. Este cronista es otro fabulador de la sociedad heráldica, que pretende ser Isidoro de Sevilla con trescientos años de retraso, y se atribuye gracias a ello grandes dones proféticos.
33. Epístola 90. Cf. Cohn, 1970, pág. 191.
34. Jan de Meung, Roman vv. 9561-9598.
35. Cohn Ibíd., pág. 215.
36. Müller en Troeltsch, ibíd., pág. 364.
37. Cf. Fetscher, 1977, págs. 35-36.
38. Cf. Cohn, 1970, pág. 213.
39. Ibíd., págs. 217-218.
40. Cf. Calvert Bayley, 1983, pág. 86.
41. Ibíd., pág. 87.
42. Braudel, 1992, vol. I, pág. 419.
43. Cohn, 1970, pág. 245.
44. Ibíd., págs. 226-232.
45. Engels, en Bloch, 2002, pág. 6.
46. Müntzer, en Cohn, 1970, pág. 237.
47. Bloch, 2002, pág. 39.
48. Apocalipsis, 6.
49. Los de Sajonia, Hesse y Brunswick (Prusia).
50. Cf. Cohn, 1970, pág. 250.
51. Es el caso de su director de tesis —el teólogo y canonista Andreas Karlstadt—, por ejemplo, que tras celebrar en 1521 la primera misa reformada (donde los fieles se sirven ellos mismos el pan y el vino) pasa en 1524 a vestirse de campesino indigente y a practicar la iconoclastia, destruyendo los ornamentos de su parroquia.
52. La caza del anabaptista empieza dentro de la Iglesia reformada, cuando en 1527 arde el primero por orden de Zwinglio, el Lutero suizo. Los católicos continentales no se quedan atrás, si bien creen que el «antídoto óptimo» es ahogar a esos herejes. Solo Inglaterra prefiere seguir purificándolos con fuego.
53. Cf. Cohn, 1970, pág. 260.
54. Véase antes, pág. 163.
55. Rothmann, en Troeltsch, 1992, vol. II, pág. 694.
56. Véase Kropotkin en Encyclopaedia Britannica (ed. 1910), voz «Anarchism».
57. Cf. Gómez Casas, 1988, pág. 45.
58. Leyden, en Cohn, 1970, pág. 272.
59. Cath. Encycl., voz «Anabaptists», c).
60. Cf. Cohn, 1970, pág. 269.
61. Ibíd., pág. 270.
62. Cuando Appelman perezca sus sucesores se fragmentan en pequeños grupos, cuyo último acto registrado será degollar a 126 vacas de cierto monasterio, en 1580. Cf. Wikipedia, voz «Jan van Batenburg».
1. Carta al pueblo de Danzig (1525).
2. Pico della Mirandola, Discurso sobre la dignidad del hombre I, 6.
3. Cf. Braudel, 1997, vol. I, pág. 299.
4. Troeltsch, 1992, vol. II, pág. 557.
5. Summa Theol. II, 2, Q. 78 ad quintum.
6. Ética a Nicómaco, V, 8.
7. Summa II, 2, Q. 77.
8. Buenaventura, Comentarios al Decreto de Graciano, Dist. LXXXVIII, canon Qualitas lucri.
9. Oresme hizo también notables contribuciones a la teoría del movimiento que culmina Newton.
10. Cipolla, 2003, pág. 214.
11. Schumpeter, 1995, págs. 137-138.
12. Molina, 1941 (1593).
13. Si la oferta de efectivo por bienes desciende, observa allí, el nivel de precios caerá; por el contrario, cuando sea abundante —como sucede en España gracias a la plata de América— los precios subirán. Hasta 1940, cuando se redescubrió este escrito, se atribuía el hallazgo a Bodino, primer teórico de la soberanía política, que fue compañero suyo de estudios en la Universidad de Toulouse. No cabe negar a Bodino, sin embargo, una catalogación más precisa de las causas en el alza de precios, que a su juicio eran cinco: «la abundancia de oro y plata, los monopolios, la escasez debida a exportaciones o gasto excesivo, el lujo de reyes y nobles y la adulteración de la moneda». Cf. Spiegel, 1973, pág. 118.
14. Juan de Lugo los justifica de modo expreso por «lucro cesante» del prestamista.
15. Palmieri, en Schumpeter, 1995, pág. 204.
16. Cf. Schumpeter ibíd.
17. Gracias al visionario don Enrique el Navegante (1394-1460) y su escuela de Sagres, donde se forman cartógrafos y los primeros marinos capaces de trasponer el Cabo de Hornos.
18. Cf. North y Thomas, 1982, pág. 86.
19. Braudel, 1992, vol. I, pág. 467.
20. Cf. Braudel, 1992, vol. II, págs. 522-525.
21. En efecto, hay al menos cuatro juros: «perpetuos», «de por vida», «al quitar», y «de caución».
22. Los Welser y los Fugger entran en bancarrota por lealtad a su Emperador. La vox populi española murmura que han comprado gratis el país, pues para cubrir la deuda Carlos V les otorga la renta de los Maestrazgos (pastos de las Órdenes de Santiago, Calatrava y Alcántara) y las minas de mercurio de Almadén. Sin embargo, eso equivale a menos de la mitad de lo convenido y no en los plazos previstos, sino confiando en un reembolso a largo plazo.
23. Felipe II intenta desembarazarse de los genoveses orquestando en 1555 una quiebra que además de ser puro fraude le sale mal, porque los nobili vecchi de Génova —con los Grimaldi, los Spinola y los Doria a la cabeza— sortean su maniobra y le dan con la puerta en las narices cuando lo consideran más oportuno y humillante. Para Braudel, desde ese preciso instante la finanza internacional deja de estar sometida al poder político.
24. Weber, 1992, vol. I, pág. 75. Su crítica del monacato «recurre a razonamientos que nada tienen de profano, y están casi en grotesca oposición con los principios que más tarde expondría Adam Smith. Pero esta fundamentación esencialmente escolástica no tardó en desaparecer y solo quedaría la afirmación, sostenida cada vez más enérgicamente, de que cumplir los deberes intramundanos es el único medio para agradar a Dios» (ibíd).
25. Lutero, en Troeltsch, 1992, vol. II, pág. 475.
26. El padre del primero dirigía una empresa dedicada a la minería del cobre, el del segundo era notario apostólico y secretario del obispo. Ambos recibieron una educación esmerada y destacaron como estudiantes (Lutero termina su preparatorio de universidad con el número de dos de diecisiete). Calvino obedeció a su padre estudiando leyes. Lutero le rompió el corazón al suyo cuando en vez de jurista se hizo monje agustino, pues estando en el campo le cayó un rayo cerca y juró ordenarse si salía vivo de aquella tormenta.
27. Troeltsch, 1992, vol. II, pág. 903.
28. Lutero, en Troeltsch, ibíd., pág. 870, n. 269.
29. Ibíd., pág. 561.
30. Instituciones de la religión cristiana, III, 21, 5.
31. Calvino, en Troeltsch, 1992, vol. II, pág. 586.
32. Calvino quema allí herejes a fuego lento (usando mucha leña verde para prolongar la agonía). Lo implacable de su temperamento aparece en recuerdos autobiográficos, como cuando piensa de sí mismo: «Siempre busqué un rincón escondido por amor al retiro y la sombra» (cf. godrules.net/Calvin).
33. Lutero, 2005, pág. 289.
34. Troeltsch, 1992, vol. I, pág. 466.
35. Weber observa que «vocación» (vocazione y chiamamento en italiano) es un término sin paralelo en griego y latín clásicos, cuyo único precedente antiguo se encuentra en el sustantivo hebreo traducido como «servicio», cuya raíz es «misión». Solo falta en el francés, y cristaliza como proyecto específicamente profesional en el holandés beroep, el alemán Beruf y el inglés calling, que en danés es kald y en sueco kallelse. Invariablemente, la etimología desemboca en servicio a Dios —profesión de fe—, remitiendo a la jlésis de san Pablo, que es llamamiento a la salvación eterna.
36. Lutero, en Troeltsch, 1992, vol. II, pág. 558.
37. Su argumento es que el monto de bula («indulgencia plenaria») comprado por cada cual le otorgaría tantos o cuantos años menos de cola para entrar en el Cielo, discriminando así al humilde.
38. Serviría de catecismo a Hitler, tendiendo también un puente entre su Partido y el electorado protestante. Jaspers observó que contiene todo el programa nazi, sin perjuicio de alimentar las persecuciones previas. Demasiado tarde, el Concilio de la Iglesia Evangélica de América (1994) declaró: «Rechazamos esta invectiva violenta, y lamentamos aún más profundamente sus efectos trágicos sobre generaciones ulteriores» (cf. Wikipedia, voz «Luterus»).
39. Profesión de fe de Wittenberg; cf. Weber, 1998, vol. I, pág. 175, n. 44.
40. Baxter, en Weber, ibíd., pág. 170.
41. Los bautistas parten del menonita inglés John Smyth, que muere en 1621 tras sentar las bases de los General Baptists o bautistas arminianos. Al igual que el teólogo holandés Jakob Arminius (1560-1609), postulan una redención general en vez de limitada a los «elegidos», como piensa Calvino.
42. Cf. Mennonite Encyclopaedia, voz «Menno».
43. 1. Autoridad suprema de la Escritura. 2. Bautismo basado en la profesión de fe. 3. Pacifismo riguroso. 4. Separación total entre Estado e Iglesia.
44. La huella de su espíritu puede prolongarse hasta la Religious Society of Friends o secta cuáquera, fundada por George Fox en 1648 e indirectamente decisiva para la Constitución norteamericana (gracias al estatuto del posterior estado de Pennsylvania que redacta William Penn, un ferviente amigo de Fox).
45. John Wesley, en Weber, 1998, vol. I, pág. 193.
46. «Dijo a la mujer: ‘Incrementaré los pesares de tu fecundidad; parirás hijos con dolor, sentirás ansia de tu esposo y él será tu amo’. Al hombre le dijo: ‘Maldita sea la tierra por tu causa. Con esfuerzo te ganarás el alimento todos los días de tu vida, porque la tierra producirá espinas y cardos, dándote solo plantas salvajes para comer. Te ganarás el pan con el sudor de tu frente hasta que vuelvas a la tierra, porque eres polvo y al polvo volverás’» (Génesis 3:16-20).
47. Then wilt thou not be loath / to leave this Paradise, but shall possess / A Paradise within thee, happier far». Milton nunca aceptó, por cierto, la idea de los «elegidos». Cuando se le preguntó sobre el Dios de Calvino repuso: «Podré ir al infierno, pero un Dios semejante nunca tendrá mi respeto».
48. Weber, 1998, vol. I, pág. 189.
49. Cf. Lévi-Strauss, 1997, págs. 271-329.
1. Scienza nuova, 1725, 132-133.
2. Tocqueville, 1984, pág. 185.
3. Sobre la demolición del héroe consumada por el Barroco, cf. Bénichou, 1948, págs. 155-80.
4. Scienza nuova, 131.
5. Bibl. hist., II 55-60.
6. Luciano, en Cohn, 1970, pág. 188.
7. Essai I, 16, 2.
8. Campanella, en Fetscher, 1977, pág. 47.
9. Durkheim, 1982, pág. 128.
10. En el sentido de los que cavan (dig) de un modo u otro, empezando por el arado. Sus representantes rurales empiezan arando y sembrando terrenos no propios.
11. En Fetscher, 1977, pág. 54.
12. Ibíd., pág. 51.
13. Cf. Plumb, 1967, págs. 3-8.
14. Winstanley, en Cohn, 1970, pág. 288.
15. Su precio crece «en consideración al riesgo y peligro que lleva consigo evadir la ley»; Smith, 1982, pág. 93.
16. Cf. Spiegel, 1977, pág. 107.
17. Cf. Braudel, 1992, vol. II, pág. 563.
18. Cf. Shahak, 2002, pág. 153.
19. Cf. Johnson, 1988, pág. 193.
20. Cf. Johnson, 1988, pág. 224. Leonor de Guzmán, esposa de Enrique II, es judía de ascendencia, como la madre de Montaigne o el obispo de Burgos, Pablo de Santa María, por no mencionar al gran inquisidor Torquemada.
21. Ibíd., pág. 216.
22. Los hitos son Viena y Linz (1421), Colonia (1424), Augsburgo (1439), Baviera (1442), Moravia (1425), Perugia (1485), Vicenza (1486), Parma (1488), Milán y Lucca (1489) y finalmente Florencia (1494), donde han sido protegidos por los Medici pero no sobreviven a su caída.
23. Cierto individuo muy arrepentido, condenado a vagar sin poder morir hasta la Segunda Venida por haber golpeado a Jesús durante su via dolorosa. El obispo de Schleswig atestiguó haberle visto personalmente en 1524, mientras rezaba en una iglesia de Hamburgo.
24. La rama principal de la Cábala, fundada por el rabino Isaac Luria (1538-1572), sostiene que de una insondable causa primera emanan deidades presididas por el Padre y la Madre, cuyos hijos se cruzan y recruzan acosados por las maquinaciones de Satán. El resultado es una prolija novela cosmológica, afín a la gnosis helenística y al sistema de Mani.
25. Verga, en Encyclopaedia Judaica, vol. 8, págs. 1204-1205.
26. Cf. Johnson, 1988, pág. 229.
27. Véase la introducción de Anes a De la Vega, 1688 (1986).
28. En Johnson, 1988, pág. 248.
29. Hobbes, 1979, pág. 189.
30. Cf. Tocqueville, 1982, vol. I, pág. 130.
31. Solo desaparece con la toma de Hamburgo por Napoleón (1809). Desde 1611 se ha mudado allí, para evitar las obstrucciones halladas en su propio país; cf. Braudel, 1992, vol. II, pág. 448. Los adventurers tenían un código de costumbres tan exigente con el decoro como los negociantes hanseáticos, sus rivales.
32. Páginas 54-55 del alegato; cf. bris.ac.uk/Dept/History/1571parliament.
33. Menger, 1997, pág. 276.
34. Cf. Encyclopaedia Britannica, Macropaedia, voz «Corporation».
35. 6.500.000 florines, equivalentes a 64 toneladas de oro; cf. Braudel, 1992, vol. III, pág. 224.
36. Braudel, 1992, vol. III, pág. 165. Subrayado suyo. En efecto, los tercios cobran mensualmente —en oro, no en plata—, y de demorar ese pago se siguen consecuencias tan espectaculares como el saco de Roma.
37. Ibíd., pág. 190.
38. Schumpeter, 1995, pág. 368.
39. Braudel, 1992, vol. I, pág. 476.
40. Cf. Schama, 1997, págs. 345-346.
41. Quantulumcumque Concerning Money (1682), Cuestión 26.
42. Un ejemplo extremo ofrece el sefardita Isaac de Pinto en su Tratado sobre la circulación y el crédito (1761), recordando cómo pagó a su guarnición cierta ciudad sitiada. «Alguien pensó pedir prestado a las cantinas su efectivo, que eran 7.000 florines. Al terminar la semana esa suma había regresado a las cantinas y volvió a prestarse. Esto se reiteró otras seis semanas, hasta la rendición, con lo cual 7 se convirtió en 49»; Pinto en Braudel, 1992, vol. I, pág. 468.
43. Cantillon, 1755, II, 6, 6.
44. Una exposición polémica del mecanismo ofrece Mises, 1995, cap. XX.
45. Schumpeter, 1995, pág. 371.
1. En Tocqueville, 1982, vol. I, pág. 143.
2. Gentes de las tierras bajas (nieder länder), una expresión que como topónimo —«Nierderlande»— aparece ya en el Cantar de los Nibelungos.
3. Zeeland, Utrech, Gelderland, Overijssel, Friesland y Groninga.
4. Lo dice sir William Temple en sus Observations upon the United Provinces (1662), cf. Schumpeter, 1995, pág. 200.
5. De la Vega, 1986 (1688), pág. 4.
6. Es un comentario hecho a finales del siglo XVII por un miembro inglés de la Royal Society londinense, cf. Schama, 1997, pág. 225.
7. Tácito dedica a la rebelión los capítulos 4 y 5 de sus Historias, aunque concluye el relato de modo abrupto, sin precisar qué fue de él tras un tratado que eximió a los bátavos de tributo en dinero.
8. Cf. North y Thomas, 1982, pág. 71.
9. De la Court, en Schama, 1997, págs. 235 y 254.
10. Hume, 1983, vol. V, pág. 110.
11. Cf. const.org.coke.coke.htm (7/8/2005), pág. 719.
12. Coke en Schama, 1997, pág. 260.
13. Aplicó también esos conceptos a la Hacienda pública —en El valor de las rentas vitalicias comparado con el de las pensiones redimibles (1659)—, un ensayo cuyas conclusiones le granjearían, por cierto, el odio de las viudas. A la hora de combatir demostró ser también un táctico sobresaliente, artífice de la victoria en la segunda guerra anglo-holandesa.
14. A quien ayuda a escribir El interés de Holanda (1662), un libro convertido rápidamente en superventas europeo.
15. Un siglo después el holandés Oldencop, cónsul de Rusia en Ámsterdam, constata que «el populacho siempre comulgó fervientemente con el mito orangista, presto a movilizarse, ir a la huelga, saquear y quemar»; cf. Braudel, 1992, vol. III, pág. 275. Por lo demás, la tradición neerlandesa invierte el sentido del arco de triunfo tradicional, que allí no significa una glorificación del guerrero sino «recobrar acceso a la sociedad civil» (Schama, 1997, pág. 66).
16. Esto incluye cuatro guerras con Inglaterra: 1652-4, 1665-7, 1672-4, 1782-3.
17. Braudel, 1992, vol. III, pág. 48.
18. Cf. Schama, 1997, págs. 168-172.
19. En 1704, por ejemplo, el próspero Cornelis de Jong, Receptor General de la República, se desgrava unos veinte mil florines de gastos sobre su renta de noventa y tres mil, pero paga once mil en concepto de impuestos directos; cf. Schama, 1997, pág. 320.
20. Han descubierto, por ejemplo, que rotando cultivos no necesitan mantener las tierras en barbecho durante uno, dos o tres años (pues cada planta emplea nutrientes distintos); abonan con cal para reducir la acidez del terreno y fijan el nitrógeno con guisantes, judías y tréboles, a despecho de ignorar la teoría química del caso; cf. Barraclough, 1985, vol. IV, pág. 178.
21. Jaime I de Inglaterra decide prohibir que se les exporte lana inglesa —para asumir así todo el proceso—, pero allí el acabado sale más caro que el conjunto de las operaciones previas (cardar, hilar y tejer). Las Provincias, por su parte, pueden hacerlo a mitad de precio y tienen otras fuentes de lana «blanca», como España.
22. Cf. Braudel, 1992, vol. III, págs. 237-238.
23. Ibíd., pág. 245.
24. Ibíd., pág. 239.
25. Udemans, en Schama, 1997, pág. 330.
26. De la Vega, 1688, pág. 232.
27. Ibíd., pág. 6.
28. Ibíd., pág. 196.
29. Son palabras de otro neerlandés, Johan Huizinga, escritas en la prisión nazi donde muere; cf. Huizinga, 1969, págs. 6-7.
30. Ibíd., pág. 7.
31. Hayek, 1991, pág. 79.
32. Smith, 1997, pág. 538. Cauto siempre, añade que «nunca habría ocasionado una alarma tan generalizada si no hubiese bordeado en algunos aspectos la verdad» (ibíd., pág. 544).
33. Johnson, en Boswell, 1952, pág. 393.
34. Mandeville, 1978, vol. II, pág. 165. En el Prefacio a la segunda edición ha aclarado también que «los vicios solo deben reprobarse cuando crecen hasta convertirse en crímenes».
35. Smith, 1982, pág. 17.
36. Un importante granjero, por ejemplo, compra en 1635 un bulbo «virrey» por dos fanegas de trigo, cuatro de centeno, cuatro bueyes de gran peso, ocho cerdos, una docena de ovejas, un hectólitro de vino, cuatro toneladas de mantequilla, cincuenta kilos de queso, una cama y un recipiente de plata; cf. Schama, 1997, pág. 358. De Witt considera el asunto como «un plan para hacerse rico sin propiedades y sabio sin entendimiento».
37. Political Discourses II, 6, 6.
38. Jan de Vries, en Braudel, 1992, vol. III, pág. 267.
39. Cf. Braudel, ibíd., pág. 275.
1. Hobbes (1651), 1979, pág. 417.
2. Anticipados por el Discurso sobre la prosperidad pública que publica John Hale en 1581. La expresión «economía política» no se emplea hasta 1615, en el Traicté de Économie Politique que publica Antoine de Montchrétien.
3. Schumpeter, 1955, pág. 412.
4. En algunos casos funcionarios de la Inquisición, como Pedro Fernández de Navarrete (Discursos, 1621) o Francisco Martínez de la Mata (Memorial sobre la despoblación, pobreza y esterilidad de España, 1650).
5. Como vimos, tras morir el tirano ateniense Pisístrato (VI a. C.), los ciudadanos pensaron que —a despecho de su odiosa autocracia— había traído a la ciudad una época de prosperidad excepcional («áurea»); cf. Aristóteles, Constitución de Atenas, 13-17.
6. Metamorfosis 89-91.
7. Hobbes alega también el derecho inalienable del súbdito a «vida y bienes», algo insólito en buena parte de una Europa septentrional que combina profesionalismo y barbarie. Su influjo ambivalente en el debate sobre derechos civiles haría de él una especie de aliado malgré soi de los demócratas.
8. Tocqueville, 1982, vol. I, pág. 129.
9. Ibíd., pág. 128.
10. Ibíd., pág. 127.
11. Según el Traicté «los forasteros son garrapatas que se adhieren a este gran cuerpo, le chupan su mejor sangre hasta hartarse y luego se separan. Hablando claro y sin metáfora, amasan el oro y la plata de Francia y se lo llevan»; Montchrétien, en Greenfeld, 2001, pág. 121.
12. Cf. Heckscher, 1955, vol. II, pág. 26.
13. Thomas Gresham (1519-1579), un financiero formado en Amberes que crea la Bolsa de Londres, ya ha advertido a Isabel I que la moneda mala expulsa a la buena, estimulando la reconversión de esta última en lingotes.
14. Estas pretensiones hacen que de Witt considere a los ingleses «unos malos perdedores, convertidos en rufianes que ambicionan saquear nuestro almacenes»; cf. Schama, 1997, pág. 230.
15. Child, en Schumpeter, 1995, pág. 399.
16. Véase antes, págs. 304-305.
17. Cf. Schumpeter, 1995, pág. 395.
18. Cf. Spiegel, 1967, págs. 188-189.
19. Por ejemplo, no tanto la relación entre efectivo circulante e interés como la de este último y la tasa habitual de beneficio para las empresas de cada país o territorio. Hasta Hume no se observa que si hay pocas industrias, y organizadas a partir de superbeneficios, el interés será más alto que si compiten muchas que viven de beneficios pequeños y economías de escala.
20. Schumpeter, 1995, pág. 412. Trasladado al presente, Norteamérica sería muy pobre e Irán muy rico.
21. Smith, 1982, pág. 440.
22. Consejero de Cromwell y también de Carlos II (hijo del decapitado por aquél), fue el primero en hablar de «renta nacional», y calcularla por años (unos cuarenta millones de libras en 1664). Su proyección —hecha partiendo de los rudimentarios datos disponibles— le llevó a sugerir que Londres tendría unos diez millones de habitantes a finales del XIX, cuando por entonces no llegaba al medio millón.
23. Petty, 1899, pág. 113.
24. El Leviatán parte de que «la igualdad impositiva no depende de la igualdad de riquezas, sino de la deuda idéntica que todos tienen con la República (Commonwealth)». Pero esto solo se asegura «cuando las imposiciones se establecen sobre aquellas cosas que los hombres consumen». En otro caso los trabajadores y ahorrativos pagarán más que los ociosos y derrochadores; cf. Hobbes, 1979, págs. 416-417.
25. Petty, en Spiegel, 1967, pág. 165.
26. Allí observa que la medida es miope y lesionará los intereses de artesanos y comerciantes locales, pues buena parte de esas importaciones se destinan a la reexportación —añadiéndoles o no algún valor—, y Las Provincias asumirán gustosamente el negocio vetado por ley.
27. En Spiegel, 1977, pág. 172.
28. El texto está colgado en varias páginas web, entre ellas el Avalon Fund de la Universidad de Yale
29. Gervaise menciona varios casos de su tiempo. Al leerlos me ha sido imposible no compararlos con un ejemplo doméstico más reciente. Protegida por un «fondo de retorno» del 180 por 100 para vehículos no nacionales, la empresa SEAT sufragó durante tres décadas a muchos miles de ingenieros y proyectistas, aunque ese ejército de técnicos fue incapaz de desarrollar un solo modelo con demanda externa.
30. «El crédito tiene consecuencias perniciosas para la nación que lo usa o estimula excesivamente, porque solo existe entonces al precio de hacer que la moneda (coin) desaparezca».
31. Schumpeter (1914) en Hayek, 1995, pág. 269. Esas luctuosas circunstancias explican que el manuscrito de su Ensayo sobre la naturaleza del comercio, escrito probablemente en inglés hacia 1734, solo se publicase dos décadas más tarde y en francés. Uso ese texto de 1755 en una versión online no paginada, y numero los párrafos de cada capítulo para identificarlos.
32. Hayek, 1995, pág. 270.
33. La descripción que hace Cantillon es dinámicamente ejemplar: «Si sigue extrayéndose oro y plata de las minas todos los precios crecerán hasta el punto de que no solo los terratenientes elevarán considerablemente los sueldos de sus criados y el precio de sus arrendamientos rústicos al expirar los plazos [...] sino que mecánicos y trabajadores elevarán tanto los de sus artículos que habrá un beneficio considerable comprándolos más baratos al forastero [...] con la consiguiente ruina gradual para los fabricantes locales, incapaces de hacer frente a la carestía de la vida en su tierra.
Cuando esa abundancia de oro y plata haya disminuido la población e impuesto gastos excesivos a sus habitantes [...] el Estado se verá obligado a enviar cada año fuera el producto obtenido de sus minas, haciéndose cada vez más dependiente de aquellos a quienes paga sus importaciones. Cesa la gran circulación de dinero que caracterizaba a los comienzos, llegan en su lugar pobreza y miseria, y el trabajo en las minas solo resulta ventajoso para sus empleados y para los extranjeros que se benefician de ellas. Esto es aproximadamente lo que le sucedió a España desde el descubrimiento de las Indias» (II, 6, 1-3).
34. I, 1, 1.
35. I, 11, 1.
36. «Los monjes no son de utilidad alguna, ni implican ornamento en paz o en guerra, salvo en el Paraíso [...] Los Estados que abrazaron el protestantismo, y no
tienen monjes ni mendigos, se han convertido visiblemente en los más poderosos» (II, 16, 11).
37. Cantillon destaca como caso de reforma contraproducente la tarifa prohibitiva que Isaac Newton —por entonces director de la Casa de la Moneda inglesa— impuso en 1717 a la plata acuñada.
38. Ibíd., I, 16, 2.
39. II, 13.
40. Sabemos que Montesquieu era buen amigo de la familia Cantillon, y que Hume dispuso de varias oportunidades —en Francia y en Inglaterra— para conocer el texto antes de aparecer publicado; cf. Cannan, 1929, págs. 20 y sigs.
41. II, 15, 5. Gran parte de la población, añade, «come ajo, pan y tubérculos, va vestida de cáñamo, usa ropa interior muy burda y no bebe más que agua».
42. Es la tesis, ampliamente argumentada, de Heckscher, 1955.
43. Hayek, 1995, pág. 101.
44. Hegel, 1955, vol. 3, pág. 383. «Hume creó el tipo moral del egoísta amable, sereno y humano, que ama sobriamente el placer» (Schumpeter, 1995, pág. 168).
45. Smith, en Spiegel, 1973, pág. 285.
46. A los 26 años terminó su monumental Tratado sobre la naturaleza humana (1740). La Historia de Inglaterra, que termina de publicarse póstumamente (1778), ocupa seis gruesos volúmenes.
47. Agrupados en los Political Discourses (1748).
48. Of the Jealousy of Trade, II, 6, 6.
49. Of Money II, 3, 1.
50. Of the Jealousy of Trade II, 6, 20
51. Of the Balance of Trade II, 5, 1.
52. Cuando un país vende a otro más de lo que compra, su efectivo crece en la misma proporción que merma el del otro. Con todo, esa afluencia de dinero acaba elevando los precios en el vendedor, que a partir de cierto momento son demasiado altos para mantener inalteradas las exportaciones, cuya reducción atrae por su parte importaciones. El país comprador, en cambio, ha perdido liquidez y resulta más barato, lo cual induce una inversión en el flujo de efectivo.
53. Of Commerce II, 3, 3.
54. Por ejemplo, aunque la balanza comercial positiva de un país suponga automáticamente una elevación de sus precios (comparados con los del país que asume la balanza negativa), el encarecimiento no resulta inmediato ni homogéneo, y empieza multiplicando su industria (con las consiguientes mejoras en empleo e ingresos). Keynes se servirá de este análisis para apoyar su modelo de welfare.
55. Ibíd., II, 1, 12.
56. Hume, 1994, pág. 146.
57. Of the Jealousy of Trade, II, 6, 6. La gentileza de Hume le lleva a exagerar, desde luego, cuando niega a Inglaterra un puesto de honor en la historia del desarrollo industrial.
58. «Si nuestras estrechas y malignas políticas tuviesen éxito reduciríamos todas las naciones vecinas al estado de desidia e ignorancia que prevalece en Marruecos y en la costa de Berbería. Pero ¿cuál sería el resultado? No podrían enviarnos bienes, tampoco podrían recibirlos de nosotros. Nuestro comercio doméstico languidecería por falta de competencia, ejemplo e instrucción. Y pronto caeríamos nosotros mismos en una condición tan abyecta como aquella que les impusimos» (II, 6, 7).
59. Hume, 1994, pág. 142.
60. L’Esprit... XI, 4.
61. Investigación sobre los principios de la economía política (1767); cf. Hirschman, 1970, pág. 85.
62. Esprit des lois, V, 7.
63. Ibíd., XX, 1.
64. Sus reflexiones económicas se concentran en la parte cuarta del tratado. Los libros XX y XXI describen el comercio, el XXII el dinero y el XXIII la población.
65. Los párrafos siguientes aprovechan el excelente análisis de Hirschman, 1970.
66. Tratado de la naturaleza humana (1739), 1988, pág. 561. Esta obra de juventud precede en nueve años al Espíritu de las leyes, aunque muy probablemente no fue conocida por Montesquieu.
67. Esprit des lois, XXI, 20.
68. XXI, 18.
69. Ibíd.
70. XX, 2.
71. «Sur la politique» en Oeuvres complétes, vol. I, pág. 112.
72. La democracia en América, II, 2, 14.
1. Rousseau, 1963, pág. 184.
2. A su condición de Padre Fundador de los Estados Unidos, artífice de la vital alianza con Francia, añadió un largo catálogo de inventos y una comprensión pionera del «fuego eléctrico».
3. Franklin en Weber, 1998, vol. I., págs. 38-39.
4. «La codicia de los mandarines chinos, de los antiguos patricios romanos o de los modernos agricultores resiste toda comparación [...] Precisamente la falta más absoluta de escrúpulos a la hora de imponer el propio interés en materia de dinero caracteriza a los países cuyo desarrollo capitalista ha permanecido “retrasado” en relación con las pautas occidentales»; Weber, ibíd., págs. 48-49, subrayados suyos.
5. Mateo 6, 34.
6. Weber, ibíd., págs. 51-52.
7. El inglés James Watt patenta en 1768 la primera, que desde 1774 se produce en serie.
8. Allí la guerra civil ha acontecido más de un siglo antes, con las luchas entre el Parlamento y la Corona que devastan el país entre 1642 y 1651.
9. Smith, Steuart, Millar, Ferguson y Gibbon, parientes espirituales de un Montesquieu que a sus compatriotas les parece «anglófilo».
10. Hegel, 1955, vol. III, pág. 383.
11. En el Wealth of Nations leemos, por ejemplo: «La Iglesia romana fue en la Edad Media la combinación más formidable contra la libertad, la razón y la felicidad. Pero su poder fue destruido por el progreso de las artes, las manufacturas y el comercio»; Smith, 1982, pág. 706.
12. Según el idéólogue Mercier de la Rivière; cf. Tocqueville, 1982, pág. 173.
13. Rush, en Szasz, 1981, págs. 185-186.
14. Jeremías Bentham (1748-1832), un niño prodigio, escribió sus Principles of Morals and Legislation (1789) para demostrar que «el dolor y el placer son los soberanos de la Humanidad», y que el principio moral absoluto es la «máxima satisfacción para el mayor número». Ni allí ni en ninguna otra parte de su copiosísima obra encontramos reflexiones sobre el concepto de justicia. Mandó ser embalsamado y expuesto al público con su ropa y bastón favoritos, dentro de un habitáculo que sigue atrayendo en Londres a devotos y turistas. El Essay on Government de su secretario Mill «no se puede calificar sino de absurdo insalvable, aunque según parece inextirpable» (Schumpeter, 1995, pág. 486). El logro de ambos es formular «la más superficial de todas las filosofías de la vida» (ibíd., pág. 173).
15. Hayek, 1960, pág. 174.
16. Tocqueville, 1982, pág. 156.
17. Schumpeter, 1995, pág. 162. Y prosigue: «En esta época, autonombrada Edad de la Razón, el mejor antídoto para los cumplidos que los literatos solían dirigirse a sí mismos es leerles».
18. Suplemento al viaje de Bougainville, 1771; en Horowitz, 1982, vol. I, pág. 80.
19. Diderot, en Schama, 1977, pág. 375.
20. En 1754, por ejemplo, cuando su Discurso sobre el origen de la desigualdad sea prohibido en algunos países, Hume le ofrece el cobijo de su propia casa. Aunque acepta el ofrecimiento, Rousseau no tardará en pensar que su anfitrión le está tendiendo una trampa, y sale huyendo.
21. El tema se aborda monográficamente en el Discurso sobre el origen de la desigualdad (1755) y en Emilio o la educación (1762).
22. Russell, en Moya, 2007, pág. 296.
23. Rousseau, 1963, pág. 73.
24. El credo es concretamente «la existencia de la Divinidad poderosa, inteligente, bienhechora, previsora y providencial, la vida venidera, la dicha de los justos, el castigo de los malvados, la santidad del contrato social y de las leyes»; Rousseau, 1963, pág. 186.
25. Ibíd., pág. 61.
26. Ibíd., pág. 64.
27. Hirschman, 1970, pág. 132.
28. En el Discours sur l’économie politique afirma que Roma «fue un milagro continuo que el mundo no podrá resucitar. La virtud de los romanos, engendrada por su horror a la tiranía y un patriotismo innato, hizo de cada uno de sus hogares una escuela de ciudadanía». Seis párrafos después afirma que «los pueblos más degenerados y oprimidos son las naciones conquistadoras». Roma no forma parte, según parece, de ese elenco.
29. El barón D’Holbach, por ejemplo, escribe un Systéme de la nature (1770) en dos volúmenes donde ésta habla en primera persona, y concluye diciendo: «¡Oh vosotros que tendéis a la dicha en cada instante de vuestra duración, no resistáis a mi voz soberana! ¡Gozad sin temor!». Un ánimo algo menos exultante, aunque expresiones idénticas («gran Todo», «Causa absoluta», «Uno inmenso») inspiran a J.B. Robinet los cinco volúmenes de su De la Nature. Como Helvetius, estos autores traducen alma por materia y Dios por Naturaleza, ofreciendo sistemas filosóficos cuya ambición solo puede parangonarse con su ingenuidad. El deísmo, otra de sus variantes, mantiene la fe en el Ser Supremo suprimiendo el dogma de las religiones positivas.
30. Fisiocracia: fuerza (cratos) de la naturaleza (physis). Para ingresar en ella era preciso un juramento de fidelidad al Maestro y la Doctrina.
31. Partiendo del hacendista Boisguillebert (1646-1714), que cifró lo necesario en laissez-faire la nature et la liberté; cf. Schumpeter, 1995, págs. 258-259.
32. El circuito en zigzag de su Tableau sigue la circulación del efectivo como si fuese flujo sanguíneo, y pretende ofrecer a Luis XV un modo de aliviar su bancarrota sin merma para la renta nacional. Eso pide detectar no solo dónde está realmente el dinero en cada momento del ciclo, sino qué tipo de impuesto evitará lo equivalente a no encontrar la vena buscada, o desangrar al paciente.
33. Dotado con «talento de pianista, no de compositor» (Schumpeter, 1995, p. 269), presidió la Asamblea Nacional francesa y se salvó in extremis de la guillotina, gracias a ser ejecutado Robespierre el día antes del que le tocaba a él. Una vez en América, organizó con su amigo Jefferson la creación del dólar y fundó una fábrica de pólvora —la Du Pont Company— que actualmente es la segunda empresa química del mundo, origen del nylon, el neopreno, el teflón, la licra y un largo etcétera.
34. Desde los Principles of Economics (1890) de Marshall este criterio se conoce como «máximo en competencia perfecta».
35. Carta a Morellet de 10-7-1769.
36. Cf. Samuels Warren, 1961, págs. 96-111.
37. «Quesnay solo ve producción de plusvalía en la tierra. Marx no la ve sino en el caso del trabajo. Ninguna de las dos construcciones reconoce productividad al capital, en el sentido de instalación, equipo y material», y mucho menos en los procesos de innovación que fundamentan su desarrollo (Schumpeter, 1995, pág. 282).
38. Turgot, en Tocqueville, 1982, pág. 172. Esto no altera que fuese un funcionario impecable, cuyos planes de reforma administrativa y fiscal iban a ser asumidos en buena medida por la Francia republicana. Si perdió el favor de Luis XVI fue por querer llevar adelante un programa de lucha contra el privilegio odioso para la Iglesia, la Corte y el resto de la nobleza.
39. Aquí se mantiene también fiel a su dogma agrario, y contrapone un deseable luxe de subsistence (alto nivel de consumo en productos del campo) a un indeseable luxe de décoration (centrado en «manufacturas»); cf. Siegel, 1973, pág. 234.
40. Rousseau, en su ya citado artículo «Economía política» de la Enciclopedia, afirma que «el derecho de propiedad es el más sagrado entre los de la ciudadanía, aún más importante en algunos aspectos que la propia libertad».
41. Historia de los sevarambos, pueblos que habitan la tierra austral, conteniendo una relación del gobierno, las costumbres, la religión y el lenguaje de dicha nación, desconocida hasta ahora para los pueblos de Europa (Ámsterdam, 1675).
42. Fénelon en Fetscher, 1977, pág. 57.
43. Su libro III —dedicado a la isla flotante de Laputa— describe los trabajos de una Academia aplicada a reconvertir excrementos humanos en la comida de la cual partieron, un modo ciertamente ácido de ridiculizar esta literatura.
44. No se conservan fechas de nacimiento y defunción, ni otros detalles biográficos de Morelly. Ser abate —alguien ligado a la Iglesia por órdenes menores (en contraste con las órdenes mayores o solemnes del sacerdote)— explica su evidente dominio del latín, aunque no le impide ser agnóstico.
45. Cf. Durkheim, 1982, pág. 139.
46. Cf. Samuels Warren, 1961, pág. 106. Sin el acicate de la propiedad privada las personas no se verán inducidas a trabajar con eficiencia, cuando lo esencial para una sociedad bien ordenada es «que todos trabajen para los demás creyendo que trabajan para ellos» (Quesnay en Siegel, 1973, pág. 226).
47. Schumpeter, 1995, pág. 180.
48. Prefacio, pág. 38. Uso la versión online del original francés (taieb.net/auteurs/Morelly/Code).
49. Schumpeter, 1995, pág. 180.
50. Libro I, págs. 30-33.
51. Schumpeter, ibíd.
52. Leyes sagradas, I.
53. Leyes económicas, XI.
54. Leyes edilicias, I-II.
55. Leyes suntuarias, III.
56. Véase más adelante, págs. 552-554.
57. Oeuvres, XIV, 342-343; cf. Durkheim, 1982, pág. 140.
58. Observaciones sobre la historia de Grecia, en Oeuvres, IV, 22.
59. Durkheim, 1982, pág. 145.
1. Spinoza, 1965 (1665), pág. 334.
2. Hayek, 1995, pág. 275.
3. Smith, 1997, pág. 418.
4. «¿Podría un patriota honesto abandonar un experimento en el apogeo de su éxito [...] por temor a que este gobierno pudiera carecer de energía para preservarse? Confío en que no. Al contrario, considero que éste es el gobierno más fuerte de la tierra, el único donde cada hombre, ante el llamamiento de las leyes, haría frente a invasiones del orden público como si se tratase de su propio asunto particular»; Jefferson, 1987, págs. 333-334.
5. Ibíd págs. 334-335. A esto añade «justicia igual y exacta para todos, [...] difusión de información y denuncia de todos los abusos ante el estrado de la razón pública; libertad de religión; libertad de prensa; libertad de la persona...»
6. Spinoza, 1965, pág. 21. Quince años antes el Leviatán había afirmado que «el único modo de erigir un poder común [...] es conferir todo poder y fuerza a un solo hombre»; Hobbes, 1979, págs. 266-267.
7. Ibíd., pág. 329.
8. Ibíd., pág. 331.
9. Spinoza, 1677, en Banfi (Porto-Bompiani, 1959, vol. X, pág. 289).
10. La Restauración, que sigue a muerte de Cromwell y se prolonga hasta la monarquía constitucional inaugurada por el holandés Guillermo III, es «un periodo en el cual el comercio y la riqueza del país crecieron como nunca antes» (Hume, 1983, vol. VI, pág. 537).
11. Locke menciona en el Prefacio que perdió «más de la mitad» del manuscrito original —donde quizá abordaba el asunto—, aunque parece hacer caso omiso del desarrollo histórico por razones de simplicidad.
12. II, 7, 87.
13. Leviatán, 1979, pág. 399.
14. II, 9, 95.
15. II, 19, 243.
16. II, 5, 47.
17. Hume, 1988, pág. 663.
18. Ibíd., pág. 666.
19. Hume, 1983, vol. VI pág. 531.
20. Hume, 1988, págs. 725 y 662.
21. «Es difícil encontrar a una persona que ame a otra más que a sí misma, pero no menos difícil encontrar a alguien en quien la suma de los afectos benévolos no supere al egoísmo» (ibíd., pág. 655).
22. Ibíd., pág. 737.
23. Ibíd., pág. 665.
24. La ley no admite otra excepción a su letra que la equidad, sinónimo de la adaptación que el juez está obligado a hacer del precepto a cada caso particular.
25. Ibíd., pág. 719.
26. Del griego syn («unidad») y pathos («pasión»), que equivale a ponerse en el lugar del otro.
27. Ibíd., pág. 818.
28. Common Sense (1776) ofrece a las colonias americanas los argumentos más sólidos para exigir su independencia. Rights of Man (1792) es el gran alegato de la revolución liberal, y The Age of Reason (1794) fulmina los desvaríos del Terror francés.
29. Esto sucede casi tres décadas después de que redactara la Declaración de Independencia, durante las cuales ha sido sucesivamente gobernador de Virginia, embajador en Francia (1785-1789), ministro de Exteriores con Washington y vicepresidente con Adams. La Constitución americana se redacta y aprueba mientras está en Francia, pero sus hombres de confianza —Madison y Monroe, posteriores Presidentes— le representan a todos los efectos.
30. Discurso inaugural de 4/3/1801; cf. Jefferson, 1987, págs. 330-331.
31. Notas sobre Virginia (1781); cf. Jefferson, 1987, pág. 281. Siendo ya anciano añade: «Entiendo por libertad la acción no obstaculizada y acorde con nuestra voluntad, dentro de los límites fijados por el derecho idéntico de otros. No digo “dentro de los límites fijados por la ley” porque la ley es siempre tiránica cuando se inmiscuye en los derechos del individuo» (carta a I.H. Tiffany, 4/4/1819).
32. Jefferson, 1987, pág. 282. Esto es llamativamente poco acorde con el posterior giro de su país hacia cruzadas higienistas y guerras oficiales contra alcohol, tabaco y otras drogas. En el mismo párrafo ha dicho que «si el gobierno debiera prescribir nuestras medicinas y nuestra dieta, nuestro cuerpos se encontrarían en el estado en el que se hallan ahora las almas [adeptas al absolutismo]».
33. Ibíd., pág. 283.
34. Hijo de uno de los mayores terratenientes de Virginia, murió arruinado por no poder prestar la debida atención a sus plantaciones, pues se negó a percibir un céntimo de dinero público mientras fue ministro, vicepresidente y presidente.
35. Los rebeldes se habían apoderado de un arsenal federal.
36. Jefferson, 1987, págs. 460-461. «Regar con sangre el árbol de la libertad» llevaba impreso en la camiseta el terrorista McVeigh, que en 1995 voló un edificio público de Oklahoma.
37. Smith, 1997, pág. 174.
38. Arendt, 1990, pág. 51.
39. Jefferson (1779), 1987, pág. 321.
40. Hume fue un hidalgo muy corto de patrimonio que decidió vivir en la más extrema humildad para poder dedicarse incompartidamente a mejorar su «capacidad en el campo de las letras», como declara en su Autobiografía. El próspero Smith vivió toda la vida con su madre, no conoció mujer en sentido bíblico y alternó una cátedra —primero de Lógica y luego de Filosofía Moral en Glasgow (negadas previamente a Hume)— con un cargo en Aduanas que ya ocupara su padre. La soltura teórica de ambos les ha hecho pasar al recuerdo como creadores, aunque tuvieron en común también una vocación de eruditos infatigables —para empezar, impuestos en todo el saber grecorromano—, y Schumpeter recuerda que «la estatura intelectual» de Smith no acaba de medirse sin leer textos poco conocidos como su Historia de la astronomía y su Disertación sobre el origen de las lenguas.
41. Ya en 1675 el jansenista francés Pierre Nicole, por ejemplo, uno de los autores que Smith estudió de adolescente, decía en sus Ensayos de Moral que «el comercio satisface las necesidades de la vida sin recurrir a la caridad» (cf. Siegel, 1972, pág. 278). Luego llegaría la influencia de Mandeville y la de su predecesor en el College de Glasgow, el presbiteriano Hutcheson, uno abogando por el desenmascaramiento de la farsa rigorista y otro viendo en la human benevolence el sello del Creador en sus criaturas.
42. Smith, 1997, pág. 176.
43. Rodríguez Braun, 1997, pág. 26.
44. Galbraith, 1998, pág. 78.
45. Smith, 1982, pág. 419.
46. Así lo afirma ya un precoz borrador de Smith, escrito en 1755; cf. Spiegel, 1973, pág. 278.
47. Smith, 1982, pág. 546.
48. Ibíd., pág. 403.
49. Ibíd., pág. 402.
50. Ibíd., pág. 16.
51. Ibíd., págs. 17-18.
52. La proporción de no empleados pasa a ser una variable de gran peso cuando —como sucede tan a menudo en Asia, África e Iberoamérica— solo trabajan las mujeres, adoptando los varones una existencia de zánganos. En zonas islámicas sucede justamente lo inverso; solo puede emplearse el varón, pues la costumbre de vender a las hijas —y venderlas vírgenes— impone una reclusión doméstica del otro sexo.
53. Smith, ibíd., págs. 473-4.
54. Ibíd., págs. 56-57.
55. Ibíd., pág. 610.
56. El método newtoniano consiste en «pasar de los fenómenos a [inferir las correspondientes] fuerzas de la Naturaleza, y luego demostrar los otros fenómenos a partir de esas fuerzas» (Newton, 1987, pág. 6).
57. Schumpeter, 1995, pág. 359.
58. Smith, 1982, pág. 15. Ya en su Teoría de los sentimientos morales presentaba la Inglaterra del momento como un espacio donde por cada persona doliente y mísera pululan una veintena de sujetos alegres y prósperos.
59. Ibíd., págs. 687-8.
60. Ibíd., pág. 76.
61. Ibíd., pág. 692
62. Ibíd., pág. 118.
63. «Rara vez suelen juntarse gentes ocupadas en la misma profesión u oficio -incluso cuando lo hacen solo para distraerse o divertirse- sin que la charla gire en torno a alguna conspiración contra el público o alguna maquinación para elevar los precios».
64. Ibíd., pág. 125.
1. Collot, en Schama, 1989, pág. 781.
2. Tocqueville, 1982, vol. I, pág. 161.
3. Cf. Schama, 1989, pág. 44.
4. Tocqueville, ibíd., pág. 187.
5. Cf. Jefferson, 1987, pág. 96.
6. La página web Histoire de l’eau-Paris contiene abundante información.
7. Dicho Prospectus explica: «Viendo con envidia algunos ciudadanos franceses que Londres estaba refrescado y provisto de agua tan abundante como barata para cualquier particular, en triste comparación con un París casi totalmente desprovisto de ese elemento imprescindible para la salubridad del aire, la limpieza de la ciudad, la salud y el bienestar de sus ciudadanos...»; cf. Greenfeld, 2001, págs. 146-147.
8. Tocqueville, 1982, vol. I, pág. 14.
9. Cf. Schama, pág. 120.
10. Tocqueville, ibíd., pág. 149.
11. Cf. Schama, 1989, pág. 65.
12. Young, en Tocqueville, 1982, vol. I, págs. 242-243.
13. Cf. Bien, 1987, págs. 89-114.
14. «Algunas personas, Sire, piensan que sois débil, y en alguna ocasión he temido la presencia de ese defecto en vuestro carácter. Por otra parte, en ocasiones más difíciles os he visto mostrar verdadero coraje»; misiva de Turgot a Luis XVI, en Schama, 1989, pág. 87.
15. Cf. Schama, 1989, pág. 93.
16. Cf. Greenfeld, 2001, pág. 146. Los Parlements del país han renovado su intolerancia desde la bula papal Vix pervenit (1745), que reafirma lo pecaminoso del crédito no gratuito.
17. Véase antes, pág. 334.
18. Cf. Tocqueville, 1982, vol. I, pág. 159.
19. Jefferson, 1987, págs. 96-97. Suscripciones públicas trataron de paliar la falta de grano y las ciudades mantuvieron grandes hogueras en algunos cruces de calles, alrededor de las cuales se reunían muchedumbres para no perecer congeladas. Hasta mayo no fue posible restablecer el suministro normal.
20. Jefferson, 1987, pág. 100.
21. Sieyès, en Moya, 2007, pág. 39. Sieyès, que desde entonces no abandonó un momento la vida política, sobrevivió como pudo al Terror, desempeñó cargos muy destacados durante el Directorio y el Consulado, colaboró con Napoleón I y acabó conspirando —con éxito— a favor de Napoleón III.
22. Concretamente, doscientos dieciséis comerciantes y agricultores, doscientos doce abogados y procuradores, doscientos representantes de condados, dieciocho magistrados urbanos, dieciséis médicos, doce nobles y dos eclesiásticos; cf. Mignet, 1824 (2007).
23. Bailly, en Bueno, 2003, pág. 164. Mirabeau añadió: «Di a quienes te envían que no nos moveremos de aquí sino por nuestra voluntad o a punta de bayoneta»; cf. Jefferson, 1987, pág. 103.
24. Véase antes, págs. 335-336.
25. Cf. Schama, 1989, págs. 429-433.
26. El teniente Elie y el soldado Louis de la Reyne son los «conquistadores» de la plaza. Cf. Schama, 1989, pág. 47.
27. Michelet, en Moya, 2007, pág. 16.
28. Tiene visos de formidable proeza apoderarse de un castillo protegido por un gran foso, ocho torres de seis alturas y muros con casi tres metros de grosor. Por otra parte, los defensores eran ochenta y dos invalides (mutilados de guerra) y treinta y cuatro granaderos suizos, que quedaron prácticamente indefensos cuando desde el interior alguien bajó el puente levadizo.
29. Cf. Schama, 1989, pág. 439.
30. Jefferson, 1987, pág. 11.
31. Tocqueville, 1982, vol. I, pág. 48.
32. Cf. Mignet, 1824 (2006), cap. II.
33. Cf. Schama, 1989, pág. 463. Combino su relato con el de Mignet (cap. III) para el resto del episodio. Carlyle las llamó «ménades»; cf. Cartyle, 1857, vol. I, 7, 4.
34. En su apoyo han tenido a algún hombre disfrazado como el gigante Nicolás —un pacato modelo en la Academia de Bellas Artes hasta entonces—, que al parecer consuma la decapitación.
35. Schama, 1989, pág. 468.
36. Ibíd., págs. 205-207. En Ma Constitution, por ejemplo, una lámina la muestra enseñando su genital (la «res publica») a Lafayette. Sin embargo, es más frecuente verla en esas ilustraciones copulando con el hermano del Rey y, sobre todo, presidiendo orgías.
37. Tocqueville, 1982, vol. I, pág. 131.
38. Jefferson, 1987, pág. 96.
39. Michelet, en Moya, 2007, pág. 18.
40. No el ahijado y asesino de César sino el esposo de Lucrecia, cuya violación a manos de Tarquino el Soberbio desencadena el fin de la realeza romana y el comienzo de la República.
41. Marat, cf. lamidupeuple.org, núm. 68.
42. Año y medio más tarde, durante el juicio, su abogado defensor se atreve a recordarlo: «¿Qué haríais, ciudadanos, si os dijeran que una muchedumbre excitada se dirigía contra vosotros? ¿Le acusáis de derramar sangre? Pero él lamenta la catástrofe fatal tanto como vosotros. Es su herida más profunda»; Malesherbes, en Schama, 1989, pág. 659.
43. Ibíd., pág. 558.
1. En su discurso del 7/6/1794, inaugurando la Fiesta Nacional dedicada al Ser Supremo; cf. Moya, 2007, pág. 113.
2. «Desde las elecciones a los Estados Generales se convirtió en una regla de hecho que cuanto más radical fue haciéndose la Revolución más se estrechó su base electoral, pues la Convención representaría aún a menos votos»; Schama, 1989, pág. 581.
3. Los varones deben haber cumplido los 25 años, residir en cierto domicilio durante un año seguido y pagar en impuestos el equivalente a tres sous. Bastaba con uno en 1789.
4. Cf. Schama, 1989, pág. 582.
5. Leopoldo II, el emperador austriaco, es hermano de María Antonieta, teme por su vida y representa al monarca «ilustrado», que ha abolido en la Toscana —donde gobierna como Gran Duque— no solo la tortura sino la pena de muerte.
6. Llamamiento de la section del distrito parisino de Mauconseil, 31/7/1791; cf. Schama, 1989, pág. 612.
7. Solían ser folletos de ocho páginas (correspondientes a una de imprenta replegada), aparecidas tres o más veces por semana. Los vendedores callejeros las anunciaban con voces como «¡Hoy está caliente el Padre Duchesne!» o «¡El Amigo pide más sangre!».
8. El radicalismo informa también el primer periódico mural, L’Ami du Citoyen de J. B.Tallien, alguien que tras distinguirse como inquisidor será decisivo para derrocar a Robespierre. Más dignos de recuerdo son el Vieux Cordelier y otras revistas de Desmoulins, los Annales Patriotiques de Carra y el Patriote Français de Brissot.
9. Mignet, 1824 (2006), Intr.
10. Que son un millar de hombres acantonados en torno a las Tullerías, la mitad de ellos suizos pertenecientes a la guardia personal del Rey.
11. Cf. Schama, 1989, pág. 614.
12. «Los mutiladores cortaron a hachazos miembros para pasearlos en triunfo, y seccionaron genitales para meterlos en las bocas que habían quedado abiertas, o dárselos a los perros»; Schama, 1989, pág. 615.
13. Hébert, en Hardman, 1973, vol. 2, págs. 218-19.
14. Fabre D’Eglantine, en Schama, 1989, pág. 630.
15. Tocqueville, 1982, pág. 95. «De las ruinas que forjó la Revolución nacería espontáneamente un poder central inmenso [...] con gobiernos más frágiles pero cien veces más poderosos» (ibíd., pág. 59).
16. Talleyrand, en Schama, 1989, pág. 681.
17. Rudé, en Moya, ibíd., pág. 290.
18. Hébert conseguirá una recompensa más lucrativa aún, pues su Père Duchesne es subvencionado con cien mil libras para regalarse como «edificación moral» a las tropas de los distintos frentes.
19. Cf. Encyclopaedia Britannica, Macropedia, voz «Marat».
20. Hébert, Le Père Duchesne, núm. 234.
21. Cuando la situación de París intenta normalizarse —derogando el régimen de Comuna Insurrecta y la consiguiente tiranía de la ciudad sobre el resto del país—, el asunto se paraliza ante una émeute instada por Danton y su secretario Desmoulins. Otras dos —el 27 y 31 de mayo de 1793— anulan el procesamiento de Hébert y Marat por inducción a la masacre y alta traición. Desde la huida frustrada del rey lo «espontáneo» de las manifestaciones masivas brilla por su ausencia.
22. Fundamentalmente Barnave, Pétion, los hermanos Lameth, Vergniaud, Roland y Brissot.
23. Michelet, en Moya, 2007, pág. 79.
24. Brissot, su último jefe, promovió el asalto a las Tullerías. Vergniaud, más respetado aún que él en el grupo, usó su legendaria elocuencia para demoler la figura personal e institucional de Luis XVI, asegurando así su ejecución.
25. Comentando su suicidio, logrado con un extracto de datura estramonio, Jefferson dice que «en esos tiempos todo hombre dotado de fortaleza llevaba siempre tal medicamento en el bolsillo para anticiparse a la guillotina»; Jefferson, 1987, pág. 672. Malthus compondrá su Ensayo sobre el principio de la población (1798) para negar que las tesis de Condorcet —y en particular la capacidad de sociedades civilizadas para autoabastecerse— estén objetivamente fundadas.
26. Cf. Wikipedia, voz «Charlotte Corday».
27. Roux, en Le Publiciste de la République Française, julio de 1793.
28. Letanía del cordelier Morel, en Schama, 1989, pág. 744.
29. Cf. Encyclopaedia Britannica, Macropedia, voz «Saint-Just».
30. Cf. Harvey, D.J., French Revolution, history.com, 2006.
31. Terminó su alegato ante el tribunal con palabras pensadas para esculpirse: «El jurado ha podido conocer a Danton estos dos días. Mañana espera dormir en el regazo de la gloria. Nunca ha pedido clemencia, y le veréis volar hacia el cadalso con su serenidad habitual y la calma de una conciencia clara». Cf. Schama, 1989, pág. 818.
32. Ibíd., pág. 816.
33. Su alegato contra los girondinos aparece en Schama, 1989, págs. 803-804.
1. Marat, el 14/10/1792; cf. Schama, 1989, pág. 630.
2. Saint-Just, discurso a la Convención del 26/7/1794.
3. Billaud-Varenne, en la página web Bastiat-The Law.
4. Roux, Discurso sobre la majestad del pueblo francés (1793), en Markov, 1969.
5. Saint-Just, discurso a la Convención del 13/12/1792.
6. Cf. Schama, 1989, pág. 764.
7. Ibíd., págs. 806-807.
8. L’Ami du Peuple, Editorial del núm. 625, 12/12/1791.
9. Cumbre de la filosofía romántica y padre del nacionalismo alemán, Fichte (1762-1814) dirá que el extravío metafísico originario —origen del mundo externo— es el acto en cuya virtud «el yo pone en el yo un no-yo». Esto «inaugura la pálida vida histórica, rara vez capaz de convertirse en vida real»; Fichte, 1967, pág. 19.
10. Camus, en saint-just.net, «Quotes on Saint-Just».
11. Saint-Just, último discurso a la Convención, 27/8/1794.
12. Billaud-Varenne, el Rectilíneo, está en efecto preparando el golpe de Estado del día siguiente. Lo tragicómico del caso es que alguien con su apodo, y tantos muertos a las espaldas, adopte antes o después un semblante amable y relajado.
13. Robespierre, en Schama, 1989, pág. 649.
14. Saint-Just, subrayado suyo; cf. saint-just.net, «Quotes by Saint-Just».
15. La publicada por Mignet en 1824.
16. Cf. Caron, 1935. Hitos ulteriores en esta línea fueron el Quatre-vingt-neuf (1939) de G. Lefebvre y la gigantesca tesis doctoral de A. Soboul (Les sans-culottes parisiens en l’an II, 1958), que desemboca en sus tres volúmenes sobre La civilization de la Révolution française (1971-1974).
17. Fundamentalmente Tallien, Billaud-Varenne, Danton, Pétion y Chaumette.
18. Soboul, 1983, pág. 653.
19. Ibíd. pág. 654.
20. Cf. Furet, 1981.
21. Según Soboul, estaba distribuido fundamentalmente entre tenderos, empleados, sirvientes, operarios y canaille.
22. Furet, 1981, pág. 131. El comentario se dedica concretamente a Michelet.
23. Las Enmiendas iniciales a la Constitución americana, que establecen lo equivalente, llegan un mes más tarde y no pueden compararse en elocuencia con el texto francés, fuente de todas las constituciones democráticas ulteriores.
24. Berlin, 2001, pág. 49.
25. El idéologue Helvecio, de quien proviene el ejemplo, lo aprovecha para desaconsejar esa idea roussoniana de la libertad como «ridícula». Cf. Helvetius, 1984, pág. 114.
26. Robespierre, en Soboul, 1983, pág. 655.
27. Básicamente: no ser retroactiva, aprobarse por mayoría parlamentaria y publicarse con suficiente antelación antes de entrar en vigor.
28. Chaumette, 1791, en Moya, 2007, pág. 213.
29. Bujarin, 1920, en Berlin, 2001, pág. 68.
30. Roux, en Markov, 1969.
31. Moya, 2007, pág. 236.
32. Schama, 1989, pág. XV.
33. Berlin, 2001, pág. 97.
34. Belfort Bax, 1900. Este libro es, salvo error, su última biografía extensa y totalmente encomiástica.
35. Carta a la Convención del 21/6/1793; Marat Archive, en marxists.org.
36. Artículo 7, 2.
37. Editorial para el núm. 25 del Père Duchesne.
38. El lema fue acuñado por Fouché, uno de sus principales ayudantes. Tras instaurar oficialmente el deísmo, Robespierre repuso: «Los cementerios han sido profanados [...] Yo os digo que la muerte es solo el comienzo de la eternidad» (discurso a la Convención del 8/7/1794).
39. Reiterando criterios de Michelet y Soboul, eso sostiene Agostini, 1999.
40. Cf. Schama, 1989, pág. 809. La frase textual se atribuye a Billaud-Varenne, que con Chaumette y Collot d’Herbois compone entonces su círculo íntimo.
41. El 13/1/1793.
42. Roux, en Markov, 1969, «Compte-rendu sur l’execution».
43. Ibíd., «Manifesto».
44. Fechado el 1/9/1793.
45. Varlet, en Schama, 1989, pág. 711.
46. Cf. Schama, ibíd., pág. 611. Hay alguna referencia adicional en la página web ephémeride anarchiste.
47. La ya mencionada confiscación a parientes no emigrados de los emigrés, o cobrar fuertes «indemnizaciones» a municipios belgas, holandeses, alemanes e italianos, en pago por llevarles la «libertad republicana».
48. Discurso a la Convención de 29/11/1792.
49. Haciendo gala de un realismo insólito para momentos donde todo se explica por el complot del pan, unifica los medios de pago como signo (signe) y afirma: «La desproporción del signo tiende a destruir nuestro comercio. Somos pobres como los españoles por abundancia del signo y escasez de artículos circulantes. El vicio de nuestra economía es el exceso del signo».
50. Discurso a la Convención del 2/12/1792.
51. El montaje cuenta con la ingrata anuencia del presidente norteamericano, Washington, y el hecho de que Paine termine salvando la vida se debe a una mera casualidad, unida al volumen de guillotinados en 1794.
52. Artículo 17.
53. Robespierre, discurso del 2/12/1793.
54. Por ejemplo, quien sea robado lo denunciará a la policía, y quien vea incumplido un contrato pedirá al juzgado indemnización. ¿A quién recurre el indigente?
55. Cf. Schama, 1989, pág. 831.
56. Robespierre, en Moya, 2007, pág. 280-283.
57. Cf. Wikipedia, voz «Saint-Just».
58. Saint-Just, discurso de 27/7/1794. Párrafos antes ha justificado su elementalidad diciendo que «las leyes largas son calamidades públicas».
59. Ob. cit. IV, 9, 11 y 12.
60. Discurso del 13/12/1792. Cursivas de Saint-Just.
61. Cf. saint-just.net, «Quotes by Saint-Just».
62. Cf. royet.org/nea 1789-1794.
63. Cf. Schama, 1989, pág. 780.
64. Ibíd., págs. 781-783.
65. Véase antes, pág. 63.
66. Tocqueville, 1982, vol. I, pág. 169.
67. Cf. supra, págs. 45-46.
68. Jefferson, 1987, pág. 115.
1. Jefferson, 1987, pág. 102.
2. Robespierre, en Soboul, 1983, pág. 655.
3. «Las expresiones monsieur y madame serán sustituidas siempre por ciudadano y ciudadana», ordena un decreto de la Convención (10/10/1792). También se impone que el rey y la reina de la baraja sean sustituidos por «un genio de la guerra» y «una libertad de las artes» respectivamente. Las estereotipadas vírgenes de parroquia rural se transforman por ley en efigies de la Francia Republicana, con dos cambios: los senos se desnudan y la cabeza —dejando intacta el aura— se corona con el gallo gálico.
4. Ser la amante de Tallien y refrenar sus impulsos carniceros salva a innumerables gentes de Burdeos y luego de París, donde se la conocerá como Nuestra Señora de Thermidor. La pasión que inspira a Tallien —del cual se divorciará algo después— precipita el golpe de ese mes e interrumpe así el reino del Terror, pues el grupo de Robespierre pretende guillotinarla y su esposo prefiere morir a verla muerta. Cf. Escohotado, 1941, págs. 112-130.
5. Cf. Schama, 1989, pág. 707.
6. Discurso a la Asamblea Legislativa del 29/11/1792.
7. Cf. Schama, 1989, pág. 708.
8. Ibíd., pág. 709.
9. Sobre el sentido del término véase antes, pág. 527.
10. Cf. Soboul, 1983, pág. 655.
11. No tarda en surgir un lobby basado en que los assignats puedan adquirirse a crédito, desembolsando inicialmente solo una fracción de su precio. Dicho grupo apoyaría siempre declaraciones de guerra a nuevos países, pues con una Francia hipotecada a esos gastos siempre habría maneras —por ejemplo, suscribiendo nuevas emisiones de asignados— de postergar los reembolsos; cf. Soboul, 1983, pág. 656.
12. Cf. Schama, 1989, pág. 758.
13. A partir de ese momento pasa a ser un protegido de Robespierre, amigo íntimo de su hermano Agustín.
14. Westermann, en Schama, 1989, pág. 788.
15. Cf. Armand y Maublanc, 1940, pág. 17.
16. Cf. Greenfeld, 2001, pág. 145.
17. Cf. Soboul, 1983, pág. 688.
18. Una ley de octubre de 1795 sigue excluyendo del cargo público no solo a emigrés sino a cualesquiera parientes suyos, emigrados o no; cf. Soboul, 1983, pág. 657.
19. Ibíd., pág. 655.
20. La nueva Constitución establece que «la propiedad es el fundamento que sustenta el cultivo de la tierra, cualquier producción, todos los medios laborales y el conjunto del orden social» (art. 8).
21. A saber: 1) que el Estado debe estar abierto siempre a cualquier cambio democrático; 2) que la mayoría debe gobernar en todo caso, aunque sin privar a las minorías de su derecho a existir y expandirse en cuanto tales; 3) que ningún pretexto justifica coartar el derecho ciudadano de oponerse a la opresión, una facultad preservada por prensa libre, asociaciones libres y el recurso a la desobediencia civil.
22. Jefferson, 1987, págs. 89-90.
23. En febrero de 1800. Cf. Soboul, 1983, pág. 659.
24. Cf. Belfort Bax 1911 (2006), c. 2.
25. «Simple perdigonada», en palabras de Bonaparte, el efecto de sus cañones sobre los insurrectos de 1795 supera por diez o más el de 1792, cuando la Guardia Nacional usó sus fusiles para defenderse de otra masa (deseosa de linchar a Luis XVI). Dos años después el gran Bailly —alcalde en 1792— sería guillotinado bajo la acusación de no evitarlo; pero la historia conmemorativa recuerda a los muertos de un evento como mártires y a las del otro como traidores, anulando cualquier comparación numérica.
26. Sieyès, Ducos y Bonaparte.
27. Este paso es precedido por una consulta al censo electoral de aquellos momentos, que arroja una mayoría colosal: 8.354 votos en contra y unos 3.550.000 a favor. El plebiscito de 1804, que sigue a su coronación como Emperador, reduce los partidarios del «no» a una cuarta parte (apenas 2.500); cf. Soboul, 1983, pág. 660.
28. Vástago de una familia toscana en origen, Nabulione Buonaparte vino al mundo precisamente en 1769, cuando Francia invadió una Córcega hasta entonces unida a la república de Génova. El dialecto corso y el italiano fueron sus primeras lenguas, y teniendo veinte años escribió a su amigo Pasquale de Paoli, líder de la resistencia independentista: «Nací cuando mi país agonizaba. Treinta mil franceses desembarcaron en nuestras costas, ahogando el trono de la libertad en un mar de sangre: ése fue el espectáculo que ofendió mis ojos infantiles»; Napoleón, en Durant, 1975, pág. 91.
29. La última confirmación del Vaticano en ese sentido había sido la bula Vix Pervenit (1754).
30. En marzo de 1796 serán sustituidos por mandats, que al mes siguiente valen solo el 1 por 100; esto significa cumplir en treinta días la depreciación que el assignat experimentó a lo largo de tres años; cf. Soboul, 1983, pág. 657.
31. Algo superior a los dos millones de kilómetros cuadrados, que se extendía desde el Golfo de México hasta la frontera canadiense, ocupando casi la mitad del actual país.
32. Cf. Wikipedia, voz «Louisiana purchase».
33. «Su altura intelectual, las disposiciones comunicativas de sus hombres de ciencia, la cortesía de los modales comunes, la soltura y vivacidad de su conversación, proporcionan a la sociedad francesa un encanto que es imposible hallar en ninguna otra parte»; Jefferson, 1987, pág. 116.
34. Cf. Hirschman, 1997, pág. 174.
35. En R. Amón «Vuelta de tuerca a la Revolución francesa», El Mundo, 24/3/2008, pág. 36.
36. Greenfeld, 2001, pág. 153.
37. Linguet, en Greenfeld, 2001, pág. 150.
38. Al contrario, sabemos que reclamó y cobró —aprovechando el auge de la Montaña— veinticuatro mil libras al duque D’Aiguillon; cf. Schama, 1989, págs. 167-169. El movimiento Otro Mundo es Posible ha rescatado lemas suyos adicionales, como que «el jornal esclaviza» o «el mercado es la prisión»; cf. Wikipedia, voz «Esclavitud del salario».
39. Tocqueville, 1987, vol. I, pág. 59.
40. Jefferson, 1987, pág. 111.
41. Schama, 1989, pág. 611.
42. Ibíd., pág. 787.
43. La decretada al disolverse la Convención.
44. Cf. Cole, 1975, vol. I, pág. 28.
45. Babeuf, memorando llamado Igualdad, libertad y bienestar universal; cf. la página web Belfort Bax: Babeuf (1911).
46. Cf. Cole, 1975, vol. I, págs. 26-29.
47. En el Tribuno del Pueblo de noviembre de 1794; cf. Fetscher, 1987, pág. 62.
48. Maréchal, en Belfort Bax: Babeuf (1911), cap. V.
49. La plana mayor está compuesta por los montañeses Debon (feroz représentanten-mission de la Convención en Arras), el impetuoso Darthé y Lepelletier (alguien ávido de venganza al ser hermano del primer asesinado por contrarrevolucionarios), que están todos en las listas de diputados inelegibles por implicación en alguna atrocidad durante el Terror.
50. Babeuf, en Belfort Bax, 1911 (2006), cap. VI.
51. Ibíd., caps. 2-4.
52. Ibíd., cap. 6. A despecho de componer una biografía hagiográfica, Belfort Bax considera que «la misiva no fue muy sabia o digna de las circunstancias».
53. Saint-Simon, 1971, pág. 111.
*. No reseño ediciones de clásicos grecolatinos, salvo en algún caso excepcional, dada la identificación por página y párrafo de que disponemos, y porque a menudo he retraducido en mayor o menor medida la cita. Algunas