{*} Departamento Ecuménico de Investigaciones (DEI), San José, Costa Rica, 2005.
{1} En El Capital, ya Marx (1973, I: 44) hace equivaler el “proceso material de producción” y el “proceso social de vida”. También se refiere, combinando ambos términos, al “proceso material de producción de su vida” (de la vida humana), “de unos hombres con otros y frente a la naturaleza”; en fin, reproducción de las condiciones materiales que hacen posible la vida humana.
{2} El otro tipo de economía o “arte de lucro”, según Aristóteles, es aquella que se utiliza para incrementar la propiedad del dinero por el dinero mismo, economía cremástica (chremastiké) o crematística (el arte de hacer dinero). “La verdadera riqueza está formada por estos valores de uso, pues la cantidad de fortuna de ésta suficiente para vivir bien no es ilimitada. Pero hay otra clase de arte de lucro, a la que suele darse, acertadamente, el nombre de crematística y para la cual no parecen existir límites en punto a la riqueza y a la posesión... la riqueza a que aspira la crematística es ilimitada, como lo es en su ambición todo arte que considera su fin, no como medio, sino como fin último y supremo...” (Aristóteles, La República, citado en Marx, 1973, I: 108). Aristóteles tenía claro que el fin de la economía es la satisfacción y el desarrollo de las necesidades, el trabajo de los seres humanos para reproducir su vida real. ¿Esta perspectiva da cabida a una “lógica de la eficiencia y el rendimiento”? Ciertamente, pero en cuanto una condición derivada de la necesaria reproducción de la vida real. La absolutización de las relaciones mercantiles invierte esta relación: la condición derivada de la economía es ahora lo primero, la “ley fundamental”; y la reproducción de la vida real se transforma en lo secundario. Es el sometimiento de la vida real a la ley del valor. Para una Economía orientada hacia la Vida, la “ley fundamental” es el derecho de vivir. No se puede asegurar la libertad humana si no es sobre la base de este derecho.
{3} “Una sociedad libre requiere de ciertas morales que en última instancia se reducen a la manutención de vidas: no a la manutención de todas las vidas porque podría ser necesario sacrificar vidas individuales para preservar un número mayor de otras vidas. Por lo tanto las únicas reglas morales son las que llevan al ‘cálculo de vidas’: la propiedad y el contrato”. (Entrevista en El Mercurio (Santiago de Chile), 12.04.1981). Este cálculo de vidas de Hayek es, en realidad, un cálculo de muertes, en donde la aproximación al mercado total se transforma en un gran sacrificio de vidas humanas.
{4} Según diversas investigaciones en el campo de la complejidad biológica y los saltos de complejidad, el motivo de por qué la vida decide optar en ocasiones por la cooperación en vez de la competencia no es del todo claro; pero parece ser que todos los sucesos de aumento de complejidad están relacionados con crisis biológicas más o menos graves. Cuando la vida se ve amenazada, al borde incluso de la desaparición, reacciona protegiéndose, y los actos cooperativos se priman por encima de los actos egoístas. En condiciones de abundancia la vida (particularmente la vida no humana) tiende a competir entre sí y la cooperación no se considera necesaria. Al aplicar estos hallazgos a la sociedad humana, quizás la pregunta más inquietante es, si seremos capaces de entender a tiempo la disyuntiva entre “solidaridad o suicidio colectivo”, o si por el contrario, será necesaria una crisis que coloque al ser humano al borde de la extinción para que pueda producirse un nuevo salto por evolución cultural. Con un agravante: este salto no tiene necesariamente que producirse, y podría ser que la humanidad desaparezca antes de ser capaz de realizar la proeza.
{5} No obstante, esta crítica de Marx no se circunscribe a la lógica misma del capitalismo, sino que está realizada en función de los efectos negativos y perversos del desarrollo capitalista sobre el ser humano y la naturaleza, y por ende, igualmente, de su necesaria superación por formas más humanas de organización social.
{6b} Si un trozo de pan sirve especíἀcamente para alimentarse y saciar el hambre, y un libro sirve especíἀcamente para adquirir conocimientos o deleitarse con una aventura literaria, no tiene sentido trazar una “curva de indiferencia entre pan y libros”, en estos términos especíἀcos. El pan es un valor de uso, como también lo es el libro. Al pan se lo puede comer y al libro se lo puede leer. Sin embargo, el pan no se puede leer ni el libro se puede comer. Se trata de valores de uso especíἀcos que no es posible sustituir mutuamente de manera arbitraria. Desde el punto de vista del valor de uso y de la utilidad concreta del pan y del libro, no tiene sentido sustituir diez bollos de pan por un libro o dieciocho bollos de pan por dos libros, para luego decir que la “tasa marginal de sustitución” entre pan y libros es decreciente. El pan es un valor de uso cuyo consumo nos alimenta y nos agrada al paladar, incluso nos deleita. Con la lectura de un libro adquirimos conocimientos, o nos resulta placentero seguir su trama y emplear de esa forma nuestro tiempo libre. Pan y libro satisfacen necesidades diferentes. Sólo si hacemos abstracción de estas necesidades especíἀcas y de que se trata de valores de uso concretos, podemos derivar una “utilidad abstracta” presente en ambos: el pan nos deleita y la lectura de un libro nos agrada. En última instancia, el consumo de ambos valores de uso nos “satisface”. Nada más así, en cuanto portadores de una utilidad abstracta, el pan y el libro son comparables y sustituibles. Ampliaremos estos comentarios en el capítulo doce.
{6} En las últimas décadas la ciencia ha ganado comprensión sobre este hecho fundamental, gracias al desarrollo del paradigma de la complejidad, el cual, entre otros puntos, resalta la interdependencia, la causalidad no lineal y la incertidumbre.
{7} El cuerpo es cuerpo espiritual en cuanto vive una corporalidad plena. Que haya corporalidad plena implica que todo goce (también todo sufrimiento) es corporal. Tal goce se puede derivar directamente de la transformación o destrucción de un objeto en el consumo; pero de igual modo se puede derivar de la experiencia de los sentidos, sin consumir, como por ejemplo, en el goce de la belleza, que es un goce corporal de una belleza corporal (una obra de arte, un paisaje, una persona), sin destruir el objeto y sin consumirlo. No obstante, entre ambos tipos de goces existe una jerarquía, pues el consumo que permite reproducir la vida material es base del goce corporal indirecto y, por tanto, su prerrequisito.
{8} Enrique Dussel ha sugerido distinguir entre corporeidad y corporalidad: “El ser humano es un ser corporal vivo; es decir, la vida humana con su lógica propia es el modo de su realidad. La corporalidad humana indica un momento del ser viviente que distinguiremos de la mera ‘corporeidad’ animal. Toda la corporalidad humana, hasta su última célula o pulsión, es esencial y diferenciadamente humana” (Dussel, 1999: 2).
{9} A esta clasificación de necesidades y satisfactores podrían agregarse las preferencias y las pasiones. A manera de ejemplo, una persona puede tener preferencia por una dieta carnívora, y otra, sentir pasión por el chocolate.
{10} Con respecto a los satisfactores, los mismos autores proponen distinguir, para fines analíticos, los siguientes cinco tipos: a) violadores o destructores, b) pseudo-satisfactores, c) satisfactores inhibidores, d) satisfactores singulares y e) satisfactores sinérgicos.
{11} No pretendemos que esta distinción entre necesidades básicas y no básicas sea rígida, puesto que, de hecho, existe una determinación histórica que las delimita, y asimismo, cierto traslape entre ellas. A su vez, obsérvese que el criterio de delimitación no es economicista, ya que entre las necesidades básicas pueden incluirse, además de la salud, el trabajo, la alimentación, la seguridad social, etc.; el entorno social y ambiental, la libre expresión, el diálogo, la participación, la memoria histórica, la igualdad de derechos, entre otras.
{12} “La subjetividad de los actores sociales está configurada por la unidad inseparable entre necesidades y deseos. No es al margen de sus pasiones e intereses que los seres humanos se dejan eventualmente impregnar de sensibilidad hacia sus semejantes, sino justamente a través y mediante tales pasiones e intereses” (Assmann, 1995: 8).
{13} Este “antes” se refiere a una anterioridad lógica, y no se lo entiende en un sentido temporal.
{14} Cfr: Hinkelammert y Mora, 2001: 122-123.
{15} “...todas las épocas de la producción tienen ciertas notas en común, determinaciones comunes. La producción en general es una abstracción, pero una abstracción que tiene sentido, en tanto pone realmente de relieve lo común, lo fija y nos ahorra así la repetición. ...Las determinaciones que valen para la producción en general son precisamente las que deben ser separadas, a fin de que no se olvide la diferencia esencial por atender sólo a la unidad, la cual se desprende ya del hecho de que el sujeto, la humanidad, y el objeto, la naturaleza, son los mismos” (Marx, 1978, Tomo I: 5). Conviene advertir que, según Marx, existe un plano adicional de la producción en general en el que ésta se codetermina con el consumo, la distribución y el intercambio, pero para los propósitos del presente capítulo, lo dejaremos de lado (ver capítulo catorce).
{16} Mientras que la economía ecológica enfatiza las condiciones físicas para la sustentabilidad, para una Economía orientada hacia la Vida interesa la sustentabilidad, tanto de la naturaleza externa al ser humano, como de la propia vida humana, del ser humano como ser corporal en sus múltiples dimensiones.
{17} Empero, debe considerarse desde un inicio que la producción de valores de uso concretos (satisfactores, en la terminología de Max-Neef) sí cambia de acuerdo con la forma social específica en que se da esta producción. Aquí Marx no habla del valor de uso específicamente mercantil o capitalista (el valor de uso de la mercancía), sino del valor de uso en general, sin especificación histórica.
{18} “.. .la cuestión central que hay que discutir, hoy como ayer, no reside en la contraposición
entre antropocentrismo y ecocentrismo, sino en cómo fundamentar la idea de coevolución” (Francisco Fernández Buey: Marx ecologista, Memoria, diciembre de 2004, p. 58).
{19} La economía política de tradición marxista tampoco reconoce plenamente esta dimensión central del valor de uso, ya que tiende a considerarlo exclusivamente en su forma social mercantil, como simple “soporte material del valor de cambio”.
{20} Por ejemplo, no puedo deleitarme escuchando un concierto de piano sin la existencia previa de un piano y de un pianista o, en su defecto, de un aparato de radio o de video. Tampoco puedo “alimentarme de la palabra de Dios”, sin una Biblia de la cual leer. Pero tampoco la necesidad de un bebé de recibir cariño o afecto de su madre puede entenderse como una necesidad no material (en su sentido corporal): no existe un beso o una caricia no corporal.
{21} Una economía de mercado total autorregulada, persigue y requiere transformar de modo progresivo la biosfera en “tierra”, esto es, en factor de producción, ignorando que la biosfera cumple, además de funciones económicas (suministro de recursos), funciones vitales para la vida en el planeta, que de ser severamente trastornadas, amenazan los fundamentos mismos de la vida (biodiversidad, regulación del clima, paisaje, asimilación de residuos, etc.). Con ello, se pretende incluso asignarle un “valor económico” a lo que fundamentalmente tiene un “valor ecológico”, conceptos que debemos distinguir con claridad.
{21B} Como el mismo Marx advierte, es errada la tesis de que el trabajo humano es la fuente de toda riqueza, pues la naturaleza es la fuente de los valores de uso, de todas las riquezas naturales, que son condición de toda producción posible. Lo que Marx sí afirma es que con la generalización de la producción mercantil y capitalista, que hace de la naturaleza una posesión o propiedad de algunos con exclusión de otros, el trabajo se convierte en fuente de valores de uso que son portadores materiales de un valor de cambio. En cuanto “valores de cambio”, las mercancías son “trabajo humano abstracto materializado”. A su vez, en este proceso el costo de reproducción de la naturaleza (de los recursos naturales en sentido amplio), es sustituido por su costo de extracción. (Cfr: Marx, Crítica del Programa de Gotha, citado en Dussel, 1993: 55). Para Marx, el “valor” es una categoría de la producción mercantil, no una norma de lo que tiene o no tiene valor para el ser humano. Ésta es la debilidad y al mismo tiempo el punto fuerte de su “teoría del valor”, tal como tendremos ocasión de analizar en el capítulo diecisiete.
{22} “Material” no en el sentido de opuesto a lo espiritual, sino, y principalmente, en cuanto constituye a la naturaleza como “materia” de trabajo y “contenido” de satisfacción.
{25b} En este contexto, no debe entenderse el trabajo como sinónimo de trabajo asalariado, ni el trabajo productivo como sinónimo de trabajo creador de valor y plusvalor. “Lo que nosotros llamamos “trabajo” es una invención de la modernidad. La forma en que lo conocemos, lo practicamos y lo situamos en el centro de la vida individual y social fue inventada y luego generalizada con el industrialismo.” (Gorz, 1995: 25). Desde el punto de vista del “trabajo en general” (Marx), tanto trabaja el obrero asalariado, como el ama de casa en sus oἀcios domésticos, como el jubilado que cuida de la zona verde de su barrio, como el joven estudiante que hace trabajo comunal en defensa y protección de la naturaleza.
{23} En este sentido, la coordinación social del proceso de trabajo no se limita a las relaciones de mutua dependencia entre los seres humanos, sino que incluye necesariamente el intercambio entre éstos con la naturaleza. Es un sistema interdependiente que se establece entre los seres humanos y entre éstos con la naturaleza para producir los valores de uso necesarios para asegurar la reproducción y el desarrollo de la vida humana.
{24} Entre más complejo sea un sistema, mayor es la base de incertidumbre y de control incompleto que lo caracteriza, y menos apropiada para su entendimiento la cosmovisión reduccionista de la “ciencia normal” (cfr. Funtowicz y Ravetz, 1996).
{25} Lo que sin embargo no excluye el que este desarrollo del proceso de trabajo conlleve igualmente un proceso de alienación.
{26} Sobre la especificidad del trabajo humano puede además consultarse Braverman, 1978: 61-65.
{27} “Cuanto más apto para su fin sea el trabajo, tanto mejor será el hilado, suponiendo que todas las demás circunstancias no varíen. El trabajo del hilandero era un trabajo específicamente distinto de otros trabajos productivos, y la diferencia se revelaba subjetiva y objetivamente en la finalidad especial de hilar, en sus especiales manipulaciones, en el carácter especial de sus medios de producción y en el valor de uso especial de su producto” (Ibid.: 140, énfasis nuestro). La palabra “apto” es aquí reveladora. Apto: idóneo, a propósito para hacer alguna cosa. Se trata de un criterio de racionalidad en el nivel de la producción en general y es parte de los elementos que definen las condiciones de consistencia de un sistema de división social del trabajo.
{28} Los críticos ecologistas de Marx pueden resaltar esta contraposición entre los elementos que definen el proceso simple de trabajo (el trabajo mismo y los medios de producción) como un rasgo que conduce al antropocentrismo. Aun así, no debe pasarse por alto que esta especificación es, por un lado, indispensable para fundar una ciencia de lo económico y de lo social, y, por otro, que está inscrita, y nunca separada, en el proceso de trabajo en general y de la necesidad en general, en cuanto “condición eterna de la vida humana”.
{32b} Ello signiἀca que ya al nivel del proceso simple de trabajo ocurre una primera “transformación de la naturaleza en tierra”, y no exclusivamente en la producción mercantil, como sugieren los iluminadores análisis de Polanyi (The Great Transformation, 1957). Esta primera transformación ocurriría con el paso deἀnitivo del ser humano/recolector al ser humano/productor, que es a la vez el paso del trabajo en general a la multiplicidad de los trabajos especíἀcos. La naturaleza brinda “servicios ambientales” indispensables para la vida en general (diversidad genética, regulación del clima, mantenimiento de la capa de ozono, paisaje); la “tierra” ya es un “factor de producción” (objeto y medio general de trabajo, depósito de residuos y desperdicios). Se trata de la gradual socialización y humanización del proceso de trabajo, que en forma progresiva convierte también a la naturaleza en tierra. Con todo, en este sentido, el capitalismo tratará o estará impelido a dar un salto adicional y extraordinariamente riesgoso: transformar la tierra en mercancía (Polanyi, 1992, cap. XI).
{29} La tierra es más que objeto y medio de trabajo (con funciones económicas), y la naturaleza es más que tierra (factor de producción). Esto es importante para ubicar en su debido contexto la “transformación (reducción) de la naturaleza en la tierra”. La economía de mercado total persigue transformar progresivamente ya no solo los recursos naturales, sino la misma biosfera, en factor de producción, ignorando que la tierra cumple, además de funciones económicas, funciones vitales para el soporte de la vida y de los procesos naturales; que, de ser transgredidas, pone en severo peligro la existencia misma de la vida en el planeta.
{30} El valor de uso —a secas— es un concepto del proceso de trabajo, pero de igual modo es válido para el sujeto recolector. Lo que no invalida que en el caso de la producción mercantil hablemos de un “valor de uso de la mercancía”. Se trata, en efecto, de un valor de uso que corresponde a la forma histórica de la producción mercantil, un valor de uso formal (o cada vez más formal, socialmente determinado).
{31} De manera que la división social del trabajo, incluso en su forma pre-mercantil, ya introduce una mediación entre la satisfacción de las necesidades, o sea, la reproducción de la vida humana, y la actividad productiva de los sujetos productores; la cual se transforma, propiamente dicha, en un proceso social.
{32} También hay cierta versatilidad o uso múltiple entre el uso como materia prima y como medio de trabajo; así como entre el producto final y el medio de producción. Munda et al. (1994. 100) se refieren asimismo al “uso múltiple” de los recursos naturales, como el uso simultáneo de éstos para diferentes objetivos sociales y económicos. Se trata, según los autores, de una característica de importancia primordial para operacionalizar la gestión del medio ambiente en un contexto regional. No obstante, parece ser una tendencia de la producción capitalista, que los valores de uso mercantiles tengan cada vez más un uso específico, o de otra forma, este uso múltiple de los valores de uso del que habla Marx, suele desaparecer con la transformación de éstos en mercancías. Así, con la producción mercantil las diversas dimensiones cualitativas de los objetos se van restringiendo a usos cada vez más específicos y determinados.
{33} Se trata de una posibilidad de uso múltiple que, por supuesto, no se refleja en los cuadros de insumo producto, y que es diferente a la discusión de si los coeficientes técnicos son fijos o variables.
{33} Ya esta es una razón para justificar que una adecuada visión de la economía no puede centrarse en una descripción física de la misma, aunque es absolutamente innegable que todo “modo social de producción” se asienta en una base material sujeta a determinadas restricciones biofísicas.
{34} Marx no creyó necesario iniciar el estudio de este entrelazamiento, sino hasta cuando aborda el tema de la reproducción del capital, de las condiciones reales del proceso de acumulación, y de la reproducción social. Véase por ejemplo, la esclarecedora introducción que hace a la sección séptima del tomo I de El Capital; lo mismo que el capítulo introductorio a la sección tercera del tomo II.
{35} Esta “falla” en el análisis de Marx demuestra que no solamente los economistas neoclásicos tienen dificultad para incorporar la división social del trabajo en sus análisis acerca del mercado. Marx también presenta en este punto una limitación.
{36} Para el nivel del proceso de trabajo en general, o más precisamente, de la coordinación social del trabajo en general, no habría por consiguiente que buscar un “valor-trabajo”, sino un “valor-vida-humana”. Si preguntamos por la factibilidad de una “teoría del valor-vida- humana”, en ésta el concepto central no es el “tiempo de trabajo” del sujeto productor, sino el “tiempo de vida” del sujeto humano (que incluye el tiempo natural involucrado en el proceso de (re)producción); lo central no es el valor-trabajo, sino la reproducción de la vida humana.
{37} Esta discusión guarda relación con los conceptos de sustentabilidad débil y sustentabilidad fuerte que se han vuelto clásicos en la economía ambiental y en la economía ecológica: “Viendo las limitaciones que ofrece la aproximación al tema de la sostenibilidad que se practica desde el aparato conceptual de la economía estándar, la mencionada corriente de autores [economía ecológica] trata de analizar directamente las condiciones de sostenibilidad de los procesos y sistemas del mundo físico sobre los que se apoya la vida de los hombres. Se llega así, según Norton... a dos tipos de nociones de sostenibilidad diferentes que responden a dos paradigmas diferentes: una sostenibilidad débil (formulada desde la racionalidad propia de la economía estándar) y otra fuerte (formulada desde la racionalidad de esa economía de la física que es la termodinámica y de esa economía de la naturaleza que es la ecología)”. A estas dos nociones ya tradicionales de sostenibilidad, Naredo agrega lo que él denomina “sostenibilidad global”: “Hablaremos... de sostenibilidad global, cuando razonamos sobre la extensión a escala planetaria de los sistemas considerados, tomando en cuenta la Tierra como escala de referencia y de sostenibilidad local cuando nos referimos a sistemas o procesos más parciales o limitados en el espacio y en el tiempo” (José Manuel Naredo, Sobre el origen, el uso y el contenido del término sostenible, en: www.ub.edu. Páginas 7 y 8).
{38} Con todo, debe tenerse presente que la respuesta, ya sea mágica, ya sea religiosa, al sentido de respeto y admiración hacia lo inexplicable, lo imprevisible y lo misterioso en la cuna de la civilización, muchas veces está fuertemente unida a la satisfacción de las necesidades esenciales, y en primer lugar, a la propia alimentación y a las condiciones naturales que la hacen posible.
{39} La economía ecológica ha iniciado el estudio de este tipo de mediaciones, por ejemplo, cuando estudia los procesos económicos a partir de los principios de la termodinámica, de los flujos de materia y energía en la actividad económica, y en el marco de los ciclos biogeoquímicos de regeneración de las condiciones últimas de la vida en el planeta.
{40} Cabe nuevamente interpretar la actividad económica y la gestión ecológica como un proceso coevolucionario (Norgaard, 1984). “El sistema socioeconómico modifica los sistemas biológicos, pero está a su vez obligado a adaptarse a los cambios que ha introducido en el sistema biológico. De no ser así, no podrá ser capaz de comprender los efectos sobre los ecosistemas y será también incapaz de usar adecuadamente estos ecosistemas. Por eso, necesita crear nuevas instituciones, nuevas leyes, reglas y normas sociales de comportamiento” (Van Hauwermeiren, 1999: 76).
{40} En relación a este proyecto humano ocurre concomitantemente la ideologización del mismo, que parte de condicionantes objetivos del proceso de producción para construir una imagen del mundo que actúa en contra de la liberación humana. Luego, a la discusión de las tres relaciones sociales mencionadas debe seguir la discusión de esta ideologización, para pasar después a la elaboración de los proyectos de liberación.
{49b} “...se clasifica el output del proceso productivo en dos categorías, el output positivo y el output negativo. El output positivo son los bienes intermedios, los bienes de consumo y las inversiones. El output negativo son las depreciaciones (amortizaciones) de los bienes de capital y los efectos externos perjudiciales (como por ejemplo efectos negativos en el medio
{41} “La capacidad productiva del trabajo depende de una serie de factores, entre los cuales se cuentan el grado medio de destreza del obrero, el nivel de progreso de la ciencia y de sus aplicaciones, la organización social del proceso de producción, el volumen y la eficacia de los medios de producción y las condiciones naturales” (Marx, 1973: 7).
{42} Nos referimos aquí, principalmente, a los costos de la circulación del producto (costos del intercambio y costos de administración del proceso productivo), y a los costos de almacenamiento y conservación del producto. Se trata de costos necesarios (aunque en algún grado controlables), si bien no están asociados a la creación de nuevos valores de uso. Desde luego, no hay que confundir estos costos improductivos en general, con los costos improductivos en el capitalismo. Estos últimos se refieren a actividades necesarias del proceso reproductivo que no implican creación de valor y plusvalor, incluso aunque si coadyuven a la producción de valores de uso.
{43} La biosfera desempeña tres funciones principales en la actividad económica: a) proporciona recursos (medio de producción), b) asimila y recicla (hasta cierto límite) residuos, y c) brinda diversos servicios medio ambientales, como el disfrute del paisaje o la protección a la vida por medio de la capa de ozono.
{44} Para un análisis detallado de la distinción entre período de trabajo y período de producción, véase, Mora, 1995, capítulo III.
{45} La cantidad, la toxicidad y el grado de contaminación de los desechos o residuos del proceso productivo, se han convertido en factores absolutamente necesarios de incorporar en el análisis, desde el punto de vista técnico, económico, social y ambiental. De igual modo, claro está, el agotamiento de los recursos y los efectos, parciales o globales, sobre el medio ambiente.
{46} La economía espacial ha tenido en las últimas décadas una renovada expansión, teniendo como antecedentes la geografía económica y la economía de los transportes. Pero ya antes, economistas como Heinrich von Thunen y Adolf Weber se habían ocupado del tema. Sobre la importancia de una teoría del espacio económico para entender la división internacional del trabajo y el comercio internacional, véase, Hinkelammert y Mora, 2005.
{47} En una economía capitalista, los costos generales de almacenamiento y conservación son “rentables” para el capitalista privado (crean valor y plusvalor, según Marx), pero no crean riqueza social, por lo que pueden considerarse socialmente improductivos (aunque sean necesarios).
{48} Recordemos que una parte importante de la discusión sobre las diferencias entre el “capitalismo americano” y el “capitalismo nipón”, ha girado justamente en torno al tema de la actitud hacia el trabajo, el respeto a la jerarquía y el compromiso de los trabajadores con un determinado proyecto de sociedad (cfr: Thurow, 92; Albert, 93).
{49} Por patrón de coordinación entendemos la configuración, históricamente determinada, de las relaciones sociales características de un determinado sistema de división social del trabajo. El sistema de división social del trabajo se refiere a la estructura de todo modo de producción. El patrón de organización del sistema de división social del trabajo se refiere a un modo de producción específico, determinado.
{50} Por lo anterior, no podemos estar enteramente de acuerdo con Oscar Lange, cuando afirma: “Solamente el análisis de la economía mercantil pecuniaria nos aportará un criterio univalente para la selección de los procesos técnicos en forma de cálculo de tipo ‘valor dinero’ y los principios para llevar a cabo una economía racional” (Lange, 1982: 109). Como vimos, sí es posible, en el marco de una teoría general de la división social del trabajo, formular al menos el límite hasta el cual la selección tecnológica es económicamente racional.
{51} “En una sociedad civil, sólo entre las gentes de inferior clase del pueblo puede la escasez de alimentos poner límite a la multiplicación de la especie humana, y esto no puede verificarse de otro modo que destruyendo aquella escasez una gran parte de los hijos que producen sus fecundos matrimonios... Así es cómo la escasez de hombres, al modo que las mercaderías, regulan necesariamente la producción de la especie humana: la aviva cuando va lenta y la contiene cuando se aviva demasiado. Esta misma demanda de hombres, o solicitud y busca de manos trabajadoras que hacen falta para el trabajo, es la que regula y determina el estado de su propagación, en el orden civil, en todos los países del mundo: en la América Septentrional, en la Europa y en la China” (Smith, 1986: 124-125).
{52} En el plano teórico, esta condición tampoco es necesaria si un sistema teórico se inmuniza frente a toda crítica y frente a toda falibilidad o error, mediante su transformación en un sistema tautológico, como ocurre en los modelos neoclásicos más abstractos de equilibrio general.
{53} Para un análisis introductorio de esta problemática, y de la discusión generada a partir del trabajo pionero de Joan Robinson, puede consultarse el artículo de Juan Aboites (1981).
{54} Aunque a lo largo de este trabajo hablamos de un “sistema” de división social del trabajo, el concepto más apropiado sería, seguramente, el de una “red”. Mientras el concepto de sistema simple sugiere orden e interdependencia predecible, el concepto de red implica conexión, nodos, interdependencia global y, lo más importante, sinergias y propiedades emergentes. No obstante, podemos también hablar de “sistemas complejos” (dinámicos y no lineales), o sea, aquellos en que existen interacciones mutuas entre niveles diferentes, heterogéneos y desordenados (cfr. Fernándex Díaz, 1994: 102-104).
{55} En este capítulo analizamos el sistema de división social del trabajo como un sistema cerrado y no disipativo, haciendo abstracción de su interacción con el medio ambiente. Con todo, como vimos en el capítulo tres, toda economía social incluye la disipación de la energía y la degradación de los elementos materiales que señala la segunda ley de la termodinámica, así como la posibilidad de capturar entropía negativa de su medio ambiente.
{56} Algunas de estas condiciones de posibilidad se relacionan con lo que la teoría neoclásica ha llamado “bienes públicos”. Ahora que, es claro que se trata, más bien, de condiciones previas o condiciones de existencia de todo sistema de división social del trabajo.
{57} De hecho, un sistema (complejo/heterogéneo) de división social del trabajo involucra cuatro niveles que se relacionan mutuamente entre sí: la producción, la distribución, el intercambio y el consumo. Lo “económico” se constituye precisamente a partir de la mutua co-determinación de estos cuatro niveles.
{67b} Se trata de un marco de variación más allá del mercado, e incluso, más allá de la misma división del trabajo. Perroux lo define en términos de relaciones de poder. “El intercambio compuesto (por oposición al intercambio puro de los neoclásicos), opera entre sujetos siempre diferentes entre sí y desiguales en sus relaciones recíprocas... todo intercambio es transferencia de utilidades y relación de fuerzas” (Perroux, 1918: 199, 200).
{58} Insistir —como lo hacemos—, en el carácter material de la naturaleza, no es ninguna trivialidad, porque la ideología burguesa ha elaborado un concepto de naturaleza que es totalmente ajeno a la naturaleza material, y la sustituye por la naturaleza como relación mercantil y, por ende, invisible y no material. En una referencia a la distinción entre “mercado” y “Mercado”, introducida por Polanyi; Daly y Cobb afirman: “Su creación —la del mercado capitalista—, requirió la transformación de la Naturaleza en la tierra, la vida en el trabajo, y el patrimonio en capital... La tierra se sacó de la totalidad del mundo natural y se trató como un bien intercambiable. El tiempo de trabajo o labor se sacó de la vida y se trató como un bien que habría de valuarse e intercambiarse de acuerdo con la oferta y la demanda. El capital se sacó de la herencia social y no se trató como un patrimonio o una herencia colectiva, sino como una fuente intercambiable de ingreso no ganado por los individuos” (Daly y Cobb, 1993: 63).
{59} Solo tardíamente, la economía neoclásica introduce de manera subrepticia los conceptos de reproducción de la vida y de la naturaleza, si bien bajo la forma fetichizada de “capital humano” y “capital natural”.
{60} “La asignación óptima es una cuestión conceptualmente sencilla para el consumidor o la empresa cuando creen afrontar condiciones completamente fijas, tanto presentes como futuras. Entonces solo deben igualar los costos marginales con los beneficios marginales, porque estos conceptos resultan aplicables entonces, pero solo entonces. La dificultad de computación puede ser inmensa, pero lógicamente no hay ningún problema complicado. Pero este no es el mundo en que vivimos" (Morgenstern: 1978: 338).
{61} En términos de la entropía, concepto derivado de la segunda ley de la termodinámica, el costo de cualquier actividad biológica o económica es siempre mayor que el producto.
{62} Sobre las limitaciones del Producto Nacional Bruto como medida útil del bienestar humano, el Informe sobre Desarrollo Humano del PNUD, de 1996, afirma entre otros puntos: “Registra tanto las adicciones como su remedio. Las adicciones a la comida y la bebida, por ejemplo, se registran dos veces: una vez cuando se consumen los alimentos o el alcohol, y otra cuando se gastan grandes sumas en la industria de la dieta y en la terapia del alcoholismo. Considera que los recursos naturales son gratuitos. La degradación ambiental, la contaminación y el agotamiento de los recursos no se explican... se trata la Tierra como una empresa en proceso de liquidación” (PNUD, 1996: 64).
{73b} Cuando Chamberlin desarrolló su modelo de competencia monopolística, encontró que en mercados competitivos pero con un producto no homogéneo, el mecanismo del mercado conduce a una subutilización de recursos y a una situación de ineἀciencia productiva. Inmediatamente se respondió que tal ineἀciencia productiva no implica una “ineἀciencia social”, si la comunidad valora más el beneἀcio de la variedad que acompaña la diferenciación del producto, que el costo de la pérdida de eἀciencia. Desde entonces, el dilema ente ambos tipos de eἀciencia continúa sin resolverse, y no puede ser resuelto dentro de un marco de pensamiento neoclásico que apenas tome en cuenta la racionalidad instrumental. En todo caso, la hipótesis de homogeneidad del producto es contradictoria. Si la diferenciación no se limita a las características físicas del producto, sino que incluye además aquella diferenciación que resulta de las diversas preferencias de los consumidores (modelo de Hotelling con diferenciación horizontal), entonces es posible demostrar que la simple expectativa de competencia en precios lleva a que las empresas diferencien sus productos, incluso a un nivel de máxima diferenciación, con las consabidas consecuencias de esto sobre el poder de mercado: cuanto mayor sea la importancia atribuida por los consumidores a la diferenciación entre productos, mayores serán los márgenes en equilibrio (cfr. Cabral, 1997: 144-146). Luego, la publicidad será una importante arma estratégica utilizada por las empresas para provocar la diferenciación del producto. Así pues, las diferencias en las preferencias de los consumidores y la competencia en precios, socavan los resultados del modelo de equilibrio competitivo estático. Otro ejemplo similar (también tomado del marco teórico neoclásico) es la indeterminación entre eἀciencia y equidad en situaciones de discriminación de precios. Entonces el resultado de que en presencia de discriminación de precios (en el límite, cuando ocurre la discriminación perfecta o de primer grado), el excedente total (excedente del consumidor más el beneἀcio del productor) es mayor que en una situación de equilibrio con precio único. Por consiguiente, la posibilidad de discriminar precios lleva, en principio (habría que tomar en cuenta los costos de hacer la discriminación), a un aumento de la eἀciencia. Sin embargo, lleva de igual modo consigo una transferencia de los consumidores al monopolista, lo que tiene a su vez consecuencias sobre el bienestar. Estos dos ejemplos ponen en entredicho (aunque tímidamente), la opción por una lógica maximizadora irrestricta. La libre elección de la sociedad tiene necesariamente su lugar, mientras que la economía sólo ofrece (lo que ya es mucho), márgenes de posibilidad para la acción humana racional.
{63} Para que la reproducción de la vida sea posible, no todas las decisiones y aspiraciones subjetivamente aceptables son objetivamente posibles. La reproducción impone un marco objetivo dentro del cual la asignación óptima de los recursos tiene sentido. La exigencia de esta asignación debe estar supeditada a la reproducción.
{75b} Resulta interesante destacar que un punto de vista similar aparece en la teoría de la evolución de Maturana y Varela: “...la conservación de la autopoiésis y la conservación de la adaptación son condiciones necesarias para la existencia de los seres vivos... “¿Cabría describir a estos como más eἀcaces y mejor adaptados? Ciertamente que no, porque en la medida en que están todos vivos, en todos se ha cumplido la satisfacción de los requerimientos necesarios para una ontogenia ininterrumpida... Brevemente dicho, no hay sobrevivencia del más apto, hay sobrevivencia del apto. Se trata de condiciones necesarias que pueden ser satisfechas de muchas maneras, y no de una optimización de algún criterio ajeno a la sobrevivencia misma” (Maturana y Varela, 1984: 68, 75, 76). Entonces, ni la optimización ni la competencia son el motor del proceso evolutivo, sino la “conservación de la adaptación”.
{64} “Esta división del trabajo, que tantas ventajas trae a la sociedad, no es en su origen efecto de una premeditación humana que prevea y se proponga, como fin intencional, aquella general opulencia que la división dicha ocasiona: es como una consecuencia necesaria, aunque lenta y gradual, de cierta propensión genial del hombre que tiene por objeto una utilidad menos extensiva. La propensión de negociar, cambiar o permutar una cosa por otra” (Smith, 1983: 53).
{65} De un modo vago lo reconoce cuando en los manuales introductorios de economía se plantea que toda sociedad debe resolver los “tres problemas fundamentales” de el qué, el cómo y para quién producir; si bien no se detiene mayormente en este punto, y menos aún lo examina. Y cuando lo hace, presupone la existencia de relaciones mercantiles o sujetos que actúan según una racionalidad instrumental medio-fin (homo economicus), que de igual forma presupone relaciones mercantiles desarrolladas y totalizadas.
{66} “The non-fulfilment of the above mentioned ‘certain conditions’ for the First theorem of welfare economics to apply is often referred to as ‘market failure’: markets fail to accomplish Pareto efficiency” (Verhoef, 1997: 4).
{67} De ahí que cuando menos sea muy dudosa la tesis que sostiene que el “antropocentrismo occidental” es el culpable de la crisis ecológica actual. Nuestra sociedad se hace presente en nombre de un capitalismo del mercado total, que es defendido como estrategia de globalización de los mercados y homogeneización del mundo. Su valor central es la competitividad, y el sujeto central alrededor del cual gira nuestra sociedad, es el sujeto que calcula su utilidad en términos cuantitativos derivados de los precios del mercado. La competitividad como valor central y el sujeto calculador del mercado se corresponden. Al resultado de este comportamiento se le llama eficiencia. ¿Es esto antropocentrismo?, ¿o es mercado-centrismo y capital-centrismo? Poner al ser humano “en el centro”, es justamente la tarea de cualquier sociedad alternativa que hoy se pueda pensar.
{68} Claramente, de acuerdo con este enfoque, las relaciones de interdependencia directa entre productores/consumidores que surgen de la división social del trabajo, son consideradas como “externalidades”.
{69} Siguiendo a Whitehead, Herman Daly y John Cobb llaman a este tipo de malas abstracciones “la falacia de la concreción injustificada”. “Una cosa es que se haga abstracción de lo incidental para destacar lo fundamental. Otra cosa es que se haga abstracción de lo fundamental para salvar un modelo” (Daly y Cobb, 1993: 43).
{70} Éste es, por ejemplo, el método que en buena medida utiliza la economía industrial neoclásica, la rama de la microeconomía que se ocupa del estudio de las mercados “imperfectos” o “reales”.
{71} Sin embargo, el paso del modelo de Robinson al modelo de la competencia perfecta es también el paso de una teoría económica basada en la división social del trabajo, a una que restringe su marco de referencia al equilibrio formal de los mercados, apareciendo la división social del trabajo nada más en el análisis del sistema cerrado input-output de Leontief, para con posterioridad ser reinsertada dentro de un marco teórico neoclásico.
{72} Es en este sentido que debe entenderse la consabida crítica de Leontief a la teoría neoclásica. Conforme este destacado economista y premio Nobel, “la continua preocupación por lo imaginario e hipotético, en vez de con la realidad observable, ha conducido gradualmente a una distorsión de las normas informales de evaluación utilizadas en nuestra comunidad académica para valorar y clasificar los logros científicos de sus miembros. El análisis empírico, según dichas normas de evaluación, obtiene un rango más bajo que el razonamiento matemático formal” (Leontief, 1971: 3).
{73} “¿Qué opinaríamos de un químico que, en vez de investigar las leyes que efectivamente rigen la asociación y disociación de la materia, y en lugar de resolver sobre la base de las mismas determinados problemas, explicara esa composición y descomposición por las ‘ideas eternas’ de la ‘naturalité’ y la ‘affinité’?” (Marx, 1981, vol. 1: 104).
{74} En esta sección empleamos el concepto “división social del trabajo” en un sentido amplio, denominando con ello a todos los eslabones de la división del trabajo que existen entre los agentes económicos. Abarca por tanto la división del trabajo entre distintos sectores productivos, entre subdivisiones de cada sector, entre unidades productivas individuales, así como dentro de cada uno de estos niveles, es decir, intra-sectorial e intra-firma. En apartados posteriores distinguiremos estos diverstos tipos de división del trabajo, según corresponda.
{75} “The standard economic model is one in which agents make their decisions independently of each other as a function of some generally available market signals such as prices. Thus the only way in which agents interact is through the price system. Yet direct interaction between agents is an intrinsic part of economic organisation” (Kirman, 1997: 17).
{76} “Economics is the science which studies human behavior as a relationship between ends and scarce means that have alternative uses'' (Robins, 1932:16). “La economía es la ciencia que estudia la forma en que una determinada sociedad resuelve sus problemas económicos. Existe un problema económico cuando se usan medios escasos para satisfacer fines alternativos” (Friedman, 1976: 13).
{77} Weber enfatiza el advenimiento del cálculo económico y lo que él llama la “racionalidad medio-fin”, o “racionalidad en su forma”, como el signo distintivo de la era moderna (la sociedad capitalista), en la cual los hombres se relacionan con su mundo exterior en términos de medios y fines. “Debe llamarse ‘racionalidad en su forma’ a una gestión económica en la medida en que la procuración, esencial en toda economía racional, pueda expresarse y se exprese en relaciones sujetas a número y cálculo.... Este concepto es inequívoco en el sentido de que la forma en dinero representa el máximo de esta calculabilidad formal’’ (Weber, 1944: II, 64).
{78} La descalificación del ámbito de las finalidades que hace Max Weber, no niega su existencia ni predica su abolición. Manifiesta, eso sí, que no son accesibles a la crítica social, y las ubica, por ende, en el espacio del decisionismo. Descalificadas como ámbito de la razón, son entonces defendidas como ámbito del mito. Como mito, las finalidades últimas se transforman en el lugar clave de la manipulación de las conciencias, que sirven como instrumento de la legitimación de un poder que pretende determinar los fines, en función de los cuales se emplean los medios.
{79} “This... meaning of economic directs our attention to a way of thinking and an associated orientation of the individual to the world... this way of thinking seeks to understand human action as an effort to achieve given ends in the face of external constraints. Such constraints originate in the limited supply of means, or resources... based on the idea of calculation, economics defines its subject matter in terms such as efficiency and constrained choice” (Caporaso and Levine, 1993: 21-22).
{80} Ampliaremos esta crítica en el siguiente apartado de este capítulo.
{81} Un proceso simple de trabajo es un conjunto determinado de acciones humanas (en cuanto funciones productivas), cuyo resultado es un producto específico, aunque no toda acción humana se realiza a través de procesos de trabajo. Los elementos básicos de todo proceso simple de trabajo son: (a) medios de producción, (b) medios de vida, (c) técnicas de producción, (d) un vector de trabajos concretos y específicos (entre ellos, trabajo de dirección), y (e) el producto, que puede ser un medio de producción o un bien de consumo. Ahora que, la coordinación, la dirección y la ejecución del proceso en su conjunto pueden considerarse como un requisito en si mismo. Ampliaremos este análisis posteriormente.
{82} La noción de equilibrio en el modelo económico neoclásico normal es en realidad simple y ha sido construida cuidadosamente, desde el punto de vista matemático formal. Según esta noción, los agentes económicos hacen elecciones en función de las señales que obtienen del mercado, elecciones que deben satisfacer alguna regla de consistencia. En el marco de una economía de mercado tal señal es el vector de precios y la condición de consistencia es la clarificación o vaciamiento de los mercados. No obstante, en un sistema económico donde exista interacción directa entre los agentes, esta idea debe ser modificada de manera sustancial.
{83} La distinción entre racionalidad formal y racionalidad material fue utilizada extensamente por Max Weber en sus análisis del capitalismo. Ahora bien, debe recordarse que su uso se remonta a Aristóteles, y sus cuatro nociones de la causa: material, eficiente, formal y final. Marx también la utiliza, al distinguir sistemáticamente entre la forma social y el contenido material de todo fenómeno económico; dialéctica que cruza toda su obra en El Capital. Así por ejemplo, primero analiza las condiciones de valorización y de acumulación del capital en abstracto, prescindiendo al inicio de las “condiciones reales” de este proceso, entre las cuales se encuentran la reproducción de la fuerza de trabajo y de los medios de producción in natura.
{83} Desde el punto de vista lógico, la consistencia formal de un conjunto de axiomas, postulados y teoremas expresa que tal sistema es una construcción ordenada y coherente, independientemente de su validez empírica. Estos requisitos suelen ser llamados, requisitos de consistencia y de independencia. Por consistencia se entiende la no contradicción entre los diferentes postulados o proposiciones iniciales que integran el conjunto de hipótesis. Por independencia se entiende que cada postulado no puede ser deducido como proposición final de los restantes. En los sistemas lineales estas propiedades se especifican con ayuda del álgebra lineal mediante los teoremas de dependencia e independencia lineal, y de las condiciones de orden y rango de la matriz asociada.
{84} El término neoclásico “elección racional” alude a la toma de decisiones basada en un ordenamiento internamente consistente, ya sea de las preferencias del consumidor, ya sea de la función de producción de la empresa, con el objeto de precisar las condiciones que permitan obtener el mayor nivel posible de satisfacción subjetiva del consumidor, o el mayor nivel posible de beneficios para la empresa.
{98b} “The term ‘surplus’ refers to the difference between output and the necessary costs of its production. If we take the total product in a given period, the surplus is that part not needed as inputs for the reproduction of the same product in the next period. The surplus enters into the constraints of the system because its magnitude and use determine whether the economy grows or remains the same. With a positive surplus, the opportunity exists for investment in additional inputs that will make the level of output increase in the feature. The surplus is a fund for investment and economic growth. It represents the potential to break the constraints on want satisfaction built into the existing level of economy activity. The economic problem is not primarily of using existing available inputs efἀciently (this is more of a technical or engineering problem), but of assuring the investment of the surplus so that the quantity of inputs available will increase” (Caporaso y Levine, 1993: 27-28; cfr. Vegara, 1979: 61-63; Sraffa, 1983: cap. 3).
{85} En toda economía social existen costos improductivos (por ejemplo, costos de conservación y almacenamiento, tanto de bienes terminados como de productos en proceso), que deben cubrirse con cargo al excedente. Luego, una economía únicamente es sostenible a largo plazo si produce un excedente económico.
{86} El recurso a la “capacidad predictiva” de una teoría no resuelve este punto (la necesidad de la “verdad material” de los teoremas, junto con su “verdad formal”); pues recordemos que la Astronomía de Ptolomeo predecía con precisión extraordinaria el movimiento de los planetas hasta entonces descubiertos, sin embargo no por ello se puede considerar una teoría verdadera. Con razón, la metodología positivista de Friedman puede considerarse “instrumentalista”, porque de manera similar al método positivista de Ptolomeo, se impone la tarea de “salvar las apariencias” y permitir la predicción de los acontecimientos. En este caso, la “predicción” incluso puede desentenderse de la explicación científica.
{87} Ferguson y Gould expresan este punto de vista con total candidez: “Los economistas, en cuanto tales, no pueden fijar objetivos normativos a una sociedad. Por ejemplo, un economista no puede afirmar que la educación pública gratuita sea conveniente, ni que cada unidad familiar deba recibir cierto nivel mínimo de ingresos. Por supuesto, como ciudadano puede votar a favor de la emisión de bonos escolares y de los legisladores que se inclinen por la redistribución del ingreso; pero como economista no puede determinar las metas sociales. El oficio del economista es positivo, no normativo. Es decir, dado un objetivo social, el economista puede analizar el problema y sugerir los medios más eficientes para alcanzar el fin deseado” (1978: 10.11). La economía es entonces una variante de la técnica (teoría de la decisión), y a estos economistas neoclásicos no se les ocurre pensar que la “educación pública gratuita” o “cierto nivel mínimo de ingresos” implica juicios de hecho que no son juicios de valor.
{88} Wittgenstein reflexionó acerca del suicidio en estos términos, pero más tarde abandonó por completo esta reflexión. “Si el suicidio está permitido, todo está entonces permitido. Si algo no está permitido, entonces el suicidio no está permitido. Lo cual arroja una luz sobre la esencia de la ética. Porque el suicidio es, por así decirlo, el pecado elemental. Y cuando se investiga sobre él, es como cuando se investiga el vapor de mercurio para captar la esencia de los vapores. ¡Aunque acaso el suicidio tampoco sea, por sí mismo, bueno ni malo!” (1917, I: 10).
{89} No obstante, el agua potable y el aire libre de contaminación se están convirtiendo rápidamente en productos de difícil acceso, o dicho de otra forma, el agua y el aire contaminados se están convirtiendo de manera acelerada en productos de la sociedad moderna.
{90} Daly y Cobb (1993), lo mismo que Naredo (1987), pese a sus esclarecedores análisis, no toman suficientemente en cuenta que no se trata apenas de una “falacia de la concreción injustificada”, o de una “noción abstracta de mercado”, sino que se trata de una abstracción que también ocurre en la realidad. El fetichismo tiene bases objetivas.
{91} El entorno natural, la naturaleza externa o el medio ambiente, es el medio físico y biológico, biótico y abiótico en el cual se desarrolla la vida humana. Unicamente por simplicidad nos referimos a este entorno natural como “naturaleza”, con minúscula (Mora, Maynor; 2003).
{92} Cuando nos referimos a la división del trabajo dentro de una sociedad, seguimos la tradición de nombrarla “división social del trabajo”, término que se diferencia claramente de la división técnica del trabajo, que impera al nivel de las empresas u organizaciones productivas en general. Ahora que cuando hablamos del proceso de coordinación del trabajo, consideramos más adecuado nombrarlo “coordinación del trabajo social”, ya que en este caso el adjetivo social califica al trabajo, que se ha vuelto colectivo, vale decir, se ha socializado.
{93} Aunque para los propósitos de este trabajo, creemos posible identificar estos dos conjuntos interdependientes, ciertamente la relación puede verse mucho más compleja: La Tierra o el sistema-Tierra, debe ser entendido “como un supersistema articulado de modo sutil en sistemas y subsistemas donde rocas, aguas, atmósferas, microorganismos, plantas, animales y seres humanos forman un todo orgánico y dinámico con relaciones de interdependencia y de sinergia que garanticen la subsistencia de todos y de cada uno” (Boff, 2001: 217).
{94} En un sentido amplio y heurístico, entendemos por “actividad económica” lo que el ser humano hace para mantener y reproducir su vida material, incluyendo particularmente los criterios de organización y coordinación de las múltiples actividades humanas necesarias para producir y reproducir un producto social que permita la supervivencia a largo plazo de todos los miembros de la sociedad.
{95} “La totalidad es la no verdad” (Adorno, citado en Morin, 2000: 137). “Creo que la aspiración a la totalidad es una aspiración a la verdad y que el reconocimiento de la imposibilidad de la totalidad es una verdad muy importante. Por eso es que la totalidad es, a la vez, la verdad y la no verdad” (ídem).
{96} Un sistema complejo es un sistema compuesto de muchos elementos, los cuales interactúan entre sí. Mientras más elementos y más interacciones haya entre ellos, más complejo será. Aun cuando no existe una definición precisa y universalmente aceptada de lo que son los sistemas complejos, entre sus aspectos más importantes vemos que son sistemas que constan de muchos componentes que interactúan con fuerza, dando lugar a una serie de comportamientos globales que se encuentran interrelacionados. Por lo general, la evolución temporal de estos sistemas no es lineal (los efectos no son proporcionales a sus causas) y con frecuencia el detalle del comportamiento dinámico de los componentes individuales es insuficiente e incluso irrelevante para la caracterización de las llamadas propiedades emergentes.
{97} El positivismo, al ignorar o tratar como “distorsiones” estos procesos que se producen “a espaldas de los productores”, asume la misma posición que los críticos de Galileo, quienes consideraban las irregularidades del suelo lunar y los cráteres de la Luna como resultado de una ilusión (distorsión) óptica. “Uno se inclinaría casi por considerar que los 17,4 millones de parados europeos, el desastre urbano, la precarización generalizada, la corrupción, la disgregación social en los suburbios, la devastación ecológica, el retorno de los racismos, los integrismos y los extremismos religiosos y el aumento de la marginación no son más que espejismos, alucinaciones reprochables, sumamente discordantes en este mundo feliz que el pensamiento único se encarga de diseñar ante nuestras conciencias anestesiadas”. Ignacio Ramonet, “El pensamiento único”, en Mientras tanto 61, primavera 1995, Barcelona, pp. 19.
{98} En sentido estricto, estos efectos indirectos (propiedades emergentes) no son un producto de la acción, sino de la interacción humana. Hay sistemas de coordinación del trabajo social que son transparentes, en cuanto a sus efectos sobre la vida o la muerte de los seres humanos. Pero en el marco de las relaciones mercantiles, estos efectos tienden a ser invisibles, pues hacen aparecer las relaciones entre los seres humanos, independientemente del resultado de dicha coordinación sobre las condiciones de supervivencia.
{99} No obstante, en las sociedades tribales simples y de tamaño reducido, esta acción fragmentaria parece imperceptible. Ahora bien, no por ello está ausente en esas primeras sociedades; más aún si se toma en cuenta la relación de estas con su medio ambiente.
{100} Tanto los conceptos de planificación perfecta como de competencia perfecta son de carácter anti-institucional, porque, en última instancia, no se requiere de instituciones de coordinación de las relaciones sociales cuando los seres humanos son considerados omniscientes.
{101} “La contradicción... es índice de lo que hay de falso en la identidad, en la adecuación de lo concebido con el concepto... La contradicción es lo no idéntico bajo el aspecto de la identidad... [y la] dialéctica es la conciencia consecuente de la no-identidad” (Adorno: 1990: 13).
{102} Un ejemplo elocuente de este método es el análisis de las relaciones mercantiles realizado por Marx, según el cual no se puede decir lo que las relaciones mercantiles son, sin decirlo a través de lo que no son. Lo que no son es parte esencial de lo que son.
{103} Si bien las relaciones mercantiles se deben al hecho de que el trabajo es trabajo privado, este mismo carácter privado del trabajo no se debe exclusivamente a la propiedad privada. Es resultado, como se ha indicado arriba, del hecho de que el conocimiento humano, en cuanto a los factores relevantes para la decisión económica, es inherentemente limitado. La socialización de la propiedad privada, por tanto, no cambia en lo fundamental el carácter privativo de cada proceso de trabajo. Y, en efecto, todas las sociedades socialistas que surgieron en el siglo XX siguieron coordinando su división social del trabajo sobre la base de las relaciones mercantiles, a la vez que intentaban reprimirlas.
{104} La inevitabilidad de las institucionalidades del mercado y el Estado se pueden derivar del principio de imposibilidad del conocimiento ilimitado, lo mismo que del principio de incertidumbre.
{105} “...lo que caracteriza visiblemente la relación de cambio de las mercancías es precisamente el hecho de hacer abstracción de sus valores de uso” (1973, I: 5). Lo que Marx dice en este pasaje, no es que la ciencia económica deba hacer abstracción del valor de uso, sino que es el mercado mismo el que hace abstracción del valor de uso en el proceso de formación del valor de cambio. Esto es justo lo que Marx le reprocha al mercado y lo que constituye el punto de partida de toda su crítica del capitalismo.
{106} Decimos “formalmente ilimitado” porque en correspondencia con la forma valor de los productos del trabajo, aparece de igual modo el “sujeto-valor” que se valoriza a sí mismo en una perspectiva infinita de crecimiento. Particularmente bajo la forma dineraria, esta perspectiva de crecimiento infinito ignora que el contenido de la forma incluye a su vez la reproducción in natura de las condiciones de producción, que nos recuerda e impone el carácter finito del mundo. La persecución de esta meta de un crecimiento formalmente ilimitado se trata, por ende, de una “mala infinitud” (Hegel).
{107} El capitalismo de reformas fue un intermedio impuesto por la amenaza que significaba el movimiento obrero socialista para la estabilidad del sistema capitalista mundial. Con el colapso del socialismo histórico colapsó igualmente este capitalismo de reformas y se abrió el espacio para el capitalismo salvaje de la actualidad.
{108} Una ventaja competitiva emerge del aprovechamiento de la empresa de su respectivo poder de mercado. En un mercado perfectamente competitivo no podrían haber “ventajas competitivas”.
{109} Pero de hecho, toda producción es gasto de energía (muerte) para satisfacer la necesidad (vida). La producción es actualidad de la vida para la reproducción y el desarrollo de la vida.
{125b} Cuando se habla de la diferencia entre nivel de vida y calidad de la vida se apunta en este sentido. Una sociedad en decadencia puede sostener un falso progreso dedicando enormes recursos a sostener una estructura enferma y corrupta, minando y socavando, ncluso, las fuentes mismas que suministran el soporte de la vida. ¿Puede servir realmente como medida de progreso el que una sociedad tenga miles de médicos, jueces y policías; cientos de hospitales, tribunales y cárceles, cuando eso sólo signiἀca que esa sociedad debe estar plagada de enfermedades y conḀictos, muchos de ellos necesarios para sostener tal estructura?
{110} Equilibrio no en el sentido de fuerzas que se anulan, o de “punto medio”, sino como interpelación crítica y efectiva a partir del criterio de la reproducción de la vida humana.
{111} Esta problemática se relaciona con la diferencia entre Producto Nacional y Bienestar Económico Sustentable, que han estudiado autores como H. Daly, M. Max-Neef, T. Jackson y N. Marks (cfr. Van Hauwermeiren, 1999, cap. 6)
{112} Aunque se presenta de modo diferente entre los seres vivos “productores” (reino vegetal) y los seres vivos “consumidores” (reino animal).
{113} “Sustentabilidad significa aquí (en la ecología social) la capacidad que un ecosistema posee de incluir a todos, de mantener un equilibrio dinámico que permite la subsistencia de la mayor biodiversidad posible. Más que un proceso lineal, se trata de un proceso complejo, circular, de Inter-retro-dependencia, sin explotar o marginar a nadie” (Boff, ibid: 219).
{114} Luego, se trata de un tipo de crisis que no se explica apenas por la lógica interna del sistema, tal como por ejemplo se puede expresar a través del comportamiento de la tasa de ganancia en el capitalismo. El sistema puede mostrar indicadores de eficiencia económica saludables (tasas de ganancia altas), al mismo tiempo que destruye las bases que permiten la reproducción de la vida.
{115} La ética del mercado sostiene que este, mediante la destrucción de los valores de la ética humanista universalista (fraternidad, convivencia, solidaridad, supervivencia), realiza estos mismos valores por la inercia de sus estructuras. La política se puede transformar entonces en una técnica, la técnica de la aplicación sin limitaciones de las leyes del mercado convertidas en leyes metafísicas de la historia. Desaparece el sujeto, y donde no hay un sujeto humano concreto no puede haber derechos humanos.
{116} Una verdadera “falla del mercado” sería el fracaso de garantizar la reproducción de la vida humana y de la naturaleza; por la no correspondencia entre el producto total, la distribución del trabajo colectivo de la sociedad y la satisfacción de las necesidades humanas de los productores. Desde luego, esto presupone otra noción de racionalidad económica, entendida a partir de la posibilidad de los productores de reproducir su vida real. En cambio, para los neoclásicos y más todavía para los neoliberales, una falla del mercado es en realidad una distorsión (injerencia, interferencia, imperfección) sufrida por el mercado.
{117} Se trata de un “modelo de inversión” que se puede aplicar en cualquier campo social y que hace desvanecer la realidad palpable de los hechos.
{118} “La distinción principal entre... capital no humano y capital humano... está en que, debido al marco institucional y social existente y debido a las imperfecciones del mercado de capitales, no podemos esperar que el capital humano responda a presiones e incentivos de la misma forma que el capital material” (Milton Friedman, 1966: 313). Así, de acuerdo con Friedman (y esto se repite en muchos textos de microeconomía), teniendo los dos tipos de capital un precio derivado de la capitalización de sus rentas, el “capital humano” no puede ser tan racionalmente empleado como el “capital no humano”, por culpa del marco institucional y social existente, que excluye la esclavitud. Por supuesto, se trata de un resultado que sólo puede surgir, como queda claro en el análisis hecho por Friedman, de una teoría (fetichizada) del capital que considera al trabajo y a las máquinas como prestando “servicios productivos”, y cuyo precio se determina por la capitalización de su respectivo flujo de ingresos.
{119} Los efectos de las instituciones sobre la coordinación del trabajo social, vincula a estas y a las decisiones sobre estas con el problema básico de la posibilidad de vivir y del ejercicio de la libertad, por lo que la coordinación del trabajo social se convierte en referencia clave del análisis de las instituciones en su totalidad.
{120} El análisis crítico de esta invisibilidad de los resultados de las relaciones mercantiles, es la teoría del fetichismo elaborada por Marx. Las relaciones mercantiles son relaciones sociales que sirven para efectuar la coordinación del trabajo social, sin embargo, son vistas y vividas como una relación social entre cosas u objetos. Esta subjetivación de las mercancías sacraliza las relaciones mercantiles y el poder de unos seres humanos sobre otros a través a estas relaciones.
{121} “Mi negocio no es producir coches, sino producir dinero”. Esta frase, atribuida por tradición a Henry Ford, expresa claramente la supeditación del valor de uso a la lógica del valor de cambio y de la ganancia bajo el capitalismo.
{122} “...la institución de la propiedad [es] esencial para el desarrollo capitalista en vista de que ésta, vinculada con los mecanismos del dinero, es la base material de la individualidad calculadora... El mercado capitalista solamente funciona con las instituciones fundamentales de la propiedad y del contrato. Acorde con esto, la propiedad es de importancia central para el desarrollo de las relaciones de producción, del dinero, el capital, el trabajo y la tierra” (Duchrow y Hinkelammert, 2003: 50).
{123} “El socialismo histórico encaró la cuestión de la propiedad en un sentido ‘principalista’, de manera similar a lo que hace la sociedad capitalista. Ciertamente, la sociedad capitalista ve la propiedad como la llave para la solución de todos los problemas, sin discutir siquiera el hecho de que la solución de problemas diversos exige también formas de propiedad diversas; esto es, ella no admite ningún pluralismo de las formas de propiedad. El socialismo histórico hizo algo análogo, aunque a la inversa. Casi no admitía ninguna pluralidad de las formas de propiedad, pues consideraba ahora la propiedad socialista —en última instancia estatal— como la solución de todos los problemas” (Duchrow y Hinkelammert, 2003: 14).
{124} No obstante, en las economías subdesarrolladas, con altos volúmenes de sobrepoblación relativa y precarios sistemas de seguridad social, el costo de reproducción de la fuerza de trabajo tiende a ser realmente un costo de sustitución de esta.
{125} Por supuesto, no estamos diciendo que el análisis de las formas de propiedad sea irrelevante. Lo que sí aseguramos es que para examinar el problema de la racionalidad económica, el tema central a investigar es el del cálculo económico y las formas de coordinación del trabajo social. El tema de la propiedad es relevante en el análisis de las estructuras de poder, especialmente, de la estructura de poder económico.
{126} “En cuanto al desarrollo de sus relaciones entre sí, los poseedores de las mercancías son poseídos por las mercancías. Es el impulso del intercambio mercantil el que decide sobre las relaciones entre los hombres. Y eso es a la vez la renuncia a una acción consciente para ordenar la producción de los productos en función del trabajo colectivo por mutuo acuerdo. Lo que parece aquí un acto social, es la confirmación a posteriori de una renuncia a la acción. Y el dinero es símbolo máximo de esta renuncia del hombre a responsabilizarse del resultado de sus acciones” (Hinkelammert, 1981: 24).
{127} En la visión crítica de Polanyi, la transformación de la vida en trabajo, de la naturaleza en tierra y del patrimonio en dinero, implica que la propia sustancia de la sociedad (vale decir, los seres humanos, la naturaleza y la organización de la producción), quedarán subordinados al mecanismo dinámico principal del mercado: la búsqueda de ganancias.
{128} Recordemos la definición dada por Marx del comunismo: “Kommunismus ist Produktion der Verkehrform selbs”. “Comunismo es la producción de las mismas relaciones sociales de producción”.
{129} Esto hace emerger, con la producción mercantil, la llamada “paradoja del aislamiento”, acerca de la cual expone Diane Elson: “...las decisiones que tomamos creyendo que son las que más nos favorecen no son independientes de las que a su vez otros pueden tomar, en especial si la satisfacción que nos brindan depende de las decisiones que los otros adopten. Los mecanismos de mercado no nos proporcionan información directa sobre intenciones, deseos y valores, sólo nos transmiten información sobre el resultado de decisiones tomadas en la oscuridad” (Diane Elson: 1994: 8).
{130} El paso más importante es por tanto, la subsunción formal, al contrario del sentido que tal denominación suele tener en el lenguaje corriente: lo “puramente formal”.
{131} Ahora que, acumulación no es lo mismo que crecimiento. El ejemplo de los países subdesarrollados demuestra que se pueda acumular sin hacer crecer la base productiva. Eso depende, en gran parte, de si la acumulación es conducida por el capital productivo, por el capital financiero o por una oligarquía de terratenientes.
{132} En las últimas décadas del siglo XX esta visión optimista tuvo que aceptar, hasta cierto punto, las amenazas globales del mercado totalizado, aunque sin renunciar a la creencia de que el progreso tecnológico podrá, finalmente, controlar estas amenazas.
{133} Como primera aproximación, podemos decir que se trata de una maximización acotada, sujeta a las siguientes dos restricciones fundamentales: a) la reproducción del medio ambiente natural en función de la reproducción de la vida, y b) la inclusión de todos los productores potenciales en la división social del trabajo y, por ende, en la distribución de los ingresos. Con todo, esto ya introduce modificaciones sustanciales al cálculo económico que priva en las relaciones capitalistas.
{134} Obsérvese que estamos utilizando como criterio, la escasez. Esto es válido para el proceso simple de trabajo. Aun así, este mismo criterio destaca al trabajo como único medio posible de valorización.
{134} Esto tiene relación con la distinción entre excedente efectivo y excedente potencial. En todo el tomo I de El Capital, Marx asume que ambos coinciden, aun así en el tomo II aclara que esta coincidencia requiere de una “combinación apropiada” entre medios de producción y fuerza de trabajo (selección de técnicas). “Para valorizar una parte del capital mediante su conversión en fuerza de trabajo, es necesario que otra parte se transforme en medios de producción. Para que funcione el capital variable, es menester que se adelante capital constante en determinadas proporciones, conforme al carácter técnico determinado del proceso laboral” (Marx, 1980 (a), T. I, V. 1: 259. Énfasis nuestro).
{135} Mientras que, como sabemos, lo específico de la valorización en condiciones capitalistas de producción, es la producción de una plusvalía.
{136} Intentos de esta “determinación de lo que será”, los encontramos en la teoría de la evaluación social de proyectos, la cual parte de una crítica a la valoración monetaria por los precios de mercado en presencia de importantes externalidades.
{137} Habría que estudiar, por ende, las transformaciones que una forma determinada de coordinación —la mercantil-capitalista—, introduce sobre el proceso de trabajo en general en los siguientes ámbitos: a) en la especificación de los valores de uso (de soporte de la vida a soporte del valor de cambio), b) en el trabajo humano (del trabajo humano general al trabajo humano abstracto), c) en el tiempo de vida (del tiempo de vida al tiempo de trabajo), d) en el medio ambiente natural (de soporte material de la vida a factor de producción, e) en la satisfacción de las necesidades (su orientación por la ganancia y no por la reproducción y el desarrollo de la vida humana).
{138} ¿Qué sucede si incorporamos en el análisis el trabajo improductivo? Marx define la magnitud de valor por el tiempo de trabajo socialmente necesario, pero, el trabajo improductivo, aunque es necesario, no es parte del valor del capital adelantado, debe sufragarse a cuenta del plusvalor. O sea, los costos improductivos son “necesarios”, mas no son parte del valor de la mercancía; el cálculo económico capitalista no los toma en cuenta, no los “internaliza”.
{157b} Max Weber lo aἀrma: “Este fenómeno, el que una situación por la situación de intereses escuetos, tanto propios como ajenos, produzca efectos análogos a los que se piensa obtener coactivamente —muchas veces sin resultado— por una ordenación normativa, atrajo mucho la atención, sobre todo en el domino de la economía, es más, fue precisamente una de las fuentes del nacimiento de la ciencia económica” (Weber, 1944: 24).
{139} En el capitalismo del siglo XX, el comportamiento de las acciones en las bolsas de valores llegó incluso a tomarse como un indicador de los mercados, de la economía y del bienestar.
{140} Lo anterior, sin obviar que el capitalismo se impuso a “sangre y fuego”, violando la propiedad y la libertad que el ideario liberal decía defender, tal como lo describió Marx en su capítulo sobre “acumulación originaria” en El Capital. Véase también, Naredo, 1987: 121-127.
{141} Hay ciertos cambios y conquistas sociales a partir de finales del siglo XIX, que impregnan el sistema capitalista hasta los años setenta del siglo XX. Durante dicho período, no son pocos los economistas neoclásicos que niegan la conclusión de que el interés propio, cuando se encuentra en competencia, conduce al bien común. Es falso como regla universal, aunque una tal coincidencia se pueda dar en muchos casos. Este es el enfoque, por ejemplo, de los economistas que se ocupan del análisis del sector público desde una perspectiva keynesiana: “Con el tiempo, los males de laissez faire eran cada vez más claros, y la intervención del Estado se ha acrecentado sin cesar en todo el mundo. ¿Por qué sobrevino ese cambio? En primer lugar por una cuestión de equidad. Polanyi y otros sostuvieron que la eficiencia de la actividad económica determinada por el mercado no es necesariamente (y de hecho no lo será en la mayoría de los casos) la que la sociedad considera como equitativa” (Due y Friedlaender, 1977: 2).
{142} El mismo Locke trata este poder como legítimo, aun cuando sea despótico: “El poder paternal no existe sino donde la minoría de edad hace al niño incapaz de cuidar por sí mismo su propiedad, el poder político allí donde los hombres pueden disponer de sus propiedades, y el poder despótico no existe sino sobre aquellos hombres que no tienen propiedad” (Locke, 1969: 174). Estos son los tres poderes legítimos de Locke. Los tres poderes de Montesquieu, no son sino una subdivisión del poder político de Locke, y su equilibrio deja de funcionar sin el poder despótico defendido por Locke.
{143} Weber describe este hecho de la manera siguiente: “En las condiciones de la economía de cambio es normalmente estímulo decisivo de toda competencia, 1. Para los que carecen de propiedad: a) el peligro de riesgo de carecer de toda provisión tanto para sí como para aquellas personas dependientes (niños, mujer y, eventualmente, padres) el cuidado de las cuales es típico que tome el individuo sobre sí” (Weber, 1944: 84). Y es que las relaciones mercantiles convierten la amenaza de muerte en el motor de las relaciones humanas y de la propia economía.
{144} “Los filósofos no han hecho más que interpretar de diversas maneras el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo”.
{145} Eso tiene consecuencias para el enfoque de la democracia. Ella puede ser, como hoy es el caso casi generalizado, un lugar de la determinación externa sin posibilidad de libertad. Pero de igual modo puede ser ámbito de libertad, porque puede ser un lugar donde se puede disolver, o contribuir a disolver, las leyes que se imponen a espaldas de los productores, dando lugar a la libertad mediante la asunción libre de la necesidad.
{146} Recordemos que en el modelo de la competencia perfecta, el precio cumple con la condición de “informar”, una vez que se ha borrado toda la información cualitativa sobre las mercancías y sobre el entorno del productor, esto es, una vez que se ha impuesto el supuesto de que estas son totalmente homogéneas. En este caso, el precio únicamente “informa” sobre costes relativos y desde luego, no puede informar sobre características cualitativas, porque estas han sido borradas y son por tanto irrelevantes para el análisis en este modelo, (es decir, el valor de uso). Esta “información” se supone que está concentrada en el consumidor omnisciente (supuesto de información perfecta), quien ordena sus preferencias con absoluta certeza. Por eso, Schumpeter, quien se esfuerza por lograr un análisis más realista de la competencia, introdujo una serie de factores cualitativos para explicar la competencia y la innovación. En los modelos de la competencia monopolística de la economía industrial, la diferenciación del producto da pie a la introducción de la publicidad, la que sustituye a la información perfecta en este tipo de modelos.
{147} El análisis del fetichismo pregunta por el modo de ver y el modo de vivir las relaciones mercantiles. Estas son relaciones sociales que sirven para efectuar la coordinación de la división social del trabajo. Sin embargo, son vividas y vistas como una relación social entre cosas y objetos. Eso tiene por resultado la invisibilidad de los resultados de la división social del trabajo sobre la vida (y la muerte) de los productores. La teoría del fetichismo trata de la visibilidad de esta invisibilidad, en donde las relaciones mercantiles parecen ser otra cosa de lo que son (cfr. Hinkelammert, 1981: 7-75).
{148} “...muchas veces científicos en Occidente descubrieron con el esfuerzo de toda su mente conocimientos que ya eran conocidos en la literatura soviética. El surgimiento de la teoría del caos en Estados Unidos y en Europa inspiraba un número impresionante de investigaciones en la Unión Soviética; por otro lado, provocó mucha sorpresa el hecho de que muchos aspectos de la nueva ciencia no fueran sentidos como muy nuevos en Moscú. Matemáticos y físicos soviéticos ya disponían de una investigación importante sobre el caos, que se remontaba atrás hasta los estudios de N. Kolmogorov en los años cincuenta” (Gleick, 1990: 113). Posiblemente, los científicos soviéticos se inspiraron en la teoría marxiana del capitalismo, que con seguridad han debido conocer.
{149} Prigogine continúa con la idea de Marx de que un orden nacido del desorden es un orden entropico, y por ende tiende a la autodestrucción (Prigogine, 1983). Georgescu-Roegen ha tenido el gran mérito de introducir explícitamente la problemática de la entropía en el análisis económico (1971, 1977).
{150} “...una asociación de hombres libres que trabajen con medios de producción y que desplieguen sus numerosas fuerzas individuales de trabajo, con plena conciencia de lo que hacen, como una gran fuerza de trabajo social” (El Capital, 1981, T. 1: 96). “La libre individualidad fundada en el desarrollo universal de los individuos y en la subordinación de su productividad colectiva, social, como patrimonio social...” (Grundrisse, 1978, T. 1: 85).
{151} Para una exposición crítica sobre el determinismo en Marx, véase, Hinkelammert, 1996: 207-211.
{152} De hecho, los modelos neoclásicos que introducen la hipótesis de información imperfecta conducen al resultado de que puedan coexistir varios precios de equilibrio, propiedad conocida como dispersión de precios. La evidencia empírica indica que hay una significativa dispersión de precios, incluso en mercados de productos altamente homogéneos (cfr. Cabral, 1997: 138-141).
{153} De ahí la diferencia entre evaluación privada y evaluación social de proyectos de inversión, que fue tan popular en la economía del desarrollo en las décadas de los años sesenta y setenta del siglo pasado, para posteriormente ser absorbida por el marco teórico neoclásico, limitándose a considerar los “precios sombra” y los aspectos distributivos de la asignación de recursos. “Las consideraciones relativas a la distribución del ingreso, efectos externos y adehala al consumidor figuran entre los factores que distorsionan las utilidades comerciales como medida de las ganancias nacionales” (Dasgupta, Sen y Marglin, 1972: 26).
{154} Esta diferencia fundamental no parece tenerla en cuenta Georgescu-Roegen cuando aplica la ley de la entropía al análisis económico.
{155} A una conclusión similar llegan ciertos análisis neoshumpeterianos: “The fact that the competitiveness of a sector depends on a combination of competition and collaboration has consequences for the industrial policy also. It must find a balance between competition and collaboration and not strive for the neoclassical idea perfect competition” (Rutten, 1998: 13, énfasis nuestro).
{156} Hayek trata de escapar al supuesto de un conocimiento perfecto como condición para la tendencia al equilibrio, porque se da cuenta que es imposible que en la realidad empírica tal supuesto se dé, o que haya una aproximación a él. Para seguir sosteniendo esta tendencia al equilibrio Hayek incurre en un juego. Afirma que el mercado mismo produce esta tendencia, pero sin que cada participante tenga este conocimiento. El mercado produce el equilibrio, “como si hubiera conocimiento perfecto”. Transforma el mercado en una instancia mágica de omnisciencia estructural, inspirándose en la filosofía del “como si” de Vaihinger. El juego consiste en trasladar el diablillo de Laplace, de los participantes en el mercado, al mercado mismo. Ahora es el mimo “sistema de precios” el que resulta ser omnisciente.
{157} El problema no es simplemente el mercado, como si la planificación fuera su solución automática. El problema reside en el hecho de que el mercado maximiza la ganancia como criterio cuantitativo, por encima de las exigencias de la vida concreta, que como consecuencia tiende a destruir. Si la planificación económica se orienta por criterios cuantitativos análogos, presenta los mismos efectos destructores.
{158} La concepción que apunta a concebir el mercado, la sociedad civil y el Estado como un gran conjunto de relaciones interdependientes, parece mucho más propicia que las visiones mercado-céntricas del pensamiento dominante.
{158} “Porque somos seres humanos de mercado, propagadores del mercado, debemos comprender de la mejor manera su eficiencia (que ya no debemos demostrar) y también
su insuficiencia congénita, porque dejado a sí mismo no tiene nada que hacer con el único absoluto que reconocemos: la persona; existe en esto, si no se toman precauciones, los gérmenes de su autodestrucción... A partir de esta indiferencia del mercado respecto a la persona, ustedes pueden rápidamente encontrar el origen profundo de muchos males de las sociedades avanzadas: contaminación, accidentes de trabajo, destrucción de las familias, exclusión y desempleo, corrupción, desigualdades, etc.” (Camdessus, Michel, 1992. Citado en Hinkelammert, 1995: 215).
{160} También Max Weber defiende esta tesis, con las palabras siguientes: “Este fenómeno, el que una orientación por la situación de intereses escuetos, tanto propios como ajenos,
{161} Esto explica el cuestionamiento de Alvin Toffler a la integración europea. Dentro de mercados parciales, las contradicciones de un sistema de mercados pueden ser fácilmente controladas, pero en los mercados globales, cualquier crisis parcial puede extenderse rápidamente a todo el sistema interdependiente (cfr. Toffler, 1998).
{162} Una escena de una película muda de los años treinta: Un pintor está subido en una escalera, con su cubo de pintura colgando. Ha equilibrado la escalera con una tablita debajo de una de sus patas. La tablita descansa en uno de sus lados sobre una piedrecita, y esta se halla puesta encima de un trozo de paja. Pasa un ratoncito y mueve la paja. Al hacerlo se desubica la piedrecita, y como resultado, la tablita que equilibra la escalera se inclina y esta pierde equilibrio y cae en la mancha de pintura y queda perplejo. El público vio el ratoncito, no así el pintor, razón por la cual el resultado es cómico. La escena lleva el título: “Causa pequeña, efecto grande”.
{163} El físico Rutherford hizo famosa la siguiente expresión, que refleja la ceguera utopista de las ciencias empíricas modernas: “Qualitative is nothing but poor quantitative” (Lo cualitativo no es más que pobreza en lo cuantitativo).
{164} “...la ciencia económica, obsesionada en estudiar y contabilizar en una magnitud homogénea el aumento de las riquezas, ignora por completo los recortes que se practican diariamente en el universo de lo útil —ya sea abundante y gratuito o escaso y costoso (riquezas)-. Recortes que originan bien el agotamiento y la degradación de recursos, tras el que se impone el uso de sucedáneos más costosos, o por la aparición de antiguas necesidades y el cambio de ‘gustos’ más o menos fomentado por la moda, que precipitan la obsolescencia de los objetos útiles” (Naredo, 1987: 119). “...la ciencia económica, al circunscribir sus análisis al subconjunto de las cosas útiles y escasas denominadas riquezas, no puede distinguir si una determinada ampliación de este subconjunto entraña realmente una ampliación del universo de lo útil, o sí, por el contrario, refleja un simple trasvase dentro de este al convertir en riqueza lo que antes no lo era, provoca serios recortes en el universo de lo útil al tener impactos ambientales y humanos desfavorables, o al construirse precisamente sobre la degradación de ciertos stock de materiales o energía existentes en el planeta, o precipitar la absolescencia y abandono de cosas útiles ya existentes” (Ibid: 123). Lo que Naredo llama aquí “riquezas” es lo que en el texto hemos denominado “producto”. Nuestro concepto de “riquezas”, tal como lo hemos empleado hasta aquí, se asemeja más bien a lo que Naredo llama “el universo de lo útil”.
{165} La teoría marxiana del valor y el plusvalor, es una teoría dual de este tipo, que aun así es necesario desarrollar. El valor de una mercancía capitalista no es una simple suma de costos, pues en primer lugar, el plusvalor no es un costo para el capitalista, pero sí consumo o destrucción de vitalidad humana, apropiada por el capitalista. En segundo lugar, los costos improductivos no son parte del valor, sino deducciones de este; y pueden implicar no solamente destrucción de valor, sino además, destrucción de riqueza.
{166} La mayor parte de la formalización matemática de las relaciones económicas se funda en el álgebra lineal (modelos lineales), lo que no permite captar las consecuencias de la actuación de las partes sobre el conjunto del sistema. Recientemente, los conceptos de sinergía y externalidades de red han contribuido a reconocer este importante hecho. Como ya indicamos antes, los sistemas complejos prometen la posibilidad de una formalización y entendimiento más adecuado de la realidad.
{167} “La técnica empresarial de la contabilidad en partida doble fue el instrumento idóneo sobre el que reposó la identificación entre riqueza y valores pecuniarios sobre la que tomó cuerpo la abstracción del sistema económico. Solo quedaba encontrar ciertos factores de equilibrio que aseguran los mejores resultados para el conjunto sin necesidad de ninguna intervención exterior a tal sistema” (Naredo, 1987: 131).
{168} Una versión preliminar de este capítulo se dictó como conferencia en el marco del “V Encuentro de Economistas sobre Globalización y Problemas del Desarrollo”, La Habana, Cuba, febrero de 2003, y fue publicada en el número 21 de Economía y Sociedad (enero- abril de 2003), revista de la Escuela de Economía de la Universidad Nacional, Heredia, Costa Rica.
{169} En este sentido, el término acuñado en 1969 por Marshall Luhan, la “aldea global”, y que hemos retomado en el título de este capítulo, expresa el fenómeno referido.
{170} A pesar de que existe una toma de conciencia creciente acerca de estas amenazas globales, se trata de una nueva conciencia cuya emergencia está resultando tan traumática como la implicada por la revolución copernicana y los descubrimientos científicos de Galileo en los albores de la Modernidad y que nuevamente choca de manera frontal con los poderes establecidos.
{171} Esta es, por ejemplo, la posición de la Organización Meteorológica Mundial, sobre el calentamiento de la Tierra, con la que coincide un número creciente de científicos. Aun así, el gobierno de los Estados Unidos se sigue negando a reconocer este hecho.
{172} A finales del año 2002 un laboratorio genético privado financiado por una secta religiosa autodenominada “raeliana”, anunció el nacimiento del primer clon humano, ante lo cual la comunidad internacional reaccionó entre sorprendida y estupefacta, al tiempo que exigía pruebas (que no aparecieron) de la inaudita “proeza” médica.
{173} Recordemos que los análisis económicos de la teoría de la dependencia fueron criticados, entre otros puntos, por ser demasiado “globales”.
{174} Globalización es el nombre con el cual se ha designado al actual período (y estrategia) de acumulación de capital a escala mundial. La Comisión Trilateral lo había llamado, a finales de los años setenta, “interdependencia”, empero, este término fue sustituido por el más expresivo: globalización; quedando la interdependencia como un rasgo más de la globalización.
{175} El tipo de división internacional del trabajo aparecido en el siglo XIX y vigente hasta mediados del siglo XX, se basaba en la existencia de varios centros industriales en el mundo, con sus respectivas zonas periféricas y relativamente independientes uno del otro (énfasis en el comercio interindustrial). Con posterioridad a la Segunda Guerra Mundial esta situación cambia profundamente, y cada vez más los diversos centros industriales se hacen más interdependientes, ampliándose el comercio intraindustrial entre ellos.
{176} Cfr: Wim Dierckxsens (1999): Hacia una nueva regulación económica mundial. En este trabajo, Dierckxsens explica el exceso de liquidez mundial surgido en el decenio de los setenta, no sólo por el tradicional efecto de los petrodólares, sino fundamentalmente, por la desregulación del crédito privado ocurrida a nivel internacional y por una tasa descendente de ganancia en la esfera productiva.
{177} Con este nombre llevaron los fenicios a Cartago al dios Baal. Cuando la ciudad se veía amenazada de grave peligro, se atribuía a la irritación de Moloc y se preparaba un gran sacrificio para apaciguarle; se encendía una hoguera y se arrojaba allí a los niños, al son de flautas y trompetas.
{178} La lucha contra la inflación impulsada desde finales de los años setenta y durante todos los ochenta del siglo pasado, tenía de hecho una intención no confesa: modificar las condiciones de la acumulación del capital a escala mundial, preparando el terreno para el “campo de juego nivelado” exigido por las corporaciones transnacionales.
{179} Cfr: Mora, 1996; Saxe Fernández, 2001.
{180} Esto se refleja en un bestseller, muy leído en Europa hace algunos años: Houellebecq, Michel: Extension du domaine de la lutte. Nadeau. Paris, 1994. Este libro no reflexiona los hechos, aun así presenta un reflejo perfecto del ser humano hecho capital humano.
{181} Un objetivo similar se pretende en el capítulo 11 del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA), en el capítulo 10 del TLC entre Centroamérica y los Estados Unidos, y en los textos correspondientes a los borradores del ALCA.
{182} La tasa de ganancia, desvestida de su ropaje fetichizado, mide nada más el aporte al crecimiento del producto efectivamente producido y en este sentido, a la eficiencia formal. No mide el costo implicado en el proceso destructivo de las fuentes de la producción de la riqueza producida. El costo medido por la contabilidad de la empresa capitalista es un costo de extracción del producto a partir del trabajo y de la naturaleza. Los efectos destructivos derivados de esta producción no entran en el cálculo. Por eso mismo la teoría del valor trabajo sigue siendo acertada, hoy más que nunca, pues capta de manera adecuada este carácter extractivo de la producción capitalista.
{183} Sería necesario cambiar la práctica y la teoría de los conceptos claves de la economía moderna, como aquellos que se refieren a la creación de riqueza y a la eficiencia, trascendiendo la racionalidad instrumental medio-fin e insertándola dentro de un marco más general de racionalidad reproductiva.
{184} En este proceso destructivo participaríamos incluso los seres humanos individuales, en la medida en que nos transformemos y actuemos como “capital humano”.
{204b} En los años ochenta del siglo pasado, las compañías bananeras de Centroamérica utilizaban en sus plantaciones un químico altamente nocivo para la fertilidad de la tierra a largo plazo, aunque producía mayor productividad (competitividad) a corto plazo, el llamado nemagón. Este químico se utilizó durante varios años, hasta que se descubrió que también era extremadamente nocivo para la salud humana, produciendo, entre otros efectos, esterilidad en el aparato reproductivo de quienes se exponían a él.
{185} Cfr: Hinkelammert 2001 (a), pp. 136-139; Hinkelammert 2001 (b), pp. 6-7.
{186} Cfr: Houtart, 2000. “En un sentido técnico sabemos muy bien dónde habría que buscar las alternativas. Un Nuevo Orden Mundial de los mercados, un Nuevo Orden Mundial de las finanzas, pero también un Orden Mundial del medio ambiente, son necesidades obvias. Pero en cuanto que se sigue negando la legitimidad de cualquier alternativa en nombre de una totalización agresiva del mercado, tiene poco sentido hablar en sentido técnico de alternativas” (Hinkelammert 2001 (a), pp. 28-29). Además, cuando las relaciones sociales mismas tienden a colapsar, no es suficiente concebir alternativas y presionar por ellas. Hay que reconstruir el propio fundamento que funda la posibilidad de la concepción de alternativas y de su realización. El apartado anterior es un primer intento en este sentido.
{187} Cfr: Holloway, 2002. Este texto presenta sugerencias muy valiosas para encauzar las luchas revolucionarias hoy en día, y es de lectura obligatoria, si bien sigue presa de la razón utópica que considera al comunismo una especie de sociedad perfecta a la cual aspirar.
{188} El llamado “Eje del Mal” (Irak, Irán, Corea del Norte) y la lucha antiterrorista de los Estados Unidos, es más bien la excusa para seguir imponiendo, ahora por la fuerza militar, esta estrategia de globalización en su nueva fase.
{189} No obstante, esta opción por la vida no es automática. Puede imponerse el heroísmo del suicidio colectivo, que transmuta este proceso de destrucción en una celebración de la muerte.
{190} “Entre quienes proponen las alternativas nadie piensa en abolir el mercado, ya que si este es una relación social, también puede construirse sobre la base de una verdadera reciprocidad” (Houtart, 2001: 8).
{191} “Yo soy solamente si tú también eres” (Desmond Tutu). No se trata de una simple afirmación moral oética, si bien de ella podemos sacar conclusiones morales y éticas. La afirmación de Tutu es una afirmación sobre la realidad en la cual vivimos como seres humanos, es un llamado a afirmar nuestra vida, un llamado a optar por la vida.
{192} Cfr: Hinkelammert y Mora, 2001: 114-116. “Se necesita entonces desarrollar una ciencia empírica que se preocupe de las condiciones de posibilidad de la vida humana, y por consiguiente de la racionalidad reproductiva. Esta ciencia es la teoría crítica de las condiciones de la vida de hoy” (Ibid, 114).
{213b} Socialismo no signiἀcaba, para Marx, piedad por el sufrimiento de los pobres, indignación subjetiva contra la injusticia, apelación a lo que el ser humano tiene de noble, o fe abstracta en un mundo mejor. “Socialismo cientíἀco” tampoco es la creación imaginaria de un ideal de sociedad lo más perfecta posible; sino, clara visión de la naturaleza, de las condiciones y de los ἀnes generales del movimiento histórico y de las luchas sociales de la época presente; y en esta exposición suya privilegió, como sabemos, el estudio de las relaciones económicas que fundamentan la moderna sociedad burguesa. Por consiguiente, la teoría socialista de Marx no es una doctrina de la “sociedad socialista”, y no se ocupa en absoluto de describir un futuro estadio social. Como fundador del materialismo histórico, Marx estudia la única forma social real que conoció: la sociedad burguesa. De hecho, sólo cuando fueron acorralados o provocados por la crítica, Marx y Engels se vieron obligados a “decir algo” sobre la sociedad futura; por ejemplo, en el Maniἀesto Comunista y en el Anti During.
{193} Recordemos que para Marx, la contradicción suprema del capitalismo no es la pretendida contradicción entre las “fuerzas productivas” y las “relaciones sociales de producción”, sino aquella entre el proceso de trabajo en cuanto metabolismo social y condición natural del ser humano, y el proceso de valorización en cuanto forma capitalista de este proceso. Es, claro está, la contradicción entre el valor de uso como base de posibilidad de la reproducción material de la vida, y la forma valor de las relaciones humanas entre productores de mercancías.
{194} Por ende, tampoco tiene sentido hablar de una “tasa de sustitución” entre bienes, ni construir “curvas de indiferencia” a partir de un mapa de preferencias, tal como se hace en la teoría neoclásica. Pero insistimos, estos sin sentidos surgen cuando los analizamos desde el punto de vista del valor de uso.
{195} Se trata de una medida que tiende a considerar los costos de producción de una mercancía, en términos de “costos de extracción”, y que propicia un cálculo “económico” en términos de cálculo de pirata o cálculo de guerra.
{196} Cuando los productos del trabajo humano adquieren la forma de mercancías, la igualdad (comensurabilidad) de los trabajos humanos, o sea, el hecho de que sean reconocidos como tales, adopta la forma material de la igual objetividad de valor de los productos del trabajo. Es sólo a través del carácter de valor de las mercancías que se expresa la igualdad de los trabajos humanos. Luego, esta no se expresa directa y transparentemente, sino que el trabajo se representa en el valor. La igualdad del trabajo del sastre y del tejedor no se expresa de modo directo, sino en que la tela y la camisa representan, en cuanto mercancías, “cristalización de la sustancia social que le es común a ambos”. De ahí que sea más correcto denominar la teoría marxiana del valor, “teoría del trabajo-valor”, y no, “teoría del valor- trabajo”, aun cuando el mismo Marx no consideró necesario hacer esta distinción, lo que a nuestro juicio es causa de confusión. En alemán se habla de “Arbeitswertlehre”, esto es, “teoría del trabajo-valor”.
{197} “La ‘nueva’ economía del bienestar descendiente de Pareto, fue un esfuerzo por descubrir cuánto podría decirse del bienestar general sin recurrir a las comparaciones interpersonales. La conclusión de las discusiones recientes es que sobrevive muy poco una vez que se impone el tabú de las comparaciones interpersonales. Por supuesto, esto no significa que si estuviéramos dispuestos a hacer comparaciones interpersonales, se abriría un campo impresionante de teoremas importantes acerca de las políticas económicas. Sin embargo, la verdadera función de la economía del bienestar es la invasión de la disciplina de la ética, en lugar de evitarla” (Blaug, 1979: 626-27, énfasis nuestro).
{198} Ya en 1937 escribía Maurice Dobb: “Hoy día está de moda decir, con Cassel, que es innecesaria una teoría del valor, y que todas las proposiciones necesarias pueden enunciarse sencillamente en términos de una teoría empírica de los precios. Se nos dice que una teoría que representa las relaciones de cambio como funciones de ciertas preferencias humanas expresadas en la conducta del hombre, es todo lo que una verdadera ciencia económica debería tener o, por lo menos, todo lo que necesita tener” (Dobb, 1974: 9).
{199} “...para investigar el valor me he atenido concretamente a las condiciones burguesas, sin aplicar esta teoría del valor a un ‘estado social’ que siquiera me he molestado en construir” (Marx, ibid: 716).
{199} “...en mi obra el valor de uso desempeña un papel importante muy distinto del que desempeña en toda la economía anterior, si bien, téngase en cuenta, solo se plantea allí donde se arranca del análisis de un régimen económico dado y no de especulaciones abstractas” (Marx, Ibid: 720).
{200} De ahí que la teoría neoclásica de las distorsiones tenga como fundamento epistemológico, esta reducción de la objetividad subjetiva de la realidad, visible únicamente desde el punto vista del sujeto natural y necesitado, a la realidad física que surge de una imaginación del mundo a partir de la racionalidad medio-fin. Ciertamente, la objetividad es subjetiva, si bien el carácter subjetivo del actor (sujeto) es un hecho objetivo.
{201} “Como creador de valores de uso, es decir, como trabajo útil, el trabajo es, por tanto, condición de la vida humana, y condición independiente de todas las formas de sociedad, una necesidad perenne y natural sin la que no se concebirá el intercambio orgánico (metabolismo) entre el hombre y la naturaleza, por consiguiente, la vida humana” (Marx, 1973, I: 136, énfasis nuestro).
{202} “En una sociedad civil, sólo entre las gentes de menor clase del pueblo puede la escasez de alimentos poner límite a la multiplicación de la especie humana, y esto no puede verificarse de otro modo que destruyendo aquella escasez, una gran parte de los hijos que producen sus fecundos matrimonios... Así es, como la especie de hombres, al modo que las mercaderías, regulan necesariamente la producción de la especie humana: la aviva cuando va lenta y la contiene cuando se aviva demasiado. Esta misma demanda de hombres, o solicitud y búsqueda de manos trabajadoras que hacen falta para el trabajo, es la que regula y determina el estado de propagación, en el orden civil, en todos los países del mundo: en la América Septentrional, en Europa y en la China”. Smith, Adam op. cit. 124 (Libro I, Cap. VIII: De los salarios del trabajo. Sección II: pp. 118-133).
{203} Pero también el marxismo, tal como se constituye después de la muerte de Marx, reduce el concepto del valor de uso, para sostenerlo al final únicamente como la imaginación de un sustrato material de la mercancía. Ya no se le ve en su significación decisiva como un producto, cuya disponibilidad decide sobre la vida y la muerte. Este proceso culmina en la economía política staliniana, en la cual el concepto de las fuerzas productivas es visto apenas en términos de una tasa de crecimiento del producto social -de una masa de productos materiales. Aunque para Marx las fuerzas productivas se refieren también a una masa de valores de uso materiales que son producidos y consumidos en reproducción ampliada, su importancia se deriva del hecho de que su disponibilidad decide sobre la vida y la muerte. Por ende, los valores de uso son la instancia material de la mediación de la vida humana. Como tal nunca son simplemente materia, sino la existencia corporal de la vida humana.
{204} Un concepto de economía de este tipo sólo sirve si el análisis se limita a problemas del mercado. Cuando, en cambio, el objeto de análisis es el proceso de reproducción de la vida humana, necesariamente el concepto de economía tiene que orientarse hacia la reproducción de los valores de uso. Si la teoría económica quiere captar las dos dimensiones de lo económico, tiene que definir a la economía de dos maneras diferentes, dependiendo del tipo de análisis que se haga.
{205} Este circuito en su forma ideal es desarrollado como “modelo de la competencia perfecta”, con el resultado de que todos los mercados reales tienen que ser considerados como “mercados imperfectos”. El modelo es perfecto, la realidad en cambio es una desviación imperfecta de la competencia pensada idealmente en su perfección.
{206} Podemos también entender una Economía para la Vida como una nueva crítica de la economía política (segunda crítica de la economía política): economía para la vida en cuanto ciencia de las condiciones y posibilidades de la vida en sociedad, más allá de la vigencia de la ley del valor y de la vigencia absoluta de cualquier institución económica.
{229b} Nos referimos a la sobrevivencia de todos los seres humanos, no la de “la especie”, abstracción que le gusta a Hayek, para quien no se trata de que la gente viva, sino de que la especie sobreviva, lo que conduce lógicamente al “cálculo de vidas”. Al contrario de Hayek, una Economía orientada hacia la Vida clama por una sociedad en la que quepan todos y todas, incluida la naturaleza.
{207} Para la ciencia totalizante de la racionalidad medio-fin, eso produce horror. Max Plannk afirma: Wirklich ist, was meßbarist (lo real es lo que se puede medir). Rutherford: Qualitative is nothing but poor quantitative (lo cualitativo no es más que pobreza en lo cuantitativo). Esta reducción de lo real a lo calculable destruye de por sí toda posibilidad de una racionalidad reproductiva y, en consecuencia, de una sociedad sostenible.
{208} De acuerdo con Prigogine, las estructuras disipativas son “islas de orden en un mar de desorden”, manteniendo e incluso incrementando su orden a expensas del desorden del entorno.
{208} En lengua castellana, el término “calculador” también se aplica al individuo egoísta, y suele tener incluso, una valoración peyorativa.
{209} Menos aún se trata de una agregación del cálculo de utilidad de todos los individuos de la sociedad, como intentó, sin lograrlo, la teoría neoclásica del bienestar de inspiración paretiana.
{210} Se trata del pleno empleo de la fuerza de trabajo como juicio de la racionalidad en última instancia, por la razón de que los factores no-humanos tiene un valor solamente derivado del pleno empleo del trabajo (ver capítulo octavo).
{211} “Entre derechos iguales, prevalece la fuerza” (Marx).
{212} Una diferencia análoga a la existente entre voluntad general y voluntad de todos.
{213} Ocurre algo parecido con la teoría del valor, a la cual corresponden de igual modo dos etapas: la producción simple, en la cual la teoría del valor es inmediatamente teoría de precios, y otra —capitalista— en la cual rigen precios que son transformados a partir de los valores.
{214} No obstante, sigue siendo la norma en muchos países subdesarrollados, donde el ejército industrial de reserva alcanza niveles tales que permite al capital sustituir trabajadores constantemente, presionando hacia abajo la determinación del valor de la fuerza de trabajo, o sea, este valor se determina en el nivel individual. El seguro social permitiría que esta determinación se haga a nivel familiar y, el Estado de bienestar, a nivel social, donde las escasas posibilidades de sustitución de fuerza de trabajo hacen necesario que se garantice la reproducción de la clase trabajadora a nivel social.
{215} No obstante, la limitación apuntada puede convertirse en una contradicción, pues la creación de la plusvalía relativa se basa en el abaratamiento de la fuerza de trabajo, puesto que reduciendo su valor se maximiza la creación de plusvalor. Con todo, este abaratamiento no puede fundarse siempre en llevar la reproducción de la fuerza de trabajo a sus niveles de subsistencia, sino en el incremento de las fuerzas productivas que permita abaratar el valor de las mercancías consumidas por el obrero.
{215} Emergen limitaciones especiales cuando la redistribución implica reestructuraciones de la demanda a las cuales no es posible adaptar la oferta, como por ejemplo, cuando habiendo capacidad industrial ociosa, la redistribución choca con el tamaño de la producción agrícola y con limitaciones a la importación. La solución mercantil opera entonces por medio de la expulsión de los grupos de más bajos ingresos con demanda para estos productos, por lo menos en el caso en el cual no exista tal capacidad para importar que permita solucionar el desequilibrio interno vía mercados externos.
{216} Cfr: Hinkelammert, Franz; El Grito del Sujeto, DEI, 1998, capítuloVII.
{217} ¿No sugiere esto la necesidad de diferenciar el “valor de uso” del “simple objeto natural”; el valor de uso del “valor ecológico”? El valor de uso llega a serlo en función de su uso (consumo), el valor ecológico no necesariamente, sino que incluso, su valor para la vida humana puede estar en función de su no uso (no consumo), de su preservación (capa de ozono, biodiversidad). Lo anterior es pertinente, al menos si entendemos el consumo como “destrucción del producto”.
{218} La alimentación es una “necesidad en general”, una porción de carne cocida es una “necesidad específica”.
{219} Esto se relaciona con la teoría de los satisfactores de Max-Neef: “Son los satisfactores los que definen la modalidad dominante que una cultura o una sociedad imprimen a las necesidades” (1993: 50). Lo que Max-Neef no aclara, es esta relación entre el “modo de producción” y el “modo de consumo” introducida por Marx.
{220} Cfr: Hinkelammert y Mora, 2002: 73-100.
{221} No pretendemos desmerecer cualquier esfuerzo por elaborar una “teoría de la producción en general” (en la que también hemos trabajado), sino que simplemente llamamos la atención acerca de su papel en la teoría de la sociedad y sus limitaciones en el plano explicativo histórico.
{222} O correspondencia entre necesidades y satisfactores, conforme la metodología de MaxNeef, quien propone distinguir para fines analíticos, al menos cinco tipos de satisfactores: violadores o destructores, pseudo-satisfactores, satisfactores inhibidores, satisfactores singulares y satisfactores sinérgicos.
{223} Esta interferencia ocurre en todos los modos de producción, aunque se torna predominante en la producción mercantil, ya que en esta ocurre también la predominancia de la especificación de la necesidad en general a través de las relaciones de producción.
{224} Esto es importante para la crítica de las preferencias reveladas, principalmente cuando se la pretende utilizar como método para la valoración monetaria de bienes públicos, en especial, del medio ambiente.
{225} No es casual que en su condición de verbo, la palabra inglesa fashion signifique moldear, formar.
{226} De acuerdo con Max-Neff (1993), lo que está culturalmente determinado no son las necesidades humanas fundamentales, sino los satisfactores de esas necesidades. Cabe decir entonces que el cambio cultural se produce, entre otras razones, por el abandono de algunos satisfactores y su reemplazo por otros nuevos y diferentes. Son los satisfactores los que definen la modalidad dominante que una cultura o una sociedad imprime a las necesidades.
{227} Un estudio realizado por científicos de la Universidad de Barcelona sugiere que “la cantidad y variedad de sustancias peligrosas que estamos ingiriendo... aunque sus concentraciones son muy pequeñas, el organismo humano las va acumulando y pueden acabar causando enfermedades muy graves. Tan graves como el cáncer y alteraciones sobre el sistema hormonal, reproductor e inmunológico”. Se trata de contaminantes como hidrocarburos aromáticos, policíclicos, dioxinas, metales pesados, compuestos orgánicos polibromados o bifeniles policlorados (PCB). Para los científicos, la situación está clara: “no podemos seguir contaminando porque todo lo que tiramos a la atmósfera o al agua nos lo acabamos comiendo”. Cfr: “Comida tiene peligros ocultos”. En, periódico La Nación, 7 de marzo de 2003, San José, Costa Rica, p. 21A.
{228} Cfr: Jackson y Marks, La Economía Verde, ICARIA,FUHEM, 1996. Un índice de bienestar económico sustentable ha sido aplicado a EE. UU., Alemania, Gran Bretaña, Austria, Suecia y Holanda, el cual se ha comparado con el PNB per capita, demostrando que a partir de cierto umbral, los costos sociales y ambientales de algunos consumos empiezan a tener impactos que reducen el nivel de bienestar, aun cuando el PIB siga creciendo.
{229} La teoría del equilibrio general solamente se ocupa de las condiciones formales de la existencia de un sistema de precios (condiciones de existencia, unicidad y equilibrio). La teoría del equilibrio reproductivo del sistema de coordinación del trabajo social se ocupa de las condiciones formales y materiales de ese equilibrio (sustentabilidad). Además, no se trata de un equilibrio “endogámico”, sino en relación con su entrono. Por último, no se trata de un equilibrio mecánico, sino de uno que toma en cuenta la complejidad.
{230} La ética capitalista se halla presente en las normas que rigen la producción y el intercambio de los bienes materiales. Es una ética de la igualdad formal, del cumplimiento de los contratos de compra-venta, y de la seguridad de la propiedad privada. Estas normas constituyen una “estructura de funcionamiento” de la sociedad capitalista, describen la estructura institucional manifiesta de esta sociedad y, por ende, abarcan todo el sistema jurídico-político.
{231} Hayek, F. A., “La pretensión...”, op. cit., pág. 17.
{231} El intento de hacer lo imposible no lleva necesariamente al caos, como sostienen Hayek y Popper, aunque sí permite llegar a conocer los límites efectivos de la posibilidad. Trascendiendo lo posible se llega a lo imposible, y la toma de conciencia de este carácter imposible de lo imposible, marca el espacio de lo posible. El intento de imponer lo imposible, sin permitir siquiera el aprendizaje sobre el descubrimiento de lo posible, sí parece conducir a crisis y catástrofes humanas.
{232} Un ordenamiento del “reino de la necesidad” (el proceso de producción y reproducción de las condiciones materiales de la vida real), únicamente es posible apoyándose en las relaciones mercantiles (el dinero y los precios monetarios, sobre todo). Lo incorrecto es la identificación de la inevitabilidad de las relaciones mercantiles con las relaciones capitalistas de producción, excluyendo la discusión acerca de la posibilidad de relaciones mercantiles de tipo socialistas (socialización del mercado, más que un pretendido socialismo de mercado).
{233} Este concepto de realidad como condición de la posibilidad de la vida humana está por lo general ausente en las ciencias empíricas. Estas elaboran una realidad abstracta, inclusive metafísica, producida desde la realidad aunque abstrayendo del hecho de que la realidad es condición de posibilidad de la vida humana. Se trata por consiguiente de una “realidad pura”, de una empiria. En las ciencias sociales, de seguro la economía es la que ha llevado más lejos la construcción de esta empiria: la economía de los neoclásicos es, pretendidamente, “economía pura”.
{234} Si corregimos el sesgo despectivo y condenatorio de la definición de utopía ofrecida por Lasky, podemos decir que “la esencia de la utopía” es la crítica de las condiciones presentes y la esperanza de un mundo mejor (Hinkelammert, 2002: 295).
{235} Aun así, hay que tomar distancia del concepto kantiano que pretende fundamentar normas universalistas y un principio de sociedad —la sociedad burguesa— por medio de una derivación puramente principalista. El imperativo categórico de Kant es de acción abstracta, y su ética es una ética de la ley y la norma.
{236} La relación entre utopía necesaria y utopía trascendental no es, con todo, mecánica, como si se tratara de una simple polaridad lineal. Aun cuando las dos imágenes corresponden a lógicas específicas y son por tanto incompatibles, en el sujeto viviente se entremezclan. Ningún sujeto tiene y puede tener una opción nítida y transparente en uno u otro sentido. En la interpretación de las situaciones concretas, las imágenes se forman juntas con las opciones del sujeto. Estas imágenes desempeñan el papel de categorías y el marco categorial es formado en la anticipación, sea de la vida o de la muerte. La opción entre la muerte y la vida se efectúa dentro de estos marcos categoriales, nunca en su exterior. En la anticipación de las respectivas proyecciones hacia lo infinito (la utopía), toman uno u otro significado.
{237} “En un lenguaje escueto y sin detallar el análisis, quizá se pueda resumir el contexto que da origen al llamado por una sociedad donde quepan todos de la siguiente forma: el hecho mayor de la coyuntura actual del mundo es ciertamente el imperio pavoroso de la lógica de la exclusión y la creciente insensibilidad de muchísimos en relación a ella” (Assmann, 1995: 2). Además, tengamos en cuenta que ausencia de exclusión no es sinónimo de ausencia de explotación (en su estricto sentido económico: extracción de trabajo impago —plustrabajo).
{237} El joven Marx encontró una expresión adecuada para esta relación de la crítica con la sociedad que el pretendía transformar: “la producción de las relaciones de producción mismas” (produktion der verkehrsform selbst).
{266b} Para los teóricos conservadores y neoliberales, la libertad es el sometimiento a las leyes del mercado y la aἀrmación de la autoridad. Para el anarquismo, la libertad se aἀrma como superación de toda autoridad y de la propiedad privada. En uno u otro caso, las alternativas se presentan polarizadas y maniqueas: orden o caos, mercado total o planiἀcación total, esclavitud o libertad.
{238} Esta interferencia ocurre en todos los modos de producción, si bien se vuelve predominante en la producción mercantil, ya que en esta ocurre igualmente la predominancia de la especificación de la necesidad en general a través de las relaciones de producción.
{239} Tanto el capitalismo como el socialismo han prometido una solución homogénea y universal para la totalidad de la humanidad. En un caso, el automatismo del mercado (la gran utopía de la sociedad burguesa), y en el otro el automatismo de su abolición (la utopía del comunismo). No obstante, ambos vinculan su solución con la vigencia de un progreso técnico ilimitado e irrestricto y con la promesa de un futuro esplendoroso pero indefinido, derivado de su magia.
{269b} El criterio que decide sobre las alternativas potenciales tampoco puede ser un principio abstracto, con todo tiene que haber un criterio sintético que medie la decisión. Deberá ser un criterio concreto sobre las posibilidades de vida de todos los seres humanos, que implica la vida de la naturaleza como el fundamento de toda posibilidad de vivir. No es posible sustentar este criterio por principios abstractos, como la tasa de crecimiento del producto social o la tasa de ganancia del capital. Sin embargo se trata de un criterio universalista, es el universalismo del ser humano concreto.
{270b} Sobre la distinción entre ἀnalidades, normas, ἀnes y medios puede consultarse, Hinkelammert y Mora, 2001: 88-89.
{240} “...no se puede hoy expresar de modo realista un proyecto de sociedad por medio de principios universalistas generales. Estos son precisamente hoy el problema y no la solución. Siendo hoy necesariamente complejas las soluciones realistas, su síntesis como proyecto puede ser solamente la referencia a una dimensión universal de solución que no predefina por principios generales el camino por emprender. El concepto de una sociedad en la que quepan todos sirve precisamente para eso” (DEI, 2001: 3). Con esto cambia toda relación con la utopía. Esta tiene que partir de lo presente para cambiar situaciones presentes; y tiene que hacerlo con una dimensión y anticipación en el tiempo que siempre es limitada y cambiante, guiada por la vida humana y sus condiciones de posibilidad.
{241} Que la relación vida/muerte sea la última instancia de toda ley y de toda institucionalidad, no se sigue de ello que la muerte sea la última instancia de la vida humana. La última instancia de la vida humana es esta vida misma, aunque no sea posible vivir fuera de la “caverna” de las instituciones, cuya última instancia es la relación vida/muerte. En este sentido, las instituciones son administración de esta relación vida/muerte, sin las cuales no se puede vivir, pero en la lógica de las cuales tampoco se puede vivir.
{241} Una variante de este “posibilismo conservador”, es el presentado por Karl Popper en su libro La Miseria del Historicismo (1973: 105-106). En este pasaje, Popper separa de manera radical las metas concretas y la utopía, y propone que para luchar eficazmente por metas concretas como la pobreza y el desempleo, hay que descartar la utopía y sus consecuencias funestas. El problema con esta posición es que, al rechazar toda utopía, en realidad se opta por la hipóstasis del capitalismo (la “sociedad abierta” de Popper) como el límite de la posibilidad de toda la historia. Con esto, se renuncia a cualquier medio concreto que pretenda alcanzar metas concretas, si este medio se inscribe en un horizonte de cambios al sistema social como un todo. Al separar metas concretas y utopía en términos polarizantes, se excluye como alternativa cualquier posibilidad concreta de eliminar “la pobreza y el desempleo” si esta posibilidad trasciende el capitalismo. Como resultado, la pobreza y el desempleo serían a la postre, inevitables. Se destruye lo posible en nombre de la prohibición de pensar lo imposible.
{242} Esto nos coloca en la vieja discusión sobre el “reformismo”, acerca de lo cual en este momento nada más recordamos que: “Se cae en el reformismo cuando se cree que el socialismo puede ser simplemente el resultado de una serie de reformas y no de un cambio total de signo del ordenamiento social. Las reformas tienen un valor revolucionario sólo si se insertan en un plan orgánico de transformaciones de la sociedad, de mutaciones, precisamente, de signo, de traspaso de poderes; es decir, si son una manifestación, parcial ciertamente, pero ligada al todo, de una transformación radical; si llevan en sí y contribuyen a hacer triunfar en la sociedad la lógica del socialismo” (Basso, 1972: 42).
{243} Las intervenciones desde el Estado no son las únicas posibles, más aún si se tiene en cuenta la necesaria emergencia de una sociedad civil (no empresarial) fuerte y participativa. Ahora bien, dado el carácter sistémico del accionar del mercado en todas las sociedades modernas, se requiere además una intervención sistemática del orden del mercado, que solamente puede ser emprendida por el Estado y por una recuperación de la política.
{244} Para Müller-Armack, la Economía Social de Mercado requiere la observancia y cumplimiento de siete principios fundamentales: 1) sistema de precios cercano a la competencia perfecta, 2) estabilidad de la moneda , 3) acceso libre a los mercados, 4) propiedad privada, 5) libertad contractual, 6) plena responsabilidad de políticas fiscales y, 7) transparencia económica. Con todo, más nos interesa recordar los cinco principios reguladores propuestos por él mismo: 1) control estatal de monopolios, 2) política redistributiva de ingresos, 3) reglamentación del trabajo, 4) garantía jurídica y, 5) salario mínimo. Aunque claramente insuficientes, estos principios reguladores apuntan en la dirección de una intervención sistemática de los mercados, que es el punto que queremos resaltar.
{245} Cfr: Wim Dierckxsens, 1998, capítulo 6.
{246} Y no faltan nada más criterios de verificación. Toda política de desarrollo presupone acciones concretas orientadas hacia el desarrollo, que han de orientarse según criterios de decisión. Los procesos de decisión se hallan estrechamente vinculados con sistemas de coordinación de la división social del trabajo, con las relaciones sociales de producción y los sistemas de propiedad. Estos procesos expresan los criterios formales de todas las acciones posibles dentro de un sistema dado y, en su formalismo, excluyen la realización de determinados fines en cuanto estos no sean factibles dentro del sistema de decisión establecido. En el sistema de coordinación correspondiente a las relaciones capitalistas de producción, rige el criterio de la ganancia, en cuanto criterio formal de decisión. En el sistema de coordinación correspondiente a las relaciones de producción socialistas en la antigua URSS, regía el criterio formal del crecimiento económico. Para superar los desequilibrios socioeconómicos y ambientales generados por uno u otro sistema, es preciso desarrollar un sistema de coordinación de la división social del trabajo en el cual el derecho a la vida sea una meta factible y, por tanto, una alternativa. Y sólo es posible afirmar la vida, concibiéndola y viviéndola a partir de su base real: los derechos concretos a la vida de todos los seres humanos.
{279b} “...necesitamos, más que nunca, de un áncora axiológica, o sea, de un referencial ético, material e histórico, que sirva para nombrar lo que hay de más esencial en la defensa de la vida y en la búsqueda de la solidaridad. Creo que apunta precisamente en esa dirección un lenguaje acerca de una sociedad en la que quepan todos. Pero, ya hemos visto que se trata de un principio orientador de carácter general. Nos hace falta, todavía, un criterio referencial concreto o si se preἀere, un criterio de verificación que pueda servirnos para mostrar dónde el principio orientador está siendo aplicado y dónde no se le da atención. Trátese, una vez más, de la relación entre el horizonte utópico (utopía) y las mediaciones históricas concretas. ¿Cuál es, hoy, el topos intra-histórico tangible alrededor del cual resulta todavía posible articular, paso a paso, una serie de consensos que representen concretizaciones históricas en la perspectiva del señalado horizonte utópico de que la vida vale, radicalmente? ¿Basta hablar genéricamente de la dignidad humana de todos los seres humanos, quedándonos en ese concepto genérico, o se requiere un referencial más explícito, por ejemplo, la dignidad inviolable de la corporeidad en la que se objetiva la vida, y sin la cual no tiene sentido hablar de lo espiritual? Creo que hay que moverse en esa dirección. Necesitamos de lenguajes inclusivos que puedan referirse a todos los cuerpos vivientes, sobre todo a los excluidos, pero también a los posibilitados. La vida corporal negada y la vida corporal admitida... La corporeidad, entendida como énfasis en los derechos de los cuerpos vivientes individuales y en los nexos corporales de su inserción en la amplitud compleja de la sociedad, puede servir como referencia uniἀcadora para tomar en serio, de forma conjunta, las necesidades y los deseos humanos” (Assmann, op. cit., p. 4, énfasis nuestro).
{247} Para un resumen y una extensión del debate latinoamericano acerca de la recuperación de los derechos humanos desde la óptica de la ampliación y profundización de la democracia, véase, Yamandú Acosta, Ciudadanía instituyente en América Latina, DEI, 2004.
{248} En este sentido, se trata de una radicalización del “enfoque de los derechos”, tal como ha sido propuesto por la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos o por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (cfr: Artigas, 2003). Desde el punto de vista del sistema de dominación, todas las violaciones son presentadas como necesidad fatal de la existencia del sistema y por ende, del orden. Es el sujeto quien las enfrenta en cuanto no acepta esta fatalidad —aparente o real— como última instancia. Frente a las violaciones específicas desarrolla exigencias y estas son expresadas como derechos humanos, que incluso se legalizan.
{249} “De esta manera el criterio de los DDHH podría ser un criterio de especificación del criterio propuesto de una economía para la vida, o de la propiedad orientada a la vida y no al capital. Naturalmente esto conduciría a una reconstrucción de los DDHH desde una perspectiva intercultural y no occidental-céntrica, concreta y no formalista, etc.” (Gutiérrez, 2004: 5).
{250} Es posible seguir entendiendo esta transformación económica, al menos en un primer momento o etapa histórica, en términos de revertir el subdesarrollo de los países latinoamericanos, tal como este surgió en el siglo XIX y se consolidó en el XX. Cfr: Mora, 2005.
{251} Desde luego, todos estos derechos presuponen la inviolabilidad de la vida, tanto en su corporalidad como en su dignidad.
{252} Esta afirmación del derecho a un trabajo digno y seguro presupone (o al menos no cuestiona) la permanencia del contrato de trabajo (individual o colectivo). Desde una perspectiva poscapitalista, deberá buscarse una ruptura entre la obtención de un ingreso y el vínculo con el mercado, introduciendo el derecho a un ingreso ciudadano, con base en el cual los derechos y deberes de los ciudadanos se deriven de “contratos” con la comunidad (cfr: Dierckxsens, 2003: 178-179).
288. En el horizonte utópico, el objetivo central es la universalización de la satisfacción de las necesidades humanas en general, y no solamente de las que hemos denominado, “básicas”.
{254} Esta nueva participación democrática suele expresarse en la actualidad por un fortalecimiento del régimen parlamentario, extendiendo la elección directa en la escogencia de los regidores municipales y diputados, así como implementando los mecanismos de revocatoria de mandato en los puestos de elección popular, la rendición efectiva de cuentas, el referéndum y la consulta popular. En fin, recuperar y ampliar el ámbito de la Política a partir del ejercicio democrático y popular del poder.
{255} Esto exige “...una democratización de los medios de comunicación, cuyo monopolio en manos de los grupos capitalistas más super concentrados y prepotentes es incompatible con cualquier justicia electoral o soberanía democrática real” (Perry Anderson, 1996: 35).
{256} Para el nivel del proceso de trabajo en general (o mejor dicho, de la coordinación social del trabajo en general), no habría que buscar un “valor-trabajo” sino un “valor-en-general”. Si preguntamos por la factibilidad de una “teoría general del valor”, en esta el concepto central no es el “tiempo de trabajo” sino el “tiempo de vida” (que incluye el tiempo natural involucrado en el proceso de (re)producción); no es el valor-trabajo sino la reproducción de la vida humana. Una “teoría general del valor” no puede ser una teoría del “valor-trabajo”, sino una teoría del “valor-vida-humana”. Es claro que Marx no dio este paso, aun cuando hizo importantes sugerencias al respecto.
{257} Para Marx, el trabajo abstracto es la “sustancia del valor” de las mercancías (lo que no deja de ser problemático), mientras el trabajo socialmente necesario es el indicador de la medida de este trabajo abstracto. No obstante, al menos de forma implícita, Marx advierte que el tiempo de trabajo abstracto es en realidad la medida del valor, es decir, la medida capitalista (distorsionante, tendencialmente irracional) del “valor-en-general”.
{258} Entendemos por socialización del proceso de trabajo, al proceso de transformación de la multiplicidad de trabajos específicos en trabajo humano general. El primer paso definitivo para esta socialización del trabajo es la creación de un sistema de división social del trabajo.
{258} Recordemos la definición del trabajo socialmente necesario presentada por Marx en el capítulo I: “Tiempo de trabajo socialmente necesario es aquel que se requiere para producir un valor de uso cualquiera, en las condiciones normales de producción y con el grado medio de destreza e intensidad de trabajo imperantes en la sociedad” (ibid., 6,7). Entonces, según Marx, un valor de uso encierra un valor por ser materialización de trabajo humano abstracto. La magnitud de este valor se mide por la cantidad de este trabajo abstracto, el tiempo de su duración, “siempre y cuando” se trate de trabajo socialmente necesario, “trabajo humano igual, inversión de la misma fuerza humana de trabajo”. Entonces, el trabajo socialmente necesario es trabajo humano en general, abstracto, y además de ello, homogéneo, cualitativamente igual. Pero la relación entre el trabajo abstracto y el trabajo socialmente necesario no es tan simple como se acostumbra repetir: el trabajo abstracto es la sustancia y el trabajo socialmente necesario es la magnitud del valor. El trabajo socialmente necesario es una abstracción ulterior del trabajo abstracto, que implica su homogeneización en función de una medida de equivalente general. Ahora bien, si el trabajo socialmente necesario es una categoría específicamente mercantil, ¿cuál es su correspondiente al nivel del proceso de trabajo? O de otra manera: ¿cómo medimos el tiempo de trabajo humano
general al nivel del proceso de trabajo en general? La respuesta a estas preguntas podemos ensayarlas del modo siguiente: al nivel del proceso de trabajo en general, el “trabajo” no se refiere al tiempo de trabajo efectivo empleado en la producción de un determinado valor de uso, sino al tiempo de reproducción de la vida humana que permite reproducir, no sólo ese valor de uso, sino las condiciones de reproducción del sujeto productor y de la naturaleza. Luego, el trabajo socialmente necesario será en este caso el que permite esta reproducción del sistema de división social del trabajo. No obstante, hablar en este caso de sistema de división social del “trabajo” parece restrictivo y hasta injustificado, aunque insistimos en que “trabajo” no se refiere aquí al tiempo de trabajo empleado de manera efectiva en la producción de un valor de uso, sino “trabajo” como metabolismo social de intercambio con la naturaleza. Ampliaremos este análisis más adelante.
{260} En la última oración de este párrafo queda claro que, según Marx, una “teoría del valor en general” (que él no discute) no puede ser una teoría del valor-trabajo.
{261} El valor de uso de la mercancía no presupone relación alguna con el tiempo de trabajo de los sujetos productores. Además, está comprendido en esta problemática un valor ecológico que establece las condiciones materiales de reproducción de la biosfera del planeta.
{262} Lo importante sería explorar la posibilidad (y la necesidad) de una “teoría general del valor”, en el plano de generalidad del proceso de trabajo. Esta teoría general del valor no puede ser una teoría del valor-trabajo, sino una teoría del “valor-vida-humana”.
{263} No obstante, también habla de las determinaciones esenciales del valor, las cuales ubica en el proceso de trabajo en general. Refiriéndose a las relaciones que median entre Robinson y los objetos que forman su riqueza, dice: “Y, sin embargo, en esas relaciones se contienen ya todos los factores sustanciales del valor” (ibid., 42).
{264} “Para determinar y comparar las áreas de dos polígonos hay que convertirlas previamente a triángulos. Luego, los triángulos se reducen, a su vez, a una expresión completamente distinta de su figura visible: la mitad del producto de su base por su altura. Exactamente lo mismo ocurre con los valores de cambio de las mercancías” (ibid., 5).
{265} Debemos advertir en este punto, que siguiendo a Marx, el mercado hace abstracción del valor de uso de las mercancías, de modo que una teoría de las relaciones del intercambio mercantil debe capturar esta característica de la producción mercantil: no puede reintroducir en el análisis lo que el mercado ha excluido en la realidad del intercambio mercantil. Por eso, la relación de intercambio mercantil es una relación de equivalencia (transitiva, simétrica y reflexiva). Pero en el plano de una “teoría general del valor” (del valor-vida-humana), el intercambio no se establece, no se lleva a cabo, en un conjunto equivalente, sino, a lo sumo, en un conjunto ordenado. Se trata además, de una relación de orden parcial, no total, pues no todos los elementos que componen los productos del proceso global de producción entran necesariamente en esa relación. Y no nos referimos sólo al “autoconsumo”, sino sobre todo a las condiciones que permiten la reproducción del sistema (la vida humana más allá del trabajo y de los medios de producción, o sea, más allá del proceso de trabajo en cuanto proceso técnico). Ciertamente, todo sistema de división social del trabajo debe ser un sistema ordenado, aunque no necesariamente un conjunto equivalente.
{266} El trabajo abstracto es “abstracto” porque hace abstracción del valor de uso, vale decir, de las condiciones materiales que permiten la reproducción de la vida, de la vida humana y de la naturaleza. La producción mercantil reduce los valores de uso a mero “cuerpo material” de las mercancías, algo que Marx entendió perfectamente.
{267} Esta distinción es realmente importante. Nos obliga a distinguir con claridad entre el valor de uso en general (nivel del proceso de trabajo) y el valor de uso de la mercancía. Además, el valor de uso de la mercancía presenta un desdoblamiento ulterior entre el valor de uso real y el valor de uso formal (ver Afanasiev y Lantsov, p. 53).
{268} Y más que simplemente por un acto de cambio, por un acto de compra-venta, o al menos, un acto de cambio voluntario de equivalentes.
{268} Este pasaje contiene la clave para diferenciar entre “trabajo humano en general” y “trabajo abstracto”. Este último es, como ya se indicó, trabajo en general específicamente mercantil capitalista, en la medida en que se trata de trabajos privados, autónomos e independientes. Por ello mismo, la cantidad de trabajo abstracto debe medirse en términos de trabajo socialmente necesario (homogéneo, igual). “Si los objetos para el uso se convierten en mercancías, ello se debe únicamente a que son productos de trabajos privados ejercidos independientemente los unos de los otros. El complejo de estos trabajos privados es lo que constituye el trabajo social global. Como los productores no entran en contacto social hasta que intercambian los productos de su trabajo, los atributos específicamente sociales de esos trabajos privados no se manifiestan sino en el marco de dicho intercambio” (El Capital, Editorial Siglo XXI, Libro I, p. 89, énfasis nuestro). Con la generalización de la producción
{304B} Este pasaje contiene la clave para diferenciar entre “trabajo humano en general” y “trabajo abstracto”. Este último es, como ya se indicó, trabajo en general especíἀcamente mercantil capitalista, en la medida en que se trata de trabajos privados, autónomos e independientes. Por ello mismo, la cantidad de trabajo abstracto debe medirse en términos de trabajo socialmente necesario (homogéneo, igual). “Si los objetos para el uso se convierten en mercancías, ello se debe únicamente a que son productos de trabajos privados ejercidos independientemente los unos de los otros. El complejo de estos trabajos privados es lo que constituye el trabajo social global. Como los productores no entran en contacto social hasta que intercambian los productos de su trabajo, los atributos especíἀcamente sociales de esos trabajos privados no se maniἀestan sino en el marco de dicho intercambio” (El Capital, Editorial Siglo XXI, Libro I, p. 89, énfasis nuestro). Con la generalización de la producción mercantil, los trabajos privados de los productores adoptan un doble carácter social: 1) en cuanto trabajos útiles determinados, tienen que satisfacer una necesidad social determinada, sin embargo la prueba de esta eἀcacia sólo se realiza en el intercambio; 2) sólo satisfacen las necesidades de sus propios productores en la medida en que puedan intercambiarse por otra clase de trabajo privado útil, el cual le es equivalente. Esta equivalencia implica el carácter social de la igualdad entre los diversos trabajos privados, pues de lo contrario no podrían intercambiarse. Tiene que tratarse, en efecto, de trabajo socialmente necesario. Ahora bien, en el plano de “la producción en general” la prueba de la eἀcacia de un valor de uso no da el rodeo del intercambio mercantil, y su medida está en función de la reproducción de la vida humana, no en función de la equivalencia mercantil.
{269} Falta además, el análisis que permite entender cómo la vida es transformada en el trabajo y la naturaleza es reducida a factor de producción. Este análisis es capital, pues permite plantear y justificar la importancia de una teoría general del valor, no del valor-trabajo, sino del valor-vida-humana; al mismo tiempo que capta la especificidad contradictoria de la producción capitalista.
{270} De manera que con la transformación de la vida en el trabajo y de la naturaleza en la tierra, los valores-vida-humana son convertidos en valores de cambio, o dicho de otro modo, los productos del proceso de trabajo son transformados en mercancías.
{271} En la visión de Marx, esta crítica de las ideologías está íntimamente vinculada con la coherencia lógica de los pensamientos. Un pensamiento económico que parte de la demanda y no de las necesidades, es a la vez ideológico y sin coherencia lógica. Solamente el partir de las necesidades permite la coherencia lógica, y al mismo tiempo una crítica efectiva de las ideologías. La coherencia lógica y la crítica de las ideologías llega a ser en el fondo lo mismo.
{308B} Igual cosa ocurre con la neurosis y con la criminalidad. Para transformar el ser humano en un medio de producción —lo que implica su posible obsolescencia económica, es decir, su eliminación— se necesita además aparatos de represión especíἀcamente humanos (el Estado). Del hecho de que nada más con aparatos de represión especíἀcamente humanos es factible transformar al ser humano en medio de producción, se sigue que ser humano no es medio de producción, sino sujeto humano. En cuanto sujeto mercantil, es medio de producción, lo que se deriva del hecho de que para él se aplica también la obsolescencia económica. Una concepción de la racionalidad económica a partir de las necesidades, en cambio, parte del sujeto humano como único elemento del proceso productivo para el cual no puede haber obsolescencia económica.
{272} En la película “El padrino”, este calcula su “protection money” de acuerdo con la capacidad del negocio que extorsiona. No puede elevarlo a tal nivel que haga que el negocio quiebre, con lo que la extorsión también se termina.
{273} En una economía mercantil, el “valor” en torno al cual gira el “precio de producción”, y que representa su magnitud en función del trabajo abstracto creado en el proceso productivo, es igualmente un proyecto de este tipo, uno en el cual la distribución del producto social se equilibra según una repartición proporcional de ese producto (en función del gasto de trabajo de cada productor). Pero insistimos, es un proyecto, no una tendencia, ni una ley.
{274} Una magnitud escalar se especifica dando únicamente un número y las unidades adecuadas: una distancia, una longitud, un volumen, una masa, una temperatura, un acervo. En física, un vector se especifica dando una dirección y un valor o tamaño (su módulo). En nuestro caso, no está involucrada una “dirección” en el sentido de desplazamiento, sino un lapso de tiempo.
{275} Marx jamás habla de alguna “pura apariencia” en relación con alguna esencia verdadera. En esto consiste precisamente el contenido de toda su crítica a Hegel. La ortodoxia marxista, en cambio, abunda en referencias a una “pura apariencia”. El problema entre manos sería entender las razones de por qué el pensamiento de Marx ha sido desarrollado (desvirtuado) de este modo, en vez de imputar este resultado artificialmente a Marx.
{276} La física de Ptolomeo también recurría a este tipo de hipótesis ad hoc (ficciones) para salvar las apariencias: “...la Astronomía de Ptolomeo introduce una novedad verdaderamente revolucionaria: la Astronomía va a independizarse de la Física aristotélica. Ptolomeo, en efecto, creará un nuevo sistema astronómico que dará razón de los movimientos aparentes de los astros mediante la suposición de movimientos teóricos; de los movimientos más convenientes, sin que el astrónomo se pronuncie sobre la realidad o no realidad de estos últimos... Hay, sin embargo, una característica por la cual la teoría ptolemaica permanece fiel al realismo de la antigüedad: el geocentrismo. Es este un rasgo que da que pensar si la autonomía teórica y la arbitraria libertad que reclama una teoría racional cualquiera no será la exacta contrapartida de la fiel sumisión a un profundo y decisivo error en el cual se cae sin crítica ni examen. En el caso concreto de Ptolomeo resulta muy claro que toda esta exuberancia de órbitas, deferentes, epiciclos y ecuantes que parece liberar a la mente de toda sujeción, no es más que un conjunto de ficciones a las que hay que echar mano cuando se es todavía prisionero de un fundamental error. Cuando la ciencia reclama muchas libertades es precisamente cuando más afirma una sola servidumbre” (Samuells, 1961, pp. 117-118).
{277} Ocurre similarmente cuando preguntamos ¿por qué los ríos corren montaña abajo?, o ¿por qué un objeto contundente lanzado con fuerza al aire regresa a la tierra? Se podrían inventar muchas hipótesis ad doc para explicar estos hechos (como en la física aristotélica), aunque en definitiva la explicación tiene de nuevo que ser sustentada en términos de la ley de la gravedad.
{277} En su manual de microeconomía, Hirshleifer y Glazer lo exponen con la ingenuidad científica característica del pensamiento neoclásico: “Adam Smith afirmó que la mano invisible del interés propio lleva a los individuos a fomentar los intereses de los demás. Los economistas han afirmado esta idea en términos más exactos... El problema es que el teorema de la mano invisible es demasiado bueno para ser cierto” (1992: 512, 515).
{278} Popper, Karl: “Predición y profecía en las ciencias sociales”, en El desarrollo de conocimiento científico. Conjeturas y refutaciones. Buenos Aires, Paidós, 1965: 394.
{279} En las ciencias empíricas es corriente referirse a algún observador absolutamente informado, desde el diablillo de Laplace, el observador informado de Max Planck, o el actor con conocimiento perfecto de la teoría económica neoclásica. Es evidente que el mundo no es complejo desde el punto de vista de tal observador o actor perfectamente informado. Desde esta perspectiva, el mundo es simple.
{280} Samuelson: “Nadie espera que el salario de competencia de un hombre sea igual que aquél de un caballo”. Samuelson, Paul A.: Volkswirtschaftslehre. Eine Einführung. Bund-Verlag. Köln, 1981. 11. Auflage. II, 261.
{281} Ver: Sraffa, Piero: Producción de mercancías por medio de mercancías. Oikos, Madrid, l975. Sección 8, p. 25.
{282} Los conceptos de situaciones ideales derivados de mecanismos de funcionamiento son un producto de la modernidad. En el pensamiento griego no existen. En este se halla la contraposición entre construcciones ideales y realidad; sin embargo, estas construcciones ideales son estáticas. Así, por ejemplo, en la geometría de Euclides se trata de construcciones ideales de la recta, del punto o del triángulo, sobre las cuales reflexiona Platón en su relación con rectas reales, puntos reales y triángulos reales.
{322b} Ambos autores, por cierto, no han escapado de la simpliἀcación y el reduccionismo posteriores. Así, muchos análisis marxistas recuerdan más bien al “esencialismo” medieval, al tiempo que algunos han pretendido reducir el tipo ideal weberiano a una ecuación de regresión estocástica. Con todo, la separación radical de la realidad —en sí misma no escindible— entre “esencia” y “apariencia” no pertenece al pensamiento dialéctico sino a la metafísica medieval (esencialismo). Lo que el pensamiento dialéctico sí sostiene es que la “estructura básica” y las formas fenoménicas de la realidad son distintas y con frecuencia contradictorias, por lo que el sentido común y la práctica utilitaria inmediata no proporcionan una comprensión profunda de las cosas y de la realidad. El intento de conocer directamente la complejidad del todo social, la pretensión de explicarla de manera inmediata a partir de los “datos reales” presentados por la empiria, produce sólo una aproximación parcial y poco precisa del objeto investigado. Esto no signiἀca que la esencia sea “más real” que el fenómeno. Este simplemente es algo que, a diferencia de la esencia, se maniἀesta de modo inmediato y más a menudo, pero en todo momento la realidad es la unidad del fenómeno y la esencia, como bien apuntó Karel Kosik. De hecho, no existe otra posibilidad de penetrar en la esencia de las cosas si no es a partir de sus apariencias, las cuales deben también ser explicadas, pues es precisamente con ellas que nos topamos en nuestra vida diaria.
{283} Ya a mediados del siglo xx, Arrow y Debreau llevarían a término el modelo básico del equilibrio general competitivo, trabajo que les haría merecedores del premio Nobel.
{284} A estos análisis mediante situaciones ideales debe su existencia incluso un género literario surgido en la segunda mitad del siglo xix. Se trata de la novela policiaca, que gira alrededor de la imaginación del crimen perfecto, esto es, un crimen sin errores por parte del homicida. No obstante, Sherlock Holmes descubre el fracaso de cualquier intento de una aproximación infinita al crimen perfecto. Detrás del crimen en apariencia perfecto él descubre el crimen real, que siempre y necesariamente resulta ser un crimen calculado de forma eficiente. Hay crímenes que no son descubiertos, pero no hay crímenes perfectos. El goce de la novela policiaca consiste en el descubrimiento de este hecho.
{285} La geometría griega en general, y la euclídea en particular, es una ciencia del espacio, de tal modo que nunca desliga sus razonamientos de las figuras que se construyen en el ámbito de la representación sensorial. Sus teoremas contienen tanto una verdad matemática, abstracta, referida a la coherencia lógica entre definiciones, nociones comunes y postulados, como una verdad material, pues las propiedades manifiestas en las figuras geométricas pueden considerarse como hechos de la experiencia en una primera etapa del conocimiento científico. Se trata entonces de una ciencia empírica del espacio, si bien no se limita a describir propiedades sino que las racionaliza. Son ciencias racionales por su método, y empíricas por su objeto. Los diversos teoremas de la geometría euclídea están racionalmente eslabonados en virtud de un método deductivo, pero dichos teoremas se refieren a propiedades del espacio, entendido como una entidad no construida de forma directa por la razón abstracta.
{285} Se trata del mismo “fetichismo monetario” que advierten Daly y Cobb: “...si el dinero fluye en un círculo aislado, lo mismo harán los bienes; si los saldos monetarios pueden crecer eternamente a una tasa de interés compuesto, lo mismo puede ocurrir con el pnb real” (Daly y Cobb, 1993: 42). Otro serio problema con este tipo de razonamiento es que generaliza mecánicamente criterios individualistas a toda la sociedad, pues tal como afirma Georgescu-Roegen, “maximizar la utilidad descontada —como predican los economistas convencionales— sólo podría tener sentido para un individuo porque, siendo mortal, el
individuo no está seguro de que pueda estar vivo ni siquiera mañana. Es, sin embargo, totalmente inepto para la humanidad confiar en los ejercicios matemáticos... que descuentan el futuro” (1994: 317).
{287} Como bien atestiguan las investigaciones más recientes, ninguna clonación podría ser una copia perfecta del ser humano clonado, ya que una parte significativa de la personalidad y la individualidad de cada sujeto no la determinan los genes.
{288} Perroux lo dice de esta manera: “.esta racionalidad (capitalista) no es más que un paso más hacia este ideal de racionalidad que como todo ideal es una asíntota inaccesible” (1967: 56).
{289} A partir de la filosofía de Pierce, Apel dice: “El lugar de los ‘principios constitutivos’ de la experiencia kantianos es ocupado, en cierto modo, por los ‘principios regulativos’, pero presuponiendo que los principios regulativos in the long run tienen que revelarse como constitutivos. Desplazando la universalidad y necesidad de la validez de las proposiciones científicas a la meta del proceso de la investigación, Pierce es capaz de evitar el escepticismo de Hume, sin aferrarse con Kant a la necesidad o a la universalidad de las proposiciones científicas actualmente válidas” (Apel, 1985, t. II: 165).
{290} “Un cuerpo que oscila alrededor de uno de sus puntos constituye un péndulo físico. Por ejemplo, una esfera suspendida en el extremo de un hilo y que oscila alrededor del otro extremo del mismo es un péndulo. Si la esfera se reduce a un punto sin anular su masa, el hilo es inextensible y en el punto alrededor del cual oscila no hay roce: se trata de un péndulo ideal... En condiciones ideales, este movimiento oscilatorio nunca se detendrá” (Diccionario Océano Mentor, 1998: 208, énfasis nuestro).
{291} La utilidad de este ejemplo no se limita al tema aquí analizado. Recordemos que bajo la impronta mecanicista, la ciencia económica, desde su nacimiento, llegará a concebir el “sistema económico” como un circuito permanente, como un movimiento perpetuo, incluso perpetuamente expansivo, de creación y acumulación de riqueza (valor). Además, los economistas como Paul Samuelson y Milton Friedman recurren de modo constante a este tipo de ejemplos cuando pretenden aclarar que el pensamiento teórico debe trabajar sus modelos abstractos libres de “fricciones”. Tal como señaló Georgescu-Roegen, “la disciplina económica se fundamenta en este tipo de movimientos de péndulo” (en Aguilera y Alcántara, 1994: 308).
{292} “Admitamos que no es intrínsecamente absurdo, aunque esté muy lejos de su realización, la idea de viajar por telégrafo... En otras palabras, el hecho de que no podamos telegrafiar la estructura de un ser humano de un lugar a otro, parece deberse a dificultades técnicas, en particular a la de mantener la existencia de un organismo durante esta reconstrucción radical. En sí misma, la idea es altamente plausible” (Weiner, 1969: 89). No existe por tanto ningún sueño humano que no quede incluido en el futuro del progreso técnico, incluyendo la inmortalidad.
{293} Así, por ejemplo, en la matemática del caos, los atractores predecibles (punto fijo, ciclos límites y otros) son sustituidos por “atractores extraños”, que poseen una estructura mucho más compleja que los anteriores (cfr. Fernández, 1994: 54-55, 87-89).
{294} Como han descubierto los genetistas, la estructura del ADN de un chimpancé coincide en un 99% con la del ser humano. El 1% restante hace la gran diferencia.
{335b} Quizás el siglo xx es el siglo de la formulación más agresiva de lo utópico. Se trata de las tres grandes utopías de este siglo: i) la utopía real-socialista de la aproximación al comunismo a partir de la maximización del crecimiento económico, ii) la utopía fascista de la aproximación mediante una guerra eterna a un mundo sin utopías (continuada hoy por el neoconservadurismo y la mayoría de los pensamientos posmodernos), y iii) la utopía de la aproximación al interés general por medio del mercado total y globalizado. Estas utopías poseen rasgos centrales en común. Todas son desarrolladas y celebradas en nombre de las ciencias empíricas. Aparecen en nombre del realismo, que intenta convencernos con el argumento aparente de la aproximación asintótica inἀnita. Todas son utopías conservadoras, prometiendo un futuro total con la condición de renunciar a cualquier crítica de la sociedad a la que cada una se reἀere de modo utópico. Por eso cada una se presenta también como “fin de la historia”. Se promete la utopía como resultado de la renuncia a toda crítica y a toda resistencia, declarando el statu quo como el mejor de los mundos posibles, no admitiendo siquiera pensar más allá del mismo.
{295} “No será posible una política realista a no ser que ella sea concebida con la conciencia de que sociedades concebidas en su perfección no son sino conceptos trascendentales a la luz de los cuales se puede actuar, pero hacia los cuales no se puede progresar. Por lo tanto, el problema político no puede consistir en la realización de tales sociedades perfectas, sino tan sólo en la solución de los muchos problemas concretos del momento.[No obstante] al solucionar problemas concretos hay que pensar la solución de ellos en términos de una solución perfecta, para poder así pensar realistamente en qué grado es posible acercarse a la solución en términos de su posibilidad. Sin pensar la solución en su perfección no es posible la solución posible, mientras que la ilusión empírica en relación a la solución perfecta distorsiona y oscurece de nuevo lo posible” (Hinkelammert, 1984: 28-29).
{295} Alquimia significa etimológicamente el arte de fundir y mezclar metales. No obstante, la esfera de acción de los alquimistas, sobre todo en Europa entre los siglos XII y XVIII , se centraba en la búsqueda de la “piedra filosofal” que permitiría alcanzar el sueño de convertir metales comunes en oro y plata, o de conseguir el elixir de la inmortalidad. Aunque algunos resultados de los alquimistas serían precursores de la química y la medicina, su promesa de crear oro y de conseguir la perfección humana condujo de modo inevitable a la aparición de imitadores y falsificadores que buscaban enriquecerse a costa de la ingenuidad y la codicia de reyes y aristócratas.
{338b} La primera ley de la termodinámica (principio general de la conservación de la energía) invalida la búsqueda alquimista del móvil perpetuo. Este consistiría en una máquina que produjera trabajo sin consumir una cantidad equivalente de energía. El principio general de conservación de la energía excluye esta posibilidad, ya que siempre que desaparece una cantidad de cierta clase de energía aparece una cantidad exactamente equivalente de otra clase.
{296} “...un realismo que ha encontrado la duda científica ya no pertenece a la misma especie que el realismo inmediato. De la misma manera, uno se convence de que un racionalismo que corrigió juicios a priori, como ocurrió con las nuevas extensiones de la geometría, ya no puede ser un racionalismo cerrado” (Bachelard, en Bourdieu et al., 1986: 222). El realismo inmediato es anterior al desarrollo de la ciencia moderna, pero el realismo científico es indispensable para que la ciencia no divague en especulaciones metafísicas.
{297} Muchos lectores encontrarán problemática esta afirmación, no obstante el tema es determinante. La reproducción y el desarrollo de la vida es “criterio de verdad”, de verdad práctica (en cuanto vida humana) y teórica. La objetividad de la realidad no antecede a la vida humana, sino que es tanto su producto como su presupuesto (Cfr. Dussel, 2001: 241-249).
{298} Hablamos de aproximación “transversal” por oposición a “asintótica”, y el término hace referencia a la introducción de fuerzas compensatorias que contrarrestan aquellos fenómenos de la realidad que impiden una aproximación asintótica infinita.
{299} Ocurre como en el arbitraje de un partido de futbol: entre mejor sea el desempeño de las funciones arbitrales, menos se notará el árbitro y más fluido y atractivo será el juego, aunque el árbitro y sus guardalíneas siempre estarán allí.
{300} Aunque las imperfecciones en los mercados, el comportamiento estratégico, las externalidades y la existencia de bienes públicos se aceptan por lo regular como obstáculos que impiden alcanzar un óptimo de Pareto, también es frecuente la tesis de que la “intervención” en los mercados sólo agravaría los problemas o, más aún, que la existencia de tales problemas es resultado directo (¡y “prueba”!) de tal intervención.
{301} Perroux ha realizado una crítica similar desde el estructuralismo, aunque no tanto al concepto de equilibrio general sino a la imposibilidad de que una economía de mercado pueda construir, por sí misma, una totalidad económica coherente y autorregulada (Perroux, 1978).
{302} Ferguson (1975: 228) notó también este resultado, sin embargo luego de mencionarlo simplemente lo deja de lado para seguir con su exposición de la teoría del precio en los mercados de competencia perfecta: “La competencia perfecta es un concepto muy estricto que sirve de base al modelo más importante de la conducta empresarial. La esencia del concepto... reside en que el mercado es totalmente impersonal. No existe una rivalidad entre los productores en el mercado, y los compradores no reconocen su competencia recíproca. Es por esto por lo que, en cierto sentido, la competencia perfecta describe un mercado en el que hay una completa ausencia de competencia directa entre los agentes económicos. Como concepto teórico de la economía se aparta mucho de la idea que el empresario tiene de la competencia”.
{303} “La competencia completa contradice fundamentalmente las condiciones esenciales del sujeto, del agente, del operario. No es compatible con la introducción en el sistema del espacio y el tiempo. La competencia completa es incompatible con la actividad de agentes heterogéneos en un medio heterogéneo” (Perroux, 1978: 190).
{303} Agradecemos a Larry Willmore el habernos suministrado copia de la versión original en inglés de este texto (1937), la cual hemos confrontado con la traducción alemana que utilizamos de referencia (1952) para obtener una mejor traducción al español.
{304} El análisis teórico de la división social del trabajo lleva a hacer abstracción de las relaciones mercantiles, de los precios, del marco institucional y de las “fricciones” de su entorno, pero no del objeto mismo, esto es, la especialización productiva, la interdependencia entre productores/consumidores y el intercambio entre los productores.
{305} “Existence theorems —theorems which state that a unique solution exist for a set of equations— teach us very little about economic behaviour. Obviously, in real world unique price and quantities are somehow determined, and one might think that the economist’s time is better spent discovering how the market produces a unique solution that in worrying whether a Walrasian system is solvable” (Blaug, 1979: 609).
La solución única es la solución efectiva en cada momento. No obstante, teóricamente esta “solución única” no se la puede explicar porque es el resultado de la interdependencia de una infinitud de factores, económicos y extraeconómicos. Luego, la explicación tiene que proceder a partir de análisis concretos de situaciones concretas, por análisis de coyuntura en cada caso, inscritas en un marco de variabilidad que permita el análisis científico de sus tendencias generales y su estructura básica. Al igual que en la ley de probabilidades (ley de los grandes números) la ciencia no explica situaciones particulares, pues estas son únicas e irrepetibles.
{350b} En cierto sentido (si bien no de manera apologética), Daly y Cobb han generalizado este punto de vista al aseverar que para que el mercado realice de modo adecuado sus funciones de asignación, debe operar dentro de un marco de restricciones y condiciones que el mercado mismo no puede crear o resolver, como la competencia, el conḀicto entre la equidad y la eἀciencia o el respeto por una escala de producción ecológicamente sostenible (1993: 52-62). Así como la economía es un subconjunto del sistema ecológico, los precios y el mercado son un subconjunto del sistema de división social del trabajo, de manera que este último ἀja condiciones para la operación de los mercados que el mercado mismo es incapaz de crear.
{306} Los derechos de propiedad son entendidos como derechos de posesión, uso, venta y acceso a la riqueza. La propiedad abarca la propiedad física (objetos de consumo, tierra, equipo de capital) y la propiedad intangible (ideas, poemas, fórmulas químicas y algoritmos de inversión para el mercado de valores).
{307} En su manual de microeconomía, Hirshleifer y Glazer lo exponen con la ingenuidad científica que caracteriza al pensamiento neoclásico: “Adam Smith afirmó que la mano invisible del interés propio lleva a los individuos a fomentar los intereses de los demás. Los economistas han afinado esta idea en términos más exactos... El problema es que el Teorema de la Mano Invisible es demasiado bueno para ser cierto” (1992: 512, 515).
{307} Esta interferencia ocurre en todos los modos de producción, si bien se vuelve predominante en la producción mercantil, ya que en esta ocurre además la predominancia de la especificación de la necesidad en general a través de las relaciones de producción.
{308} No es casual que en su condición de verbo, la palabra inglesa fashion signifique moldear, formar.
{309} Todos los subespacios económicos con subempleo estructural, dotación múltiple de materias primas y potencial de industrialización, están sujetos a la explotación económica por parte de los centros desarrollados.
{310} La extracción de excedentes no define la situación de explotación económica, aun así es un elemento adicional de una situación básica de explotación. Mide la parte extraída del producto realmente producido, aunque no da cuenta del producto potencial no producido.